[Mini-Evento] De robos, secuestros y traiciones - Asalto a los Vanquisher (Dalae) [30-01-2019]

Las alarmas de la base sonaron a todo volumen, luces rojas iluminaron cada rincón del lugar, los sistemas defensivos automáticos se activaron y comenzaron a escucharse disparos y explosiones por doquier, ¿quien podía estar tan loco para atacar la base de los Vanquisher?, los defensores corrieron a sus puestos de combate, al parecer era un ataque coordinado en varios frentes, soldados fuertemente armados, con apoyo aéreo y de artillería atacaban el lugar.

Las fuerzas de HYDRA habían rodeado la base en un rápido movimiento envolvente, parecía que su objetivo era reducir a cenizas el complejo con todo lo que hubiera en el interior, algunos de los soldados usaban unas extrañas armas de energía que causaban estragos entre los defensores, que lentamente perdían terreno, los asaltantes habían elegido bien el momento del ataque, solo Dalae y Rip se encontraban en la base para repeler la agresión... ¿serían suficientemente poderosos para lograrlo?

Normas de Posteo:

Slyferius:

Apenas empezaron a sonar las alarmas, Dalae se levantó de un salto de su cama. Para cuando se oyó la primera explosión, ella estaba vestida, armada y dirigiéndose a la carrera hacia el lugar de donde parecía provenir el ruido. A medida que corría, iba creando más y más soldados de hielo puro, que la acompañaban sin inmutarse hacia el origen del caos. Cuando llegó, la situación era surrealista. Es decir... ¿Qué hacían todos esos midgardianos asaltando la Base?

Pero no había tiempo para averiguarlo todavía. Antes habría que eliminarlos. El primero que se dio cuenta de su presencia cayó al suelo un segundo después, retorciéndose de dolor. Una cuchilla de un par de palmos de largo le había atravesado la garganta de parte a parte, haciéndole ahogarse en su propia sangre. El resto de incautos tardaron un poco más en reaccionar, pero apuntaron con sus armas a los defensores. Segundos más tarde, una lluvia de balas impactaba contra un escudo casi impenetrable de hielo.

- Estoy empezando a perder la paciencia...

Dalae siseó aquella frase, con un deje de aburrimiento e impaciencia algo extraño para la situación. Extendió la mano, cerrándola en un puño, y el muro se abalanzó sobre los humanos, ensartándolos en centenares de agujas, puras como el cristal. Casi a la vez, los soldados que la escoltaban iniciaron su avance, lento pero implacable como el paso de un glaciar. Los hombres gritaron, mientras sus frágiles cuerpos mortales eran reducidos a restos. Caían, uno a uno, como si fueran marionetas a las que alguien hubiera cortado los hilos.

Cuando terminó, Dalae se aseguró de que no había dejado supervivientes, rematando a un par de heridos personalmente. En sus uniformes se podía ver claramente la insignia de HYDRA: La calavera con los tentáculos era inconfundible. Al ver esto, la única persona viva de la sala sonrió, irónica. "Vaya, que sorpresa. " Tendría que tener una charla con el responsable de aquella intrusión. Pensando esto, se incorporó, dejando el cadáver en el suelo. Tenía que ponerse a buscar a los demás, para asegurarse de que todos estuvieran bien, y así dar caza al causante de todo eso. Pero, de pronto, oyó algo a su espalda, como un chapoteo.

- Parece que me he dejado uno. Ven aquí, tengo prisa.

Otro recluta de HYDRA había llegado, haciendo ese sonido al pisar un charco de sangre. A pesar de eso, no parecía tener miedo ni nada parecido. En sus ojos brillaba la locura, lo que le impidía hacer uso del sentido común, en caso de que tuviera. Por que cualquier persona mínimamente inteligente ya habría salido de ahí. Pero era midgardiano, y su especie no se caracterizaba por si inteligencia, precisamente. La cuestión es que el soldado parecía muy confiado. "Normal que no tenga miedo. Dioses... ¿Qué es eso? " El midgardiano había sacado una especie de ¿cañón? de aspecto futurista, negro con partes metálicas. Y disparó.

