50 primeras citas (Roy Harper y Wally West con la aparición estelar de Dick Grayson)

Todo era un completo desorden. Había herramientas desperdigadas por la mesa y por el suelo. El caos era la situación natural en la que el aprendiz de arrow se sentía más cómodo manipulando y reparando objetos. Sonó un recordatorio en su teléfono móvil, el cual llevaba siempre en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón. A pesar del ruido que estaba montando, escuchó el celular porque tenía las alarmas puestas en sonido máximo por si se encontraba realizando cualquier trabajo ser consciente de que su móvil estaba sonando. Tomó el aparato y miró la pantalla. El monitor de aquel objeto le avisaba de su salida con Dick y aquel amigo desconocido del moreno. Richard le había dicho que aquella tarde habían quedado con una persona que quería presentarle.

No tenía ni idea de porque el birdie le quería presentar a alguien. Quizá fuera porque llevaba varios días sin salir a la calle, enfrascado en diversos proyectos. Literalmente se pasaba las horas con las gafas protectoras puestas, la lupa en una de sus manos y el soldador en la otra conectando cables y empalmando circuitos. Cuando terminaba esas delicadas piezas, tomaba su destornillador y demás herramientas. El tiempo corría raudo mientras él desmontaba y montaba  armas y  piezas.

La verdad es que el arquero no había recordado esa cita. Ni se había percatado de cuánto tiempo llevaba implementando mejoras al aparato informático.En su último experimento personal, estaba transformando una placa base para crear un ordenador más potente. El que tenía no estaba mal. Pero a mitad de la noche se le había ocurrido una idea para maximizar el rendimiento y la potencia.  

Las ideas le iban y le venían y él las iba desarrollando e implementando sobre la marcha. De su boca salió el sonido chist, denotando sus pocas ganas de dejar su proyecto a medias. Siempre se obsesionaba con los trabajos y hasta que no los terminaba su mente no podía centrarse en otras cosas. Le absorbía tanto sus actividades de creación que muchas veces se olvidaba de las facetas sociales y físicas de la vida. Con desgana y paso ralentizado se dirigió hacia la ducha. Llevaba horas sentado en una silla manipulando materiales y piezas, muy bien no debía de oler.

Debajo de la ducha dejó escapar un suspiró y cerró los ojos. En el instante en que las gotas de agua impactaron en su piel desnuda y empezaron a recorrer su cuerpo, se percató del cansancio,  agotamiento y el agarrotamiento de su cuerpo al permanecer durante  horas en la misma posición realizando su labor. Se enjabonó el cabello   y dejó descansar su mente durante un rato, tan sólo sintiendo la suave sensación del masaje que se estaba realizando para que el champú con esencia floral llegase a todos los rincones de su revoltosa cabeza.

Salió de la ducha bastante relajado. Se miró al espejo. Su pelo ya empezaba a estar bastante largo. Se inclinó para verse mejor y se llevó las manos a las puntas de su cabello. Roy pensó que quizá debía cortarse un poco su melena. Tomó una toalla y empezó a secar su cuerpo. A continuación se vistió y por último, secó su pelo. Tomó un peine de espina y se desenredo el pelo. Se puso un pantalón vaquero de color negro y una camiseta de un verde manzana.

Estaban en la terraza de una pequeña cafetería del centro esperando la llegada de alguien. la cafetería tenía un aire parisino y bohemio que al pelirrojo le agradaba bastante. Pensó que el primer robin había elegido un buen lugar para la quedada. Roy estaba mirando y tecleando en su teléfono móvil. El pelirrojo estaba ojeando y contestando mensajes de todas sus redes sociales. Mientras esperaban, el de ojos verdes llamó a la camarera. Con su habitual desparpajo pidió un café americano, bien cargado. Había dormido a lo sumo cuatro horas y necesitaba algún estimulante para que no le entrase el sueño. La camarera le llevó la bebida caliente transcurridos unos dos minutos.
Al cabo de un rato de estar en aquel lugar, un chico pelirrojo y pecoso apareció ante ellos. Roy se le quedo viendo fijamente. Le resultaba vagamente familiar.


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- Bonito, color.-

- Por favor, yo lo vestí primero.-
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-Oye Roy tienes un momento.-

-Por supuesto … … … … …     -
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- … … … … …   Tú y yo somos amigos desde los Teen Titans. -
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-¿Nosotros tenemos que permanecer en este lugar toda la noche? Chico Wingster tú puedes ser real.-

- TSk TSk TSK. Se suponía que no debías decir ese nombre.-

- ¿Ninguno de vosotros ha oído hablar de las identidades secretas?-
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Fragmentos de diálogos resonaban en su cabeza. No les encontraba ningún orden ni ningún sentido. Las voces, los mensajes, máscaras, los gestos y los recuerdos se distorsionaban y diluían hasta volverse un vacío intenso. ¿Conocía a ese joven? No estaba muy seguro. Le empezó a doler levemente la cabeza. Cerró los ojos y se llevó una mano a la frente.respiró profundamente y volvió a abrir sus verdes orbes.

- Perdona, es que no he dormido bien. Soy Roy Harper- dijo con su desparpajo habitual presentándose al otro pelirrojo.-

***

Entretenido en las redes sociales, contestando comentarios de facebook, poniendo estados en twitter, mirando tumblr, sacando una foto a la cafetería donde se encontraba para subirla a instagram y demás cosas similares, ni siquiera le dio tiempo a percatarse del tiempo que había estado esperando sentado en la cafetería.

Miró al joven pelirrojo que acababa de llegar y se había situado frente a él. Le recorrió una especie de extraña sensación. Era como si quisiera acordarse de algo, de algo realmente importante pero nunca lograba recordar ese algo.  Una pregunta rondaba en su cabeza pero no sabía la respuesta ni tampoco cuál era la pregunta. Allí estaba ese hombre del que todo el mundo suponía que él conocía. ¿Qué era lo se suponía que debía hacer? ¿Que era lo que debía decirle? Al salir de su aturdimiento lo primero que hizo fue estrecharle la mano al joven que se había presentado como Wally West. Cuando sus pieles se tocaron, algo recorrió al arquero de pies a cabeza. Fue como sentir una descarga eléctrica. El cuerpo de Roy se convulsionó un poco y sus dientes castañearon como si le acabase de dar una escalofrío producido por el frío.

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Estaban en medio de una batalla y a él ya no le quedaban más flechas. Iba a tener que utilizar el viejo truco de improvisar sobre la marcha. De repente una casi imperceptible borrón rojo entró en escena. Era su amigo wally con su traje de Flash. Él había recogido las flechas que no habían dado en su blanco y se habían desperdigado por la sala para luego dárselas a Red Arrow.

