Tenía que suceder (James Logan) (+18) [15/03/2018]

Habían pasado unos pocos días desde mi regreso a la Mansión y desde la primera vez que volví a ver a Logan. No habíamos hablado aún. Él parecía no creerse que yo volvía a estar allí y yo no sabía cómo comenzar la conversación. La tensión cuando estábamos ambos en la misma habitación era palpable y apenas si nos saludábamos o mencionábamos el nombre del otro delante de los demás. Me resultaba muy confuso que Scott no estuviera allí. Si Scott hubiera estado todo habría sido mucho más llevadero y más sencillo, pero tenía que lidiar con ello sola o, bueno, con Fénix.

Nunca estaba del todo sola. El haber pactado con ella estar juntas y coexistir resultaba confuso y muy cansado. Tenía que esforzarme para no dejarla salir y rondar a sus anchas con mi cuerpo y mi gente. El día anterior Erik apareció en la Mansión , claramente afectado por la colisión, casi como yo. Verle así no me dio demasiadas esperanzas, pero no iba a rendirme ni iba a dudar ni por un segundo del profesor o mis compañeros, y menos de mí misma. Morir y renacer te hace cambiar, crecer, aprender...

Por eso esa mañana decidí que se había terminado. Tenía que hablar con él, tenía que saber lo que pensaba, lo que había ocurrido, qué podía esperar de mi estancia allí -a pesar de saber que me harían sentir como en casa. Pero jamás estaría como en casa si no era capaz de estar en la misma habitación que Logan sin tirarme de los pelos o sin que Fénix quisiera lanzarse a sus brazos, lo cual era complicado en gran medida. Fui a buscarle a la sala de profesores, pero no estaba allí, y por la ventana no se le veía en la pista de deportes. Entonces pensé que quizás estuviera en la cocina bebiendo una de esas cervezas sin alcohol tan insulsas que no le gustaban en absoluto, así que fui a ver si estaba allí.

Bingo.

-Logan...- le llamé en un susurro aún, nerviosa. Sabía que me habría sentido llegar, le habría llegado mi aroma... Estaba estirandome las mangas de la camiseta más allá de las muñecas, cubriendo un poco mis manos, mientras caminaba hacia él y abría un estante para prepararme un Earl Grey. Respiré hondo y le miré.

-Creo que tenemos que hablar, ¿no te parece?

Logan escuchó las palabras que ya llevaba horas esperando escuchar, se giró y miró a la pelirroja.

Sabía que cada pensamiento que cruzase por su mente ella podría observarlo como si fuese transparente.

-¿Que qué pienso?, sabes que me alegro de verte. Sabes que esto era algo inesperado.-

Pensó en las mujeres que había amado. Algunas habían muerto hace muchos años, décadas, otras eran mucho más recientes. Incluso un matrimonio terminado en sangre.
Y ahí estaba Jean, aquella a la que no podía llegar a poseer nunca del todo, por tantas cosas. Porque en el fondo nadie la podría tener jamás,
Pero eso no le echaba atrás, al contrario, sentía una atracción dolorosa hacia ella, lo sentía antes de haberse convertido en aquello, e incluso después.
Sintió sus propias garras aquel momento en que atrevó a la pelirroja por compasión y como eso hizo surgir todo el poder de Fenix reviviendo milagrosamente.

Logan no lloraría, pero un estremecimiento le recorrió al recordar aquellos momentos vividos juntos.

Se acercó a ella.
-¿De veras crees que la cocina es el sitio más adecuado para que hablemos delante de adolescentes curiosos?.-

Apoyé mi mano en la encimera mientras se acercaba, mirándole de reojo. Cogí aire y lo solté muy, muy, muy despacio. No podía mentir, echaba de menos su olor. Y su voz. Cerré los ojos deleitándome con sus palabras que, a pesar de no ser muy amables aunque tampoco hirientes, ni de lejos, me decían que no debíamos hablarlo allí. Tenía razón.

Abrí los ojos lentamente observando mi taza de té sin agua, y tamborileé mis dedos en la mesa.

-Tienes razón- le dije, mirando directamente a sus ojos y después al resto de alumnos que había en la cocina. -Termino de preparar el té y vamos a mi cuarto, es el más cercano- le dije telepáticamente para que ningún chismorreo saliera de esa conversación. Era lo que me faltaba, chismes sobre mí. MÁS chismes sobre mí y que, encima, involucrarían a Logan. No, gracias.


