We come in peace ... Take me with your leader. (Mallory, Eclipse) 12-4-18

Black Bolt, el Inhumano que asesino a Scott Summers, esa era la imagen que tuvo en su mente casi todo el tiempo,  desde la salida en la Quet Room recordar cada uno de los momentos en los cuales la tensión entre la raza de los llamados “Mutantes” y los Inhumanos, eran ligeras imágenes que le molestaban un poco conociendo hacía donde se dirigían. Había que tener en cuenta que ese hombre era de peso para ellos, pero era un hombre tan malo como su hermano, Vulcan a quien también había arrebatado la vida. Él no era esa clase de hombres que se ataban a las cosas que hicieron, consideraba que lo que había hecho estaba bien, pero le molestaría demasiado que por eso se arruinara lo que tenía pendiente.

Estaba a media mañana, Blackagar  se encontraba esperando en la parte de afuera, utilizaba uno de sus -trajes-  con los que solía representarse en la Quiet Room, la razón de su espera era una de sus compañeras, una relativamente nueva, que había estado un tanto retraída en su espacio últimamente.  El inhumano no solía exigir demasiado a sus compañeros de trabajo, pero si era necesario cumplir con algo de trabajo, normalmente era un trabajo adaptable a las capacidades de cada quien.

Se cercioraba de que no hubiera imperfecciones en su ropa, en lo que está observando la calle, notó que las calles de la ciudad, están ligeramente congestionadas, como es usual.  Sería cuestión de minutos que su compañera se hiciese presente ante él, había decidido que sería de ella su acompañante para esta visita en especifico dadas sus modales y actitudes. Podría haber decidido solo pero el rendimiento de lo que deseaba hacer sería la mitad de eficiente o menos, además de con ello podría darse la oportunidad de hacerle una prueba de campo.

El transporte que los llevaría sería algo un tanto arcaico para lo que él acostumbraba, pronto llegaría Woz, un rostro conocido para la mujer rubia. Ese inhumano de piel morada que había estado intentando acercarse a la rubia, de manera sutil, básicamente hacía cualquier trabajo que le permitiera observarla o ser visto, por eso el mismo se había propuesto a llevarlos hasta el hogar de los mutantes.  El deslizador (el que conduce Karnak en la imagen.) que aterrizaría frente a él para que ambos esperasen a que la vampiresa hiciese acto de presencia.

Un gesto asintiendo para ella luego de que se hiciese presente sería un saludo y una ligera señal de respeto para ella. Su mirada sería en todo momento, con la mano le haría un ademan para que subiera al medio que los iba a transportar, a su vez le tomaría la mano si necesitaba ayuda para subir dicho escalon, eso era un gesto de caballerosidad. De manera muy personal prefería que su compañero Lockjaw le hiciera el favor de llevarlo a los sitios, pero debido a que no conocía la situación actual en muchos de los lugares luego del evento Omega,  sería mejor utilizar un medio de transporte que avisara la llegada.
Si la mujer rubia estaba pendiente notaría que la seriedad del inhumano sería mucho más de la usual, ciertamente la Quiet Room lo había vuelto un hombre que tenía que saber actuar de cierta manera, ya que casi todas las noches tenía que trabajar rodeado de personas, pero habían ciertas actitudes que no se perdían, hoy parecía que estaba en dos lugares, o en ninguno.

Una vez ambos en el vehículos indicaría el viaje desde la Quiet Room hasta la tierra donde los mutantes se hacían como los hombres X vivían.

Sería visible la ciudad desde altos pisos, los humanos, parecían una comunidad de hormigas vista desde ahí, donde todos iban en línea unos tras otros, pero tan individuales cada uno en su mundo,  Black Bolt ni volteaba a observar la maravillosa vista, parecía poco interesado, debido a la tormenta de posibilidades negativas que podrían ocurrir.


Pronto sería presente su llegada en la Mansion X donde aterrizaría el deslizador en un campo abierto,  en ese instante se rompería la cierta ausencia del Inhumano para comunicarse aprovechando de que había alguien con quien podía hacerlo sin problema alguno.  —Ten en cuenta que este lugar está lleno de personas con dotes inusuales, algunos fácilmente visibles y otros no tanto. Hoy estamos aquí buscando un contacto positivo, pero por experiencia previa hay que ser muy cuidadosos, y hay que tener presente que muchos aquí aun son niños y no siempre controlan. —

Esa especie de advertencia era para indicar que estaba buscando establecer una especie de relación entre ellos y los suyos, evitar posibles roces que explotaran en una guerra entre dos especies.  Sería primordial que se mostraran amigables la habilidad para hablar de ella seria la clave (o eso esperaba).   Al aterrizar extendería su mano para ayudarla a bajar del deslizador con el que habían viajado,  el clima era agradable, con algo de brisa y con algunas nubes para hacer sombra ocasionalmente. — Si llegas a notar algo dímelo, igual puede que no sea como yo espero. —

Abierto a las posibilidades daría paso tras otro llevando caminando de manera tranquila, intentaba que la rubia fuera a su lado, que no estuviera ni delante ni detrás; ya que eso hacía notar ciertos mensajes no verbales los cuales no deseaba transmitir,  paso a paso las imágenes de mutantes muriendo pasaban por su mente, pero la que se repetía constantemente era la de su líder. Fue hasta el momento que se encontraba frente a la puerta que eso acabo, ya estaba ahí así que lo siguiente sería tocar la puerta en espera de alguien que los atendiera, de preferencia un rostro familiar que no lo odiase.

