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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
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Tema: El Ángel en la Galería A 13th Junio 2023, 03:11
El Ángel en la Galería A
La Balsa. Prisión de Máxima Seguridad para Criminales con Capacidades Super-Humanas. Nueva York
10 de mayo de 2019
...aquí, desde la Corte Criminal de la Ciudad de Nueva York. Todas las miradas están puestas en Dragoslav Katich, conocido miembro de la comunidad metahumana por sus actividades en defensa de los derechos de los mutantes como miembro destacado, líder incluso, de la Patrulla X. El acusado se ha declarado inocente de todos los cargos quedando a la espera de juicio. La solicitud de aplazamiento del líder del equipo de defensa del Sr. Katich, Matthew Murdock, ha sido rechazada. Todo ello en plena ebullición de la controversia sobre la cuestión metahumana, mientras en el congreso se debate el polémico proyecto de Ley en relación al control y registro de la comunidad metahumana que varios sectores de la población ya han bautizado como "Ley Meta" o "El Acta". Les ha hablado Jack Ryder de...
¡Blip!
- ¡¡Tío!! ¡¡Lo estaba viendo!! ¡¡Enciende!!
- Va a ser que no, Mortimer. Ni televisión, ni patio, ni gimnasio durante una buena temporada.
- Eso... ¡¡Eso es una gilipollez!! ¡¡Quiero hablar con mi abogado!!
- En dos semanas
- ¿Dos se..? ¡¡Tío!! ¡¡Tengo derecho a treinta minutos de comunicación telefónica al día!! ¡¡ME LO GANÉ EN LA ÚLTIMA REVISIÓN!!
- La penúltima. El Juez de Vigilancia ha revisado lo privilegios de todos los presos de nivel cuatro so superior. Orden gubernativa. Puedes hablarlo con tu abogado... en dos semanas.
- ¿Y qué se supone que voy a hacer hasta la hora de la cena? ¿Contar moscas?
- O comértelas, y así vas abriendo boca. Pero calladito y sin armar follón o esperarás la próxima comunicación en el agujero ¿Nos entendemos?
- En... Entendido...
- ¿Y tú? ¿Tienes también alguna queja?
- Yo... yo no... Sólo voy a dejar el carrito en la lavandería...
Me llamo Maxwell Dillon y si no llevase un collar inhibidor que anula mis poderes podría reducir a ese tipejo a cenizas con un solo pensamiento. A nadie le gusta que le hablen como si fuera escoria... pero nosotros, los habitantes de "la Balsa", tenemos aún más dificultad para olvidar las ofensas. Porque no sólo estamos encerrados. Hemos sido despojados de nuestro poder. Obligados a arrastrarnos bajo los pies de quienes nunca comprenderán que es recorrer un cable de alta tensión como si patinases sobre hielo o atravesar edificios como una pared de papel. Yo no nací con este poder. Lo recibí siendo ya un adulto... y todo recuerdo anterior al accidente me parece insípido y gris. Así que no puedo ni imaginar el resentimiento y la vergüeza que debe estar sintiendo el tipo que acaba de quedarse sin su hora y media diaria de televisión. Su nombre es Mortimer Toynbee, aunque se hace llamar "Sapo". No sé qué tiene que tener alguien en la cabeza como para elegir, voluntariamente, el nombre de un bicho babeante y verrugoso. A él no le han despojado de un regalo del azar, de un fantástico accidente. Le han robado su identidad. Aquello que lo define. Sapo no es el tipo más peligroso de este lugar o, al menos, no por sus poderes. Eso es lo único que ven estos tipos. Es peligroso por sus ideas. Porque, un día, un hombre que puede levantar coches sobre su cabeza con un gesto, que puede arrancar puentes de su anclaje, le dijo que aquello por lo que le habían despreciado toda su vida, que aquel aspecto repugnante... no era una maldición, sino un don. Por eso, supongo, lo usa como una armadura. Por eso, supongo, ha renunciado a lo que él denomina "su nombre de esclavo", y está tan orgulloso de que lo llamen "Sapo". Aún recuerdo la primera vez que hablé con él. Era un fanático de primer orden. Desprovisto de sus poderes, su única forma de hacer daño era... dar la turra. No había forma de hacerlo callar. Cualquier excusa era buena para un larguísimo mítin sobre el "genocidio mutante". Según me han dicho algunos internos moderó bastante su discurso una vez en prisión. Los criminales con poderes adquiridos empezaron a ser aceptables como aliados de la lucha mutante, supongo que para ganar más apoyos entre la población carcelaria. Y su mirada... Su mirada de determinación. De odio absoluto. Hacía mucho tiempo que no la veía. Que la vida en el talego, los programas de reinserción y el trabajo de los psicólogos de la cárcel la habian enterrado... Pero para alguien a quien han pisado toda su vida, esa es una llama que no se puede apagar del todo. A veces, para encender la llama de nuevo no hace falta más que une televisión apagada
Ese tipo... Katich... está meneando el avispero. Las cosas se están poniendo difíciles. Y va a encender muchas llamas...
