Prueba de Rol | Kate Bishop

—Listo —Kate observó sonriente el cartel que decía “Hawkeye Investigations” en la puerta de su oficina, aunque la verdad lucía bastante horrible. No se podía esperar mucho ya que lo había escrito ella misma… En una hoja de papel. Hey, pero eso para ella era suficiente. La joven se había mudado a un edificio departamental en el centro de New York, junto a ella había principalmente dentistas y un par de abogados. Ella era la única detective privada de la zona. ¡Sin contar que también era la única Avenger de allí! Eso seguro servía para su publicidad, por eso lo añadió al cartel —¿Qué opinas, Lucky? —El labrador arqueó su cara hacia un lado.

—Roof.

—Da igual, no sabes apreciar el arte —Dijo antes de entrar en la oficina, un lugar bastante en blanco. Tan solo tenía un escritorio en una esquina y un par de sillas alrededor. No era muy encantador, Bishop estaba trabajando en eso, pero no planeaba usar el dinero de su padre para ello. Acto seguido se sentó en su silla para esperar.

Diez minutos. Luego treinta. Una hora. Dos horas. Nadie entraba a la oficina, y no era que nadie pasara por la zona, los dentistas no paraban de atender gente y en los bufetes había más movimiento que en Disneylandia durante verano. Kate golpeó su cabeza suavemente contra el escritorio, estaba frustrada y algo irritada. Fue entonces cuando el sonido de la puerta abriéndose la hizo recomponerse para mostrar su mejor faceta, la encantadora, con una sonrisa que enamoraría a cualquiera. Una mujer rubia, alta y de porte fino entró en la habitación, mirando fijamente la sala tan “pinteresca”. La mujer era dueña de un gato, pudo deducir Kate, que notó algo de cabello en los bordes de su vestido rojo; y recientemente había ido a la peluquería, ese cabello brillante sin duda lo gritaba.

—¿Dónde está Hawkeye? —Preguntó la dama.

—Oh, yo soy Hawkeye.

—Déjate de juegos, niñata, dime dónde está el chico.

—Maldita sea, aquí vamos —Susurró para sí misma —Mire, señora, entiendo que tal vez piense que yo no sea Hawkeye, pero lo soy y…

—¡Tráeme al verdadero Hawkeye, mocosa, antes de que te acuse por robar su identidad! Tú no serías lo suficiente eficaz ni fuerte para este caso que me aflige tan dolorosamente.

—¡Yo no robé su identidad! ¡Y soy más fuerte que él, solo no me ando paseando desnuda por toda la calle! Y lo digo en serio, una vez lo vi pelear sin pantalones contra un montón de matones —Oh, sin duda, lo había hecho.

—¡No me vuelvas a alzar la voz otra vez así o yo…!

—¡¿O tú qué?! —Interrumpió Bishop levantándose abruptamente de su asiento y compartiendo una fiera mirada amenazadora contra la posible cliente que, en definitiva, no iba a contratar ninguno de sus servicios de todos modos. La mujer se cruzó de brazos y la heroína arqueó su ceja esperando una respuesta, pero antes de poder recibirla un sonido peculiar llamó la atención de ambas, sirenas. La policía acababa de llegar y un montón de gritos se escuchaban por todo el lugar. La de cabello azabache se dio la vuelta para observar por la ventana, había un robo en el banco de enfrente, con rehenes. Sonrió levemente —¿Sabes qué? Prefiero estar allí que lidiar contigo un minuto más.

Sin que la rubia pudiese decir una palabra, la heroína se quitó la ropa, mostrando su ya bien característico uniforme morado, se sacó guantes de sus bolsillos que procedió a ponerse, ató su cabello, tomó las flechas que yacían al lado del escritorio y sacó de una gabeta su arco plegable. Acto seguido volteó a ver a la mujer y se puso sus famosísimas gafas violetas. La dama solo yacía boquiabierta al ver cómo Hawkeye lanzó una flecha con un cable retractor hacia la azotea del banco y simplemente se marchó de la habitación que estaba en un tercer piso, como si fuese un juego,

[DENTRO DEL BANCO, AL MISMO TIEMPO]

—Por favor, no me mates. Por favor, no me mates. Por favor, no me mates.

—¡¿Quieres callarte?! ¡No te lastimaremos mientras hagas lo que te decimos, todos estarán bien mientras hagan lo que les decimos! —Enunció uno de los delincuentes visiblemente irritado. A la par que la heroína se asomaba por un ducto de ventilación, vigilando la escena. Eran tres ladrones. No era muy difícil identificarlos, a fin de cuentas eran los que tenían trajes y estaban de pie. El hombre, sin darse cuenta de la presencia de la chica, apuntó al molesto sujeto que decía diciendo en bucle “por favor, no me mates”. Estaba en un ataque de pánico. Sin embargo, antes de poder hacer nada, su pistola simplemente salió disparada de su mano al ser golpeada por una flecha —¡Auch! ¡¿Qué mierda?!

