The disaster artist (Kate Bishop, Caín) - 4 de mayo de 2020

El flash de la cámara del médico forense iluminó la pintoresca escena que había retratada delante suyo, por el suelo discurría un amplio camino de flores que formaba un pequeño montículo, destacaban los colores blancos y rosados, también el verde presentaba una fuerte acumulación en la parte izquierda del montículo, el ambiente olía a flores y desprendía un agradable aroma a primavera que contrastaba con la desagradable escena al completo…

Sobre el montículo, de pie, había una mujer vestida con un vestido de época, era de color blanco y en la cintura tenía una flor roja y sujetaba con su mano derecha una sombrilla de color verde, su rostro no se podía apreciar, alguien había cosido a este una especie de máscara de piel que lo ocultaba totalmente, llevaba el pelo recogido en un moño y sobre este tenía unas manchas blancas…El cuerpo de la mujer estaba increíblemente rígido y estaba enfocado hacia su izquierda, sobre su cabeza había un foco que proyectaba una luz azulada que daba a toda la escena un aspecto fantasmagórico:

- Mujer joven, de unos 28 años…- El médico de la GCPD examinaba el cadáver con una grabadora de voz cerca, en sus años de carrera en la ciudad había visto muchas cosas, uno nunca se acostumbraba a, por ejemplo, ver las víctimas del Joker, con esa sonrisa en el rostro, y, sin embargo, le seguía aterrando como la ciudad día a día perdía más la cabeza: -…Presenta un estado de rigidez atípico. – Palpó el brazo de la mujer con los guantes: - Imposible determinar la hora de la muerte. El cadáver…- Miró extrañado la nuca de la mujer, levantó el moño con cuidado y hizo una fotografía: -…Presenta una perforación en la base del cráneo, de unos 7 centímetros de diámetro…- Iluminó con una linterna el orificio: -…Deberá determinarse durante la autopsia, pero a primera impresión parece que a esta mujer le han extirpado el hipotálamo…- Siguió examinando el cadáver: -…Sobre el cabello tiene unas manchas de una sustancia viscosa…- Sacó un hisopo de su maletín y frotó una de las puntas de algodón en la mancha: -…A priori parece ser semen, habrá que hacer más pruebas…- Guardó la muestra en una bolsa plástica transparente estéril y terminó de hacer su trabajo en silencio.

Mientras Jack Reacher, el forense de campo del GCPD examinaba el cadáver, yo observaba la escena en todo su conjunto, la policía había encontrado el cuerpo en el Upper West Side de la ciudad después de que la llamada de un drogadicto que solía frecuentar el lugar les pusiera en alerta, habían enviado a un joven cadete y al forense para examinarlo, así como a dos asesores externos que estaban colaborando con el departamento…El cuerpo de policía estaba al límite de su capacidad debido al incesante aumento en el índice criminal de la ciudad, la desaparición de Batman había despertado a los antiguos criminales que luchaban por un trozo de la ciudad, y a nuevos y terribles enemigos que jamás se habían mostrado por miedo a las consecuencias , por eso, en el GCPD se habían lanzado desesperadamente a buscar ayuda en detectives privados e investigadores independientes…

Caminé por la escena, todo lo que el forense había dicho era muy interesante, pero parecía que no había reparado en algunos detalles, examiné detenidamente los tobillos y las muñecas de la mujer, tenía unas marcas rojizas, la habían tenido atada, al menos, seis horas: - Esta mujer no murió aquí…La rigidez del cadáver ha ayudado a enmascarar este hecho...- Señalé mientras examinaba la piel que había cosida a la cara, era bastante gruesa, no parecía humana: - Esto es piel de un animal, posiblemente…- Palpé con mis manos enguantadas en el uniforme de Robin: -…Se trate de piel de cerdo. –

Me aparté de la escena un poco mientras mi mente ya hacia sus propias deducciones y me dirigí a los dos detectives que habían acompañado al policía: - ¿Les gustaría examinar la escena? – No me presenté, tampoco creía necesaria una presentación, el uniforme hablaba por si solo.

Sangre. Por su mano que parecía no dejar de temblar corría un un río de sangre que empapaba el suelo a sus pies, emanando de la mandíbula del animal que usó para asesinar a sangre fría a su hermano, su cadáver aún estaba caliente y se retorcía en el suelo, los últimos espasmos de un cuerpo moribundo. La ira inicial que causó ese arrebato asesino se disipó al ver a su hermano morir poco a poco delante de sus ojos, la mandíbula tocó el suelo dándose un fuerte golpe contra una piedra, partiéndose en dos, se llevó las manos a la boca tapándose ante la horrible escena de la que él era autor, no pudo ni recapacitar en lo que hizo, no sin antes escuchar una grave voz a sus espaldas




El sonido de un policía frustrado con su trabajo dar un portazo con el coche le devolvió al momento actual, estaba ahí ya que fue llamado como asesor a fin de asistir en un caso nuevo; entre las luces de los coches, que seguían brillando con esa característica luz roji-azul, y los uniformes de los agentes que se encontraban en la escena se veía de fondo la horrorosa escena que ahí les habia traido, aunque a ellos les parecía algo horrible seguramente que a su creador le resultaba una obra maestra… quién le iba a decir a él que aquel acto horrible que cometió hace milenios había traído a la tierra esta clase de obras.