3 de junio de 2019
- ¡¡AAAAAAARRRGHHHH!!!
- Monday, Monday, so good to me...
Su nombre es Mary Walker, o al menos eso pone en su ficha. Ella tiene una idea bastante más plural acerca de como se llama. Yo no tengo ni idea de estos temas, pero según el criterio de los psicólogos de la Balsa tiene Trastorno de Identidad Disociativo. Su cuerpo está habitado por tres personas; María: Tímida, tranquila y pacifista; Tifoidea: Aventurera, lujuriosa y violenta; Bloody Mary: Brutal, sádica y destructiva. Por cómo se están cociendo a fuego lento varios de los guardias... la última está al volante. Han hecho falta cuatro dardos tranqulizantes para reducirla... y ni siquiera ha parado de cantar. La meterán en el agujero, con su collar correspondiente. Algo ha debido de fallar hoy ¿Un cortocircuito? Tal vez. No sé mucho sobre esos cacharros. Lo único que sé, es que María, la tranquilita, va a tardar mucho tiempo en regresar. La administración carcelaria decidió que era demasiado peligrosa para continuar con su tratamiento. Así que la han mantenido atada y drogada hasta las cejas, apenas consciente. Pero una de las cosas que tienen las drogas... es que crean tolerancia. Es gracioso... cuanto menos miedo le tenían, menos peligrosa era. Los presos hablan, al menos lo poco que nos dejan... Y todos tenemos muy clara la razón de todas estas medidas. Muchos de los chicos están deseando que traigan al hombrecito X a la Balsa. Y estoy seguro de que a Mary, la tercera, le encantaría intercambiar unas palabras con él. Huele a carne quemada en la galería. Huele a violencia y hombres frustrados. Huele a motín... y yo espero estar ya muy lejos cuando eso ocurra. Sólo rezo porque el juicio de ese desgraciado no se alargue... Porque las cosas se relajen... En pocas semanas...
24 de junio de 2019
- ... se han echado para atrás Max. Han rechazado tu petición para la condicional.
- N... no entiendo nada. Pero... me dijiste que era cosa hecha, Grimes. El curro en la lavandería... los cursos... Me dijiste que...
- Las cosas están muy caldeadas Max. El gobierno quiere hacer una demostración de fuerza con todo el asunto de los supercriminales, más con el juicio de Dragoslav Katich abriendo todos los telediarios. Te voy a ser sincero... Todo el mundo sabe quién es Electro. Todo el mundo te ha visto en la portada del Bugle o en televisión dándole calambrazos a Spider-Man. Eres uno de los Seis Siniestros... has dejado Manhattan a oscuras más veces de las que puedo contar. No quieren arriesgarse a esa mala prensa, y las medidas de Luthor permiten denegarte la condicional. Lo siento...
- No... no me jodas Grimes... No me jodas... ¿Para esto he estado comiendo mierda tanto tiempo? ¡¡Me quedé en mi puta celda la última vez que escapó el Dr. Octopus!! ¡¡He lavado los gayumbos de la Mole!! ¡¡ME MEREZCO SALIR!! ¡¡ERES MI PUTO ABOGADO!! ¡¡HAZ ALGO!!
- Hay... hay algo que puedes hacer... tú...
- No sé si me gusta cómo suena esto...
- Sé que pese al collar inhibidor aún puedes percibir los pulsos electromagnéticos. Si es así, podrás sentir que esta conversación... que las cámaras...
- ¿Qué coño quieres?
- Esa nueva vida de la que me hablaste. Cuando te pusieran en libertad... ¿Tendría que ser necesariamente en los Estados Unidos?
- ¿Qué quieres?
- Dragoslav Katich. Van a trasladarlo a tu Galería esta tarde. Después del juicio
- No entiendo qué ganas tú con esto...
- Yo no... Pero... Sabes quién se encargó de pagar tu defensa Max... Tienes deudas... Tú... y yo...
- ¿Qué quiere que haga con él?
- ...
- Ya...
