Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC

Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
ÍndiceOmegaÚltimas imágenesRegistrarseConectarse
Años de Omega


¿Quién está en línea?
En total hay 26 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 26 Invitados :: 2 Motores de búsqueda

Ninguno

El record de usuarios en línea fue de 154 durante el 26th Febrero 2024, 04:20
Últimos temas
» Que la velocidad sea la del viento, y el ser compacto como lo es un bosque(anti acta fecha a confirmar)
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime25th Marzo 2024, 10:35 por Wade Winston Wilson

» la chica que soñaba con un fosforo y un bidon de gasolina ( 20 de julio de 2019/Libre)
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime24th Marzo 2024, 23:31 por Xiomara rojas

» Día completo (Burai Ishii) [02/03/2019 - Tarde]
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime24th Marzo 2024, 23:07 por Burai Ishii

» Que son 10 millones entre amigos? (Bullseye) [16-06-2019]
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime22nd Marzo 2024, 21:11 por Gwenpool

» Biohazard [20/06/2019] (Jese)
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Marzo 2024, 11:32 por Wade Winston Wilson

» Adivina quien viene esta noche (01/7/2019) (Juri, Thunderbolts)
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Marzo 2024, 11:02 por Wade Winston Wilson

» Autentica y verdadera historia de Deadpool
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Marzo 2024, 10:35 por Wade Winston Wilson

» Cronología de Magneto
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Marzo 2024, 09:46 por Max Eisenhardt

» Cronología de Apollo
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Marzo 2024, 09:22 por Apollo

» Out (Hush, Apollo) [15/12/2018]
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime14th Marzo 2024, 00:32 por Midnighter

Los posteadores más activos de la semana
Wade Winston Wilson
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Los posteadores más activos del mes
Wade Winston Wilson
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Eclipse
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Burai Ishii
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Bullseye
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Midnighter
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Apollo
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Juri
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Max Eisenhardt
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Jesse Custer
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Gaghiel metallium
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_titleEl tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Back_title 
Afiliados Hermanos (1/4)

Afiliados Élite (24/25)
Time Of Heroes

 

 El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]

Ir abajo 
2 participantes
AutorMensaje
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime22nd Mayo 2017, 18:57

[23 de febrero del 2019]

El sol descendía poco a poco hacia el oeste, dejando paso a una noche escampada y fría, natural de la época. La sensación térmica era aún mas baja, a causa del viento que soplaba arrastrando alguna que otra hoja, y la porquería que alguien había tirado al suelo, al lado de la carretera. Polina se mostraba tranquila, mientras avanzaba en dirección a la casa del anfitrión, comandada por la Sheriff. Piernas en los estribos, y manos en las riendas, avanzaba en la dirección a la que se dirigían todas las limusinas y coches de lujo, que alumbraban la carretera con los faros. Todos ellos compartían destino. La oscura mansión del viejo Childhood. Un hombre apoderado de Gotham cuya familia llevaba allí varias generaciones, y de las que se contaban mil historias de terror en los salones engalanados de la podrida ciudad negra.

La mayoría de ellas hacían referencia al extraño afán coleccionista del viejo, cuya vida social se limitaba a las subastas. Sólo eso le sacaba de casa. Pasaba años comprando piezas exquisitas, de la mayor calidad, pero jamás las cedía a museos, hacía exposiciones o les daba ningún tipo de rodaje. Pero una vez cada cierto tiempo, que podía variar quizá por su carácter excéntrico o su falta de dinero, el anciano ermitaño abría las puertas de su gran mansión, invitaba a algunas de las personas mas influyentes o ricas de la ciudad, y vendía las piezas que con tanto mimo había procurado conseguir los años anteriores. Nadie sabía qué le llevaba actuar de ese modo, y ese tipo de comportamientos le habían hecho ganarse apelativos nada agradables como “senil” o “loco”.

Era una hora extraña. Tardía para una subasta, pero la flor y nata de Gotham estaba más que acostumbrada a que sus fiestas se alargaran hasta horas intempestivas, y por lo que podía ver dada la afluencia de coches, y el solar que habían tenido que habilitar a efecto de aparcamiento, nadie pensaba perdérselo. La Sheriff dio una pequeña orden, dando un toque con sus espuelas a la suave panza de Polina, que aceleró el paso con cierta urgencia. Como el recorrido resquebrajado de la seca cubierta del suelo árido, las personas se adentraron a través de las inmensas puertas de entrada labradas en madera de nogal, que dejaban entrever el nivel de exquisitez que cabía esperar de una mansión tan señorial. A pesar de los intentos de su dueño por hacerla ver acogedora alumbrándola con grandes luces, lámparas de araña y ornamentos, nada encubría la impresión de que a esa mansión la estaban devorando desde dentro los grandes huecos, las sombras y  su decoración extraña y retorcida. Sin duda, para cualquiera, ese lugar transmitía una sensación de desasosiego.

