Escocia 4/2/18
El gallo cantaba dando la bienvenido al nuevo día. Para el ex-templario eso era lo mas normal del mundo y no entendía como la gente se podía despertar tranquila con el ruido de ese reloj infernal que lo destruyo la primera y única vez que sonó con el golpe de su espada, desconociendo que eso se llamaba despertador y tenia un botón para pararlo. Se levanto de la cama y fue a remojarse la cara en la pica, aunque ya llevaba dos semanas viviendo en esa masía, le sorprendía que el agua saliera con un ligero golpe de manivela de esa extraña fuente artificial. Una vez aseado y vestido fue a desayunar con el pan que había hecho ayer por la noche, aun fascinado de que siendo tan oscuro fuera dentro pudiera iluminarse como si fuera pleno día.
Los primeros días de instalarse en su momentánea vivienda el mago le enseño todas las nuevas tecnologías que disponía, mostrando que la casa no estaba poseída por demonios. Al principio le costo mucho acostumbrarse, por eso intentaba no utilizar mucho todos esos avances para no mal acostumbrarse cuando volviera a su época. Una vez finalizado el desayuno se puso a dar de comer a los pocos animales de granja que tenia, pero suficiente para el, al igual que el pequeño huerto.
Una vez ya despejado y la casa en orden se puso a trabajar en la mágica daga que le volvería a casa en menos de que canta un gallo