No pensé volver a verte (Ethan Lacroix 28-2-2019)

Hacía ya una semana que se había comprometido con Johann, una semana desde que había dejado de dormir sola y había empezado a compartir su vida y su casa con alguien más. No podía negar que la sensación era extraña, en ocasiones abrumadora, todo aquello había llegado por sorpresa a su vida, y aunque le quería, estaba demasiado acostumbrada a la soledad, tener a una persona a su lado, alguien que la esperaba para cenar y que protestaba cuando tardaba en irse a la cama era algo que todavía le costaba asimilar. Por algún motivo que desconocía, las cosas se habían desarrollado mucho más rápido de lo normal, su relación con Johann no era para nada común, generalmente las parejas tardaban un tiempo en vivir juntos, en comprometerse, ellos se habían saltado toda esa parte, y a veces se preguntaba si estaba haciendo bien, si todo aquello era lo correcto; pero sus preguntas siempre desaparecían dando paso a una seguridad aplastante, desaparecían cuando usaba su idioma natal para susurrarle palabras de amor, cuando la llamaba princesa, cuando llegada la noche, a la ténue luz del dormitorio, le quitaba con una suavidad inimaginable el yukata, besando sus cicatrices, y después le hacía el amor, unas veces con posesividad, otras con ternura, pero siempre con un amor que despejaba todas sus dudas. Si se querían tanto, no podía estar mal lo que hacían.

Aquella mañana, como todas, la había vigilado atentamente mientras desayunaba, asegurándose de que no dejaba nada en el plato, al final había aceptado que prefería comerse el tomate al pure de patatas, después se había despedido de ella con un suave beso y señalando que la esperaba para almorzar, que no llegara tarde; Johann no perdonaba la impuntualidad, pero a ella tampoco le gustaba llegar tarde a los sitios, consideraba que decía muy poco de la persona hacia su propio tiempo y el de los demás. Sin embargo hoy su agenda estaba más liberada, y ante la realidad de que sus visitas a la base de Hydra cada vez se hacían más prolongadas, había decidido hacer su vida allí lo más cómoda posible, comprando ciertos artículos que hasta el momento había echado de menos allí, una tarea que no llevó demasiado tiempo, después pensó que sería buena idea visitar una cafetería para tomarse un te y hacer algo de tiempo hasta la hora del almuerzo, siempre bajo la estrecha vigilancia de sus dos sombras. Se había dado cuenta desde el primer día que estaban ahí, y les dio esquinazo con bastante éxito, pero después de que Johann le pegara un tiro a uno de ellos y de una enorme bronca sobre su seguridad y su capacidad para cuidarse sola, decidió estar aquel tema, si él se sentía más tranquilo con aquellos dos hombres siguiéndola, no iba a oponerse, aunque por supuesto había puesto sus condiciones sobre aquel tema, mientras fueran discretos y no interfirieran en sus actividades diarias no tenía problemas en su presencia, o incluso en que la acompañaran en vez de fingir en que no se conocían de nada

Era un día algo frío y desapacible, uno de esos en los que no apetecía demasiado estar en la calle, así que bien arrebujada en su abrigo gris marengo entró en el establecimiento, allí se quitó el abrigo en cuanto hubo escogido una mesa que le gustara, prudentemente apartada de la de sus vigilantes, que habían entrado en la cafetería con ella, dejando ver un vestido marrón, de manga larga y sus piernas enfundadas en tupidas medias, seguramente aquella tarde se acabaría desatando una fuerte tormenta, y aunque volverían en coche, no le apetecía nada pasar frío, tenía ganas de que llegaran los días primaverales.

Suspiró levemente mientras paseaba por las calles de la ciudad. Estaba cansado de no poder hacer nada. Las semanas anteriores habían sido un caos en Central City. Entre la recuperación de sus heridas y las broncas que había recibido de sus superiores, no había podído hacer nada. Se suponía que estaba de permiso hasta que se encontrara en plenas facultades, lo cual le incordiaba. No le gustaba estar inactivo y más sabiendo cómo se encontraba la central de S.H.I.E.L.D. tras el ataque de Ultron el mes anterior. Suspiró de nuevo mientras caminaba.

Había oído entre sus compañeros que Blüdhaven era otro de los objetivos de H.Y.D.R.A. Y ahí se encontraba ya varios días intentando buscar información para al menos contribuir en algo tras su estrepitoso fracaso de Central City. Sus superiores se habían dividido entre que el joven tenía la culpa de no haber avisado antes y entre que no hubiera podido hacer nada ante un enemigo como Cráneo. Se paró ante un escaparate y miró su reflejo. Con un brazo en cabestrillo y el otro brazo con puntos bajo toda la ropa y el abrigo, no ofrecía la mejor de sus formas pero sonrió levemente.

