El hombre más rápido del mundo [Libre]

Ya había perdido la cuenta de los seminarios a los que había asistido, el progreso de las tecnologías sumado al efecto Omega era todo un desafío, surgían miles de teorías, avances de un día para otro y en un abrir y cerrar de ojos lo más puntero se quedaba obsoleto. Trabajar para Stark suponía un reto constante y las megacorporaciones como Wayne Enterprises, S.T.A.R Labs o LexCorp no lo ponían nada fácil. Adoraba mi trabajo y me volcaba en él todos los días, iba a congresos, simposios, convenciones y leía todo lo que llegaba a mis manos para poder estar al tanto de las novedades. La era digital había tomado un nuevo rumbo y no descansaba, la información te bombardeaba constantemente, en un momento podías estar en lo más alto para después caer en picado.

Y a eso me disponía, era un sábado espléndido, hacía Sol, pero había viento y más en la azotea de uno de los rascacielos más altos de Central City. Llevaba en la ciudad desde el jueves y hasta que se resolviesen los procesos que tenía pendientes mi volumen de trabajo no era muy grande, por lo que había decidido pasar el fin de semana en el hogar de Flash. De hecho, tenía pensado visitar el museo dedicado a él, tenía entendido que aparte de las exhibiciones, albergaba un amplio almacén con armas y mi raíz militar daba saltitos de emoción.
¿A qué altura estaría? Quizá unos cuantos metros menos que la Torre Stark, unos ¿350? Bien, sería un vuelo agradable. Extendí mis brazos a la altura de mis hombros para comprobar que las membranas se desplegaban correctamente, activé el GPS con la pulsera que llevaba en la muñeca izquierda y me ajuste la visera que cubría mis ojos, al momento me mostró un mapa de la ciudad y la dirección de las corrientes de aire. Era un prototipo, pero funcionaba increíblemente bien. Justo cuando fui a poner el pie sobre el borde de la azotea una ráfaga de viento me azotó en la cara y cuando me quise dar cuenta tenía a un chico enfundado en un traje de cuero carmesí a escasos metros míos.

Me costó reaccionar, era obvio que no me lo esperaba, vi el emblema del rayo en su capucha y antes de que pudiese decir nada él se giró y me miró con unos ojos azules que resaltaban sobre su piel y me quedé muda.

Estaba frente a Flash y bueno… No sé si me iba a dar tiempo a decirle algo antes de que se fuese corriendo.

El recién casado velocista salía de la universidad de Stanford silbando una alegre canción. Hacía pocos días que había decidido volver a retomar la carrera de física, exactamente por dónde la había dejado tras desaparecer en la Speedforce en aquel lejano y fatídico 20 de junio de 2016. Tras casi dos años y medio de su vida perdido por el mundo, Wallace había vuelto de entre los muertos gracias al choque de universos.  

Wally ya se sentía como en casa después de pasar las Navidades junto a su familia y sus amigos, y haberse casado con la mujer de su vida, Artemis Crock. Podía considerarse que su vida volvía a ser feliz y estable.

Mentiría si no tuviera ningún tipo de preocupaciones o problemas, y es que Wallace también había retomado su vida como justiciero al lado de los Titanes bajo el nombre de Flash. También tenía al reciente Bart Allen de vuelta, que estaba tratando de adaptarse al universo Omega y se encontraba totalmente perdido. Pero al menos, Wally ya no se sentía solo y su vida estaba fuera de peligro.

De pronto, un rayo cruzó el cielo a miles de kilómetros de allí. El pelirrojo lo sintió en sus venas, aquella energía no era otra que la fuerza de la velocidad. Era capaz de sentirla incluso a esa distancia, pues había pasado más de un año encerrado en ella y no eran un recuerdo difícil de olvidar.

El chico no lo pensó dos veces, y empezó a correr como alma que lleva el diablo en dirección a la luz. Había una posibilidad, una sola posibilidad de que aquel trueno fuera su amigo y mentor Barry Allen que había vuelto tras su breve aparición en la boda, el pasado 14 de febrero. Quizás no fuera nada, pero tenía que comprobarlo para quedarse tranquilo.

Por el camino, usó el anillo que le había dejado Barry, y se cambió las ropas de calle por el traje rojo y amarillo de Flash. Tras recorrer los 2966 kilometros que había desde California hasta Misuri, el velocista aterrizó en Central City, en concreto en la azotea de un edificio donde descansaban dos personas. Una mujer de aspecto peculiar de cabello blanco, y…

– ¡TÍO BARRY!- gritó sin pensarlo dos veces y se abalanzó sobre el individuo para abrazarlo. Estaba tan entusiasmado de reencontrarse con su amigo y mentor, que ni siquiera se dio cuenta de que acababa de romper la primera regla del superhéroe al decir su nombre en voz alta.

