I want to go to a Fun Land (Midnigther y Dick Grayson) [28-11-18]

Llevaban casi dos semanas buscando a Jenny. Primero habían agotado las vías más obvias: hospitales, casas de acogida, orfanatos... Después había llegado la parte difícil; seguir el rastro de una bebé que había nacido hacía ya casi nueve meses y que no constaba en ningún registro oficial. Habían tenido que buscar entre la comunidad de mendigos, sin techo, drogadictos, cárceles... Cualquier lugar a donde alguien hubiera podido llevarse un bebé. Al final, Midnighter había tenido que ampliar el espectro de búsqueda a ciudades cercanas a Gotham, y había seguido el mismo procedimiento. Resultó que Blüdhaven tenía unos niveles de criminalidad y corrupción muy parecidos a los de su ciudad vecina, y Midnighter había empezado a considerar una posibilidad que llevaba evitando todo éste tiempo... Que Jenny hubiera caído en las manos de algún depravado. No había querido ni pensar en ello, pues, aunque sabía que el mundo estaba repleto de basura de múltiples clases, y era la base misma de su existencia, las probabilidades de que esa clase de enfermos se fijaran en una bebé tan pequeña eran mínimas... Mas, por desgracia, no inexistentes, y ya no podía seguir negándolo, por más que el mero pensamiento le provocara náuseas.

Apollo no estaba con él aquél día. Le había estado ayudando en todo cuanto había podido, pero, por obvias razones, el mayor peso del trabajo de investigación había recaído sobre él. De vez en cuando le preguntaba por sus avances, si tenía alguna nueva pista... Pero para lo que iba a investigar esa noche había preferido no hacerlo partícipe. Si finalmente terminaba averiguando algo realmente desagradable... Prefería ahorrarle el shock. Para eso estaba él... para ocuparse de aquella clase de cosas. Porque los auténticos villanos a menudo no tenían súperpoderes, ni vestían trajes coloridos y brillantes, ni arrojaban calabazas incendiarias mientras se reían a carcajadas, y el resto del mundo continuaban con sus vidas totalmente ignorantes de la clase de monstruos que caminaban junto a ellos.

Y para eso estaba él. Para lidiar con los monstruos.

Había estado agitando los bajos fondos de Blüdhaven para extraer perfiles que encajaran con lo que estaba buscando, pero la mayoría estaban ya en la cárcel cumpliendo sentencia. Sólo había unos pocos sospechosos que nunca habían sido detenidos por falta de pruebas. Midnighter había obtenido tres posibles candidatos: un hacker que, al parecer, se dedicaba a chatear con menores de edad a través de las redes y tenía una cantidad insana de fotografías de niños y niñas desnudos en su ordenador; un pervertido que se grababa a sí mismo llevando a cabo actos de naturaleza sexual con menores de edad y se retransmitía en directo a través de un canal en la dark web; y un tercero al que se le veía con frecuencia rondando colegios, centros comerciales y parques de atracciones en momentos que coincidían con desapariciones de menores. De ése no había pruebas más que las declaraciones de algún testigo ocasional que aseguraba haber visto por última vez al menor en cuestión yéndose de su mano.

Midnighter había investigado a los dos primeros. El hácker convencía a los niños para que le enviasen las fotografías íntimas, pero nunca salía de su casa ni había llegado a tocarlos directamente, así que sólo le había partido el cuello. Había sido bastante rápido. Magnánimo, incluso.


Se había asegurado de dejar su cabeza grasienta sobre el teclado del ordenador, con la carpeta donde tenía todo el material pornográfico abierto. Lo del segundo había sido más grave. En cuanto Midnighter había localizado su canal en la dark web, se había presentado en su casa, había sacado al niño fuera y le había asesinado a golpes en mitad de un directo, asegurándose de que quedaba todo perfectamente retransmitido para la panda de enfermos que le seguían. Después se había dirigido a cámara, completamente cubierto de sangre y sosteniendo en la mano la cabeza del pedófilo y les había asegurado a todos los que lo estaban viendo que a continuación iría a por ellos. No lo dijo demasiado en serio, pero esperaba meterles el suficiente miedo en el cuerpo como para enderezar sus vidas... y sus aficiones.