- Podía haber sido peor... y lo sabes. - pensó distraído.

Caminó mirando a su alrededor mientras pensaba en ese extraño encontronazo, casi como señalado por el destino. La pelea por la misteriosa joven que había puesto su mundo patas arriba, de la que se había enamorado hasta la locura y por la que, después de despertarse en la cama de la enfermería, ya no sentía nada. Recordaba el pánico que sintió al descubrir quien era aquel hombre disfrazado de ejecutivo, el enemigo más primitivo de la organización de la que formaba parte. Pero aquel pánico no era por él, si no por la joven que estaba desmayada en su hombro. No podía salvarla y aquello le carcomía, por no hablar de los agentes que fueron también heridos al intentar rescatarlo.

Se ajustó la bufanda y pensó en esos momentos. Vio una silueta borrosa acercarse a él, notar cómo si alguien hurgara en su alma, y entonces llegó el vacío. Al despertar no sentía nada por aquella joven, todo lo que lo había impulsado a hacer aquellas locuras, había desaparecido. Ahora sus sentimientos eran más bien de culpabilidad por no haberla ayudado, pero nada más. A sus superiores les contó otra versión de lo ocurrido, ya que le avergonzaba decir cómo había empezado todo. Sólo había una persona a la que podía contarle lo que realmente pasó. Su madre le había oído con atención mientras le relataba lo que había ocurrido. Ella sabía que aquel comportamiento no era propio de su hijo, pero le sonrió divertida y bromeó sobre un flechazo. Él también pensó en eso, pero ¿acaso los amores a primera vista sólo duran más que unas horas? Se sentía confuso.

Se paró delante del escaparate de una cafetería y miró con atención los pasteles que había en el mostrador. Le gustaba probar los dulces de los distintos sitios a los que iba para después intentar hacerlos él mismo. Aunque estaba estudiando restauración, siempre había querido especializarse en repostería. Miró su reloj y pensó que le vendría bien un descanso. Entró en el establecimiento y paseó su mirada por el local mientras se acercaba al mostrador. Se paró lentamente cuando vio a la joven que hace unos momentos ocupaba su mente sentada en una mesa cercana.  

Natsuki Aoki, jefa de un clan de la mafia japonesa, según su ficha de S.H.I.E.L.D., tomaba tranquilamente una bebida caliente. Sabía que aquello le traería problemas pero no puedo evitar acercarse a ella. Se sentía aliviado de verla en buen estado.

- ¿Natsuki? - preguntó suavemente mientras esboza una leve sonrisa.

Natsuki sostenía la taza caliente de te verde entre sus manos mientras miraba fijamente por la ventana cuando escuchó una voz llamarla por su nombre, una voz que llamó su atención. Fijó su mirada en él y en cuanto le reconoció, su mano se deslizó al bolsillo de su abrigo como si estuviera buscando algo para quitarse el anillo de compromiso que guardaba. Sabía que los agentes que Johann había puesto para vigilarla se percatarían de este hecho, era incluso probable que se lo comunicaran a Johann, era un hombre celoso, controlador y protector. Pero, después de lo que le había dicho sobre Ethan, su pertenencia a SHIELD y la relación de esa organización con la que lideraba su prometido, lo más adecuado en aquella situación sería que tanto Ethan como sus superiores se enteraran de lo menos posible. Y eso implicaba que no supieran de su reciente compromiso.

- Hola Ethan, que sorpresa. ¿Que haces por aquí?

Natsuki siempre había preferido el enfrentamiento directo, si hubiera sido otra situación, seguramente le hubiera mandado a tomar por saco con los cascos destemplados o quizás simplemente hubiera mantenido una agradable conversación con él sin mayores pretensiones, a fin de cuentas, guardaba un buen recuerdo de él, se habían conocido de una manera extraña, no cabía dudas, pero no consideraba que fueran enemigos. Sin embargo, su organización se oponía a HYDRA, a su prometido; Natsuki defendía siempre por encima de todo, a su familia, y le pesara a quien le pesara, Johann ahora era su familia, y comprendía que su prometido se movía en unos círculos diferentes a los que se movía ella, en cierto modo, más peligrosos. La mitad de sus iguales no prestaba atención a la información, la mayoría eran bestias salvajes y crueles de gatillo fácil, la información les importaba un bledo y su peligrosidad se basaba en su capacidad para matarte o enviar gente preparada para matarte, aquello... era diferente. Cualquier palabra que dijera fuera de lugar podría perjudicar a Johann, lo mejor que podía hacer era tal y como le había enseñado su abuela, mentir, desviar la atención de Ethan de él y por supuesto, averiguar que hacía un agente de SHIELD en Blüdhaven, y más uno con el que ya se había encontrado en Central City. ¿La estaban siguiendo? Si era eso, tendría que tener cuidado, lo que menos le interesaba era atraer demasiada atención de una agencia de inteligencia que trabajaba para el gobierno, podían complicarle los negocios, y eso no le convenía.