Me llamo Maxwell Dillon, y es la primera vez que un guarda me dedica un gesto medio parecido a una sonrisa. Me ponen las manos sobre la espalda en el registro. Un movimiento rutinario... Hay otros dos presos frente a mí... en el pasillo. Los veo... Están tan cabreados como yo... aunque una cante. Otro movimiento acompaña a la llave... y el collar hace un ruidito gracioso. En unos minutos Dragoslav Katich será trasladado... Nosotros tres estaremos aquí. Pero su collar inhibidor será el único que estará activo. El Guarda está conchabado. En el ajo. Le devuelvo la sonrisa. Porque he decidido que no va a tener el privilegio de ver el producto de su trabajo. Ni de cobrar el cheque. Nunca sabrá lo que es recorrer un cable de alta tensión como si patinase sobre hielo. Pero voy a darle una idea aproximada
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Eclipse Marvel Universe
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Tema: Re: El Ángel en la Galería A 2nd Julio 2023, 02:18
Dicen que no hay nada peor para un policía que ser enviado a la cárcel. En el caso de un superhéroe, ésta realidad era incluso más cierta, porque un policía puede coincidir con... ¿uno? ¿dos? ¿como mucho una banda entera de criminales a los que hubiera ayudado a detener? Pero Drago había ayudado a arrestar a la mayoría de los súper criminales que se encontraban allí metidos, y a los que no estaban allí por su culpa los había combatido y frustrado cualesquiera que fuesen sus planes en más de una ocasión, ya fuese en solitario, con la Patrulla o con cualquiera de los otros héroes con los que había unido fuerzas alguna que otra vez.
Sí, siempre solía haber griterío cuando llegaba un preso nuevo, variando en función de la fama o notoriedad del mismo, pero aquella era la primera vez que uno de los llamados "héroes" entraba en una prisión destinada a contener súper criminales, y el pandemónium que se originó cuando cruzó el pasillo de celdas fue ensordecedor. Los presos sacaban los brazos por los barrotes intentando alcanzarlo, hacían gestos soeces, lanzaban insultos, obscenidades y promesas acerca de lo que ocurriría cuando le pillaran a solas, sin que ninguna de aquellas amenazas pareciera afectar al hombre que caminaba frente a los guardias. Incluso aunque no se enfrentado personalmente contra la mayoría de ellos y les hubiera derrotado, eran otras las preocupaciones que en aquellos momentos ocupaban su mente. Drago no entendía mucho de leyes, pero tenía el suficiente conocimiento como para saber que la tarde de juicio había ido mal. Y sólo era el primer día... Tenía el presentimiento de que lo que fuera que le aguardara iba a ser posiblemente la batalla más dura de todas las que había librado hasta ahora, y el mutante rara vez se equivocaba con sus intuiciones.
Lo que no sabía era que la ordalía iba a llegar mucho antes de lo previsto...
Drago había asumido que los guardias le estaban conduciendo a la que iba a ser su celda, pero en un momento dado se desviaron por un pasillo lateral que se alejaba del ala principal en dirección al gimnasio.
- Vamos a enseñarle las instalaciones al nuevo recluso -dijeron los guardias al vigilante del pasillo.
Las puertas del gimnasio se abrieron y le empujaron dentro. Drago ya sabía de qué iba aquello desde antes de escuchar cómo la puerta se cerraba ominosamente tras él. Por supuesto, no estaba solo. Había dos hombres y una mujer apoyados contra los diferentes equipamientos del salón. A los dos hombres los conocía. A la mujer, no. Ella fue la primera en acercarse.
- Vaya, vaya... Así que tú eres el que está provocando todo éste revuelo... -dijo, relamiéndose mientras le cercaba-. No estás nada mal... Dime... ¿crees que una chica como yo tendría alguna posibilidad con alguien como tú?
Ella era la que más se estaba acercando, pero Drago procuraba no quitar la vista de encima a ninguno de los tres. No sabía lo que ella podía hacer, pero sí sabía que los otros dos no necesitaban acercarse para hacerle daño, y algo le decía que los collares que aún llevaban en torno a sus cuellos eran más decorativos que otra cosa. La mujer estaba demasiado cerca, y Drago retrocedió para evitar el dedo que había acercado hacia su rostro. No sabía por qué, pero de repente notaba demasiado calor en aquella habitación. Era como si el aire estuviera... viciado. ¿Cuánto hacía que no aireaban el gimnasio?
- ¿Tan pronto te marchas? -se burló la mujer-. Y yo que pensaba que podíamos llevarnos bien... ¿O es que son ciertos los rumores que hablan del rubito ese y tú? ¿cómo se llamaba? -insistió. Había seguido acercándose y a Drago ya no le quedaba lugar para retroceder. Sentía la pared del gimnasio tras él, y no pudo apartarse cuando ella acercó su rostro al suyo hasta el punto en que habrían podido rozarse de haber querido-. ¿Cédric? -una malévola sonrisa curvó sus delgados labios haciendo destellar sus ojos. El calor ya era prácticamente insoportable, y Drago no estaba seguro de si procedía del ambiente del gimnasio o de la ira que empezaba a bullir en su interior-. ¿Es cierto guapito? ¿Te gusta chupar... ¡¡¡aaaahhhh!!
