Der Murmeltier-Tag. (Wonder Woman)[11/02/2019]

Había sido un fin de año complicado en la MKL. La colisión había multiplicado la presencia de los alumnos y otros tantos habían desaparecido. Su presencia había quedado relegada a registros que teníamos guardados, pendientes de investigar. Con la nueva cantidad de actividad y personas en la institución había sido complicado cubrir las necesidades de todos tratando de darles un espacio en que pudieran sentirse seguros durante la convivencia. Acabar con los prejuicios era nuestra labor más complicada. También me había percatado de algo que antes me había pasado algo más desapercibido. La marcha de los alumnos era el momento en que uno se daba cuenta de lo monstruoso del tamaño del castillo de Hohenzollern. Muchos utilizaban las vacaciones para volver a sus casas, a sus nidos, a sus hogares o a salir de vacaciones juntos. Algo que estaba permitido en tanto en cuanto los menores tuvieran autorización, o quienes lo solicitaran fueran considerados adultos ante la ley. Muchos de nuestros alumnos eran menores independizados que se habían visto obligados a exigir la emancipación. Provenían de hogares donde sus parientes y tutores les trataban como poco menos que monstruos de feria a los que debían ocultar, o exhibir para sacar dinero. Sacarles de ese ambiente tóxico era una de nuestras mayores prioridades. No podíamos olvidarnos, de cualquier modo, de que eran adolescentes. Tenían inquietudes, deseos, necesidades y también algún que otro delirio a causa de su juventud. Así que todos los años se montaban viajes organizados y excursiones para que aquellos que no tenían un lugar al que volver pudieran disfrutar de ellos. Lo cual derivaba en más trabajo durante las fiestas.

Un año más lo habíamos conseguido. Había costado un esfuerzo extra, pero en cierto modo que mis padres se ofrecieran a colaborar me agradó. Hasta Björn había realizado unas jornadas de visita a museos y congresos. En cierto modo, en momentos tan complicados, sentí que mi familia continuaba siendo el pilar que siempre me haría permanecer de pie. Estas navidades habían sido para mí un momento de reflexión. Un periodo de cierta tranquilidad que me había permitido considerar cómo afrontaría el nuevo año. También había hecho mis visitas de rigor, aunque este año había tenido que mantenerlas al mínimo. Traté de encajar todo en mis horarios lo mejor posible para visitar los belenes, poder tomarme un chocolate caliente en algún puerto de montaña, y asistir a las misas. Me era complicado admitir que necesitaba algo de tiempo para poder disfrutar algo que fuese sólo para mí.

El inicio del segundo cuatrimestre se había originado sin incidentes. Tenía que preparar el programa de Erasmus que permitiría a mis alumnos comenzar a pedir el intercambio con alumnos de la mansión X, por ejemplo. La idea parecía aún lejana, pero por fin se estaba haciendo realidad. Creo que era difícil de asimilar para mí. Así que ese lunes me senté en mi escritorio y comencé una jornada interminable de papeleo que, sin embargo, me proporcionaba una sensación de felicidad y logro que no se podía comparar a ninguna otra. Recordé mi visita a la mansión y se me dibujó una sonrisa en el rostro de la que no fui consciente en absoluto. Mis esfuerzos daban sus frutos. Estaban ahí al alcance de mis manos y por fin podía saborear el resultado del sacrificio.

Woodrow dio una suave señal visual antes de personar una copia miniatura de sí mismo en mi escritorio. Mis ojos se fijaron en la silueta llena de pequeños destellos de luces de diferente intensidad. Nunca había tenido rostro, pero no le había hecho falta para convertirse en alguien casi indispensable para la MKL. Su implementación había simplificado muchas tareas de forma significativa, en mi opinión, una de las propuestas más imaginativas y útiles que había hecho Lorenzo.

- ¡Buenos días, Sieglinde!- su voz era siempre cálida. Casi cantarina.

- Buenos días Woodrow. - aún tenía la sonrisa en el rostro. Hasta en mi ilusión. En general procuraba mantener una actitud más serena. Tal vez hoy estaba de especial buen humor.

- Vengo a realizar un recordatorio de que hay que programar una fecha para la visita de los nuevos accionistas. Aún hay que decidir qué tipo de recepción queremos realizar, quiénes serán nuestros representantes, etc. Es necesario seleccionar al comité. En segundo lugar, vengo a informarte de que Wonder Woman está en las instalaciones.

- ¿Wonder Woman? - Si se había presentado sin avisar tal vez se tratara de un asunto importante. Puede que incluso una emergencia. - Dile a Nanny que la reciba y la haga pasar. Notifica a cafetería que preparen un desayuno ligero y lo lleven a la sala de reuniones pequeña del primer piso. Voy de inmediato. - Cerré la pluma, mandé el ordenador a suspensión y apilé los papeles antes de ponerme en camino. Mi expresión se volvió serena y seria mientras avanzaba a través de los pasillos de la institución. Esperaba que no fuera nada grave. Pronto lo sabría.

Las investigaciones desde la Atalaya por parte de la nueva Liga habían dado sus frutos. Era de urgente necesidad conocer las principales nuevas fuentes de héroes y luchadores que podrían ayudar al mundo en caso de crisis, presentarse como es debido y tratar de estrechar lazos. Por lo que tenía entendido, una Diana de otro universo ya había estado ahí desde el origen de este y aún nadie había resuelto qué había sucedido, ni por qué ella estaba ahí o había llegado “tarde” para ese mundo.

A pesar de todo cuando escuchó noticias sobre la Metahuman Kraft League y a pesar de que no fue una orden ni un plan de actuación, tuvo la necesidad de ir, conocerlo y ver con sus propios ojos si ese sitio era de verdad tan puro como parecía. Siempre cabe un hueco para la desconfianza en cualquier corazón, pero si esa entidad cumplía con la mitad de las promesas que decía realizar ya sería un triunfo para la humanidad.

Tenía entendido que la liga ya contaba con el contacto de la escuela, pero al tratarse de una visita rápida no consideró necesario advertir su presencia. Simplemente era una presentación informal, poder ver con sus propios ojos ese lugar que parecía demasiado bueno para ser cierto y marchar.

El castillo era inmenso, una bendición arquitectónica plantada en el corazón de un bosque que acogía en su seno cada piedra y cada ladrillo con una armonía que hubiese resultado dolorosa perderse. Fue acompañada todo el trayecto, desde el puente hasta que le facilitaron un asiento. La diosa paseaba su mirada por cada rincón como si pudiese leer su historia tan claro como la fascinación se leía en su rostro. Descansaban sus facciones con una ilusión difícil de eliminar. Ese sitio tenía acogidos a cientos, seguramente miles de alumnos y seres de todo tipo. Criaturas que en algún instante debieron sentirse solas y completamente perdidas, ahora… tenían un hogar. Corrían, jugaban, iban a clase, formaban una familia carente de lazos sanguíneos con la que podían construir un futuro…

Los ojos de Diana se humedecieron haciendo que brillasen cada vez más, emocionados por esa pequeña realidad que acababa de descubrir.

Aun a pesar de que esa institución tenía todas las posibilidades de ser la viva imagen del caos, conservaba un orden y un espacio para todo el mundo. Estaban creando un increíble mundo de diversidad y respeto entre unos cuantos muros de piedra… Y era de lo más bonito que había podido ver nunca. Cada ser resultaba llamativo, carismático e increíblemente interesante. Desde el holograma que le sirvió de guía y acompañante hasta la dulce chica que se encontraba en la recepción con una gran sonrisa.

Tomó asiento en la sala de reuniones y esperó paciente, observando su reflejo. Llevaba el cabello semi-recogido en un peinado que llevaba sus rizos tras la espalda haciendo parecer una cascada. También estaba contenta por la nueva confección de su vestido para eventos oficiales. Desde luego había sido todo un acierto. Sacudió la falda que descansaba sobre su muslo con dos dedos y justo se puso en pie con la entrada de la alemana. Extendió la mano como un acto reflejo, calmada y paciente esperando a que se acercase. -Es un placer conocerla señorita Vorgrimler- estrechó su mano ya cuando estuvo a su altura y tras soltarla se llevó una al pecho -No puedo estarle más agradecida por su labor. Este sitio es increíble y quería tanto por mi parte como por parte de la liga, comprobarlo con mis propios ojos. Incluso yo tengo la sensación de haber estado aquí antes… Se siente como en casa- esperó a que la rubia se sentase para tomar asiento ella también. Su expresión era completamente relajada, no mentía en lo que acababa de decir y aunque las amazonas no eran conocidas por ser especialmente cordiales era uno de los estereotipos que quería romper sobre su especie. No podría haber una inserción pacífica con unos prejuicios negativos sobre sus hermanas.

