[Minievento] El tiempo en sus manos - Please, mind the gap (Deadpool) [10-03-2019]

"Mañana será otro día", o eso te dijiste a ti mismo la noche anterior cuando abandonaste la mansión del mago para ir a descansar, sin embargo, a la luz de la salvaje desorientación que te inunda no puedes evitar la sensación de que no deberías haberte levantado de la cama ésta mañana, sobretodo considerando lo que ya sabías que te esperaba. ¿Tendrían razón los que aseguraban que estabas loco? No podías responder a esa pregunta, ya que el único pensamiento que eras capaz de enfocar era que te encontrabas envuelto en un torbellino de colores que amenazaban con sobrecargar tu cerebro.


Entonces, abruptamente, el mundo dejó de dar vueltas y te encontraste a ti mismo ante un coche que tocaba el claxon. Desorientado, estás a punto de saltar fuera de su paso cuando te das cuenta de que el coche no se está moviendo. De hecho, hay otro coche detrás tuyo que tampoco se mueve. Te encuentras en mitad de un atasco de tráfico londinense.


Y sabes que estás en Londres (aparte de por los característicos autobuses de dos plantas rojos y los taxis) porque un hombre saca la cabeza por la ventanilla de su coche y te ruega con seco acento británico:

- ¿Le importaría mucho salir del paso de mi vehículo para que éste pueda desplazarse en el poco probable caso de que el tráfico de éste carril vuelva a moverse?

Miras a tu alrededor, inseguro acerca de qué dirección tomar, cuando descubres la forma ectoplásmica del mago flotando cerca de la entrada del metro. Estás a punto de dirigirte hacia allí cuando una seca voz dice detrás tuyo:

- ¿Qué es esto?

Te das la vuelta y te encuentras con un policía londinense de aspecto brusco que se planta allí, balanceándose atrás y adelante sobre sus talones mientras golpea rítimicamente la palma de su mano con su porra sin perder de vista las dos katanas que llevas a la espalda y tu evidente (y abundante) armamento.

- ¿Te importaría decirme -pregunta con un tono de voz que no contempla tonterías- quien diablos crees que eres?

El policía, sorprendido, abre unos ojos como platos, se lleva la mano a la nariz ensangrentada y, acto seguido, coge el silbato y empieza a soplar, provocando que, aparentemente de la nada, surjan media docena de bobbies cargando en plancha hacia ti y agitando sus porras como si se tratara de una película de los Keystone Cops. Una porra certeramente lanzada te acierta de pleno cuando te das la vuelta, y un par de policías consigue cerrarte el paso, pero los apartas sin problemas y saltas al interior de la estación, donde una multitud considerable se agolpa en las escaleras de bajada. La gente se para a la derecha y pasa corriendo a la izquierda, pero tú quieres ir más rápido y, haciendo gala de tu extraordinaria agilidad (y absoluta indiferencia por la vida propia), saltas hacia la barrera separadora del centro y te deslizas hacia abajo, ganándote bastantes miradas sorprendidas por parte de la gente. Los policías, incapaces de seguir tu ritmo (¡menos mal que llegaste en hora punta!), se agolpan arriba tratando de apartar a los que les bloquean el paso, pero tú ya estás muy lejos. Llegas al andén en el momento en el que un tren está lanzando el último pitido de advertencia antes del cierre de puertas, a puntito de salir. Detrás tuyo, te llegan los gritos de los policías tratando de alcanzarte, ¿qué harás?

Cuando te diriges apresuradamente hacia el baño, escuchas la aguda vocecilla de una niña preguntándole a su madre:

- Mami, ¿por qué está Spiderman cogiendo el metro? ¿Se le han acabado las telarañas?

Al salir del baño, divisas a tu izquierda una bola brillante de energía a través de las ventanillas. Resulta curioso que la manera de pasar desapercibido del mago sea hacerse pasar por Campanilla. Sin lugar a dudas haría un magnífico papel como brújula humana. Parece estar indicándote que saltes del tren en movimiento en dirección a las vías...

Saltas del tren sin problemas, aterrizando en otras vías que se dirigen en la dirección opuesta. Más allá de las vías, el flotante globo de luz se balancea, esperando a que lo sigas, y así lo haces.

La bola te conduce unos diez metros junto a la vía, se detiene un momento frente a una sección de la embaldosada pared y se desvanece. Entonces, ves un símbolo en la pared, un disco dividido en cuatro partes, brillando levemente, igual que en la torre de Marruecos. Estás convencido de que el fragmento de amuleto se esconde tras esa pared pero, antes de que puedas llegar a acercarte, otro antiguo conocido se materializa frente a ti, grande como la vida y dos veces más feo, bloqueándote el acceso.


- ¡Has recorrido un largo camino, Deadpool, para encontrar tu muerte! -afirma riéndose.

Ésta vez sabes que no se trata del auténtico, pero aunque haya sido extraído de tu memoria, el daño que consiga hacerte será real, y ésa parece ser su clara intención cuando alarga las manos hacia el carcaj que cuelga de su hombro.

- ¿En serio? -Taskmaster se encoge de hombros al ver tu reacción-. No pensaba que sería tan fácil.


Acto seguido suelta la flecha que vuela rauda hasta atravesar certeramente tu garganta, liberando una descarga de 21.000 voltios sobre tu cuerpo que te paraliza por completo y te hace caer sobre las vías del tren. Taskmaster desenvaina entonces la espada y salta sobre ti.

- Voy a disfrutar mucho completando ésta tarea -afirma alzando la enorme espada sobre su cabeza. Justo en ese momento notas como el suelo comienza a temblar, pero estás tan aturdido por la descarga que no aciertas a pensar qué puede ser. ¿Un terremoto, tal vez?

Tirada:

El mercenario, enfurecido ante tu súbita desaparición, dirige la mano al carcaj que cuelga a su espalda con la obvia intención de coger otra flecha... en el mismo momento en que el tren choca contra él, reduciéndolo al polvo místico del que salió.

Esperas a ver si te han arrojado algo más, pero nada llega. Además, el símbolo del amuleto de la pared ya no brilla como al principio, sino que se encuentra apagado, como si al derrotar a la ilusión se hubiera desvanecido el hechizo.

Abres un agujero en la pared con tus armas y tus dedos se cierran en torno a una pieza triangular de piedra. Inmediatamente te das cuenta de que se trata del amuleto que estás buscando, aunque por más que lo miras eres incapaz de encontrar el menor sentido en sus marcas.

Colocas el trozo de amuleto en tu cinturón y miras a la ectoplasmática figura del hechicero, que de nuevo flota frente a ti, esperando a que estés listo para el viaje de vuelta.