A pesar del calor y la extraña sensación de mareo, Eclipse no había bajado la guardia en ningún momento. Desde que había entrado en el gimnasio tenía la adrenalina por las nubes ante la expectativa de lo que iba a suceder. Sabía que si la mujer se estaba acercando tanto era para lograr algo, e intuía que la confusión que sentía debía de ser obra de ella, claramente para distraerlo. Cuando finalmente percibió el brillo metalizado de la navaja, fue como si todo su cuerpo lo hubiera estado esperando, reaccionando al momento; sus brazos se proyectaron hacia adelante atrapando la mano que buscaba enterrarse entre sus costillas, retorciéndola con un movimiento brusco que provocó la rotura de la muñeca de la mujer, que cayó al suelo con un grito, sujetándose la extremidad herida. Por alguna razón incomprensible las colchonetas que había amontonadas en la esquina comenzaron a arder súbitamente, pero Eclipse no se paró a tratar de buscar una explicación, saltando y rodando ágilmente para esquivar los rayos de Electro y el azote de la lengua de Sapo. Giró sobre sí mismo hasta encontrar cobijo detrás de una máquina de levantamiento de pesas.
- ¡Esto que estáis haciendo no es inteligente! -exclamó, saltando para sujetarse en la barra de las pesas y hacer un giro en el aire para esquivar el impacto de un nuevo rayo mortal-. ¡Sapo! ¡Nos hemos enfrentado en el pasado pero ahora deberíamos estar unidos! ¡Están buscando jodernos, a los que somos como nosotros, y quieren usarme de excusa! ¿Realmente quieres que las peores pesadillas de Magneto se hagan realidad?
No tenía muchas esperanzas de llegar hasta él, siempre le había dado la impresión de no ser un tipo demasiado listo, pero, hasta donde sabía, era leal a Magneto. Quizás su nombre le hiciera reflexionar. Los ataques no cesaban de venir, así que, al caer cogió una pesa rusa del suelo y la arrojó contra la cabeza de Electro. La pesa era de hierro y le había acertado de pleno, así que, con un poco de suerte lo habría dejado inconsciente y sería uno menos de que preocupar...
La lengua de sapo se enrolló con fuerza en torno a su tronco, inmovilizándole los brazos contra el cuerpo.
No.
Vio venir a la mujer pelirroja con los ojos inyectados en sangre.
- ¡Sapo! ¡Piensa lo que estás haciendo! ¡Ésto es lo que ellos quieren! ¡Los que odian a los que son como nosotros! ¡Sapo! -forcejeó con todas sus fuerzas pero era inútil.
- El bastardo me ha roto la muñeca -siseó ella, con una voz cargada de veneno. El fuego que se había iniciado en las colchonetas estaba empezando a extenderse por el gimnasio-. Creo que voy a divertirme un rato con él antes de matarlo.
Tras decir ésto, le asestó una violenta patada a la cara que Drago no fue capaz de esquivar. Intentó una vez más desacirse, pero viendo que era imposible, optó por la única opción viable, echándose hacia atrás y apoyándose en la viscosa extremidad para hacerle una llave a la mujer con las piernas en el cuello y tirarla al suelo. El problema era que seguía inmovilizado, y ahora parecía más enfadada que nunca.
- Voy a hacerte gritar... -aseguró, sacando la navaja.
Cerró los ojos y pensó en Elissa.
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Tema: Re: El Ángel en la Galería A 24th Agosto 2023, 22:03
Poco después de mi reencuentro con Shawn intenté ser un poco más funcional. Hice una limpia general, aunque la casa volvía a estar hecha una auténtica mierda, pero bueno. Le ofrecí vivir conmigo, le ofrecí quedarse y enseñarme a controlarme. Me estaba acostumbrando a una rutina que no me gustaba mucho y aunque estaba mucho más seria últimamente, aun con la máscara puesta, intentaba mantener el humor. Los que se habían cruzado en mi camino como Spider quizá pudiesen haber notado un cambio en mi tono de voz o en mi lenguaje corporal. Quién sabe.
Aparte de eso había conseguido darme alguna que otra ducha. El entrenamiento compulsivo no había frenado y cada minuto de mi vida se veía ocupado. Con las prácticas, la burocracia, con los exámenes, el estudio, la vida nocturna en Brooklyn, los actos de la fundación Fisk, el grupo, sesiones de fotos, reuniones con Eilan… Todos los días eran un listado de cosas pendientes por hacer que debían completarse al final del día. Dormir era secundario y comía porque existía el delivery, aunque ahora comía por tres. Pero para mi suerte, entre esas tareas de “vamos a fingir que somos adultos funcionales” conseguí abrir el despacho de mi padre. Entré casi con los ojos cerrados y saqué la radio de mi padre. Volví a cerrar detrás de mí y no volví a abrirlo.