Pero no para la mujer cuyas botas vaqueras atravesaban el umbral en ese mismo momento. Su atuendo no solía variar mucho, si bien es cierto que había escogido para la ocasión cada detalle de su indumentaria. Una camisa blanca de algodón de puños anchos, con corte en triángulo y lazada frontal, que le permitía comodidad, y aunque lo ignorara, invitaba a la mirada a colarse a través de su canalillo generoso. Unos pantalones rallados en gris de lana negra se mantenían bien unidos a su cintura gracias al fajín de colores que la envolvía, como muestra del ambiente festivo. Los cobertores de cuero marrón de las botas con espuelas y las pistoleras cargadas con sus revólveres antiguos bien pulidos y abrillantados para la ocasión, combinaban a la perfección con al abrigo de piel desgastado que daba la impresión acertada de ser una reliquia histórica. Los ojos de los hombres en traje, y las mujeres vestidas con sus vestidos largos se giraban para ofrecerle todo el desdén que sus miradas clasistas podían exudar. Pero para la Sheriff, su vestimenta era la ideal. Mucho mejor ahora que cuando se veía obligada a llevar el exoesqueleto, aunque había incluido entre sus gustos los abrigos largos, a causa de ese suceso. Paseó a través de la gran entrada, observando a su alrededor con velado interés, poniendo en práctica la investigación, para sacar conclusiones de cuales debían ser sus movimientos. Nadie sabía qué se subastaría, pero a juzgar por todo lo que podía verse, algo hecho a mano, muy antiguo, y con una gran calidad. Se detuvo frente a un gran mural que tenía espadas de diferentes épocas: espadas españolas y floretes, puñales, estoques, alfanjes, e incluso alguna que otra hacha. Aquello era propio de la comunidad india americana, y estaría dispuesta a pagar una buena suma si alguno de esos objetos era subastado. Por otro lado, quien tenía gusto por las armas, lo solía tener también por las de fuego, y si tenía que elegir, sin duda ese sería el caballo que se llevaría su dinero. Se dirigió a una de las mesas en las que tres hombres enjutos, que parecían demasiado mayores para pertenecer al servicio de una casa y continuar en activo estaban tomando nota de los datos de los presentes.

- Rebecca Logan. - dijo, mientras se retiraba los guantes de cuero blanco, y los guardaba en el bolsillo del abrigo.

- Señorita Logan... número 128.- dijo el hombrecillo trajeado, tendiéndole la pala con su número, y mirando después sus armas. - ¿Puedo preguntarle porqué ha traído armas a una subasta?- preguntó el hombre, incisivo.

- Porque a menos que me equivoque, ganamos la guerra de secesión. O sea que es un país libre. - contestó la Sheriff con una media sonrisa, pero con mordacidaz juvenil. El hombre levantó ambas cejas, y luego frunció el ceño. La vaquera le dio la espalda y se dirigió al gran salón, predispuesto con unas grandes hileras de sillas. En las paredes, colgaban expositores plagados de objetos, que la gente observaba con creciente interés. Se detuvo frente a uno que tenía una pequeña placa con números de cuatro cifras. Eso era todo. En el interior, podía verse un arma extraña, parecida a una lanza, pero con tres puntas.

- Que se desate el infierno. ¿Quién iba a pelearse con un tenedor gigante?- murmuró por lo bajo, mientras miraba el tridente. Menuda arma. Si es que era un arma, cosa de la que la Sheriff no estaba segura.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime26th Mayo 2017, 12:18

Inicialmente le había sorprendido que el primero de los objetos que se necesitaba para llevar a cabo el ritual de resurrección que le había entregado Rip fuese una horca. Es decir... por fuerza había de tratarse de un objeto mágico, ¿y para qué iba nadie a encantar una horca? Habría que tener un sentido del humor muy particular para ello. Así que se había puesto a repasar el pergamino original, escrito en sánscrito, y había constatado que se había tratado de un error de traducción, pues la palabra tri-shula significaba tridente, no horca.

Y no un tridente cualquiera, sino el mismísimo tridente de Shiva, dios hindú de la reproducción y la destrucción y esposo de Kali. Había realizado entonces los hechizos de clarividencia, consultado los augurios buscadores y, oh, sorpresa, había resultado que el tridente de Shiva estaba allí mismo, en los Estados Unidos, en una vieja mansión situada a las afueras de una ciudad llamada Gotham en la que, para más inri, iba a celebrarse una subasta la noche posterior a su encuentro con la hechicera. A menudo Arión pensaba que las parcas tenían un sentido del humor de lo más retorcido, pero en aquél caso no podía negar que la situación era inmejorable para él.

Apareció volando a la hora acordada y descendió justo ante las puertas de la lóbrega mansión, traspasando sin temor el umbral, pues su sentido del peligro permanecía tranquilo y en calma, lo cual significaba que, al menos por el momento, no debía preocuparse por ninguna amenaza.

Los tres ancianos que tomaban nota de los presentes a la subasta alzaron la mirada con genuina sorpresa hacia el recién llegado, y no era para menos, pues parecía salido de otra época. El hombre alto y apuesto que caminaba con dignidad hacia la mesa llevaba una casaca roja larga hasta las rodillas con pliegues en los laterales y el extremo de las mangas vuelto y decorado con botones encima de una chupa de tafetán de seda anaranjado que dejaba al descubierto la camisa con chorreras y una ostentosa gema roja en el cuello. Las calzas negras prácticamente desaparecían en el interior de unas botas altas que llegaban hasta más allá de la mitad del muslo. El largo y sedoso cabello castaño le caía armoniosamente por encima de los hombros. Sin duda era extravagante, pero la nobleza de Gotham también lo era, así que no le dieron mayor importancia más allá de la sorpresa inicial.

- ¿Cuál es su nombre, señor? -inquirió uno de los ancianos.

- Soy el vizconde Jean-Simon Giscard d'Arion -se presentó utilizando su título humano.

- Mmmm... no figura en la lista -dijo revisando el papel.

- Estoy buscando un objeto, muy importante para mí, y recientemente ha llegado a mis oídos que va a ser subastado ésta noche, así que desearía participar.

El anciano intercambió una mirada con uno de sus compañeros, que acababa de comprobar el nombre que había dado Arión en su tablet. Después de constatar que efectivamente era quien decía ser y que poseía una mansión a las afueras de París, así como una más que considerable riqueza, le hizo un gesto de asentimiento al primero, quien le entregó un número a Arión.