El impulso de energía golpeó de pleno a las figuras de hielo, que se desintegraron en milésimas de segundo, dejando tras de sí un fogonazo de luz cegadora y una quemadura en el suelo, de la que salía una voluta de humo . Tendría que ocuparse ella misma de ese tipo que gritaba como loco cosas en alemán. No ofrecía una imagen muy agradable, manchado de sangre y rodeado de cadáveres frescos. Disparó al menos cinco veces más, tratando de abatir a la escurridiza asgardiana. Aprovechando que tenía que recargar su arma, Dalae desenvainó un par de cuchillos. De un salto, se lanzó contra la pared, se impulsó en ella y se lanzó hacia el del cañón. Con un tajo rápido en los brazos, le hizo soltar el arma, que cayó pesadamente al suelo cubierto de vísceras.

- Muy bien... Ahora vamos a hablar tú y yo.

El soldado fue agarrado con firmeza por el cuello del uniforme, unos centímetros por debajo del acero que le raspaba la yugular. Por mucho que los argumentos de la chica fueran más que razonables, parecía que aquel tipo solo hablaba alemán. Su ignorancia le costó la vida, por supuesto. Genial... No sólo había malgastado tiempo y magia, sino que encima no se había podido informar, que sería lo deseable.

Ojalá Slyferius y Rip hubieran tenido mejor suerte.

Las tropas avanzaban lentamente, asegurando cada pasillo, cada habitación, y presionando allí donde encontraban más resistencia, desde el principio Lady Hydra se había mantenido al margen, a la espera, pero por fin apareció el unico blanco interesante que estaba esperando, por fin le tocaba a ella el turno de divertirse, por desgracia el Cráneo había ordenado que no debía morir, una lastima, pero aún se podían hacer cosas muy divertidas sin arrancar su miserable alma asgardiana de su inútil cuerpo, si, muchas cosas divertidas.


Antes de entrar en combate directo debía ganar tiempo, esas eran las instrucciones, Contened a la asgardiana, no desperdicies fuerzas, solo mantenedla ahí, mientras yo me preparo para el baile, tendría que contenerse, si se le iba la mano y recibía algún daño permanente Schmidt se enfadaría, y ni siquiera ella deseaba enfurecer al Craneo Rojo.

Dalae siguió buscando por los pasillos algún rastro de su equipo, pero no encontraba nada. Después de un poco de tiempo caminando, entró en una sala circular, rodeada de un pasillo separado del centro por columnas. No había apenas muebles, por que casi nunca era utilizada para estar allí, sólo solían pasar de un lugar a otro, por que esta habitación era el punto de unión de varios pasillos. Era un buen punto desde el cual investigar. Pero en cuanto entró, Dalae notó que algo no marchaba como debería. Todas las puertas que daban a otros pasillos estaban bloqueadas. Estaba revisándolas cuando escuchó el chirrido que hizo la que había utilizado para entrar al cerrarse también. Un ruido de cadenas por el otro lado le confirmó lo que ya se imaginaba: Estaba atrapada. Desde el centro del círculo, miró hacia arriba. Esa sala comunicaba con el piso superior, así que quizás pudiera trepar y salir por el segundo piso. Pero las columnas estaban hechas de mármol, muy liso, y la lámpara estaba muy alta...

Pero de pronto, Dalae vio un brillo metálico cerca de donde quería subir. Por suerte, tenía reflejos rápidos y pudo cubrirse tras una columna antes de la lluvia de balas. No tenía ni idea de cuántos tiradores había, pero seguramente fueran unos cuantos. Además, seguramente entre ellos había armas como las que había visto antes. Solo había una manera de comprobarlo, pensó. Con un movimiento de las manos, hizo surgir una araña de hielo. Era un despilfarro de magia lo que estaba haciendo, pero tenía que comprobar a qué se enfrentaba exactamente. Hizo que la criatura subiera por la pared del pasillo, que caminara por el techo, para finalmente trepar por la barandilla del piso superior. Hubo una llamarada, y la araña se volatilizó.