Blackagar Boltagon -la voz penetró en la mente del inhumano mientras caminaba junto a la vampira por la carretera arbolada de Graymalkin Lane que atravesaba el bosque hasta las puertas de la verja del patio de entrada a la mansión X, causando que se detuviera de forma abrupta-. Imágenes de violencia y muerte pueblan tu mente. Imágenes de destrucción y amenaza hacia mi pueblo. ¿Vienes en nombre de la paz o de la violencia?

La voz era firme, y dejaba implícito un cierto matiz de amenaza. El Inhumano notaría que no era capaz de hablar o moverse, como si estuviera completamente petrificado. El Profesor X había percibido su llegada desde antes de que el aerodeslizador se posara en el camino del bosque, y en aquellos momentos se encontraba escaneando la mente del líder de los Inhumanos desde Cerebro. Las imágenes que había visto en el interior de su mente eran terriblemente perturbadoras, imágenes que hablaban de la extinción de la raza mutante a manos de unas extrañas nieblas, y de la muerte de uno de sus queridos hijos, con el que ahora se encontraba distanciado a causa de diferencias irreconciliables. Cíclope había tomado a los mutantes que le eran fieles y se había marchado con ellos a la isla de Utopía, dejando la mansión debilitada y carente de la figura de un líder. Después del fenómeno Omega habían perdido aún más miembros, obligando a mutantes que hasta el momento habían preferido permanecer en segundo plano a tomar un rol más activo. Dragoslav era uno de esos mutantes, y había terminado ganándose el puesto de líder de la Patrulla después de todos los esfuerzos que había llevado a cabo en representación de la mansión, pero no llevaba ni diez días en el cargo y sus números seguían siendo alarmantemente bajos. No, en aquellos momentos no estaban en condiciones de permitirse ningún riesgo permitiendo a potenciales objetivos hostiles acercarse demasiado. El líder de los inhumanos sólo tenía que pensar en su mente la respuesta a la pregunta que le había hecho, y si mentía, él lo sabría... y las medidas pertinentes serían tomadas.

Estar con los sentidos alerta era una de las fortalezas que se le atribuía al Inhumano, en el campo de batalla además de ser sacrificado por sus compañeros a tal punto de exponerse más de una vez a la muerte por el bien de los demás.  Esta visita no era una pelea, no era una batalla campal y en cuanto aquel hombre entro en su cabeza, ya era tarde para oponer resistencia alguna; la técnica sorpresiva y la manera en la había llegado a sus recuerdos más presentes daba ligeros indicios de quien cosa que se confirmó al oír su voz. “ ¿Profesor Xavier? … pero… ¿Cómo?“ Estaba de pie como una estatua, observando el frente, sus ojos azules comenzaron a emitir una luz de similar color, esa luz era una señal de que sus poderes estaban en uso.

“Charles Xavier,  amigo, vengo en son de paz, precisamente para evitar lo que ya has visto. Te agradecería que nos dejaras pasar.” Aquel inhumano parecía haber encontrado a un viejo amigo, había cierta felicidad en la voz telepática que escucharía en respuesta. Si era cierto que había duros recuerdos,  en el momento que llego, pero eso era producto de un accidente que no volvería a ocurrir.  Blackagar sabía que el plano en el que se comunicaban no era físico, sabía que estaba dentro de su propia mente pero para su cuerpo físico y para su acompañante sería realmente raro eso.

El Inhumano realmente deseaba hablar con él personalmente,  ponerse un tanto al día. Por lo que en su mente recrearía una habitación en la cual ellos se reunieron una vez. Ellos se reunieron y conversaron mas como amigos que como miembros, aquella reunión en la que Clea dejo a Extraño. Ahora ese lugar estaba vacío y ahí se encontraba el inhumano.  Esa Cocina un tanto sucia, con suelo de cuadros, negro y blanco; despensas a lo largo y una mesa en el centro, ahí sería el lugar donde le recibiría. "Xavier, sabes que no vengo aquí a luchar, he venido aquí en busca de ayuda, necesitamos saber que ha ocurrido aquí. ¿Dónde estamos? ¿Cuando estamos? Y más importante aun, ¿Quiénes quedamos?…" Insistió el inhumano hablando con algo de preocupación, por la vía psíquica,  no había razones para que le mutante confiara en él pero le permitiría ver los recuerdos compartidos. No hizo mención al hecho que parte de su familia no se había comunicado con él, estaba bastante solo, igual que la vampiresa.