Ahora estaba en la casa del tercero, buscando las pruebas que la policía no había podido obtener. Y vaya si las encontró. Según todos los registros, Nathan Diskin vivía solo. La longitud del pequeño apartamento así lo atestiguaba, y no tenía ningún familiar cercano que tuviera niños. Sin embargo, el piso estaba repleto de juguetes por todas partes. Juguetes de todos los tipos y clases desperdigados por el suelo y amontonados encima del sofá. Había luces led por todas las esquinas, adornos y muñecos de Navidad, transformando el salón en una colorida y cálida escena que bien podría haber sido sacada de una postal de la casa de Santa Claus... pero con implicaciones infinitamente más siniestras. Entre los múltiples olores que azotaron sus fosas nasales se encontraba el de semen viejo, sangre fresca y colonias infantiles... La asociación hizo que se le revolviera el estómago.

Y había algo más... un sollozo ahogado claramente humano. Demasiado agudo para ser adulto.

Se precipitó hacia la puerta reforzada que había al final del apartamento, tras atravesar el almacén, y reventó el candado de un golpe, abriéndola de par en par. Al otro lado había una niña pequeña, de unos ocho o nueve años, pelirroja, con un vestidito amarillo con flores rosas repleto de suciedad. Estaba acurrucada en un camastro, en una habitación a oscuras, y tiritaba de miedo. Midnighter la abrazó al momento.

- Hey, shhhh.... No pasa nada, voy a sacarte de aquí y a llevarte a casa, ¿me escuchas? ¿Cuál es tu nombre?

- E... Eileen...

Iba a responder, pero sus súper sentidos le revelaron algo... Un sonido distintivo de pisadas y el tintineo de unas llaves en la cerradura. Miró a la niña a los ojos.

- Vale, mírame bien, Eileen... Vamos a jugar a un juego; ¿Te gusta la película de Enredados? ¿Sí? Perfecto. ¿Te sabes ésta?: "Soy mezquino y muy siniestro" -empezó a cantar en voz baja, poniendo los puños en las caderas-. "Y asusto con mi gesto" -continuó, haciendo una mueca divertida que hizo reír a la niña-. "Y mis manos de sangre no están limpias. Y a pesar de ser tan zafio, ser violento y llevar garfio, yo siempre quise ser un gran pianista"... ¿Te sabes cómo sigue? ¿Sí? Vamos, sigue tú.

Enredados había sido la película favorita de Jenny cuando tenía tres años, y como la niña casi siempre quería estar con él, se la había visto un millón de veces, así que se sabía de memoria casi todas las canciones. Se fue incorporando mientras la niña continuaba la siguiente estrofa, acercándose lentamente a la puerta.

- "No soy tan cruel como pudiera uno pensar, y aunque rompa alguna pierna soy también de los que sueñan..." Bien, bien. Ahora tápate los oídos muy fuerte muy fuerte y sigue cantándola, ¿vale? Cuando termines canta cualquier otra que te guste hasta que yo te lo diga...

En el salón, el sonido de la televisión ahogaba el canturreo de la niña. Midnighter atravesó nuevamente el almacén, asegurándose de dejar la puerta bien cerrada tras de sí. No quería repetir el error de la rehén que se había suicidado tras verle acabar con sus captores, porque lo que pensaba hacerle a aquél tipo no era precisamente bonito...

El asqueroso pedazo de mierda estaba sentado en el sofá, de espaldas a él. Llevaba una camiseta gris oscuro con un lobo dibujado y un ridículo gorrito negro con orejitas.

- ¿Sabes? -dijo, lo suficientemente alto como para que le escuchara por encima del sonido de la televisión-. En cualquier otra circunstancia me habría acercado a ti y te habría partido el cuello por detrás. No te habrías dado ni cuenta. Por desgracia para ti... -avanzó hasta la cálida y hogareña chimenea y extendió una mano para alcanzar el atizador, ominosamente terminado en punta y con un gancho al que pretendía dar muchos usos creativos en los siguientes diez minutos-. Oh, por desgracia para ti mi sueño ahora mismo es meterte esto por el...  

Una nueva variable que era introducida en la ecuación de manera inesperada. Una de las pocas cosas que su ordenador de combate no era capaz de predecir.

- Estoy empezando a hartarme de que me confundáis con ese tal Batman -replicó, molesto, mientras se arrancaba la espada de la pierna.

Había dolido inicialmente, pero después de apagar los receptores del dolor de esa zona estaba como nuevo, y listo para continuar luchando. Para demostrarlo, decidió reafirmar su apreciación con un puñetazo que le partió la mandíbula y le lanzó volando por los aires. El ordenador le decía que tenía súper poderes, pero estaba claro que la resistencia no era uno de ellos. No tardó mucho en averiguar de qué se trataba cuando vio la rapidez con la que se reconstruían las zonas astilladas de su mandíbula.