Al llegar dejé que él entrara primero, verificando que ningún alumno nos veía pasar a mi habitación, eso sería peor que en la cocina. Después de entrar cerré la puerta tras de mí y me senté en la cama, iluminada por la luz del sol de la mañana, otorgando a mi cuarto un ambiente cálido y primaveral. Di unos golpecitos en el colchón a mi lado para que se sentara él, no tenía por qué estar de pie o lejos de mí. No era necesario.

-Últimamente sólo pido perdón, ¿sabes? Iba a disculparme contigo por no hablarte hasta ahora, pero...- miré mi taza de té y sonreí en silencio, soltando un suspiro. -Pero, no tengo excusa. Todo esto... me ha sobrepasado, de algún modo. Lo lamento, Logan. Todo el dolor que haya podido causaros, todo el dolor que haya podido causarte a ti...- di un sorbo a mi té. En realidad no sabía qué decirle, pero sabía que estaba haciendo lo correcto hablando con él en lugar de usar mis poderes con él. Los dos sabíamos que no nos iba a gustar ese método.

El cuarto estaba como siempre habia estado, parecían no haber pasado el tiempo por él a pesar de haber pasado tanto vacío. Nada parecía haber cambiado, salvo ella.
Ella era igual de hermosa, y ocupaba aquel sitio como tantas veces hizo en el pasado, pero algo en ella era diferente.
Un aura de fragilidad la envolvía.

En el pasado era una persona segura de sí misma, sin embargo ahora parecía no saber nunca que esperar, y lo más grave, que esperar de sí misma.

Logan había visto esa transformación, desde la joven segura de sí misma, a una joven excitada al descubrir todo su poder, un poder que en cierto modo la había corrompido, y entonces su alma se había partido en dos, había luchado contra sí misma y había vencido.
Había vencido su voluntad, una voluntad de querer hacer lo más correcto para el resto de mundo, pero ella misma había sido la derrotada, convirtiéndose en alguien que era incapaz de confiar en sí misma.

Esa aura de fragilidad a pesar de que Logan sabía todo lo que ella podía llegar a hacer, enterneció su corazón. Porque daba igual lo endurecido que él se sintiera tras haber vivido tantos años, haber visto atrocidades, incluso haberlas llegado a cometer él mismo. Logan no dejaba de ser un hombre, un hombre de sentimientos viscerales, y amaba a esa mujer.

Se sentó a su lado, cogiéndola de la mano.
-Te he echado de menos.-

Aparté la mirada del té y la posé sobre sus ojos, lentamente bajando hasta contemplar cómo me estaba cogiendo de la mano. Me había echado de menos. Sabía que lo haría, sabía que me quería más de lo que yo jamás podría amarle, y aún así aquí estaba, a mi lado. Acaricié sus nudillos con cuidado, no pretendía dar falsas esperanzas a nadie, sin embargo, no pude evitarlo.
Yo también le había echado de menos sin saberlo, a él, su pelo, su mirada fiera pero comprensiva por todo lo que había vivido, su aroma, su manera de comportarse conmigo...

Dejé el té sobre la mesita de noche que acompañaba mi lado derecho de la cama, el lado en el que estábamos sentados, sin soltar su mano. Volví mi atención a nuestra manos y me limpié con el dorso de la que tenía libre una lágrima que se me escapó, lo que me hizo mirarle a los ojos conteniendo mis ganas de llorar.
No pude evitar abrazarle, con fuerza, y permanecer allí entre sus brazos no sé cuánto tiempo.

-También te he echado de menos- susurré a su oído, sin cesar mi abrazo.

De algún modo, me hacía sentir más segura y menos sola, pero eso no era excusa para lo que estaba haciendo. Probablemente ese abrazo no le estaría haciendo ningún bien a Logan, podía estar confundiéndole, complicando sus sentimientos hacia mí... Sabía que no era justo, pero lo necesitaba. Desde mi llegada me había sentido rota, más sola de lo que en realidad estaba debido a la ausencia de Scott, confundida y frágil... Después de toda la historia que arrastrábamos él y yo, Logan seguía a mi lado, estaba ahí cuando le necesitaba, seguía cuidándome a pesar de todo...