Pese a que no le gustaba dejar entrar a su mente a las personas que ahí existían, El líder de los mutantes era una persona en la que confiaba y le permitía entrar a su mente, sin oponer resistencia alguna, cosa que conociendo sus capacidades, sería un poco inútil ya que tarde o temprano el podría acceder al ser una mente tan poderosa. Tardaría lo necesario, mientras esperaba su pase de entrada o su rechazo,  lo cierto que ambos grupos necesitaban apoyarse mutuamente y el inhumano venía a ofrecer esa ayuda.

El Profesor se quedó muy quieto, como petrificado. Drago ya le había visto otras veces mientras hacía uso de su poder, pero estaba particularmente inmóvil ésta vez. Quizá demasiado. Empezaba a preocuparse cuando vio cómo Xavier se despojaba del casco que le permitía amplificar sus poderes a través de Cerebro y se quedó esperando algo, alguna palabra o explicación.

- ¿Y bien? -inquirió, al ver que ésta no llegaba-. ¿Quiénes son? ¿Qué es lo que quieren?

Aquella mirada tranquila y calmada que tan bien había llegado a conocer se fijó en él como tantas otras veces, y, por primera vez, parecía... desconcertado. Perdido.

- No puedo entrar en la mente de la mujer, Drago... No sé qué es pero Cerebro no la registra como humana. Y él, el hombre... Me ha mostrado imágenes en su mente... somos amigos... Al menos en alguna otra dimensión. He dado orden de que se les permita la entrada.

Drago frunció el ceño. Su experiencia en el campo de batalla le había enseñado que nunca se era lo suficientemente precavido. Había tenido que aprenderlo a la fuerza y le había costado los ojos.

- No estás complacido -observó Xavier. Posiblemente ni siquiera le hubiera hecho falta leerle la mente.

- Lo que yo piense no importa -dijo saliendo de Cerebro-. Iré a tomar las medidas oportunas.

Drago era un soldado, y como buen soldado estaba acostumbrado a obedecer órdenes de sus superiores independientemente de sus preferencias personales. Pero eso no significaba que no pudiera hacer su trabajo, y su trabajo consistía en mantener con vida a Xavier.


Las puertas que daban acceso al patio octogonal de entrada a la mansión se abrieron ante la vampiresa y su acompañante, el cual descubriría que había recuperado la capacidad de movimiento. El patio estaba desierto, pero se intuían muchos rostros infantiles observando a través de las ventanas de los edificios que conformaban la enorme estructura. Y no eran los únicos que observaban.

En el cielo, aguardando desde una distancia prudencial se encontraban el Hombre de Hielo y Tormenta, junto con una miríada de las pequeñas gárgolas espía de Drago, que no eran sino distorsiones del espectro lumínico que permitían reflejar la luz y controlar absolutamente todo cuanto ocurría. Si resultaban ser hostiles, también podría utilizarlos a modo de espejo para enviar sus descargas láser y matarlos en el acto, y no eran las únicas precauciones que se habían tomado.

El propio Drago aguardaba en la entrada, pero no era él, sino una proyección ilusoria con su aspecto. Si el hombre o la mujer atacaban errarían el blanco por unos pocos metros. Sin decir nada, señaló hacia la puerta de la mansión y les invitó a pasar. Una vez dentro, su proyección les guió hasta el despacho de Xavier, una alargada estancia de construcción rectangular con ventanas abatibles en el techo que se encontraban parcialmente abiertas, permitiendo que entrara la radiante luz de aquella mañana de primavera.

Había una mesa de escritorio justo debajo de los ventanales, recibiendo la luz directa, pero en el extremo izquierdo, una amplia librería cubría la pared por entero, con un espacio en el centro para una chimenea que actualmente estaba apagada. Frente a la chimenea había dos cómodos sillones dispuestos uno enfrente del otro con una mesita de ajedrez en el centro y un tercer sillón que parecía haber sido añadido en el último momento, pues no encajaba con el conjunto. Xavier se encontraba sentado en uno de éstos sillones, y cuando Blackagar y Mallory aparecieron se hizo patente la primera gran diferencia con respecto al mutante que el inhumano había conocido: Charles Xavier podía andar, y lo demostró dirigiéndose a su encuentro para estrecharles la mano con educación.

- Por favor, pasad... tomad asiento -dijo señalándoles los cómodos sillones-. Mi nombre es Xavier... Él es Dragoslav. Tenéis que perdonarle, no es hombre de muchas palabras, y actualmente tiene muchas responsabilidades sobre sus hombros, aparte de las que de por sí se atribuye. Blackagar... al parecer somos amigos... en alguna otra dimensión, mas en ésta es la primera vez que oígo hablar de los inhumanos... Sin duda tendremos mucho de lo que ponernos al día. Y usted, señorita... admito que tengo cierta curiosidad por saber quién o qué es-añadió en tono educado-. No todos los días encuentro a alguien capaz de resistir naturalmente a mi poder.