- Perfecto. Número 135, puede pasar.

Arión recogió lo que acababan de entregarle, aunque a priori no comprendía muy bien lo que se suponía que tenía que hacer con ello. Entendía el significado del verbo "subastar" pero nunca había estado en una subasta. Aunque bueno, aquello era lo de menos, lo importante era que estaba dentro, y su capacidad de percibir las fuentes de emisión mágica le condujo directamente hacia la vitrina en la que descansaba el codiciado tridente. Allí estaba... exactamente igual que en la ilustración del volumen que había consultado... el tridente del dios Shiva. Pasó sus dedos con veneración sobre la superficie del cristal. Tres puntas; una para crear, otra para destruir y la tercera para regenerar. Se decía que quien lo tuviera en su mano podría controlar los tres aspectos... justo lo que necesitaba para completar el ritual.  

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime26th Septiembre 2017, 01:36

Tras una última mirada de reojo al extraño artefacto, continuó caminando en torno a la sala, haciendo tintinear con energía las espuelas. Observaba las numerosas piezas de arte que salpicaban las paredes, acumuladas en algunas zonas de un modo tan milimétrico que apenas se veía la pared. Pero al Sheriff no le interesaban en absoluto los exquisitos jarrones de dinastías orientales, o las piezas de arte francés arrebatadas durante la revolución, los cuadros plagados de caras que sólo historiadores especializados conocían, o las pequeñas figuras de porcelana fina pintadas a mano y ribeteadas con polvo de oro. No. Para ella, lo valioso estaba en unas cuantas vitrinas que estaban justo al final del recorrido que le llevaba de nuevo hacia el lugar por el que había entrado. En su interior, cuatro cofres que mostraban en su interior armas de fuego de diferentes calibres se exponían sobre un tapizado ajado por el tiempo, algunas de ellas conservaban incluso algunas muestras de la munición original. Al posar las manos sobre el cristal y observarlas con detenimiento, sintió un estremecimiento bastante similar al que solía preceder al instante en que arrastraba del tirante a alguno de sus mozos de cuadras hasta su catre, después de haber tenido un buen día. Se mordió el labio fascinada por las empuñaduras de madera oscurecidas por la suciedad de otra época, fijadas a los recovecos porosos de la misma a causa de la grasa y el sudor de las manos de los pioneros que habían tenido el privilegio de vivir el apogeo de la magia del oeste. Suspiró como una mujer enamorada, cuando deslizó la mano a través de la vitrina, reticente a alejarse de esas cuatro bellezas.

Sobre esa vitrina, había una colgada en la pared que tenía varias piezas indias. Un poco de artesanía, algunas puntas de flecha, un arco, y lo mas importante, un penacho original de jefe indio. Seguramente de algún tipo de Sioux, como los Timicua. O quizá, los Biloxi. Tendría que estar atenta, procurar que no se elevaran las apuestas a su favor, y tratar de jugar inflando los precios de los demás. Iba a resultar una tarea ardua conseguir lo que quería, pero de entre todo, tenía que seleccionar alguna de las piezas como indiscutible y estar dispuesta a ceder las demás de ser necesario. Siempre escogía de entre todo lo que quería algunas piezas innegociables. Incluso había llegado a comprar la información del pujante, para renegociar, en alguna ocasión. Esa subasta sería encarnizada. Aún no había recibido el orden de catálogo de objetos, y conociendo al viejo Childhood, no lo entregaría, como era habitual en las demás. Le encantaba ver como esos desgraciados se mataban por arrebatarle sus posesiones. Había llegado a pensar que era en eso en lo que encontraba disfrute. En arrebatar las cosas a los demás, y después de acumularlas, cederlas para ver como se abalanzaban a por ellas, como buitres buscando la carnaza reseca de algún hueso desecado al sol. Ella había tenido el placer de haber presenciado ese acontecimiento natural en alguna ocasión. De primera mano, en pleno desierto, y podía llegar a comprender al viejo. Es cierto que tenía algo de cautivador.

Aunque el modo en que lo conseguía el magnate de Gotham incluía ese ademán retorcido.

Elevó la vista para encontrar en ese instante, entre la turba de esmoquines y vestidos de gala, a un hombre que posaba la mano sobre el gran tenedor. Incluso aunque su ropa resultaba del todo ridícula; algo que cobraba un sentido crucial teniendo en cuenta el entorno en que se encontraban, puesto que las altas esferas de Gotham tenían una capacidad tan incalculable para el excentricismo como para sus fortunas; algo en ese extraño hombre atrajo la mirada de la Sheriff, como una luz a una polilla. A través de su variopinta vestimenta se adivinaba una musculatura bien formada, su cuerpo era de gran tamaño, y sus proporciones acorde le hacían atractivo. Su expresión era varonil de una manera en la que la Sheriff jamás habría reparado, pues sentía atracción por los hombres de apariencia mas ruda. El vello facial era un rasgo que siempre le había llamado la atención. Ese hombre carecía de él, y a pesar de eso, la masculinidad en la forma de la cara se transmitía a través de sus pómulos altos y pronunciados, su mirada profunda enmarcada por sus cejas oscuras y la prominente nuez que asomaba por su cuello. La melena larga tampoco era del todo gusto de la vaquera, a menos que viniera acompañada de una larga barba, y sin embargo, en ese hombre parecía adquirir una variedad nueva de sentido para la palabra "indómito". Sin reparo, le repasó por completo con los ojos, a través de los invitados que continuaban pasando al salón de subastas.

