[Minievento] Extremis – Una llamada provoca una inesperada visita (Natsu, Smith) [04-01-2019]

Tony estaba regresando a casa agotado, esa última crisis en Oriente Medio había estado a punto de escaparsele de las manos a la ONU, ¿por qué esos tipos seguían insistiendo en matarse? ¿no era mucho mejor que en vez de gastarse su dinero en armamento lo usaran para tratar de recuperarse de cientos de años de guerra?, cuando llegara a casa tenía pensado dormir una semana por lo menos, quizás dos si no surgía una situación demasiado alarmante.

Señor, dijo Jarvis anunciando que eso de dormir debería de esperar, tiene una llamada de la doctora Hansen, Señor, ¿Maya?, no sabía que conociera a muchas más doctoras Hansen, Señor, bien, pásamela, con un poco de suerte no será nada grave y podré dormir, pero por desgracia para el millonario, la llamada si era algo grave.

Tony, tenemos que hablar, esa frase me trae ciertos recuerdos desagradables Maya ¿que pasa? Killian amenaza con dejar el proyecto de nuevo, bueno... algo así, se ha suicidado y ha destruido todo, pero antes ha robado una muestra de suero y no la localizamos, !!¿QUÉ?¡¡, ven enseguida por favor, esto es un cáos, te necesitamos aquí, prepárame café, en dos horas llegaré, dijo el millonario y cortó la llamada, Traza un rumbo Jarvis, eso de dormir esta sobrevalorado, ¿no crees?, por supuesto Señor, las mentes privilegiadas como la suya o la mía no necesitan dormir....


Nada más posarse Maya recibió a Tony, Vale, explícamelo todo como si llevara dos días de juerga ininterrumpida, aunque puedes subir la voz todo lo que quieras, la doctora estaba acostumbrada al humor del millonario, así que le dio su café e ignoró completamente el comentario, hoy al llegar fui a ver a Killian a su despacho y lo encontré cerrado desde dentro, llamé varias veces y finalmente vinieron a abrir los de seguridad, se había inyectado algo... estaba... estaba muerto Tony, la doctora rompió a llorar y se abrazó a este en cuanto la armadura de Iron Man lo dejó salir.

Maya, tranquila, dijo abrazándola para consolarla, cuéntamelo todo, ¿vale? El Extremis sigue por ahí, si, perdona, dijo recuperándose un poco, la sala estaba revuelta, todo tirado, como su hubiera sido presa de un arrebato de furia, los ordenadores borrados y todas las muestras destruidas, ¿y las copias de seguridad?, Killian era muy listo Tony, las copias se actualizan automáticamente cada semana, aprovechó las fiestas para introducir un virus justo antes de la ultima actualización, no queda ni rastro del Extremis en nuestros servidores, ¿estáis completamente seguros de que se llevo una muestra?, si, falta la caja con los viales de los últimos prototipos, aunque en principio deberían estar inactivos, por lo que sin los códigos no son mas que agua sumamente cara....

El Hombre de Hierro se puso en marcha inmediatamente, recabando los pocos datos que quedaban en los servidores de Industrias Stark acerca del Extremis, con la ayuda de Jarvis monitorizó los movimientos de las ultimas semanas de Killian y le sorprendió encontrar tan rápidamente un posible ladrón... Natsuki, si, Señor, yo he llegado a la misma conclusión, pero ¿por que arriesgarse a esto ahora?... da igual, localízala, iremos a visitarla, muy bien, Señor, con su permiso accederé a las bases de datos y satélites de SHIELD, eso ahorrará bastante tiempo


La puerta del despacho de Natsuki se abrió con un fuerte golpe, uno de los guardias de la puerta la atravesó volando, aunque estaba claro que no se le daba muy bien esa técnica, ya que chocó con la pared y cayo inconsciente al suelo, segundos después se escucharon disparos e Iron Man entró en la habitación, Natsuki-san, dijo con una inclinación respetuosa mientras las balas rebotaban en la armadura, ¿le importaría decirle a sus hombres que dejaran de disparar antes de que alguien salga herido?, son muy poco comunicativos, ese de ahí insistía en que usted no estaba aquí.


Ignorando los disparos Tony continuó andando hasta situarse frente a la joven, Por desgracia esta no es una visita de placer, Natsuki, tengo un par de preguntas que necesitan respuestas urgentes por tu parte, la primera ¿Por que Byocite me ha robado un suero experimental extremadamente peligroso? Y la segunda ¿me dejas usar el baño? Llevo un día bastante ajetreado.

El sol brillaba en lo alto aquel día, era frío, si, la temperatura exterior no invitaba a salir sin abrigo, ni siquiera a ella que disfrutaba tanto de esos pequeños escalofríos que provocaba el contraste de temperaturas, quizás cuando saliera de su despacho se permitía unos minutos de ese frío antes de entrar en el coche. Ante ella se encontraban las previsiones financieras de la empresa para el próximo semestre. No eran malos datos, desde luego, pero no era suficiente para ella, había echado un ojo a algunas nuevas compañias que habían surgido y Oscorp podría ser un buen socio para sus investigaciones de órganos artificiales, había muchas personas interesadas en ese tema, pero si ellos conseguían sacarlo adelante no habría quien les hiciera sombra en el campo de la biotecnología.

Estaba pensando en todas esas cosas, disfrutando del sol que se filtraba por la ventana de su despacho cuando la puerta se abrió de un golpe provocando que diera un pequeño respingo para después ver a Jason atravesar la puerta volando para caer casi inconsciente. Se levantó corriendo, para comprobar que estaba bien y cuando Iron-Man cruzó el umbral de su puerta para exigir y acusar, algo hizo "click" en su cabeza, y su humor hizo un viaje instantáneo sin escalas de "alegre" a "por encima del bien y del mal". Jason se recuperó enseguida y se levantó con intención de encarar al tarado enlatado que había entrado al despacho como Pedro por su casa. Puede que esos métodos "disuasorios" funcionaran frente a señores de la guerra acostumbrados a vivir en cuevas y fabricar explosivos caseros para masacrar ejércitos occidentales, hombres poco acostumbrados a que los apuntaran con un arma, que no eran más que pastores de cabras supersticiosos y con poco acceso a la tecnología. En embargo, para ella las cosas eran distintas, la habían apuntado con un arma varias veces la habían disparado, cortado, trinchado, la habían intentado quemar viva e incluso habían intentado hacerla volar por los aires. Con fría calma puso una mano sobre el hombro de Jason, quien al fijarse en la expresión de su rostro se detuvo y se dirigió a la salida, dedicándole a Stark una pérfida sonrisa mientras palmeaba su armadura. El era un oficial de las fuerzas especiales entrenado para matar; ella era una asesina con problemas en el control de su ira. No la temía, llevaba demasiado tiempo junto a ella para tenerle miedo, pero a veces sentia lástima por aquellos que estaban cerca de ella en el momento menos apropiado.