Regeneración. Genial. Entonces seguro que no le importaba que usara la katana que tan amablemente le había cedido.

- Podemos hacer esto por las buenas o por las malas. Por favor elige por las malas, que solo lo he dicho por exigencias del guión.

Midnighter sonrió, con el atizador en una mano y la katana en la otra.

- Hablamos el mismo idioma. Bien. Por las malas tendrá que ser -dijo, corriendo hacia él los escasos metros que les separaban y asestando una patada con impulso que se llevó la cabeza del mutante, aplastándola contra la pared bajo su bota-. Como pisar un insecto... -musitó, volviéndose una vez más hacia el pedófilo, que se había incorporado del suelo y le miraba con terror en el rostro-. ¿Por dónde íbamos?

Por mucho que se regenerara, aquello tendría que darle algunos minutos para terminar de rebanar al desgraciado. No podría tomarse tanto tiempo como le habría gustado, pero tendría que conformarse con ello.

Midnighter se había enfrentado a todo tipo de monstruos a lo largo de su vida, criaturas espantosas y creaciones aberrantes que habrían invadido las pesadillas de cualquiera durante años. Sin embargo, nunca, en toda su existencia, había conocido a un organismo vivo que pudiera funcionar sin cabeza. Y podía afirmarlo con rotundidad porque era todo un experto en decapitaciones. Era, básicamente, su ataque preferido. No precisamente limpio pero rápido, directo y conciso. Otorgaba el 100% de efectividad en todos los combates, y su computadora siempre calculaba el camino más efectivo. Cuando te enfrentas a múltiples enemigos es importante garantizar que los que tumbas no se vuelven a levantar.

Su computadora había sido incapaz de predecir aquella presa por la espalda, y ahora no paraba de gritarle que aquello era, físicamente, imposible. Tenía un continuo mensaje de error parpadeando en rojo en su cerebro, por así decirlo. Aunque podría decirse que el vigilante estaba curado de espantos, aún así sintió cómo la sangre se le helaba al escuchar los espeluznantes sonidos que salían de su garganta lacerada entre borbotones de sangre fresca que empapaba su nuca a medida que el brazo que no debería poder responder a nada en absoluto apretaba su cuello hacia atrás. Le estaba asfixiando, así que se vio obligado a soltar la katana para tratar de despegarlo de sí. El arma, al caer, impactó sobre el mando de la televisión, que había caído al suelo durante su pelea con el pedófilo, cambiando el canal a una emisora de radio clásica.


Con la otra mano levantó el atizador para ir interceptando los puñetazos que trataban de impactar en el rostro, consiguiendo bloquearlos prácticamente todos, aunque a duras penas. El tipo era fuerte, pero él lo era más, así que finalmente logró deshacerse de la presa rompiendo el brazo que atenazaba su garganta, y, volviéndose veloz como el rayo le sujetó por el cuello para separarlo de sí, observando con profundo disgusto aquella boca que seguía hablando sin un rostro que la acompañara.

- Puaj. Definitivamente ésto se lleva el premio a lo más creepy que me he encontrado en lo que llevo de mes. Y ésto te lo dice un tío que hace dos semanas estaba atado a una mesa de laboratorio skrull con tubos entrando y saliendo de prácticamente todos los orificios de su cuerpo...


- ¿Qué coj...?

Bajó la mirada al escuchar el sonido metálico, y, sorprendentemente, antes de que pudiera procesar lo que acababa de ocurrir, el ser con la cabeza a medio formar le estaba retorciendo el brazo a la espalda. Midnighter escuchó otro clic, pero su brazo izquierdo estaba ante él, sosteniendo todavía el atizador.

- Eso era exactamente lo que pretendía -sonó la voz detrás de él-. Ahora no puedes escaparte de mi.

Por toda respuesta, Midnighter empujó el atizador hacia donde podía notar el cuerpo de Wade pegado al suyo, atravesándole por el costado y rasgando carne y tejidos con el gancho por el camino.

- Kinky -dijo entre dientes antes de recuperar de vuelta el atizador, causando aún más desgarros-. Pero no eres mi tipo. Además, estoy casado.

Rápidamente giró sobre sí mismo y apoyó la bota en el pecho de Wade. La cabeza del mercenario ya estaba casi formada, pero sin la capucha para cubrirla Midnighter descubrió, contra todo pronóstico, que la visión era aún más horripilante que cuando no tenía cara.