Caín llegó a la escena del crimen en un coche policía, junto a un hombre de mediana edad y uno más joven y por el camino hablaron de cómo la ciudad, Gotham, estaba cayendo en un espiral de violencia que, si seguía así, nadie podría parar. A él esta ciudad le recordaba otra en la que estuvo no hace mucho, al menos no hace mucho para el que veía el tiempo pasar como las hojas de un libro sacudidas por el viento. Ya ni siquiera se acordaba del nombre de la ciudad, sin embargo si se acordaba de cómo fue destruida por “el”, destruida por la misma razón por la que él seguía ahí; le enfado.

Su color de ropa resaltaba entre el oscuro color de la noche, portando una chaqueta azul encima de una camisa negra, con unos pantalones blancos a juego. Claro que lo que más destacaba de él era la marca en su frente, que brillaba con una tenue luz la cual, si uno no se fijaba muy bien, parecería ser causada por el brillo de las farolas reflejándose en el tatuaje. A pesar de esto, él estaba tranquilo de que nadie ahí le reconocería, por eso se encontraba a gusto trabajando entre policías; muchos de ellos perdieron su fe hace mucho tiempo… él aún se aferraba a ella con el dedo meñique.

Llegó a la escena y vio a la otra detective, con la que se le avisó de antemano que colaboraría en esta investigación y al ver sus ojos lo que tenían delante, aquella escena que a él le resultaba algo familiar como si ya la hubiera visto en algún otro sitio sin saber muy bien dónde, fue cuando vio esa imagen de su hermano, en el suelo, su vida escapando por la herida que él mismo le causó. Sacudió un poco su cabeza dejando que su cabello negro rebotara un poco; eso fue hace ya mucho tiempo y ya había encontrado su perdon… ¿Por que aun seguía atormentando? Puede que esa fuera su verdadera maldición

Enmascarando todo aquello que le afligía con una sonrisa placentera en el rostro, se acercó a la joven detective y le planto un cordial saludo

-Buenas noches, soy el Detective C. y me consta que vamos a trabajar juntos en este caso

Su voz sonó suave, un sonido que parecía no tener nada que ver con la horrible escena que tenía a unos pocos metros, casi parecía la voz de una persona que se acababa de despertar a las siete de la mañana; un tono suave y calmado que parecía tranquilizante a diferencia de todo lo que había a su alrededor; el sonido de los flashes de las cámaras de los CSI,  el ruido de las sirenas que aún seguían activas y el lejano tono de las aún muy vivas calles de la ciudad de Gotham. Miró al cuerpo y vio al joven Robin examinándolo.

Aquel joven vestido de rojo no era del todo desconocido; un buen detective siempre investigaba bien una ciudad antes de acudir a ella. En su larga vida conocía a diversos y diferentes “héroes”, o aquellos que la gente los consideraba como tales, aunque con los que él se encontró no vestían de esa manera, ellos, y ellas, eran más de llevar espadas y armadura y combatir en largas y tediosas guerras, aunque casi todos los “héroes” que él tuvo el placer de conocer tuvieron el mismo trágico final… por mucho que rehuyera de ella, la muerte parecía seguirle los talones. Asintió a las afirmaciones del joven, dejando caer con ese simple gesto que estaba de acuerdo con lo que él decía y, cuando les dio a entrada a ambos detectives a examinar el cuerpo, Caín no dudo en acercarse a mirar más de fondo

“Lo siento”

Fue lo primero que se le pasó por la cabeza, aquella pobre mujer no estaría ahí, bajo ese cielo oscuro y en ese frió suelo, frió como su corazón robado de toda vida. Se agacho un poco, examinando de esta forma más de cerca la escena, vio algunos pinchazos en los brazos, muy leves y casi no notables, sin embargo a él le dieron una buena idea de lo que había sucedido

-El cuerpo ha sido rellenado con un material, puede que sea el mismo con el que hacen eso… ¿Cómo se llama? Taxidermia, a fin de mantenerlo en la pose que el asesino deseó- se levantó de bueno, en sus ojos se pudo notar un leve tono de tristeza -Al morir el cuerpo se hincha, pero este parece mantener su forma… eso significa dos cosas; que no tardó en moldearla después de asesinarla o… que aún seguía viva cuando le inyecto el material

La imagen mental de aquella pobre mujer, retorciéndose mientras ese material era insertado a la fuerza en su cuerpo, matándola poco a poco, era suficiente como para hacerle estremecer incluso a él… la culpabilidad le carcomía su vieja alma

-Fuera lo que fuese, estamos delante de un hombre acostumbrado a tratar con este tipo de materiales, puede que podamos empezar por ahí ¿Veis algo mas?

El ya dio su observación, evitando mencionar nada sobre que aquello le sonaba de algo pensando que no aportaría nada a su planteamiento y, como ya había escuchado el del joven, ahora solo quedaba atender al de la otra detective. El apreciaba la gente joven, le traían una sensación cálida a su corazón, la sensación de ver a alguien con toda una vida por delante… y a pesar de esto solía preferir guardar las distancias; ya eran demasiadas personas que conoció siendo críos y despidiéndose de ellos bajo tierra. De momento, él no era más que otro detective investigando un caso… puede que en unos cuantos cientos de años sea otra cosa, otra profesión diferente en un lugar diferente que hablaba con otras personas diferentes, más lo que ahora tenía que hacer era encontrar al asesino que perpetró aquel horrible acto… así podría distraer su mente de las cosas que le carcomía el pensamiento.