- Nadie puede ser tan rápido-

-Conozco a tres o cuatro personas que sí.-

Pero yo soy más rápido-

-Cierto-
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El viejo grupo de amigos estaban reunidos en el típico café americano. Estaban hablando de temas serios entre devaneos y bromas varias.

- La JLA no puede detener todas las amenazas de la tierra. Mientras Key está en prisión mi hiperactivo primo impulso está libre.-

- Choca- Roy y Wally chocan las manos

-¡Vamos! Impulso no es una amenaza mortal, chicos.-

-Se ve que no le conoces- Donna rodó los ojos y emitió un suspiro pensando que sus amigos eran realmente idiotas.

-Está en buenas manos con Max Mercury y Robin le vigila en la Justicia Joven. -
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Roy había dedicado mucho tiempo, esfuerzo y trabajo a dejar la bases de los jóvenes titanes en unas condiciones óptimas.

-El lugar está quedando grandioso pero la salida de enfrente está desequilibrada-

- ¿Qué? Tío si no te gusta, ponte a arreglarlo.-

- Cálmate, loverboy, Wally te está tomando el pelo. - Donna abrazó a Roy por detrás.
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Como frecuentemente pasaba los dos adultos acababan de encontrarse en la torre de los titanes. Empezaron a hablar de las mismas cosas de adultos que siempre hablaban.

-Espera, ¿Tengo la aprobación de Wally West?Tu pequeño viaje en el tiempo te ha hecho bien.-

- ¿No puedo estar orgulloso de un viejo amigo? Tu nunca lo tuviste fácil y yo …-
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Simplemente eran momentos que destellaban  fugazmente en su mente. A Roy le resultaban  confusos e ininteligibles. Eran como resquicios que nunca conseguían darle un mapa completo de la situación. Aunque Roy tenía muchas cualidades y era muy tozudo nunca conseguía vencer a esa magia que era mucho más fuerte que él. Tenía mucha resistencia y sabía salir de trucos mentales, pero ¿Cómo encontrar la salida si no sabes que están dentro de un laberinto? ¿Cómo encontrar la llave si ni siquiera concibes estar dentro de una jaula? ¿Cómo combatir al enemigo desde el olvido? ¿Cómo intentar recordar si nadie, ni siquiera tú mismo, es consciente de que tus recuerdos han sido borrados? Tan rápido como habían aparecido, esas voces e imágenes se fueron. Al arquero le quedaba una sensación de vacío  muy rara que no sabía cómo interpretar.


-Es una placer conocerte- Roy se rió con ganas ante la broma de Wallace. - Tío, no tengo nada en contra de las rubias buenorras pero para mí mejor si es morena.- dijo siguiéndole el rollo al otro pelirrojo. - Dickie y sus emergencias, es un clásico ya. - Conociendo el ritmo cardíaco de vida que tenía el petirrojo era normal que siempre le surgieran imprevistos. Además, había que sumarle su problemática familia que era ciertamente un tanto disfuncional. La camarera vino con su café y la sonrió.-Gracias, guapa. - dijo con dulzura en su voz y una alegre sonrisa acompañando sus palabras.

- Por cierto, ¿dónde conociste a Dick? ¿En un campamento? ¿En un grupo de estudio? ¿En el colegio? ¿En un selecto club de adolescentes con extraordinarias capacidades? - No podía preguntarle directamente si formaba parte de aquel grupo de compañeros adolescentes de grandes héroes que formaron su propio equipo para combatir el crimen. A él le daba igual que alguien supiera que era algo así como un justiciero. Pero sabía que por sus amigos tenía que mantener su identidad en secreto. - Dick y yo nos conocimos porque nuestros adinerados tutores eran algo así como amigos. - Maquilló un poco la verdad. - Es poco raro. Dos amigos de Richard conociendonos sin Richard.- Sonrió. Otra vez estaba hablando sin parar.- Hablo mucho, igual es algo agobiante así de buenas a primeras.- Se llevó la taza de café a la boca para estar al menos unos segundos callado.

- Sí, ha sido un poco raro. Pero no te preocupes, no es por tí. A veces me pasa … es un poco raro es como un déjà vu. Es como si intentara acordarme de algo pero no consigo recordar qué es. - Es una verdad, solo que no sé qué verdad es. Resonó con fuerza esa frase en su interior. Era algo que había escuchado en alguna de las muchas series televisivas que veía a lo largo de la semana. No entendía muy bien por qué, al notar aquel déjà vu inmediatamente le asoció esa afirmación. Algo se le escapaba y no podía ni siquiera intuir que era.

La personalidad despreocupada del pelirrojo afloró. Hizo un gesto para quitarle importancia a todo eso y sonrió. Después de todo no podía hacer nada ni sabía si era realmente algo por lo que estar preocupado.


- Las pelirrojas son brutales, tan candentes. Mi ex era pelirroja. - Respondió de forma pensó muy entusiasta recordando lo apasionada que era su princesa  tamarana en la vida. Luego se dió cuenta de que quizá había metido la pata al decir aquello. Kory era la ex de Dick, al menos en su universo, y todavía no había tocado ese tema peliagudo con el Dick de Omega que le había abierto las puertas de su casa de par en par. En su realidad Dick y Kory habían sido una pareja muy estable. Estuvieron comprometidos incluso. Por lo que recordaba de sus otros yo, estuvieron en muchas ocasiones a punto de casarse. Era un tema muy difícil de sacar: salir con un ex que había sido muy significativa para tu amigo. No le pedías matrimonio a cualquiera. Seguro que era un motivo para discutir y no tenía ánimos para aguantar broncas.

- Todas las mujeres están bien, yo coqueteo constantemente con todas. La personalidad siempre es más importante que cualquier atributo físico. Pero estéticamente las morenas se me hacen más hermosas. No sé es como que  son las atrayentes para mí.- Pensó en su preciada y querida Donna. Su amiga y su primer amor. Todavía sentía un cariño muy profundo y especial por ella. Era tan preciosamente y condenadamente morena.

Llegó la camarera, haciendo un trabajo óptimo. Roy no pudo dejar de ofrecerle aquella sonrisa coqueta e insinuante que le salía cuando trataba con mujeres.
Se rió ligeramente ante la confusión de esta. Era lo más normal del.mundo pensar que habiendo dos personas, un batido fuese para cada uno.

- Tienes un buen comer.- dijo al ver que el velocista se había pedido dos batidos.

Oh chico listo pensó Roy. Le agradó mucho que Wallace entendiese su indirecta. - ¡Qué curioso! Parece como si ese grupo selecto de personas fuera diferente en cada universo. En mi universo el grupo original eramos Dickie, Donna - Al pronunciar el nombre de la Wondergirl sus ojos adquirieron un brillo especial.- Garth y yo. Luego se fue uniendo más gente pero yo dejé el grupo por problemas personales.- No le podía contar a un desconocido sus problemas con el alcohol y sus años de mendigar en Gotham.

