¿Aquí donde están las cosas? (James Logan) (11-10-018)

Todavía se estaba acostumbrando a eso de pertenecer a los x-men, no era fácil, eso ya le había quedado claro, sería más difícil de lo que había pensado en un primer momento, la verdad es que Scott podría haberla puesto sobre aviso, pero de la misma manera que ella en un primer momento le había manipulado, estaba claro que él había ocultado información, o al menos no le había explicado todo eso del grupo militarizado y jerarquizado, pero claro, eso es algo que ella también podría haber adivinado. Como fuera, era sólo un detalle a tener en cuenta y al que adaptarse, su objetivo seguía siendo el mismo.

En ocasiones todavía se perdía por la enorme mansión, aunque siempre encontraba a alguien dispuesto a indicarle el camino hasta donde quería llegar, aunque le gustaba deambular, descubrir los secretos del enorme lugar ella sola; y así de casualidad, había llegado hasta lo que parecía que era la cocina, era media tarde, todavía hacía algo de calor, así que abrió la enorme nevera en busca de algo con lo que refrescarse, pero estaba abarrotada, demasiado, así que casi metiendo la cabeza en aquella abarrotada nevera, finalmente encontró un inusitado tesoro en un colegio, un par de packs de cervezas, suponía que eran de la parte masculina del profesorado, pero no importaba, ya se las repondría, así que cogió un botellín y se dispuso a algo que parecía más difícil todavía, encontrar un abrebotellas. No sabía donde guardaban nada, y algo tan pequeño podría ser difícil de encontrar.

Y así estaba, dando vueltas a la cocina, mirando en cajones y cajones, con la cerveza sobre la mesa y su ajustado vestido impidiéndole mirar en los estantes superiores, tenía que empezar a recordar cambiarse de ropa al salir de trabajar para ir a la mansión, estaba claro que el estilo “economista de Wall Street” no era el más apropiado para pasearse por un colegio. Empezaba a tener ganas de llegar a casa, quitarse la ropa y los zapatos, pero también tenía que habituarse a aquello y lo mejor para hacerlo, era pasando tiempo allí, empapándose del ambiente, y entrenando sus habilidades con Kitty, una chica simpática experta en esas cosas de electrónica que salía con un tipo enorme y de aspecto afable al que todos llamaban Coloso, aunque ella siempre prefería los nombres de pila, no se acostumbraba a eso de los nombres mutantes o como puñetas los llamaran.

Logan entró en la cocina, había acabado de dar las clases por hoy.
Tenía hambre, se comería un bisonte él solo, y no necesariamente cocinado. Pero en realidad era muy pronto aun para la cena, mejor algo de beber...una cerveza. Otra más, quiero decir.
 
Al entrar observó a una chica, atractiva, vestida de un modo algo impropio para estar en la escuela, la verdad, con esos trajes poco ejercicio iba a hacer. Se la veía buscando algo entre los cajones. Una pinta a yuppie que tenía.
 
Ella aún no había advertido a Logan, estaba de espaldas a la puerta, doblada buscando, montando un ruido considerable con cubiertos y diversos útiles de los cajones.
 
Caminó silenciosamente hasta situarse a la espalda de la chica, a apenas un metro, como un felino agazapado esperando a saltar sobre su presa, apoyó la mano sobre la mesa y dijo con voz potente:
-¡Los fajos de billetes son en otra habitación!.-
 
Ella sobresaltada se incorporó de golpe...tan de golpe que su cabeza dio contra uno de los cajones abiertos. ¡¡¡POM!!!.
-¡Ay, mi cabeza!.-

Logan no pudo evitar reirse, pero no por ello dejó de ayudarla a incorporarse. No tenía nada grave, más que un pequeño chichón.
-Hola, soy Logan, pero me suelen llamar Lobezno, ¿qué haces por aquí?.-
A la vez, abrió el congelador, cogiendo una bolsa de guisantes congelados.
-Mejor toma esto y póntelo donde el golpe, te hará bien, la gente habla del hielo, pero para una contusión lo mejor son los guisantes congelados, es lo que mejor se adapta al contorno de la zona.-