- ¿Sabes contar? Pues no cuentes con ello. Y ahora, largo de mi puto despacho.

Volvió a sentarse en su sillón ignorando a su visitante, sabía que mientras estuviera escondido detrás de aquel cacharro no podía hacerle nada, asú que aunque tenía ganas de desatornillarle la cabeza, prefirió hacer caso a su terapeuta, respirar hondo e ignorar el origen de su rabia, que acababa de pedirle mear en su despacho. No, acordarse de eso no ayudaba, inspirar, expirar, inspirar, expirar... Pero no conseguía encontrar un motivo por el cual matarle era una mala idea. Su mujer seguramente podría encontrar alguien mejor, su empresa la llevaba su mujer, no le echarían de menos, Oriente Medio viviría tranquilo y no era el único superdotado del mundo, y estaba segura que Estados Unidos podría encontrar a alguien menos meón para ocupar su traje. En aquel momento, la idea de matar a Stark estaba llena de ventajas y no le veía ninguna pega por ningún lado. Sin embargo, decidió seguir insirando y expirando. Hasta ella sabría que no tenía nada que hacer contra sus armas, al menos no a mano, incluso con su nueva fuerza, que era buena, pero no hacía milagros.

La respiración estababien, pero no lo suficiente, ya que él no se largaba de su despacho. Su terapeuta no le había indicado que hacer si una latade nulo sentido común atravesaba su puerta; así que hizo lo único que se le ocurría en aquel momento y no implicaba la tortura y el asesinato, aunque no lo descartaba en un futuro próximo. Se sirvió una copa de escocés que vació de un trato y se levantó aisando la falda de su traje de Hugo Boss para dirigirse a atenderal personal herido con el único sonido del repiqueteo de los Louboutin tras ella. De nuevo aquellos que estaban cerca de ella habían tenido la mala fortuna de salir heridos por culpa de un desgraciado que la buscaba a ella, por culpa suya a fin de cuentas.

Odio las visitas de negocios. Son como la parte mas lenta de mi trabajo. Pero mas haya de cualquier sentimiento que tenga hacia ellas se que necesito mantenerme en total calma y no perder mi enfoque. Me dirigía a una de tantas sedes de Byotec, una empresa farmacéutica a gran escala o algo por el estilo si la memoria no me fallaba; para ser honesto no había indagado tanto respecto a eso como respecto a la persona con la cual me tocaba hacer negocios: Natsuki Aoki. A primera vista una chica joven, un poco tímida al contacto humano según escuche y algo retraída. Sin embargo, también se había hecho famosa por sus problemas de manejo de la ira y mas aun cuando alguien hacia contacto físico con ella; era una mujer peligrosa maestra en artes marciales y combate con espada. Desde joven sobrevivió a varios intentos de asesinato por parte de mafiosos y logro mantenerse con vida el tiempo suficiente como para heredar la empresa de sus antecesores, impresionante considerando que desde la mas tierna edad ya habían habido tipos queriendo matarla. Aunque siendo justos ¿Que mas se puede esperar de una jefa del crimen organizado? Si los datos que había obtenido de mis informantes en Japón eran correctos, y siempre y son pues saben lo que les pasa a aquellos que intentan engañarme, esa chica había sido lo suficientemente dura como para lograr triunfar en el crimen organizado; todo un logro respetable considerando que las mafias locales, los Yakuza, no eran precisamente abiertos a reconocer a una mujer como su igual o superior. En definitiva era una persona a quien no quería molestar y mas aun considerando que era yo quien estaba por entrar a su territorio.

Afortunadamente habíamos acordado encontrarnos en una cede americana, por lo cual no tuve que pagar mucho por un viaje en avión. A decir verdad no es habitual que yo haga negociaciones con ese tipo de personas; simplemente las mato. Pero por otra parte jamas considere como verdaderos criminales a los traficantes de armas. Para mi no hay diferencia entre ellos y las grandes empresas como las de Stark, Wayne o Luthor, entre tantas otras. Estos últimos se encargan de fabricar todo tipo de armas y artefactos de destrucción masiva para vender a los de la OTAN y demás aliados. Por otra parte los traficantes simplemente consiguen esos juguetes y se los dan a todo el que pueda pagar por ellos. A mi parecer no es tanto culpa de los traficantes por comerciar el producto como de los productores por hacer dicho producto en primer lugar. Por eso es que no asesinaría a Natsuki, al menos no por el único "crimen" de vender armas a aquellos que EEUU considera enemigos. Siendo francos, el único motivo por el cual el comercio de armas es ilegal es por que a los americanos no les gusta que sus rivales posean sus mismas armas. Como ex agente del gobierno en mas de una ocasión fui enviado para liberar traficantes de armas en prisiones extranjeras, solo por que estos le proporcionaban armas a los aliados de América; asimismo también fui enviado a capturar y matar otros traficantes de armas cuyo único crimen había sido vendérselas a los enemigos del país.