-Que bien conocer a alguien que también habla mucho. por lo general lo que más suelo oír es: cállate Roy. Seguro que entiendes eso.- Sus ojos se abrieron con sorpresa al recordar que las veces en las que Dick, Raven y Conner habían hablado del otro pelirrojo como si fuera lo más evidente del mundo que se conocieran.

- Tío, si te dijeron que era solo bueno no hablaban de mí. Sobrepaso el nivel olímpico. - Dijo con bastante ilusión y orgullo exhibiendo ese tono jovial, entusiasta y alegre que era tan característico de Roy Harper. Mientras respondía al comentario del otro siguió pensando en el análisis de la situación.

Si se conocían y parecía que tenían una relación tan cercana, era obvio que los dos estarían en los Titanes. Si ese joven era del mismo universo de Dick, eso quería decir que conocía a ese borde que se autodenominaba por su nombre. Esa persona con la cual sentía una gran desconexión en todo el sentido de la palabra. Ahora entendía ese énfasis del primer pajarito porque se conocieran. Las cosas en este mundo no eran casuales todo sucedía por una u otra razón.- Quizá no te conozco en mi universo porque yo no existía en el tuyo. - Puso un gesto dudidativo.- quizá me equivoco ... todo me lleva a pensar que deberíamos estar en el mismo equipo pero ... yo no tengo recuerdo alguno de tí ... y Dick habla de una persona llamada Roy que no soy yo. Ni siquiera me siento conectado a esa versión. Cuando mis otros amigos hablan del Roy de sus mundos siento que somos la misma persona pero con el “Roy” de Dick no hay nada. No sé … se parece a Jason. No soy yo. Si eras muy amigo de ese ““Roy”” lo siento creo más diferentes no podemos ser.- dijo con cierto pesar. Entendía lo que era perder un amigo y no poder volver a verle jamás. Porque si él estaba allí significaba que ese mezcla entre Jason y Roy había perecido para siempre

- Una relación muy ardiente. Tengo la ligera teoría que de los pelirrojos somos muy apasionados- no, no Roy no. Negó enérgicamente con la  cabeza. Como siempre estaba hablando de cosas que podían desembocar en temas peliagudos y tremendamente delicados. Muy mal Roy. No hablar de la ex de tu amigo que es además tu ex delante de un amigo de tu amigo.  - Algún día voy a plasmarlo en un estudio de sexualidad … necesitaré material .. si te prestas a ser sujeto de investigación … es por la ciencia - Pero no pudo evitar reírse al decir lo último.

- Porque soy un chico muy modesto, recatado y que cree en el amor romántico. - Se rió de forma desenfadada. - Además es obvio que no hubiera pasado los controles antidopping - Sonrió intentando que el otro no se hubiera dado cuenta de su último comentario. Se le escapó como si fuera muy natural hablar con el otro pelirrojo. Wallace era un total desconocido para Roy pero en cierta manera sentía cercanía con el otro pelirrojo. Estaba cómodo con él, como si se conocieran de toda la vida. De nuevo sintió aquella extraña impresión. Esa inquietud de que algo se le estaba escapando. Notaba como que algo no cuadraba ni en el mundo ni en su mente ni en sus recuerdos. Había algo que fallaba y no podía determinar que era. Eso le hacía sentirse un poco tenso.

Un regusto amargo se le quedó en paladar. La tristeza en la voz de Wally le partió el corazón. Herir a los demás aunque fuera de manera indirecta le hacía daño y le hacía sentir cierta culpa. Sabía muy bien lo que era no encontrar a los amigos que dejaste en tu universo y tener que asumir que una nueva versión es lo que queda de la persona que un día conociste. Si el estaba allí había muy pocas esperanzas de que esa otra versión apareciese o siguiera vida. Si él no estuviera allí, sino hubiera resultado ser el superviviente tras la colisión de los mundos … todo sería muy diferente para todos. Otra versión de sí habría asumido su rol como Roy Harper. No había encontrado a nadie de su universo de origen así que suponía que más gente hubiera sido feliz, si otro de sus yos ocupaba su puesto. Mientras pensaba en eso en su mirada se reflejaba cierta nostalgia y tristeza.

- Perdona - dijo compungido- Mi boca va más rápido que mi mente y entro siempre en temas que no debería haber sacado.- Se encogió de hombros.- Todo el mundo comentaba de una forma muy normal sobre ti y sobre mí en el mismo equipo. Supuse que aunque yo no te conociera quizá tú debías haber coincidido con alguna versión mía en tu mundo de origen. - Entendía que el velocista no hubiera querido sacar el tema de su otro yo y la amistad que  con él. - Siempre hace más daño vivir en la ignorancia que  una cruda verdad.  Igual le pasó algo chungo… - Recordó su estancia en medio Oriente sin nadie que acudiera en su ayuda. Torturado un día sí y el otro también.  Esperando cada segundo salir de esa horrible situación. Esperando  que sus amigos le rescatasen pero ellos nunca llegaron y su corazón se partió en mil pedazos. Las vejaciones a las que fue sometido, el dolor que sintió, el olor de pestilencia, la degradación y por último aquella pérdida de toda esperanza. Eso es lo que te va destruyendo más profundamente, más que las humillaciones y más que el dolor. Tener la seguridad de que morirás allí sin importarle a nadie.- ... no sé nunca he vivido una situación que me haya trastornado a tal grado de perder el sentido del humor. Quizá murió y resucitó. Corren rumores de que volver de la muerte no te deja muy bien. No sé nunca he muerto ni nada parecido. -

Tema Oliver Queen. Un tema que le hacía perder la compostura, la sonrisa y la tranquilidad. Su cara adquirió un tono sombrío, como si estuviera enfadado y ofuscado. Se cruzó de brazos en una postura que revelaba su incomodidad al lidiar con todo lo relacionado a Green Arrow.  - ¿Red arrow?- dijo severamente sorprendido-  Como el sobrenombre de Oliver pero con rojo en vez de verde. El Puto nombre de Ollie. ¿Qué? ¿ Era mejor padre allí? - Dijo ligeramente con asco y ligeramente indignado, como si le fuera a dar un ataque. Negó enérgicamente con la cabeza. Al que era un borde supremo le había tocado de padre un supergenial Oliver. A veces pensaba que ser amable y bueno con el mundo no te proporcionaba ninguna recompensa. Un Ollie que te da palmaditas en la espalda y te lleva a comer helado en vez de hacerte leer el manifiesto comunista con trece años. - No way