El segundo detective que acompañaba al tal C tenía la cara descompuesta, el llamado de la policía de Gotham no había distinguido entre que tipos de detectives necesitaban y algunos, llamados por la fama, el dinero y pensando que una ciudad regida por un tipo vestido de murciélago sería fácil de sobre llevar se metieron a la carretera preparados para resolver crímenes sencillos…Y ahí estaba el resultado, el tipo, vestido con una gabardina y un gorro empezó a vomitar sobre la acera, probablemente jamás había visto una escena así, yo no le culpaba, Gotham era un terreno duro sobre el que trabajar:

- No se preocupe detective, entre en el coche y descanse. – Luego miré al otro hombre, que había examinado el cadáver sin dudar, parecía que coincidíamos en nuestras deducciones, sin embargo…Me acerqué de nuevo a la mujer mientras respondía a C: - Si, probablemente esto es trabajo de alguien que sabe lo que hace, no es una chapuza…- Observaba cada resquicio de piel, buscando detalles que pudiéramos haber pasado por alto.

Examiné con cuidado su cuello y subí por su nuca hasta el pelo, había restos de algo que parecía tierra: - Señor C…Creo que he encontrado algo. – Saqué un hisopo de dentro de mi cinturón y lo froté con una hebra de cabello de la mujer, el algodón quedó manchado con un color marrón oscuro, lo puse en alto y lo examiné: - Parece algún tipo de sustancia oleosa…- Lo acerqué ligeramente a mis fosas nasales y olfateé: - Percibo olor a disolvente mezclado. Si me permite, puedo tratar de rastrear la sustancia en concreto y llegar hasta su fabricante, pero deberé hacerlo en mi laboratorio. –

Guardé el hisopo con cuidado en una bolsa de plástico y luego lo metí dentro del compartimento del cinturón: - Creo que no tenemos mucho más trabajo aquí, agentes, pueden levantar el cadáver, por favor, díganle a Gordon que nos mantenga informados de las novedades. – Miré al detective mientras sacaba mi garfio: - Por ahora es precipitado sacar conclusiones definitivas, su idea es interesante, tal vez podamos trabajar por ese lado, en Gotham no hay tantos taxidermistas, es probable que podamos sacar una lista de clientes…Le contactaré más tarde a través de la policía. – Le hice un gesto con la cabeza a modo de despedida mientras salía del almacén y utilizaba mi garfio para perderme por los tejados, algo no me cuadraba en toda aquella escena, necesitaba comprobar la sustancia en el ordenador.

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- ¿Sabes? Yo no disfruto con esto….No…- Una potente luz le deslumbraba, era difícil saber dónde se encontraban, Cheryl Langstrom, una joven modelo amateur pelirroja miraba a su alrededor pero lo único que ubicaba era la voz que le hablaba mientras palpaba su brazo izquierdo: - Verás…Todo es por el arte…E-el arte es eterno…- Notó un pinchazo, no podía moverse, su cuerpo estaba adormilado, ni siquiera podía hablar, sólo esperar en silencio a que todo aquello acabase rápido: -Ahora todos piensan que no sirvo para nada...Pero se equivocan, si, claro que se equivocan…La historia me recordará cómo un artista…Es solo que aún no están listos para mis obras.-

La chica podía sentir cómo un líquido empezaba a fluir desde la aguja que tenía en su brazo clavada hasta sus venas, empezó a llorar, no quería morir: - Nadie volverá a reírse de mí nunca más…-

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Me había dado el tiempo justo para llegar a la cueva, poner a examinar la muestra tomada y cuando estaba a punto de tomar una taza de café para coger fuerzas filtré una llamada de radio que hablaba del hallazgo de un cadáver nuevo ¿Tan rápido? Esta vez había sido a 10 km del lugar dónde habían encontrado el primero…Mi café tendría que esperar.

Estaban en el interior de un antiguo edificio de viviendas abandonado, la estructura había quedado seriamente dañada durante uno de los ataques del Joker y estaba pendiente de ser demolido, cuando llegué, el detective C ya estaba examinando detenidamente el cadáver, la escena, de nuevo, volvía a ser insólita, incluso para Gotham.

El cuerpo, de una mujer, se encontraba sentado de rodillas en el suelo, tenía el brazo izquierdo cerrado apoyado sobre el muslo del mismo lado, el brazo derecho estaba extendido, su postura era de nuevo muy rígida, tenía el pelo moreno recogido en un moño e iba vestida de época de nuevo, una falda marrón y una camisa azul, el suelo estaba lleno de hierba que alguien había arrancado y transportado hasta allí deliberadamente, el detalle más horroroso, de nuevo, consistía en una piel cosida a la cara de la mujer, que impedía ver su rostro:

- ¿Qué han encontrado? – Miraba fijamente le cadáver mientras esperaba una respuesta de mi compañero de profesión, había algo en todo aquello que me resultaba extrañamente familiar, pero no sabía exactamente de qué se trataba.

Vio como el compañero que llegó al mismo tiempo que él empezó a sentirse mal, al parecer no pudo soportar la escena del crimen al ser tan horrible. Era normal, no todo el mundo tenia el estomago para cosas así; ver la escena de un crimen con alguien con un disparo en la cabeza ya era horrible, pero esto… no, esto ni siquiera tenía nombre. Cuando se agacho hacia el suelo, Caín se acercó y le puso una mano sobre el hombro con intención de preguntarle si estaba bien, mas no le hizo falta pregunta alguna cuando el mismo hombre empezó a vomitar sobre la acera, teniendo que ser llevado fuera de ahí ya que alguien en su estado no podía trabajar en una escena así.