Se le había permitido el acceso a la mansión,  pero no se entero de ello hasta que a su cuerpo se le permitió la movilidad, el inhumano tenía que admitir que eso había sido algo sorprendente por parte del profesor, pero no iba a perder tiempo admirando una pequeña porción de sus poderes. Camino hacia la puerta de la mansión fue capaz de definir las figuras que protegían el lugar, no las criaturas de sombras, esas era nuevas para él, pero Munroe Ororo y Drake Robert si les conocía, evitaba pensar demasiado en ellos, estando en el hogar de uno de los telepatas mas poderoso en la tierra le hacía tomar precauciones.  Pasó de observar a los jóvenes, que eran curiosos de saber quiénes eran sus visitantes, así también evitaría sembrar miedo en alguno de ellos observándolo fijamente.

El hombre que los recibió en la puerta, cabello oscuro, quizá de su misma altura, no hizo comentario alguno, ni se presentó, el inhumano lo observo en silencio su conducta tan poco afable podía ser una señal de que quizás no eran bien recibidos, por lo menos el hecho de indicar que él los guiaría seria lo mínimo que podía hacer. El inhumano observo a la vampiresa un segundo le haría un ademan, simple gesto de caballero “las damas primero” ella no perdería mucho tiempo en pasar, prefería evitar el sol, pudo percibir que la entrar haría un movimientos en hombros que indicaba relajarse cuando precisamente le había indicado que debía estar muy alerta.  

Avanzó por los pasillos siguiendo la ilusión bien creada por el líder mutante, no lo reconocía, él no era Summers Scott, tampoco era Howlett Logan, que eran los lideres que él había conocido, que habría sido de esperar que les recibieran, tampoco se les vio durante la corta guía, posiblemente ellos no habían llegado aquí, a Omega. En el despacho, observaría con un agrado bastante notorio los gestos de rostro, esbozaban una sonrisa, cosa que la rubia no vería usualmente, no en tal tamaño.  

Accedería a pasar en cuando escucho la invitación por parte del profesor el cual explicaría defendiendo aquel hombre con cabellos largos, avanzaría a tomar asiento en aquel puesto que restaba debido a que Mallory tomó aquel mas retirado de la luz.  La explicación fue bastante sencilla para el Inhumano, ese Charles no era el mismo que había enfrentado catástrofes de nivel cósmico junto a él, pero no parecía dejar de ser el hombre que recordaba; sus ojos se llenaron de un decepción que tuvo que bajar la mirada un instante mientras lo aceptaba, aprovecho la pequeña conversación que daba su compañera, para intentar hacer un hilo con un inicio y un final de lo que deseaba conversar ese momento.

El intenso entrenamiento del inhumano le evitaba pensar en palabras y aunque Charles viera esas imágenes no sería como una película desordenada y no sería hasta que Mallory dirigiera su mensaje en palabras que sus oídos captaran, que comprendería realmente. “Xavier Charles… Estoy muy complacido de verte nuevamente, sin importar de cuando seas. Cuando te conocí quizás no fue en el mejor de los tiempos debido al constante caos que nos rodea como líderes que somos o fuimos, pero tuve la oportunidad de vivir aventuras junto a ti únicas.” La mirada en el rostro del inhumano se volvería bastante sería a medida que emitía esos sonidos dentro de su propia garganta, en un nivel que la vampiresa podría percibir, ya que Eclipse no poseía algún capacidad como la de ella.

“Nosotros, los inhumanos, somos una raza que ha existido en la tierra desde hace millones de años, nuestro origen reside mas allá de las estrellas, debido a que en el pasado el Imperio de los Kree en camino de su evolución decidió experimentar con el hombre buscando un arma y termino creando una raza capaz de crecer por sí misma.” Comentó a resumidas cuentas su origen, pensando en pinturas y vitrales que pudiese complementar lo que decía, el rey inhumano sabía muy poco sobre viajes en el tiempo, y que consecuencias podría traerle en su línea pero igual veía necesario explicarle.  “Estoy aquí, debido a que son mi primera opción, algo muy grande a ocurrido y ahora parece hay cosas donde antes no había nada personas que antes estaban ahora no están,  he indagado un poco y hay ciudades nuevas, héroes nuevos, y para mí no es de esperar que también villanos.” Tomó una postura ligeramente más cómoda al recostarse al espaldar de su asiento. El inhumano no iba a pedir algo que él no estuviera dispuesto a entregar y ya antes había enfrentado una situación donde la información era un arma de doble filo.

“¿Qué ha ocurrido?, ¿Sabes a que se deben estos cambios?” Eran dos preguntas que quizá no serían contestadas “¿Sabes algo sobre Mccoy Hank, Stark Anthony, Extraño Steven, Reed Richars o Namor?” Preguntó sin desear mencionar nada sobre los Illuminati, ni nada de ello, debido que ese Charles no tenía por qué afrontar esos eventos complicados nuevamente en un recuerdo, ya que habían prioridades mas grandes sobre las cuales poner manos a la obra.  

