Night of the living dead (Dick Grayson)

Le habían contactado para un trabajo y no tardaría mucho en presentarse ante su empleador, un hombre multimillonario que se habia mudado hace menos de un mes a la ciudad. Esperó a que fuera mas o menos las ocho de la noche para salir totalmente armado y enmascarado. Se había tomado un tiempo para evaluar el área en la que se presentaría y concluyó que el mejor lugar para entrar era el balcón del apartamento de quien le había contratado. No tardó mucho, y al llegar, podía observar una amplia puerta de cristal semi abierta por la cual podía visualizar un tanto impaciente a posible empleador. Era un hombre anciano, que andaba a bastón. Un hombre de piel blanca, bien vestido.
- Me trajo hasta aquí por una buena razón, espero que valga la pena. ¿Qué quiere de mi?

El empleador volteó la cabeza, sorprendido ante la llegada del mercenario. La verdad es que esperaba que entrara por la puerta, aunque nunca se sabe acerca de lo que se puede esperar sobre el mercenario. Le gustaba siempre establecer sus términos.

- No esperaba menos de alguien con su reputación - el hombre se levantó de su asiento y se acercó lentamente hacia Deathstroke. Tan pronto lo hizo buscó su billetera de entre el bolsillo de su pantalón y obtuvo una foto de la que seria el objetivo de la noche. Se la proporcionó al mercenario.

- Mi hija Audrey, de catorce años, la luz de mis ojos, está desaparecida desde hace día y medio. Necesito que la ubiques y, a ser posible, la traigas a mí sin importar las consecuencias. Estoy dispuesto a pagar cualquier precio por ella.

Aquello sonaba un buen caso para la policía, no para el exterminador. No era un trabajo que valiese la pena a sus ojos, pues gente desaparecía todos los días y Slade no se iba a poner a buscar a cada persona que se desaparezca.

- Los jóvenes hacen muchas locuras a esa edad, ¿qué te hace pensar que no quiso escapar? Mejor llama a la policía y espera lo mejor - concluyó, dándole la espalda y procediendo a marcharse por donde había venido.
- Esto va mas allá de la capacidad humana. Los policías no serian capaces de lidiar con seres como estos.
- ¿A qué te refieres? Explícate - se detuvo y se volteó para mirar al empleador.
- Multitud de jóvenes han desaparecido en las ultimas semanas, todas en circunstancias misteriosas. Curiosamente sucede con la llegada de estos sujetos, a los cuales conozco desde hace setenta años. Pensé que mudándome podría dejar mi pasado atrás, pero me equivoqué. Ellos me han seguido y han comenzado con la destrucción - decía el anciano, mientras pasaba una foto vieja (aproximadamente de 1945) en la cual mostraba a un sujeto vestido con la ropa de la época.
Ya te dije, reportalo a la policía.
- No es tan sencillo. Quien la secuestró pudo despachar a toda la seguridad de mi hija. Un grupo de guardaespaldas especialmente entrenados y armados como para enfrentar a cualquier persona... normal.
- Dígame todo lo que sabe. Soy todo oídos.

Y así fue como el anciano comenzó a contarle toda la información necesaria acerca de quienes eran los que estaban detrás de las desapariciones. También le contaba sobre donde podía encontrar a estos sujetos. Y si encontraba a estos sujetos, fácilmente podría encontrar a la chica, por la cual el anciano pagaría alrededor de setecientos mil dolares para volver a ver.




5 de Febrero de 2019
Blüdhaven

Slade tardó cinco días en obtener nuevo equipamento, el cual consistía de una nueva espada hecha de un material especial, su espada de Promethium, dos pistolas con balas especiales y su fiel bastón también hecho de Promethium. Se encontraba vestido con su tradicional armadura y con una nueva mascara, ya que la otra la había perdido. Durante el tiempo que se tomó para reunir su equipo, también lo pasó obteniendo la información necesaria como para localizar mas o menos los lugares en los cuales estos sujetos se movían. Si lo que decía el anciano era cierto, entonces la ciudad corría peligro. Pero ahora lo que importaba era encontrar a la chica. Sin con ello le quitaba un problema a la ciudad, bueno, la realidad es que le importaba poco.

Claramente estos individuos siempre salían tarde en la noche, por lo cual no fue si no hasta las 10:45pm cuando pudo localizar a uno de ellos. Era en un callejón que se encontraba levemente iluminado por una lampara que ya llegaba al fin de su vida útil. Desgraciadamente había llegado un poco tarde y aquel ser había logrado su cometido e hizo lo que quería con la mujer. La sangre corría desparramada por el suelo y en el rostro del individuo, el cual era calvo y tenia una piel pálida.