- ¿Te apetece tomar algo?

Indicó un asiento frente a ella, sabía que seguramente luego discutiría con Johann, pero necesitaba asegurarse de que no la estaban vigilando a ella, ni le estaban vigilando a él. Su abuela siempre le había enseñado, que en ocasiones, a los enemigos, había que tenerlos aún más cerca que a los amigos.

Al verla que recordaba su nombre, sonrió. Si no hubiera tenido aquellas heridas para recordárselo, casi habría pensado que lo que había ocurrido había sido un sueño. Todo había sido tan extraño y bizarro.

- Oh, estoy de vacaciones. - señaló su brazo envuelto con un pañuelo a modo de cabestrillo. - Vacaciones forzadas pero bueno jejeje. Estaba visitando la ciudad, ya sabes, con la conexión de los mundos, algunas cosas me quedan por ver. -

Se rascó la cabeza sonriendo divertido. No estaba mintiendo del todo, le gustaba curiosear en los sitios nuevos. Estaba contento de verla bien. Ella le indicó que se sentara si quería tomar algo, asintió levemente y se sentó. Alzó el brazo un poco y le indicó a la camarera que tomaría té con leche.

- Gracias... me alegro de verte tan bien... - se dejó caer en el respaldo de la silla. - Ya sabes... la última vez que te vi, estabas inconsciente sobre el hombro de... - se lo pensó un poco. - de aquel hombre tan... desagradable. - le costaba encontrar palabras adecuadas. - ¿Cómo escapaste? ¿No tuviste ningún problema? - la miró intrigado.

Las preguntas salieron rápidamente al verla delante de él perfectamente y sin señal de haber sufrido ningún tipo de herida. Al poco llegó su té, dio las gracias a la camarera y agarró la taza para calentarse la mano un poco.

Le dedicó una sonrisa a Ethan, no le gustaba mentir, entre otras cosas, no era demasiado buena en ello, la experta en esas cosas era su abuela, no sólo tenía una pasmosa habilidad para insultarte a la cara con una sonrisa tranquila, sino que además era capaz de mentirte ante tus propias narices de una manera tan rotunda que incluso podías poner en duda la verdad. Ella por el contrario, no era una persona que dominara tan bien esas cosas, ella sabía que clavijas eran las que había que apretar cuando intentabas sacar alguna información por la fuerza, ella sabía de dolor, sabía aguantarlo y sabía causarlo; pero a veces, los que sabían mentir tenían que apretar las mandíbulas y aguantar el dolor, y los que sabían causarlo, debían inspirar un par de veces antes de mentir. No le había gustado la descripción que había hecho de Johann, es cierto que era un hombre violento, que le costaba adaptarse, pero tampoco era desagradable. Pero lo poco que había visto de Ethan y lo que sabía de los agentes de SHIELD, le hacía pensar que seguramente tendría más éxito con una conversación que con un tiro en la rodilla, además, a decir verdad, no le había hecho nada a ella. No tenía ningún motivo de peso para hacerle daño, no más del que ya le había hecho.

- La última vez que me viste estaba inconsciente sobre el hombro de Cráneo Rojo, lo se todo, también se para quien trabajas.

No era demasiado buena mintiendo, así que no iba a jugársela demasiado, no sea que la pillaran con el carrito de los helados, además, tampoco veía mucho sentido en ocultar todo aquello; si quería averiguar si la estaban siguiendo lo mejor que podía hacer era desenmascararle, quizás así tuviera un arrebato de sinceridad, uno que jugara a su favor, preferentemente.

- Me dijo quien era, y quien eras tu, pero luego él se enteró de quien era yo y... Se complicó un poco, así que hice lo que mejor se me da, me alejé de él a toda prisa en cuanto tuve una oportunidad. Se defenderme solita, pero dime... No estás aquí sólo de vacaciones, verdad? Deberías estar en tu casa, reposando, tu hombro no debería darte demasiados problemas ya, pero veo que tienes otras heridas, de las que duelen. Nadie en su sano juicio se iría de vacaciones en ese estado a una ciudad medio destruida

Pegó un sorbo a su taza de te, y le pegó un mordisco a la chocolatina que había junto a la cuchara, en el fondo se preocupaba por su salud. ¿Que clase de organización enviaba a un hombre en ese estado a hacer un reconocimiento? A ella nunca se le ocurriría, si algo había aprendido de tácticas militares, es que a reconocer el terreno, siempre iban los cuerpos de élite, los hombres que estaban en mejores condiciones porque eran los que no sabían a que se iban a enfrentar, los que se metían en territorio enemigo completamente a ciegas, y si su jefe sabía un poco de aquello, sólo podía opinar que era un cabrón como no había otro.