- Hola Flash - Sonreí amablemente y cuando parpadeé ya había desaparecido, cuando volvió a hablar estaba en la otra punta de la azotea - No necesito ayuda, muchas gracias por el ofrecimiento, pero sólo quería probar mi nuevo traje ¿Va todo bien en Central City? – Con dos parpadeos la visera desapareció y pude ver con más nitidez la escena. Mi acompañante caminaba con naturalidad por el alfeizar de la azotea mientras continuaba hablando, al parecer este sitio era uno de sus preferidos para vigilar la ciudad.

- No, no nos conocemos, vengo de Nueva York, espero no estar causando problemas pero no pone que sea una zona restringida - Dije mientras miraba inútilmente a mi alrededor.

Otra ráfaga de aire y de repente otro Flash más se sumaba al encuentro, lo cierto es que los trajes de estos superhéroes eran fácilmente reconocibles y estaba en Central City, desde luego raro sería que me encontrara a Batman. Cuando el segundo Flash saludó al primero me quedó bastante claro que eran familia, no estábamos en Nueva York y no eran negros, así que, si le llamaba tío y encima le daba un abrazo, blanco y en botella. Barry… Le había llamado Barry, no me decía nada ese nombre, pero la ciudad no era muy grande, seguro que si indagaba podría averiguar la verdadera identidad del primer Flash a menos que fuese un apodo… Mis violetas miraban a la pareja con curiosidad, no tenía ni idea de que había dos velocistas y encontrármelos de manera tan casual se podía considerar todo un golpe de suerte. Mi muñeca izquierda se ilumino suavemente en azul, según el GPS podía empezar a planear, las condiciones eran optimas, pero no quería desaprovechar una oportunidad tan buena, después de la MKL no había coincidido con ningún velocista más.

- Pues ya estamos todos… Yo soy Chloe y vengo en son de paz - Extendí mi mano cordialmente, esperando a que la aceptasen.

Vale, parecía que la mujer no necesitabasta mi ayuda y que parecía poder arreglárselas muy bien sin mi. Mis palabras parecían poder haberla hecho pensar que molestaba cuando en realidad no tenia porque ser así - No te preocupes. No es eso. Sólo que en esta ciudad al menos, no es común ver a nadie aquí arriba salvo a gente como nosotros - dije con un tono amable - ¿Nueva York? Interesante. Hace mucho que no voy. Me pregunto como será en este universo con tanto superheroe y supervillano .

No me podía creer quien acabaría de aparecer. Otro velocista, con un traje similar al mio pero era rojo y amarillo y que había visto en flashpoint pero lo llevaba Wally. Este muchacho no era el wally que yo conocía aunque me llamaba ¿tío?. ¡Vaya! ¿Nos conocemos? - Cuando cree flashpoint, no me esperaba acabar en otro universo y con otro kid flash. No le rechace el abrazo pero supongo que debía de decirle que seguramente no sea quien cree. Un momento, acaba de revelar mi nombre - Tío, la regla esencial de todo superheroe: Nunca reveles la identidad de tus colegas. Imagina que ella fuera una supervillana me investigaría y haría daño a quien me importa aunque afortunadamente, en mi caso, no podrá hacerme mucho daño de ese modo ya que ni siquiera soy de este universo y esa es la razón por la que debo decirte que: yo no soy tu tío, kid flash. En el universo del que vengo tu y yo somos hermanastros.

-¿Cómo que si nos conocemos? ¡Creo que ya me has hecho suficientes bromas! Primero interrumpiendo mi boda y ahora…-  cuando el pelirrojo estrechó con fuerza y entusiasmo a su tío, se dio cuenta entonces del cambio físico. Barry era más bajito y estaba menos musculado, y el pequeño trozo de mandíbula que escapaba fuera de la máscara se veía diferente, como si su rostro fuera más joven.

-Lo siento, es que he seguido el rastro de la fuerza de la velocidad desde California, y cuando te he visto... me he emocionado y me ha salido solo, perdona… - se disculpó con sinceridad el segundo velocista. Después miró de reojo a la desconocida, por si estaba prestando atención a todo lo que decían.