Blair escuchó un grito a su espalda, cerca, muy cerca, más de lo que se habría imaginado; es decir, no había escuchado a nadie acercándose sibilinamente por su espalda, pero parecía ser que si, que había alguien, alguien que había presenciado como había estado a punto de abrirse la cabeza con un cajón abierto, de manera muy poco digna. Se dio la vuelta con toda la naturalidad que le fue posible, la cual no era demasiada. Cuando le miró a la cara una leve chispa de reconocimiento se iluminó en sus ojos, su ropa era definitivamente diferente, pero estaba claro que era él, Drago se lo había enseñado con sus ilusiones, y debía reconocer que eran increíblemente fieles al original. La ayudó a incorporarse, sujetándola de un brazo y le inspeccionó la cabeza, con no demasiado cuidado, tuvo que decir, en cuanto tocó la parte del golpe, ambos se dieron cuenta que tenía un buen chichón ahí. ¿De que hacían los cajones en esa casa?

- Sabes mucho de contusiones. Tu eres Logan, no? Drago me lo dijo, yo soy Blair.

Sin duda su descripción había sido de lo más acertada, parecía rudo, pero un buen tipo a la vez. De esos que a primera vista daban miedo y luego eran amables con todo el mundo, o casi todo el mundo. También eran de los que era capaz de filetearte entera en un par de segundos, o eso decían, pero la verdad, es que a ella no le inspiraba esa sensación de peligro, quizás sería porque ella no tenía intenciones de ser su enemiga, sino todo lo contrario. Uno de sus mayores objetivos en aquel lugar, era ampliar su círculo de relaciones sociales, hacer amigos nuevos y diferentes que pudieran acercarla a las necesidades de los niños de aquella escuela, a sus propias necesidades, quería comprender mejor que los había llevado allí, a esas circunstancias en particular.

-Blair, amiga del bueno de Drago, ya veo.- Dijo mientras intentaba tomar una postura más seria, más propia de un profesor de la Escuela.
 
-Pero aún no me has dicho que buscabas.- Diciendo esto, el se dirigió al frigorífico, lo abrió y cogió una botella de cerveza. Faltaba otra, porque él mismo las había puesto en su sitio esta mañana. Miró alrededor, y la vió en un lado de la encimera. -Ya veo qué buscabas.-

Blair intentaba recomponer un poco su orgullo y Logan tomó ambas botellas, sacó una garra y las abrió delante de ella, acercándole una de ellas invitándola a cogerla.
-Invito yo a cambio del susto, aunque ya te hubieras servido. Es más, invito hasta que se acabe el paquete, que siempre es mejor beberlas en compañía.- En ese momento ya la garra de Lobezno se había escondido en su brazo.

Blair sujetaba la bolsa de guisantes sobre su cabeza, el maldito chichón empezaba a doler como un demonio, al menos no había habido sangre, aunque casi se le cae del susto cuando Logan sacó sus garras para abrir la botella; había escuchado hablar de ellas, pero verlo en directo no era lo mismo. Antes de que pudiera guardarlas se dirigió a su mano y se quedó mirando completamente absorta y llena de curiosidad.

- Es... increíble... ¿Puedo tocar?

Y antes de que pudiera responder estaba acercando su mano a las afiladas cuchillas, para tocar el dorso de ellas, estaban cálidas, a la temperatura corporal, y tenían un brillo diferente al del acero, más brillante y pulido. Blair desconocía la historia completa de Logan, pero no podía evitar sentir una curiosa fascinación por aquello, como por tantas otras cosas que había visto en la mansión. Era como una niña pequeña a la que se le habían abierto por completo las puertas a un mundo maravilloso, y como tal, sentía curiosidad por todo lo que había a su alrededor, no una de esas curiosidades insanas que llevaban a la gente a hacer daño a otras personas, no. Blair era demasiado buena para hacer daño consciente a alguien si no tenía nada en contra suya, y por la oferta de Logan, estaba claro que era más un amigo que un enemigo. Una radiante sonrisa se dibujó en su rostro cuando le miró a los ojos.