La petición de la francesa no pilló por sorpresa al telépata. Como miembro de la comunidad mutante había tenido que lidiar en más ocasiones de las que le habría gustado con situaciones parecidas en las que personas como ella preferían no tener que hablar de las circunstancias que rodeaban sus orígenes, por involucrar recuerdos demasiado dolorosos, y no sólo entre mutantes. También con los morlocks y otros colectivos perseguidos, así que se limitó a asentir silenciosamente, respetando su petición. Si Eclipse tuvo alguna reacción al notar que ella era francesa tampoco lo demostró, permaneciendo en su lugar.

Xavier se volvió entonces hacia Blackagar en el momento en el que éste comenzó a hablar. Los sonidos que emitía se producían en una frecuencia demasiado baja como para poder ser captados por el oído humano incluso a la leve distancia que les separaba, pero lo que más asombroso le resultó fue que no logró captar un equivalente verbal en su mente. Por lo general los pensamientos de las personas se producían en una combinación armónica de palabras e imágenes, pero en el caso de Blackagar no había más que imágenes. El hecho de que fuera capaz de hablar sin que su cerebro pareciera procesar esas palabras era un misterio que hablaba de una extraordinaria disciplina mental. Sin duda ese rey de los Inhumanos debía ser alguien formidable.

La parte complicada era que ni siquiera las imágenes que lograba vislumbrar parecían tener sentido alguno sin el necesario acompañamiento verbal, y no fue hasta que la mujer rubia habló que se resolvió el misterio de cómo iban a mantener la reunión, aunque ello a su vez no hizo sino abrir nuevos interrogantes: ¿cómo es que ella sí podía escucharle? La penetrante mirada del telépata, acostumbrado a identificar y localizar rasgos mutantes, recayó entonces en el sutil acabado de las orejas de la rubia, que el largo cabello liso lograba disimular pero no ocultar por completo. Había visto orejas puntiagudas antes, normalmente en mutantes con rasgos animales que incorporaban una mejora de sus capacidades perceptivas y sensoriales, como oído, vista y olfato. ¿Sería ese su caso? Sabía que no podía ser mutante porque Cerebro no la había identificado como tal, pero había muchas clases de mutaciones en el mundo, especialmente desde la Colisión. Por ejemplo, el equivalente mutante en el nuevo universo eran los metahumanos, personas con capacidades especiales por encima de los límites humanos que no eran poseedores del gen x. Quizá la misteriosa mujer se encontrara dentro de éste grupo.

Otra cosa que le llamó la atención, aparte de la fascinante historia que le contaba el inhumano acerca de sus orígenes extraterrestres, fue la curiosa manera de invertir nombres y apellidos en personas que parecía conocer muy bien. ¿Por qué la excesiva formalidad? ¿No había dicho, y él mismo había podido comprobarlo en su propia mente, que ellos habían sido amigos en el lugar de donde venían? ¿Por qué anteponía entonces el apellido al nombre? ¿Tenía que ver con la desafortunada cadena de incidentes que parecía haber creado una brecha entre ellos en el universo del que procedía?

- No eres el primero que acude a mí con éstas mismas preguntas, Blackagar -respondió acomodándose en su asiento. La que venía ahora era una historia larga, y prefería estar cómodo antes de comenzar-. ¿Qué ha pasado? Es una buena cuestión que trataré de responder con la ayuda del doctor McCoy.

No bien hubo pronunciado su nombre, la puerta del despacho se abrió y el mutante de pelaje azul se abrió camino en silencio. Xavier le había hecho llamar por vía telepática mientras escuchaba el discurso del Inhumano, y ya le había informado mentalmente de todo cuanto necesitaba saber, así que no hizo preguntas ni interrumpió al Profesor.

- Dices que cuando nos conocimos en el otro universo no fue en el mejor de los tiempos... Parece que estamos destinados a conocernos en situaciones complicadas entonces, amigo... Pues resulta difícil imaginar tiempos más arduos que los que estamos viviendo ahora.

>>Cuando se produjo la Colisión yo me encontraba en una excursión en Nueva York con los alumnos más jóvenes. Sobra decir que lo primero que hice fue conectarme a Cerebro y lo que vi fue una cantidad abrumadora de nuevas consciencias que habían aparecido de repente y continuaban haciéndolo sin pausa. Por todas partes nuevos individuos parecían estar generándose de la nada, en algunos casos reemplazando mentes previas existentes, y parecía ser un fenómeno a nivel mundial. Lo primero que hice fue ponerme en contacto con la mansión de los Vengadores. Tony, Clint, Brunilda, Thor y Natasha se encontraban bien. Wong me informó de que su maestro, el doctor Extraño, había sufrido un accidente en la Colisión que le había dejado sumido en una especie de coma, pero según tengo entendido despertó no mucho después. Los 4 Fantásticos estaban bien la última vez que supe de ellos, y, respecto a Namor, estuvo ocupado librando una batalla contra el rey de la Atlantis del otro universo hasta que lograron llegar a un acuerdo. Pero no fueron los únicos héroes con los que contacté, Blackagar.