Aún no…
Pero Shawn tuvo una buena idea con eso. La radio de mi padre estaba sintonizada con distintos canales de la policía y al no ser una radio institucional, no habían ido a casa a reclamarla. Podía permitirme ir cambiando de emisora, de distrito, la frecuencia de la centralita, de los coches… Estaba enganchada pero bien. Y para qué engañarnos, era terriblemente cómodo para luchar contra el crimen.
Estaba girando la rueda. Me había pasado el día atendiendo el juicio de Dragoslav Katich. Cuando no podía verlo en la tele me lo ponía en stream desde el móvil y si no iba atenta a las actualizaciones por twitter. Todo era una fórmula bastante desastrosa, pero había que reconocer que Luthor tenía un punto en que era urgente algo de gestión y control en la población con poderes. Si hubiese habido algo más de control los demonios no..
Agité la cabeza.
No era momento de pensar en eso. Giré la rueda a un lado, luego al otro hasta conseguir una señal más limpia
- Tenemos un diez cuarenta y dos en el cruce con la séptima y - No -
Más ruido blanco
- Hay una demanda de violencia doméstica, el tipo se ha suicidado con su propia arma - No… -
Hasta que conseguí una señal que me llamó especialmente la atención - ¿Brooks? Tienes relevo- - No voy a moverme, Davis, tómatelo como un día libre - - Pero, es mi turno…- dijo dubitativo un agente claramente más joven. - Ese mutante con pinta de indio llega hoy y vamos a dejarle un par de caramelos sobre la almohada. He dicho que te largues, Davis. Ficha y vete a casa. Cambio y corto - - No me jodas… - Me puse en pie sin darme cuenta y apagué la radio. Debía darme prisa… ¿Pero cómo llegar hasta ahí?
—------------------
taca-taca-taca-taca-taca-taca-taca-taca-taca-taca
Los gritos sobre el antipop de un micrófono personalizado con la marca de la cadena hacían que la voz de la periodista llegase desde el interior del helicóptero.
- ¡Y así es Jeffry! Nos encontramos sobrevolando la prisión que hoy mismo acoge entre sus muros al peligroso mutante Dragoslav Katich. De forma preventiva La Balsa se convertirá en su residencia hasta que haya un veredicto final -
Cuando el helicóptero estuvo lo suficientemente cerca, me dejé caer, aferrándome con una telaraña a una de las paredes y empezando a trepar por los muros, buscando constantemente las cámaras externas y esquivándolas con atención. Desde hacía unas semanas me cansaba mucho menos, era mucho más potente y sentía una stamina sobrenaturales. Creo que era algo que podía agradecer infiltrándome en una cárcel de máxima seguridad.
Poco a poco los pisos de La Balsa iban quedando atrás. El recinto era ridículamente inmenso y estaba convencida de que si entrar era complicado, salir debía ser una odisea. El fuerte sonido de las olas chocaba contra el contorno de la estructura y hacía que la humedad resultase un poco asfixiante. Debía esquivar las pocas ventanas que había, ir controlando las cámaras para no ser vista y encontrar un modo de entrar.
Lavandería, siempre hay una lavandería.
Cuando llegué a una de las azoteas observé la salida del filtro de pelusas de la secadora y varios accesos del conducto de ventilación. - Por lo que sea, voy a escoger el de ventilación...- Sujeté con tres dedos en cada mano a modo de pinza las rejillas y tiré, arrancando los tornillos del marco y viendo el espacio que me permitía para maniobrar. Cabía sin problema y con mi habilidad de adhesión desplazarme no debía suponer ningún inconveniente, así que antes de pensarlo demasiado me dejé caer y empecé a moverme desde la intuición. Si el aviso que había atendido por radio era cierto, no debería tardar mucho en encontrar el foco de la movida.
El sonido metálico que debían hacer mis pasos era mitigado por mi poder de repulsión y simplemente fui deslizándome mientras mis ojos aprovechaban cualquier hueco al interior para observar. El comedor, recepciones, el economato.... Nada...
Giré dos veces a la derecha, una vez a la izquierda y ahí estaba ese zumbido potente y vibrante desde todas partes en mi cabeza. Al fondo vi una sombra que se desplazaba sobre la pared metálica. No era la única en el sistema de ventilación. Lancé una telaraña hasta el pasillo que se cruzaba con el que acogía al desconocido y me propulsé. Aterricé sobre mis pies y levanté la vista con sorpresa.