- Se sincero conmigo Ethan. ¿Estás aquí vigilándome a mi o debería empezar a preocuparme por algo? Te vi en Central City y vuelvo a verte aquí, sólo tengo dos conjeturas, o me estáis siguiendo a mí, o le estáis siguiendo a él, y si tu estás aquí... Esa opción no me tranquiliza en absoluto.

Había sido muy directa, quizás demasiado, pero no le gustaba andarse con rodeos, si tenía que tomar medidas al respecto, no quería esperar a que fuera demasiado tarde. La opción de que estuvieran allí por Johann era bastante mala, y tendría que encontrar una manera de desviar la atención, pero la idea de que SHIELD se hubiera fijado en ella, tampoco le resultaba nada halagüeña.

Tras oírla hablar, la sonrisa de alegría por verla en buen estado fue desapareciendo poco a poco. Por unos segundos se sintió incómodo al saber que ella lo sabía todo, pero fue comprendiendo de que aquella japonesa no era una persona normal y menos inocente. Seguramente tendría una buena red de comunicaciones y sabría muchas más cosas. Pero lo que le extrañaba es que Cráneo fuera el que le había contado todo. Se rascó la perilla pensando.

- Vale, las cartas bocarriba. - asintió con una leve sonrisa.

Notó un pinchazo en el hombro. La siguió escuchando y se sorprendió de que ella supiera su motivo en la ciudad. Apartó la mirada de la japonesa para observar sus heridas mientras la escuchaba. Suspiró levemente.

- Así que esta es la verdadera Natsuki. Meticulosa, implacable y desconfiada. - pensó unos segundos. - Pero es normal teniendo en cuenta a lo que se dedica... creo que he tenido suerte de ver su lado dulce. -

Dio un sorbo a su té y le sonrió de manera agradable. No quería llevarse mal con ella, sabía que no deberían ni hablarse pero por alguna razón sentía que le debía algo.

- Lo siento, pero de verdad que estoy de vacaciones... - miró a su té pensativo. - Tras nuestro último encuentro, mis jefes piensan que cometí un gran fallo. Entre dejar escapar a Cráneo, no llamar antes solicitando ayuda... Tienen donde elegir para estar enfadados conmigo. – se rascó la nuca. - Así que me he tomado estos días para irme a algún sitio fuera de su radar. Pensé que aquí estaría bien. El que nos hayamos encontrado ha sido totalmente casualidad, igual que la primera vez. - la miró sonriendo. - Es verdad que me encontraba en Central City en una misión pero no contaba con que me encontraría contigo, ni mucho menos con el mismísimo Cráneo... si lo hubiera sabido seguramente no hubiera ido sólo. -

Le había mentido a medias. Era bien cierto que el fallo le había traído consecuencias y que necesitaba relajarse de las miradas de sus jefes, pero también quería resarcir lo que había hecho. Pero ella no necesitaba saberlo.

- Además si estuviera aquí para vigilarte, no estaríamos aquí hablando. - volvió a sonreír. - Yo estaría por algún sitio escondido siguiendo tus movimientos. He entrado aquí porque quería probar una de esas tartas. ¿Te apetece probar alguna? Te invito. - dijo cordialmente. - Así me puedes contar cómo escapaste de Cráneo. Tuvo que ser algo muy épico, teniendo en cuenta que ese hombre tiene la misma fuerza que el capitán Rogers. -

Ésto último lo dijo con un cierto tono infantil. Ethan parecía en esos momentos un crío que espera que le cuenten una batalla entre sus dos de sus superhéroes favoritos.

Había algo de aquello que terminaba por no convencerla, seguía convencida de que alguien que hubiera salido con esas heridas de una pelea con Johann se iría de vacaciones al destino menos turístico del país, y menos alguien de SHIELD, tan empeñados en destruir a su prometido y la visión que tenía para el mundo, sin embargo, tampoco tenía pruebas como para desconfiar de Ethan, pero tampoco tenía pruebas para fiarse de él, en lo que a ella respectaba, podría no ser el único que estuviera allí, y eso no sería nada bueno para ella. Por algún motivo que no llegaba a comprender, la idea de involucrarse en una pelea directa con los agentes de SHIELD, no la entusiasmaba en lo más mínimo.

- Si yo fuera tu jefa, tampoco serías mi empleado favorito en este momento, pero comprendo tu posición. No parecía que estuviéramos precisamente en nuestros cabales en aquel momento, y no tenías porque saber que aquel hombre era Cráneo, yo no lo supe hasta más tarde.