Pues estoy seguro que no conozco a tu novia, así que no le podré decir nada. - Sonrió amigablemente.--Oh una convergencia. A mí no me gusta el frío y puedo suponer que a mi otro yo después de ser criogenizado tampoco debe agradarle mucho.- La única coincidencia que había podido establecer con “ese Roy” del que todo el mundo hablaba y tan diferente y distante le era. No sentía ni la mínima conexión con ese hombre. era como si fueran dos personas completamente distintas.-¿Un clon? Wow - En su mirada surgió un brillo de entusiasmo y curiosidad.- Eso es superinteresante. Nunca he tenido alguien con un réplica exacta de mi ADN es como si fuera mi gemelo de laboratorio. Siempre me he preguntado lo que sería tener un hermano. A poder ser mayor, estoy seguro que yo no tengo madera de hermano más viejo. Por la irresponsabilidad y esas movidas. Pero se resolvería con eso una pregunta de la ciencia muy importante. Si ellos eran biológicamente idénticos¿Tenían la misma personalidad? ¿La personalidad está marcada por nuestras experiencias o no?- Dijo con un tono curioso desde su lado de más friki de la ciencia.

-¿Por qué la vida del “Roy” en tu mundo es como Dawson crece en versión súper héroes? Parece todo sacado de una telenovela adolescente. Casi me hace alegrarme de la vida que he tenido y eso que en circunstancias normales ni me siento alegre mi me siento orgulloso de mis experiencias vitales.- dijo realmente sorprendido de lo que le estaba contando Wallace West. Las caras y los gestos de sorpresa e incredibilidad del arquero pelirrojo ante lo que le estaba contando el velocista eran épicas. Ni en sus más descabellados y locos desvaríos se podría haber imaginado una vida así para la persona que tomaba su lugar en el universo de Wally. Todo lo que el otro pelirrojo le estaba contando le era totalmente ajeno. Porque le habían dicho que ese individuo era el Roy Harper de ese mundo que sino pensaría que era cualquier otro.

- Espera … ¿tu conoces a Artemis? Un rubia espléndida, maravillosa y que podria rivalizar con la diosa griega en el campo de la arquería? … - Que pequeñas casualidades de la vida-  Artemis ya me dijo que había una relación extraña entre la psicópata de su hermana y yo.- Fue muy diferente como mencionó a la rubia que como se refirió a la morena. No solo por las palabra usadas sino por el tono y los gestos del pelirrojo. Con Artemis la voz de Roy adquirió un tono de devoción, admiración y enamoramiento. No obstante al referirse a Jade fue como con asco. El arquero tenía un cierto crush con la arquera. Sin embargo, a la morena la tenía entre pánico, desconfianza y repelús.- Pero,¿ Un hijo?¿Esto es una cámara oculta o algo parecido? Está un pequeño hecho de que en mi universo me drogó, me envenenó, me acosó y manoseo. Entonces no puedo concebir un mundo en el que ella y yo estuviéramos juntos.- Se notó como al pelirrojo no le era  muy grato hablar sobre Chesire. En su mundo esa mujer me da un pánico tremendo.- Aunque claro igual en tu mundo era un persona diferente. Más buena y mejor alejada de todo mal. Y no es sólo eso, soy el peor hombre con el que tener un bebé. Soy caótico, negligente y ni siquiera puedo cuidarme a mí mismo. Oh ... - soltó ese oh con toda la desesperación del mundo. No soló la noticia le había impactado, es que tampoco quería ser esa figura paternal ausente e irresponsable que había sido Oliver. Eso le hacía desear con fuerza no tener hijos. No quería darle a un menor la misma vida que tuvo él.- Ese pobre infante no tiene muy buen horizonte vital. La historia se repite. -Se llevó una mano al rostro ocultando sus ojos. Se sentía destrozado y derrumbado.


No le hacía mucha gracia desvelar sus problemas del pasado y menos con alguien que le era prácticamente un desconocido. Pero se sentía abrumado y desamparado. Tenía la imperiosa necesidad de encontrar un consuelo. Porque su vida siempre era así, cuando pensaba que todo iba bien por otro lado emergía un problema. Además, no entendía muy bien lo que le pasaba en presencia de ese tal Wally pero tenía la sensación que podía contarle sus asuntos. - Mi madre no era la mejor persona del mundo, nos abandonó a mi padre y a mi con unos días de nacido.- Toda la vida había prejuzgado a su madre biológica y ahora con la noticia de que en otro universo era padre se replanteaba seriamente estos conceptos preconcebidos acerca de su progenitora. Quizá ella era alguien como él. Alguien que no tenía ni las capacidades ni las habilidades para afrontar la crianza de un menor. Era posible que ella hubiera pensado que desaparecer de su vida era lo mejor que podía hacer por él. Siempre pensó que se fue de forma egoísta pero y si no fue así. Si fue un acto desesperado porque su hijo no se criase con alguien negligente. Roy no conocía las razones por las que su madre le abandonó. Cabía la posibilidad que fuera como aquellas madres que forzosamente se ven obligadas a dejar a su bebé intentando que este tenga un futuro mejor. -Mi padre puedo decir con seguridad que no era muy inteligente. Supere su inteligencia a los siete años. Pero era un gran hombre y se esforzaba. Si él que daba lo mejor de sí en todo lo que hacía y era extremadamente responsable tuvo un hijo como yo, no quiero pensar en el destino de mi bebé.- Se puso a pensar y recordar acontecimientos recientes de su vida y  en encuentros que hubiera tenido con la villana. Una escena de justo cuando Kory acababa de abandonarle le vino a la memoria. Se encontraron en aquel sitio al que Roy solía acudir cuando todo el peso del mundo se le venía encima y no podía soportarlo ni sostenerse más en pie, un tugurio de mala muerte en una de esas zonas complicadas de las ciudades. - Aunque hubo una vez en la que yo estaba muy deprimido, me dio bebida gratis y no tengo muy claro si se aprovechó de mí. Yo sentía lástima de mí mismo y ella estaba allí. Me dio un poco de consuelo … bueno …- Se rascó la cabeza- y creo que ahí pudo haber surgido .. pero ¿en serio un bebé con Jade?
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Parecía que el otro “Roy” era un niño malcriado y desobediente. Para nada era la historia de su vida.- ¡Que fuerte! Mi Oliver era el peor mentor de la humanidad y además, no me fui de su casa. Me echó a la calle como si fuera escoria. -Recalcó la última frase.- Porque en vez de afrontar mis problemas con comprensión me pegó una paliza y luego me dijo que le había fallado y que no quería volver a verme más. teniendo yo diecisiete años. Obligado a malvivir en Gotham, que por si no lo sabes no es Disneylandia ni el lugar más feliz de la tierra.-