-Vaya, ¿Tú en un conducto de ventilación otra vez? Creo que empiezo a creer en los déjà vu- susurré. - Va... vaya... Eres tú... Spider... White... Woman… ¿Tú? EJJJEM ¿Tú también tienes pinchada la frecuencia de la poli?- Joder, qué concreto. ¿Ha sido cosa mía o ha intentado poner voz de superhéroe serio? De todos los nombres que podría haberme dicho, escogió la combinación de todos ellos para decirlo mal de todos modos. - Y tú eras spiderboy, no? - digo en un CLARISIMO tono de burla. - No exactamente.... ¿Tú la tienes pinchada? ¿Eso es un poco ilegal, no? Jameson querrá saber esto... - Me tapo la boca para no reírme. Sé lo que es estar en la mira de ese tarado obsesivo y en ese universo no era yo, merecía bromear un poco con ello
- Spider-Man..- Corrigió en un susurro ligeramente defensivo, pero muy ligeramente. - Y sí... es un poco ilegal. Pero todo lo que hago con este traje puesto, obviando almuerzos y algún reparto de pizzas es un poco ilegal- Bufé una risa con el chistecito, se me escapó. Este chaval me relaja, por alguna razón- ¿Has oído lo de los guardias...? Tengo el nombre de uno de los que está vendido, pero había interferencias cuando han mencionado a los otros. También habían mencionado algo del patio, pero está vacío... ¿Tienes idea de dónde pueden estar? - Habíamos coincidido algunas veces, no demasiadas y no demasiado pocas. Sabía un poco de qué pie cojeaba y si no me equivocaba, había ido a cubrir al pobre diablo que acababa de ingresar. - Lo del nombre de ese tío no nos va a solucionar mucho de momento. Aunque si algún guardia se nos pone tonto podemos preguntarle el nombre antes de arrearle. En cuanto a dónde pueden estar… -
Cerró los ojos y empezó a respirar hondo. - ¿Qué estás haciendo? ¿Es una especie de Spider-hackeo a las cámaras de seguridad? Porque eso nos vendría de coña...- Pero cuando le veo tan concentrado intento permanecer en silencio, pero no es suficiente.- Perdona... ¿Puedes respirar un poco más flojito? Gracias…- Perdón - dije simplemente antes de contener la respiración - Sigue de frente hasta el final de esta galería. Luego dos a la derecha, una a la izquierda... y... tendremos que hacer un poco de ejercicio ¿Llevas algo aislante? Me suelo pegar con uno de los amotinados. Controla la electricidad. Con algo de goma nos hará menos cosquillas…- ¡No jodas! ¿Qué ha sido eso? Empecé a ponerme en marcha según me daba indicaciones - ¿De qué va eso? ¿Puedes oler a la gente o qué? - Me deslizaba despacio, no quería precipitarme ni delatar nuestra posición -
- ...ah... Qué bien... Voy con lo puesto - Vas con algo más que lo puesto, preciosa… Murmuró en mi cabeza, la agité -Cállate… -Susurré sin querer con la boca. Ni siquiera había traído mochila, ni el móvil, ni los cascos... Nada... Y yo nunca suelo dejarme mis cascos, pero si iba a cabrear a alguien del gobierno, no quería que rastreasen mi IP en los repetidores de una cárcel de máxima seguridad. - Pero puedo esquivar los impactrueno sin problema. Soy tipo bicho - Recuerdo sus indicaciones y compruebo que camina encogido detrás de mi, con un perfecto primer plano de mi espalda que sigue reptando- ¿Puedo....hacerte una pregunta personal? ¿Qué haces aquí? Sueles estar por Queens, ¿No? -
No era el sentido arácnido. Una mala sensación recorrió mi espinazo y volvió a resonar en mi cabeza. Huele a humo, rubia. Y no nos gusta el fuego…
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Tema: Re: El Ángel en la Galería A 8th Octubre 2024, 00:12
OOC: Post escrito de manera conjunta con el narrador.
El aire en el gimnasio de La Balsa estaba cargado de tensión, y el eco de gritos y respiraciones aceleradas reverberaba por el amplio espacio de paredes grises. El piso de cemento, frío y desgastado, crujía bajo los pies de los presos mientras la situación escalaba rápidamente. A un lado, Drago, yacía inmovilizado en el suelo, pugnando por liberarse. Al otro, tres peligrosos asesinos convictos que buscaban acabar con su vida.
Sapo lo tenía atrapado con su lengua, larga y viscosa, envolviendo el torso de Eclipse con fuerza, apretando hasta casi cortarle la respiración. El mutante había llegado a la sala convencido de sus acciones; quería matar al X-men, sin embargo, ahora algo en él comenzaba a titubear. Sus ojos verdes observaban la escena mientras sus pensamientos daban vueltas. ¿Qué pensaría Magneto de ésto? El mutante no se había molestado en dialogar con los otros dos, se había dirigido a él directamente. Había apelado a sus ideales, a su lealtad hacia los mutantes. ¿Qué debía hacer?
