Había pasado prácticamente un mes desde lo ocurrido con Loki y aun así seguía igual de confundido. Había ido al psicólogo y habían hecho bien su trabajo pero algo dentro de él le decía que le quedaba algo por hacer. El psicólogo le aconsejo de que fuera hablar con algún conocido, que lo que necesitaba era socializarse fuera de su círculo de trabajo, y como no, siguió el consejo del profesional. Pensó en invitar a Thor a tomar unas cervezas pero claramente podría entrar en su zona de amigos de faena, así que lo descarto. La segunda opción sería Loki; el foco de sus problemas. Claro que si Clint, terapia de choque: si no puedes con tu problema te lo comes, ese es el espíritu.
Tomo una gran garra de café y se sentó frente la tele pensando a quien podría hacer una visita, pensó en su hermano Barney pero quedaba muy lejos y no sabía si le darían más días de descanso ya que era de la elite y ellos tenían que estar a tope en tiempo récor, no podía demorarse más. Como si sus problemas hubieran llegado a una deidad bondadosa las noticias anunciaban que un circo, muy conocido para Clint Barton, había llegado a la ciudad portuaria de Happy Harbor. Como un rayo de esperanza fue a hablar directamente con Fura, prometiéndole que después de su visita tendría la mente clara. Furia se lo quedo pensando, mirándole en silencio pero finalmente le dio permiso y eso aseguraba la incorporación de uno de sus mejores agentes. Con todo pactado iría aquí de dos días y decidió escribirles un correo a la página del circo, que al parecer se habían adaptado a los nuevos tiempos, para visar de su llegada y que necesitaba hablar con El Espadachín firmando con su nombre, siempre había que hablar con propiedad. Ahora que estaba avisado ¿le prepararía té con pastas? En ese aspecto Jacques Duquesne era muy caballeresco.
Finalmente el día llego y se fue cargando solo con los billetes de avión y la cartera, iba a ser una visita de un día, no de un fin de semana por lo cual no necesitaba más equipaje que ese. Aprovecho el tiempo del vuelo para echarse una siesta para cuando llegara a Providence estar fresco como una lechuga, cogiendo un taxi que le llevaría a las puertas del circo. Eran las tres y media y habían quedado a las cuatro, esperando llegando algo de tiempo para hacer una visita alrededor del circo por sí tendría que entrar por la fuerza aunque lo dudaba, algo le decía que le recibiría con los brazos abiertos. Nunca seria el padre del año pero fue mucho mejor que los dos anteriores que tuvo. Mientras estaba divagando en sus recuerdos de su infancia una bola de fuego impacto contra el taxi, gracias a sus reflejos pudo salir antes de que más bolas de fuego volvieran a impactar contra el vehículo y lo hicieran explotar, matando asi al pobre conductor. Clint, desde detrás de un muro del patio de una de las casas de la zona vio horrorizado como una espiral de fuego se había formado encima del una montaña y de ella salían seres, desde tan lejos no podía distinguir con claridad que seres eran pero estaba seguro que nada bueno representaban. Entre los escombros el vengador avanzaba sin ser visto por el enemigo hacia el circo que se alzaba a unas pocas calles de su alrededor, tenía que saber si el hombre que consideraba como su padre no había corrido la misma suerte que el taxista.
¡Mama!El desgarrador grito de un pobre niño al ver a su madre calcinada le paro en seco y se fue hacia el para extenderle la mano y ayudar a la criatura. El niño lo reconoció y una sonrisa tímida de esperanza se le formó en los labios, extendiendo su mano para llegar al héroe. Cuando sus dedos estuvieron a punto de tocarse una bola de fuego impacto contra el niño, cayéndole encima segundos después una especie de perro rabioso alado que le arranco la cabeza y comenzó a jugar con ella como si fuera una pelota. Todo se paralizo para Hawkeye, hasta dejo de respirar por unos segundos, para luego poder volver en si por las ganas de vomitar que le entraron. Eso era lo más cruel y frio que había visto en si vida, ni siendo un espía había experimentado tal horror.