-¿Entonces la clonación es como tener gemelos? Son réplicas de ADN pero la circunstancias vitales marcan la personalidad diferente de cada uno. Muy interesante. ¿Con Cadmus te refieres al Guardián Dorado y los proyectos genéticos secretos relacionados con el ADN metahumano?-  Roy no se había topado directamente con aquel proyecto en su universo había sido de forma indirecta al leer archivos gubernamentales secretos. No sabía si en el universo de Dick y Wally sería lo mismo para ellos.- Oh … ante un proceso traumático adquirieron la misma personalidad … entonces ¿hay alguna determinación genética para el afrontamiento de situaciones difíciles? Pensaba que la resiliencia se aprende. Parece que hay cierto factor genético. Aunque se tendrían que estudiar miles de individuos para poder determinarlo con seguridad.-

Al decir el velocista que conocía a Artemis Roy sonrió. La mención de ella le producía bienestar, un cálido afecto de recorría y brindaba de alegría todo su ser. Una sensación de seguridad y bienestar que tenía con muy pocas personas. Cuando había conocido a Artemis, la muchacha le había entrado por los ojos. Para Roy la mestiza era bastante agradable a la vista. Pero en un segundo momento, pasado la atracción inicial, con aquella graciosa confusión y el cine, al pelirrojo le había gustado mucho su personalidad. Aquellos iniciales sentimientos de atracción más aquella incipiente amistad y confianza se habían convertido en algo más. La rubia le daba largas pero a él no le importaba ni Jade ni la relación que tuvieran en otro mundo. No la quería ni tenía ningún sentimiento positivo y cálido por la hermana de Artemis. La arquera tenía un novio que había muerto pero eso no le pareció un impedimento, la gente se recupera de los lutos y rehace sus vidas. Un día de buenas a primeras el chico reaparece minando cada una de las esperanzas del pelirrojo. Roy intentó controlar sus desaforados sentimientos y que esa conexión que él sentía con Artemis no fuera más allá. Pero no se manda en los sentimientos y su corazón seguía latiendo desenfrenadamente por la pupila de Oliver.  El arquero la quería como algo más que una amiga. Aunque ella no pudiera corresponderle, él no podía minimizar ese amor de pareja que le envolvía al pensar en ella. Trataba de mantener sus expectativas al mínimo porque ante todo ella era su amiga y verla feliz aunque no fuera con él era lo importante.

Una de las asignaturas del arquero eran las rupturas y rechazos nunca sabía la forma correcta de encajarlos y asimilarlos. Siempre le producía un enorme pesar y achacaba no ser correspondido con su incompetencias suyas. Sus ojos se abrieron de par en par. La boca se le secó. Un sensación de que le faltaba el aliento y que le costaba respirar. Así que él era el afortunado con el que Artemis salía. Esa revelación le hizo sentirse como basura. La verdad había sido como un fuego arrollador que consume y reduce todas tus ilusiones y esperanzas a cenizas. Enmudeció.  Dolía. Le habían hecho bastante daño físico pero tener frente a sí al hombre por el que no podía tener el corazón de la rubia era como si le apuñalaran de lleno. Nunca había querido conocer al novio de Artemis. No quería saber qué era lo que ese hombre tenía y el no. No quería compararse con él, no quería sentirse inferior.   Quería evitarse las miles de preguntas de ¿Por qué él y no yo?¿Qué me falta?¿Por qué es mejor que yo? ¿Qué puedo hacer para superarle? Sus ojos estaban a punto de humedecerse. El rechazo y que te restregaran ese rechazo en la cara era lo peor del mundo. El otro pelirrojo no había dicho aquello de forma casual, lo sabía. Había notado sus sentimientos y lo había dicho a sabiendas. Roy era capaz de captar cuando alguien decía algo de forma intencionada. Había intentado que fuera natural y chistoso pero a Roy no le resultaba nada agradable. Estaba incómodo y tuvo la necesidad de salir corriendo. Le embargó un sentimiento de repudio y rechazo hacia el otro pelirrojo. Quería dejar a Wally allí tirado. No quería hablarle, no quería que se conocieran más de lo estrictamente necesario. No quería ser su amigo.  Trató de sonreír y ocultar lo devastado que se sentía. Tenía unas inmensas ganas de ponerse a llorar pero ya no era un niño y se tenía que tragar aquella tristeza punzante.

- Cuidala mucho, ella se merece lo mejor. -  Minó su autoestima y su autoconcepto. Su cara se llenó de tristeza, realmente sabía que no se merecía estar con una mujer así. Pero todo el mundo tenía derecho a soñar con algo mejor, con ser querido y apreciado. Parecía que alguien como él sólo podía estar con alguien despreciable, malvada, alguien cruel, sádica, despiadada y abusiva. No merecía un amor tierno, bueno y puro con alguien que le apreciara, le valorara y le tratase con afecto. El universo le unía a mujeres arrogantes, abusivas, tóxicas y malvadas como Jade. Seguramente se lo merecía porque él tampoco era un gran partido. Era un fracasado y despreciable bueno para nada. El velocista siguió hablando de la relación que tenía el Roy de su universo con la despreciable Jade y eso le hizo sentir aún más miserable. Tan indigno de ser querido. Tan poco merecedor de tener algo de amor en su vida.

Hizo un amago de levantarse de la silla para dejar el café pero sintió la mano de Wallace en su espalda y no supo muy bien cómo reaccionar. Se rió un poco amargamente. Todo aquello era tan paradójico, tan surrealista. Ese amigo de Dick con el que se sentía tan herido, tan atacado y tan agredido le estaba brindando consuelo. No sabía si reír desquiciadamente o tirarse al suelo abrazándose a sí mismo. Un sentimiento de gran aflicción le invadió. Como si alguien muy querido le hubiera traicionado. A su mente acudió un lejano recuerdo. Gritos y más gritos. Wally y Roy discutían. Era confuso. Parecía que se peleaban por algo relacionado con Donna pero no lograba entender el motivo del conflicto. Sin embargo, esa sensación de de alguien próximo le había sido desleal se quedó muy alojada en su ser.

-Estoy bien- dijo con la voz quebrada. Ni él mismo se lo creía pero no quería su compasión, no de Wally no.- Siempre estoy bien- Le había vencido y Roy ni siquiera tenía el orgullo del perdedor de mostrarse un poco digno. No podía evitar dar esa imagen de estar a punto de romperse.

