En busca de respuestas || 25 de Abril del 2018 || Libre a una persona más||

Miércoles al atardecer, ahora mismo podría estar saliendo del bufete o pudo haber esta saltando entre los edificios del conocido barrio de Hell´s Kitchen, pero como dicen el hubiera no existe y ahora el diablo guardián no podía arrepentirse de aquella decisión. Justo ahora, el conocido abogado defensor, Matt Murdock, caminaba con cautela por el aeropuerto de Gotham, el constante ajetreo de las personas, el olor, dios el olor, sabía que Gotham era una ciudad esencialmente fria, además que también tenia fama de poseer una delincuencia elevada, claro eso antes de que un vigilante, sería interesante conocerlo, y tener una charla de vigilante a vigilante, aunque dudaba mucho que a este le hiciera gracia alguna que estuviera merodeando por su ciudad, no le culpaba, después de todo el también se atrevería a hacer lo mismo.

Salió con cuidado, y con un poco de torpeza pues aun debía mantener la imagen de ser un simple abogado ciego, las personas que pasaban a sus lados llegaban incluso a empujarle levemente hasta que en una de esos "roces" fue empujado, pudo evitarlo, pues aquella acción fue premeditada; a tientas, movió su mano en busca del bastón y un hombre "amable" le pasó una mano por la espalda, dirigiéndose a sus bolsillos, un momento perfecto, para tomar el bastón y darle un codazo justo en la mandíbula, claro su quejido no pasó desapercibido por uno de los policías que cuidaban la entrada, el cuál corrió (si es que se le puede llamar asi a su torpe caminar debido al sobre peso) a su dirección y preguntar que había pasado -Nada oficial, este amable hombre vino a socorrerme cuando me caí, solo que accidentalmente por mi condición le golpee accidentalmente- respondió, tan calmado y confiado moviendo levemente sus gafas para aclarar su punto: Era ciego.

Quedaban unas contadas horas para que anocheciera, ya en su hotel se encontraba rebuscando entre su ropa lo que usaría esa noche, la tele se encontraba encendida inundando con su sonido aquel humilde cuarto, era ciego, pero maravillosamente sus otros sentidos habían sido entrenados para desarrollarlos finamente, a demás de ser dotado con un radar que le permitía tener una imagen completa de su entorno, podía notar el cuarto, espacioso pero no ostentoso, escuchaba a la pareja de abajo gritando, las tintineantes llaves de una bucama, el delicioso olor de un bistec recién sacado del restaurante del hotel y el sabor del smog que se colaba por la ventana -Dios esta ciudad es tan... Arg, y yo me quejaba de los callejones apestosos, esto supera por mucho a New York - habló con cierta pesadez, si trabajaría esos días por Gotham, debía adaptarse al completamente diferente entorno, se colocó de la parte superior de su traje y después la mascara, estaba listo era hora de buscar respuestas y el nombre en su mente aún no se borraba.

-Voy por ti, Friitawa...-