Cambiando de acera (Cloe) [02/09/2018]

- Shhhh... tranquilo muchachote... - La figura de una mujer morena, bien vestida y con un cuerpo de escándalo se acercó al cristal que tenía justo delante, cruzando los brazos por debajo de su busto, realzando el mismo mientras dibujaba una sonrisa sarcástica y ácida en sus labios. - Ya hemos avisado a la hermanita que la princesita de su hermano no llegará para cenar... ni para dormir... y muy posiblemente los siguientes días tampoco se caiga por casa. Pero supongo que no le será nada nuevo, ¿no?

La voz de la mujer cargaba con tanto ácido que de ser físicas sus palabras, habrían derretido el cristal y posiblemente habrían dejado sin cejas a la Antorcha Humana.

Esa misma voz sonaba con otro tono, con otras intenciones cuando se encontraron cara a cara. Ella le hizo una caída de ojos. Él le sonrió. Ella le dijo con característicos gestos que se acercara. Él así lo hizo. Sabía quién era el chico y que le invitara a tomar algo. Él aceptó, empezaron a hablar y tan absorto estaba de aquellos ojos llenos de maldad que ni se dio cuenta de la droga que le metió dentro de su copa.

Como se suele decir, "coser y cantar" o "como quitarle un caramelo a un niño".

- Perdona por el remojón pero, verás, tuve que pagar bassstante por el cacharrito éste y sólo me faltas tú queriendo derretirlo por dentro y....tsk tsk tsk - negó con el dedo índice, apoyándolo luego sobre el cristal y haciendo inocentes círculos sobre éste. - ¿Qué sería de una mujer sin sus juguetitos?

La mano salió de la visión del joven, y se escuchó cómo pulsaba un botón.

Una descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Johnny, a través de la silla donde estaba atado y ayudada por el agua que le recorría el cuerpo. Fue una descarga corta, pero intensa. Algunas gotas se evaporaron, dando la sensación de que se estuviera quemando el joven.

- Verás, Johnny: te conozco, como te dije antes y... ¿sabes? Me gustaría saber cuán chico malo podría llegar a ser un héroe como tú.

El ambiente empezaba a caldearse. Bien, pensó Cloe, así todo será más fácil. No hay nada mejor para lo que tenía planeado hacer como que el sujeto vaya perdiendo la compostura y la cordura poco a poco hasta que tan sólo fuera una amalgama de pensamientos irracionales con un buen agarre por donde tirar a destajo.

Los intentos de Johnny por provocarla no dieron sus frutos o, bueno, las pullas mejor dicho. No sabía bien si había intentado provocarla o era su personalidad quien hablaba. De hecho, en toda su vida Cloe había escuchado más de un insulto dirigido hacia su persona y mil formas de sacarla de quicio. Muchas funcionaban, desde luego, pero no todas.

- ¿No se nota? Soy una chica muuuuy mala, cielo... y voy a ser aun peor. Y no, no te voy a soltar... no todavía. Antes quiero jugar un poco más contigo. - Volvió a pulsar el botón de la electricidad y ésta vez, lo mantuvo un buen rato. Un rato que para el pobre héroe sería eterno.

Cuando soltó el botón, el chico echaba humo. Fue en ese momento cuando la mujer se alejó un poco de la cápsula donde estaba encerrado Johnny y le dio a un interruptor de la pared.


La luz se expandió por la pequeña habitación a medida que se iban encendiendo las bombillas dispuestas de forma ortopédica y sin ningún sentido estético por la pared y por el techo, mostrando lo que a simple vista sería el sótano de algún científico loco y con muchos recursos. Además de la cápsula, la cual estaba pegada a la pared y conectada con tubos en el techo a dos bombonas bastante enormes a su derecha, también había varias mesas con un instrumental digno de los años cincuenta o más atrás, cuando se practicaban tratamientos "psicológicos" experimentales.
Además, había una camilla con sábanas blancas que destacaba sobre toda aquella "mugre" con un sobrecito encima el cual tenía un corazón pintado con carmín envuelto en llamas.

- Te preguntarás de dónde he sacado todo ésto y por qué te tengo a ti y solo a ti de entre un millón de héroes dispersos por el mundo encerrado, en una bonita bola de cristal. - Se acercó lo más cerca que pudo a Johnny, separada por la cápsula. - O bien te estarás preguntando quién soy yo....... - hizo una pausa, observando al chico con una mirada vacía de juicio. - Todas esas preguntas son irrelevantes. Lo verdaderamente importante de todo ésto es el resultado: si todo va bien, yo moriré abrasada, y tu te elevarás como la nueva perdición de ésta ciudad. Ni siquiera te reconocerás al mirarte en el espejo porque no serás capaz ni de saber qué es un espejo. - Se apartó de Johnny hasta situarse justo frente a él, cogiendo unos mandos que estaban conectados a la cápsula. - ¿Unas últimas palabras antes de que empiece la fiesta?