Era una pena, no por lo que acaba de pasar con el detective, a Caín le entristece que él ya no tuviera reacción ante cosas así. Le entristecen, le hacían enfadar con sigo mismo al haber sido culpable de traer este tipo de cosas al mundo pero… ya no le daba asco, ni siquiera ver la escena más horrenda descrita por la mente del hombre más perturbado le haría reaccionar como reacciono el otro detective a esta escena. Vio montones de cadáveres amontonados siendo roídos por ratas en la edad media, fosas comunes llenas de pobre gente que no pudo escapar de los Nazis, mujeres, niños, todos malnutridos, sin ropa y tirados a las fosas como meros animales… y muchas cosas más de las que prefiere no acordarse. Todo eso consiguió que ya no tuviera una reacción física al encontrarse una escena así… mental, bueno eso ya es otra cosa.

Los dos detectives que aún quedaban, él y el joven con un traje que llamaba la atención de Caín que le miraba de reojo asombrado por sus ropajes; le recordaba a esos guerreros que vestian con capas para ir al campo de batalla, centuriones recordaba que se llamaban. Cuando este último le avisó sobre su hallazgo, se acercó a ver de lo que hablaba con cuidado de no acercarse demasiado al algodón sabiendo lo que pasaría si simplemente lo rozaba con una parte de su cuerpo que no tuviera ropa encima.

-¿Un laboratorio propio?- pregunto, entusiasmado ante la idea -Es usted un joven muy preparado, espero resolver el caso muy eficientemente con su ayuda

Que estuvieran en una escena de un crimen no quitaba que no tuviera que ser cortés. El joven detective se marchó, dejandole a él solo con los demás policías que empezaron a limpiar la escena a fin de llevarse el cadáver al depósito donde los CSI podrían indagar más en él. Como era de esperar, Caín ayudo en esas tareas, poniendo señas en la calle para que la gente no pasara, marcando el lugar donde estaba el cadáver después de que fuera transportado y ayudando a echar fotos a cada mancha en el suelo con sus respectivos carteles.

Una vez terminó todo el trabajo, se subió en el mismo coche de policía que la trajo a la escena del crimen para dirigirse al depósito siguiendo el cadáver, ahí podría indagar más en el cuerpo y descubrir cosas que,a simple vista no eran visibles. En su camino, pasaron por un edificio abandonado y, al pasar por la luz de una farola, le pareció ver una silueta inmóvil, tal fue su visión que tuvo que pedir al policía que le llevara que se detuviera. Ambos se bajaron y empezaron a caminar al edificio donde Caín vio la silueta; justo lo que el decía, entre las sombras del edificio se pudo ver una silueta provocando que el policía sacara su linterna y su pistola.

Se empezaron a acercar poco a poco a la silueta que permanecía inmóvil mientras el policía le gritaba que se identificara y le apuntaba con su pistola. Caín prefería no hacerlo así, que no hubiera armas, pero entendía que la situación era un poco tensa, sobre todo tras presenciar esa escena tan horrible horas atrás. Por fin, la linterna del policía llegó a la silueta, iluminando su rostro y… habría sido mejor que no lo hubiera hecho.

La policía llegó rápidamente a la nueva escena del crimen, como esta vez fue el primero en llegar pudo investigar más la escena del crimen, identificando los mismos patrones que en el anterior cuerpo lo que demostraba que el asesino del primer cuerpo era el mismo que el del segundo cuerpo. Cuando llegó el joven detective de nuevo, Caín pudo compartir su hipótesis con él de nuevo

-Este cuerpo sigue el mismo patrón que el anterior, incluso hemos encontrado la misma sustancia que encontró usted en el anterior cuerpo pero… noto algo extraño, algo que se me está escapando

Se quedó unos minutos en silencio mirando el cuerpo, rodeándolo, agachándose para verlo con una luz diferente. Fue entonces cuando sus ojos se iluminaron cuando se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo

-Ahora te entiendo...- dijo en voz baja, volviendo a levantarse, parecía hablarle directamente al asesino -la persona que está llevando a cabo estos asesinatos es un artista, o bueno se considera uno; mire como deja los cuerpos, la escena… desea ser encontrado- empezó a dar vueltas sobre el cadáver mientras hablaba, analizandolo cuidadosamente -no solo estamos buscando a un taxidermista, estamos buscando a un artista frustrado, seguramente nadie aprecia su arte y por eso ha empezado con estos asesinatos… tiene un patrón, mujeres jóvenes

Se giró hacia el joven detective y le miró directamente a los ojos, muy seriamente

-Estamos frente a un hombre perturbado, seguramente un taxidermista frustrado que sigue un patrón de chicas jóvenes y, por la poca distancia que tenemos desde este cuerpo al anterior, vive por esta zona de la ciudad… la franja de búsqueda se hace más pequeña

Escuché atentamente las palabras del detective, todos sus razonamientos eran bastante acertados, encajaban con la forma en la que se habían tratado los cuerpos, sin embargo, algo me escamaba ¿Por qué cubría el rostro de sus víctimas? Examiné el cuerpo en silencio, los patrones se repetían, de nuevo habían utilizado el polímero para endurecer el cuerpo, de nuevo representaba una escenografía: - Si…He cotejado las imágenes del cadáver anterior, correspondían con un cuadro de Monet. Este…- Observé atentamente, buscando en mi memoria: - Tengo que confirmarlo, pero diría que se trata de una representación de un cuadro de Van Gogh, todos tienen un factor común, fueron artistas incomprendidos en su época. –