Nuestro trato era uno de mutua conveniencia. Sabia por fuentes confiables que muchos miembros del crimen organizado japones estaban comenzando a expandir sus operaciones a América. Francamente no puedo culparlos, este es el paraíso de los criminales. Ella por otra parte tenia enemigos muy peligrosos en dicho país y estaba seguro de que no le molestaría que estos desaparecieran. La gran diferencia entre yo y los asesinos y mercenarios entrenados que ella podía contratar es que yo lo haría completamente gratis; estaba seguro de que alguno de esos mafiosos japoneses debía tener mucho dinero escondido y planeaban tomarlo como paga una vez empezado el trabajo. Me asegure de no darle ningún dato importante de mi, aunque tampoco es como si pudiese buscarme en alguna base de datos, legalmente yo no existo; salvo que tuviese las suficientes influencias en algún gobierno importante o agencia de inteligencia para averiguar algo sobre mi.

Pero como siempre, algo tiene que salir mal; espantosamente mal. La puta historia de mi vida: un superheroe metiendo sus narices en sus asuntos sin siquiera saberlo. Apenas llegue al edificio me alarme al notar como una de las puertas había sido completamente destrozada; un hombre estaba saliendo de la habitación. Prácticamente salte hacia él y lo sujete por la ropa; el tipo estaba bastante golpeado.-Tengo una cita con Natsuki Aoki ¿Que mierda paso aquí?- Al contrario de lo que había esperado, el hombre simplemente aparto mis manos de su ropa, sin demostrarse nervioso en ningún momento y me respondió -El idiota de la armadura mecánica entro de golpe al lugar y me lanzo por los aires junto con la puerta. - En ningún momento me pregunto por mi presencia allí, debía ser un allegado de Natsuki quien ya sabia de mi visita. O tal vez en realidad si me pregunto que hacia allí, solo que no lo escuche y seguí de largo. Todo había sido bla bla bla después de escuchar la frase "idiota de la armadura mecánica" pues solo conocía a un hombre en todo el mundo que cumplía con esa descripción y haría un desastre así. Iron Man; un genio, millonario, vengador y con una armadura robotica armada hasta los dientes. Mentiría si dijera que la idea de matar al tipo y quedarme con su armadura no había cruzado nunca por mi cabeza. Desgraciadamente para mi era un justiciero, inocente aunque irritante y se encargaba de limpiar las calles como yo pero a mayor escala; al menos este no era tan fastidiosos como Batman respecto a no matar. En mas de una ocasión nos habíamos visto y aunque mi actitud nunca había sido precisamente la mejor eramos, de alguna retorcida forma, compañeros de combate.

-¿Que haces aquí hombre de hojalata, buscas un corazón?- Dije mientras avanzaba despreocupado sobre los trozos de lo que antes había sido una puerta que se encontraban tirados por el suelo. - Señorita Natsuki- Hice una breve reverencia hacia ella, según tenia entendido era como un saludo en Japón y era mejor que hablarle en su idioma nativo. Entonces volvi hacia Tony- Tendrás que hacer fila Stark, ella y yo ya teníamos una negociación pendiente. - Hice una pausa mientras examinaba los alrededores para comprobar el nivel de daños de la estructura y continué- ¿No te han dicho que es ilegal irrumpir asi en los despachos ajenos, dañar propiedad privada y atacar agentes de seguridad?- De vuelta a Natsuki -Podrías meterle una demanda al tipo- dije mientras lo señalaba con mi pulgar.

A Tony le habían disparado, le había gritado, le habían golpeado, habían tratado de matarle de cientos de formas distintas, pero jamás, JAMÁS, le habían ignorado, eso le descolocó durante unos segundos, tiempo en el que la mujer atendió al tipo que había intentado detenerlo cuando se dirigía a la puerta.

Cuando iba a retomar la palabra entró otra persona en escena, un viejo conocido que al parecer ahora trabajaba para la joven Yakuza, Cuanto tiempo Smith, me temo que tendrás que esperar tú un momento, le respondió volviendo a girarse hacia Natsuki, este tipo solo recibió un empujón porque trató de detenerme, él inició la violencia no yo, a punto estuvo de añadir un chiste acerca de la inteligencia que eso demostraba por su parte, pero no creía que la mujer aceptara muchas bromas en este momento.

Por otra parte, como ya he dicho esto no era una visita de cortesía, con las pruebas de las que dispongo podría cogerte ahora mismo y entregarte a SHIELD para que te encierren en una celda hasta que recupere lo que me has robado, pero he sido un idiota y he preferido venir a hablar, ahora veo que tú no estas interesada, así que me iré, pero te advierto que esto no ha hecho más que empezar, como encuentre el más mínimo resto del suero en cualquiera de tus laboratorios te pudrirás en una celda, arruinada porque hundiré tu empresa, dijo con la voz cargada de amenaza.

Smith, no creo que ella sea una compañía recomendable, ni siquiera para ti, creo que es más uno de tus objetivos que otra cosa, y no seré yo el que te detenga cuando llegue esa hora, Tony activó los repulsores de su armadura, elevándose en el aire y salió atravesando el ventanal, había demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para ello, tenía que encontrar el suero a cualquier precio y había perdido demasiado tiempo en este fútil intento de comunicación.

Cuando vio a aquel hombre atravesar la no-puerta de su despacho se acordó, su cita de aquella mañana. No sabía mucho sobre él, tan sólo que era un mercenario, un asesino, pero no uno cualquiera, sino uno de los buenos, de esos a los que no les gustaba ser llamados asesinos, de esos que eran difíciles de encontrar y caros de contratar. Y como todos esos hombres, Smith tenía también sus raras exigencias; no trabajaba a cambio de dinero, sino a cambio de información. Un pago curioso para un hombre extraño. Había investigado sobre él, y lo que había sacado era menos que nada, era como si no existiera, y eso era raro, muy raro; salvo que hubiera algún gobierno detrás, y teniendo en cuenta sus hazañas, era la opción más plausible. No le gustaba demasiado hacer tratos con ex-agentes gubernamentales, en la mayoría de los casos, habían cabreado a demasiada gente como para que fuera seguro siquiera saludarles, pero en este caso, era su mejor opción para conseguir una entrada limpia y sin conflictos en Estados Unidos.