>>Dentro de ese nuevo mar de voces pude encontrar otros súper-seres, tan poderosos como los de nuestro universo. Gracias a Dragoslav, el actual líder de la Patrulla, hemos establecido ya relaciones con varios de esos nuevos súpergrupos, entre ellos el equivalente a los Vengadores del nuevo universo, la Liga de la Justicia, y el equipo conformado por sus miembros más jóvenes, la Young Justice. Respecto a lo que ha ocurrido... quizá el doctor McCoy pueda responderlo mejor que yo. Henry...

- Gracias, profesor -dijo el aludido, avanzando hasta acercarse hasta ellos con su particular aspecto simiesco que, paradójicamente, no restaba un ápice de educación y civismo a sus maneras-. Sé que va a sonar difícil de entender, pero... básicamente es como si el tejido de la realidad se hubiera... desgarrado el día de la Colisión, y a través de esos desgarrones pudimos ver atisbos de otros mundos y realidades, ciudades completamente desconocidas y nuevas. A efectos prácticos podríamos denominarlos "portales", y es a través de esos portales que aparecieron los habitantes de esos otros mundos, mientras los nuestros caían a través de agujeros que se abrían de repente, desapareciendo para nunca regresar. Lo que ha ocurrido con ellos es algo que sólo podemos aventurar, y preferiría ahorrarme las conjeturas ante la falta de pruebas científicas que las avalen.

- También ha habido otros, hermanos, vecinos, amigos, que se despertaban sin ser ellos mismos, con diferentes consciencias y recuerdos -asintió reflexivamente el Profesor-. El Magneto que acudió a nosotros no era el que recordábamos, y al parecer tampoco yo soy el Charles Xavier que tú recordabas, Blackagar. Como si de todas las versiones posibles nuestras de todas las dimensiones sólo una hubiera podido sobrevivir, por razones que tampoco comprendemos, aunque lo que sí parece claro es que ésta nueva realidad no permite la coexistencia de dos versiones de la misma persona.  

McCoy se ajustó las gafas sobre el puente de su peluda nariz.

- Por mi parte comparé las lecturas que hice sobre el terreno para averiguar si se correspondían con firmas de teletransporte espacial o temporal en el sistema informático, pero no pude encontrar ninguna coincidencia. Jamás se había registrado algo ni remotamente parecido con anterioridad.

- ¿Y qué crees que significa, Henry?

- ¿Científicamente? -el mutante se encogió de hombros en un gesto bastante inusual en él-. Las ciudades y personas simplemente aparecieron. No puedo explicarlo de ninguna otra manera.

Sus comentarios comenzaron de una forma suave, con una especia de broma sobre el cómo se conocieron, ciertamente, solo hizo el intento de sonreír ante ello pero sin éxito, solo un  movimiento de las mejillas. La explicación sobre la colisión parecía coincidir por el por qué habían personas desparecidas y habían personas nuevas entre sus grupos, con en el caso de Mallory. Charles comenzaría a dar respuestas a sus preguntas una tras otra, ciertamente el rostro del inhumano no expresaría mucha felicidad ante ellas si el alegró el saber  que sus compañeros héroes se encontraban bien. Los nuevos héroes le creaban dudas, que había hecho que el telepata hablara de ellos con tanta confianza.  

La Liga de la Justicia, la Young Justice, fueron los nombres de los grupos que el profesor mencionó, no los olvidaría pues sería necesario para más adelante tendría que indagar sobre ellos pues le causaban mucha curiosidad. No diría ni pensaría en nada, sería un mero receptor de la información, reservando sus opiniones ya que no estaba para juzgar a nadie de los presentes ni de los ausentes mencionados. Seguido de eso la presencia del Dr Mccoy en la habitación fue lo que daría una opinión científica de que era lo que estaba ocurriendo, curiosamente parecía no ser  suficiente la ciencia sin embargo fue una introducción completa sobre la situación en la tierra, que al parecer estaba llena de nuevas ciudades, héroes y posiblemente villanos también.

El rostro de Black Bolt estaba bastante serio, comenzó a pensar en el hecho de que existían infinitas posibilidades de que los compañeros que él tuvo en su universo aquí no existirían, en el mejor de los casos serian versiones futuras o pasadas de aquellos que alguna vez conoció ya que podría ser que ellos no estuviesen ahí. “Xavier…” dijo dentro de su garganta.  Observó al mutante. Los detalles de estar atrapado en una dimensión eran algo de preocupar y el hecho de que solo uno de todas las versiones era quien existía, entonces ¿qué ocurría con los otros?

Se llevo la mano al rostro para acariciar un poco su frente, no solía mostrar preocupación alguna pero en ese caso en particular, sin saber a qué o quién se enfrentaban le hacía complicado en conseguir alguna solución al problema. Sus  ojos se desviaron un momento al levantarse de su asiento la rubia, pero luego volverían. “¿Y de ustedes no han desaparecido alguno de sus compañeros?” Preguntó siendo directo, ya que ninguno de sus familiares de había hecho presente, tampoco ninguna de las versiones de ellos que él conocía por lo que haría una búsqueda de ellos.

