El sol se esconde y la luna y las estrellas aparecen en el cielo nocturno iluminando la sublime oscuridad de nueva york. Estoy vestida con mi clásico traje de látex ajustado a mi atlético cuerpo, llevo mis botas con unos tacos muy altos negros como el resto de mi traje. Me arreglo el escote del traje que deja ver gran parte de mi busto el cual es decorado por un borde de piel sintética blanca, termino colocándome la peluca blanca y el antifaz negro, estoy lista, la noche es mía y nada ni nadie puede detenerme, soy la gata negra, soy la mejor ladrona de nueva york.
Dejo atrás mi mansión, la herencia de mi padre sin que nadie de mi familia y empleados pueda notarme, me escabullo en las sombras con agilidad felina, ni un solo sonido es emitido, soy como un fantasma un gato que no busca ser descubierto mientras se escabulle en la carnicería. Hoy uno de los diamantes más grandes del mundo llego a la ciudad y es resguardado con la mejor seguridad y tecnología, pero el museo ni todos sus guardias y alarmas podrán detenerme, soy la numero uno, soy la mejor en lo que hago y ese diamante debe estar con su mami.
Voy entre los tejados, voy entre los callejones, como siempre las noches son muy transitadas pero nadie puede verme, no los dejo hasta que llego al museo central – Esta noche vendrás con mami, pequeñín – digo después de burlar las cámaras de seguridad, escalar las paredes y escabullirme por la ventilación. Sigilosamente entro, burlo muchos guardias a los que no puedo esquivar les caigo por la espalda y los aturdo en silencio con golpes marciales. Entro a la oficina de seguridad principal, desconecto todas las cámaras sin antes descubrir donde tienen el diamante escondido – Miau – suelto casi como un sensual gemido al verlo en las cámaras.
Logro llegar dejando varios guardas durmiendo a la fuerza, la habitación del diamante estaba completamente cubierta de laser de seguridad, tiro una bomba de humo que me permite verlas claramente y con gran agilidad empiezo a esquivarlos uno por uno hasta llegar al atril donde descansaba mi bebe. Tenía requería de una gran concentración, mi corazón palpitaba agitado y por mi frente empieza a caer una gota de sudor que sigue su camino hasta perderse en mi pecho. Hago un orificio en el cristal que lo protege con mis garras, meto la mano y saco el diamante, mi error, mi estúpido y fatal error, al sacar el diamante olvide el dispositivo de alarma que se activa al detectar la falta del peso del diamante, las alarmas empiezan a sonar. Muy pronto toda la policía estaría aquí y puede que también lo esté Spider-man – Mmmm... – muerdo mi labio inferior solo en pensar en el pero no quería verlo hoy, hoy era la noche en que me haría de este diamante.
Con el diamante en mi cinturón inteligente que llevo a la cintura inicie mi escape, escucho las sirenas de la policía, me tienen rodeada, pero no pueden rodear a la gata negra, no pueden… o eso creía, cuando burlo a toda la policía de Nueva york y corro hacia mi mansión pero tras mi está el arácnido favorito de esta puta ciudad, si no fuera porque viene a quitarme el diamante, me detendría y me comería a esa araña pero no hoy, esta noche debo perderlo, saltando entre los tejados me doy el tiempo para mirarlo hacia atrás y lanzarle un beso con la mano – Bye bye guapo – le digo de forma sensual antes de perderme en la oscuridad entre todos los gatos callejeros.