Miró a Stark con una ceja alzada, incrédula por sus acusaciones. Si intentaba intimidarla, no lo había conseguido, aunque debía reconocer que amenazar con SHIELD era un movimiento hábil, no se sabía mucho de ellos, a fin de cuentas su trabajo consistía en ser herméticos y saberlo todo de todo el mundo, pero estaba convencida de que podían a llegar a ponerse realmente imaginativos en los interrogatorios, o no, técnicamente eran de los buenos, seguro que en el fondo eran todos unos aburridos, pero tampoco tenía interés por conocerlos. Esos cabrones sabían bien que teclas tocar y Stark tenía enchufe directo, aunque parecia disfrutar haciéndoles al menos una peineta mensual. Si no fuera por su presentación, hasta le caería bien. Todo lo bien que puede caerle a ella alguien como Stark. Cuando se fue, dirigió su atención hacia Smith, que parecía estar esperando para hablar con ella, pero ahora tenían otros asuntos de los que ocuparse, nadie la insultaba de aquella manera en sus narices sin tragarse sus dientes y sus palabras, y ante la imposibilidad de hacerle tragar sus dientes, se tendría que conformar con hacerle tragar sus palabras.

- Tenemos un nuevo trato señor Smith, hay que averiguar porque el señor Stark cree que mi compañía le ha robado y que es eso que le ha puesto tan nervioso. Quizás sea algo interesante. Como las identidades de los cabecillas en Estados Unidos de los negocios de Vladimir Pushkin, el capo ruso...

Sentía curiosidad por aquel asunto, no sólo por borrar aquellas acusaciones, sino porque si era algo lo suficientemente importante como para que Stark se pusiera nervioso y recurriera a su alter ego, es porque lo que le habían sustraído era algo realmente importante. Algo interesante de tener en sus manos. Quien sabe, quizás pudiera sacar algún provecho de todo aquello...

La reunión entre Natsuki y Stark continuo según como yo lo había previsto; no pude evitar sentirme un tanto extraño siendo la tercera rueda en esa conversación pero tampoco es como si pudiese hacer mucho al respecto. Me limite a aguardar hasta que el hombre de metal terminara sus amenazas hacia la mujer y luego se fuera volando. La había amenazado con SHIELD, la mejor agencia de inteligencia secreta en el mundo. No soy precisamente el mejor amigo de Stark, o un amigo suyo siquiera, pero si se algo: cualquier cosa lo suficientemente importante o grave como para poner a Tony en su modo mas serio y hacerlo recurrir a su super armadura para una simple charla era un asunto serio y extremadamente delicado. El solo hecho de que SHIELD pudiese verse involucrado en aquel asunto ya era prueba suficiente de que algo grande estaba pasando. No hay que ser un genio para saber lo que acontecía en esos momentos basado en las palabras que Stark había utilizado. Le había robado algo, algo importante; tal vez algún prototipo de arma, una de sus armaduras de combate, un químico inestable, un explosivo, etc. Uno pensaría que después de que su compañía dejo de fabricar armas de destrucción masiva el filantropo multimillonario ya no se vería tan envuelto en problemas de esta índole. Supongo que son gajes del oficio al fin y al cabo. Al menos tuvo la amabilidad de recordar mi apellido cuando se fue; aunque lo odie cuando hablo de mis objetivos. El tonto prácticamente le había advertido a la mujer que yo tal vez intentaría matarla; desde luego no lo haría , al menos no aun, pero las sospechas ya habían sido infundadas y habría consecuencias.

O tal vez no. Poco después de que Iron Man saliera de escena la mujer redirigió su mirada hacia mi y un escalofrió recorrió mi espina; algo malo iba a pasar. En efecto, la mujer decidió que seria buena idea recurrir a mis servicios para ayudarla a averiguar por que Stark creía que la compañía de Natsuki le había robado, así como demostrar su inocencia ya averiguar que mierdas era el producto que sonaba tan importante. Para rematar, me ofreció las identidades de los cabecillas del capo ruso Vladimir Pushkin. Responsable de contrabando de armas, narcotrafico, trata de gente, redes de prostitución infantil, multiples homicidios, etc el hombre tenia un bonito expediente criminal.- Muy interesante, ciertamente...- La mujer sabia negociar, tenia que concederle eso. Llevaba mucho tiempo buscando a ese cerdo en EEUU pero sus matones le tenían tal miedo y lealtad que hasta el momento no había sido capaz de extraer ninguna confesión que realmente valiera la pena. Tal vez necesitaba hacer tratos con esta mujer mas seguido. Yo le ofrecía matar a su competencia, despiadados asesinos y hombres de negocios amorales, y a cambio ella me daba información para asesinar a aun mas criminales; todos salíamos ganando y quizás hasta podría conseguirme un par de prototipos de armas del gobierno.

Usualmente me mantengo alejado de esos asuntos de espionaje corporativo y robos de tecnología: ya hay muchos superheroes para encargarse de eso y a pesar de mi extensa red de informantes no son cosas de las cuales uno se pueda enterar fácilmente sin los contactos adecuados. Sin embargo esta vez las cosas eran diferentes y no solo por que alguien me había pagado, y bastante bien por cierto, para hacer el trabajo. Esta no era cualquier perdida, el gran Tony Stark, cuya empresa siempre fue la proveedora numero 1 de armas del ejercito de EEUU había perdido algo. Uno de los mas grandes intelectos del mundo, poseedor de una armadura robotica dotada de tecnología que muchos esperarían ver en una utopía futurista de una película de ciencia ficción había perdido algo. Eso hacia la situación completamente diferente, al menos para mi por que en este caso si tenia una oportunidad de primera para involucrarme y no lo haría solo. Simplemente no pude negarme a su pedido tan generoso. La mujer me había vencido en la "mesa" de negociaciones.

-Esta bien, lo haré- le comente sin mucho problema, como si fuese algo de todos los días.- Pero necesitaremos información y mucha. Necesitamos vínculos en Stark Industries; alguien del proyecto capaz de decirnos al menos cual era la ultima gran inversión de Stark. Por otra parte cabe la posibilidad de que el proyecto sea algo secreto en cuyo caso el único conocedor seria el propio Stark o sus computadoras; ninguna es buena opción pues jamas lo averiguaremos así. Es posible que solo Iron Man sepa que perdió. -Necesitaba hacerle entender lo complicado de la operación que haríamos y lo que me estaba pidiendo. Stark no parece ser el tipo de persona que anda por ahí pidiendo ayuda, pues eso implicaría, al menos en este caso ,aceptar públicamente su fracaso en mantener a salvo un producto de tal importancia. Por ende es posible que solo él supiera que había perdido y en cuyo caso sacarle esa información seria algo imposible. Ademas, no quería arriesgar mi relación con él por eso; no somos amigos ni siquiera pero al menos no me odia, hasta donde yo se y no tengo apuro por ganarme la aversión de uno de los lideres de los Vengadores que ya bastante tengo con Wonder Woman y su Justice League.