Slade lo que hizo fue avalanzarse sobre la criatura, a la cual intento someter. Esta tenia gran fuerza, por lo cual ambos llegaron a forcejear en varias ocasiones. Varios puños fueron dados con éxito, pero parecía que no tenían efecto en el individuo. Llego un momento en el cual Slade pudo someter a la criatura, tirarla al suelo y atravesar su pecho con la espada de Promethium.

La herida de espada no le había hecho nada al ser, pero lo detenía el tiempo suficiente como para permitirle a Slade la libertad de hacer preguntas. Claramente era una situación de ventaja para el mercenario, una situación que dada su reputación y a la escena, podría ser malinterpretada como otro asesinato mas para los cargos del ex-soldado. Pero no era el malo esta vez.

-¿Barbara? ¿Tienes un momento?
- Cómo no. ¿En que lío te has metido esta vez? – dijo la voz de la pelirroja al otro lado del comunicador.
- Necesito que analices algo, te he enviado los datos al ordenador.
-¿Otra vez sangre en tu traje, Grayson?
- Esta vez no es mía. Es de algo… una criatura que me encontré patrullando. No parece humano y quiero saber que es…
-¿Qué te hace pensar que no es humano?
- Regeneración celular…
- Podría ser un mutante.
- Ojos brillantes e hipnóticos, piel pálida…
- Quizás no le guste tomar mucho el sol…
- Y lo mejor de todo. Se transformó en un murciélago para escapar.
- ¿Un primo de Man-Bat?
- Eso dímelo tú.

Se hizo un pequeño silencio entre los dos, y después de escucharla teclear al otro lado volvió a abrir comunicación.

- Bingo. No vas a creerlo.
- ¿El qué?
- He comparado la sangre con unas muestras que se encontraron en la parte occidental de Rumania. He encontrado algunos periódicos del 1948 que hablan de esos hallazgos, se dijo que había un clan vampírico en la ciudad.
- ¿Rumores?
- Durante las siguientes dos semanas desaparecieron en extrañas circunstancias varios adolescentes.
- No, no es ninguna coincidencia. ¿Cómo me enfrento a ellos?
- Umh… pues no lo se. Supongo que has de usar lo típico; estacas de madera, crucifijos sagrados, balas de plata…- imaginé que la pelirroja me estaba sonriendo al otro lado.
- ¿Me tomas el pelo? –reí sin creerme lo que estaba oyendo. – De momento probaré con las balas de plata. Seguiré informándote si encuentro a otra criatura de esas.
- Dick…- su voz se volvió algo más seria.
-Dime.- inevitablemente la mía también se apagó.
- Ten cuidado.
- Siempre.



Me había pasado la noche anterior trabajando en mi taller, que quedaba cerca del edificio de dónde vivía. Varios días antes había comprando unos lingotes de plata pura en una tienda especializada. La broma me salió bastante cara, pero al menos estaría bien preparado para cuando Blüdhaven fuera invadido por más criaturas de la noche. ¿Qué sería lo próximo? ¿Hombres lobo? ¿Zombies?

Hice mis propios moldes y forjé varias balas de plata pura para mi pistola reglamentaria. Nunca pensé que usaría la pistola para algo más que no fuera mi trabajo de policía. Bruce tenía unas normas muy estrictas en relación a las armas de fuego, nunca verías a Batman o a Robin utilizar una. Pero yo no era Batman y no era Robin, así que podía permitirme esa licencia. Y más si se trataba de criaturas no-humanas, en esos casos la moralidad se esfumaba como el viento.

También preparé un cuchillo de hoja de plata, por si se me acababan las balas, que no estuviera del todo indefenso. Llevaba mis sticks eléctricos a la espalda y varios artilugios explosivos de mi propia cosecha guardados en el guante. El ordenador holográfico, Wing-cosas… vamos, lo de siempre. Esperaba también que los vampiros fueran conductores de la electricidad, o que al menos se dignaran a explotar si les metía una bomba entre las costillas.

Aquella noche no fue una patrulla normal. Seguí la pista de dos chicas desaparecidas en las últimas 24 horas: Amanda Sellers y Sally Thompson. Revisé en profundidad la zona por la que estuvieron la noche anterior antes de desaparecer ¿Y sabéis que encontré? Un regalo.

Se me revolvieron las entrañas nada más verle. Bajo la luz de la lámpara, en un callejón discreto, se encontraba Deathstroke... tenía clavada su katana en el pecho de un hombre sin pelo, y a su lado en el suelo yacía muerta otra mujer. De su cuerpo brotaba un gran reguero de sangre que manchaba la acera…

De la rabia y la impotencia que sentía se me nubló la vista, y me acordé de la última vez que nos encontramos. Me había dejado enterrado con vida bajo un edificio de Villa Aoki, por suerte había impedido que cumpliera su objetivo de asesinato, pero Slade Wilson seguía acampando a sus anchas en mi ciudad, matando a la gente que le venía en la gana.  No podía permitirlo.