A pocos metros, María Tifoidea, en su personalidad más violenta y peligrosa, Bloody Mary, avanzaba con pasos lentos y calculados. Una sonrisa torcida se dibujaba en su rostro, mientras su cabello rojo caía sobre su frente, sus ojos ardiendo con una mezcla de odio y satisfacción. En su mano derecha brillaba una navaja, sujeta con tanta fuerza que los nudillos de María estaban pálidos. Su muñeca izquierda colgaba en un ángulo extraño, rota por el último intento desesperado de Eclipse por defenderse. Pero el daño que había causado a María solo la había enfurecido más.
- Tú..., susurró María con un tono burlón y venenoso, sus múltiples personalidades luchando por el control. - Vas a desear no haberme tocado.
El filo de la navaja reflejó las luces fluorescentes del gimnasio mientras se acercaba a Drago. El mutante hacía lo imposible por respirar, tratando de liberarse del agarre de Sapo, aunque sin éxito. La lengua húmeda del mutante era como una cuerda de acero, apretando con cada movimiento que efectuaba para liberarse.
El infame Electro flotaba a pocos metros. Sus manos estaban rodeadas de destellos eléctricos que chisporroteaban en el aire mientras concentraba su poder. Sus ojos brillaban con una rabia sádica, observando a Eclipse como si ya estuviera condenado... porque a todas luces lo estaba. Una chispa de energía azul saltó de su mano, iluminando el rostro de Drago.
- Sabes, Tifoidea, creo que lo que le haces va a ser demasiado rápido, dijo Maxwell, sin apartar la mirada de Eclipse. - Yo podría divertirme un poco más con él... lento y doloroso... Llevo demasiado tiempo retenido aquí para no disfrutar del momento
Sapo, sin embargo, estaba inmerso en una tormenta mental propia. Al principio, la idea de deshacerse de Eclipse había sido clara: si sufría un desgraciado accidente la vida de los presos mejoraría, y Magneto sólo había hablado de vigilarle. Los guardias de la prisión habían facilitado la trampa, abandonando a Drago con ellos en el gimnasio, sabiendo que los otros presos estarían ansiosos por descargar sus propias frustraciones. Pero mientras María Tifoidea y Electro se acercaban con la intención clara de matar, algo en Sapo comenzó a descomponerse. No, él no podía ayudarles a hacerlo.
Había visto a Drago luchar. Desesperado, roto, pero luchando. No era una amenaza real, no en ese estado. El sudor recorría su rostro a causa del esfuerzo. Electro soltó una carcajada breve, preparando una descarga que claramente sería letal.
- No deberíamos hacer ésto rápido, dijo Dillon, levantando las manos, de las cuales brotaban pequeñas descargas. El sonido eléctrico zumbaba en el aire. - Los guardias probablemente quieren el cuerpo entero, no chamuscado, pero... una pequeña sacudida antes de que te despidas no le hará daño a nadie.
Eclipse no podía creer todo aquello. A lo largo de su vida había tenido numerosos encuentros con el Mal en su forma más pura, pero aún seguía maravillándose una y otra vez ante la magnitud a la que era capaz de llegar la perversidad humana. Desde los monstruos que habían repartido caramelos a los niños en Srebrenica antes de asesinarlos, pasando por el responsable de una red de trata de blancas que le había torturado durante días y cegado únicamente por diversión para terminar con el demonio que le había obligado a cometer verdaderas atrocidades por placer sexual. Entendía que hubiera gente dispuesta a matar por venganza, o por dinero, pero aquello... Escuchar a aquellos remedos de seres humanos regodearse con el sufrimiento que pensaban inducirle le hacía sentir enfermo hasta la médula, y no hacía más que traerle nefastos recuerdos de su etapa con Cédric.
El fuego no paraba de extenderse, llenando la habitación de luces y sombras que se retorcían y se llevaban las manos a la cara en patéticos remedos del grito de Munch sin parar de lanzar chillidos estridentes que amenazaban con reventarle la cabeza. ¡Mátalos, mátalos! -gritaban, desaforadas-. ¡Son crueles, son malvados! ¡No merecen vivir!
La cabeza le daba vueltas; la náusea y la bilis le subían por la garganta inundando su organismo de una sensación de adrenalina similar a la que le había asaltado la noche en la que habían despertado sus poderes. Si no los hubiera perdido, y si no fuera por el collar, estaba bastante seguro de que no habría podido controlar la manifestación física de su furia a través de su poder. Impíos, todos ellos, representaban la encarnación misma del Mal que había jurado combatir.