Pensaba, pensaba... Stark la había acusado a ella de robar algo, pero ella no recordaba haber mandado robar nada, no a Tony Stark ni a ninguna de sus empresas subsidiarias; era consciente de que había empresas con las que era mejor negociar por las buenas, y Stark International era una de ellas. Sabía lo suficiente de la empresa y su presidente, como para saber que era un hombre con un carácter bastante volátil, aunque decían que era fácil de manejar si le ponías un escote y una botella de whisky delante. Pero claro, todo eso no eran más que habladurías, cuando entró en su despacho no parecía que se fijara en su escote, ni parecía borracho, tan sólo parecía un gilipollas. Seguramente lo único cierto de los rumores es que era un cretino gilipollas.

- Quizás no necesitemos nada de eso. Stark ha acusado a mi empresa de robarle algo, eso significa que él tiene pruebas de que Byocite le ha sustraído algo, y si cualquiera de mis trabajadores ha hecho algo... inapropiado, debería estar registrado en los servidores. Si alguno ha contactado con la empresa de Stark, habrá tenido que hacerlo por los cauces oficiales, y los servidores siempre guardan copia de todo lo que se envía y se recibe. Sólo tenemos que mirar a ver si hay algún mail enviado a Stark en los últimos... dos meses por ejemplo.

Un rato más tarde de la llamada al departamento de informática, consiguieron la información que necesitaban. Un correo había sido enviado desde una cuenta de Byocite a un trabajador de Stark, en referencia a un producto llamado "Extremis" Sin embargo, dicha trabajadora en ese momento, estaba dada de baja por problemas de salud, aparte de que no formaba parte de ningún departamento científico, sino que era una trabajadora del departamento de ventas, una contable... Aquello no cuadraba, para nada, y menos que una trabajadora que estaba de baja y era de otra sección, solicitara una reunión en un bar. Nadie en su sano juicio haría aquello.

Cuando llegaron al bar había poca gente, cuatro parroquianos y un camarero poco deseoso de hablar, así que claro, tuvo que ponerse persuasiva, y quien dice persuasiva dice violenta, el caso es que al final habló, ya tenían algo de lo que tirar; tenían una descripción de la empleada que no era tal. Sylvia Reed seguía en su casa, convaleciente, no sabía lo que tenía, pero tampoco le interesaba, el caso es que no había sido ella, sino alguien que la había suplantado y en cuanto supieran quien era, sabrían donde había guardado el codiciado "Extremis" y estaba segura, que si se ponía más "persuasiva" con el camarero, podrían conseguir más información.

Asentí levemente ante el comentario de Natsuki; la verdad desconocía completamente el funcionamiento interno de Byotec, por lo que su respuesta me alegro un poco: al menos había facilitado la investigación. Una rápida llamada al departamento de informática confirmo nuestras sospechas. Ciertamente alguno de sus trabajadores se había estado comunicando con uno de los científicos de Stark; el producto en cuestión que mantenía tan preocupado al genio era llamado "Extremis". No tenia idea de que mierda era eso. Podía ser una sigla para algún tipo de explosivo o misil nuevo pero lo dudaba enormemente puesto que la susodicha compañía ya hacia tiempo había dejado de fabricar armas, sin contar las armaduras de Iron Man desde luego. También cabía la posibilidad de que se tratase de una nueva droga o alguna compuesto químico experimental. Bien podía ser una suerte de remedio milagroso para alguna enfermedad terminal como el SIDA o algún tipo de cáncer; cabía la posibilidad de que los temores de Stark radicaran en que la composición de algo así, aun en etapa de pruebas, pudiese ser alterada y convertida en un arma biológica de destrucción masiva. Es curioso como siempre son sus juguetitos los que amenazan con destruir al mundo a pesar de que todo lo que intenta hacer es salvarlo.

Al final resulto que la empleada en cuestión había sido suplantada, en su momento fue la mejor opción plausible dado que esta se encontraba enferma y en cama desde hacia bastante. Conseguimos la ubicación del bar donde la impostora había quedado de verse con el científico y nos dirigimos hacia haya. Una vez allí lo primero que hicimos fue hablar con todos los empleados de allí, desgraciadamente el único accesible era un camarero con una expresión en su cara que indicaba que hubiese deseado estar en otro lugar. Al principio se mostró poco complaciente con sus respuestas y se negó a dar cualquier tipo de información relacionada al caso. Estuve a punto de llevármelo atrás para darle muy buenas razones de por que hablar pero al final no fue necesario. La joven asiática se me adelanto y...solo digamos que le dio un par de lecciones de "amabilidad" y con eso me refiero a que le tiro varios dientes a los golpes. Sin embargo también me permitió observar de primera mano las habilidades de la mujer: sus golpes fueron certeros, potentes y bien colocados. Se notaba que sabia lo que hacia, tenia entrenamiento o simplemente era muy ruda y acostumbraba a hacer aquello. Guiándome por el clásico estereotipo de los asiáticos y las artes marciales diría que era mas que nada la primera opción, aunque como traficante de armas y miembro de una de las sociedades del crimen organizado mas machistas y conservadores también cabía la posibilidad de que hubiese tenido, en mas de una ocasión, la necesidad de hacerse valer a los golpes.

