[Minievento] El tiempo en sus manos - Camino a Marruecos (Deadpool) [09-03-2019]

El mago hace un gesto y, de repente, el mundo gira y empieza a dar vueltas a tu alrededor, haciéndote sentir como una mota de polvo atrapada en un torbellino. Se te escapa una exclamación ahogada inducida por el vértigo y el mareo, mas compruebas que tus palabras se desvanecen como si nunca las hubieras pronunciado. Repentinamente, paras de caer, aterrizando con un golpe. La sensación que te queda te hace recordar a lo típico que hemos hecho todos de niños de girar sobre uno mismo rápidamente para después detenerte en seco. El mundo seguía girando a tu alrededor y habitualmente te caías al suelo entre risas. Esa sensación es muy parecida a la que sientes ahora, excepto porque no te entran ganas de reír, precisamente.


El sol de Oriente Medio te golpea mientras el mundo a tu alrededor se endereza lentamente y tú te vas poniendo en pie. Esperabas encontrarte con el típico Marruecos que siempre aparece en las películas: pequeño, pobre y discreto, pero, en lugar de eso, te encuentras en una ciudad bastante moderna y atiborrada de gente (y en pleno día), lo cual, claramente, no era lo que habías previsto. Varios turistas te señalan y te hacen fotos.

- ¡Adoro tu disfraz! -exclaman unos, y por su acento, descubres que son americanos-. ¿Venden uniformes de Spiderman por aquí cerca?

Ya estamos. Tu eterna maldición. ¿Por qué demonios la gente te confunde siempre con Spiderman? ¿Es que nadie se fija en las katanas, eh, eh, EH?

Dos niños se aproximan rápidamente y el menor dice:

- ¡Por favor, señor! Somos pobres, mi madre necesita una operación y mi hermano está embarazado...  

- ¡Hermana! -le corrige de un codazo el mayor.

Inicialmente no hay respuesta. Tras aguardar unos minutos, empiezas a caminar aleatoriamente por la ciudad, esperando alguna señal de lo que debes hacer a continuación y, de pronto, te encuentras frente a la flotante figura astral del mago. Arión gesticula en silencio para indicarte que le sigas y, cuando se aleja, comienzas a sentirte como el avaro protagonista de "Historia de Navidad", obedeciendo las consignas del Fantasma de las Navidades por Venir.

Echas a correr, siguiendo su rápida forma astral, y poco a poco el aspecto de la ciudad comienza a cambiar. Después de todo, aunque buena parte de la urbe es nueva y moderna, también tiene sus partes antiguas, como prácticamente todas las ciudades del globo.


Finalmente llegas ante un barrio claramente reconocible por su muralla, antaño una defensa contra los incursores del desierto que recuerda vagamente a la legendaria Casbah de Casablanca.

Giras tras la flotante figura del mago mientras él vuela sigilosamente hacia la Casbah. Lo pierdes momentáneamente de vista, pero, tras atravesar la muralla lo vuelves a ver, flotando en las cercanías de una torre alta y estilizada en el otro extremo de la Casbah. Hay algunos edificios en las proximidades, pero la torre los domina a todos. Es de una altura de seis pisos, delgada como una gigantesca aguja señalando el camino a las estrellas. El exterior parece ser de arcilla endurecida y el tejado envuelve su cima como la caperuza de una seta.


Te detienes en el exterior de la torre para estudiar el panorama. Todo parece tranquilo. Hay una gran puerta de madera en la base. Está cubierta de suciedad y telarañas y resulta obvio que nadie ha entrado en años. Los costados de la torre son por el mismo estilo, mugrientos pero fácilmente escalables...

Finalmente te decides por una aproximación directa. Al fin y al cabo, la sutileza no es precisamente tu fuerte. No te molestas en revisar los alrededores en busca de trampas, y tienes suerte, porque nada sucede... de momento. Tras esperar unos segundos a que el polvo se asiente de nuevo, atraviesas el umbral buscando problemas... y encontrándolos.