Fruncí el ceño y me aparté lentamente, clavando mis verdes ojos en los suyos. Sonreí al ver cómo el la luz del sol que se colaba por la ventana acentuaba su ceño, casi siempre fruncido. Pasé mi mano por sus cejas y con suavidad le acaricié, para que se relajara. No quería que estuviera alerta cuando estaba conmigo, no iba a hacerle daño.

-También te he echado de menos- Dijo ella.

Ella siempre le había tratado con ternura, donde otra gente solo veía un animal, lleno de agresividad, displicencia y respuestas cortantes. Pero ella no era así.
Incluso en sus peores momentos de perdición, Logan sentía en ella un alma gemela, alguien capaz de hacer el bien, pero a la vez torturada por llevar a cuestas una segunda realidad salvaje, incontrolada, capaz de crear el caos y la destrucción allá por donde pisara. Y de eso Logan sabía mucho, el poderse convertir en un animal acorralado que atacara a todo y a todos los que le rodearan perdiendo su propia humanidad.

Mientras ella acariciaba las cejas de él, el llevó su mano al lateral de la cara de ella, acariciándolo. Y no pudo evitar acercarse para besarla.

Su reacción me dejó sin respiración. Conocía bien nuestra relación, lo que sentíamos el uno por el otro... Su beso dejó entrever el magnetismo que existía entre nosotros, haciendo que bajara mi mano de su rostro a su pecho.
Mi primera reacción instintiva fue apartarme y mirarle directamente a los ojos por unos segundos, sopesando la situación, pensando en todo lo que había sucedido en los últimos días, en mi confusión, en su confusión... Aunque en el fondo sabía que él no estaba confuso. Él siempre supo lo que sentía por mí y se aseguró de que yo lo supiera. Yo también tenía sentimientos hacia él, pero... era más complicado.

Lo siguiente que hice fue observar sus labios y rozar con mis dedos mis labios, y le devolví la mirada. ¿O no fui yo?
Lo siguiente que supe es que me había lanzado a sus brazos, entregándome a él en un beso voraz y despreocupado, disfrutando del contacto y de la presencia de Logan.

James desde su posición podría ver mis ojos tornándose rojizos y mi cabello cobrando vida propia de manera muy sutil, moviéndose de manera armoniosa y sinuosa.

No podemos hacerle esto, Fénix. Siempre nos haces lo mismo- siempre era la misma historia. Lo que Fénix sentía por Logan dejaba ver mi lado más carnal, el más pasional, y como tal, se esfumaba cuando la llama se apagaba.
Pero le hemos echado de menos, Jeannie...
...- no podía permitirlo, no quería hacerle más daño a Logan. No se lo merecía.

Mis ojos volvieron a su tono esmeralda de siempre, mi cabello volvió a su sitio, y yo no me moví de donde estaba, besando a Logan. Era cierto que le había echado de menos, como era cierto que entre nosotros siempre hubo algo.

Fuera lo que fuese íbamos a descubrirlo él y yo, y no Fénix.

Logan la tenía entre sus brazos.
Notó como ella dudó, algo rebullía dentro de aquel cuerpo, de aquella mente. Algo que estaba más allá de su comprensión.
Logan había llevado su mano a la nuca de ella y la acariciaba, mientras los rojizos y ensortijados cabellos de ella se cruzaban con sus dedos como si tuvieran vida propia.
Tras el momento de duda, ella reaccionó. Tomó la iniciativa y supo devolver el beso al hombre con pasión.
Él deseaba aquello. También sabía que ella tenía problemas y tenía razones para dudar...pero, ¿dónde estaba Scott?, ni él ni ella sabían nada de Scott hacía tanto tiempo. Con este nuevo mundo que se habia creado, cualquiera sabía qué habría sido de él.
Logan la respetaba a ella, él jamás haría nada que ella no quisiera, y ella quería.