- Sé lo que es desear  intensamente y con todas tus fuerzas que alguien cambie … que no ceda a sus impulsos malignos- Pensó en Jason en lo mucho que deseaba que no volviera a matar, que pudiera superar su ira y que pudiera reconciliarse tanto consigo mismo como con en Batclan, su familia. Aquella situación del segundo petirrojo también era algo que le preocupaba y afectaba fuertemente.- Pero sinceramente …  a Jade …- dudo unos segundos porque quizá se merecía aquello, quizá se merecía esa relación tóxica, una mujer abusiva que le recordase cual era su sitio, la poca dignidad que tenía y la poca cosa que era. El amor no era una rosa como proclamaba Weslife en su canción. Por lo menos no para él. Para Roy el amor era como un especie de necesidad de dolor sin fin. Ese mundo tan maravilloso de un amor positivo donde la persona te hace mejor y te apoya sólo lo  consigue el fuerte y el afortunado. Oh gloriosa fortuna ... que él ni era fuerte ni tampoco afortunado. - no le puedo dar ninguna oportunidad por mucho que me esfuerce.-  Su voz sonaba vacilante, no estaba seguro de eso. No estaba seguro de que debiera ser tan altivo. Se balanceó un poco en la silla, un movimiento mecánico para darse algo de seguridad para intentar llegar a tener un poco de respeto hacia sí mismo.

- ¿Como no voy a preocuparme si todas las opciones son horribles?- El pelirrojo estaba a punto de tirarse de los pelos. Estaba realmente exaltado.- Las evidencias parecen dejar en claro que la coexistencia de la misma persona de dos universos distintos es imposible.  Entonces … o ese Bebé me tiene a mi de padre y eso no se lo deseo a nadie o el universo ha matado a una pobre criatura inocente, lo que es aún más horripilante que la primera opción. - Se cruzó de brazos, se estaba cerrando. Para Roy era una realidad muy dura de afrontar. Ante sus ojos se abría un abismo. - La diferencia radica en que yo nunca he querido, no quiero ni querré tener hijos y menos con alguien como Jade. ¿Tu querrías hijos con alguien así? - la cara de Roy mostraba un tremenda desesperación. Estaba conteniendose para no llorar. Todo ese tema le estaba consumiendo.- Ni quiero una psicópata y madre negligente para mis no-hijos ni quiero que nadie se sienta decepcionado de mi labor paterna. No quiero ni reclamaciones ni rencores de nadie por no poder ser algo para lo que ni estoy capacitado ni quiero responsabilizarme. Ojalá ese bebé no esté muerto y ojalá tenga una familia que se pueda encargar debidamente de ella, porque yo ni soy ni quiero ser su padre.- habló con cierta seriedad y dureza.

-Ollie es muy majo sí ...  cuando no le decepcionas o necesitas su ayuda. - Se rió un poco desquiciadamente- Creeme que Barry y Oliver ni se parecen. Quizá físicamente porque son rubios y bien parecidos pero esas son las únicas semejanzas entre ellos.
-

Las cosas nunca habían ido bien en su universo de origen pero tenía que darle la razón a Jason en que el efecto Omega era un gran putada, sólo había agravado los problemas que todos tenían en su universo de origen. Se sentía muy presionado en aquel momento: Artemis no le quería, prefería a ese hombre frente a sí, para todos los amigos de su mundo era el Roy de otro universo, no tenía casa ni dinero ni trabajo, era algo así como un parásito, las cosas nunca habían ido bien con Ollie y era un punzante frente abierto, todo el mundo parecía convencido en emparejarle con la mujer que le había agredido y por la que sentía pavor, Jade. Por si eso no fuera poco le decían que había tenido una niña con esa perversa mujer. Ser padre, algo que nunca se había planteado. Era algo que le hacía entrar en pánico. No quería hijos propios aunque le encantasen los niños. No quería ser otro Bruce Wayne ni otro Oliver Queen. No quería repetir los fracasos que habían cometido una y otra vez tanto sus figuras paternas como las de sus amigos y conocidos. No se sentía capacitado para guiar y criar a alguien en la dirección correcta. Todo ese rencor  que le guardaba a Ollie, no quería provocarlo a nadie. No quería producir esas inseguridades y decepciones que un mal padre hace tener a su prole.  Esa tristeza infinita en el alma de hacer todo lo posible y nunca ser la suficientemente bueno. Esa frustración de nunca conseguir la aprobación de tu mentor por mucho que lo intentes. Negó con la cabeza. No, no iba a hacer pasar a alguien el mismo calvario que vivió él.Para rizar más el rizo estaba hablando de toda esa puta mierda con Wally que para él era un absoluto desconocido …

Todo le daba vueltas en su cabeza. Sentía que se estaba perdiendo. Su mundo se hacía pedazos y ya no podía soportarlo más. No podía seguir sonriendo. Por más que lo intentará en su vida siempre había esas piezas erróneas que nunca terminaban encajando. Se sentía terriblemente desgraciado. Sus resistencias habían caído. Ese amargo sentimiento de desesperación le recorría. Nada salía nunca bien. Siempre te terminabas manchando y ya estaba muy cansado de pelear con la vida y con ese mundo en el que no conseguía absolutamente nada. Empezó a pensar que sólo necesitaba tranquilizarse un poco. Necesitaba algo que le ayudase a soportar aquellas revelaciones. Su mente iba por delante, estaba planteándose cuál era ese barrio donde se compraban esas sustancias que producían un bienestar instantáneo. Sabía cuáles eran esos lugares Dick patrullaba por ellos deteniendo a camellos. ¿Cuánto dinero tenía en el bolsillo? ¿Tenía suficiente para comprar un pico? Porque un pico no iba a matarle ni iba a controlarle. Era sólo una pausa para su cabeza. Lo ansiaba tanto. Poder dejar de sentir esa sensación de malestar y opresión en su pecho. Extrañaba mucho las drogas que le hacían olvidarse de todo. Por una vez que consumiera no pasaría nada. Mentira, la adicción era un monstruo que si le dejabas entrar te poseía.

“Lil ¿dónde estás? Te necesito” Escribió en un Whasapp que nadie respondería porque la que fue su asesora en sus momentos de dependencia y crisis no estaba allí. No era la mejor asesora del mundo pero no contaba con nadie con quien hablar sobre aquello. Sobre lo mucho que quería recaer. Sobre lo mucho que le costaba estar sobrio y lo muy difícil que se le hacía continuar estando limpio. Sobre todo ahora en esa situación con tantos frentes abiertos con tanta herida que no podía taponar.  Su resistencia estaba completamente destrozada. Llamó a la camarera y con voz desesperada y desesperanzada le pidió un vaso de Whisky sin hielo. Lo necesitaba y no podía controlarse. No estaba pensando con racionalidad tan sólo se dejaba llevar. En momentos así solamente podía contar con su chemical romance. Le hacía daño pero al menos le hacía olvidar toda la basura de su miserable vida.

