Quemando suelas (Blair) [17/10/18]

Logan se levantó de buen humor aquella mañana. Apenas eran las cinco de la mañana
Marchó a desayunar, preparándose un buen desayuno consistente en tres huevos revueltos, medio plato de bacon, varias tostadas, un bol cargado de leche y avena, una manzana y un plátano, todo eso regado con una gran taza de café cargado, no ese café aguado al que tan aficionados eran los estadounidenses, sino que era un potente café hecho al estilo del resto de mundo. En secreto había "aliñado" el café con un chorro de whisky canadiense, nada mejor para empezar un buen día.

Tales desayunos hacían mirar con cara de extrañeza a otros habitantes de la casa, ¿dónde podía caber todo eso en un cuerpo tan pequeño?. Sencillo, porque lo quemaba todo, por no hablar de que había épocas en las que podía estar días sin comer. En cierto modo podría decirse que su metabolismo era otro poder mutante más.

Devoró todo aquello y marchó dando una ligera carrera por los jardines. Quería estar completamente activo. Esa mañana había quedado para entrenar con una nueva adquisión de la escuela.

Hacía unas semanas se habían conocido y no sabía que impresión llevarse de ella. Por una parte Logan le había gastado una broma que acabó con un golpe en la cabeza de ella, y por otra habían tenido una discusión sobre el modo que se comportan los mutantes en el mundo. Parecían no estar de acuerdo.

El caso es que él había aceptado darle entrenamiento físico. Muchos estudiantes le rehuían como profesor porque pensaban que era muy duro en el adiestramiento. Logan no podía estar más de acuerdo, era muy duro y lo sabía, pensaba que debía serlo. Allá aquel que quisiera entrenarse por su cuenta fuera del tiempo de clase, las personas eran libres de decidir su camino, hasta para equivocarse pensando que un entrenamiento más laxo era el camino correcto en una vida a la que no le iban a faltar peligros.
Que a pesar de aquello algún alumno quisiera entrenar con él era algo digno de respeto.

Esperó en el punto indicado, delante de las escaleras de la mansión, a la hora precisa. No llegaba.
Cinco minutos de retraso, vio que marcaba su reloj, y tuvo que evitar sonreir para mantener un aspecto serio.

Aparcó su coche en la puerta, llegaba tarde, seis minutos de retraso, pero aquel dichoso desvío por obras la había retrasado más tiempo del que había esperado. Era demasiado pronto para que hubiera atascos, pero aun así, las calles de la ciudad que nunca duerme estaban a rebosar de coches que habían ralentizado su llegada. Bajó del coche con paso ligero y después del pitido de la alarma, guardó las llaves en su bolso. Logan ya estaba esperándole a la puerta con gesto serio, ya le habían avisado de que el entrenamiento con Logan sería extremadamente duro, pero la verdad, era el único que se había ofrecido a prepararla para lo que vería dentro de los x-men, puede que fuera el más duro, pero parecía que también era el único al que le preocupaba que sus compañeros sobrevivieran.

- ¡Buenos días!

Le dedicó un saludo animado con una sonrisa resplandeciente, le había costado una enormidad, levantarse de la cama, pero desde luego no iba a darle el placer de dejarle ver que en aquellos momentos se volvería a su cama y se arroparía hasta las orejas sin siquiera quitarse la ropa de deporte, y menos aún después de verlo tan fresco, ahí parado frente a la puerta esperándole. Odiaba a la gente que no parecía dormir nunca y no se les notaba, los odiaba y envidiaba a la vez. A ella le costaba varios correctores al año, disimular los estragos de las escasas horas de sueño. Maldito y fresco Logan...

- Bueno, tu dirás, tu eres el maestro. Ya me han avisado de que eres muy duro... ¿Debería hacerme un seguro de vida? Ten cuidado que yo si me rompo, no como otros...

Le dio un codazo de broma mientras se reía esperando que la guiara hasta el sitio donde fuera a tener lugar el entrenamiento, no conocía todavía demasiado bien todos los rincones de la mansión, aunque Drago le había hecho un tour bastante exhaustivo su primer día, pero la verdad, es que aquel sitio era demasiado grande como para recordar todos los caminos.

Spoiler:

Blair se acercó por el camino desde el aparcamiento. Estaba en forma, pero no dejaba de tener el aspecto de una yuppie de Manhattan que salía a correr por el parque a primera hora de la mañana o se apuntaban al gimnasio de moda para hacer cardiobox o cualquier pseudo-arte marcial de reciente introducción.
Se notaba que su ropa deportiva era cara, sus zapatos de marca perfectamente limpios, y no podía estar seguro, pero pareciera que se hubiera maquillado ligeramente para venir.

- ¡Buenos días!

- Bueno, tu dirás, tu eres el maestro. Ya me han avisado de que eres muy duro... ¿Debería hacerme un seguro de vida? Ten cuidado que yo si me rompo, no como otros...
Mientras, la chica le dio un codazo de complicidad.



-Hola, has llegado más de cinco minutos tarde, lo disculparé porque vives fuera y porque es el primer día.-
-Creo que ya todos sabemos el tráfico de la ciudad a estas horas, así que quizá deberías salir un cuarto de hora antes o bien cómprate una moto como hacemos otros para evitar estos problemas.-

A Logan le gustaba dejar claro el primer día quien mandaba, así que siempre procuraba aparenta que estaba de malas pulgas, aunque se hubiera levantado de buen humor, como era el caso. En realidad, le resultaba gracioso que hubiera llegado tarde, ya que le daba una excusa para ser duro.