“Sinceramente aunque he vistos cosas extrañas cruzando el universo, pero tengo que admitir que me es  difícil de creer este suceso tan complicado.” Se quedo sentado mientras su rostro como el de una estatua del pesador mostraba que la noticia le era un tanto turbia. No había que ser un empata para notar que él no estaba del todo agradado con cada detalles del panorama, la respuesta a su pregunta sería determinante sobretodo su mente pues ya que en base a esa daría una pequeña conclusión sobre la situación de sus familiares.

“¿Que se puede hacer ahora?” era su siguiente pensamiento pues vivir como normalmente lo hacía no parecía una opción viable.

Los dos invitados reaccionaron de diferentes formas a aquellas sorprendentes revelaciones; Mientras el inhumano aparecía serio y pensativo, asimilando toda la información, la francesa, aunque inalterable inicialmente, no tardó en ponerse de pie y pasear por la sala mientras se abrazaba los codos en un gesto que a Drago le pareció una sutil muestra de nerviosismo. Y no era para menos. Había mucho que procesar en todo aquello, especialmente cuando te lo contaban por primera vez.

- Al principio sí desaparecieron algunos... -admitió el Profesor-. Gente que inicialmente estaba con nosotros en la mansión y de repente había desaparecido, pero fueron volviendo, poco a poco. Eran los mismos... pero ya no lo eran. Por poner un ejemplo, el día después de la Colisión recibí la visita de mi viejo amigo y enemigo Erik Lehnsherr... Sólo que ya no era el que yo recordaba. Al siguiente día volví a recibir la visita de Magneto... pero tampoco era el que había venido el día anterior. Algunos días después los busqué a ambos y no pude encontrar a ninguno. Puede que su casco le haya mantenido a salvo de mis escrutinios hasta ahora, pero tengo la sospecha de que, de alguna manera, dos versiones de él consiguieron sobrevivir a la Colisión al mismo tiempo, sólo para terminar anulándose la una a la otra eventualmente. Por lo que hemos podido deducir Hank y yo, éste fenómeno, Omega, no permite la existencia de dos versiones simultáneas de la misma persona. Lo que ocurrió con Magneto debió de ser un error... pero debió terminar autocorrigiéndose de algún modo y ahora ya no existe ninguno de los dos.

Aquella revelación causaba en el viejo mutante emociones contradictorias, pues si bien Magneto había sido siempre su principal rival, también había sido durante mucho tiempo un gran amigo y compañero, y la idea de haberlo perdido para siempre le resultaba extraña.

- Pero, al mismo tiempo, hemos tenido la dicha de experimentar el regreso de compañeros a los que creíamos muertos, como Jean Grey... Aunque no siempre ha sido para bien -torció el gesto al recordarlo-. Warren Worthington, Ángel... -negó tristemente con la cabeza-. Desapareció y en su lugar tuvimos que enfrentarnos contra una horrible versión zombie que procedía de otro universo, uno que había sido destruido por una especie de plaga que había transformado a sus habitantes en monstruos no-muertos sedientos de sangre. Ha sido nuestra principal pérdida. Pero... ¿qué hay de tu grupo, Blackagar? Los... Inhumanos. Percibo en ti una gran preocupación. ¿Habéis perdido a alguien? ¿Habéis experimentado algún otro fenómeno reseñable? Cualquier información de la que dispongáis podría quizá aportar algo de luz en todo ésto.

Los ojos dorados de la vampira se encontraron con los oscuros pozos insondables de aquél que le devolvía la mirada con tranquila y serena curiosidad. Aunque físicamente se le hubiera privado del don de la vista, no estaba realmente ciego, y llevaba demasiados años solo como para no ser capaz de apreciar la belleza de unos rasgos tan armónicos como los de la mujer que se alzaba ante él. Sin embargo, ante todo era un soldado, y hacía mucho tiempo que había decidido renunciar a los aspectos más placenteros de la vida, así que no pronunció palabra que pudiera importunar el transcurso de la conversación entre los dos dirigentes. Si ella le hubiera hablado, habría respondido por cortesía, pero no lo hizo, de modo que, cuando la francesa apartó la mirada, hizo lo propio para volver a centrarla en los otros dos. Tampoco le preocupaba que pudiera cogerle por sorpresa mediante un ataque inesperado, puesto que su control de la refracción de la luz le permitía conocer todo cuanto sucedía a su alrededor sin necesidad de que estuviera mirándolo directamente.

En su caso no llegó a hacerse demasiadas preguntas acerca de la presencia de la mujer en la negociación. Que hacía las veces de intérprete del que presumiblemente sería o bien su líder o bien su empleador era un hecho constatado, y no descartaba que pudiera tener también alguna capacidad física sobrehumana, pues sería extraño que un rey se internara en territorio desconocido sin llevar alguna clase de escolta, por mucha confianza que tuviera en sus propias capacidades. Después de ocho años trabajando en la Patrulla X, Eclipse tenía muy claro que no había que dejarse nunca engañar por las apariencias, y el aspecto delicado y frágil de la muchacha podía muy bien encerrar un potencial letal digno del que ostentaban Tormenta o Pícara.

