[Mini evento: Una nueva era para la mujer] Amigos hasta en el infierno (28-02-19 noche)

El frió aire de finales febrero soplaba sobre las Termópilas, el estrecho paso era ahora uno de los atractivos turísticos de la región, el líder de HYDRA se pregunta cuantos litros de sangre se habrían vertido allí durante aquellos fatídicos días hace dos mil quinientos años, no dejaban de llover las buenas noticias, precisamente esa mañana se encontraba en París, supervisando al equipo que vigilaba al mago atlante cuando pudo ver el mensaje de Diana de Themiscyra, ya había decido desplazarse a la zona cuando Dalae se puso en contacto con él.

Johann se encontraba al borde del acantilado esperando, no podía negar que le había sorprendido la llamada de Dalae, pero no se encontraba lejos de allí y no era un gran esfuerzo desplazarse unos cientos de kilómetros para encontrarse y saciar su curiosidad; el Cráneo Rojo sonreía mientras fumaba un cigarrillo y admiraba las vistas, en aquel lugar un reducido grupo de valientes derroto a las tropas del imperio persa, solo tenían su valor y su astucia para hacer frente a tropas infinitamente más numerosas, la historia los recuerda como héroes, igual que algún día le recordaría a él, cuando al igual que que Leónidas derrotara a sus enemigos.

El Cráneo rojo extrajo el reloj de su bolsillo y lo miró, faltaban escasos 37 segundos para que se cumpliera la hora acordada y la Asgardiana aún no había llegado, esperaba que la mujer no le hiciera esperar aunque estaba dispuesto a ser indulgente con ella, había sido una herramienta útil en el pasado y esperaba que siguiera siéndolo en un futuro cercano.

Era curioso que Cráneo la esperara allí, en Grecia, teniendo en cuenta el tema que quería tratar con él. Y no en cualquier sitio: Conocía la leyenda que rodeaba ese desfiladero. Trescientos contra miles... Casi parecían asgardianos. Estúpidos, valientes y orgullosos. El Padre de Todo se habría sentido orgulloso de ellos si no estuviera demasiado ocupado abrillantándose el parche o cualquier otra cosa. No faltaba mucho mucho para la cita que había concertado con el líder de HYDRA, y no quería llegar tarde. Curiosamente, no había soldados a la vista, aunque seguramente habría unos cuantos pululando por ahí. Aunque pocos podían hacer daño al Cráneo, siempre iba bien protegido. Caminó hacia la figura vestida de negro que se alzaba al borde del barranco, con calma. Le quedaba un minuto, tiempo de sobra para llegar puntual.

-Buenos días.-Tenía una pinta tan mala como siempre. ¿Sonreiría alguna vez? -Traigo noticias desde Chipre, y me gustaría colaborar contigo para un asunto.-Sería mejor ir al grano: Schmidt no era una de las entidades con las que Dalae trataba a veces, y no tenía todo el tiempo del mundo. Ni la paciencia necesaria para aguantar una conversación que fuera más allá de lo esencial.

Me encanta la puntualidad querida, dijo Johann cuando la Asgardiana se acercó a él por la espalda, girándose hacia ella para responder al saludo, si, muy buenos días, excelentes diría yo, su inquietante sonrisa decoró su descarnado rostro, aún con el cigarrillo firmemente sujeto entre los dientes, es curioso que vengas de allí donde mis planes están desarrollándose de manera tan... interesante, tomó la larga boquilla y retirando el cigarrillo se la guardó, lanzando la colilla al mar, lejos de los dos.

¿Colaborar dices? Suena interesante, dime que necesitas y veremos si me es posible ayudarte Dalae, al fin y al cabo me has dado un gran servicio en el pasado y nuestros intereses son similares, el Cráneo Rojo tenía muy claro que solo la ayudaría si eso le reportaba a él o a HYDRA algún beneficio claro, pero siempre era mejor que aquellos con los que negociabas no tuvieran toda la información, así la mayoría de las veces podías conseguir cosas que jamás te hubieran concedido y encima estarte agradecidos por tu ayuda, era cierto que la mujer le había impresionado en el pasado, pero no había olvidado que solo lo hizo porque así se lo había dicho Loki, era una herramienta útil, pero no era de su propiedad y eso le incomodaba, no sabía hasta que punto fiarse de ella o cuales eran sus verdaderas intenciones.

Por desgracia, a la larga seguramente hubiera que matarla, una vez los héroes hubieran caído, cabía la posibilidad de que el “dios” Asgardiano quisiera quedarse la tierra además de su planeta y el Cráneo no permitiría eso, este mundo era suyo para dominarlo y gobernarlo, hace tiempo que le quedó claro quien tenía la lealtad de la hechicera de hielo, pero quizás fuera posible sembrar dudas y mas tarde cosechar traiciones, la sonrisa se ensanchó aún más con estos pensamientos mientras esperaba la respuesta de la joven Asgardiana.