Recorrí los pasillos llenos de algarabía de la institución, prestando atención a los pequeños detalles. Quería que todo se llevara a cabo con cuidado y corrección, a pesar de que mantener un lugar de estas condiciones siempre exige un margen para cierto desorden. Aún recordaba la manera en que un evento de lucha entre especies había acabado con partes del suelo del gimnasio arrancado a garrazos y varias marcas de zapatos en el techo. En cierto modo le veía muchas similitudes a tratar de ordenar una guardería durante la hora de juego libre. Tal vez era una intención que podía realizarse antes y después, pero nunca durante. Avancé por los pasillos contemplando cómo las interacciones de los novatos de primer año habían empezado a darse fuera de sus núcleos mas cercanos. Esas pequeñas cosas son las que me daban fuerzas para continuar con mi labor. Los primeros meses siempre eran duros, a veces había que renunciar a parte del pasado, a la estabilidad de un hogar que era todo lo que habían conocido en busca de una posibilidad para volver a reintegrarse. No todo eran seres rechazados y abandonados por sus padres, tutores o representantes. Había entre ellos un gran número de personas y criaturas que habían sido incapaces de encontrar un modo de dominar unos poderes o habilidades que, a la larga y sin control, acababan por ser peligrosos para ellos y para sus seres queridos. Esa era una de mis principales preocupaciones, tal vez porque en determinados casos y por mucho énfasis que pusiéramos en el proceso de aprendizaje, nunca se hallaba un modo satisfactorio para responsabilizarse de su uso. Mi caso personal era un buen ejemplo de ello. Cuando se llegaba hasta ese punto lo único que quedaba por hacer era recurrir a caminos alternativos para conseguir el objetivo. Cuando no se puede controlar el poder, se debe encontrar un modo de minimizarlo, contenerlo o contrarrestarlo. Algo que también formaba parte de lo que hacíamos en la Metahuman Kraft Ligue.

Un fuerte olor llegó directo a mis fosas nasales, amenazando con casi hacerme llorar los ojos. Levanté la vista para encontrar la desacostumbrada presencia de uno de los miembros del equipo de limpieza, que arrastraba un inmenso cubo lleno de basura sobre un carro. Un enorme puro asomaba entre sus dientes dejando una estela de humo denso. El aroma era más que eso. Zane siempre había tenido la mala suerte de despedir aromas muy poco agradables, motivo por el cual solía trabajar con nocturnidad.

- Zane, no se puede fumar en el recinto. - Siempre que hacía un recordatorio, mi voz tenía un tono autoritario y firme. El chico levantó la vista al encontrarme, pestañeó un par de veces y puso en su rostro pasota una expresión de hastío. - ¿Porqué estas trabajando? Tu turno acabó hace casi tres horas.

- Yudith está mala. Hemos tenido que aumentar en dos a la semana el día de despojos y me ha tocado cubrirle medio turno. Han venido dos o tres estudiantes nuevos y vienen con hambre. - de su boca salió una nueva bocanada de humo que al menos tuvo la decencia de retirar a un lado.

- Entendido. ¿Ha pasado ya por el hospital? Si no dile a Woodrow que envíe a un médico en cuanto pueda. Después de que acabes el medio turno recuerda computar el tiempo de tu próximo turno, o añade las horas a tu tiempo de vacaciones. Informa a Woodrow para que busque alguien para cubrir el otro medio turno de Yudith y los turnos que consideren oportunos cuando hayan cursado la baja. Cuando hayas calculado las horas asignaremos los créditos por el trabajo. Seguro que a mas de uno le hacen falta. Y apaga ese puro. - volví a caminar hacia la sala de reuniones. El siguiente crujido me dejó claro que había hecho algo que siempre me daba grima. Comerse lo que le quedaba del cigarro.

Al abrir la puerta me encontré con una imagen muy distinta a la que tenía de Diana. En nuestro primer encuentro había acudido a visitarnos con su armadura emblemática. En este caso, y para mi sorpresa, llevaba un traje de estupenda confección que dejaba claro que se trataba de Wonder Woman, pero parecía mucho mas formal y protocolario. Algo que he de admitir que me gustó. Así mismo se presentó con un precioso recogido y una expresión de serena alegría en el rostro. Una parte de mi esperaba que se tratara de malas noticias, pero ahora que la veía parecía más una reunión de trabajo. El tipo de reuniones que a mí me gustaba concertar con mi asistente holográfico en una esquina del escritorio y mi agenda de anillas en la mano.

- Bienvenida, Diana. - remití el gesto con firmeza, aunque me pareció de lo más extraño su modo de presentarse. Que yo supiera ya nos habíamos conocido en una visita anterior que hizo a Hohenzollern. Su siguiente frase me confirmó que algo extraño estaba sucediendo allí. Era como si no me recordara ni a mi, ni a la MKL en absoluto. Remitía a una familiaridad que, de manera evidente, debería haber sentido. Ya había estado aquí. Aquello más que alarmarme me hizo mantenerme en guardia. Habíamos vivido suficientes engaños, intentos de incursión y cosas peores como para saber que ese tipo de situaciones se podían tornar en beneficio propio cuando la persona con malas intenciones cree que tiene ventaja. Podía limitarme a realizar un sondeo sutil por el momento. No desaprovecharía la oportunidad exponiendo de una forma obvia mis preocupaciones.- Muchas gracias por sus palabras. Nos honran a mi y a la institución, pero, si me permite la pregunta ¿Se encuentra bien? - de manera premeditada hice que el tono le hiciera percatarse de que no se trataba de una formalidad. Buscaba una respuesta real. Me senté frente a la mesa donde pronto servirían del desayuno. - Verá, tengo una intensa sensación de De Ja vu, pero antes de nada, ¿Puedo preguntarle a qué debemos el honor de su visita?

La amazona esperó con paciencia la aparición de su líder mientras observaba que todo en su reflejo estuviese perfecto. A su vez se paseaba por las esquinas de la habitación apreciando cada micra de ella, la veta de las maderas, el lomo de cada libro, los bastidores… Se giró sobre sus propios pies, grata su sorpresa cuando se encontró a una mujer bellísima, con imponentes curvas y una actitud firme como el hierro, de rasgos propios del país y una voz que hablaba a su vez de cariño y orden. Como una madre.

Sin embargo la pregunta descuadró a la amazona y un potente gesto de confusión se adueñó de su rostro.¿Acaso mostraba algún tipo de herida? ¿Se veía poco presente? - Oh sí, desde luego. Quizá un poco abrumada en el mejor de los sentidos- aclaró llevándose una mano al pecho. Iba a preguntar por el motivo de ese interrogante, pero la alemana concluyó su punto. - Verá, tengo una intensa sensación de De Ja vu, pero antes de nada, ¿Puedo preguntarle a qué debemos el honor de su visita?- Diana esperó a que la anfitriona tomase asiento para hacerlo ella, sin embargo mientras cruzaba las piernas recibió esa puntiaguda pregunta. Frunció el ceño y desvió el rostro sin dejar de mirar a la directora.

Entre los humanos la comunicación no verbal en ocasiones resultaba traicionera pero sin duda era de las mejores herramientas con las que podía contar si no tuviese el lazo de Hestia a su lado. Y si hubiese tenido que apostar, la griega hubiese jurado en voz alta que ambas tenían una sensación de que algo no iba bien. Alzó la mano poniendo la palma entre ambas como símbolo de paciencia - Aguarde un momento... - La confusión no se borraba de su semblante - ¿Se encuentra usted bien?- La sensación de De Ja vu que ambas habían confesado antes, las preguntas extrañas nada más empezar el encuentro, su curiosa cercanía…

-Lamento la brusquedad pero… Tengo la sensación de que me he perdido algo- Esperó unos instantes, como si el universo fuese a ofrecerle una respuesta, o tal vez Sieglinde. -Vengo en representación de la liga y en mi propio nombre. Quería conocerles, vivir este sitio en mi propia piel, hablar con ustedes sobre cómo están, cómo les ha afectado todo lo que está pasando últimamente… Una simple reunión para conocernos. ¿Es algo impropio?- ¿Qué era lo que estaba mal en todo aquello? ¿Qué se le estaba escapando? ¿Acaso la alemana estaba siendo sarcástica por no haber avisado sobre su visita? ¿Desconfiaban de ella?  Algo no terminaba de encajar pero… ¿Qué?