- Lo siento, no quería importunarte. Es increíble, todas las cosas que hay aquí, todo lo que podéis hacer. No se exactamente si soy amiga de Drago, eso sólo se sabrá con el tiempo. Soy la nueva, eso de momento es lo que más claro está; Scott y Xavier me encontraron hace unas semanas

Cogió su cerveza y le dio un trago, aceptaba la invitación del profesor Logan, pero no quería abusar de su generosidad, al menos, se aseguraría de que la próxima vez, ella llevaría las cervezas.

-Ten cuidado con esto, te podrías cortar, y creeme, corta mucho,- y siguió bebiendo su cerveza.
 
Al terminar las cervezas Logan dijo:
-¿Y cuales son tus habilidades?,- dijo ya más con la mentalidad de un profesor de la escuela más que como alguien afable que se había tomado una cerveza para relajarse. -Porque algo que deberías aprender es a estar siempre alerta, aunque estés en una situación divertida, aparentemente relajada, con amigos y gente de confianza, no sabes los que te pueden ir a buscar. Y creeme, a nosotros nos buscan mucho.-
 
-¿Otra cerveza?,- dijo mientras se abría otra y ella aún no había terminado de tomarse una tercera parte de la suya.

Todos parecían tener un especial interés en avisarla de los peligros a los que se enfrentaba estando en los x-men; todos menos Scott que había asegurado que estaría más segura que en ningún otro sitio, y ahora empezaba a ver que quizás no había sido tan buena idea eso de enrolarse al equipo, pero ya era tarde para arrepentirse, estaba dentro y quizás no fuera tan malo como se lo estaban pintando. Seguramente sólo intentaban asustarla, como una broma de novata o algo así.

- ¿Mis habilidades? Bueno, me califican como tecnópata, puedo hacer que los aparatos me obedezcan, ordenadores, radios, teléfonos móviles. Y puedo mover y leer cualquier señal inalámbrica, internet, teléfono, radio. El ambiente está cargado de comunicaciones inalámbricas, y yo puedo verlas todas. La verdad es que no se demasiado de eso de estar alerta y de esa disciplina marcial que tenéis por aquí, trabajo en Wall Street, lo mío es gestionar crisis, no soy ningún soldado.

Negó con la cabeza ante su ofrecimiento, no bebía tan deprisa y no llevaba ni la mitad de su cerveza, además que luego tendría que conducir a casa, no quería que la multaran por haberse quedado a beber cervezas con un profesor al que acababa de conocer y que iba con abrebotellas incorporado.

- Voy servida, muchas gracias.

En realidad nunca se había fiado del tipo de gente que representaban esos políticos, personas de negocios, y demás ralea de la clase alta. Pero esta chica parecía diferente, franca, porque bien podría haberse guardado para sí sus poderes. Habría que observarla con cuidado en el futuro.
 
Igual alguna vez hasta podría serle útil en alguna misión de intrusión, que aunque es verdad que él prefería el ataque abierto y directo, no siempre se podía actuar así. Eso estaba bien cuando había tortas porque tenía que haberlas, pero había situaciones en las que se requería pasar desapercibido, no todo se iba a arreglar haciendo un agujero en el portón, sino que igual si se podían habrías las cosas a través de esos cachivaches electrónicos que ya lo dominaban todo.
 
Era un engorro en lo que se había convertido el mundo, el recordaba cuando los coches y las motos eran un conjunto de engranajes e instrumentos mecánicos diseñados para trabajar juntos, algo que alguien con habilidad siempre podría reparar o trucar para sacarle más a la máquina.
Actualmente no era así, todo estaba dominado por la electrónica, hasta el inyector de gasolina de su motocicleta estaba dominado por un aparatejo que decía la cantidad justa de combustible y oxigeno que se debía inyectar en el motor para conseguir la mayor cantidad de energía dada la temperatura ambiente, la humedad y demás posibles posibilidades. Si ni siquiera podía tener control absoluto de las ruedas del coche, sino que el coche también tenía un computador que lo regía de decía como debían girar las ruedas según miles de sensores incorporados en el coche para hacerlo más seguro, más fiable, más de todo.
Una pesadilla tecnológica. También por eso estaba restaurando una vieja moto de los setenta, todo a mano, no quería ni una pizca de electrónica en ella.
 