Lamentablemente, al menos para el pobre y desdentado camarero, la información que conseguimos no fue suficiente; solo fue capaz de confirmar nuestras sospechas respecto a la impostora y eso no era suficiente. Por otra parte, una idea había cruzado mi mente en lo que veía al hombre ser golpeado por la mujer; usualmente pensaba mucho antes en ese tipo de cosas pero me distraje un poco por el espectáculo de una buena golpiza. -¿Este establecimiento cuenta con cámaras de seguridad?- Le pregunte mientras hacia una breve inspección de la zona con mis ojos sin encontrar nada- Si es así necesitaríamos ver las grabaciones.- El hombre se puso bastante nervioso y se puso a dar escusas.- Mil perdones señor pero la presencia o ausencia de cámaras de seguridad es un secreto del negocio- Había cierto deje de suplica en su frase, como diciendo al final "Ahora por favor váyanse". Pero el interrogatorio apenas había comenzado y necesitábamos toda la información posible, por lo cual no nos podíamos ir.

Antes de darle tiempo a reaccionar lleve mi mano a su entrepierna y aprente con fuerza. La mueca de dolor en el ya demacrado rostro del sujeto se hiso presente pocos segundos despuésEntiendo perfectamente- comente con toda la calma del mundo, como si tuviese todo el tiempo para extraer las respuestas de él pero por otra parte hay vidas en juego y esa es la prioridad ahora, así que si no nos dice lo que necesitamos saber me temo que tendré que voltearme y dejar que mi compañera le baje las pocas muelas que le quedan.- Esa fue mi señal de "Golpealo un poco mas". No había necesidad de que yo comenzara a intimidarlo, la joven Aoki ya lo había conseguido con esplendidos resultados y se notaba en él por la forma en la que reacciono cuando termine de hablar: con pavor. Esperaba que sintiese el suficiente como para preferir un despido antes que cicatrices físicas y mentales permanentes.

OFF:

El interrogatorio había dado pocas pistas, pero los torturadores salieron de allí con una descripción general de la chica y sabiendo que se había llevado un maletín que había traído el hombre, por desgracia el local no contaba con cámaras, pero en el edificio de enfrente había un banco y un poco más abajo en la calle se podía ver que en el semáforo había instaladas cámaras de trafico.

Cualquiera de las dos opciones les valdría para obtener una imagen de la joven, la del banco seguramente tendría más calidad, pero la de trafico sería mucho más fácil de conseguir.

Finalmente el camarero habló, había sido un poco más difícil de lo que en principio había planeado. Pero era mala idea hacerse el tipo duro, cuando dos personas con poca paciencia y la mano muy larga iban preguntando por alguien. Después de insistir, habían averiguado que en el bar se había llevado a cabo un intercambio, algo a cambio de algo, y no le cupo ninguna duda de que la falsa Sylvia Reed había comprado el Extremis directamente a su creador. Eso debía haber escocido a Stark, y aunque empezaban a aclarar un poco el misterio de lo que había pasado, estaban lejos de encontrar el tesoro robado y metérselo a Tony Stark por donde no le daba el sol.

Sus dos opciones en ese momento, eran un banco y tráfico, y por estúpido que pareciera, eran mucho más accesibles las cámaras de tráfico, un banco, era algo con lo que Natsuki no se metería sin la debida preparación y un buen equipo, y aunque lo segundo pudiera conseguirlo, no iba a esperar meses para verle el careto a aquella espabilada que acabaría pagando muy caro su atrevimiento. No fue difícil entrar en las oficinas de tráfico, cualquier persona podía acceder al edificio, y aunque entrar en las oficinas debería haber sido más difícil, que el personal, fuera funcionario se lo había puesto bastante fácil; habían llegado a la hora del café, si, esa que se encontraba entre las 10 de la mañana y la una del mediodía, de nueve a dos, si eras diputado en según que países y con derecho a jugar con tu tablet si te salía del moño. El caso es que había demasiada gente haciendo cola para fijarse en que dos desconocidos atravesaban unas puertas que no tenían permitido cruzar, pero a la gente le daba igual quien cruzara aquellas puertas, como si era el mismísimo Lucifer, o hacia dieran, siempre y cuando alguien les atendiera de una maldita vez. Una vez cruzadas esas puertas, les llevó unos minutos encontrar el departamento de informática, dentro del cual sólo estaba un becario, con cara de hartazgo y estress. Ese sería más fácil que el camarero, así que después de un puñetazo y varios billetes, les dio el ansiado acceso a las cámaras de tráfico, que mostraban a la falsa Sylvia Reed llevándose el Extremis.

- Ahí estás ratita… Ahora enséñanos la colita…

Desgraciadamente el local no contaba con cámaras de seguridad; al menos eso es lo que pude entender basado en el casi inaudible "no" de un hombre que ya se estaba doblegando de dolor. Por otra parte el camarero finalmente cedió y nos contó sobre la reunión de la mujer con el científico de Stark Industries ¿Por que mierdas se lo habría guardado? Supongo que estaba esperando que fuésemos el tipo de persona que paga por información. Una pena que, basado en mi apreciasion sobre los métodos de la japonesa para obtener información, fuéramos el tipo de gente que solo pide las cosas una vez; por las buenas o por las malas y él había escogido las malas. Llegado un punto realmente creí que se iba a largar a llorar pero al final nos contó todo de forma muy clara. Al parecer fue en un día de poco trabajo por lo cual los empleados buscaban formas creativas de pasar el aburrimiento. Este en particular espiaba de rato conversaciones privadas y se distraía con cualquier cara bonita que aparecía; al menos eso deduje en base a la descripción de la mujer que nos dio: usaba adjetivos para describir su lindura cada cinco palabras mas o menos. Y según note en el rostro de mi empleadora la descripción de la negociante que fue al bar ese día encajaba a la perfección con la de la empleada enferma de Natsuki, la cual no había salido de la casa hacia ya un tiempo y por obvias razones no podía ser la mujer que andábamos buscando. Pero de nuevo ya que carecíamos de información suficiente sobre la impostora era lo mismo que no tener nada.

Afortunadamente el miedo que habíamos infundido el camarero ya para entonces había bastado. Nos dio información sobre las cámaras de seguridad mas próximas al establecimiento que podrían haber captado cualquier otro detalle de la mujer que al hombre se le hubiese escapado. La verdad tuvimos suerte: ya habíamos perdido demasiado tiempo con los golpes y francamente me había cansado de verlo apaleado. Usualmente no daño civiles a no ser que estos se metan en mi camino por lo que desdentar a empleados inocentes no es muy de mi estilo. Pero de nuevo tenia que seguir las reglas de Natsu para obtener la información necesaria; tal vez incluso lo fuera a visitar un día, después de asesinar a la comadreja rusa, con una bolsa de billetes sin marcar para pagarle la dentadura nueva.