Aquella no era la respuesta que esperaba en absoluto. Su confusión hizo que a su vez yo dibujase una expresión similar que se tradujo en mi ilusión, lo cual creo que sólo sirvió para que las dos tuviésemos la creciente sensación de que aquel encuentro había comenzado de un modo desastroso. Tomé asiento y la amazona hizo lo propio, devolviendo una pregunta que estaba claro que a ninguna de las dos iba a resolvernos nada. La idea de que fuera algún tipo de truco que un intruso pudiera utilizar se me antojó bastante ridícula, aunque había determinados seres y entidades que no destacaban por su inteligencia. Si hubieran querido adentrarse en la institución sin ser vistos podrían haber utilizado un camuflaje mucho mejor, por no hablar de que se había anunciado para hablar conmigo. No consideré necesario retirarme los guantes. Había una mesa entre nosotras, y en caso de un ataque podría tratar de defenderme por mis propios medios. La sala era de fácil acceso y sellado, si había una emergencia. Lo que si hice fue repasar mis barreras sobre control mental. Era una respuesta instintiva cuando detectaba algún comportamiento extraño.

- Si. Me sorprende la formalidad. - creí recordar que en su última visita se había acordado retirar las formalidades. Cuando Diana hizo esa serie de preguntas tan directas procuré mantener la calma todo lo posible. Otro nuevo factor había entrado en juego. Los efectos secundarios de la Colisión. Podía tratarse de una pérdida de memoria u otra cosa. En caso de haber tenido sospechas mas allá de lo extraño de las circunstancias habría tratado de indagar más. En este caso, se me ocurrió que el procedimiento debía ser más parecido a la navaja de Ockham. Mi siguiente planteamiento sería buscar la explicación más sencilla. - No es impropio, en absoluto. Sólo estoy confundida. ¿Puedo pedirle un favor? - en prevención de lo que pudiera pasar, volví a tratarla de usted para su comodidad. - Me gustaría explicarle algo antes de continuar. Debo pedirle que tenga la mente abierta. - mostré una actitud serena y amable. - Lo que me plantea es algo razonable. Ha venido a presentarse a la institución como miembro de la Liga de la justicia, y en su propio nombre. Esta situación me sorprende porque actúa como si esta fuera la primera vez que nos vemos, pero es la segunda vez que a esta institución acude alguien bajo el sobrenombre y apariencia de Wonder Woman, o Diana de Themiscyra. - dejé que la información calara en ella durante un momento. - Discúlpeme si la he tratado con más familiaridad de la que debiera. Dadas las circunstancias creo que comprenderá mi error. No me gustaría que se llevara una impresión equivocada sobre la institución. - había diversas maneras de reaccionar a eso.

Muchos con intenciones hostiles habrían decidido abandonar por completo la farsa, o tratar de mantenerla, pero era difícil mantener la situación bajo control cuando una cosa así sucedía. Una respuesta razonable a lo que acababa de comentar podría ser la confusión o la negación. Aunque Diana era alguien de fuerte carácter. No estaba segura de cómo podría caerle una noticia así.

- Si me permite comenzar de nuevo, mi nombre es Sieglinde Vorgrimler Müller. Soy la Directora de la "Metahuman Kraft Ligue". Sea bienvenida a la institución y gracias por visitarnos, siempre es un honor recibir a cualquiera que dedique su vida a una labor tan encomiable como la que ejerce la Liga de la Justicia, y la representante de las Amazonas. - Estaba más satisfecha con esa bienvenida, aunque aún flotaba en el ambiente la extraña situación vivida momentos atrás. - Si tiene cualquier duda o pregunta, siéntase libre de hacerla.

La griega no se esforzó en esconder la confusión de su rostro. Había hecho cosas asombrosas pero ocultar su genuina perplejidad después de esa conversación era casi heróico, titánico, digno de leyenda. Parpadeaba más de la cuenta y de vez en cuando perdía la mirada por la sala, como si buscase la respuesta en ella. -No, prefiero que nos tuteemos de hecho si no le importa - Los ojos azules seguían la silueta de la mutante sin quitarle ojo. No quería desconectar la situación aún más de lo que ya parecía desconectada.

Atendió a su petición inclinándose hacia delante, centrando toda su capacidad en las palabras de la directora, tratando de abrir las opciones a cualquier cosa que le plantease. ¿Por qué todo era tan torpe? - Yo… ¿Ya he estado aquí?- revisó el cuarto por si algo se le escapaba, pero estaba plenamente convencida de que ese dato debía estar mal. ¿Un impostor? ¿Hechizos de borrado de memoria? ¿Algún telépata?. Clavó la mirada en Sieglinde. -¿Cuándo se supone que he estado aquí?- Entrecerró los ojos buscando alguna respuesta que fuese contundente, una explicación… al menos algo que decir.

-Sí, tengo… Tengo dudas. Se supone que estuve aquí el...24 de Junio, ¿Cierto?- buscó en su pupila, intentando corroborar la información que la mujer le había brindado -Pero debe ser un error… Yo llegué a este mundo el pasado 21 de Enero… - entrecerró los ojos. ¿Hay otra Wonder Woman? El ordenador de la Atalaya no le informó de eso… Parecía estar desaparecida… ¿El responsable le había traído aquí a la fuerza?

Frunció el ceño.

-Descartemos impostores… Sé que puede resultar una pregunta casi ofensiva de lo absurda que suena pero… ¿Parecía real?- No tenía sentido. Si este mundo era más antiguo que mi llegada, si ya llevaba meses en construcción ¿Por qué precisamente en ese instante? -Tal vez sí fuese otra… ¿Y si….? ¿Esa Diana llegase igual que llegué yo?- por aquel entonces todo el mundo había oído hablar de la colisión de universos. El choque entre los mundos que formaban uno nuevo… El segundo big bang… Pero para la amazona recién llegada, solo había confusión, desacierto y una sarta de adivinanzas y sospechas que para los demás ya eran verdades.

Si aquello era una especie de estratagema no estaba saliendo bien para ninguna de las dos. Ni yo respondía como parecía que mi interlocutora lo esperaba, ni ella estaba haciendo nada que me dejase intuir segundas intenciones mas allá de una genuina confusión. No estaba segura de si aquello debía ser o no motivo de preocupación. Tanto si lo había olvidado, como si se trataba de otra cosa, lo único que estaba en mi mano era solucionar sus preguntas y todas las dudas que se le plantearan con la información que le iba a proporcionar sobre nuestro primer encuentro. Lo mas natural, desde luego, era empezar por la fecha. Alguien con una agenda como la de Wonder Woman bien podría tener tantas inquietudes y preocupaciones con los últimos acontecimientos que de verdad hubiera olvidado que ya había pasado por allí. Aunque es cierto que de ser así, no habría podido evitar herir mi orgullo. Siempre había asociado la MKL con la idea de que la gente se llevara la impresión de lo que la interculturalidad interseccional era capaz de hacer por todas las especies que convivían entre sus históricas paredes. Tal vez mis expectativas eran así de altas porque yo era una mera humana. Ella era considerada casi una deidad en la tierra. A veces podía resultar descorazonador darse cuenta del abismo que había entre los inmortales, las deidades, los longevos, y demás criaturas sobrehumanas, con el resto de los mortales.

- Lo corroboraré con el sistema. - expliqué para asegurarme. Pulsé con presteza uno de los botones del busca que sostuve con la palma de la mano abierta. La pequeña silueta holográfica salió de ella  con unos 15 cm de altura. - Woodrow. Buenos días. ¿Tendrías la amabilidad de localizar en la agenda la primera visita realizada por Diana Prince, Alias Wonder Woman, a la MKL?

Apenas tardó unos instantes. Con su eficiencia habitual, Woodrow respondió con la calidez que le caracterizaba. Siempre había creído que eso facilitaba mucho el trato, que parecía tan impersonal al dirigirse a una mera proyección holográfica que carecía de facciones. La voz era lo que dejaba entrever la servicial personalidad del asistente.