Por su parte, el Profesor escuchó en silencio las revelaciones que Blackagar le hacía, asintiendo de manera comprensiva hasta escuchar la petición final.

- Claro... lo entiendo. Yo mismo en lo único en lo que puedo pensar en estos momentos es en la seguridad de mi pueblo, pero voy a hacer cuanto esté en mi mano para ayudarte a encontrar más miembros perdidos del tuyo. Deberíamos cerciorarnos de que nuestra gente está a salvo, además de analizar qué está ocurriendo a nuestro alrededor -tomó la tarjeta y la observó unos instantes-. Entiendo que se trata de un lugar neutral que sirva de refugio para aquellos que lo necesiten, de la misma manera que lo es mi escuela. De acuerdo... si encuentro a alguien que pueda estar interesado, lo enviaré allí. De la misma manera, Blackagar, quiero que sepas que puedes contar conmigo para cualquier cosa que puedas necesitar.

Acompañó al rey inhumano hacia la puerta, que Drago abrió permitiéndoles salir a los pasillos de la mansión. Después invitaría a salir a Mallory con un gesto, quedándose el último para cerrar la puerta tras él.

- Mutantes, inhumanos... -Xavier negó reflexivamente con la cabeza, asimilando toda aquella nueva información mientras se encaminaban todos de regreso a la salida-. Resulta indiscutible que ésta... "Colisión" ha traído muchos nuevos seres, y no podemos asegurar que los habitantes del otro universo estén igual de acostumbrados ante lo desconocido como lo están en el nuestro. Tan sólo espero que los humanos no se sientan acorralados. Los estudios demuestran que los sentimientos de racismo son más elevados cuanta mayor es la presencia extranjera en un lugar, y ya teníamos problemas de sobra en ese aspecto antes de que todo ésto ocurriera. En mi opinión, deberíamos empezar por lo más básico y sopesar el terreno, investigar todos esos nuevos lugares y grupos que han aparecido para que podamos estar preparados ante lo que surja. Nosotros ya hemos dado algunos pasos en esa dirección; tratad vosotros de hacer lo propio y procuremos compartir nuestros descubrimientos. Quizá redunde en beneficio propio, como también espero que lo haga ésta alianza -ya habían llegado a la puerta, así que le ofreció una vez más su mano a modo de despedida-. Ha sido un placer, Blackagar. Espero que podamos volver a vernos pronto en circunstancias más favorables...

Charles era muy buena persona siempre sería alguien con le que se podía contar y aunque esperaba que sus ocupaciones le dejaran poco tiempo sabía que podía confiar en él. Por lo pronto solo quedaba continuar había sido una reunión productiva habían aprendido algo sobre la situación de la dimensión en la que se encontraban, “la colisión”, también había podido entablar una relación con un viejo amigo, quizá se necesitaba más tiempo para hacerse mas cercana y hacerla más fuerte, ya que el Charles Xavier frente a él posiblemente era una versión mas joven al no conocerlo, o tal vez era un universo diferente donde los inhumanos no existían.

Un ligero movimiento asintiendo sería una señal de comprendía ellos estaban ocupados, luego asintió con algo sin embargo esta segunda vez se le veía un poco más relajado. Le alegraba saber que había esa relación mutua de ayuda entre ambas razas y a pesar de lo que él podía haber vivido siempre se podía iniciar de nuevo y hacerlo bien. Se levantó seguido de lo haría Charles siguiéndole mientras lo guiaban hacía la salida. El telepata aprovecho el camino hacia la puerta para darnos recomendaciones de que hacer, era muy razonable lo que decía y lo más inteligente era escucharlas porque provenían de una de las mentes más poderosas de la tierra.

“Seguiremos buscando información sobre todo y si llego a encontrar algo que nos pueda ayudar no dudare en venir aquí tan pronto como me sea posible. Y si llego a encontrar a alguno de tus chicos o algún mutante, también lo traeré.” Susurró.  Haría un ademan para que la vampiresa saliera primero, sin bien el no tenía conocimiento como tal de que ella sufría frente al sol, tendría que prestar mas atención a la rubia para alcanzar a notar ese detalle. Estrecharía su mano con el profesor en una clara señal de que la relación de confianza que había nacido a partir de ahora entre los Inhumanos y los mutantes. “Yo también espero que cuando nos veamos sea en una mejor situación.” Hizo saber para que el mensaje fuera transmitido por su compañera.

Dio varios pasos alejándose de la mansión con su compañera, caminando sin voltear hacía atrás, estaba satisfecho con lo que había hecho con los mutantes, había logrado algo bueno, algo esperaba fuese más fuerte que en ocasiones anteriores. Voltearía a ver a su compañera, no estaba seguro de si ella veía lo que él, pero ahora tendría una idea de que los círculos en los que Blackagar pertenecía habían personas con dones especiales, tal vez ninguno como ella.  Tendría todo el camino a casa para responder las posibles dudas de la rubia, también aprovecharía la situación para comentarle cuales serían los siguientes paso que daría para los cuales necesitaba su ayuda.