Eres demasiado buen chico para vivir la vida que te ha tocado.Las palabras del pasado retumban en su mente, recordándole que aún podría salvar a una persona. Cuando se dispuso a salir corriendo una bola de fuego le rozo el cabello, obligándole a agacharse y localizar un trozo de espejo, seguramente de algún retrovisor, lo cogió con fuerza y se balanceo contra el perro. Utilizo su otra mano para apartar la garra, que aun así logro arañarle parte del cuello y medio pecho, pasando su brazo libre para inmovilizar una garra mientras que la otra la bloqueaba con su propio cuerpo. Dejándole el camino a su cabeza despejado comenzó a cuchillares con el trozo de espejo, que lo cogía con tanta fuerza que comenzó a cortarse la palma con su fino filo. En este momento Clint solo pensaba en acabar con la vida de aquel perro para vengar la vida de la madre y el chico. Cuando se aseguró que la bestia no respiraba la tiro al suelo junto con el trozo de espejo que estaba manchado igual que su manos. Como su camisa estaba destrozada se la quitó y la desgarro creando tiras para vendarse la mano dañada y lo que sobro se limpió la herida del cuerpo, por suerte no había sido muy profunda pero igualmente tendría que desinfectarla. Haciendo gala de sus años de experiencia como espía paso sigilosamente entre los coches y otros objetos inertes para esconderse de los demonios que, por suerte para Clint, estaban bastante distraídos matando a inocentes, llegando finalmente a su destino: la carpa de Jacques Duquesne, El Espadachín, su maestro. El destino parecía estar contra el vengador, porque una vez mas, llego tarde para salvar una vida. Había tres llameantes perros devorando las entrañas del hombre, la habitación era un completo desastre, pero poco importaba eso ahora pero gracias a ese caos la espada de su maestro estaba entre los demonios y él. Con un rápido movimiento cogió la espada y rodo por el suelo esquivando las bolas de fuego y quedarse detrás de una de esas bestias para cortarle la cabeza con un solo golpe, al menos la espada estaba bien afilada. Cogió el cuerpo del inerte monstro y lo utilizo de escudo, evitando las bolas de fuego de los otros dos consiguiendo llegar al mas próximo y clavarle la espada, rematándolo. El último sabueso pareció ser más listo y se apartó pero entonces Clint le lanzo la espada clavándola en la cabeza, matándolo en el acto. Se quedo de pie respirando de forma agitada mirando el caos que lo rodeaba. Una vez serenado cogió la sabana de su cama maltrecha y antes de cubrir a su maestro le cerro los ojos. Ante tal horror ya no le quedaba nada en su estómago para poder echar, solo lágrimas de impotencia. Con una gran fuerza de voluntad se levantó y busco el botiquín y curarse las heridas. Paso por encima de un montón de cartas de póker pero había uno que era sutilmente diferente a las otras pero Clint tenía otras cosas en la cabeza para fijarse en esos pequeños detalles.
El vino a por respuesta y solo encontró más preguntas. Fue al armario para ponerse alguna camisa pero encontró una gran maleta con una nota. Para Clint. Eso le extraño mucho y la saco para colocarla en el suelo abrirla, de momento podía ver tela bien doblada y una máscara y bajo de ella, sobresaliendo un poco una nota. La abrió y empezó a leerla.
Me congratula que vengas a verme chico, seguro que te ha pasado algo devastador para que acudas en mi ayuda, más me apena comunicarle que a lo mejor no estaré a vuestra merced para ayudaros con mi saber. Pero algo os contare, ojo de halcón, eres demasiado buen chico para este mundo que cada vez se va más hacia el desastre, por eso, a lo mejor tu única solución es hablar con la espada. Toma la mía, ahora es tuya, al igual que esta prenda que la utilizo para la función mas no pienses que es un simple traje de espectáculo, es un traje de guerra, de un guerrero del viejo oriente sin señor al cual servir, igual que un servidor. Espero que logres encontrar la paz al igual que hice yo al enseñarte todo lo que se.
Un ladrón orgulloso de su polluelo.
Jacques Duquesne.
Se secó las lágrimas. Esa carta le había brindado una cálida brisa a corazón pero a la vez con cierta duda. Por más que la leyera parecía más un testamento que una carta de me ha surgido un imprevisto. Con cierta cura comenzó a sacar el uniforma y dejarlo sobre la cama mientras las palabras se le repetían en la mente.
"Eres demasiado buen chico para vivir la vida que te ha tocado”
“Tu única solución es hablar con la espada"
“¿Soy un asesino?”
“No. No lo eres…” Loki… ¿porque sus palabras volvían a él? ¿Por qué estaba rodeado de hombres malos y mentirosos? ¿Por qué esos mismos hombres mostraban algo de bondad? Esos hombres le mostraron a Clint que no todo es tan claro y fácil como en las películas, la vida esta llena de matices, algunos más rojos que otros. Él era un asesino, un ladrón y por mucho que su estúpido buen corazón se convenciera que podía ser una buena persona, no había salvación para él. Alzo la mirada al techo al recordar la satisfacción divina que siento cuando se vengó aquella bestia que había matado al pobre crio. Vengarse le había producido un placer que nunca conocía. Pero no como un superhéroe, no, era una satisfacion mas oscura, propia de un ser de las tinieblas. Lentamente se fue desnudando para ponerse la ropa de su maestro. Cada capa de ropa, cada cierre bien asegurado, cada arma bien colocada en su arsenal iba dejando el nombre de Clint Barton, dejaba atrás al superheroe Hawkeye. Lentamente iba dejando atrás ese buen hombre, para que, finalmente, se colocara la máscara, su único nombre seria; El Ronin. Un hombre con sed de venganza había nacido entra tanta muerte.