-Si es una supervillana, la tiramos por el rascacielos y ya está- dijo tan pancho, mostrando una amplia sonrisa. Tras varios segundos de incómodo silencio, Wally soltó una gran carcajada y se acercó a la mujer de los cabellos blancos para estrechar su mano con muy buen rollo.- Era broma, Chloe. Yo también soy Flash, un placer.

De pronto la revelación de su tío le dejó bastante descolocado y no pudo evitar abrir la boca de par en par.

-¿Hermanastros? ¡Venga ya! ¡Si yo siempre he sido el sobrino de…! - entonces se cayó de golpe y se tragó el nombre, recordando la presencia de la joven.- de… umh… ¡De tu amorcito! ¡ya sabes quien! -dijo guiñándole tres veces el ojo a su tío. Esperaba que con esa indirecta, Barry se diera cuenta de que estaba hablando de la hermosa y pelirroja periodista del Picture News, Iris West.

El pelirrojo no sabía cómo sentirse ante la situación, si sorprendido, contento o decepcionado. El Barry Allen que tenía frente a él no era el mentor que tanto había añorado y que había perdido durante su estancia en la Speed Force...

Según avanzaba la conversación me sentía como una gárgola de la catedral de Notre Dame, no abrí la boca porque realmente me parecía una escena de lo más peculiar, pero sentía que estaba en medio de una “reunión familiar”. Al parecer eran hermanastros, pero no estaba muy claro, se supone que venían de universos diferentes…. ¿La gente puede viajar de universo en universo, sin más? ¿Y si te encuentras contigo mismo en una realidad paralela? ¿Se puede convivir con uno mismo dentro de un solo universo? Me quedé absorta hasta que el recién llegado estrechó mi mano.

- ¡Ah! Sí, broma, claro – Sonreí automáticamente, no le había escuchado.
El ambiente era un poco incómodo para qué negarlo, yo me sentía una intrusa y eso que había subido hasta aquí con la intención de encontrar paz absoluta y ellos… Bueno ellos lo tenían más difícil, a lo mejor tendrían que ir al registro o a hacerse una prueba de ADN visto, lo visto…

- Creo que hay otros lugares más apropiados para reuniones famil... - Noté como una bala me atravesaba a la altura del tórax, fractura de la sexta costilla, pulmón izquierdo perforado y un dolor bastante complicado de describir. En la mansión aprendí a tomar conciencia de mi cuerpo, ayudaba bastante cuando necesitaba hacer más o menos denso mi esqueleto, pero cuando mi cuerpo se regeneraba la sensación de dolor era más intensa.
¿Había mencionado que mi traje era un prototipo? No tenía la cobertura de kevlar y por tanto no llevaba ningún tipo de protección, tampoco iba armada así que era vulnerable a más no poder. Como acto reflejo me llevé la mano derecha a la herida y me tendí boca abajo en el suelo, ocultándome con el saliente del alfeizar. Tosí un par de veces y unas gotas de sangre salpicaron el suelo, cerré los ojos y traté de respirar con normalidad, al principio mi pulmón no estaba muy por la labor, pero según se regeneraban los tejidos, un cosquilleo en el mismo punto de entrada de la bala me bastó para saber que mi piel estaba totalmente curada y el hueso no tardaría mucho más. Abrí los ojos y densifiqué mi esqueleto, al menos las balas no fracturarían los huesos, repté como pude hasta un conducto de ventilación lo suficientemente alto como para cubrirme si me ponía de rodillas y extendí las garras de entre mis dedos, no me gustaban las sorpresas.

La bala salió del cañón de la pistola mucho antes de que se escuchara el disparo. Fue algo totalmente inesperado, ni siquiera pudieron impedirlo los dos hombres más rápidos del mundo…

Wallace tenía a Chloe delante. El pelirrojo vio como ella se agachaba lentamente a tocarse la cintura mientras su expresión cambiaba a dolor máximo. Su primer instinto fue alejarla del peligro, pero antes de nada miró en dirección a su agresor y calculó mentalmente la trayectoria de los siguientes disparos. Cuando quiso agacharse para recoger a Chloe, la mujer se había escabullido y ya no estaba a su lado.

No había podido ir muy lejos, así que el velocista corrió hasta revisar la zona más cercana a su posición y encontró a la mujer del cabello blanco agachada detrás de uno de los conductos de ventilación. La expresión de su rostro se veía relajada, y eso le sorprendió bastante por el hecho de que tener una bala dentro del cuerpo duele que te cagas, y más si te vas moviendo.