................................

................................................

................................................................

Admitámoslo, son muy pocos los que podrían permitirse tener un mono como villano y aún así quedar cool, y tú eres uno de ellos.

Y no se trata de cualquier mono el que te está esperando al otro lado de la puerta, sino el famoso Hit-Monkey, un simio entrenado en el combate con armas y con una gran sed de venganza por la masacre en la que fue exterminada su tribu natal. Se le conoce por ser un gran tirador, y muy honorable. Lo de honorable no lo sabes, pero lo de gran tirador puedes dar fe de ello en el momento en el que comienza a descargar los cargadores de sus pistolas sobre ti, sin fallar ni una el jodío.

Tus disparos son perfectos. Un agujero sangrante se abre en la frente del simio mientras éste cae hacia atrás con franca expresión de sorpresa justo antes de que su nuca golpee el duro suelo de arcilla. Tienes vía libre para continuar tu camino por la escalera de caracol que se enrosca junto a la pared de enfrente.

PD: Abajo tienes el resultado de tu tirada

Avanzas durante un tiempo sin que mayores obstáculos frenen tu avance. Tan confiado te sientes que no percibes el sutil descenso en la luminosidad que se filtra por los estrechos ventanucos hasta que, sin darte apenas cuenta, te encuentras completamente envuelto en la oscuridad más absoluta. No es que sea la primera vez que te encuentras a ciegas, pero eso no te pone las cosas más fáciles, especialmente cuando a la sensación de ceguera se le une un estado de total desorientación e inseguridad. No tienes ni idea de qué hacer o hacia dónde dirigirte, pues de repente ya no sabes si subes o bajas o incluso dónde se encuentra el suelo. Un escalofrío te recorre la espina dorsal y sientes cómo el pánico comienza a invadirte.

Repentinamente, desde la oscuridad, unas manos te alcanzan, empujan tu cuerpo, desgarran tu alma. Intentas luchar contra ellas furiosa y frenéticamente; Te sientes como si estuvieras abriéndote paso a golpes a través de gelatina mientras te tambaleas en las sombras, sin saber dónde vas. Ya has vivido esto antes, pero... ¿dónde...?

De repente, una voz se escucha entre las sombras:

- Te estaba esperando.

- Lo siento, Deadpool, pero tengo que detenerte -suspira el mercenario, y lo realmente gracioso es que parece sincero.

Esperas a que inicie el ataque, pero parece dudar, lo cual te da tiempo para que tu poder de regeneración comience a funcionar. Lentamente, combates los embotantes efectos del virus de Black Swan. Te tambaleas hacia las escaleras de caracol, mareado por la falta de equilibrio. Tras tropezar un momento en los escalones, te detienes y te vuelves hacia tu enemigo, pero el mercenario permanece inmóvil, como esperando a que tú hagas el primer movimiento.

Sorprendentemente, la reacción del albino no es la que cabría esperar dado el tono de tus palabras, pues aunque en parte le molesta la manera en la que le hablas, una confusión creciente se abre paso en su semblante mitigando todo lo demás.

- Yo... ¿no lo sé? No tengo recuerdo alguno de haber sido contratado por nadie, ni de cómo he llegado hasta aquí. Lo único que sé es que se supone que debía impedirte llegar hasta la pieza del amuleto, pero no tengo ni idea de por qué razón. Oye, Deadpool... Me salvaste la vida una vez, y aunque considero la deuda saldada por la vez que hice que Black Tom y Black Box se olvidaran de tu culo, no me caes del todo mal. Hasta te propuse formar un grupo una vez. Y, bueno, la verdad es que no me agrada la idea de jugarme el pellejo sin tener ni idea de por qué ni a cambio de qué, así que, por lo que a mí respecta, tienes el camino libre -dice apartándose de la escalera para franquearte el paso-. La pieza que buscas está en lo más alto de la torre. ¡Suerte!