Pegó un sorbo a su tarta, recordando cómo había sido el momento en el que descubrió la verdadera identidad de Johann, todavía le resultaba algo escalofriante verle sin la máscara, no es que sintiera repugnancia, pero debía reconocer que aquella imagen inspiraba respeto y temor, sin embargo esos escalofríos se pasaban en cuanto le dedicaba alguna pequeña sonrisa o la tocaba. Pidió una tarta de fresas con nata, una de sus favoritas, y esperó a tenerla sobre la mesa y probarla antes de proseguir con su relato.

- La verdad es que no fue algo épico. Cráneo me llevó con la intención de... acercar posturas, pensó que lo sucedido, me predispondría a mantener un ánimo conciliador, sin embargo, mientras hablábamos y él me dijo quien era, le conté nuestro casi-encuentro previo. Poco después, de la colisión, Hydra montó una base en Japón, en una pequeña isla, aprovechando un antiguo refugio militar de la segunda guerra mundial. Como comprenderás, no fue una noticia que yo recibiera con entusiasmo, aquella alianza nos costó muy cara a los japoneses, un precio, que todavía seguimos pagando, no podía dejar que un grupo de nazis pusiera en peligro de nuevo a mi país, por aquel entonces no tenía mucha idea de Cráneo o de Hydra, básicamente eran unos recién llegados, pero unos que no eran bienvenidos en Japón, así que me dirigí a su base, con la intención de destruirla. No tengo muy claro que sucedió ese día, parece que no era la única que había tenido una idea similar, así que quizás hice saltar yo las alarmas o quizás fue alguno de los otros atacantes, el caso es que cuando conseguí llegar a la base de la estructura, se activó una bomba nuclear y le robé a Cráneo una cápsula de emergencia de su submarino para huir de la explosión.

Se llevó otro pedazo de tarta a la boca, pensando en cuan equivocada había estado, si tan sólo le hubiera visto, si tan sólo hubiera podido hablar con él, quizás las cosas no hubieran resultado de aquella manera, o quizás sí. Quizás no estaban destinados a encontrarse en aquel momento, con aquella vieja edificación militar saltando por los aires, quizás habían estado desde el principio a encontrarse de la manera en la que lo habían hecho, después de atacarse y de odiarse. Quizás primero tenían que despreciarse para llegar a amarse de la manera en la que lo hacían.

- Conocer aquello, parece que no fue algo que el consideraría una “buena noticia” e inmediatamente quiso encargarse de mí. Me golpeó de nuevo, y ordenó a sus hombres que se encargaran de mí. No tenía muchas oportunidades contra Cráneo, y menos después de los golpes que ya había recibido, pero sus hombres eran otra cosa, según me llevaban, conseguí reducirles y escapar. Como ves no es una historia épica, sino más bien oportuna. Si Cráneo hubiera decidido encargarse de mí personalmente, ahora mismo no estaría tomando te y tarta contigo.

Afortunadamente Johann se había tomado bastante bien el saber que era ella la responsable de aquel incidente con la bomba y el submarino, se habían reído juntos de aquello y la había besado, sin embargo, había tenido que dar una excusa plausible a porqué estaba allí viva y habiéndose escapado a la influencia de Johann, esperaba que aquella historia fuera lo suficientemente creíble. Al menos consideraba que tenía lo suficiente de verdad como para que pudiera resultar cierta.

Cuando la camarera vino pidió un trozo pastel de manzana que tenía muy buena pinta y Natsuki pidió uno de nata y fresas. Cuando les trajeron el pedido, ella comenzó a relatar lo que le ocurrió. Ethan escuchó con atención y se sorprendió al oír que ya ella se había enfrentado a Cráneo. Que había ocurrido hace ya algún tiempo y que le había dado un buen golpe.

La observaba con admiración mientras le relataba cómo se había metido en la base de HYDRA y aunque no había sido su idea al llegar allí, se activó una bomba y tuvo que escapar a toda prisa. También le contó cómo se había escapado de Craneo esta última vez y no pudo si no sonreírle por sus acciones.

- Wooo... tú dirás lo que quieras pero todo eso me parece muy épico. - comentó maravillado. - Infiltrarse en una base enemiga, escapar de una bomba en un submarino... suena a una peli de James Bond. - rió divertido. - Y aunque no te enfrentaras directamente a Cráneo, sus hombres supongo que también son fuertes. Debió ser una buena pelea. -

Probó un trozo de su tarta y la saboreó lentamente. Se decepcionó un poco porque tenía mejor aspecto que sabor. Aunque era dulce, la mayoría de los sabores no se distinguían.