Después, caló el sombrero sobre su cabeza y caminó en su dirección, haciendo sonar las espuelas hasta ponerse a su lado, contemplando de nuevo esa pieza que para ella no tenía ningún atractivo o misterio.

- Yehaw, forastero. - le saludó, ladeando la cabeza, mirándole de lado con una media sonrisa provocadora, enarcando una ceja. Se sumergió en sus ojos verdes sin ninguna reticencia, con una mirada cálida e inquisitiva. - No habrás cruzado el Mississipi desde tan lejos, sólo para llevarte eso, ¿no? - preguntó incisiva, señalando con la cabeza con un gesto enérgico, para volver a mirarle de nuevo, esperando una respuesta. - Has escogido tu esa ropa, ¿O es que a ti también te subastan hoy? - sonrió ladeándose con seguridad, afianzando una mano en el cinturón a la altura de su cadera, donde había insertado el mando de la pala que mantenía pegada al cuerpo y mostraba el número 128. Le tendió la otra mano abierta. - Soy Rebecca. Pero suelen llamarme Sheriff. - se presentó, esperando que el hiciera lo propio.

De repente la subasta se había vuelto mucho más interesante.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime26th Septiembre 2017, 10:42

Ladeó la mirada hacia quien así le hablaba para encontrarse con una muchacha de apariencia juvenil, aunque sus intensos ojos azules transmitían una fiereza y una seguridad en sí misma que desmentían su edad aparente. Llevaba un atuendo peculiar que no había visto llevar a nadie más en aquella época, pero no se podía decir que le quedara mal; el colorido corsé afirmaba y realzaba su busto, apenas levemente insinuado por la camisa sugerentemente desabotonada. Por debajo del sombrero negro de ala ancha escapaban mechones de cabello de hermosa tonalidad dorada que enmarcaban un rostro proporcionado de nariz respingona y labios carnosos y apetecibles. Del cinto le pendían dos ornamentadas fundas destinadas a albergar las famosas "armas de fuego" de las que Tony le había hablado y que tan comunes eran en el mundo actual. Guardaban cierta semejanza estética con los fásers de la antigua Atlántida, sólo que éstos eran mucho más primitivos... aunque no por ello menos eficientes. Una gastada gabardina larga hasta el suelo junto con unas botas hasta la rodilla por encima de los pantalones de lana completaban el conjunto.

- ¿Disculpadme? -inquirió, confundido, cuando ella habló de su vestimenta-. No estoy seguro de haberos entendido bien... La ropa no la escogí yo. La verdad es que no suelo otorgar mucha importancia a éste tipo de cuestiones estéticas, y aunque así fuera, tampoco sé cómo viste la gente hoy día. Aunque, si no me equivoco, vuestro estilo tampoco es el habitual, ¿no es así? -hizo una reverencia ante la dama y, tomando con delicadeza su mano, la besó en el dorso-. Encantado, Sheriff. Yo soy el vizconde Jean-Simon Giscard d'Arion, pero podéis llamarme Arión. Es como me llaman todos. El nombre completo es... engorroso y difícil de pronunciar...

El nombre de hecho sonaba a francés, pero si la joven prestaba atención podría comprobar que no se detectaba ninguna clase de acento en el castaño. Se trataba de una forma de hablar perfectamente correcta y neutra, aunque algo anticuada en la elección de las formas y palabras.

Los organizadores dieron el aviso de que la subasta estaba a punto de comenzar y la gente comenzó a dirigirse hacia las sillas del gran salón y a tomar asiento en ellas. Arión hizo un gesto gentil a la vaquera para que le acompañara y ambos se dirigieron hacia los asientos de madera.

- Respondiendo a vuestra pregunta, en realidad no he tenido que viajar tanto -respondió con una sonrisa encantadora y amable-. Me encontraba en Louisiana atendiendo a unos asuntos de negocios cuando me enteré de que se iba a subastar esa pieza... Haríais bien en no subestimarla, mi dama... Se trata de un tridente y, si los viejos grabados no se equivocan se trataría, ni más ni menos, que del tridente del dios hindú Shiva... Toda una pieza de colección, ¿no os parece?

Una vez junto a los asientos, retiró una de las sillas en un anticuado aunque caballeroso gesto para invitarla a sentarse, tomando asiento a su lado justo después.

- Y decidme... -inquirió en un susurro mientras los organizadores comenzaban a presentar el primero de los objetos-. ¿Para qué se supone que sirve ésto? -y le mostró la paleta con el número. Normalmente cuando a alguien le interesaba algo en Atlantis, se ofrecía su precio en oro, pero allí la gente estaba diciendo en voz alta cifras de cantidades que Arión no entendía y los miembros del público iban levantando por orden sus paletas. Todo aquello le desconcertaba.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime26th Septiembre 2017, 21:18

- Tu ropa. Eso que llevas puesto. - respondió la Sheriff sin perder oportunidad. - Creo que junto con las cosas que subastan, es lo mas antiguo que hay aquí. - alzó una ceja al escucharle. No le extrañaba nada. Muchos de esos nuevos ricos se ponían en manos de expertos, y toda su imagen dependía de lo que esos desconocidos decidían ponerles cada día. Pero desde luego, el que tuviera contratado se había pasado. - ¿Así que alguien ha decidido que ese es el mejor aspecto que podías tener?- silba, negando con la cabeza, y elevando el ala del sombrero, para volver a mirarle de una manera descarada de arriba a abajo. - Sus ojos harían mejor servicio alimentando a los buitres en el desierto. - sonrió, justo cuando el hombre se inclinaba, y a ella se le escapaba un suave levantamiento de cejas sorprendido. Aunque era contraria a esos modos, poco a poco el trato con el pingüino la había ido suavizando a ese respecto. Acercó la mano a sus labios y le depositó un beso en los nudillos. - Que modos tan suavecitos. - sonrió entrecerrando los ojos. - seguro que eres de los que ronronean. - susurró entre dientes, y lo miró de nuevo a los ojos tras levantarse. - Arión. todo un placer, vaquero.