Pero sí, ella podría ser útil muchas veces.
 
-¿Sabes?, desde luego no pareces nada convencida con lo que es ser miembro de este grupo. No siempre estamos peleando, muchas veces necesitamos cosas más simples y pacíficas, no pretendemos formar un ejército. Al menos yo desde luego no, soy lo más contrario a la disciplina, la del grupo al menos.- Terminó de tomarse la nueva cerveza y no tomó otra, sino que simplemente tomó las botellas y las dejó en la bolsa de reciclados. Miedo daría la reacción de Jean como viera que tiraba las botellas en cualquier sitio.

-Lo que sí veo imprescindible es estar preparados, porque no podemos negar lo que somos y que eso es un problema para el mundo. Chica, aunque no quieras problemas, los problemas te van a buscar a ti y mejor si estás preparada. Nadie de aquí va a pretender que te pongas a pegarte como si fueras yo mismo, pero te convendría tener dos cosas que te podrían venir muy bien en tu vida.- Ordenó las ideas en su mente mientras terminaba la anterior frase.
 
-Lo primero que te vendría bien es un adiestramiento, no necesitas tener poderes físicos para defenderte bien, estar en forma y todas esas cosas, para evitar en lo posible que te hagan daño. Pero además, aunque yo no crea tanto en la disciplina de grupo, aquí puedes aprender disciplina personal, aprender a dominar del todo tus poderes, controlarlos y ejecutarlos de un modo correcto. Creeme, yo necesito control con mis habilidades, porque sino todos creeríais que soy un monstruo, pero creo que de eso todos necesitamos un poco.-

Volvió a sonreir tras estar tan serio tanto rato, -Así que, ¿te apuntas a entrenar?.-

Parecía pensativa, su discurso no era tan diferente del de Scott, salvo por el tema de crear un mundo para los mutantes y esas cosas, ella seguía creyendo fervientemente en que era posible una coexistencia, una colaboración. Gente como Ororo, como Logan, como Drago, podrían ser increíblemente útiles, el bien que podría hacer Ororo en la agencia gubernamental de meteorología podría ser increíble, con su capacidad de predecir y controlar el tiempo, estaba segura que gran cantidad de las catástrofes atmosféricas podrían prevenirse o minimizarse, Drago sería un gran agente de inteligencia, tenía las habilidades perfectas para trabajar en los asuntos más delicados de la Seguridad Nacional, y estaba convencida de que Logan no sólo era un excelente profesor, sino que tenía otras muchas habilidades. ¿Es que era ella la única que veía el enorme potencial desaprovechado de una integración de los mutantes en la sociedad? Podrían convertirse en piezas clave de un excelente estado del bienestar, integrados en la sociedad como cualquier otra persona. Pero por algún motivo que no alcanzaba a comprender, parecía que todos estaban cegados a la verdad y sólo veían ilusiones violentas por todos lados. No decía que todos los mutantes fueran unos santos, pero culparles por sus poderes, era como culpar a un asesino de serlo porque tenía el pelo castaño. Los criminales lo eran independientemente de sus habilidades o sus poderes, lo eran porque eran lo que habían elegido ser, intentar buscar otras excusas era evitar la realidad.

- No quiero pelear, se lo dije a Scott, sigo pensando que parte del odio y el temor de la sociedad os lo habéis ganado vosotros mismos con esas exhibiciones públicas de violencia. Creen que sois peligrosos porque demostráis que sois peligrosos. Creo que actuáis irreflexivamente, sin tener en cuenta quien carga con el peso de vuestros actos. Con respecto a la disciplina, ya he tenido una pequeña discrepancia con Ororo.