Teníamos dos opciones: la cámara de un Banco o la de trafico. Por obvias razones la de trafico fue una mejor idea. En particular yo hubiese preferido robar la del banco, o en todo caso ambas ¿Por que no? Tal vez la asiática no lo suspira pero he asaltado convoys armados yo solo; un banco con seguridad de segunda no debería ser un problema. Pero de nuevo, ella era la jefa y a esas horas los bancos están llenos de civiles, no me quiero arriesgar a que haya nadie herido. Optamos por ir a las oficinas de transito. Caímos justo en horario de descanso, en esa parte del día donde nadie quiere hacer nada y a los ciudadanos comunes les eramos indiferentes, ellos solo querían hacer sus tramites correspondientes y salir de ahí para continuar con sus vidas. Casi quede entre impresionado e indignado por la incompetencia de los trabajadores de esa oficina así como la falta de seguridad. Literalmente nadie había notado la presencia de dos desconocidos que entran al lugar. Yo mismo pude haber entrado con un rifle en las manos, asesinado a todos ahí e irme caminando y seguro nadie se habría dado cuenta. Por el camino no compartimos palabra alguna. Eramos profesionales, sabíamos lo que hacíamos y estábamos acostumbrados al trabajo serio y rápido. Yo soy un militar genocida, ella es una mafiosa de puños duros; lo nuestro era ese tipo de operaciones.

Llegamos hasta el final del camino, de nuevo, sin ver ni un rastro de oposición. Nadie a quien noquear, nadie a quien sobornar; como si toda la puta oficina fuera un pueblo fantasma o un edificio abandonado. El encargado era un simple becario: un hombre joven que claramente hubiese deseado reportarse enfermo ese día. Pude ver por la expresión de su rostro cuando entro Natsu que no veía a muchas mujeres muy seguido y estoy seguro que ella lo noto. Ahora, en esa situación muchas mujeres hubiesen hecho la rutina acariciarle el cabello o el cuello mientras se sientan en sus piernas para "levantarle el animo" (*cejas* *cejas*), tal vez poner sus pechos frente a su cara o de plano sumergirla en estos o "agacharse para levantar algo" apuntando con el culo a los ojos del chico, etc......Natsuki le rompió el tabique de un golpe y luego le pago el hospital mas gastos personales. El pobre nos dio el pase y al final vimos a la falsa empleada llevándose el "Extremis". Esperaba que ese pequeño vistazo nos diera mas información de la que nos había dado el camarero o de lo contrario dos personas necesitarían tratamiento medico en vano.

Natsuki y Smith consiguieron rápidamente la imagen de las cámaras de la zona, pero una vez empezaron no se quedaron ahí, buscaron también en las grabaciones de cámaras de trafico cercanas y pudieron seguir a la mujer hasta que se introdujo en un callejón, no volvieron a verla salir de allí, después de ese callejón sin salida (sarcasmo), aprovecharon a ver si el lugar de origen les servía de algo, y buscaron en las grabaciones anteriores, viendo de donde había venido la usurpadora de la identidad de Sylvia.

Eso les dio una pista, aunque en realidad generó mas preguntas que respuestas, la chica había aparecido a un par de manzanas del lugar, en un sitio donde no había nadie, literalmente había aparecido de la nada, un segundo no estaba y al siguiente un fogonazo azul, y ella aparecía en la escena, hace unos meses, antes de la colisión les hubiera parecido imposible, pero ahora... la única pregunta era, si alguien tenia ese poder de aparecer en cualquier lugar ¿por que no hacerlo en la sala donde guardaran las muestras y tomarlas directamente?

Los pensamientos de Natsuki fueron interrumpidos por una llamada de teléfono, la voz de uno de los hombres que había enviado a comprobar los detalles de la situación de la verdadera Sylvia le llegó cuando se decidió a cogerlo, Señora Aoki, estamos en casa de Reed, creo que debería usted venir en persona, pero si quiere puedo contárselo por teléfono.

Las cámaras de tráfico les habían dado el rostro de la ladrona del Extremis, pero también un montón de preguntas sin respuesta, había escuchado de gente del otro universo que tenía el don de la teleportación, pero nunca había visto nada parecido con sus propios ojos. ¿Para que tomarse tantas molestias por conseguir algo que podría podría haber cogido son mayores problemas? ¿Para que molestarse en comprárselo al creador? A pesar de todas sus averiguaciones no estaban más cerca de la falsa Sylvia, ni del Extremis, algo que empezaba a frustrarla al extremo. De repente, su móvil sonó, era uno de los hombres que había enviado a investigar el estado de su empleada, quería asegurarse de que no la habían matado para conseguir su identidad y su acceso a la red de su empresa.

- Voy enseguida.

Colgó el teléfono, no iba a preguntar más, no le gustaba perder el tiempo, y quedarse hablando con su subordinado sobre algo que iba a enterarse en cuanto llegara al apartamento de Sylvia era perder un tiempo precioso, así que se dirigió a Smith, y tras exponerle la situación, se encaminaron, a donde estaba su empleada. Parecía que aquel día no iba a terminar nunca... y desde luego, se habían tomado demasiadas molestias en robar aquel suero como para que ella no se interesara en recuperarlo, y porqué no, quizás en quedárselo o sacarle algún beneficio, era lo menos que podía hacer tras el destrozo que habia causado Stark en su despacho...