Miré al detective C, era un tipo inteligente e ingenioso, alguien así nos iba muy bien en Gotham ahora mismo, era complicado gestionar la oleada de crímenes que estaba acechando la ciudad últimamente: - Creo que…- Mi razonamiento fue interrumpido por un sonido en el pequeño auricular que llevaba en mi oreja: - Robin 1, aquí Penny. – La voz de Alfred me habló: - Aquí Robin 1, dime Penny. – El mayordomo habló mientras yo me retiraba un poco de la escena para poder conversar: - Gracias. – Colgué la llamada y me acerqué a mi compañero de nuevo:

-Al parecer el compuesto se trata de un disolvente llamado White Spirit, se utiliza para trabajar en talleres con poca o baja ventilación, tiene una concentración más baja de la de productos cómo el aguarrás o la trementina…- Miré el cuerpo de la mujer ¿Acaso toda esta locura estaba ocurriendo porque los Gothamitas sabían que nadie les vigilaba por las noches? ¿Esta era la verdadera esencia de la ciudad? -…Sólo hay un fabricante que haga este producto en Gotham, tal vez podamos conseguir una lista de clientes, pero tenemos un pequeño problema…- Le hizo un gesto para que se acercara y le murmuró al oído: -…Es un negocio de la mafia, si vamos allí, tendremos que hacerlo solos, sin contar con la policía. –

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Estábamos ante la puerta metálica y roja de un almacén, a unos 3 metros de altura había unos ventanales por los que salía luz y, por encima de estas ventanas, un letrero en el que rezaba ‘Wilken & Sons’’, cómo muchos negocios de la ciudad aquel lugar pertenecía a la mafia, desde allí distribuían productos químicos para fabricar drogas sin levantar sospechas, parte de la policía que trabajaba esa zona estaba bajo su nómina así que presentarse allí con los agentes habría significado encontrar vacío y cerrado el lugar:

-Les tenderemos una emboscada…- Saqué mi garfio y apunté al tejado: - Usted finja ser un cliente e intente entrar, yo me desharé de los guardias que haya allí. – Disparé el garfio y subí hasta el tejado, abrí uno de los ventanales poco a poco y me adentré en el interior, cayendo suavemente sobre una pasarela metálica que cruzaba todo el techo, el sitio estaba lleno de unas altas estanterías de unos dos metros repletas de productos químicos, dichos muebles formaban unos largos pasillos estrechos que iban desde la entrada hasta un espacio abierto en el que había una mesa de madera.

Sentados en unas sillas, jugando a cartas sobre dicha mesa había cuatro hombres, tres de ellos tenían sus pistolas sobre la mesa y el cuarto la tenía en una funda bajo el hombro izquierdo:

-Maldita sea Joe, eres un puto tramposo. – Uno de ellos tiró las cartas sobre la mesa con enfado mientras el que estaba a su izquierda reía: - Mala suerte, aprende a jugar. – Por la pasarela caminaba un quinto hombre con un rifle, me deslicé rápidamente y en silencio entre las sombras, mis brazos rodearon el cuello del hombre por detrás, 9 segundos y su flujo de sangre hasta el cerebro quedó interrumpida por mi llave, el tipo se desmayó y cogí su rifle, lo desarmé por completo y entonces un toque en la puerta me puso en alerta, ahí estaba el detective, me preparé para lanzar mi emboscada desde el techo a los hombres, dos de ellos se habían levantado para ir a la puerta…Revisé mi cinturón y saqué una bomba de humo.

Tuvo que guardar una sonrisa en su interior cuando aquel joven detective que apenas había vivido ni un cuarto de su vida, mencionó a Monet y Van Gogh, artistas en los que el asesino se fijaba para crear sus “obras”. Mas no sonreía para sus adentros por eso, si no por los recuerdos que le traían aquellos nombres; recordaba los días de verano en la provenza francesa y como charlo con ese extraño y maravilloso hombre sobre los cuadros de Monet, ese hombre pelirrojo que para muchos estaba completamente loco… para Caín fue el hombre más grande que conoció jamás, como transformo el sufrimiento de su vida en un arte tan hermoso que las palabras se escapaban de tu boca al intentar describirlo y él tuvo gran oportunidad de ver sus obras a lo largo de sus años, viendo como pasaban de ser cuadros que nadie quería ni ver a estar valorados en millones.

Incluso al final de la vida de aquel hombre salvaje, transformó el dolor en algo bueno; puede que poca gente tuviera conocimiento de esto, pero Caín aún se acordaba de como Van Gogh afirmó haberse pegado el tiro el mismo… pero no lo dijo para afirmar su suicidio, si no para proteger al chaval que le disparó, un joven francés al que le gustaba molestar al pobre hombre y que aquel fatídico día, cogió la pistola de su padre y pensando que no estaba cargada, hizo la broma de disparar a Van Gogh… claro que la broma se le fue de las manos.