Genial, tenían al menos un lanzallamas. Desde luego, iban muy bien informados. Tendría que arriesgarse si quería salir de ahí, y además le llevaría un buen rato. Generó un arco de hielo, respiró hondo y disparó rápidamente, abandonando por un momento la protección de la columna. La flecha no dió a ningún soldado, pero tampoco se había desviado mucho. En fin... Tendría que afinar su puntería. Después de todo, o eran ellos o era ella los que saldrían con vida de allí. Y Dalae tenía muchas ganas de sobrevivir.

La asgardiana estaba encerrada y contenida, los soldados avanzaban por la base según estaba previsto, cubriendo las huellas que hubiera podido dejar el Cráneo en su entrada y destruyendo los sistemas de grabación, para que no quedara rastro del ataque ni de lo que habían venido a buscar.

Viper se teletransportó justo detrás de Dalae, cubierta por otra de las columnas, apenas a diez metros a su espalda, mientras ella miraba la abertura del techo e improvisaba planes, sin hacer ningún ruido se aproximó aún más saliendo de su cobertura, hubiera sido demasiado fácil atacarla, pero ese no era el objetivo, sonrió, Parece que se te da bien matar a mis hombres alíen, que tal si ahora soy yo quien te da una pequeña lección, dijo descargando su látigo sobre la espalda de la asgardiana, Dalae apenas reaccionó a tiempo y consiguió evitar la trayectoria de la peligrosa arma de la mujer, bien por ti bruja de hielo, parece que al final si puede ser una pelea interesante, venga preciosa, enséñame de que eres capaz, la mujer sonreía, al fin un oponente que podría darle algo de trabajo, quería humillarla, derrotarla y aplastarla, demostrarle al Cráneo que su confianza no debía depositarse fuera de la organización.

Sacó su pistola con la mano derecha y se quedo con su inseparable látigo en la izquierda, con esas armas había derrotado a enemigos mucho más poderosos que Dalae, un solo impacto de su látigo y la mujer quedaría prácticamente paralizada, un disparo certero de su pistola y el veneno le carcomería las entrañas en segundos, no la mataría ya que su veneno no era completamente letal para los asgardianos, pero le dolería mucho, mucho, y para desgracia de Dalae, sus disparos siempre eran certeros.

-Detrás de ti.

Milésimas de segundo después del aviso de Raden, un látigo salió de la nada en direccioón al cuerpo de la maga. Por suerte, Dalae tenía buenos reflejos, así que en ese mínimo lapso de tiempo pudo reaccionar, apartándose de la trayectoria del arma. Vaya, Viper parecía muy confiada. Quizás demasiado. Daba la impresión de ser la típica líder de masas, que jamás había encontrado un reto interesante que le diera problemas de verdad. Ya era hora de que tuviera ese desafío. Con una sonrisa de suficiencia, hizo surgir unos tentáculos de hielo que agarraron a la midgardiana por los tobillos y las muñecas.

-Verás, soy capaz de hacer esto.-Los tentáculos estrellaron con fuerza el cuerpo que sujetaban contra la pared, desapareciendo inmediatamente. La alemana quedó tendida en el suelo, pero se levantó prácticamente enseguida. Probablemente, en su cabeza no cabía la idea de ser derrotada al primer golpe. Ni siquiera el mero hecho de ser derrotada aparecería en su fanatizada mente, con toda seguridad. Ahora estaba algo alejada del blanco de sus ataques, por lo que empezó a disparar balas tóxicas en su dirección.

, La chica alzó un escudo y retrocedió hasta las columnas, calculando sus opciones: Los soldados de la parte de arriba de la sala no habían disparado desde que su superior había entrado en escena, para evitar darle a la peliverde sin querer. Eso la dejaba con una única enemiga de momento. Qué pena que Viper no pudiera decir lo mismo, pensó Dalae con algo de ironía. Con algo de dificultad, hizo aparecer tres gigantes de hielo, rodeándola. La idea era sencilla: Valía más viva que muerta, con lo que tomarla prisionera era lo más lógico.