Pegó un nuevo trago a su cerveza, terminándosela y tirando el botellín vacío al contenedor correspondiente, se había fijado que en aquel lugar separaban las basuras y no iba ella a hacer todo lo contrario cuando en su casa hacía lo mismo. Después, se sentó sobre la encimera, balanceando sus piernas en el aire.

- Tenéis un montón de niños aquí, y comprendo que vuestro principal objetivo es defender a la comunidad mutante, pero la manera en la que os relacionáis con otras organizaciones gubernamentales y los héroes que respaldan, no os deja en el mejor lugar, y eso no os afecta sólo a vosotros, los x-men, sino a la forma en la que todo el mundo ve a los mutantes, y eso, en última instancia, recae en los niños que acogéis porque son repudiados y agredidos. No os molestáis en que os vean como personas normales y luego os quejáis de que no traten a vuestros alumnos como tales. ¿No te das cuenta de lo irónico que resulta? Se que no es un camino fácil, la diplomacia nunca lo es, pero desde luego, es el camino más efectivo.

Tenía la sensación de que empezaba a repetirse como el ajo, pero parecía que todos allí veían como principal objetivo del grupo patearle el culo a los demás, sin tener en cuenta las consecuencias que a largo plazo eso podía traerles, y que desde su punto de vista, ya habían empezado a pagar. Tenían muchos detractores, y eso que no eran el único grupo de raritos, incluso Banner, con lo que era, le tenían en mejor consideración que a los x-men. Y eso significaba, que tenían una publicidad peor que pésima, si no cambiaban un poco eso, pronto todo el mundo querría lincharlos, con horcas y antorchas como en la edad media.

- Ya estoy en buena forma, hago deporte, corro todos los días e incluso dí unas clases de defensa personal. Pero agradezco tu oferta, Kitty ya me ha dicho que me enseñaría a manejar mejor mis poderes, quizás también debería darle una pequeña oportunidad al combate. Que crea que actuáis irreflexivamente no significa que no sea consciente de que las amenazas sean reales. A cambio, espero poder ayudaros con todo ese tema de la diplomacia, se me da bastante bien.

Logan se puso serio al escuchar esas palabras.
-¿Tú crees que el hecho de nos estuvieramos quietos o que trabajáramos exclusivamente para el gobierno cambiaría la forma en que nos ve la gente?, no, el que quiera tener prejuicios nos va a ver mal haga lo que haga, porque hay gente que prefiere actuar preventivamente.-

Recogió las botellas restantes y las metió en la nevera.
-El caso evidente es que hay mutantes que hacen barbaridades buscando poder, dinero o qué se yo, y hay personas que ven eso y no piensan que ese mutante es malvado por las barbaridades que haga, sino que los mutantes son malos porque tienen un poder muy grande en sus manos y que todos somos susceptibles de hacer maldades, que igual muchos no lo han hecho aún, pero podrían hacerlo y ser devastadores con ello. Y ellos lo que quieren es algún modo de neutralizar ese peligro potencial.-
 
-Yo no he hecho nada por tener estos poderes, así creo que nací, no me siento responsable por el hecho de tenerlos. Uno se tiene que sentir responsable por el uso que les da. En esta casa no estamos pretendiendo comprar a la sociedad a base de buenas acciones, porque sería absurdo, la sociedad solo se sentiría segura si nosotros no existiéramos, ya se buscarían otro chivo expiatorio en tal caso.-
 
Se cruzó de brazos delante de ella, era sustancialmente más bajo, pero aún así tenía una presencia física muy firme.
-Nuestra funciones son dos. Educar a los chicos para que generen ese autocontrol y sigan el camino fácil de abusar de su potencial para medrar en la vida a base de violencia. Pero también lo hacemos por conciencia, porque hay cosas que están mal y hay ayudar a la sociedad a que se mantenga, aunque esta no nos lo vaya a agradecer, porque aunque nos odien, no dejan de ser inocentes que no tendrían absolutamente nada que hacer contra esos malvados. No hay que buscar nada, a veces simplemente hay que hacer lo que hacer, sin buscar nada a cambio.-
 