Me deslicé a toda velocidad por la cuerda desaceleradota desde el edificio dónde me encontraba, y aterricé encima de mi enemigo, con la intención de propinarle una patada en el rostro y alejarlo así de la víctima.

- No en mi guardia, capullo.- le dije con los dientes casi chirriando de la rabia. Desenfundé mis sticks eléctricos, estaba preparado para mandar a Slade de vuelta al infierno...

Tenia a la criatura, la tenia a su completo merced. La espada en el pecho no hacia mucho, puesto que era de Promethium y no de plata, es mas, la herida que le había propinado parecía regenerarse aun con la espada incrustada. Costaba un tanto de trabajo mantener el control, pero la fuerza del mercenario y la posición tomada eran efectivas para someterlo e interrogarlo por unos breves minutos.

- Duele, ¿no es así? Y lo peor es que eso no es lo que te mata - le dijo al vampiro, a la vez que se encontraba situado con un pie sobre su estómago y haciendo presión con la espada atravesándole el pecho.
- Qui... ¿Quien eres? Te voy a matar - dijo la criatura al tiempo en que se quejaba y mostraba sus colmillos.
- No estas en posición de hacer amenazas - movió un poco la espada, para hacer que esta se clavase mas y le causara molestias. Comenzó sujetar la espada a una mano para buscar la foto de la chica de entre sus bolsillos de su armadura. - ¿Dónde esta ella?

Probablemente pudo haberlo dicho todo. Probablemente no. El hecho es que durante ese momento pudo escuchar algo que le hizo reaccionar y mover su cabeza hacia arriba. Era demasiado tarde, no pudo reconocer bien de quien rayos se trataba y recibió el golpe por completo. Retrocedió unos tres metros y que sorpresa, se trataba de Nightwing. ¿Como había sobrevivido a la caída del dojo? Cielos, si que era persistente. Pero bueno, no podía esperar menos pues estaba trabajando en Blüdhaven.  acción

- ¿Por qué tienes tendencia a arruinarlo todo? - dijo, con una voz molesta. Ya tenia al vampiro y lo tenia justo como quería. Ahora esa cosa se levantaba de nuevo. - Yo no hubiera hecho si fuera tú - acto seguido el vampiro se levantó como si nada hubiera pasado y con sus dos manos fue retirando poco a poco la espada, la cual tiró al suelo. Posteriormente este ente hizo uso de su impresionante velocidad y trató de propinar un golpe a Dick, para apartarlo de su camino.

El vampiro se dirigía al mercenario, quien reaccionó moviendo sus manos hacia donde estaban sus pistolas. Pero no quería matar a esa cosa -necesitaba la información-, por lo que las apartó. Iba mano a mano contra un oponente que le igualaba o superaba en fuerza. La criatura le saltó encima y llegaron a forcejear nuevamente, pero esa cosa era fuerte y finalmente le pudo derribar. Se le colocó encima, dispuesto a usar sus colmillos y alimentarse de él. Slade aun forcejeaba, pero era difícil.

No quise escuchar a Deathstroke, estaba demasiado enfadado con él. Le lancé a tres metros de su víctima con la patada voladora, y se dejó la espada incrustada en el cuerpo del torturado, gracias a eso tenía un arma menos con la que defenderse. Era mi oportunidad para hacerle pagar por lo que me hizo el otro día en Villa Aoki, pero entonces me di cuenta de lo que estaba pasando en realidad.

El hombre al que creía la víctima de Deathstroke, y que tendría que estar más que muerto, se levantó como si nada, quitándose la espada del pecho y lanzándola hacia atrás, aún más lejos de dónde estábamos. La herida se reconstruyó en un par de segundos y miré por primera vez al rostro del hombre sin pelo. Era uno de esos pálidos que llevaban días rondado por el ‘Haven. Mierda.

La criatura corrió hacia mí a una velocidad vertiginosa. Estaba tan cerca de él (y de echo le había dado la espalda), que me comí de lleno el empujón. Por suerte no acabé tan lejos como la espada de Deathstroke. Yo era solo una piedra en su camino, a quien quería arrancarle la cabeza con esos pedazo de colmillos era a mi gran amigo Slade (nótese la ironía), y que por un instante pensé en dejarle hacer.  Ambos hombres forcejearon, pero el Vampiro tenía más fuerza y empezó a ganar terreno. Me hubiera encantado ver lo que pasaba después… pero mi maldita y estúpida moral me lo impedía.