- Buenos días, Sieglinde. Señorita Diana. Acorde a nuestros registros su primera visita se llevó a cabo el 24 de Junio del año 2018. Espero que la información les sea de ayuda. - a pesar de haber resuelto sus dudas, el asistente no se retiró.

Cuando la amazona volvió a mostrarse aún mas confundida por la revelación, consideré que sería apropiado hacer algo un poco mas drástico, pero que nos facilitara la labor.

- Puedo asegurarte que parecía tan real como lo eres tú. No creo que se tratara de un engaño, o al menos, no relativo a magia de ningún tipo. No puedo asegurar lo mismo de algún mutante o metahumano. A pesar de lo cual debo decir que en sus actos y manera de hablar sonó lo bastante convincente como para engañarnos, si es que eso fué lo que pasó. - recordé entonces que tenía a mi disposición otros recursos. - Woodrow. ¿Hay algún registro gráfico que aún esté guardado? ¿Podrías revisarlo?

- Aparece un registro audiovisual en la inauguración.

- ¿Puedes pasarlo? Localiza y aumenta la posición de Diana Prince si tienes capacidad.

La figura desapareció. En su lugar, una pequeña pantalla holográfica dejó ver el salón de actos durante el discurso de inauguración. En uno de los asientos del fondo, acompañada de un joven negro con rastas, aparecía su figura. El vídeo no daba señal a equívocos, por inverosímil que pudiera parecer a la mujer.

- Es una posibilidad. - afirmé cuando Woodrow cortó el metraje, tras unos 20 segundos. - Muchos están intentando encontrar lógica al fenómeno de la colisión. De hecho, nuestra institución ha sufrido enormes reveses por su causa. Hay alumnos y profesores desaparecidos, y otros que juran que han estado aquí y a pesar de que no les conocíamos, aparecían en nuestros registros. Todo ha sido muy caótico. ¿Es la primera vez que le ocurre algo así, o le ha pasado con anterioridad? - Ese podría ser un buen punto de partida para investigar.

Repasé en mi cabeza todo lo que recordaba de aquello, pero la información era limitada. Casi siempre tenía que centrarme en las tareas diarias tanto que me costaba salir de ese esquematizado modo de hacer las cosas. ¿Me habría dado un contacto Diana? De ser así podría corroborarlo con ella y comprobar si el número era el mismo o había cambiado.

La confusión resultaba palpable entre las mujeres, en el ambiente y en la tensión. Diana estaba acostumbrada a un nivel de control y consciencia que cada día que pasaba en ese mundo se desestabilizaba por completo. Siempre que las cosas se torcían, cuando sentía que no le quedaba nada, tenia la consciencia y la esperanza de creer en sí misma. Y ahora.. era lo que también se había puesto en juego. El gesto de la griega era difícilmente descriptible. En él se reflejaban trazos de decepción, inquietud, persistencia… y sobre todo confusión.

Observó el lenguaje corporal de la alemana. Sin duda La dama del hierro era un título apropiado. Era impermeable por completo. Sus movimientos y sus palabras habían parecido cuidadosamente escogidos en cada instante para resultar lo más apropiados e imperturbables posibles. Absorbiendo el conocimiento que tanto tiempo y esfuerzo le habrían costado conseguir… Sin embargo era una roca en el mar. No importa cuán fieras se pusieran las cosas o lo agitado del instante, ella siempre estaba ahí. Seguía ahí. Ni siquiera su voz la delataba. En ese instante la amazona se sintió agradecida, pero una parte de ella sintió lástima por ese deber que Sieglinde había colocado sobre sus hombros. Diana conocía muy bien en su propia piel representar un símbolo y tener un papel que cumplir. Precisamente esa experiencia era la que le hacía empatizar con ella… Y también conocer que son esas rocas las que más sufren en silencio, erosionándose imperceptibles al ojo de todo cuanto vive.

Con ese pensamiento esperó a que el sistema holográfico se pronunciase ante la duda de ambas mujeres. La morena negó con la cabeza. -Llegé a este mundo el día veintiuno de Enero de dos mil ciecinueve según el calendario que se usa aquí- Ahora lo comprendía. La hospitalidad, el recibimiento, que hubiese sido tan fácil conseguir esa reunión… Ellos ya la conocían. -No. Dudo que se os pueda engañar tan fácilmente. Sois el mejor centro de instrucción del mundo para seres excepcionales… Hay que descartar a los homo-magi, demonios, metahumanos... - continuó la cuenta en su cabeza, como piezas de ajedrez que tumbaban sobre el tablero cuadriculado. Y cuando terminó… no quedó nada.

-¿Entonces…- Cuando alzó la vista se topó con su imagen. Sin duda era ella… incluso podía reconocer que la armadura no era una imitación. Enfocando atentamente la mirada, pudo ver matices que las diferenciaban. Su gesto era muy parecido aunque con las facciones ligeramente alteradas. Tal vez ligeramente más joven. Su rostro aparentaba el de una joven de veinticinco años mortales mientras que el propio rondaba los inicios de los treinta. Y su estatura… a pesar de no poder juzgarlo por su vídeo, juraría que ocupaba menos espacio que ella. Observaba al hombre que había a su lado, un hombre afro que sonreía elegante en la celebración. Ambos parecían erguidos.

-Si… nunca había experimentado nada similar. Conocía la existencia de multiversos, hay un hechicero muy poderoso en mi mundo que se encargó de que lo tuviésemos presente.- Fate… ¿Estaría en el mismo plano, le habría traído ese fenómeno o acaso era invulnerable a el? Ese hombre… el hombre negro de las rastas gruesas… ¿Le conoce? ¿Sería viable traerle aquí?[/color]- A pesar de los instantes de silencio, la alemana se puso manos a la obra. Mediante el sistema de comunicaciones preguntó por “Omar Minué” y a pesar de que Woodroe respondió que se encontraba en el impartimiento de una clase, Sieglinde insistió en reclamarle en la sala de reuniones cuanto antes.

Mientras esperaban, Diana dio un sorbo del vaso de agua que le habían servido en su lado de la mesa antes de entrar. Las piernas y las emociones le pedían tomar asiento, pero hizo lo posible para serenarse y mantenerse en pie. Para su suerte, el doctor llegó antes de lo previsto en cuanto se extinguió un distinguido ruido de rodaje que se detuvo frente a la puerta. Llamó con un ritmo peculiar antes de entrar. - Buenos días jefa, Buenos días princesa Diana. ¿En qué puedo ayudarlas? - Su tono resultaba alegre, cargado de vida y de energía con la que contagiar a los demás. -Me temo que tenemos que presentarnos de nuevo…- Diana se acercó con un par de pasos y le tendió la mano. A simple vista y más de cerca, Decibelio podría notar que había algo de raro en ella. -Un placer volver a conocerle, Omar- era más joven, atractivo e informal, sólo con ver su ropa cómoda lo sabía. Pero era fácil ser más joven que Diana, no sólo aparentarlo, y estaba acostumbrada a tratar de usted a todo aquel que no le pedía el tuteo explícito. -Claro… Lo mismo digo… - Buscó un apoyo visual en la directora, a quien la griega pensaba que le tocaba favorecer la explicación oportuna.

Después de poner al francés en situación, la heroína sonrió con amabilidad y con la palma de ambas manos juntas reposando en horizontal sobre su abdomen, se atrevió a pedírselo -Lamento profundamente haber interrumpido su clase… le prometo que lo que necesito es un favor muy rápido. ¿Podemos congelar una imagen del vídeo anterior? Cuando ambos se giran después de que suenen los altavoces, cuando están erguidos- Parecía que ese castillo era una lámpara de djinn, lo que pedía se hacía realidad. Woodroe volvió a reproducir el vídeo a mayor velocidad, deteniendo el instante que la morena había pedido. -Claro… ¡y no me trate de usted, que aun soy un chaval!- Una carcajada suave acompañó la broma del profesor, que parecía tener la habilidad de mantener el sentido del humor aún en un momento tan confuso.

Con dos pasos se colocó junto a él, con el rostro girado hacia el suyo, frente al holograma. -Con permiso- solicitó justo antes de levantar el rostro de Omar por su barbilla con dos dedos. Imitó la postura que ambos reflejaban en el fotograma y efectivamente… había unos siete centímetros de diferencia entre ambas princesas. Diana sonrió y entrecerró los ojos, separándose de nuevo de él. -Perfecto… muchísimas gracias Omar, no puedo devolverte el tiempo pero prometo devolverte el favor.-

Confirmado. Era Diana… pero no era ella.