Se quedó mirando fijamente el vaso con alcohol que la camarera le acababa de traer. En silencio, ensimismado con sus propios pensamientos. Como si en ese mundo nada más que estuvieran el whisky y él. Iba a volver a beber. O no iba a hacerlo. Sí, lo necesitaba. Realmente necesitaba ese whisky. Pero recaer significaba arrojar por la borda todos sus esfuerzos por mantenerse sobrio. Pero mantenerse sobrio para ¿que? Si su vida era un puta mierda y cada vez era una puta mierda más grande. Dejar la bebida no le había aportado nada bueno. Cada vez que solucionaba un problema, salían veinte más. ¿Era cómico o era un tragedia? No sabía si reir o llorar. No tenía nada por lo que seguir luchando. Tenía a sus amigos ¿no? No sus amigos no le necesitaban, nadie le necesitaba. Si ese tío no estuviera ahí quizá podría intentar luchar por Artemis. Pero Artemis tenía a Wally y el tenía un miseria de historia con un loca psicópata. Además, de un bebé que no quería. Si de verdad que iba a dar un sorbo, terminarse ese vaso de whisky, pedir una botella terminarse la botella y beber hasta reventar. Porque estar sobrio era un putada tremenda, estar en Omega era una gran maldición, su vida era jodida condena y no quería pensar más en esas miserias. Porque estando borracho no te dabas cuenta de que tenías problemas. O si te dabas cuenta pero como el cerebro estaba apagado y completamente embobado con el alcohol los olvidabas cada dos segundos. Se iba a dejar caer en los brazos del alcohol de nuevo y que la gente siguiera casándose, teniendo hijos y viviendo su vida mientras la bebida llenaba la suya. Era tan bonito ese néctar dorado en el vaso, era una cura y una salvación a todos sus problemas. Quería dejar de pensar y dejar de sentir. Quería asfixiar y ahogar cada uno de sus sentimientos deprimentes. La única solución que encontraba en aquel momento era caer en las garras de aquel veneno. Él era insignificante, que el mundo le perdiera no cambiaría nada. Quizá hasta les estaba haciendo un favor a todos arrebatandoles su compañía. Ya estaba decidido a llevarse el alcohol a los labios cuando ese entrometido chaval le apartó la copa.

Las palabras del velocista le sonaban vacías. No podía dejar de pensar en él como un rival. Si él no sintiera una pasión tan fuerte por Artemis, quizá podía considerar la propuesta del velocista. Pero con sus sentimientos tan a flor de piel, no podía dejar de pensar en Wally como un obstáculo.

- Sí, sí, lo que digas… puedo intentarlo - Su voz sonaba mecánica, carente de sentimiento. Tan fuera de sí, dejando ver lo roto y desesperado que se encontraba en ese instante. El pelirrojo estaba destruido y le estaba dando el parabién a Wallace porque su único interés ahora mismo es que el otro pelirrojo le dejase tranquilo y poder beberse el quitapenas. Volver a caer en aquel ciclo que le despojaba de quien era y le volvía más idiotizado, insensible y ausente. Quería volver a ser aquel despojo de persona que era antes. Quería quemarse hasta consumirse. Quería arrancar cada pizca de dolor de su mísera vida.

No, él no era ese otro ““Roy”” del que todos hablaban y cada vez le quedaba más patente que nunca iba a serlo. No podía ser lo que todos querían. El yo soy yo más circunstancias de la filosofía cobraba mucho sentido en aquel momento. No eran la misma persona porque sus personalidades, sus sentimientos y sus historias vitales difieren. No cumplir las expectativas de los demás y eso le afectaba de manera profunda. Otro fracaso a sus espaldas.

-Es como los gemelos mismo ADN, diferentes personas. Esos somos tu ““Roy”” y yo, la misma carcasa, una esencia diferente. -Contestó con cinismo. Con esa parte tan suya que sólo salía a la luz cuando se sentía muy miserable, frustrado y agredido. - Y ahora si dejas que me tome mi trago quien sabe … te consideraría más un amigo.-

Estaba realmente sobrepasado por la situación. Le carcomía que aquel desconocido le intenta consolar. Es como cuando el vencedor consuela al perdedor. Esa sensación de no necesito tu lástima. Esa impresión de que te dicen que puedes ser feliz con las migajas y él no quería las mijajas del pastel. Quería un trozo y quería el amor de Artemis.

No correspondió al abrazo. Se quedó muy quieto como si fuera un muñeco de piel, carne y huesos.

- Me vale una mierda ser una buena persona. - Dijo ya exasperado de la chachara de Wally. Muy bonito todo lo que él estaba diciendo. Pero era muy fácil decir aquello cuando no eres el que lo ha perdido todo. Desde la posición de vencedor decir que todo va a ir bien es bastante sencillo. Cuando tu no eres el que tiene el corazón roto o el que es el rechazado es tremendamente fácil dar ánimos. Movió su brazo tomando el vaso y llevándose a los labios. En su vida sólo podía estar seguro de que era un alcohólico. La única verdad y lo único que podía afirmar que era. La bebida era su único consuelo y su único refugio. Quizá era lo único con lo que podía contar y lo único que podía llegar a amarle.

No, joder, no. Iba a tirar por la borda tantos años de abstinencia por unos minutos de obnubilación. Tenía que pensar en algo positivo que el ayudase a reequilibrar. Algo positivo, algo bueno que hubiera ahora mismo en su vida. No se lo ocurría nada. Sólo podía pensar en Oliver, en el bebé, en la psicópata de Jade, en el rechazo de Artemis y en el novio, del cual no quería ser amigo ni intentarlo. ¿Qué se hacía para entrar en un estado mental positivo cuando no puedes centrarte en cosas positivas de tu vida? Esta pregunta la sabía porque había ido muchas veces a rehabilitación y había estado en muchos tratamientos de alcohólicos anónimos. Repites un maldito mantra que te haga olvidar las cosas malas que te están produciendo la crisis.

- Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo: El sol, la luna y la verdad.- Recitó un manta de serenidad budista, intentando calmarse. Lo volvió a recitar una y otra vez intentando hallar esa paz que no encontraba. Intentando encontrar la serenidad que no tenía y despojarse de toda esa desesperación, ansiedad y angustia.

Se abrazó a sí mismo y cerró los ojos repitiendo una y otra y otra vez el mantra budista: Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo: El sol, la luna y la verdad. No lograba encontrar serenidad en las palabras y sus pensamientos estaban cada vez más desbocados. No tenía nada a lo que aferrarse y se sentía como un naufrago en la inmensidad del mar. Sin tabla de salvación ni posibilidad de pedir ayuda, rodeado de agua salada esperando ahogarse.