A veces aún se despertaba recordando esa época de su vida, podría no haber sido más que un segundo en la vida de un inmortal como Caín, un punto más en un libro de mil páginas… pero aquel maravilloso hombre se le quedó marcado para siempre en la memoria, como al final de su vida decidió proteger a su propio asesino. Pero no todo el mundo era así, había personas que veían a los demás como carnaza en la que poder realizar sus fantasias mas morbidas… Caín no las culpaba, sabía muy bien de quién era la culpa de que hubiese gente así en el mundo, pero eso no quitaba que quisiera evitar que aquellas personas terminaran con la vida de sus semejantes… o con la suya propia. Se quedó en silencio mirando la escena del crimen y negó con la cabeza, aquel asesino perturbado había creado todo lo contrario a lo que Van Gogh hacía en vida; transformó la belleza de la vida en sufrimiento, en algo horrible y digno de repudiar.

Le caía bien el muchacho, era inteligente y tenía recursos… se esforzaría en recordar su cara. Puede que eso sonara frío pero… si, en verdad era algo muy frío, más Caín tenía, no, debía vivir así, no fijándose en las personas de su alrededor, intentando no recordar nombres ni caras para que así no vengan a asaltar sus sueños, como ya hace el pintor mencionado anteriormente y otras cuantas personas mas que no salen de su memoria por mucho que lo intente. Escuchó al joven, que se las averiguo para descubrir el fabricante del disolvente que usaba el asesino… el problema es que tendrán que infiltrarse en un negocio de la mafia y eso no es que le entusiasmara, más no dudaría en hacerlo si significaba salvar a una persona más de las garras de aquel mórbido artista.




Escuchó atentamente el plan del joven detective, a él le tocaba la parte más fácil, la de fingir ser un cliente… o al menos era la que parecía más fácil, pero Caín era ese tipo de persona que era fácilmente reconocible, sobretodo para los hombres y mujeres de fe… como estaban a punto de descubrir. Vio cómo el joven se enganchaba con este curioso aparato y se subía al tejado con él, le seguía impresionando que tuviera tantos recursos para su edad, seguro que tuvo un buen profesor. Dio tres golpes en la puerta metálica y esta fue abierta por dos hombres armados, sus pistolas, que cogieron de la mesa en cuanto fueron hacia la puerta, asomaban de sus cinturones, uno de ellos le preguntó bruscamente que quería y Caín, con una voz suave y relajada, respondió

-Verán, estoy buscando un… producto en especifico y me han dicho que aquí es el único sitio de toda la ciudad que lo produce

Los matones se miraron el uno al otro y luego al jefe que seguía sentado jugando a las cartas, el cual les hizo una seña de que dejaran entrar al cliente. Los hombres le dejaron paso y le escoltaron hasta su jefe, un hombre de mas o menos unos cuarenta años, italoamericano, con una chaqueta de traje negro y una camisa roja a rayas que tenia abierta dejando ver la cruz que colgaba de su pecho, en su cabeza no tenia mas de cuatro pelos con los cuales intentaba ocultar su calvicie peinándoselos hacia el lado. Sonrió cuando vio a Caín acercarse, saboreando el dinero de su nueva clientela… pero en cuanto el moreno estuvo lo suficientemente cerca como para verle bien, el rostro del hombre se congeló.

En su pueblo natal en Italia, su madre le leía todos los días la biblia a tal punto de que recordaba con detalle a todos los personajes y se consideraba un hombre religioso que, a pesar de ser parte de la mafia, iba todos los domingos a la iglesia y rezaba todas las noches. Por eso, reconoció la marca en la frente del hombre y… reacciono

-È il mostro, è il diavolo!- exclamo, haciendo que sus hombres fueran rápidamente a sus pistolas, mas les hizo un gesto para que se detuvieran -¡No! No se os ocurra enfadarle, ni le toquéis, por dios no… ¡Por favor, perdónenos la vida!

Los hombres estaban algo confusos, jamás vieron a su jefe actuar así; con verdadero terror. Su voz estaba quebrada, de su frente salían chorros de sudor frío y estaba pálido como la nieve, todo eso al verle la cara a aquel hombre. Para el, Caín no era un detective que vino a detenerle, no lo conocía por eso, el lo conocía por lo que se narraba de él en la biblia; el primer asesino de la historia, el monstruo que condenó a toda la humanidad… y eso era lo que aquel hombre veía en él, un demonio, un monstruo, algo a lo que temer. Juntó sus manos en señal de clemencia, pidiendo por favor a Caín, que estaba impasible con el ceño fruncido y unos ojos que ocultaban cualquier pensamiento, que le perdonara la vida, fue entonces cuando vio a Tim por la pasarela

-Ei, tu!- le gritó al joven con una voz que pedía ayuda -¡Por favore, salvanos! te diré lo que quieras, me entregaré a la policía, pero por favor ¡No nos dejes aquí con este mostro!

Caín aprovechó todo esto para coger las pistolas de la mesa y lanzarlas hacia la puerta, en cuanto hizo el amago de ir a por la del jefe, este se estremeció y empezó a temblar… Caín vio en los ojos todo lo que el temia, el peso de lo que hizo cientos de miles de años atrás, como su mera presencia hace que un hombre hecho y derecho se acobarde cual niño en su primera película de miedo, da igual todo lo que hiciera para intentar redimirse… siempre habría gente que le veía como el hombre que fue en aquel entonces; un monstruo. Cuando Tim bajo y él se deshizo de las armas, le miró con una mirada seria, distante… fría

-Yo… esperaré fuera, tu encárgate de sacarle todo lo que necesitamos

Salió por la puerta y se quedó a unos metros de ella, con los brazos cruzados mirando hacia el cielo nocturno, oscurecido por la ausencia de estrellas debido a la contaminación lumínica de la ciudad. El joven no tardó en salir con la información que necesitaban, sin embargo, el moreno sabía que quería mas; quería saber por que aquel hombre se estremeció tanto al verle

-Se que debes de tener muchas preguntas, te las puedo responder ahora, cuando terminemos la investigación… o podemos pasar página y olvidar lo sucedido ¿Que me dices?