Aquella experiencia estaba resultando cuanto menos confusa para las dos, pero al menos estábamos consiguiendo desenmarañar las extrañas circunstancias poco a poco. Si bien Diana parecía dispuesta a aceptar  la grabación como verdadera, le interesó ponerse en contacto con Omar. Aquello esclarecería aún más las cosas, ya que había sido él quien la recibiera en primer lugar el día en que la Amazona se había presentado a la institución. Sabía que en ese momento estaba dando clase, pero las circunstancias eran especiales y además sabía que si así lo quería el francés podía recorrer el castillo con una velocidad envidiable. La misma velocidad a la que solían darme esquinazo cuando las bromas entre él y Lorenzo excedían lo aceptable y les tocaba pagarlo con un castigo disciplinario.

Omar se presentó con su acostumbrada energía, lo cual me trasladó a una familiaridad cotidiana que sirvió para relajar mi mente un instante. No me había dado cuenta de la tensión que había acumulado. La confusión era uno de las cosas que peor se me daba gestionar. Cuando tu objetivo es mantener todo bajo control, todo aquello que no eres capaz de comprender, tampoco eres capaz de sobrellevarlo en un momento de tensión. Lo que no has sido capaz de prever y valorar, es lo que te imposibilita una reacción oportuna. Es un hecho.

- Omar, tenemos la sospecha de que la mujer que vino a presentarse como Wonder Woman podría tratarse o bien de una impostora, o tal vez de una persona que corresponde a la misma identidad, pero proveniente de un universo alternativo. - el hombre me dirigió una mirada alucinada, volvió a mirar a la princesa y de nuevo a mí, con la misma confusión que habíamos experimentado las dos durante nuestras presentaciones.

Cuando le mujer pidió de nuevo ver el video, Woodrow AH lo reprodujo para ella con rapidez y eficiencia. Pausó en el momento que ella le pidió, e incluso hizo un ajuste para dotar a la imagen de una mayor nitidez que permitiera a la amazona comprobar lo que quería con más claridad. Yo no comprendía del todo qué era lo que estaba buscando con exactitud, al menos no hasta que se puso junto al francés, y pude darme cuenta por mí misma. Había una diferencia significativa, no sólo en el aspecto, si no en la altura. La mujer que teníamos delante medía casi diez centímetros más que la otra.

Pero el cerebro de Minué era bastante rápido para las comparativas.

- ¿Quiere decir que ha pasado algo como Pagosebi?

Cuando mentó aquel nombre sentí una explosión repentina en mi mente, como si hubiera estado tanteando a oscuras hasta darme cuenta de que lo que sucedía era que llevaba una venda sobre los ojos, y sólo necesitara deslizarla para volver a ver con claridad.

- Podríamos considerarlo así, si. Salvo que en este caso creemos que es un fenómeno relacionado con la colisión. - entendí que a la amazona le faltaba contexto. - Fue algo que sucedió hace mucho tiempo, antes de la colisión. Pagosebi era un brujo que vivió aquí durante años. Cuando la MKL se instauró en esta sede, decidió que ya no tenía por qué ser guardés del castillo y se marcho una mañana. Se cuenta que esa misma noche regresó un hombre que se hacía llamar Pagosebi, pero que era casi cincuenta años más viejo que el que se marchó por la mañana. Juraba y perjuraba que jamás había estado en el castillo, pero que ahí era donde se había profetizado que debía acabar sus días. Se convirtió en una especie de leyenda: “Pagosebi y Pagosebi, que iba y venía, en la mañana marchaba y en la noche volvía. Pagosebi y Pagosebi, el que existe y no existía, dormido vivía y despierto se moría. Pagosebi y Pagosebi, el castillo cuidaría, si le llamas no aparece y si estaba no estaría.”

Al acabar pude ver un resplandor emocionado en los ojos de Omar.

- Nuestro propio Pagosebi. ¡QUE PASADA! - recibió una severa mirada por mi parte, que fue suficiente para contener un poco su emoción.

- Creo que por el momento eso es todo. A menos que Diana necesite algo más creo que lo ideal será que vuelvas a tu clase. Tus alumnos estarán esperando.

- ¡Roger! - sonrió, al tiempo que hacía un saludo con un par de dedos en la cabeza.

- Creo que podemos esclarecer que, tanto si la mujer que acudió aquí era Diana, como si no lo era, tú y ella no sois la misma persona en absoluto. Así que si te parece razonable, podemos comenzar por tomarnos un desayuno ligero que había programado, y utilizar ese tiempo para ponernos al día. .

¿Qué hacer con aquella información? ¿Cómo trabajarla? ¿Confirmaba aquello de nuevo el multiverso, existía Fate en aquel universo nuevo, seguía existiendo esa Diana? -¿Pagosebi?- Preguntó con el ceño fruncido ante la nueva información. Escuchó la leyenda con fascinación, notando cómo se le relajaba la mandíbula con la sorpresa - Había entendido que con la colisión diferentes versiones de las personas aparecían a destiempo en este mundo… pero… ¿Dos a la vez? ¿Tenemos modo de saber si esa Diana sigue en este mundo? No hay notificaciones en la Atalaya, tampoco en Themyscira… Es como si al llegar yo…- no necesitó completar la información.

El profesor se despidió y la alemana le propuso un nuevo plan. Una reunión pero con ella, no con la embajadora que esperaba. Los labios de Diana dibujaron una sonrisa, pero en sus ojos se veía el ansia de respuestas. Aunque sabía muy bien guardar la compostura. - Sería un verdadero placer…-

Acompañó a la directora por sus caminos, órdenes y peticiones mientras disfrutaba de aquel vergel maravilloso. Sólo  la existencia de aquel sitio resultaba una ovación a la inclusión. Cientos, miles de criaturas que el mundo exterior hubiese maltratado eran recibidas en aquel maravilloso sitio. No le extrañaría que los relatos de ficción se hubieran inspirado en aquel castillo. - Lo que hace aquí, Sieglinde… seguro que está más que harta de escucharlo. Pero es del todo una maravilla del mundo. Cuando Themyscira esté más receptiva tal vez podamos abrir las puertas a las chicas que quieran participar en nuestros juegos. Seguro que puedo becar algunas decenas de alumnos para su formación si es necesario… Querría ayudar en la medida de lo posible- caminaba relajada a su lado, saludando con la mano a las miradas distraídas que la reconocían, sin perder atención en la conversación.

Esperó a que le sirviesen el desayuno más típico de la escuela, algo regional que pudiese estar hecho con productos nacionales. Una vez estuvieron acomodadas le dio un sorbo al café y esperó a asegurarse de que el entorno era tranquilo y seguro como para hablar de la información que tenía que volcarle a la directora. Le contó todo lo que sabía. Cómo y cuándo exactamente había llegado a aquel mundo. Cómo estaba a punto de derrotar a aquel monstruo y apareció en una abandonada Atalaya con un fragmento del monstruo y de su carro. La carta del Joker que había recibido, el pacto de cooperación con los inhumanos y cómo Blackagar había ignorado sus mensajes desde entonces, justo como si hubiese desaparecido. -Y hay una última cosa… en relación a mi llegada a este universo…- alargó la mano al café, agradeciendo la pausa para beber y dando un largo trago para reponer energía - Cuando llegué aquí me vi obligada a rescatar a un famoso hechicero de mi mundo, Ahri’ahn de la atlántida. Por lo visto la Diana que ya estaba en este universo tenía buena relación con él. Nos vimos metidos en problemas y le llevé muy malherido a la ciudadela submarina… Hablé con él hace poco, es un verdadero genio en su campo… Y aseguró que yo era Diana, pero no la que él conocía. Lo dijo… Lo dijo casi agradecido. Con calma, ¿Sabe? Como si fuese algo natural… Puede que simplemente no puedan coexistir dos seres iguales en el mismo plano universal. No lo sé… Pero asumir que había otra Diana antes de que yo llegase y ahora ella no está… me parece cada vez la opción más obvia.- Y ahora era turno de la alemana.  

Una vez aclarado el incidente la conversación se desarrolló con mucha más naturalidad.