- Que pena... no sabe apenas a manzana. - murmuró mirando la tarta. - Supongo que ya no hacen los dulces tan elaborados. - suspiró y levantó la mirada. - Perdona, estoy estudiando para ser cocinero y algunas cosas se pegan. - sonrió. - Volviendo a lo de la pelea, ¿qué clase de arte marcial practicas? Cuando nos peleamos a penas pude fijarme, estaba drogado y no distinguía mucho, pero parecía muy efectivo. Yo se un poco con defensa personal pero me gustaría aprender alguno en concreto que me ayude. -

Era raro hablar de esos temas con quien se supone que es tu enemigo. Pero no podía negar de que estaba pasando un rato agradable.

Ethan parecía maravillado con el relato que Natsuki le acababa de contar, lo del submarino había sido verdad, pero cuando a ella le pasó, parecía más peligroso que épico. Es decir, había estado a punto de morir carbonizada y de convertirse en una desagradable sombra en una pared. Claro que lo que había sucedido aquel día distaba mucho de su situación actualmente, el hombre que casi la mató aquel día, ahora la protegía con recursos casi ilimitados, pero claro, no se conocían y su reputación la había llevado a intentar acabar con él y todo lo que le rodeaba. No sabía por aquel entonces que su única meta era la justicia, y que no pararía hasta conseguirla.

- ¿Fuertes? Si, bastante, pero no invencibles.

Natsuki se rió como si le hubiera contado un chiste muy bueno. ¿De verdad era en serio aquello? No podía creerse que un agente de SHIELD aspirara a ser cocinero. ¿Que pintaba entonces en aquella organización? La gente que estaba en sitios así era porque su única finalidad era la de proteger al mundo dando por culo a todos los que pillaran. Sin embargo, más que un agente secreto, Ethan parecía un ama de casa repostera, estaba claro que le había entrenado bien para mantener su tapadera, y si no era así, se compadecía de él. Los tiburones iban a devorarle en cuanto le pillaran desprevenido, y sospechaba que no faltaría mucho para eso.

- ¿De verdad me estás pidiendo que desvele mis secretos al enemigo? Eres un buen chico, me caes bien, pero como comprenderás, no voy a decirle a alguien de SHIELD que estilos domino y cuales no. Tengo negocios que proteger, y de momento tu agencia no ha dado señales de querer firmar un armisticio, así que mientras eso sea así, me temo que tomaré ciertas precauciones. Pero si quieres un consejo, ten siempre a mano un arma. Y con respecto a tu hombro, empieza a quitarte el cabestrillo y empieza a moverlo si no quieres que se te quede engarrotado una buena temporada.

Natsuki no iba a revelar ese tipo de información a un agente de SHIELD, sin duda había sido una buena treta para que hablara, pero lamentablemente para él, no había funcionado. Le caía bien, pero no lo suficiente como para quedarse con el culo al aire frente a sus jefes, puede que él no fuera un gran experto en artes marciales, pero el siguiente que enviarían a verla, si lo sabía, y sería mucho mejor si no sabía cuales eran sus puntos fuertes.

La escuchó con expresión divertida. Eran normales sus precauciones y la podía entender. Había rebasado el límite de intimidad.

- Es cierto... somos enemigos, lo siento. - sonrió. - Es sólo que a veces se me olvidan ciertas cosas, y quiero mejorar, pensé que tendrías más idea de todo ese tema. No lo decía con mala intención. - se llevó a la boca un trozo de la insípida tarta. - Se que nuestras organizaciones han tenido sus enfrentamientos, ojala hubiera mejores maneras de entendernos, pero supongo que por ahora es lo que hay. - se encoge de hombros.

Sacó el brazo del cabestrillo y lo movió un poco. Hacía ya unas semanas de la pelea. Las heridas de la metralla ya se habían curado y sólo quedaban cicatrices pero el otro brazo aún se resistía a curarse.

- Sí, lo suelo hacer con frecuencia e intento hacer algunas pesas, de poco peso claro está. - notó un leve espasmo en el brazo. - Pero aun no estoy al 100% para ir a alguna misión. -

La observó unos segundos mientras colocaba de nuevo su brazo en el cabestrillo. Un pensamiento cruzó su mente y no pudo evitar apartar la mirada, acabo mirando por la ventana a la gente que paseaba con tranquilidad por las calles de aquella ciudad nueva para él.

- ¿Has... has pensado en lo que ocurrió en Central City? - al principio fue un hilo de voz y poco a poco consiguió tener algo de fuerza para seguir hablando pero se notaba que estaba confundido y algo avergonzado. - Fue... raro. ¿No crees? Yo no soy experto en estás cosas... pero... casi parecía que alguien nos hubiera hechizado. - La miró intentando bromear un poco.