¿Por qué la gente nunca se tomaba en serio sus recomendaciones? El otro pelirrojo se bebió su Whisky. Para colmo  era un condenado velocista. Lo había podía captar al ver la rapidez con la que hacía los gestos. Era sutil pero era demasiado rápido para alguien normal. Ya había visto esa apariencia de “normalidad” en el Bart de su mundo. Roy era observador y era rápido, tan rápido como podía ser un humano, captaba cuando esa rapidez dejaba de salirse de lo anatómicamente posible por alguien sin poderes. Como odiaba en aquel puto momento los putos poderes metahumanos.

- Considero que esa es tu tendencia innata, buscarme las vueltas y sacarme completamente de mis casillas. Siéntete libre de hacer lo que gustes.- Dijo con un remarcado tono de reproche en su voz. Su último resquicio de esperanza le había sido arrebatado, como todo, por aquel hombre.

- ¿Tú primera vez? Sabe mejor segun te vas tomando copas. La primera siempre es amarga pero trago a trago dejar se sentir desagrado y se va convirtiendo en algo dulce y agradable. - Le resultó algo cómico el gesto de Wallace al tomarse su alcohol.

- Es que es la única cosa que conozco que las ahoga.- Comentó un un tinte de humor ácido en sus palabras. - ¿Sabes lo que se hace en expediciones de alta montaña cuando a uno de tus compañeros le da el mal de altura y es irremediable? Se le deja ahí porque ya esta perdido, quedarte con un cadáver sólo va a terminar por arrastrarte a tí también. Así que suelta mi mano y sigue tu camino. - Le devolvió la mirada y en los ojos esmeralda de Roy no había ningún brillo de esperanza, sólo vacío. Porque la vida era algo similar a la película ¡Viven!, hay que sobrevivir y dejar atrás lo que hielo se tragó.


Sintió algo de pena por aquel chico. Estaba intentando salvarle pero esas cosas suelen salir mal. Cuando has dejado de ver la luz en el horizonte y tu vida no es más que tinieblas es el final. No hay camino de vuelta a la redención. Su amigo Corey había muerto de sobredosis en la adolescencia no le había podido salvar. Aún podía recordar cómo le había encontrado en el suelo de las malditas calles de Gotham. Ese cuerpo tan frio en el suelo que había sido su compañero y su amigo en los duros años sin luz de vivir en las calles.  Jason era un adicto a la violencia y tampoco le había podido ayudar. Quizá ese era el destino irrevocable de un adicto, ser consumido por su vicio.

En un inesperado momento y como salvavidas para Wallace, Dick Grayson hizo su mágica aparición.

- Odio los días de lluvia. - Pero no llovía fuera, sólo dentro de Roy y su corazón quebrado. Es que no sabía cómo hablar con los chicos de sus emociones. Menos estando presente el velocista, que le resultaba tan desconocido. Para eso siempre había recurrido a Donna o a Lilith. No quería caer preso de lo típico de parecer débil al abrirse a otros hombres. Pero lo tenía tan arraigado que a veces costaba un triunfo salir de nuestra cáscara y romper con ese estereotipo. -Me duele  un poco la cabeza, creo que necesito dormir.- Cuando la camarera le trajo un su pedido a Dick. Roy la sonrió y abrió su boca para hacerle una comanda.- Oye preciosa, me puedes traer una manzanilla y una aspirina.- La aspirina era un analgésico suave que no contenía ningún opiáceo. No era peligroso para él y quizá no estando el birdie presente hubiera pedido un analgésico más fuerte con el que si que correría el riesgo de volver a sus antiguas adicciones. El Robin estaba ahí y no quería decepcionarle mucho, ya que desinteresadamente le ofrecía un hogar, comida y su amistad. La aspirina funcionaría un poco como un placebo si podía autoconvencerse de que aliviaría sus síntomas y sus malestares internos.

Se alegró de que Wallace no le hubiera contado todo a Richard. Agradeció ese gesto de lealtad. La situación de por sí ya era difícil como para además quedar totalmente expuesto y vulnerable ante el moreno.

-Un poco.- Fingió un sonrisa de esas que solía poner para que nadie se preocupara por él y su salud mental. De esas expresiones de estoy bien que suelen poner los adictos para cubrir sus hábitos nocivos y su derrumbamiento.- Pero … hey  no tan mal como para que salten las alarmas.-  Pensó que ojalá pudiera convencerse a sí mismo de que no pasaba nada grave y que todo iba a ir bien, que tenía todo perfectamente controlado. Esa coraza que costaba tanto soltar para pedir ayuda.

Un alivio recorrió su ser, al escuchar como la persona que le generaba malestar se iba. No tenía muy claro si era cierto que había quedado para comer y llegaba tarde pero no quería preguntárselo. La situación era complicada y quería que el otro se fuera.

- No es tu culpa; a veces las personas no congenian. -  Comentó a modo de despedida mientras negaba con la cabeza. No, no era responsabilidad del velocista que su vida fuera un completo desastre. No era culpable de que él estuviera padeciendo una crisis. Tampoco era el responsable de que Artemis no sintiera amor por él ni de que la desquiciada de Jade estuviera obsesionada con él. Wallace no había hecho nada para propiciar que su otro “yo” se liara con un  asesina y tuvieran un hija. No tenía por qué reclamarle de sus malas relaciones con su mentor ni de la multitud de errores que había cometido en su vida. Sus acciones eran lo que habían hecho que tuviera esa miserable existencia y no le correspondía más que a Roy pagar el precio por sus propios fallos. Sin embargo, ser consciente de que el otro no era culpable de sus miserias no hacía que le generase un sensación de amistad estar frente a él.

El velocista salió del lugar dejando lo consumido a las costillas del primer Robin. El de ojos azules maldijo en tono bromista el comportamiento de su otro  amigo. Sintió como un convergencia ante la situación de que el otro pelirrojo se hubiera ido a todo correr sin pagar y no supo muy bien por qué se rió. Se rió de esa forma alegre y carismática que tenía el arquero de reírse de las situación conocida. Como cuando alguien hace algo de manera cotidiana y ya estás tan acostumbrado que se te hace divertido. No entendía muy bien que había sido ese calor en su estómago que le había hecho reírse.  Esa sensación de estar ante una conducta ya sabida de aquel hombre, amigo de Dick. Era como si se conocieran de antes. Pero ese sentimiento, confortabilidad y comodidad se fueron tan rápido como habían aparecido. Por lo que Roy pensó que además de estar superado quizá se le estaba yendo la cabeza un poco. Quizá sí que necesitaba descansar de verdad, que su cerebro se relajara y dejara de esforzarse.

- En cinco minutos que me tengo que tomar la aspirina y la manzanilla. No me gusta hacer trabajar a las personas por nada.-