-Y no pienses que integrarnos en grupos de justicieros del gobierno iba a arreglar nada, eso solo nos crearía más problemas. Porque los mutantes no somos simpáticos a la gente y los políticos no querrían que se supiera que estamos a sueldo, que luego llegan las elecciones. Seríamos grupos secretos, ¿y que crearía eso?, una escalada armamentística global. Olvídate de misiles con cabezas nucleares, nosotros seríamos la siguiente arma de las guerras entre naciones.-
 
Quiso relajarse un poco, y se distendió. -Creo que me he puesto muy serio, y no me gusta. Yo sólo quería darte la bienvenida aquí. Y ya sabes, si estás interesada en el entrenamiento, tan sólo dime.-

Blair le miró cada vez mas convencida de que su punto de vista difería bastante del que tenían algunos de sus miembros allí, pero que fuera diferente no significara necesariamente que fuera irrenconciliable, precisamente su labor allí era hacer realidad su punto de vista, no sería un trabajo fácil, estaba claro. Las amenazas que Drago y Logan decían eran reales, pero estaba convencida de que su manera de hacer las cosas, aunque fuera la forma complicada también era una vía sumamente rentable, una cosa no excluía a la otra.

- No creo que enseñar a los niños a abusar de la violencia sea el camino correcto Logan, soy más consciente que nadie que la diplomacia no es la vía fácil ni la rápida, pero que sea lenta y costosa no significa que no sea rentable, porque lo es, y mucho. Por supuesto tienen que aprender a manejar sus poderes y habilidades, para eso los tienen, para sacarles rendimiento y aprovecharlos, pero la violencia no es el camino apropiado, no siempre.

No era tan ingenua como para pretender erradicar de forma definitiva el temor y odio a los mutantes, después de muchos siglos no se había conseguido erradicar el racismo hacia los negros o latinos o asiáticos. En ciertas zonas aisladas montañosas o del sur del país seguía habiendo comunidades muy racistas, pero eso no significaba que todo el país odiara a los negros o a los asiáticos. No le preocupaban los grupos de fanáticos y racistas radicales que pudieran quedar, pretender que desaparecieran era un imposible que no se iba a molestar en intentar lograr, sin embargo, si creía que podía darse una aceptación por la mayoría de la sociedad. Creía firmemente que los mutantes podían integrarse como cualquier otro ciudadano, era sólo cuestión de tiempo, líderes carismáticos, un buen marketing y una política impoluta. Ninguna de esas cosas era imposible de conseguir, la cuestión era saber por donde empezar; todavía tenía tiempo para pensarlo, mientras tanto, podía hacer algunas concesiones al lado violento, no le vendría nada mal aprender a pelear en serio. Tenía la sensación que sus clases de defensa personal serían totalmente inútiles entre aquellas personas.

- Sin embargo, no soy tan estúpida, mi punto de vista no excluye al tuyo. La diplomacia no es la única vía para conseguir los objetivos. Y soy plenamente consciente de lo peligrosas que son las amenazas que existen sobre los mutantes, ahora que voy a luchar por mis iguales, creo que debería tener también las capacidades físicas para defenderlos. Pero tengo una condición, sólo una pequeñita. Tu también te esforzarás por cumplir con mi punto de vista, te demostraré que también se pueden conseguir así muchas cosas.

No serviría de nada si sólo ella hacía concesiones para acercar posturas, lo ideal es que fuera algo mutuo, comprender el verdadero valor de ambos caminos, el de la violencia, y el de la política.

-Bueno, creo que ya hemos hablado de bastantes cosas serias por hoy, yo me voy a correr al jardín un buen rato, si te quieres venir, aunque con ese traje no creo, ¿no?, mejor otro día.-
 
Saludó a la joven política y salió por la puerta que daba al jardín.
 

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