Natsuki se echó a reír sonoramente sin poder evitarlo, Ethan nunca imaginaría hasta que punto eran enemigos, pues el hombre al que se encontraba irremediablemente ligada, era el motivo de la existencia de su organización, de que en aquel momento estuviera haciendo aquello. Tuvo que morderse la lengua con fuerza para no soltárselo, pero no sería adecuado, no le caía mal, era cierto, pero los negocios eran los negocios y él estaba siendo demasiado ingenuo, una situación que sin duda, ella podría aprovechar a su favor. Sería estúpida si no lo hiciera.

- No te preocupes, realmente no somos enemigo, nuestras organizaciones nunca se han encontrado, pero SHIELD no es el tipo de organización que apoya a la gente como yo. Por supuesto que estaría interesada en firmar un acuerdo de paz con tus superiores, y no te equivocabas, tengo mucha idea de ese tema, pero mientras no me asegure que un día no aparecerás en mi puerta con las técnicas que yo te enseñé a detenerme, no voy a enseñarte nada.

Era lo último que le faltaba, ponerse a entrenar agentes de SHIELD. ¿Es que acaso no les enseñaban a pelear en su academia de agentes secretos? Si no lo hacían era problema suyo, no de ella, además sería contraproducente entrenar a los agentes que se iban a enfrentar a su prometido, sería tirar piedras contra su propio tejado y todavía no estaba tan demente como para hacer eso. Pronto dejó el tema del entrenamiento para pasar a uno ligeramente más espinoso, no por el asunto en sí, sino por las cuestiones que planteaba; ciertamente era extraño como habían sucedido las cosas, pero se consideraba lo bastante ignorante en el tema como para no cuestionar lo que no entendía.

- No he pensado demasiado en ello, prefería no darle demasiadas vueltas al asunto, aunque no negaré que fue extraño y desconcertante. Yo tampoco entiendo mucho de esto. ¿Estás seguro que fue cosa de magia? Parecía tan auténtico, tan... real.... Es decir, no es como si nos encapricháramos, lo que sucedió fue real, fue de verdad, siempre pensé que la magia no podía conseguir algo así, al menos es lo que siempre dicen. ¿No?

Si lo que decía Ethan era cierto. ¿Eso significaba que sus sentimientos no eran reales, que los de Johann tampoco? No podía ser eso, se negaba a pensar que lo que sentía por Johann, que lo que él aseguraba sentir por ella, fuera falso, que fuera tan sólo una ilusión creada por alguien. ¿Y si eso era así? ¿Quien era el responsable? ¿Porque lo había hecho? ¿Había sido simplemente parte de un juego entre magos? Si era así, se enteraría, y despellejaría vivo a quien fuera. Con Aoki Natsuki no jugaba nadie.

La escuchó hablar y se dio cuenta de que la joven tenía los mismos pensamientos que él. Todo había sido tan desconcertante y rápido. Sobre todo rápido. Cuando pensaba en lo que había hecho, esos sentimientos tan fuertes, para después nada.

- He conocido a gente con poderes extraños la verdad... podría ser perfectamente que hubieramos estado bajo un hechizo. - suspiró mesándose el pelo. - Pero es lo que tú dices, fue tan real. Estaba dispuesto a dar mi vida por tí. - sonrió ligeramente. - Y después nada... como si no hubiera existido. Antes de desmayarme por las heridas en aquel edificio donde peleamos, noté un dolor en el pecho. - se llevó la mano a la zona indicada. - Cómo si me arrancaran algo. -

Aquel dolor lo recordaba con bastante claridad a pesar de la droga que le insufló Craneo. Lo recordaba porque se parecía bastante al desamor que sufrió hace varios años en el instituto. El mismo tipo de angustia cuando la persona a la que quieres te traiciona y te abandona.

- Quizás todo sea una tontería. - sonrió intentando quitarle importancia. - Quizás lo estoy pensando demasiado. Quizás sólo fue... no se. Aggg... - se rascó la cabeza frustrado. - Era tan real y después... ¿nada? ¿Tú... sientes algo? Creía que si te volvía a ver, volvería a sentir algo... pero no más de lo normal. Estaba preocupado más que nada, ya que dejé que Craneo se te llevara. -

La miró con expresión frustada y triste.

Ethan parecía estar convencido de que todo había sido obra de un mago, o de un brujo o algo parecido, y ella no sabía que pensar. No sabía nada de magia y por lo tanto desconocía los límites que ésta podía tener sobre las personas, antes hubiera asegurado que ella era inmune a cualquier tipo de manipulación mental o de sus sentimientos, que era demasiado fuerte y obstinada para eso, pero ahora no lo tenía claro; Ethan tenía razón, todo había sido demasiado repentino, demasiado intenso, de la noche a la mañana, Johann había pasado de ser un objetivo a eliminar a la razón de su existencia, pero al contrario que lo que él describía, ella le seguía amando, y había achacado el olvido que había sufrido hacia el hombre que tenía delante a que su cabeza había tomado una firme decisión respecto a sus sentimientos. Y no tenía pruebas de lo contrario.