En ese momento el auditor pidió a través del micrófono que los asistentes tomaran asiento. Con un gesto de la mano propio de un caballero le ofreció acompañarle, lo cual hizo con gusto con un sugerente movimiento de cadera que se realzaba aún mas con el lugar que ocupaba su equipo prendido del cinturón, justo a la altura idónea a la que mirar si querías perder unos segundos en observar el hipnótico balanceo que producía al andar.

- ¿No? Habría apostado mi mina de oro a que eras forastero. - dijo, mientras los asientos iban llenándose poco a poco de ricachones repletos de ganas de gastar, con los talonarios ardiendo en sus chaquetas. - ¿Tridente? hubiera jurado que era el tenedor de pescado mas grande del mundo. - comentó, campechana. Algo que la mayoría de personas que estaban en la sala habrían considerado deshonroso y vulgar. Pero por cómo se comportaba la Sheriff, era más que evidente que ese tipo de opiniones no le afectaban ni lo mas mínimo. - ¿Así que vas a la caza de antigüedades orientales? Puedes quedártelas todas. Yo vengo con objetivos muy concretos. - dijo ofreciéndole paso al llegar a la quinta fila de sillas, dejando que él pasara primero, sentándose ella en la que daba inmediatamente al pasillo. Aunque no solía gustar ese punto, pues por el pasillo se daban carreras, se movían algunos objetos y había distracciones de gente levantándose y sentándose, para ella era todo un ejercicio de investigación. Desde ahí, si se levantaba para permitir el paso, lo cual sucedía varias ocasiones durante la subasta, podía localizar a los compradores mas fuertes, a sus potenciales competidores, y observar a quienes estaban fuera, todo ello desde una cobertura de gesto casual que facilitaba sus decisiones sin que los demás lo supieran. - Pero debes saber algo de mi, vaquero. Donde pongo el ojo, pongo la bala. - dijo, retirando la pala con un movimiento enérgico de su cinturón y tomando asiento sin delicadeza, dejando las piernas abiertas en un ademán poco femenino, que en ese ambiente era abiertamente un modo de rebeldía al convencionalismo. - ¿Es que nunca has venido a una subasta?- preguntó, sorprendida. Aquello si que era atípico. ¿Un excéntrico como ese no había acudido jamás a una subasta? Sin duda su teoría de que se trataba de un nuevo rico se confirmaba. - Levántala y lo verás. - sonrió, agarrándole del codo y elevando su brazo en un gesto ágil y determinado. El subastador alargó la mano hacia Arión, asintiendo con la cabeza.

- 3.500 ofrece el Vizconde D´Arion. - sin embargo, su intento de puja se esfumó cuando continuaron elevando las paletas, y mentando nombres, nombres y mas nombres de la aristocracia de Gotham. La vaquera le devolvió una sonrisa fresca y divertida, tras elevar su sombrero para que la sombra que producía el ala no le cubriera los ojos. - ¿Ves qué fácil? - volvió a calarse el sombrero y se reclinó sobre su silla, resbalando un poco por el respaldo. - Hay un precio de salida, que es el mínimo por el que se vende el objeto. Si nadie lo quiere, puede conseguirse después en negociación privada con el dueño, suele pasar cuando el precio de salida se considera muy alto. Si alguien lo quiere, levanta su pala. Esa pala tiene el número que representa a cada uno de los pujadores. Nosotros. Cada vez que levantas tu pala, ofreces una cantidad mayor que la última que se ofreció por el objeto, sumando quinientos dólares americanos al último precio. Si quieres variar esa cantidad, levantas la pala y dices la cifra en voz alta. - explicó, sin ímpetu, mas bien como quien habla del clima. Quien se lo iba a decir. Explicando uno de los rituales más decadentes de la riqueza a un "alta alcurnia" en el mismo corazón de Gotham. Durante un momento se le revolvió el estómago, pensando en lo orgulloso que su padre se sentiría de ella si se enterara. - ¡6.750!- levantó la pala y exclamó entonces. El hombre la señaló, y continuó la marcha por la pala alzada unas filas mas atrás. - ¿Que, lo ves? - bostezó, con una franqueza mas propia de un niño que de alguien intruído en el protocolo. - Tranquilo, en algún momento dejarán de pujar. Siempre lo hacen. Así podremos dejar atrás ese estiércol de porcelana. Con suerte lo siguiente tendrá mas interés. - comentó desganaza alzando la barbilla.

El martillazo marcó el final de la subasta, y el comisario continuó el procedimiento. Apuntó el nombre, número y cantidad, y la puso en común con los dos supervisores del comisariado. Tras el visto bueno, etiquetó la pequeña escultura con los datos y el sello, dando por finalizada la primera subasta de la noche. La vaquera aprovechó la narración de la siguiente pieza, una especie de reloj de pared de oro horroroso, para girarse y mirar a su improvisado compañero.

