Prueba de rol Slade Wilson

Sangre y disparos por todos lados, una fabrica abandonada había sido sede de el asesinato de un narcotraficante cuya competencia principal lo quería ver muerto. Ni siquiera los ocho hombres pudieron resguardar bien al objetivo del mercenario, pues ahora todos estos hombres yacían muertos, o bien moribundos en el suelo. La realidad es que ellos no eran el objetivo, Slade tan solo vino por uno, pero estos sujetos interferían con su labor y por lo tanto tenia que eliminarlos. Hacerlo le había llevado algo de tiempo, pues hubo algo de forcejeo mientras los golpeaba y su objetivo casi aprovechaba esto para escapar, pero Slade le disparo para incapacitarlo antes de que pudiera hacerlo. Y ahora el mercenario, tras eliminar a todos los sujetos, el mercenario caminaba en dirección del narcotraficante.

—Tus piernas están lesionadas, ¿a donde pretendes escapar? Solo hay una única salida para tí—expresó el ex-soldado de un solo ojo, mientras se acercaba amenazante ante su objetivo que se arrastraba lentamente dejando un rastro de sangre a su paso. Su objetivo se desesperaba con cada metro de avance por parte del enmascarado, hasta el punto en que decidió dejar de huir.
—¡Espera! ¡Esta bien! ¡Ya entendí!—dijo el objetivo interponiendo sus manos, en señal de pare. Luego procedió a mover lenta y visiblemente sus manos para indicar que iba a buscar algo en sus bolsillos. Tampoco es que significara amenaza alguna, Deathstroke podría reaccionar mucho antes de su objetivo intentara un movimiento estúpido y por eso no hizo nada para detenerlo. De sus bolsillos, Smith sacó un puro y un encendedor—¿Me dejarías?—El individuo lo encendió y lo fumó, mostrando después un particular placer al momento de exhalar la bucanada de humo.
—Dime, ¿qué fue lo que te hice? ¿A quien de tu familia asesiné?—decía mientras fumaba.
—A ninguno. No hay circunstancias personales en esto, solo es una cuestión de negocios—Slade, amenazante, comenzó a sacar su espada de la funda que se encontraba a su espalda y Smith terminaba de exhalar otra bucanada del humo de su puro. Las opciones se agotaban para el criminal, quien trataría negociar por su vida en un acto desesperado.
—¿Quien te está pagando? ¿Quieres dinero?
—Las ofertas están cerradas por el momento. ¿Algo más que decir? —Slade no tenia ni la mas mínima intención de traicionar el contrato que ya había tomado. El valor de su palabra estaba en juego y ahora tenia que completar lo acordado.  
—Que sea rápido—el individuo cerró los ojos y Slade le atravesó el pecho con su espada. El trato estaba finalizado.

[...]

Esa misma noche se dirigió hasta la casa donde se encontraba su empleador, otro narcotraficante que competía fuertemente contra el ahora fallecido individuo que Slade había eliminado. Con el objetivo puesto en una bolsa y cargado a sus espaldas, Slade se movió entre los dos tipos que le miraban con cierto desprecio o disgusto. Después de todo, ¿a quien le gustaba ver como un desconocido era elegido por sobre ti para hacer los trabajos? La diferencia es que la probabilidad de éxito era poca para ellos, pero alta para Slade.

—James Smith está muerto así como acordamos—dejo caer el cuerpo del objetivo, como prueba de que le había asesinado.
—Muy bien, sabia que no me decepcionarías.
—¿Dónde está la otra parte de mi dinero?
—Sí, sobre eso... creo que tenemos que hablar. Cinco millones fueron una gran carga para mí—dijo riendo de forma nerviosa—¿Te parece si consideramos eso suficiente como para completar el trato? Cinco millones no es que sea poco dinero en estos días. Piensa en todo el armamento que te podrás comprar, los lujos que te podrás dar.
—Te dije específicamente que ese encargo iba a costar diez millones de dolares. Cumplí mi parte del trato, Ivan. Querías al sujeto muerto y así fue. Será mejor que me pagues lo acordado... o aquí va a correr la sangre— indicó, claramente molesto por la situación.
—Solo la tuya, Slade—desgraciadamente a Ivan se le había subido el poder a la cabeza y le había ordenado a uno de sus hombres para que comenzara a apuntarle a Slade de una forma exacta a como Adeline le había apuntado tiempo atrás. El individuo, por detrás, puso el arma apuntando a la cabeza, a matar. Pero eso no funcionaria, pues Slade reaccionó justo cuando el arma estaba siendo cargada y movió la cabeza antes de que fuera disparada. Cogió su cuchillo de la cintura, se movió para atrás y le dio un corte en el brazo al tipo, le cortó el cuello y luego arrojo ese cuchillo al pecho del otro sujeto. Los había terminado a todos y solo había dejado al empleador, quien había sido lo suficiente estúpido como para traicionarle.
—El dinero lo quiero ahora—si no lo hacia, le mataría sin mas.