Todo esto lo decía mientras caminaban camino al campo de deportes de la mansión.

Al llegar allí.
-Ahora vamos a hacer un poco de carrera. Tienes cinco minutos para estirar.-
Logan se quedó inmovil mirando como ésta realizaba ejercicios de estiramiento delante de él.
Cuando hubo acabado empezaron a trotar. Logan se sitió detrás de ella.
El ritmo no era lento, pero Logan lo consideraba insuficiente para alguien que evidentemente podía llegar mucho más.
-Dale un poco de vida a esto o cuando acabemos te vas a encontrar las duchas recién usadas por medio centenar de adolescentes con prisas.-

-Y levanta esos pies, cualquiera diría que le has metido plomos a los zapatos.-
Blair aumentó el ritmo, a algo bastante acelerado, ritmo que siguió Logan sin demasiado esfuerzo.
Logan la veía desde atrás, lo aguantaba, pero quería saber cuanto.
Tras varios minutos en ese esforzoso ritmo, la chica ya se veía algo apurada para mantenerlo.
-Sprint hasta la escalera de la mansión, ahora.-
Logan también corrió adelantando a la chica hasta llegar a la escalera y esperarla allí.

Blair corrió esforzadamente hasta cinco metros de la escalera cuando bajó el ritmo y caminó los últimos metros con los brazos de jarras y con una respiración muy trabajosa.

Logan la vio, tenía capacidad de esfuerzo y podía llegar a más. Su estado actual era bueno, pero muy superficial. Iba a hacer que cuando se acostara por las noches le dolieran hasta las pestañas.
-¿Qué tal te sientes?.- Preguntó Logan sin esperar a que hubiera recuperado el aliento.

Logan no parecía muy contento con su retraso, no creía que cinco minutos en un entrenamiento fueran para tanto, pero estaba claro, que para él si, procuró no volver a abrir la boca el resto del camino ni mientras realizaba los ejercicios de estiramiento, cuando la carrera empezó, comprendió enseguida lo duro que era, y su comentario sobre las duchas fue recibido con sorna.

- La verdad es que tenía intenciones de ducharme en mi casa, evito las duchas compartidas desde el instituto.

Sin embargo Logan no tenía ni una pizca de piedad dentro, era como estar dentro de una película sobre una academia militar, y se preguntaba internamente cuando se encontraría con el muro de madera para escalar con una cuerda. Se consideraba una persona deportista, pero estaba claro que no lo suficientemente para él o para aquella mansión, la idea de sentirse formando parte de un comando armado y clandestino era algo excitante, si, pero también desagradable para alguien que prefería solucionar las cosas de otra forma, aun así había prometido que le daría una oportunidad a los X-men si era cierto que su objetivo era proteger a todos aquellos niños. Cuando finalmente todo aquello terminó y Logan le preguntó que tal se encontraba, sólo pudo mirarle con desmayo mientras tomaba un poco de aíre antes de responder.

- Como si hubiera corrido una maratón y luego jugado al tenis, sin descanso. ¿Es que tu nunca te cansas?.

No podía evitar preguntarse cómo es que aquel hombretón tan corpulento no se cansaba después de aquello. ¡Ella no podía ni con su alma! Pero aun así, estaba bastante satisfecha con lo que había logrado, no estaba nada mal para el primer día.

Apenas podía hablar, mientras es encorvaba buscando aire...pero al final consiguió realizar la respuesta a su pregunta.

¿Que si él no se cansaba nunca?, claro que se cansaba, principalmente si llevaba mucho tiempo sin comer, pero eso no era muy común ya que si llegaba tan caso, su conciencia se volvía más animal y tenía más capacidad de supervivencia que cualquier supuesto experto en supervivencia de operaciones especiales del ejército, siendo capaz de encontrar comida con más facilidad que cualquiera y sin ningún escrúpulo ante cosas que otros jamás serían capaces de probar.
-¿Cansarme?, pues que ahora recuerde, no suelo cansarme nunca, no.-
-Supongo que te habrán contado cual es mi poder mutante, ¿no?-
-No tiene nada que ver con las garras que lo atraviesan todo, sino con mi capacidad de resistencia, curación, etc. Me corto y me curo en segundos,  Eso también es aplicable al esfuerzo físico, no siento el dolor del esfuerzo físico.-
-Es más, cuando me entreno, una persona tiene límites físicos, cualquiera puede hacer pesas, cada vez con mayor peso, pero hasta un punto, ya que tus músculos se fisuran del esfuerzo, te duelen y cada vez la mejora es menor. Imagina que yo no tengo ese límite. De hecho, mis huesos no se van a quebrar tampoco.-
-Esto es mucho entrenamiento, mucho trabajo y el no tener que sufrir convalecencias si tengo cualquier problema. Por supuesto, visto así, darme una carrera como la que nos hemos dado es un esfuerzo pequeño para lo que me permite mi cuerpo.-
-Bueno, dejémonos de charla y ahora descansa. Voy por algo de agua para ti.-
Logan entró en el edificio y salió a los minutos con un par de botellas de agua. Le lanzó una a la mujer, que parecía ya más repuesta, ya que la cogió sin esfuerzo.
-Al menos parece que te recuperas rápido.-
-¿Qué te parece si vamos al gimnasio un rato y miramos a ver que tal vas de defensa personal?-.