- Verás, esto no es sólo lo que ves a primera vista. De momento, saber el funcionamiento básico te ayudará a conseguir lo que quieras, pero aquí hay mucho juego de por medio, y no siempre se gana. Así que aclárame dos cosas. ¿de verdad quieres ese tenedor? Y lo más importante ¿Tienes buen dinero para gastar?- preguntó, para asegurarse de que la idea que le rondaba la cabeza era factible. - Si quieres, te echo una mano, vaquero. Pero tienes que hacer lo que yo te diga. - le ofreció, alentada por su posible colaboración. Gracias a él, subiría las pujas del resto con más rapidez sin que se percataran. Con una buena pantomima encarnizada conseguiría elevar los precios, y sería mas probable que el dinero se agotara al llegar a las piezas que le interesaban. Tenía que arriesgar pero no demasiado. No quería gastar el dinero en un montón de angelotes de ojos llorosos que acabarían volando en pedazos de un tiro sobre la valla de su campo de tiro. - ¿Quieres apostar por el caballo ganador? - preguntó inclinándose hacia él y susurrando de un modo cómplice, irguiéndose en la silla y ofreciéndole una mano para que la estrechara, cerrando el acuerdo. Cuando lo hizo, aprovechó el gesto para colocar la mano de Arión sobre la rodilla izquierda, la pegada a él, y deslizó los dedos sobre el reverso mientras se acercaba aún mas cerca para susurrarle su estrategia al oído, con un tono suave y cómplice.- Mantén tu mano sobre mi pierna. Cada vez que haga esto. - dijo levantando el talón en un gesto rápido y sutil. - Levanta la pala. Si te acaricio la mano, sube doscientos cincuenta. Si ves que en algún objeto retiro la mano para cruzar la pierna, no pujes nada. ¿Entendido?- preguntó, con una sonrisa sugerente, que tenía como objetivo transmitir a los que estaban a su alrededor que ese hombre y ella estaban tonteando. No quería que pensaran que se habían aliado. Las alianzas eran algo que no gustaba en el mundo de las subastas, se veían como una especie de juego sucio. Como si se tratara de un "dos contra uno". - Que empiece el rodeo. - dijo colocando la mano en el muslo, cerca de la de Arión, por si tenía la necesidad de tocarlo, y colocando la pala en su otra mano. Tenía el teléfono móvil preparado en el bolsillo, con dos de sus trabajadores esperando. Pujaba tanto por teléfono como presencialmente. Quería cubrir todos los frentes, y ahora, gracias a Arión, tenía dos pujadores en persona. La Sheriff esperó a que retiraran el segundo objeto, e inició la puja con el tercero, subiéndola rápidamente hasta los 5.000 gracias a su improvisado compañero. Desplumaría a esos ávidos de gastar dinero, antes de que se diesen cuenta.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime28th Septiembre 2017, 01:11

- Ah, eso -una suave y agradable risa emergió de sus labios-. No, nadie la escogió para mí... Digamos que recientemente heredé el título, los terrenos y la fortuna de un familiar más anciano... Y con un cierto rechazo hacia todo lo moderno. Éste atuendo lo saqué de su guardarropa, así que, si debéis culpar a alguien... culpadme a mí.

Y en todos los sentidos, porque había sido su yo más antiguo el que había seleccionado toda la ropa, pero para explicarle todo habría tenido que perder muchísimo tiempo en relatar una historia que incluiría viajes en el tiempo y el inevitable anacronismo de alguien que llevaba existiendo 45.000 años. Quedaba patente que no se encontraban en el lugar ni el momento adecuado para una narrativa tan compleja como la que eso habría exigido, especialmente ante la necesidad que Arión tenía de conseguir ese tridente y la obligada atención extra que le demandaba una situación para la que no estaba en absoluto acostumbrado ni preparado.

- Aunque en mi defensa he de decir también que no encontré mucho entre lo que elegir -dijo tomándose un segundo para observar el llamativo decorado de las mangas como si no hubiera reparado hasta ahora en ello-. Prácticamente toda la ropa era del mismo estilo, y de todos modos no sé lo que se estila en ésta época. Quizá deberíais asesorarme para no llamar tanto la atención -añadió con una sonrisa amable que indicaba que su confianza en su criterio era sincera y que no se había tomado a mal el comentario de la vaquera. Había pocas cosas que podían molestar al atlante, y aunque tenía el alineamiento invertido las cuestiones estéticas no le importaban tanto como para darle mayor importancia a sus palabras, ni siquiera a las que vinieron después, aunque desde luego le sorprendieron-. ¿Perdón? -inquirió, enarcando una ceja ante su comentario acerca del ronroneo. No estaba seguro de haber entendido bien a qué se refería, y si era lo que pensaba, entonces desde luego aquella chica no se parecía en nada a las que había conocido hasta ahora.

En Atlantis la sexualidad se vivía de una manera abierta, pues era vista como algo natural, sin censuras o represiones de ningún tipo. Eran habituales por tanto las proposiciones y comentarios directos y no estaba mal visto que una mujer o un hombre tuviera relaciones sexuales con un completo desconocido o desconocida si los dos se atraían y se mostraban de acuerdo, pero eso no era lo que Arión había tenido ocasión de observar en aquella sociedad. Allí, tanto hombres como mujeres se cubrían con ropajes que no dejaban prácticamente nada expuesto, como si se avergonzaran de sus cuerpos, y la sociedad tachaba de manera peyorativa a las personas que se atrevían a mantener relaciones por el simple y puro placer del sexo, sin que hubiera sentimientos de por medio. Por lo general, la gente se cortaba mucho a la hora de hablar de temas que eran considerados tabú, y por eso a Arión le descolocaba pensar que aquella frase, en labios de una muchacha tan joven, pudiera tener las implicaciones que parecía tener. ¿La habría entendido mal? A menudo le costaba entender los dobles sentidos y las palabras correspondientes a la jerga moderna. Y si realmente se había referido a lo que pensaba que se había referido... tampoco estaba seguro de cómo debía tomárselo.