-¡Déjame llevarte al hospital! - pidió el segundo Flash en un ademán de cogerla en brazos con la intención de llevarla delicadamente en volandas hasta un lugar seguro. Si se daba prisa, en menos de cinco segundos podría dejar a Chloe en urgencias y volver a ayudar a su tío con el tirador. Pero antes de que pudiera hacer nada, el cuerpo de la mujer expulsó la bala alojada en su tórax, y la dejó caer al suelo con un tintineo.

-¿Pero qué nari...? - no tuvo mucho tiempo para quedarse pasmao, puesto que detrás de Wallace había otro hombre con una pistola de dardos antivelocidad, según lo que había explicado si tío medio segundo atrás. A causa de la sorpresa, Wally fue muy lento a la hora de tratar de esquivar la primera ráfaga, y uno de los dardos se le clavó en el brazo. Notó como el líquido penetraba en sus venas y apretó los dientes con furia e impotencia. Por suerte, reaccionó a tiempo cuando le disparó el tercer tirador. El velocista concentró todo su poder en el brazo derecho, que trazaba círculos en el aire a toda velocidad, creando así un remolino de viento que empujó los dardos y al tirador hacia atrás.

No me quedaba muy claro quién era cada uno de los velocistas, uno Barry y otro… ¿Wally? O eso había oído. El caso es que el chico de ojos verdes fue el primero en acercarse a mí para llevarme al hospital, pero creo que el tintineo de la bala le bastó para hacerse una idea de que mucha falta no me hacía, así que me guardé la respuesta.

Nos cubrimos cuando la primera ráfaga de disparos empezó a impactar a escasos centímetros de nosotros, al parecer tuve más suerte que Wally y salí ilesa esta vez. Eran dardos, y por las reacciones de ambos afectaban directamente a su velocidad, supongo que al tener el metabolismo tan acelerado la asimilación era instantánea. Mi cerebro empezó a trabajar como estaba acostumbrado a hacer en las simulaciones de la base militar, como un soldado. Cogí la bala que mi tórax había expulsado, calibre de 9mm, el más común, no me decía nada, pero ahí fuera había tres objetivos armados, uno con un revólver o semiautomática y los otros dos con subfusiles cargados de dardos “antivelocistas”. Eso en el mejor de los casos… Podrían ser más, de echo era lo más probable, aunque ataques más cutres había presenciado. Uno de los tiradores salió despedido hacía atrás por una especie de corriente de aire que generó Wally, uno menos, al menos la cosa progresaba a nuestro favor.

Tenía que salir de mi escondite y tratar de ayudarlos, cogí una oxidada tubería de unos cinco centímetros de diámetro, eran todos mis recursos disponibles pero el plus de mi esqueleto siempre era mi mejor arma. Vi que Barry tenía complicaciones con uno de los asaltantes, y ataque a traición por la espalda, golpeé a las piernas con fuerza y el hombre cayó de rodillas, de una patada alejé el arma y le enganché por la chaqueta con la mano derecha mientras le ponía las garras en el cuello con la izquierda.

- Levántate y no intentes nada, por tu bien y el de tu yugular te recomiendo que no hagas movimientos bruscos, corazón – Le utilicé de pantalla cubriéndome detrás de él, pero no me lo puso fácil y de un codazo directo a las costillas trató de reducirme. Mala idea, la densidad de mis huesos probablemente le provocó alguna fractura, sus rodillas se doblaron y con un aullido de dolor se cogió el brazo malherido en su regazo – Joder, ¿Qué es lo que no has entendido? – Una bala me pasó rozando la oreja e instintivamente me agaché, venían más – Ey mira, menudo pepino una Beretta M9 – Dije mientras sacaba de la funda del cinturón de nuestro hombrecito una semiautomática que se acababa de convertir en mi mejor amiga. Él trato de abalanzarse sobre mi pero ya le estaba apuntando - ¿Perdona? ¿Tenías algo que decirme? No te he escuchado bien – Le lancé una patada directamente a la cara, no tan fuerte como para partirle el cuello, pero la desorientación no le dejaría levantarse y mucho menos caminar. Le quité un cargador y busque a mis compañeros, no sabía si su organismo podía metabolizar el suero, o lo que fuese que los dardos tenían, hasta expulsarlo del todo.

Wallace se anotó un punto a su tabla invisible cuando el tirador salió despedido hacia atrás. Lo primero que hizo al ver que había quedado inconsciente, era quitarse el dardo anti-velocidad del brazo. Pero ya era demasiado tarde, el líquido había penetrado por sus venas y se estaba repartiendo por el resto de su cuerpo a toda velocidad. Su metabolismo acelerado no ayudaba en estas situaciones. Pero asimilarlo rápido significaba también que su organismo actuaría con la misma rapidez para disolver el producto y hacerlo desaparecer de su sangre.