- Con alguien que, por cierto, es infinitamente más guapo -dijo, proyectando la pierna hacia adelante con toda la fuerza de la que era capaz al tiempo que tiraba de la muñeca esposada hacia sí. La tensión resultante terminó arrancando de cuajo el brazo del mercenario, cuyo cuerpo resultó propulsado hacia atrás con un desagradable "plop" húmedo-. Lo siento, no soy yo, eres tú... ¿o era al revés? Como sea, no es nada personal... -continuó, volviéndose para encontrar la espada por el suelo.

En cuanto la hubo localizado, soltó el atizador y, empuñándola con la izquierda, cortó el brazo de Deadpool que aún llevaba esposado a la altura de la muñeca, para poder librarse del molesto apéndice. Cuál no sería su sorpresa cuando, en el momento en el que la mano quedó libre, ésta se proyectó hacia su cara como si se tratara de uno de los más famosos alienígenas que ha dado el género de terror espacial, trayéndole desagradables recuerdos de los monstruos más repulsivos con los que había llegado a combatir.

- ¡¡Mmmffff!! -protestó, soltando la katana para tratar de quitarse aquella cosa de la cara.

Entre lo inesperado de la situación, la impresión y la ceguera repentina, terminó resbalando con la empuñadura de la espada y cayendo torpemente al suelo, volviendo a darle al mando de la tele, que cambió a un canal donde justo estaba empezando la película de la Familia Addams.


- ¡¡Oh, venga ya, no me jod...MMMMFFFF!!

Mientras trataba de despegarse los dedos, que se clavaban desesperadamente en las partes desprotegidas de su cara, pudo ver, a través de un hueco recién formado entre los dedos, cómo el asqueroso abusador infantil pasaba corriendo por delante de ellos llevándose consigo a la niña, que no paraba de chillar y gritar, en dirección a la puerta de salida. Al parecer, mientras aquél imbécil y él se debatían, había tenido tiempo de sobra para ir a recogerla al almacén y escapar con ella. Midnighter trató de ponerse en pie al tiempo que tiraba de la mano para desclavarla de su rostro, sin importarle que se estuviera llevando consigo parte de la carne, pero, entonces, la artera y traicionera extremidad le hizo un piquete en los ojos, logrando que volviera a soltarla por lo inesperado y repentino de la agresión.

- ¡¡Aaaahh!! -gritó, un segundo antes de que la cosa volviera a taponarle la boca-. ¡¡Mmmfff, mmma mniña, mmmimmbezi!! -exclamó como pudo, señalando a ciegas hacia donde había escuchado cerrarse la puerta del apartamento. Finalmente, en un último y desesperado intento, consiguió arrancarse aquella cosa de la cara en el preciso instante en el que el cuerpo del mercenario le sujetaba por el tobillo con la otra mano y le hacía caer de nuevo, trepando por su cuerpo para volver a inmovilizarle. Midnighter le arrojó su propia mano a la cara, furioso y exasperado-. ¡La niña, imbécil! ¡El pedófilo se escapa con la niña!

¿No había dicho que venía en nombre de la ley? Entonces éso debería bastar para hacerle entrar en razón... O eso esperaba. No dudaba que podía continuar despedazándolo trozo a trozo hasta que no quedara lo suficiente de él como para ser capaz de detenerle, pero para entonces el maldito pervertido estaría muy lejos... y la niña con él.

Midnighter no había visto a aquél tipo en su vida, y resultaba bastante evidente, por la confusión inicial, que él tampoco le conocía, pero entonces lo que le soltó justo después resultó tan asombrosamente certero como cuando Höðr el Ciego había disparado a Balder una flecha que debería haberle rebotado sin saber que estaba envuelta en lo único que podría realmente hacerle daño. Midnighter pensó, absurdamente, que lo que debería de haber experimentado Balder cuando la flecha le había atravesado el corazón debería ser bastante similar a lo que él estaba sintiendo ahora mismo.

- ¡Maldito bastardo! ¿Me has leído la mente? -le increpó, furioso, abalanzándose sobre él para propinarle una buena somanta de ostias a mano abierta. En algún momento de la pelea había perdido las armas, pero le daba bastante igual a éstas alturas-. Para mí son la misma mierda -replicó ante la matización del mercenario-. Y, perdone usted, pero algunas palabras son más sencillas que otras de pronunciar cuando tienes a alguien metiéndote los dedos en la boca...