Registraría aquel suceso, tal como lo había hecho la última vez. Efectuaría un informe e iría directo a la carpeta referente a todas las circunstancias especiales que habíamos ido recopilando y estaban relacionados con "La colisión". En algunos casos eran hipótesis, o sospechas infundadas. En otras, verdaderas comprobaciones que habíamos podido llevar a cabo gracias a investigaciones que al seguir el curso natural, habían confirmado de manera empírica la realidad que se estaba viviendo durante el caos generado a partir del fenómeno galáctico más importante de la historia del universo entero, tras el Big Bang.

A medida que se desarrollaba la reunión, mas informal de lo que había considerado al principio, yo misma pude darme cuenta de las diferencias existentes entre la Diana que nos visitó la primera vez y aquella. La sensación era complicada de explicar. La primera vez que había visto a Diana, se me había antojado una persona muy próxima a mí. Protocolaria, comedida, severa. La mujer que había acudido hoy, si bien mostraba esos matices en su personalidad, también demostraba una sensación de calidez y cercanía. Estaba lejos de asimilarse a su homónima, que transmitía una sensación de poder diferente, que sólo pueden sustentar aquellos que se han asumido superiores entre los hombres. La humildad y la franqueza con que transmitía todo lo que decía me hacían sentir envidia sana por su soltura como embajadora.

- Estaríamos encantadas de participar en un intercambio cultural, así como de recibir a aquellas amazonas que tuvieran curiosidad por todo lo que nuestras instalaciones tienen para ofrecer. Aquí es bien recibido todo aquel que entre con la intención de vivir dispuesto a abrazar la diversidad que nos rodea. - aseveré con simulada calma, pues la idea de traer amazonas a la MKL removía una emoción en mi interior que casi lindaba con un deseo infantil.

Conocer mas de la vida de las amazonas, un concepto al que tanto mi madre como yo nos habíamos aferrado para expresar nuestra manera de vivir la vida y alcanzar nuestros objetivos, sería poco menos que un sueño hecho realidad. De conseguirlo, tendría que hacer partícipe a la Primera Dama de Hierro, que era quien había hecho todo aquello posible.

La situación de la recién llegadad Diana se había complicado de manera inimaginable. No sólo había tenido que afrontar una abrupta llegada en medio de una cruenta batalla, si no que parte de su equipo estaba desaparecido, y nada mas llegar había recibido amenazas de muerte de un genocida psicópata. No le eran ajenas las noticias en el resto del mundo, mucho menos teniendo en cuenta que Björn se había dedicado a localizar las posibles amenazas más inmediatas y desconocidas para ellos. Magneto, Hidra, Doom, etc. Conocíamos a todos los que en algún momento habían tratado de alzarse con el poder por medio de la fuerza. Pero individuos como Darkseid, Ares, Joker y otro sin fin que habían aparecido tras la colisión habían sido peliagudos de estudiar. Primero porque la información de que disponíamos estaba sesgada por los medios, segundo porque dentro de aquella a la que sólo se podía acceder de manera ilegal, existían múltiples contradicciones, y tercero, porque nunca habían tenido que enfrentarse a ellos.

- Diana, me gustaría hacerte unas preguntas, aunque temo que puedan ser malinterpretadas. Es respecto al villano llamado Joker. - tomé un breve trago de agua, antes de continuar. No quería ofenderla, pero había algo que me costaba mucho entender. - Hemos recibido noticias al respecto y hay algo que no consigo entender. Hemos visto que en tu mundo existen seres de un poder inimaginable. Criaturas como Doomsday. Puedo entender que la Liga de la Justicia, que está compuesta por una agrupación que podría decirse que sobrepasa incluso lo que consideramos sobrehumano haya afrontado con exito contrincantes de esa talla. Sin embargo...- por primera vez tuve que hacer una pausa para encontrar las palabras con que quería expresarme. Las posibilidades de sonar irrespetuosa, o peor, poco confiable, eran muy elevadas con el estamento que estaba a punto de hacer. - me cuesta imaginar que Joker, que según las fuentes es un enfermo mental pero no tiene medios sobrehumanos para sobreponerse a vosotros os suponga un peligro real. Para el resto del público, aquellos civiles que han recibido una de las cartas, puedo comprender el juego psicológico que se ejerce sobre ellos. El temor convertido en espada de damócles. ¿Pero quien enviaría una invitación a destruirle a alguien que tiene una clara superioridad sobre él? ¿De verdad supone amenaza alguna para alguien como tu?- sentí como mi interior se tensaba de inmediato al terminar de decir esas palabras.

Cuando había estudiado a los héroes de otros universos, había encontrado verdaderas muestras de poder que podría considerarse, rozaban la divinidad. Mover edificios enteros, cargar con puentes, levantar camiones. Enfrentarse a los peores accidentes naturales sin pestañear siquiera. Velocistas capaces de atravesar las barreras que la tecnología no podía.

Tal vez de alguna manera, mi cerebro era incapaz de ver mas allá de dos fuerzas opuestas absolutas, donde un lado parecía sin lugar a dudas el claro vencedor sobre el otro. No se trataba de destrucción. Las repercusiones morales de acabar con una vida quedaban fuera del planteamiento que pretendía hacer. Era mas bien una cuestión de sometimiento.

Cuando habló sobre Ahrión, volvió a captar mi atención en el tema. Habían escuchado leyendas al respecto, pero no estaba segura de que la figura del mago fuese real, o existiese en el presente. El hecho de que alguien como Wonder Woman pudiera confirmar su existencia causó en mi un positivo impacto. Tal vez pudieran llegar a localizarlo. Nada me complacería más que tener a la Atlántida como otro posible aliado. Mantener una buena relación con Diana no sólo ofrecía contacto con Themiscyra, si no con todas aquellas naciones y pueblos aliados de las amazonas. Era un activo muy valioso, mas allá de la propia consideración personal elevada que ya tenía respecto a ella.

- Lamento oír que haya tenido que ser en esas circunstancias, pero me alegro de que consiguiera rescatarlo e ir en su ayuda. He escuchado grandes Leyendas respecto a Ahrión. ¿Es así como se dice? - dudé. De alguna manera su pronunciación era más complicada de lo que parecía, aunque para Diana no había supuesto ningún problema. - Algunas que parecían tan inverosímiles que llegué a pensar que era algún tipo de creencia mitológica. Sin embargo, como ya hemos podido comprobar, la realidad supera la ficción. Ahora los Dioses caminan entre los hombres. - compartió con ella una fugaz sonrisa, evidenciando que la incluía en esa definición. - Esa premisa... es con toda probabilidad la más próxima a la realidad. Por lo que hemos podido estudiar del fenómeno bajo nuestro propio techo, esa condición se ha cumplido en la mayoría de los casos. - aseveré, permitiéndome pausar un momento para dar un sorbo al café, dejando que el sabor amargo centrara mis ideas. - Cuando se sucedió la colisión, perdimos a unos cuantos alumnos. Otros aparecieron, sin que nadie los reconociera, y sin embargo, aparecían en nuestros registros como si siempre hubieran formado parte de la institución. Puede que en su universo de orígen hubiera tambien una "Metahuman Kraft Ligue" de la que formaran parte, y por eso acabaran trasladándose con nosotros. Sin embargo, si algo es seguro, es que sólo en casos aislados hemos podido comprobar que se sucediera lo que llamamos el "Fenómeno Doppleganger". Se dice que en el mundo, existe un doble de cada uno de nosotros. Una versión perversa y malvada. Si llegara a darse el caso de que esos dobles se encontraran, uno acabaría por matar al otro. Nosotros hablamos de algo más complejo que eso. Hemos tenido casos aislados en los que dos personas comparten componentes genomáticos absolutos, a pesar de que aseguran que no son parientes, ni hermanos. Llevando a cabo experimentos mas complejos, llegamos a la conclusión de que si bien su fondo biológico es exacto, poseen unas variaciones vitales tan amplias, que casi podrían considerarse individuos diferentes. Es decir... - En toda la MKL, sólo había nueve individuos en las que eso había tenido lugar. Hace poco habíamos descubierto que los quintillizos formaban parte de ese excepcional grupo. Ese era el motivo de su sincronización perfecta. De su sensibilidad y capacidad para expandir sus capacidades telepáticas tan lejos. - Se trata de las mismas personas nacidas en otros universos, que han coincidido en este debido a la colisión y sólo pueden convivir a causa de que sus vidas, orígenes y procedencias son tan diferentes que han obrado el milagro de la coexistencia. - dejé que la explicación se asentara entre ambas, antes de continuar. - La pregunta más importante que debemos hacernos es si la Diana que yo conocí difiere lo suficiente como para haber replicado un fenómeno Doplegangger, o si tu aparición supone asumir su pérdida. - resultaba una noticia difícil de asumir, fuese cual fuese el resultado. - Si tienes interés en encontrarla, te ofrezco todos los recursos disponibles con los que la MKL pueda contar.

