Prueba de rol: Midnighter

Desde esa posición y distancia podía romperle la mano de cuatro formas distintas andes de que moviera tan solo un músculo para atacarle, podía romperle la pierna derecha a la altura de la rodilla de tres maneras para hacerle perder el equilibrio y desde ahí patear su cabeza de chorlito a seis metros de distancia, o podía simplemente aplastar esa nariz contra su estúpida cara y enterrarla en ese cerebro de mosquito que zumbaba con suficiencia. Tenía un listado bastante largo de formas de matarle antes de que se enterara de lo que pasaba, pero tenía un listado aun mas largo de formas de hacerlo que planteaba verle retorcerse como el gusano que era en el suelo del callejón sucio. Y eso desde luego era mucho mejor con diferencia.

Estaba desviándose de su objetivo ligeramente y no tenia nada que ver con lo que estaba haciendo pero importaba bastante poco. Era un desvió justificado y muy necesario en el que no tardaría demasiado. El problema de este mundo es que siempre, siempre aparecían gilipollas lo suficientemente imbéciles para existir, aun mas estúpidos para salir a la calle y especialmente tontos como para intentar joder al mundo. Justo como aquel hijo de puta. Se pensaría que era muy disimulado el idiota persiguiendo a aquella chica durante mas de media manzana con sus andares de gorila en celo. Se le veían las intenciones a lo lejos. Lastima que para su mala suerte se había cruzado con él en el momento menos indicado.

Predecible como el solo cuando ya estaba a unos dos metros de la chica esta echo a correr nerviosa. Eso al parecer era lo que estaba buscando para poder aprovechar a guiarla de la calle principal, que aunque no estaba especialmente concurrida suponía algo mas de seguridad que una calle secundaria pérdida de la mano de dios y encima mal iluminada.  Predecible y de malo de película cutre de toda la vida. Suspiro fastidiado saltando a las escaleras de incendio del edificio y avanzó para seguir por las alturas. En ocasiones así se sentía un poco cuando estuvo aquella temporada con Apollo en las calles intentando arreglar el mundo a su manera. Con muchos huesos rotos y demasiada sangre de por medio.

No tardó nada en interceptarle justo cuando entraba en el callejón y menos aun tardó en situarse a su espalda aprovechando que estaba tan interesado en aprisionar a la chica contra la pared y frotarle la polla por donde pudiera que no fue ni consciente de cuando le engancho del pelo para apartarle a un lado. Le lanzo al fondo del callejón en un movimiento que la chica aprovecho para salir corriendo a toda prisa. Una chiquilla lista porque no iba a querer ver lo que pensaba hacer. Sonrió especialmente encantado cuando apareció un arma en escena apuntándole.

Desde esa posición y distancia podía romperle la mano de cuatro formas distintas antes de que moviera tan solo un músculo para atacarle, podía romperle la pierna derecha a la altura de la rodilla de tres maneras para hacerle perder el equilibrio y desde ahí patear su cabeza de chorlito a seis metros de distancia, o podía simplemente aplastar esa nariz contra su estúpida cara y enterrarla en ese cerebro de mosquito que zumbaba con suficiencia. Tenía un listado bastante largo de formas de matarle antes de que se enterara de lo que pasaba, pero tenía un listado aún más largo de formas de hacerlo que planteaba verle retorcerse como el gusano que era en el suelo del callejón sucio. Y eso desde luego era mucho mejor con diferencia.

Tenía tiempo más que suficiente para encargarse de él antes de seguir con la búsqueda del estúpido gato que llevaba esquivándole desde que se había encontrado con aquella niña dos horas atrás. No sabía como se había dejado convencer para buscar al bicho pero no había podido decirle que no cuando le pidió llorando que la ayudara a buscarlo. Siempre olvidaba lo escurridizos que eran esos bichos cuando querían.