No sin esfuerzo, consigues llegar al final de las escaleras. Atisbas a tu alrededor rápidamente y allí, en el techo sobre tu cabeza, se encuentra brillando claramente el símbolo del amuleto, un círculo dividido en cuatro partes. Desenfundando tus pistolas disparas hasta crear un agujero encima del símbolo, en el que introduces la mano. Tras buscar en su interior, atrapas algo duro y triangular. Tiras y sacas el trozo de amuleto fuera de su escondite.

Miras el fragmento de piedra; Parece latir suavemente en tu mano, pero, ¿cómo puede algo que apenas es poco más que una piedra estar latiendo? En ese momento, Arión se materializa ante ti, asintiendo aprobador. El mundo se retuerce nuevamente a tu alrededor y aterrizas en el Sancta Sanctórum del mago, donde comenzó todo. Te detienes un momento para orientarte; Arión flota en la posición del loto, mirando ciegamente a la nada. Das un paso hacia él y puedes ver cómo la forma ectoplásmica del mago atraviesa la pared y se reúne con su forma física. La vida retorna a sus vacíos ojos y te mira con seriedad, señalando hacia un maletín cerrado que se encuentra a unos metros de él.

- Perfecto, bien hecho -te felicita-. Confío en que no hayas encontrado demasiadas dificultades en la realización de la tarea... En ese maletín tienes la primera parte del dinero por la primera pieza, tal y como acordamos. Entrégame la pieza y podrás tomarlo. Puedes decidir entre continuar la búsqueda hoy o ya retomarla mañana, si necesitas descansar. ¿Tienes alguna duda o pregunta que quieras hacerme?

El objeto que arrojas se detiene en el aire y después se dirige levitando hacia el mago, flotando mansamente a su alrededor mientras el hechicero te dirige una mirada de profunda molestia. No es de extrañar, después de todo, estabas tonteando con un cacharro que es obviamente de gran importancia para él.

- Nada de lo que le he dicho era falso -explica haciendo un esfuerzo por resultar paciente, aunque se le nota un cierto deje de irritación en el semblante-. Nadie más conoce la existencia de los fragmentos y nadie va detrás de ellos. Lo que ha presenciado no ha sido más que aquello de lo que ya le advertí: la manifestación de las defensas místicas que protegen las piezas. Dichas defensas, como ya le expliqué, enlazan con la mente de quien el artefacto identifica como un posible agresor haciendo que sus mayores temores y enemigos, sean quienes sean, se le opongan para obstaculizarle el camino. Sin embargo, no son reales, no más que simples creaciones místicas con un sólo objetivo: impedirle cumplir su cometido. Por eso su amigo Black Swan no tenía la más mínima idea de por qué estaba haciendo eso o quién lo había contratado. Como están extraídos de su memoria, conservan exactamente la misma personalidad y rasgos con los que los recuerda, lo cual hizo posible que pudiera llegar a entenderse con él. Imagino que la piedra lo clasificó como una amenaza  porque una vez consiguió derrotarle, pero no fue capaz de anticipar que, como el último recuerdo que tenía de él fue su intento de formar un grupo, existía la posibilidad de que no le atacara. Al fin y al cabo no son más que defensas automáticas, no pueden ser perfectas... aunque sí pueden llegar a matarle, claro. Si la tarea careciera de dificultad no habría tenido la necesidad de contratarle, señor Wilson, y creo que el pago a cambio de sus servicios es lo suficientemente generoso como para compensar las molestias... Para su información, le comento que en el mismo momento en el que ponga las manos sobre la pieza en cuestión, el amuleto asumirá que se encuentra al mando y las defensas místicas se derrumbarán, así que si en algún momento se ve en apuros para derrotarlas, lo único que tendrá que hacer será llegar hasta el artefacto y desaparecerán como si jamás hubieran estado ahí.

>>Le veo mañana, entonces, y ya me dirá si prefiere viajar a Londres o a Roma...