Logan se tumbó y la trajo sobre sí mientras seguían besándose...las manos recorrieron la espalda de la mujer hasta su trasero y lo apretó contra sí.
Fue sacando la blusa para poder tocar directamente la piel de su espalda con sus dedos, ascendiendo por ella...

oculto:

Dejé que Logan me guiara sobre él hasta quedar tumbados sobre mi cama, yo encima suya, casi a horcajadas. Continué el beso hasta que sentí sus manos en mi trasero y el apretón que dio, robándome un pequeño suspiro y una suave sonrisa.
Sus manos me hicieron cosquillas cuando traspasaron la fina tela de mi camiseta hasta entrar en contacto con mi piel de la parte baja de mi espalda, y más cuando seguían su camino de forma ascendente.

El corazón me iba a mil, y me separé de él lo suficiente como para poder respirar y observar al hombre que tenía debajo. Cerré los ojos odiándome tanto por lo que estaba haciendo como por no querer seguir haciéndolo. Esa dualidad acabaría conmigo un día.

-No quiero hacerte daño, Logan...- me mordí el labio y pasé una de mis manos por su pelo. Escondí el rostro en su cuello y fui posando suaves y pequeños besos en esa zona. -Esta soy yo. No es Fénix. Soy ...yo...

Dejé la frase abierta, no sabía qué hacer. No quería hacerle daño de verdad. Ambos conocíamos nuestra historia y sabíamos cómo terminaba siempre: el chico bueno se llevaba a la chica. Pero, esta vez, no había chico bueno. Y eso era lo más confuso de todo. Scott no estaba... y Logan sí.

La escuchó "Esta soy yo. No es Fénix. Soy ...yo...". Logan no podía ignorar la lucha interior que tenía la pelirroja cada vez que se cruzaba con él, el recuerdo de Scott ahora esta como un fantasma, pero un fantasma lejano mientras que él era una presencia material, un ente carnal, que la abrazaba en aquel momento, por tantos momentos pasados, momentos sucedidos, aunque terminados, y otros muchos deseados aunque nunca llegaran a suceder. Pero eso ahora sí podía suceder, ahora parecía su momento, en el que el destino les abría las puertas de par en par, aunque quizá esas mismas puertas se cerrasen en un futuro, él ya lo sabía, lo tenía muy claro, él era complicado y ella era como una estrella que brilla con más fuerza que ninguna, que también son las que menos duran.
¿Cuánto tiempo sería aquello?, ¿unos meses?, ¿unos años?, ya sería más tiempo del que el destino les había concedido hasta ahora y estaba dispuesto a arriesgarse.
Y ella quería, no era su otro yo, tenía dudas, pero ahí estaba besándole a él.

Sus manos recorrieron la espalda de la mujer lentamente, sintiendo como los finos y suaves cabellos de su piel se erizaban con el contacto de sus rudas manos.
Sus dedos alcanzaron el broche de su sosten, y los desabrochó con toda la delicadeza que pudo...

off:

...desprendiendo la prenda de su cuerpo, quedando solo sujeta a sus hombros.
Logan rozó la piel de su espalda y su costado, palpando su cada vez más fina piel.

off again:

El tacto de sus manos contra mi piel me producía escalofríos del gusto. Hacía mucho tiempo que nadie me tocaba así, que no sentía el poder de una caricia, el roce del cariño... Cerré los ojos absorbiendo todas las sensaciones y grabándolas a fuego en mi mente, consciente de que no iba a disfrutarlas por mucho tiempo.

Logan desabrochó mi sujetador bajo la camiseta y continuó con sus caricias, abriéndose paso hacia mis pechos lleno de ganas y cautela. Al menos, así lo sentí yo.
Temía dejarme llevar demasiado y que Fénix tomara el control, o llegar a un punto en el que pudiera arrepentirme, o incluso hacer algo que dañara tanto a Logan que lo alejara de mí para siempre. Y, entre él y yo, "para siempre" era mucho tiempo.

Busqué sus labios y llevé mis manos a su cabello, tirando de los mechones que se colaban por entre mis dedos, profundizando el beso. No sabía muy bien qué estaba haciendo, pero sí sabía que era lo que quería en ese momento: a Logan.
Bajé mis manos por su torso y las metí bajo su camisa, apreciando cada músculo de su abdomen y sus dorsales, subiendo la mano hacia sus pectorales, y con ella, la camiseta. Él decidiría si se la quería quitar o no.