¿Sabes algo de la historia de este mundo querida?, preguntó de repente el líder de HYDRA, suponía que no sabría muchos detalles de lo que sucedió allí durante la invasión Persa, aunque los Asgardianos se habían interesado especialmente por la historia militar de este mundo, aquí, en este paso entre las montañas, se libró una batalla que cambió el curso de la historia, , continuó sin esperar respuesta a su última pregunta, trescientos soldados espartanos se enfrentaron a mas de un cuarto de millón de persas y vencieron, los espartanos por supuesto tenían ayuda, unos mil hombres más que no cuentan en la mayoría de historias, pero aún así estamos hablando de una proporción de casi doscientos a uno, Johann hizo una corta pausa antes de proseguir, fue la traición lo que los hizo morir a todos y permitió a los persas acabar con los griegos que defendían el paso, a pesar de ello los espartanos habían vencido, detuvieron durante tres días un ejercito que necesitaba avanzar para abastecerse y los persas perdieron una guerra que les hubiera permitido tomar Grecia y gran parte de Europa si esos valientes no hubieran decidido venir aquí a morir.

El Cráneo la miro a los ojos antes de decir unas últimas palabras, La traición es un arma poderosa, pero no otorga la victoria por si sola, quizás la semilla arraigara o quizás no, pero no estaba de más que supiera que podía acudir a él si sus viejas lealtades flaqueaban.

Seguía muy interesado en todo aquello. Aunque no era de extrañar: Se había tomado muchas molestias para conseguir que Diana y Arión acabaran malditos, y esperaba recoger los frutos de su plan, fueran los que fueran. Posiblemente, el mero caos, el simple desorden que necesitaba en el mundo para construir su "orden". Lo que ocurría era que Dalae no creía en ese orden, había conocido Midgard, y se había dado cuenta de que era un mundo tan mutable, tan inestable, que cualquier intento de controlarlo totalmente sería vano. Tantas almas libres, tantos luchadores... Mientras quedara una mariposa volando entre las flores, habría alguien deseando su libertad. Pero Cráneo no lo comprendía. No entendía que la única manera de domar un mundo salvaje era hacerse con su voluntad, guiarlo hacia tu manera de ver el mundo, pero sin forzarlo. Ni un solo disparo audible, sólo el sonido de la pluma al deslizarse sobre el pergamino y los susurros de los hombres importantes. Schmidt estaba equivocado, pero era útil para los propósitos de la hechicera. Aunque ella sabía que, seguramente, el pensamiento sería mutuo. El líder de HYDRA no se mostraría tan interesado en colaborar si no esperara recibir un beneficio. Pero ya habían dejado muy claras las condiciones: Aquello era tan sólo una especie de préstamo. Nada más.

-Me gustaría intervenir en la conquista de la Reina de una manera un poco... Particular. No me conviene que domine el mundo, como puedes suponer.-En eso ,sus intereses sí que eran "similares". Y ahora, venía la diferencia.-Y me gustaría ponerle la zancadilla, pero de manera que no se diera cuenta de ello. Los héroes intervendrán, por supuesto, pero quiero asegurarme de que la detienen. Y para eso vamos a usar las fuerzas de Lex Luthor.-Miró al abismo, eligiendo las palabras con cuidado. -Pero no debe aparecer con todo el ejército de Estados Unidos, no. Podemos ser más eficaces que eso.-Sonrió, satisfecha. -Yo ya estoy entre las filas de las amazonas, así que puedo guiar a un pequeño grupo desde la distancia. Si llamamos demasiado la atención de la Reina sobre América, la atacará, y nadie quiere eso. Así que lo mejor es que ni sean ni parezcan soldados de este país.-No era toda la verdad. Ni siquiera algo. Pero nadie debía saber qué estaba ocurriendo en realidad allí: Había prometido a la Mujer Maravilla que no se encontraría al ejército del autodenominado "país más poderoso del mundo" inmiscuyéndose en su conquista. Pero un pequeño grupo armado, sin bandera, sin país... Podía esquivar esa condición del contrato. Y el Cráneo desconocía qué pensaba hacer con Diana una vez fuera vencida. Aliada con ambos, mintiendo a los dos. -Para lo que quería hablar contigo, Schmidt, era para que fueras tú el que dijeras todo esto a Luthor. Me temo que a mí no me hará demasiado caso, pero a tí te escuchará. Es todo cuanto necesito, y ambos podemos salir beneficiados de esto.

El líder de HYDRA comenzó a hablar sobre la historia de Midgard. Sí, conocía esa batalla. Raden la había visto desde lejos, desde las manos de un griego que había encontrado el bastón en la orilla del mar tiempo atrás. Una carnicería elevada a la categoría de leyenda, según él. Ella no estaba tan segura. Sonrió cuando el alemán acabó su relato: Había visto la doble intención en sus palabras. No sólo hablaban de traicionar a la Diosa ser la Verdad, sino también de hacer lo propio hacia el de las Mentiras. Desde luego, ignoraba muchas cosas... Aunque, siendo sincera, Dalae habría intentado lo mismo con toda seguridad, aunque quizás de otra manera. -Hasta la fecha, ser leal sólo me ha dado buenos resultados. De momento, lucho en el bando de los persas, a diferencia de que vamos ganando la guerra.-Otra diferencia importante era que ni quería ni podía volverse contra su señor. Si quería acabar con Odín, el camino más rápido pasaba por ahí. Por no hablar la maraña de contratos, favores e información delicada en la que estaba envuelta. Y luego estaba Sasha... No, no le convenía en absoluto.