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¿Es seguro?—
Sin duda. Lo hemos despertado en varias ocasiones antes de traerlo hasta aquí, y no ha vuelto a levantarse de forma violenta. Está reprogramado, así que cualquier rastro de su pasado o personalidad ha quedado permanentemente eliminado… incluso hemos ajustado algunas memorias para que su odio por américa tenga un sentido para él...— el doctor se ajustó las gafas al puente de la nariz, sin despegar ojo de los papeles que tenía en las manos.—
Pero si lo que pretende es convertirlo en maestro… sus habilidades le serán más útiles cuanto más tiempo esté despierto, puesto que los primeros días le va a costar habituarse a su nuevo estado.—
Por suerte, las memorias de su cuerpo continúan intactas... tan sólo tengo que ir recordándole quién está al mando… — el coronel esbozó una terrible sonrisa.
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Es todo suyo, señor Karpov…— el hombre de las gafas extendió su brazo y le entregó a su interlocutor lo que parecía un diario antiguo. La cubierta era enteramente roja, y a excepción de la estrella plateada dibujada en mitad de la portada, el libro no presentaba ningún título. —
Si ve que le da problemas... tan sólo tiene que leer las instrucciones... —
¿Qué hay del brazo? —
Oh... — el científico abrió los ojos, bastante emocionado —
le va a encantar lo que hemos hecho... ***
Estoy despierto.
El cuerpo me pesa. Me cuesta moverme. Estoy sudando.
Tengo un brazo de metal. Una cruz roja adorna la parte donde debería estar mi deltoides. No recuerdo haber estado tullido.
Camino. El pasillo es largo. Iluminado tan solo por luces de emergencia. Este lugar es como un búnker. Una prisión. ¿Una cárcel para niñas?
Desayuno. Ni siquiera le presto atención a lo que estoy comiendo. Es insípido. Me es indiferente.
Karpov habla. La misión es clara. Entrenar y adoctrinar a esas jóvenes del proyecto Viuda Negra. Mis habilidades les resultarán muy útiles.
Las jóvenes pelean bien. Pero no es suficiente. Un soldado bien entrenado podría con ellas. Necesitan mejorar. Necesitan entrenar más.
Llega otra chica. La tumbo.
Lleva la siguiente. La lanzo fuera del círculo.
Otra más…
Y otra...
Karpov me mira. No necesita hablar para recordarme lo que soy. Un espía americano al servicio de la madre Rusia.
Y estoy… ¿Despierto?
***
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Recuerda que si sales del círculo, pierdes.Volkov deja claro las normas del entrenamiento, y después vuelve a colocarse en su sitio como mero observador. Todos los presentes están pendientes de los movimientos del Soldado de Invierno. Lo miran, no como un hombre, sino como el arma humana que es. Karpov sonríe, satisfecho con el proyecto. De momento, nada se sale de lo previsto.
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Adelante.El combate empieza. El americano da un paso al frente, usando tan solo sus puños para romper la defensa de su contrincante. La chica es rápida y ágil esquivando los golpes, pero su resistencia se quiebra cuando el soldado le da una patada en el estómago. Su fuerza es brutal. No se contiene. Tampoco se sorprende. Ninguna expresión acude a su rostro durante el resto del combate. Los ojos castaños del joven están fijos en ella, pero la miran sin vida. Es como si el fantasma estuviera peleando en la bruma, y la chica que tuviera enfrente no fuera más que otra marioneta, como el resto de niñas de aquella habitación...
El
Zimniy soldat se agacha para hacerle un barrido. La viuda salta con destreza hacia atrás, pero no es lo suficientemente rápida. El americano consigue atraparla con su mano de metal. La atrae hacia él con un fuerte tirón y la arroja al suelo. Coloca su peso sobre ella, y el brazo de titanio hace el resto. La pelirroja no va a poder zafarse del agarre tan fácilmente...
—
Descansen. Es suficiente.El soldado deja de presionar el brazo de la chica y se separa de ella en cuanto recibe la orden. No abre la boca ni para despedirse. Da dos pasos hacia atrás, y se coloca de nuevo en su sitio, como un robot volviendo a su caja.
—
Siguiente.Vuelta a empezar.
El director se levanta y se dirige a donde está Karpov, sin perder de vista ni un segundo al Soldado de Invierno. El combate vuelve a durar menos de un minuto. Serov sonríe. Parece que está muy satisfecho con su nuevo juguete…