A pesar de todo, el pelirrojo se sintió atontado durante varios segundos, en los que decidió agacharse y esconderse del tiroteo. Se giró para mirar a Chloe, pero la mujer ya había desaparecido. Ahora se encontraba al otro lado de la azotea, cerca de donde estaba Barry, y acababa de darle un golpetazo con una tubería a su asaltante. ¡Menudas agallas tenía esa mujer! Rápidamente desarmó al tirador y le colocó la mano en el cuello. Aunque sus manos más bien parecían garras… ¿Quién narices era esa tía?

Barry y Chloe se las apañaron muy bien para noquear al resto de matones, y cuando el pelirrojo se hubo recuperado del suero, corrió por la azotea reuniendo a los tres tiradores y les despojó de sus armas. Les ató de forma improvisada con sus propias ropas y después miró con aspecto cansado a su tío y a la acompañante peliblanca.

—Gracias, Flash… pero es la primera vez que me encuentro con tipos como estos… no me esperaba que unos matones de poca monta pudieran usar un suero anti-velocista....—comentó, con un ligero tono de preocupación en su voz. Y es que sus atacantes parecían mercenarios contratados por alguien, alguien que quería atrapar a los miembros de la Flash Family y que probablemente fuera un genio científico. Sino, ¿Cómo habría creado un suero tan perfeccionado?

Tenían que interrogar a los matones en cuanto despertaran. Había que descubrir para quién trabajan y quién había desarrollado ese suero tan peligroso. Y es que era la primera vez que Wallace se enfrentaba a un peligro de ese tipo. Para él, la velocidad lo era todo; era su vida, su sueño, su futuro… Su pasión llegaba hasta tal punto que de pequeño se había provocado él mismo el accidente que sufrió Barry para poder convertirse en Flash y seguir sus pasos. Wally era un héroe, y si le quitaban su supervelocidad sólo quedaría el hombre tras la máscara. Tenía miedo de volver a ser un humano normal y corriente incapaz de ayudar a sus amigos, los Titanes.

— ¿Esto es normal en tu mundo? Porqué puede que estos tipos te hayan seguido hasta aquí...— después miró a su tío con cierta sospecha y arrugó la frente— Si tu no eres el Flash de mi universo… ¿No habrás vuelto a cambiar el curso del tiempo, verdad?

Todo pasó rápido, con dos velocistas no podía ser de otra manera. Observé a Wally mientras ataba a los atacantes con lo que tenía a mano, eran tres, sólo tres.

Nunca había oído hablar de un suero anti-velocista, de hecho ni tan siquiera me había dado por pensarlo, pero resultaba extraño que los asaltantes fuesen tan pocos, quizá era una trampa, una prueba para probar hasta que punto era efectiva la sustancia. Estaba claro que no se contaba con la presencia de Wally ni con la mía, aún así no me encajaba nada de esto.

- Algo no cuadra, ¿Mandan a tres tíos para noquear a un velocista? No sé cuánta fe han depositado en el suero pero este ataque me parece muy cutre – Me puse la visera del traje, con la visión térmica quizá descubriría a algún francotirador o podría encontrar alguna pista, mantuve el arma en alto y traté de centrarme en ver algo fuera de lo común. Nada, el ajetreo habitual de una ciudad, azoteas limpias y los puntos más altos estaban despejados, bajé el arma y aparté mi visera, quizá nuestros inesperados visitantes tuviesen más información – Los alrededores están limpios.

Las palabras del pelirrojo no me gustaron ni un pelo, cambiar el curso del tiempo… Llevaba muy mal ese tema, supongo que por desconocimiento. Mientras pensaba en ello urgaba en las ropas de lo que parecían unos mercenarios, encontré dos cargas más del suero y se las tendí a los velocistas.

- Seguro que conocéis a alguien que pueda deciros qué componentes lleva, al menos tenemos una pequeña muestra del suero, puede ser una pista si sabéis dónde buscar. Me da la sensación de que Barry era el objetivo, por eso son tan pocos, y quizá sólo trataban de comprobar hasta que punto la sustancia era efectiva. Dime, ¿Has hecho enfadar a algún villano, Barry? – Seguí buscando, encontré más armas pero eso era todo, uno de los atacantes llevaba un tatuaje, no era capaz de averiguar si era una N, una Z o simplemente tres trazos entrelazados - ¿Os dice algo esto?