Pero no podía hacer nada... estaba inmovilizado, tan indefenso como la aciaga noche en la que había terminado en las crueles garras de Marek Kotska. ¿Así terminaba todo? El Ángel de Venganza había nacido fruto del dolor de la tortura, y parecía que se iría de la misma forma, sin haber tenido ocasión de limpiar su conciencia o su nombre...
- Lā 'ilāha 'illā-llāhu Muhammadu rasūlu-llāh… -musitó, para purgar su espíritu. No creía que fuera merecedor de entrar en el ÿanna, especialmente después de lo que había hecho con Cédric, pero decidió aprovechar el tiempo que aquellos criminales estaban ocupando en regodearse de manera sádica en su futura muerte para abrir su corazón a su Dios.
Y por alguna razón, merecida o no, Dios respondió. La presión de la lengua bífida a su alrededor comenzó a disminuir lentamente. Sorprendido, abrió los ojos, y pudo notar un cambio casi imperceptible en el lenguaje corporal de Sapo, algo que nadie que no estuviera tan habituado a analizar los patrones de comportamiento humano podría haber notado sin un análisis más detallado. La duda había crecido demasiado en él como para ignorarla. No era el más inteligente de la fiesta, pero era un superviviente nato y ya había creado una excusa en su mente. María se acercaba, la navaja, reflejando las luces del gimnasio, apuntando hacia la garganta de Eclipse. Pero entonces, con un quejido, como si algo le doliera, Sapo liberó al X-Men, y la rápida retracción de su lengua golpeó como un latigazo a María, derribándola y arrancándole la navaja de las manos, mientras que él mismo hacía como que caía hacia atrás.
Pero Sapo no respondía, no se movía, apenas respiraba. Su lengua aún sin recoger del todo se enrollaba junto a él como si estuviera inconsciente. El valor tampoco era una de sus características; no intervendría en la muerte de Eclipse, pero ya no haría más por él. No arriesgaría su vida. Electro no dijo nada, pero el brillo en sus ojos dejó claro que no le importaba lo ocurrido; él solo quería absorber más y más potencia, y quemar algo con su energía, que el mundo ardiera.
Eclipse no tenía tiempo para sacar conclusiones; tenía que aprovechar el inesperado (y, a sus ojos, inmerecido) regalo conferido por Allah. De un rápido vistazo constató que dos de sus tres adversarios habían dejado de constituir un peligro inmediato, así que se abalanzó sobre el tercero, esquivando el ataque del rayo con un poderoso salto que le hizo caer grácilmente a espaldas del villano y fuera de su rango de acción. Electro se volvió hacia él, pero ahora que estaba libre, Eclipse no pensaba permitirle reaccionar. Rápidamente acortó la distancia entre los dos para no permitirle la ventaja que le confería la distancia, propinando una serie de veloces golpes al plexo solar seguido de un poderoso directo a la mandíbula para terminar girando sobre sí mismo para asestarle una patada a la cara que derribó al metahumano.
Mientras tanto, María Tifoidea se había ido acercando hacia él por la espalda con la intención de apuñalarle en el costado, pero Eclipse no la había perdido de vista en ningún momento y estaba preparado. Se volvió hacia ella al tiempo que se apartaba saltando rápidamente hacia atrás, dejando que el cuchillo cortara inofensivamente el aire a media altura. Entonces saltó por encima de ella, apresándole el cuello con las piernas durante el vuelo para caer hacia atrás con los brazos por delante, llevándosela con él. La mujer experimentó la repentina sensación de ahogo, llevándose la mano no herida al cuello y cayendo a causa del impulso del cuerpo del mutante. Electro volvió a lanzar un rayo, pero Eclipse rodó por el suelo hacia él y le pateó las espinillas, haciéndolo caer una vez más. Entonces, le cogió del brazo con la intención de desencajárselo para que no pudiera seguir atacándole, pero el metahumano cargó su cuerpo con electricidad y le propinó una descarga tan intensa que le hizo caer varios metros hacia atrás, dejándolo aturdido y semiinconsciente.
- Maldito hijo de...
Podía escuchar de fondo cómo el villano se incorporaba, y le pareció oír también la voz de la mujer, pero el dolor que recorría su cuerpo era demasiado grande. Las sombras le gritaban histéricas que se levantase, que se pusiera de pie, y el otrora líder de los X-Men hizo cuanto pudo por tratar de incorporarse, pero una brutal patada en las costillas le hizo caer otra vez. Alguien le agarró del pelo y lo último que vio antes de caer inconsciente fueron dos borrones, uno blanco negro y rosa y otro rojo y azul.