Estaba claro que era lo que él prefería, pero claro… Siendo un detective tan joven, estaba claro que no iba a dejar escapar una situacion tan curiosa como la que acababa de vivir.

Observé en silencio cómo el detective C se adentraba en la fábrica, tenía la bomba de humo preparada en mi mano, cuando se crease una obertura lo suficientemente grande la arrojaría y entonces tendría unos doce segundos en los que podría derribar a aquellos mafiosos…Pero al parecer la noche tenía otros planes para nosotros, el que parecía el jefe del grupo empezó a gritar y a suplicar al detective que no se acercara y los dejase en paz ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso era aquel hombre un metahumano? Me preparé para saltar por si las cosas se complicaban, pero mi compañero se desenvolvió sobradamente y se deshizo de las armas:

-Necesitamos conocer información de un cliente…- Descendí lentamente usando el garfio, parecía que no tenían ninguna voluntad de pelear y estaban asustados de verdad, por lo menos, su jefe lo estaba: - Tienen que haber comprado cantidades grandes de este componente, necesito saber la dirección a la que se ha enviado, un contacto, cualquier cosa. – Le extendí una nota al tipo con el nombre comercial del componente, el me miró, luego la nota, luego al detective…Chasqueó los dedos y uno de sus hombres trajo una libreta que abrió sobre la mesa, el hombre se acercó con la nota y en ella garabateó algo después de leer la libreta:

-Ahora largaos, por favor…- Se le veía extremadamente nervioso y no paraba de mirar de reojo a mi compañero, cómo si en cualquier momento fuera a saltar este sobre su cuello y a morderle cómo si fuera un animal salvaje, miré a aquellos criminales y me guardé la nota, no teníamos tiempo, si no, alertaría a la policía de aquel lugar…Otro día sería…

Al salir del almacén fue C quien habló prometiéndome que podría explicármelo luego, nos detuvimos unos instantes, le mostré la dirección que nos habían anotado: - Este lugar no está lejos, no tardaremos…- Luego la guardé y miré al hombre, se le veía incómodo con la situación: - Todos tenemos secretos, señor C, yo mismo me oculto detrás de una máscara, y a veces es mejor que los secretos sigan siendo eso…- Rebusqué en mi cinturón y saqué un comunicador del que pulsé un botón antes de acercarme y murmurar: - Robin 12-26-68. – Un pitido respondió a mi mensaje, después de un par de minutos de espera una motocicleta roja de gran cilindrada llegó a nuestra ubicación y se detuvo: - Iremos un poco incómodos, pero será solo un rato. – Me acerqué a la motocicleta y abrí el asiento, sonreí a C y le lancé un casco para que se lo pusiera.

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-No…no…no, no, no, no. – Cheryl Langstrom escuchaba cómo el hombre que la había secuestrado maldecía a través del teléfono, alguien le había llamado hacía apenas 2 minutos, eso era lo único que la había salvado de que aquel líquido acabase de penetrar del todo sus venas, empezaba a sentir sensibilidad en su cuerpo desnudo, hormigueo en los pies y las manos, estaba atada y no podía moverse. Las lágrimas surcaron su rostro ¿Por qué le estaban haciendo esto? Un foco le deslumbraba, no era capaz de ver dónde estaba:

-Maldita sea…- Su secuestrador colgó el teléfono con fuerza y se dirigió hacia ella: - No lo entienden…Ellos no lo entienden…- Le sujetó la cara con fuerza, notaba los dedos fuertes del hombre apretarle las mejillas: - Esta iba a ser mi obra maestra…- Un ruido en la lejanía ¿Estaban en un piso de viviendas? Parecía que venía del exterior: - No…-

Lo siguiente fue un fuerte golpe de madera rompiéndose, alguien había entrado por la fuerza en la casa.

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No habíamos tardado ni cinco minutos en llegar, conocía Gotham cómo la palma de mi mano y moverme por ella era algo rápido y sencillo. Una vez en la puerta del domicilio miré a C unos instantes y le di unas instrucciones: - No sabemos que nos puede esperar allí, yo me adelantaré a cubrir el terreno, usted espere aquí y cuando le de la señal entre. – El afirmó y mi siguiente movimiento fue derribar la puerta de una patada, esta cayó y entré rápidamente en el lugar, la casa parecía casi abandonada, envases de comidas, agua estancada, oleo de pintura, telas viejas…Todo parecía indicar que no había nadie en aquel lugar.