Por otra parte, también era bastante tímido y en su caso particular no podía evitar que las alusiones sexuales le hicieran sentirse violento cuando se encontraba en público, defecto del que Chian se había aprovechado siempre vilmente porque le encantaba verle sonrojado, cosa que naturalmente sucedió en cuanto se le pasó por la cabeza la imagen que evocaban las palabras de Rebecca, cubriéndose sus mejillas de un leve y pasajero rubor que, con la torpeza habitual que le invadía en esa clase de situaciones (y que a Chian siempre le había resultado tan divertida), no supo cómo disimular, por lo que resultó claramente visible hasta que agachó la mirada, lo cual en su momento pudo parecer una buena idea pero demostró no serlo cuando se encontró atrapado por el sensual contoneo de las caderas de la muchacha. Una sensación súbita de calor se extendió por su cuerpo, incrementando su sonrojo cuando finalmente se sentó a su lado.

- Bueno, en realidad no andáis demasiado errada en vuestra suposición -comentó, ligeramente azorado-: soy de Atlantis, pero los terrenos que he heredado recientemente están en París, aunque, como ya dije, la fortuna quiso que me encontrara relativamente cerca de aquí cuando me enteré de la subasta. ¿No os ha pasado nunca que estábais en el lugar adecuado en el momento correcto?

Al castaño no pareció importarle la manera en la que la rubia se sentaba en la silla; de donde él venía las mujeres no eran tímidas damiselas delicadas que esperaban en su torre a ser rescatadas. La mayoría de las mujeres que había conocido eran guerreras fuertes que superaban en habilidad e incluso fuerza a muchos hombres, así que no le escandalizaba en absoluto que Rebecca no se plegara a lo que la sociedad demandaba de ella. Es más, le gustaba la seguridad en sí misma que derrochaba y lo decidida que parecía.

- No, nunca he estado en una subasta. En el lugar de donde vengo el mercado tiene un funcionamiento mucho más simple.

Hizo lo que ella le indicaba y poco a poco fue entendiendo cómo funcionaba aquello.

- Entiendo... de ésta manera los compradores pueden llegar a pagar mucho más de lo que el objeto podría llegar a valer en una tienda. Cuanta más gente desea el producto, más caro se vende.

Parecía bastante sencillo, pero su siguiente explicación le dio a entender que no era tan simple como aparentaba.

- Ese... "tenedor", como así lo llamáis, me es muy preciado, sí -asintió, esbozando una sonrisa al pronunciar el peculiar apodo que la dama le daba al arma sagrada de Shiva-. Y sí, tengo bastante dinero, y posesiones.

No sabía cuánto exactamente porque nunca se había interesado lo suficiente como para preguntarle a Trykhun, pero después de 45.000 años acumulando riquezas, antiguedades y obras de arte estimaba que debía de ser muchísimo, aunque hasta ahora no había tenido necesidad de recurrir a su fortuna. Quizá ahora demostrara servir para algo.

La muchacha le ofreció su ayuda y, cuando él aceptó, le tomó la mano para colocarla encima de su rodilla al tiempo que deslizaba sus propios dedos por el dorso para acercarse más a él y susurrarle la estrategia al oído. Arión estuvo a punto de no escucharla por culpa de los latidos de su corazón, que sonaban tan fuerte que casi temió que la vaquera pudiera oírlos.

Su mujer llevaba muerta 60 años cuando su álter ego le informó de la necesidad de hacerle viajar en el tiempo hasta el futuro a causa de la Colisión, pero Chian tenía cerca de 90 años cuando murió, y él había hecho envejecer su cuerpo al mismo ritmo que el de ella para no sentirse acuciado por los impulsos y anhelos de la juventud, lo cual significaba que llevaba bastante más tiempo sin acostarse con una mujer. Lo que le había pasado en China no contaba... Aquello no había sido placentero ni agradable para él, pues se encontraba drogado y bañado en sangre cuando ocurrió y, además, no había sucedido por su propia voluntad.

A pesar de eso, no entendía lo que le ocurría. Aunque siempre había sido un hombre pasional y ardiente nunca había tenido dificultades a la hora de trascender los asuntos de la carne cuando la situación lo requería. Arión no podía saberlo, pero desde que su alineamiento había sido invertido le costaba mucho más no ceder a sus deseos e impulsos naturales, y, en aquellos momentos tenía que hacer un gran esfuerzo de voluntad para no pensar en la piel suave y cálida que se ocultaba bajo la lana basta de aquellos pantalones.

- Adelante... -asintió tratando de que no se le notara-. Que empiece el juego.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime3rd Octubre 2017, 02:16

Se atragantó con la frase como si fuese un hueso de pollo que se le había pasado por alto al comer demasiada carne. Eso produjo una suave sonrisa en el joven rostro de la Sheriff, que se tradujo a una suave carcajada musical cuando el color de sus mejillas delató lo que el comentario había producido gracias a la imaginación en la cabeza del hombre al que iba dirigido. en general, los machos de cualquier especie tenían un instinto de lo mas básico y predecible. Por su experiencia, tanto con jóvenes como con maduros, era difícil que no respondieran a ciertas provocaciones, por veladas que fueran, pero en ese caso, debía admitir que el modo de reacción le había resultado de lo más divertido. No era algo que se esperara conseguir sólo con una frase que a ella le parecía de lo mas natural. Había sido una impresión, ni siquiera podría considerarlo una provocación en ese aspecto. Pensando en ello, se dio cuenta de que con un poco de presión, podría hacer un par de comentarios que le arrancarían un sonrojo tan fuerte como para iluminar toda la sala sin necesidad de electricidad o velas.

