[WWD]Algo más de un mes [Autoconclusivo] (05-04-2019)

En aquella dimensión de bolsillo, los eventos del mundo real no parecían tener repercusión alguna, o así lo intuyó Cloe mientras caminaba por una de sus interminables escaleras que descendían mientras subían. La Tierra y toda la creación parecían estar condenadas ahora que los demonios estaban invadiendo cada uno de los rincones más sagrados del planeta. Toda fe estaba siendo resquebrajada. Toda esperanza pisoteada. Y aún así, en aquel lugar se respiraba una paz antinatural.
Pero Cloe no había entrado en Eldritch para darse un simple paseo. Ella quería estar ahí fuera pero antes, debía visitar esa dimensión, al menos una vez más. Las circunstancias así lo requerían.

El último peldaño de la escalera llevaba a una plataforma perdida de la vista, en un punto inexacto dentro de aquella vorágine caótica. Y sentado en su borde pudo ver la espalda y el resto del cuerpo del moreno que estaba buscando. Sloan observaba en silencio el torbellino que teñía el horizonte, en total quietud.

- Eres difícil de encontrar cuando quieres, ¿lo sabías? - le increpó la francesa al moreno mientras se iba acercando hasta su posición. Éste pareció sorprendido de su llegada. Algo raro teniendo en cuenta que aquella dimensión formaba parte de él, y a su vez sabía todo cuanto pasaba ahí dentro.
- Uh... hola Cloe...
- ¿Qué haces aquí tan solito, bombón?[/b] - La francesa se sentó a su lado, con una sonrisa de oreja a oreja, tan afilada como la hoja de un cuchillo. - Oh, por favor, dime que te has peleado con esa perra del pelo chicle. Por favor, dímelo. Hazme feliz.
- No, no, no es eso... Es tan sólo que quería esconderme.
- ¿Esconderte? ¿Para qué? No vendrás a decirme que te has vuelto emo o algo así, musculitos.
- Tampoco es eso...

Sloan no dijo nada más. Volvió la mirada hacia el infinito mientras Cloe mantenía la suya pegada al rostro del moreno. Lo estaba analizando, buscando el por qué. Había algo en él que había cambiado y no sabía de qué se trataba. Permaneció en silencio, sabiendo que tarde o temprano, el moreno hablaría. Siempre acababa abriendo la boca.

- Es... tan sólo es que... Últimamente he tenido unos sueños muy raros. Extremadamente raros. - Cloe siguió en silencio. - En ellos soy... soy un cazador. Soy un devorador. Una criatura extremadamente eficaz en destruir. Consumo todo cuanto toco y lo peor... Lo peor es que no siento absolutamente nada. Debería sentir algo ahora que tengo la cabeza en su sitio. Tendría que al menos experimentar angustia o miedo con éstos sueños y sin embargo me levanto como si no fuera humano. Y luego está esa voz... ¿Sabes? Escucho una voz extraña que me resulta familiar. Oigo como me susurra cuando estoy dentro del sueño. No siendo el cazador, no. Me susurra directamente a mí mientras observo el sueño. Me habla, me toma la mano y su voz es cálida. Y ahí tampoco consigo sentir nada. Nada de nada. Es absurdo y eso me aterra. Tendría que ser-
- ¿Humano?

Al escucharlo de la boca de Cloe, Sloan se gira para mirarla como si acabara de decir una tontería. Le extraña y le aterra por partes iguales. Cloe por su parte retoma esa sonrisa tan característica suya al entrar en contacto con los ojos de Sloan. Ha visto a través de ellos y ha encontrado la pequeña pieza que estaba buscando.

- Te voy a contar un cuento, hombrecito. Seguro que ya lo has oído por ahí pero mi versión mola más. Verás, erase una vez un patito muy, muy feo. Ese patito creció y se convirtió en un cisne. Todos lo aceptaron porque al final resultó ser algo hermoso. Fin. Mola más porque me salto toda la moñería del medio y voy directamente al meollo: tú eres ese patito feo Sloan, y resulta que quieres ser un cisne. Pero no puedes, porque no eres ni serás un cisne. Eres un calamar gigante de las profundidades. Eres el depredador que mora en la oscuridad que espera a su próxima presa. Eres un monstruo, y por muchas plumas que quieras ponerte, nunca serás un cisne. Oh, lo que viene a ser lo mismo, un humano.

Sloan no dijo una sola palabra. Sus ojos expresaban más de lo que haría su lengua. Y sabiendo eso, volvió la vista de nuevo al vacío, como si intentara esquivar esa dolorosa verdad.

- Hace cosa de más de un mes hicimos un pacto, tu y yo: yo te proporcionaba sustento mientras que tú hacías que me divirtiera. Durante éste tiempo no has hecho absolutamente nada. Oh bueno, lo del bicho de la torre estuvo bien... pero no fue nada del otro mundo. Y ahora mismo, ahí fuera está la madre de todas las montañas rusas. La feria de ferias. Y he venido para preguntarte: ¿debería retractarme de nuestro trato y buscarme otros niños con los que jugar?

De nuevo, Sloan no dijo nada, a pesar de la insistente mirada de la francesa. Y viendo que éste seguía en sus trece, se levantó del borde de la plataforma, se ajustó su falda y se dio la vuelta.

- El tiempo me dará la razón guapito, y cuando vuelvas a tener la cabeza en el sitio que le corresponde... me llamarás, ¿verdad? Mientras tanto, es mejor que nos veamos con otros. - Cloe esperó un momento, siendo respondida por el silencio, tras lo cual, emprendió la marcha para salir de aquel lugar. - Au revoir, Sloan...

Mientras la única fuente de recursos de Eldritch se alejaba, Sloan permanecía observando el vacío. Y a pesar de no haber nada, ante sus ojos sí había algo. No había respondido a Cloe porque no estaba oyendo su voz: otra la estaba solapando. Una figura enorme y de ojos amarillos hacía que mantuviera su atención en ella, como un yonki frente a un buen chute, un niño ante el televisor o una polilla que zumbaba hacia la luz.

Pero no había luz allá donde sus ojos miraban. Sólo... el infinito. Un infinito vacío y aterrador.

"... donde perteneces..."