La pregunta de Joker. Tan mítica y tradicional en nuestro mundo como difícil de entender para los que venían de otros. - Esa pregunta es más común de lo que usted cree... - Respiró hondo ganándose tiempo para formular una respuesta -Joker nos supone un problema no tanto en la medida en la que él es poderoso sino en cuanto lo es la moral de su responsable, Batman - Si conocía a Joker debía conocer a Batman, dio por hecho que no necesitaba una aclaración específica sobre el héroe. - Nosotros mismos en la liga de la justicia, o al menos en la de mi mundo, hemos tenido esta discusión cientos de veces. - Se apoyó en el respaldo sin perder la compostura, entrelazando los dedos para gesticular mientras exponía su idea - A lo largo de mi vida me he enfrentado a seres difíciles de imaginar, Hidras, Titanes, Dioses, Magos… En ocasiones durante dichos enfrentamientos es necesario someterse al terrible juicio de valorar si debes arrebatar la vida a un ser tan hermoso. La respuesta más rápida y lógica es que su crueldad y capacidad destructiva han arrebatado la belleza que esa vida podía demostrar. Y merece la pena ser destruida, para conservar lo bello del mundo.- Negó con la cabeza- Joker está más cerca de esas bestias que de los humanos… Resulta difícil de comprender que con seres con mi poder, Superman o el detective tengamos dificultades para resolver un conflicto que parece tan sencillo. No tardaríamos mucho, una visita rápida a Gotham salvaría miles de vidas… - por un instante parecía que la amazona estaba viendo la escena proyectada en su cabeza.

- Sin embargo, Batman sigue un camino. Cree en la reinserción y la redención por encima de todo. Él no mata. Nunca. Y su cruzada existe porque está dispuesto a demostrar que la muerte no está justificada bajo ninguna circunstancia, que todo ser puede cambiar. Que todos merecemos vivir si nos dan la oportunidad de hacerlo… -Suspiró, casi bufando el aire exhalado - Si neutralizamos a Joker arrebatamos el motivo por el que el caballero oscuro sigue luchando con nosotros. Y créame, es mejor que Gotham y el mundo soporten un Joker a verse obligados a vivir sin un Batman.- dio un nuevo sorbo y finalmente desligó las manos - Respecto a por qué no está en una prisión de máxima seguridad… Batman procura que lo esté la mayor parte del tiempo. Pero Joker siempre encuentra un resquicio, es el ser humano con mayor capacidad de improvisación que he conocido nunca. Y no es por incompetencia del murciélago, es el hombre más paranoico que he conocido nunca…- Respiró hondo - Si le interesa más a fondo podría mandarle un dossier, pero me temo que necesito la aprobación de Batman y no suele gustarle airear su información…-

Poco después la conversación fue a parar al mago atlante. Diana se había sentido muy tranquila en su presencia, muy familiar… A pesar de estar castigado y sobreviviendo a duras penas, era tan fascinante como le recordaba. - Es cierto, sí… y mucho más.- dijo zanjando el tema sobre el hechicero.

En la mente de la amazona se arremolinaban las ideas agolpándose unas entre otras tratando de ordenar todos sus problemas en fila. Desde luego una de sus prioridades era gestionar la crisis en Themyscira, así como la Diana impostora y toda la rebelión que se estaba formando en la isla. Las noticias de la otra Diana llegaron según puso pies en Isla paraíso. Para su suerte había caído con unas hermanas que no simpatizaban con las ideas de la anterior Wonder Woman y habían ayudado poco a poco a formar una resistencia secreta, un grupo de rebeldes que aguardaban su momento para tomar las riendas de la isla, recuperar a sus hermanas confundidas y reeducar aquellas amazonas que habían tomado el camino de la guerra.

Con esa preocupación en el pecho, a pesar de todo, seguía haciendo ese tipo de visitas diplomáticas. Lo que no esperaba, aunque parecía obvio, era que la otra princesa se hubiese fijado en establecer las mismas relaciones que ella. Apenas llevaba en ese mundo un mes y ya se había encontrado suficientes sorpresas…

Así que bajo su cautela, y procurando no romper su fachada tranquila continuó la charla con la directora, acotando poco a poco la lealtad que podía ofrecerle, tratando de identificar si podía o no confiar en ella, en toda la institución.

Escuchó con atención cómo habían vivido en ese centro la fusión, cómo lo habían gestionado y la información recopilada. Cuando habló del fenómeno Doppleganger, la mirada azul de la princesa se ensombreció. Un silencio demasiado largo ocupó la respuesta. - Sieglinde… - Habían dejado de tutearse pero tratándola por el nombre había bajado otra barrera de distancia diplomática - Necesito contarte algo como amiga - No como embajadora, no como visitante, no como miembro de la liga, heroína o princesa. Sólo Diana y Sieglinde. Sabía que era precipitado ya que se conocían de apenas unas horas.

Le había ofrecido sus recursos para encontrar a la villana y aun así no tenía certezas ni pruebas de que fuese a recibir apoyo una vez le contase toda la historia. Tal vez la otra Diana había buscado aliadas para su golpe en ese centro y en el peor de los casos, tal vez lo hubiese conseguido. No tenía alternativa una vez ya sabía que se habían conocido. Pero ser mujer consistía en eso, haber sufrido, sentir el miedo y confiar de todos modos.

- Cuando aterricé en este mundo, una de mis primeras preocupaciones fue asegurarme de que Themyscira existía y en caso de hacerlo, comprobar que mis hermanas estaban bien… Me he encontrado una situación difícil de controlar. - Diana sacó su teléfono móvil y lo puso en modo avión antes de continuar, dejándolo sobre la mesa. Sabía que el sistema de la escuela estaba dotado con el holograma y seguramente tuviese mucha más tecnología de la que sabía en esa habitación, pero ella podía controlar lo que le correspondía directamente. No estaba dispuesta a hacer una petición a la directora respecto a los posibles micrófonos de la sala. - Conozco la existencia de la otra wonder woman… Cuando llegué varias hermanas me acogieron y me explicaron la situación. Ella… está intentando reunir fuerzas para un ataque contra la humanidad. Contra los hombres, de hecho… - Se pinzó la nariz un segundo antes de continuar - Estoy gestionando la situación desde las sombras, haciendo lo posible porque la usurpadora no sepa de mi existencia, pero se enterará tarde o temprano. Estoy formando una rebelión, para mi suerte la mayoría de mis hermanas están de mi lado pero… me han hablado de cosas que ha hecho, de decisiones que ha tomado… Si no la detengo, el mundo lo pagará caro - No cabía la duda en su voz. Estaba llena de determinación y la princesa inspiraba confianza y decisión cuando hablaba así. Sin embargo estaba comprometida.

- Pero no puedo hacer mucho de momento. Para el mundo es la soberana de Themyscira, la princesa legítima.. tengo suerte de que la embajada no ha despertado su interés y he podido ganar algo de influencia desde allí. He hecho acto de presencia en algunas galas… Pero se desdibuja mucho su imagen y la mía… Necesito tiempo. Para conseguir espacios, para recuperar mis apoyos, para formar una resistencia sólida. Yo sola no tengo opción contra mi propio ejército alienado en mi contra. - Apretó la mandíbula, tragando su orgullo - Dicho esto, Sieglinde… ¿Tienes algún consejo para tratar este fenómeno doppleganger? - la miró a los ojos. Pedir ayuda nunca era vergonzoso, pero sí desnudar los secretos de una isla que debía tener bajo control y que era su responsabilidad. A pesar de ello, una guerrera nunca apartaba la mirada del peligro.