Saqué los sticks eléctricos que llevaba colgados en forma de cruz en la base de la espalda y mantuve apretado el botón que lanzaba las descargas eléctricas. Me acerqué sigilosamente por detrás y le clavé los dos bastones al Vampiro, esperando que su cuerpo convulsionara con la electricidad.

-¿Quieres bailar un rato?- bromeé mientras observaba como la criatura de la noche quedaba aturdida por la corriente de los bastones.

Y como bien sabéis, la electricidad es conductora, y el Vampiro estaba muuuy pegado a Deathstroke, lo que significaba que, si todo iba bien, mataría dos pájaros de un tiro. Recé para que el traje de mi gran amigo Slade no fuera un aislante.

Forcejeaban y forcejeaban, sin que ninguno de los tuviera el control completo sobre el otro. El vampiro demostraba tener una fuerza probablemente a la par que el mercenario. No duraron mucho en la contienda. Grayson se acercó por detrás y electrocutó al vampiro, quien a su vez pasó la carga eléctrica al mercenario. De entre todas las formas posibles para poder retirar a un tipo encima del otro, de entre todas las formas Nightwing -un experto luchador- escogió la de electrocutar al contendiente. ¿Sabia él que la electricidad podría afectar a los dos que estaban peleando? Con su intelecto, probablemente si. O al menos no lo hubiera hecho sin antes saber acerca de la capacidad de conducción del traje de Slade. Pero Nightwing quería herirle.

El vampiro, en respuesta y mientras se sacudía violentamente al igual que Slade, se movió para colocarse tirado al lado. Ambos cuerpos desprendían humo y mas la criatura, quien desprendía un olor similar a la carne quemada. Pasó un minuto y medio, en donde los dos sujetos estaban inmóviles en el suelo. El vampiro fue el que mas rápido se recuperó, gracias a su factor de regeneración. Tan pronto recuperó la consciencia, se levantó de prisa y procedió a escapar hasta la calle.

Slade se recuperó unos dos minutos después. Abrió el ojo súbitamente y sin mover la cabeza miró a Dick. Luego procedió a propinarle un golpe al estómago con las dos piernas estiradas y a usar ese mismo movimiento para ponerse de pie.

- ¿Acaso crees que esto es una especie juego? - luego procedió a darle un puñetazo al rostro. Miró a su alrededor y se percató de que su objetivo ya no estaba  - ¿Acaso tienes idea de lo que acabas de hacer? Mi objetivo se ha escapado, por tu culpa. - y le volvió a golpear.

FDI: Mil perdones por el retraso!!! >o<

Y Voilà, ya teníamos chupasangres a la parrilla y mercenario con patatas. La conducción de la electricidad era maravillosa, tan increíble que no me lo podía creer. Había dejado a los dos hombres abatidos en el suelo, y parecía que tenían para rato.

Respiré algo aliviado al ver que no se movían ni un pelo, y procedí a analizar al monstruo en cuestión. Tenía el rostro pálido y los ojos rojos inyectados en sangre. Era la primera vez que veía a una criatura de la noche tan de cerca, así que tras examinar su fisonomía (muy parecida a la humana), me dediqué a registrar su ropa, por si había algo interesante. Si formaba parte de una secta, estaba seguro de que entre sus ropas se encontraría algún dibujo de la misma. La mayoría de sectarios lo hacían, les encantaba llevar medallitas con símbolos profanos de dioses paganos, y proclamar sus nombres a los cuatro vientos. Aunque a nadie le importara. En serio... ¿De dónde había salido el vampiro?

Los músculos de la criatura reaccionaron, y me aparté instintivamente de él, evitando que sus feroces colmillos me arrancaran el cuello. Echó a correr, y lancé uno de mis cachivaches, que se enganchó en su espalda. Me preparé para seguirle, pero la patada de Deathstroke me desestabilizó. Me llevé las manos al estómago y me retorcí de dolor. La electricidad no le había aturdido el tiempo suficiente...

Me recompuse con rapidez y detuve a tiempo el puñetazo que me iba a destrozar la cara. Slade estaba rabioso, lo noté en el tono de su voz. No se alegraba nada de verme. ¿Y qué esperaba? ¿Qué le trajera flores? ¡A mí tampoco me gustaba él!

- Hoy perderás más que eso, Deathstroke.- hice una acrobacia hacia atrás, repeliendo los siguientes feroces ataques del mercenario y escapando de la lucha cuerpo a cuerpo. En cuanto tuve la ocasión, encendí el ordenador holográfico de mi muñeca izquierda, y apareció un mapa de la ciudad, con un punto rojo que se movía a pasos agigantados por la pantalla.- ¿Quién ha dicho que haya dejado escapar a nadie?.- esbocé una sonrisa divertida al ver que el transmisor funcionaba a la perfección. Pero si no me daba prisa, iba a perder pronto el rastro del Vampiro...