Un sollozo me alarmó, me adentré poco a poco y al llegar a una estancia grande pude ver a una chica a la que habían insertado un embudo en la boca a la fuerza y empezaba a caerle un líquido blanquinoso similar al látex: - ¡Maldición! – No había tiempo de comprobar trampas, corrí hacia ella y retiré el embudo de un manotazo, la chica empezó a escupir peleando por no ahogarse con el polímero: - Tranquila, tranquila…- Escuché el sonido de una puerta trasera, mi primer impulso fue correr detrás del ruido, pero no podía dejar a aquella chica a su suerte:

- ¡Señor C! – Grité con fuerza: - ¡Está intentando escapar por la escalera de emergencia! -

Cuando sus ojos se encontraron con los del perturbado mafioso, Caín vio en ellos el temor más profundo en su alma; que a pesar de todo lo que hizo a lo largo de su vida, de lo mucho que intento cambiar e incluso a pesar de haber encontrado la paz por lo que hizo, que después de todo eso… la historia le siga recordando como el monstruo que una vez fue. Se reconfortó cuando el joven detective no deseo hacerle ninguna pregunta tras lo sucedido, la verdad es que no se sentiría cómodo respondiendo preguntas, a pesar de que estaba dispuesto a hacerlo.

-Gracias- le agradeció con una suave sonrisa -significa mucho para mi…

Eso sí que era raro, que alguien al ver algo raro en él, ya sea la marca o sus poderes, no le empezase a hacer preguntas. Le caía bien el joven detective, notaba en él una chispa que ya pocas veces notaba en la gente, ese chico tenía un buen futuro por delante, quien sabe puede que se reencuentre algún día con él, bajo otras circunstancias más favorables, y el chico se haya convertido en un hombre impresionante. De momento, se puso el casco que le acababa de lanzar y se lo puso, ya se había montado en moto alguna otra vez aunque no es que le entusiasmara… bueno, el fin justificaba los medios.

Llegaron al edificio en cuestión de minutos, el joven era de aquí y se sabía las calles, no como el que cuando el joven le enseñó la dirección la miró sin entender ni jota. No podía esperar a salir de esta ciudad que le traía recuerdos de esa ciudad de la antigüedad que tanto enfureció al de arriba… aunque si en esa ciudad hubiera existido alguien como este chico, quien sabe, puede que incluso el de ahí arriba les hubiera perdonado. El edificio parecía abandonado y al entrar, subiendo por las escaleras chirriantes hasta la puerta que les indicaron en la nota

-Tenga cuidado, podría ir armado

Le susurro a su eventual compañero antes de que entrara por la puerta. Escucho el sonido de las pisadas del joven, la respiración forzosa de la mujer… y el grito del detective encapuchado cuando le avisó de que se estaba intentando escapar. A el no le gustaba ser el que iba directamente a los criminales, por culpa de sus poderes no sabía que iba a pasar, aun así en cuanto fue llamado no dudo en dar una carrera hacia la escalera de incendios, siguiendo al asesino en cuestión.

Lo encontró en uno de los rellanos de la escalera de incendios, una pequeña superficie metálica plana entre los escalones y ahí empezó el forcejeo. El hombre se abalanzó con la fuerza de un hombre loco sin nada que perder, Caín luchó contra él como una persona que no quería hacer daño a nadie, pero que no estaba dispuesto a dejar que nadie hiciera daño a alguien. Siguieron con el forcejeo unos minutos, hasta que, sin que el inmortal se diera cuenta, el hombre sacó una pistola de su bolsillo seguramente comprada a la misma mafia que le vendía los materiales para sus horribles obras.

No lo vio, lo sintió; el tiro en su cabeza, se sintió como si le hubieran clavado un clavo ardiente, echándole hacia atrás dándose un golpe en la espalda. Se tapó el ojo mientras grito de dolor, esperando entre tanto grito escuchar los sonidos de las escaleras metálicas retumbar mientras el asesino escapaba de su alcance… no fue eso lo que escucho; un golpe seco, el sonido de un cuerpo que se rompió al impactar contra el suelo. Aun con la mano en el ojo, que estaba intacto pero el dolor seguía presente, se asomo a la barandilla y vio lo que sus poderes habían provocado. Cuando intentabas dañar a Caín, el daño físico lo recibirás tu de una manera más moderada ¿Un pistoletazo a tan poca distancia? El asesino lo sintió como un fuerte puñetazo en el ojo… un golpe que le hizo desestabilizarse y caer al vacío de cabeza

-¡¡NO!!

Exclamó Caín al ver el cuerpo inerte del hombre, la sangre brotaba de su cabeza que ahora se encontraba abierta en el suelo. Bajo por las escaleras corriendo, sujetándose el ojo durante todo el camino solo quitándose la mano de encima cuando llego abajo y se arrodillo ante el hombre. Ya no era un asesino, no era un artista perturbado ni un loco… era una persona, un ser humano que podría haber sido salvado si hubiera recibido la ayuda que necesitaba… en su lugar se encontró con Caín y, como otros muchos, fue lo último que vio antes de morir.

Cuando el joven detective bajo, se encontró al inmortal aún arrodillado, con lágrimas en los ojos y una mano en el pecho del hombre ¿Por qué sentía tanta lástima por la muerte de alguien que mató a tanta gente? Porque sabía cuando alguien era un ser malvado, alguien lleno de malicia… aquel hombre, sus ojos cuando los vio en su encuentro con él en la escalera, no eran los de un ser malvado, eran los de un enfermo mental , de alguien que necesitaba ayuda y que ahora no la encontraría jamás… sabía bien Caín como eran los ojos de un ser malvado, durante años cada vez que veía su reflejo esos ojos eran los que le observaban

-Intente detenerlo, pero sacó un arma, intentó dispararme, falló y el retroceso... le hizo caer… no pude hacer nada- apretó el puño y se mordió el labio inferior, forzando a dejar de llorar -no pude salvarle...