- No, no siento nada, pero no sufrí ningún tipo de dolor.

También era cierto de que en caso de haberlo sufrido, no se habría enterado, cuando acabó el combate estaba tan magullada y atontada que no distinguía demasiado un dolor de otro y cuando quiso despertarse habían pasado ya muchas horas, suficientes para que sus lesiones hubieran sido tratadas. Todavía le dolía ligeramente la mandíbula cuando masticaba, pero no era nada que no fuera a solucionarse con tiempo y una botella de escocés.

- Ya ves que no deberías preocuparte por eso, soy capaz de cuidarme solita. Quizás deberías empezar a preocuparte más por tu propia integridad que por la de alguien como yo. Si tus jefes se enteraran de tu preocupación, no dudarían en trasladarte a la otra punta del mundo. Me caes bien Ethan, pero si sigues rondando cerca de mí, sólo conseguirás meterte en problemas, con tu agencia y con mi gente.

A Natsuki le preocupaba todo aquello, le preocupaba que Ethan empezara a rondar sus círculos, sus territorios, con la intención de asegurar su bienestar y acabara descubriendo cosas que no debería saber, como su compromiso con Johann, su nueva relación con Hydra y que eso acabara metiéndolos en problemas a todos, sobre todo a ella, porque estaba segura que tener a SHIELD pegada a su culo, aunque fuera en la forma de un aspirante a cocinero bastante blandito, le traería problemas, con sus hombres, con sus clientes y sobre todo con Johann.

- Debería irme, he quedado para comer y no quiero llegar tarde. Que disfrutes de la ciudad.

Sin dar muchas más oportunidades a la conversación, Natsuki se levantó, dejando un billete que pagaba de sobra ambas consumiciones y salió del local en dirección a su coche, con la seguridad de que sus dos carabinas la seguirían pronto de manera discreta y sin levantar sospechas.

Natsuki le seguía mirando con esa expresión seria en su cara. Era verdad que la habría buscado por el hecho de saber si encontraba bien, estar en manos de un sádico como Craneo no era algo trivial. Pero más que nada quería buscar respuestas a ese suceso que les pasó a los tres. La oía a hablar y sabía que no encontraría las respuestas que buscaba. Aquel incidente poco a poco parecía que iba a quedarse sin resolver. Quizás hubiera sido hecho por un mago con ganas de diversión o no. Suspiró y se echó hacia atrás dejándose caer de nuevo en el respaldo de la silla.

- Tras la paliza del otro día, ya se que te puedes cuidar sola. No te preocupes... no te molestaré más. - esbozó una media sonrisa. - Lo sé, debería tener más cuidado con quien hablo y dejo de hablar, era sólo que necesitaba encontrarle sentido a lo que pasó. Sólo eso. - se rascó la nuca. - Me llevé muchos días dándole vueltas y no podía compartirlo con nadie. -

Sólo lo había hablado con su madre y había sido una conversación muy corta. Él quería respuestas pero se le iban negando. En S.H.I.E.L.D la cosa habría sido peor así que guardó silencio. Siguió con la recuperación pero poco más. Sabía que ahora serían un poco más duros con él por el anterior fracaso pero tendría que aguantarlo y seguir hacia delante. La joven japonesa se levantó y dijo que se marchaba de golpe.

- Oh... de acuerdo. Adiós. - fue lo poco que acertó a decir, y cuando ya la joven pasaba por su lado le comentó. - Gracias por hablar conmigo. -

Se lo agradeció de verdad, ya que sabía perfectamente que podría haberse negado e incluso haberse puesto las cosas peor. La miró marcharse y suspiró lentamente mientras se terminaba el trozo de tarta y el té. Empezó a pensar en que debería dejar la ciudad y volver al cuartel. Le estaría esperando un montón de trabajo que por desgracia no se terminaría sólo. Miró el asiento vacío que había ocupado Natsuki y le vino un pensamiento de alivio. Al menos estaba bien, era un peso que se quitaba de encima en esa misión fallida. Sabía que no la volvería a ver, o quizás sí... esas cosas nunca se sabían.

La camarera se acercó a coger el dinero que había dejado la joven japonesa y Ethan indicó que se quedara con el cambio. Terminó su plato y se incorporó para salir de la cafetería. Tomó rumbo norte y pensó en dedicar el resto del día a seguir con la misión que le había llevado a la ciudad. Al menos hasta que llegara la noche, entonces tomaría un tren para irse de Blüdhaven.