Natsu y yo observamos con detenimiento cuantos vídeos de seguridad nos fue posible y una vez encontramos a la impostora que se hacia pasar por una empleada de la compañía todo fue mas fácil; o al menos así me hubiera gustado que fuese. La verdad es que conseguimos seguir a la mujer un tramo de su recorrido hasta que se introdujo en un callejón y luego, cuando comprobamos las cámaras de la zona para averiguar mas sobre ella nos topamos con una desagradable sorpresa. Ella podía teletransportarse. No es como si me hubiese sorprendido la idea de alguien pudiendo hacerlo, he visto a superheroes haciéndole un par de veces a largas y cortas distancias; me entrenaron para pelear con ese tipo de gente. El problema es que, por obvios motivos son muy difíciles de seguir y el solo hecho de que esta mujer haya sido capaz de realizar tal acto, cosa que sinceramente no me hubiese esperado jamas, solo me daba una idea del tipo de personas que estaban detrás del robo. Fuera una simple ladrona o una agente encubierta, esa mujer tenia superpoderes. Eso indico una vez mas la verdadera peligrosidad del experimento de Stark; creo que no seria equivocado decir que el mundo estaba mas a salvo cuando solo se dedicaba a hacer armas, irónicamente.

EL hecho de que la mujer hubiese sido capaz de aparecer y desaparecer de la nada en un callejón oscuro no hizo mas que joder una situación ya bastante difícil. No había forma de seguirla si es que había sido tan cuidadosa de no haber dejado una pista lo suficientemente obvia como un papel tirado con su dirección en la calle. Si se trataba de mierda mágica de esa que ni entiendo tal vez hubiese una posibilidad de seguirla, pero dado que yo no entiendo nada de magia y estoy seguro que Natsuki tampoco, aquello no hubiese mejorado la situación. Aun quedaba, sin embargo, la posibilidad de que la autentica mujer quien estaba siendo reemplazada aunque dudaba enormemente que en realidad tuviese algo de ayuda. En realidad, ahora que lo pensaba, lo mas probable es que estuviera muerta. La investigación había llegado a un punto muerto del que no sabia como salir.

Y justo entonces, casi diría que por puro milagro, Natsuki recibió una llamada. Era uno de sus hombres, quien la llamo desde la casa de su empleada. Sin mucha mas información del asunto que el hecho de que teníamos que ir a la casa de la tal Sylvia por algo que le habían comentado a la jefa, nos dirigimos hacia allí lo mas rápido posible. Llegamos al edificio en cuestión en unos minutos, afortunadamente pudimos encontrar un taxi rápido y Natsu le pago el triple para que condujera a fondo y se salteara varios semáforos. La presencia de varias camionetas negras exactamente iguales fue un indicio de que había varios hombres de Natsu en la zona, al menos eso supuse. Entramos al lugar, subimos por el ascensor y finalmente llegamos a la "escena del crimen". La primera peculiaridad destacable que note apenas entre al lugar fue la temperatura: todo el día había estado sintiendo cierto calor corporal debido al clima soleado y la casi ausencia de nubes, sin embargo todo cambio dramáticamente apenas entre al departamento. De un segundo a otro pase de tener calor a un poco de frió, bastante extraño.

El cuerpo de la autentica Sylvia se encontraba tendido sobre un sillón con los ojos cerrados, como si estuviese tomando la siesta. Otra cosa que me dejo bastante perplejo fueron los resultados del breve examen de su pulso que realice con mi mano. Ella seguia viva, pero incapaz de moverse, como si estuvies en un estado catatónico o de coma, aunque esa la menor de nuestras preocupaciones. Su cuerpo estaba frió, al igual que el ambiente, de nuevo curioso considerando la temperatura corporal del cuerpo humano y el día soleado. -Algo extraño pasa aquí.- Le comente a Natsuki.- No hay aire acondicionado prendido, ningún refrigerador abierto, ni siquiera un ventilador; aun asi se puede sentir el frio en el ambiente. - Las cosas cada vez comenzaban a ponerse mas raras. Ahora no solo tenia que preocuparme por una mujer capaz de transportarse de un lugar a otro en segundos y por ende casi imposible de seguir, sino que ademas tenia una victima muerta y un departamento extrañamente enfriado.

Podía parecer que a Natsuki el estado de su empleada le daba bastante igual, y en parte así era, no le suponía una pérdida irreemplazable ni a la empresa ni a ella personalmente; sin embargo, su estado era un dato a tener en cuenta si querían encontrar lo que le habían robado a Stark. El hecho de que Sylvia Reed estuviera en coma le daba una pista, y es que la ladrona, no era una asesina, algo bueno para ellos, malo para ella. El siguiente dato a tener en cuenta, es que el apartamento estaba frío, a una temperatura considerablemente más baja, que a la que debería estar, incluso teniendo en cuenta la época el año en la que se encontraban, parecía que de alguna manera, la ladrona era capaz de manejar el frío, o de robar el calor, quizás fuera un efecto secundario de sus poderes, era un hilo débil del que tirar, pero sin duda, era mejor que nada.

- Sabemos que la ladrona tiene poderes, puede que quizás el frío, sea una consecuencia de sus poderes, y aquí ha debido de usarlos hace tiempo, bastante tiempo, y aun así, la temperatura sigue baja. La ciudad tiene repartidas pequeñas estaciones meteorológicas, termómetros digitales a la vista de todo el mundo, muchos de ellos están conectados a la agencia estatal de meteorología. Creo que podemos limitar la zona en la que se encuentra mediante esos termómetros, consultar aquellos que marquen las temperaturas más bajas y acotar una zona por la que empezar a buscar. También podríamos mirar si hay algún alquiler o compra reciente a nombre de Sylvia Reed, movimientos de tarjetas y cuentas. Seguro que desde su ordenador y con sus cuentas a mano podremos mirar esos movimientos más fácilmente.

Natsuki encendió el ordenador de Sylvia y abrió la página del banco de su empleada, casi todos los navegadores guardaban las contraseñas por defecto, y si no era así, seguramente entre sus papeles encontraría la manera de recuperar su contraseña para poder ver si la ladrona había seguido utilizando la identidad de la comatosa Reed, y esperaba hacerlo pronto, en el apartamento hacía un frío del carajo. Quizás entre los movimientos de las tarjetas y las temperaturas de la ciudad, pudieran obtener una dirección que los guiara hasta el extremis robado. Luego tendría unas palabritas con Stark, su curioso invento le había costado una empleada y una brecha de seguridad que más le valía solucionar enseguida si no quería que le arrancara sus preciadas gónadas de cuajo.