Se me escapó una sonrisa y un jadeo sobre su boca por lo mucho que estaba disfrutando aquel momento. Sabía que no podríamos llegar muy lejos, que no tendríamos tiempo para mucho más, pero no me importaba. Me incorporé aún encima de él y me quité la camiseta, y con ella desapareció el sostén. Sin embargo, no tardé en volver a la posición de antes, ocultando mi cuerpo con repentina vergüenza y pudor, aplastando a Logan con el peso de mi cuerpo y la fuerza de mis besos.

off:

Ella era liviana, apenas representaba ningún esfuerzo tenerla sobre sí.
Notó las manos de ellas sobre su camiseta, y Logan decidió desembarazarse de ella, la camiseta desapareció visto y no visto.
Tras eso, ella se sacó su camiseta, quedando desnuda de cintura para arriba sobre él. Logan admiraba la belleza de las formas femeninas de Jean, mientras acariciaba su vientre.
Ella, en un arrebato de pudor, se echó sobre él, cubriéndose, aunque a la vez no debaja de besarle con pasión.
Logan la sujetó con un brazo por la cintura, mientras con el otro se apoyó sobre la cama para girar y colocarse sobre ella. Era liviana.
Sus besos se desviaron a su cara, a su cuello, sus hombros...deseaba acariciar con sus labios sus pechos.
Bajó su cabeza entro ellos, soltando su calido aliento en el valle, desviando hacia la derecha, con suavidad, rozando con la nariz, los labios, la punta de la lengua, la suave piel que rodeaba sus areolas.
Sintió como los finos cabellos se erizaban simplemente al sentir su respiración sobre ellos.
Llegó a la cima de su pecho y la acarició con la lengua, rondeándola como en una espiral hacia el centro. Y en el centro, ya tieso esperaba como un caramelo listo para ser comido.
Cambió de lado, disfrutando de cada milímetro de piel recorrida.

La respiración de ella ya comenzaba a ser entrecortada.

Logan decidió seguir bajando.

+18:

Logan me manejaba a placer, no suponía ningún reto para él moverme y yo tampoco ofrecía resistencia. Le besé y tiré de su pelo hasta que alcanzó con sus labios mis senos. Me paralicé por un micro segundo imperceptible para él, eterno para mí.
Mi primer impulso fue quitarle de encima mía y parar aquello, hablar con él y hacerle entrar en razón. Lo segundo en lo que pensé fue en tragarme la vergüenza y vivir.

Sin embargo, una tercera opción se impuso sobre las otras dos: Fénix. A la vez que Logan bajaba por mi abdomen, mi temperatura corporal aumentaba, mi cabello dejaba entrever reflejos más rojizos y mis ojos brillaban con más intensidad. Me sentí más viva de lo que me había sentido desde que volví y eso era lo más extraño, lo sentía. Fénix no estaba tomando el control de mi cuerpo: estaba cumpliendo el trato que hizo conmigo días atrás. Estaba compartiendo aquel momento conmigo, lo estaba disfrutando y, desde luego, quería disfrutar más.

Se me escapó un gemido y una risa jovial, divertida. Ya no sentía vergüenza y estaba experimentando el momento al cien por cien. Ayudé a Logan con mis pantalones y quedé así sólo vestida con mi ropa interior. Por supuesto, las dudas me asaltaban y me preguntaba si estábamos haciendo lo correcto, si no nos interrumpiría nadie, si nos pillaría algún curioso... Aunque eso Logan no lo iba a saber.

Llevé mis manos a su cinturón, mirándole a los ojos y mordiéndome el labio. ¿Estaría él igual de nervioso que yo? Se lo pregunté.

-¿Estás seguro de querer hacer esto aquí?- detuve mis movimientos a la espera de su respuesta sin apartar mi mirada de la suya.

Desde el primer momento en que la vio supo que quería estar con ella.

Durante su larga vida ya había vivido algo así, y probablemente lo volvería a vivir muchas otras veces, porque, ¿cuál es el amor verdadero de una persona que podía ver morir a sus parejas una tras otras mientras que a él el tiempo apenas le afectaba?, daba igual si morían de modo violento o de forma natural, al final era algo que pasaba. Pero Logan siempre había sido una persona práctica, incluso prosáica, esas disquisiciones morales estaban bien para aquellos a los que la vida limitaba de una manera que a él no le limitaba.

El amor verdadero para él era aquel que podía encontrar en cada etapa concreta de su vida, y si algo tenía claro era Jean podría ser uno de esos amores.