—¿No se cansan de seguir usando pistolas como si fueran amenazantes? —Kate dio un golpe a la ventilación y saltó de ella hacia el suelo. Sonreía al hablar. Tanto rehenes como los ladrones del pequeño banco la habían notado; los primeros lloraban con más fuerza, por alguna razón. ¿Quién llora cuando está a punto de ser rescatado? Da igual. La mejor, más inteligente y hábil Hawkeye de todos los que han existido en todo el multiverso puso tres flechas más en su arco antes de prensarlo —Ahora, aunque no lo sepan, me salvaron de una situación bastante desagradable, por eso, si se portan bien, no les haré tanto daño. ¿Qué dicen? ¿Trato? —Inmediatamente los otros dos sujetos, quienes aún estaban armados, le apuntaron —Vale, tomaré eso como un no. Es más divertido de esta forma.

La Young Avenger soltó las flechas, las cuales volaron para dejar inmovilizado al primer sujeto, que se quedó atado a la pared. Inmediatamente las balas salieron hacia la chica, quien se agachó antes de dar una voltereta para esconderse tras una de las vitrinas de los banqueros. Podría parecer que todo estaba en su contra, pero ella ya había estudiado la escena. Justo tres pasos adelante del sujeto dos había un candelabro. Así que solo tenía que esperar unos segundos. Preparó la flecha. Uno, dos tres. La joven se levantó veloz y ágilmente, disparó y se volvió a agachar para evitar los nuevos disparos del par, y tal como lo planeó el candelabro cayó contra uno de los delincuentes. “¿Por qué soy tan buena en esto?” El último sujeto se distrajo por el sonido, momento que fue aprovechado por Hawkeye para saltar por la vitrina, correr. Para cuando el malote se dio cuenta, la chica ya estaba dando una voltereta frente a su carota, asestando las patadas más dolorosas que había recibido, una en las bolas, la otra en la barbilla. Ella definitivamente era muy buena en eso.

—Golpear villanos sí que le levanta el ánimo a uno —Dijo antes de agacharse para robar un chicle que vio en el bolsillo del hombre al que acababa de noquear. Se lo metió a la boca justo a la par que la policía entraba al recinto luego de haber escuchado tanto alboroto y disparos. Para sorpresa de ellos, ya los ladrones estaban tumbados e inmovilizados —Está cubierto, jefe —La fémina los saludó antes de marcharse por la puerta. Los oficiales procedieron con lo de siempre, organizar y arrestar. Eso básicamente era su trabajo ahora que el mundo estaba tan lleno de supers.

La azabache alzó su mirada solo para ver cómo en su oficina, asomada por la ventana, aún estaba la mujer desagradable, sorprendida. Kate le sonrió. La refinada simplemente se dio la vuelta, molesta luego de haber sufrido tal injusta humillación, y se marchó; la heroína esperaba no volver a verla nunca más. Un montonal de gente estaba alrededor del banco, ya saben, esos extraños que solo quieren saber cómo terminan las cosas por puro morbo, eso hizo pensar un poco a nuestra protagonista que con mucha alegría dijo:

—Recuerden, ahora soy Detective Privada en el edificio de enfrente, si necesitan mi ayuda, saben donde encontrarme. Besos —Se despidió con su boca esbozando una sonrisa sin duda encantadora que dejó a más de uno con los ojos brillantes. ¿Cómo podía ella ser tan cool a pesar de no tener superpoderes? La salvadora caminaba triunfante, pero en su mente iba haciendo una danza de la victoria al sentir cómo las personas la seguían. Su tranquilidad no duró mucho al escuchar un ladrido. Mierda, Lucky. Se había olvidado de darle de comer, cosa que debió hacer hace como una hora. Ahora corría muy rápido. Digamos que la última vez que olvidó darle de comer al perro pizza sus muebles no la contaron. Y síp, ahora la gente la veía nuevamente como una subnormal. Suspiró y recordó los tips de su mentora, Jessica Jones.

Jessica Jones, Tip de D.P número 15:
“Cuando creas que algo te salió bien y que eres súper genial, te darás cuenta de que la cagaste en alguna otra cosa.”

Ser Hawkeye y D.P al mismo tiempo sin duda no era una buena combinación.

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