El tipo de rojo logró deshacerse de su agarre y saltar por la ventana, estrellándose contra el asfalto en medio de los gritos aterrorizados de los viandantes, pero el último forcejeo les había llevado el suficiente tiempo como para permitirle a Diskin llegar hasta abajo con la niña a cuestas. De hecho, el impactante aterrizaje de Deadpool le favoreció, porque la gente estaba demasiado ocupada haciéndole fotos y llamando a la policía como para reparar en el tipo que introducía discretamente a una niña inconsciente en el maletero de su coche. Sin embargo el gesto no había pasado desapercibido para Midnighter, que ya se estaba descolgando de la ventana del apartamento utilizando su computadora para calcular los mejores asideros para apoyarse y descender sin riesgo.

La policía en aquél barrio debía de ser extremadamente eficiente, porque un coche ya se estaba deteniendo en la acera del edificio antes incluso de que Midnighter llegara a tocar el suelo, cuando Deadpool estaba empezando a incorporarse y empezar el desagradable proceso de recomponer los huesos rotos.

En el mismo instante en el que el agente, un joven moreno bastante atractivo, salía del vehículo, Nathan Diskin echó a correr hacia él agitando los brazos y gritando ayuda. Se volvió hacia ellos con los ojos desorbitados por un terror más que genuino, señalando en su dirección, y Midnighter no necesitó recurrir a su oído súper desarrollado para adivinar lo que le estaba diciendo.


Realmente podía entender cómo podía malinterpretarse toda la escena para alguien que acababa de llegar; Lo único que vería el joven policía sería a un par de tipos malencarados, enmascarados y con aspecto de asesinos (uno enteramente vestido de negro y el otro con todo un arsenal de objetos letales encima y una pinta aterradora y contrahecha por la caída, con las extremidades dobladas en ángulos imposibles pero que no gritaba de dolor ni se comportaba como lo haría cualquier persona normal en su situación) persiguiendo a un civil gordo y aparentemente inofensivo que presentaba cortes, puñaladas y magulladuras relativamente graves por todo el cuerpo y que estaba cubierto de sangre. Midnighter vio cómo el policía se dirigía hacia él y suspiró.

Si creyera en Dios (y si no estuviera bastante seguro de habérselo cargado) le habría rogado para que le concediera paciencia.

Midnighter alzó las manos con un audible suspiro. No tenía por costumbre zurrarle a policías, y hasta estaba dispuesto a tratar de razonar con el chico, pero si veía que Diskin trataba de huir con la niña se abriría paso como fuera. Su inesperado (e involuntario) compañero debió de pensar lo mismo, porque hizo lo propio.

- Agente, creo que será más rápido si cojo mi cartera y les muestro la documentación, ese caballero es un puto pedofilo y tiene una niña en el maletero.

Midnighter le dirigió una mirada incisiva.

- Ah, ahora sí le llamamos pedófilo, ¿eh? -empezó a chincharle, ignorando completamente la pistola que permanecía apuntada a su pecho-. ¿Dónde quedaron las confusiones entre términos, señor Sabelotodo? Tal vez deberías explicarle aquí al señor agente las diferencias, a ver si nos puede ayudar a llegar al fondo del asunto...

Mientras hablaba le guiñó el ojo al mercenario, indicándole que le siguiera el rollo. Si algo le había quedado claro tras su breve (aunque intensa) interacción con Deadpool es que se le daba extremadamente bien sacar de quicio a la gente, y, si Diskin trataba de huir como estaba más que seguro que iba a hacer, iba a necesitar que Deadpool le entretuviera al Agente Hot para ir tras él.

Al final no hizo ni falta, porque el propio Diskin se ocupó de generar la distracción que necesitaban al clavarle un cuchillo en el costado a la compañera del policía. Midnighter ya estaba en movimiento desde antes de que Deadpool dijera la orden.

- Lo siento, chaval, me encantaría quedarme a charlar contigo, pero el deber me llama -dijo, saltando por encima del Agente Buenorro aprovechando que estaba lo suficientemente distraído evitando que su compañera se desplomara al suelo como para dispararle.