Cuando la conoció no podía ser, no estaba sola. Una cosa era jugar, ponerla en compromisos que dejaban a ciencia cierta los sentimientos encontrados que ella tenía, y otra era forzarla a hacer algo para lo que no estaba preparada, al menos mientras el otro estuviese presente.
También encontraba aceptable tocarle las narices a Scott, siempre tan correcto, siempre tan legalista, siempre tan recto que parecía que le hubieran metido un palo de billar por el culo que le hacía incapaz de doblar el espinazo para ver los problemas reales de los demás.

Además, le había tocado el premio gordo, si realmente lo quería, al menos que pagase por ello.

Pero el otro no estaba aquí. La fusión de los universos había provocado muchos efectos curiosos, como que personas desaparecidas apareciesen, y otras desapareciesen como si nada. De hecho, parecía que algunas personas eran las mismas, de hecho lo eran, pero luego sus vivencias no eran exactamente las mismas que los demás recordaban, como cada uno de ellos tuvieran multiples versiones de sí mismo repartidas por la realidad.

En esta realidad fusionada estaba este Logan, estaba aquella Jean Grey, y no estaba por ningún lado Scott Summers...¿dudas?, no, ninguna.

-¿Estás seguro de querer hacer esto aquí?- Dijo ella.

-Ni que fueramos los primeros que en hacer estas cosas en la Mansión. Cuando empezamos nosotros y esto empezó a crecer, no era infrecuente, te lo aseguro, que estas cosas se huelen. Pero si quieres atranco la puerta.-

Mientras decía eso no se detuvo y bajó la ropa interior de la pelirroja metiendo su cara entre sus muslos.

Sonreí cuando dijo que podría atrancar la puerta, pero pensaba más en gente como Kitty, o psíquicos, pero era cierto lo que decía que no eramos los primeros...

-Puedo encargarme de que no entr- me corté sin terminar la frase cuando le sentí entre mis piernas, ahí. Tan cerca de mí... Se me escapó un gemido y cogí aire por la boca, cerrando mis ojos y entregándome al placer que Logan me estaba dando.

Bajé mis manos hasta su cabeza jugando con su pelo, del cual tiré suavemente cuando me invadían las olas de placer y del que tiré con más ganas para que se pusiera a mi altura para besarle con mucho hambre, entrelazando mis piernas a su cintura. Con mis poderes terminé lo que estaba haciendo y le quité el cinturón, o más bien se lo rompí, al igual que los botones de su pantalón.
Sentía la urgencia mi deseo, el de Fénix, el de Logan... Era una situación excitante, pero resultaba aún mejor cuando me metía en la cabeza de Logan y veía lo que allí estaba pasando.

Esa vez fui yo la que le metió mano bajo su ropa interior, avivando el deseo aún más si se podía.

Jean era una persona sutil. Se sabía poderosa, capaz de manejar a los demás como si fueran muñecos, ya sea por su capacidad de entrar en las mentes de las personas que le rodeaban, ya fuera por su capacidad telekinética.

Precisamente por ello, Logan sabía que ella intentaba ser lo menos intrusiva posible con las personas que le rodeaban, y si en algún momento llegaba a hacerlo, sería por necesidad.

Realmente él no podía saber si la pelirroja andaba paseándose por su mente, al menos creía que ella no le estaba influyendo en su forma de actuar. Esto era algo que deseaba desde hace mucho, en realidad nada había cambiado salvo la posibilidad de poder hacerlo realmente. Por eso se sabía no influido.

Si ella quería observar desde dentro, no le importaba, en ese momento sabía perfectamente lo que podría ver, olas de deseo corriendo por su mente por ella y hacia ella.

Notar como de la nada, una fuerza invisible le arrancaba el pantalón y hacía saltar los botones de su pantalón fue la confirmación. Si lo había hecho es que realmente ella quería, tenía necesidad de aquello.

Las manos de ella entraron bajo su ropa interior, acariciando su sexo. El ayudó desprendiéndose de lo que le quedaba de ropa, dejándole a ella toda libertad para tocar lo que quisiera.

-A veces me pregunto si lo de Mansión X es por el gen, o por otra cosa.-

Se puso sobre ella, besándola, mientras apartaba sus piernas, colocándose entre ellas para poder penetrarla.