¿Eso es todo cachorrito?, pregunto la mujer al levantarse, pero eso no era todo ¿verdad?, tras correr disparando hacia ella tres grandes figuras de hielo la rodearon e intentaron atraparla, se lanzaron sobre ella justo antes de que desapareciera y volviera aparecer tras una de las figuras a la que cercenó una pierna con su látigo, derribándolo sobre el segundo oponente, tendrás que esforzarte más cariño, sino esto va a ser demasiado fácil, dijo mientras disparaba un par de proyectiles que reventaban la cabeza del ultimo constructo mágico.

Viper se giro a donde estaba Dalae y desapareció de su vista, tenia pensado buscar un ángulo de tiro para herirla al menos, que pagara por su osadía, pero le llegó el mensaje de retirada del Cráneo Rojo, Maldición... tienes suerte cachorrito, dijo su voz tras alguna de las columnas, ya tenemos lo que hemos venido a buscar y aunque me encantaría darte una pequeña lección debo marcharme, pero en realidad no lo hizo, aún quedaba una cosa más por hacer, algo que le resultaba sumamente desagradable, pero ella era la única aparte de Schmidt que conocía todos los detalles y no había otra forma.

Se teletransportó de nuevo fuera del ángulo visual de sus hombres y frente a Dalae, ya con las armas guardadas, tendiéndole un pequeño pliego de papel, Adiós cachorrito, dijo en un susurro, espero que nos veamos pronto, dicho esto desapareció casi antes de que la asgardiana pudiera reaccionar, la voz volvió a sonar, esta vez con fuerza en el piso superior, misión cumplida, nos retiramos, sacad todos el culo de aquí cuanto antes.

En su retirada las fuerzas de HYDRA habían dejado un gran número de cadáveres atrás, pero habían recogido casi todo el armamento experimental, tan solo quedaba uno de esos soldados armados con los extraños fusiles tecnomágicos y algo parecido a granadas que había caído en una de las trampas.

De pronto, Viper se teletransportó en frente suyo. Le debía una buena explicación: En principio HYDRA estaba en el mismo barco que ellos, y aquel ataque por sorpresa no tenía ninguna justificación. Aparentemente. Antes de que la asgardiana hubiera abierto la boca, tenía el papelito en la mano. ¿En serio? ¿La excusa para invadirlos llegaba ahora? Por todos los dioses... ¿No podían comentarlo el día de antes o algo? En fin... A ver qué decía aquella nota. Apoyándose en una pared semiderruida como quien no quiere la cosa, se puso a leer las líneas, escritas del puño y letra de Schmidt.

Según aquello, necesitaban usar el Cáliz de Judas y a Rip para un ritual importante, que se detallaba más abajo. Un ritual que serviría para romper el equilibrio de fuerzas que había ahora mismo entre héroes y villanos. Aquello suponía jugar con una magia oculta y antigua, y no era lo más recomendable precisamente. Pero claro, cualquiera se lo decía al gran Cráneo Rojo. No admitiría su derrota ni aunque el hechizo le explotara en la cara. Pero si le salía bien...

Cuando llegó al final del papel, leyó que el documento se autodestruiría. Sin inmutarse, hizo una pelotita con el papel y la tiró lejos. En el aire, aquello se convirtió en una pequeña esfera de fuego, que cayó al suelo convertida en cenizas. ¿Por qué siempre usaban fuego? ¿No se daban cuenta de lo molesto que era el calor? En fin, rarezas de los midgardianos.

Ahora tocaba localizar a Slyferius, "descubrir" que Rip no estaba... La mascarada de siempre. Cuando iba caminando por los pasillos, descubrió algo en el suelo. Un cadáver aún aferraba entre sus manos uno de aquellos fusiles tecnomágicos que tantos problemas podían dar. Al lado, también había desparramadas por el suelo granadas de vacío, que Dalae se entretuvo en recoger. Se inclinó sobre el cadáver, y le partió los dedos para hacerse con el arma. Así preparada, se fue en busca de su compañero de equipo.