Midnighter se dio impulso a sí mismo saltando sobre varios coches en movimiento, abollando las carrocerías en el proceso para obtener la suficiente energía cinética como para llegar a tiempo ante los distraídos adolescentes, girando sobre sí mismo, estirando los brazos y clavando las piernas en el suelo para resistir el impacto del automóvil que venía a toda velocidad hacia ellos. El coche chocó violentamente contra el justiciero, que apretó los dientes para detener el impulso que venía con la inercia. Finalmente logró detenerlo a los pocos centímetros de avance, impidiendo que los adolescentes sufrieran el menor daño. Tras comprobar que los ocupantes del interior del vehículo no presentaban más que una ligera conmoción, se giró a saludar a los chicos, aún en shock por lo cerca que habían estado de morir aplastados contra el muro que tenían a su espalda.

- Aquí no ha pasado nada, podéis continuar vuestro camino. Por cierto, ¿no es un poco tarde para estar fuera de casa un miércoles por la noche? ¡Vamos, vamos! Cada mochuelo a su olivo. Y que no me entere yo de que faltáis al instituto mañana, que ya falta poco para el final del semestre y no querréis llevar malas notas a vuestros padres, ¿a que no?

Midnighter estaba tan acostumbrado a tratar con adolescentes que su tono y actitud provocaron que los chicos se cuadraran de manera casi inconsciente.

- ¡No, señor! ¡Sí, señor! -exclamaron, intimidados, antes de salir corriendo de regreso a sus casas.

Midnighter esbozó una media sonrisa maliciosa.

- ¿Estás de broma? No guardo recuerdos de mi juventud pero estoy prácticamente convencido de que ésta escena ha debido de formar parte de mis sueños húmedos más de una vez cuando era adolescente -dijo, haciendo un gesto con la mano que englobaba la imagen del guapísimo policía montado en moto y haciendo rugir el motor mientras le pedía que subiera con él. No podía evitar sentir debilidad por los hombres en uniforme, especialmente hombres tan atractivos como aquél. Rápidamente saltó al asiento disponible tras el policía, agarrándose a los laterales de la moto para no violentar al chaval. Al vigilante le gustaba hacer bromas subidas de tono, pero no eran más que eso, bromas completamente inofensivas-. Tiene suerte de que ya esté casado, agente Grayson -le dijo con un guiño y una sonrisa que, a pesar del descaro resultaba carismática y tenía como objetivo romper la tensión entre los dos-. Te recomiendo que avises por el walkie para que alguien saque a la niña del maletero -añadió después, cuando estaban en plena persecución, ignorante del hecho de que ya lo había hecho Wade-. Debe de estar muy asustada.

La moto se detuvo con un chirrido al lado del coche patrulla robado, del que se bajó el mercenario que habían dejado atrás. No había ningún otro vehículo cerca, así que Midnighter dedujo que debía de haberse teletransportado hasta allí de alguna forma, ya que no podría haberles adelantado de ninguna otra manera.

- ¡Hey! hola chicos, ahora que hemos pillado al malo que os parece si nos tomamos una chimichangas, yo invito, y os aseguro que eso no es algo que ocurra a menudo.

Midnighter se bajó de la moto y echó un vistazo por encima del hombro del mutante hacia el interior del automóvil.

- No creo que el agente Grayson pueda permitirse librarse del servicio, imagino que tendrá que rellenar un montón de papeleo y tal, por eso de su compañera apuñalada y desangrándose ahí detrás, pero también... ¿qué malo?

Los demás se volvieron a mirar lo que estaba señalando. El parachoques y toda la parte frontal del vehículo estaban completamente destrozados. El airbag había saltado y había sangre en él, pero no se veía rastro alguno del pederasta.

Midnighter hizo un escaneo rápido de las localizaciones más cercanas, calculando probabilidades.

- Voy a hacer una suposición salvaje, pero... El tipo se hace llamar Fun Land... ¿verdad?

Estaba señalando hacia un parque de atracciones que había junto al puerto. Desde fuera se escuchaba el sonido de las atracciones y las luces multicolor iluminaban el cielo nocturno. A Midighter no le hacía falta la computadora para deducir que se trataba del destino más probable para un asesino pederasta.

Les bastó una rápida carrera para llegar hasta allí. El tipo no podía haber llegado muy lejos... Estaba herido y no habían tardado más que unos minutos en notar su desaparición, el problema era que el parque estaba totalmente abarrotado de gente, y toda aquella profusión de luces y sonidos estaba confundiendo sus sistemas. ¿Dónde podría haber ido?

- Creo que la mejor opción será dividirnos... Así cubriremos más terreno. Lo más lógico sería dirigirse hacia las zonas más elevadas que nos permitan una mejor panorámica del parque. Diría de ir a cubrir la noria, la montaña rusa y la torre de caída libre. ¿Cómo nos dividimos?