La información que la amazona compartió resultaba sorprendente. No podía aseverar que tuviera una opinión formada al respecto. Eran más dudas, que otra cosa. La visión que me había creado sobre su funcionamiento como agrupación heróica se basaba en un compendio que recopilaba lo que habíamos podido estudiar de la información pública disponible, sumado a algunos archivos que si bien no estaban al alcance de todo el mundo, distaban mucho de tener las claves que permitieran clarificar el asunto lo bastante para poder defender de manera sólida una opinión en concreto. Aunque no podía evitar que mi criterio personal acerca de cómo habría manejado yo la situación se entrometiera a la hora deconstruir mis convicciones acerca de la JLA.

La única certeza que tenía, era que la mayoría de sus miembros tenían un rango de poder que ni siquiera era imaginable para la mayoría de los moradores del planeta tierra. En ella se agrupaban alienígenas, dioses, humanos con capacidades excepcionales y quien sabe qué otras cosas, tras lo sucedido durante la colisión. Se habían enfrentado a amenazas galácticas que podrían compararse con el nivel destructivo de un agujero negro, o puede que incluso peores.

Y sin embargo, cuando llegaba la hora de afrontar amenazas que, como la propia Diana había dicho, no lo eran para la mayoría de sus compañeros, sólo entonces enarbolaban una especie de concepto de moralidad que dependía de los principio de uno sólo de sus miembros. Batman era el responsable de Joker, tal y como lo había explicado. De él dependía la última toma de decisión sobre lo que se llevaba a cabo con aquel individuo al que habían catalogado como uno de lo más peligrosos, a pesar de lo mucho que a mí me costaba creerlo. Resultaba un planteamiento que despertaba en mí sentimientos encontrados. Por un lado, admiraba el convencimiento que defendía el caballero oscuro, pues para mí la integridad y los valores siempre había sido uno de los pilares fundamentales que me habían llevado a ser quien era. A tomar las responsabilidades. A seguir adelante, sin importar el malestar personal, porque al final, la mejoría común era un motivo más elevado. En mi opinión, era un concepto hermoso. Tanto, que se tornaba inverosímil. En la mente de aquel héroe tan oscuro, moraba una utopía luminosa en la que todos podían recorrer el camino de la redención. Algo que yo tenía la certeza de que sería imposible de alcanzar para muchos. Ahí es donde sentía que mi instinto chocaba con el ideal. Puede que en la teoría, las vidas de todos fuesen de igual valor. La realidad es que no lo son. En todos los grises que nos conforman, en todas las circunstancias que nos envuelven, se encuentra la clave. No todo aquel que obra bien, lo hace con intereses altruistas. No todo aquel que obra mal, lo hace por los motivos equivocados.

Las duda quiso asomar de nuevo entre mis labios, pero tensé la mandíbula, forzándome a acallarlas.

En el fondo de mi corazón, por cristiana que fuera, por hipócrita que resultara, no encontraba un motivo por el que un Joker y sus consecuencias mereciera la pena para conservar un Batman. No sabría decir si tal vez, a fuerza de la costumbre, todos los miembros de la liga de la justicia habían empezado a desdibujar el sentimiento del deber a raíz de respetar las condiciones y circunstancias de uno de sus miembros. Que la posible muerte de miles fuese un precio justo a pagar por conservar algo que estaba más cerca de un credo de fe, que de un hecho. Negué con la cabeza, agradeciendo sin embargo con una suave flexión de cabeza la explicación que Diana me había ofrecido.

Por suerte la compleja problemática que afrontaba la Liga de la Justicia se escapaba a mis competencias.

De repente, el aura formal de nuestra reunión, que había comenzado a destensarse al tutearnos, se tornó casi íntima, cuando impeló a relatar algo como "amigas". Aquella perspectiva me puso en guardia. Me sentía halagada de que me viera como una aliada, pero no estaba segura de si estaba tratando de forzar una familiaridad para tratar de conseguir alguna cosa que se me escapaba. Había afrontado toda clase de extraños encuentros durante toda mi vida. La colisión complicó aún más ese hecho. Para mí, la confianza debía ganarse con los actos.

Una ironía personal que comprendía a la perfección, teniendo en cuenta que muchos de mis allegados ni siquiera tenían idea de mi verdadero aspecto.

Escuché toda la situación mientras en mi rostro se marcaba la tensión de la mandíbula, y mi ceño se iba frunciendo con levedad, adoptando una expresión severa y concentrada en absoluto. Apoyé el codo sobre el brazo del asiento, lo cerré en un puño, y oculté mis labios tras los nudillos, reflexiva. Lo que estaba diciendo es que la mujer con la que yo me había topado no sólo era considerada como la líder de Themyscira, si no también como la cabeza de una guerra que estaba por iniciarse contra el mundo. Me costaba pensar en el motivo que habría llevado a la figura de Wonder Woman, que estaba ligada a la protección de inocentes, liberación del pueblo y apoyo a las minorías, con una especie de líder militar dictatorial dispuesta a encabezar su ejército a la guerra contra aquellos a los que siempre había protegido... a menos que tuviera una causa de peso. Era amazona. La guerra formaba parte de su vida y sus ideales, pero no para imponerse, si no para defender. Luchaba por la justicia. Por el equilibrio. Por el entendimiento. Por la paz.

- Me cuesta mucho imaginar las posibles motivaciones que llevarían a Wonder Woman a hacer algo así. - dejé vagar mi mente sobre las posibilidades, sólo un instante. - Me gustaría hacer un ejercicio de reflexión. Sólo un momento. - necesitaba ordenar mis ideas, y hacerlo rápido. - Hipotéticamente y suponiendo que haya una motivación racional detrás de todo esto, necesito que me ayudes. ¿En qué circunstancias te habrías planteado hacer algo como lo que ella piensa hacer? - sabía que no eran las mismas personas. Estaba segura de ellos. Aún así, puede que en cierta manera, compartieran su línea de pensamiento. Eso podría resultarnos útil a la hora de afrontar una situación política y militar tan delicada como la que tenía Diana entre manos. - Algo que podamos sustentar en algún suceso pasado, o tal vez, en alguna creencia arraigada en tu pueblo a la que hemos faltado al respeto. Un tratado roto, una amenaza mayor, o que alguno de nuestros países os declarara la guerra primero. ¿Qué sería necesario para tomar la determinación de entrar en guerra contra nosotros?

La embajadora conocía muy bien la situación irregular en la que se encontraba en la MKL. A pesar de todo esa gente le había abierto las puertas, dos veces si se trata de ser justos. La habían acogido con gran respeto y se habían mostrado colaboradores con su visita a pesar de que no había un motivo de peso para ello. Ahora ella pedía información, algo de ayuda a cambio de nada. Cualquier cosa que quisieran darle debía aceptarla con gratitud.

Sin embargo lo que parecía la genuina reacción de la alemana le pilló con sorpresa. Se tomó el tema con el peso y la seriedad necesarias, aportando una visión externa y objetiva. Su mente viajaba buscando el camino que quería trazar, podía verlo en sus ojos fríos. La amazona respiró hondo cuando percibió la mente tranquila y la buena voluntad de la directora. - Nada en absoluto. Los incidentes que haya podido haber se han resuelto rápido que yo sepa y… - Enmudeció un momento, dando una respuesta más meditada a una pregunta que ella había tenido la consideración de sopesar - Debería ser algo grave. Un virus que afectase sólo a los hombres y los convirtiese en bestias, algo muy muy grave, yo.. - Negaba con la cabeza con el ceño fruncido, sabía lo específico y loco que sonaba - Estamos hablando de una guerra dirigida hacia la mitad de la población… - Mantuvo un pulso firme entre cuatro ojos azules - ¿Qué justifica algo así? - La amazona dirigió la vista a uno de los cuadros que descansaban sobre la pared del despacho. Frunció el labio inconscientemente.

- No hay nada en las leyes de nuestro mundo, salvo la defensa propia, que acredite una guerra. El combate es algo muy diferente en Themyscira, no se glorifica la violencia.- Se perdió en los árboles del cuadro, perdiendo la pupila en el trazo de las hojas. Su mirada se iluminó y se incorporó del asiento. - Wonder Woman es sólo un título… - Los ojos se movían ahora rápidos, conectando las piezas de un puzle que le parecía indescifrable hasta entonces. - Wonder Woman no tendría motivos para declarar la guerra a los hombres. Pero tal vez… la persona que lleva el traje sí. Y tal vez no sea… Diana. - Buscó a su alrededor - No sólo está usurpando mi identidad como amazona y como justiciera sino que se trata de alguien con otro nombre… - Buscó en los ojos de la alemana esperando algo de reciprocidad.