- ¿Atlantis? ¿No querrás decir Atlanta? - preguntó, alzando una ceja, con cierta duda. Aunque el caso es que el nombre le sonaba de alguna cosa. ¿De alguna noticia quizás? No podía recordarlo, aunque tampoco le dió mayor importancia en ese momento. Tenía que estar centrada en juego. - Desde luego, vaquero. Me está pasando ahora mismo. - sonrió de medio lado, y se permitió guiñarle un ojo, antes de ocupar sus asientos. - Esto no se hace con todo. Solo con bártulos raros, antigüedades históricas y otras zarandajas. Cuanto mas exclusivo sea, más se paga. - él le dió un resumen bastante aproximado de a lo que se refería. - ¡Diana!- asintió. La verdad es que ese modo de explicarlo se aproximaba bastante.

Tras los cinco primeros objetos, la subasta continuó, con un ritmo bastante más acelerado. Los primeros solían ser aquellos que tenían compradores concretos, o que se habían sacado a subasta con anterioridad. Así permitían que los presentes tuvieran tiempo de ir visualizando su estrategia, optimizando sus recursos y ganando ritmo de puja. La emoción se extendía entre los presentes como la pólvora. El sexto objeto llamó la atención de la Sheriff. No lo había visto, quizá por que no estaba expuesto en esas vitrinas. Se trataba de un viejo cinturón de cuero de caballo con espacio para guardar la munición. Estaba datado de la época de la fiebre del oro, y tenía consigo el documento notarial que acreditaba su autenticidad. La mujer esperó a que se alzaran las primeras pujas. Esperó a que los pujadores elevaran el precio hasta el aproximado, en base a subir 250, y cuando se hizo, ella levantó la pala. La última cifra era de 4.500.

- ¡6.000! - exclamó la vaquera, haciendo que a su alrededor se alzaran exclamaciones de estupor durante unos segundos. Era una subida de precio enorme respecto a la anterior. Ese tipo de estrategias jugaban a su favor. Ella ya había decidido un tope en 8.000, pero el resto debían valorar en unos pocos segundos si les merecía la pena continuar subiendo tras ese repentino alzamiento del precio. Era también una demostración de "fuerza" por su parte, evidenciando un poder adquisitivo que le permitía subidas de precio.

-¡6.500!- exclamó en el último momento un hombre con un marcado acento sureño.

- ¡7.500!- exclamó elevando la pala de nuevo.

- ¡8.500!- exclamó el hombre, exacerbado.

Ella hizo una analizó la situación... y lo dejo pasar. Sonrió e hizo un aspaviento con la cabeza. Aquel viejo se había puesto difícil. Por otro lado, en base a pujar alto, había elevado el precio. Eso significaba un buen dinero que quizá, tuviera que valorar cuando fuera a pujar en el futuro.

- Vaya con el viejo. ¡Tiene mas ímpetu que caballo loco!- exclamó, mientras sacaban el objeto y ponían el siguiente. Se ladeó hacia Arión, apoyando el codo más cercano a él en el respaldo de su silla y agarrando con cada mano un extremo de la pala. su pecho se ahuecó haciendo más obvio el canalillo que se intuía bajo su camisa de algodón. - ¿Vas a esperar a tu tenedor, vaquero?- sonrió, antes de echar un vistazo sobre el hombre sentado delante de ella, levantándose un poco incluso de la silla, para comprobar que lo siguiente se trataba de otra pieza de porcelana. Con un resoplido de disgusto, volvió a echarse sobre la silla, y con un suspiro profundo dejó claro su aburrimiento, mientras los objetos corrían uno tras otro. Y después de la primera veintena, se realizó por fin el primer descanso. Con un golpe de martillo, dieron por finalizada la primera sesión.

La vaquera bostezó sin miramiento, y luego, cogió la mano del atlante y le retiró de su rodilla. Se levantó, se estiró y salió al pasillo, donde todos habían empezado a dispersarse.

- Venga, vamos a estirar las piernas. - le dijo, haciéndole un gesto con la cabeza. - Y ni se te ocurra soltar la pala. - añadió, mientras miraba a su alrededor como si todos llevaran una derringer en los bolsos de fiesta y en las chaquetas de esmoquin. Con un gesto rápido, que evidenciaba su maestría, guardó la pala de nuevo enganchada en el cinto, y puso camino a la salida. En el extraño salón donde se había llevado a cabo el recuento de participantes, ahora se repartían camareros que daban ronda entre los invitados ofreciendo bebidas espirituosas y algunos canapés, lo cual estaba haciendo las delicias de esos ricachones que se pasaban los días ensayando como coger las copas con elegancia. Mientras salían, detuvo a un camarero, que la miró sin poder disimular su sorpresa, a pesar de su profesionalidad. - ¿Sólo sacáis champan? - preguntó ella, alzando una ceja.

- No Madame, también dispone de vino blanco, tinto, y de martini. - le explicó el hombre, mientras ella ponía una expresión que dejaba clara la escasez de variedad desde su punto de vista.

- Dime, ¿Crees que puedes conseguirme un Whiky doble, hijo?- preguntó ella, haciendo que el camarero la mirara con aún mas sorpresa. Asintió, con los ojos muy abiertos, y solo entonces, la Sheriff sonrió, y se apartó del gentío, dirigiéndose a un lateral. Por el camino pescó un par de canapés, que mordió y masticó, sin deglutir con la sutil feminidad con que se esperaba que las mujeres tragaran esos diminutos bocaditos. - Mm. Ashi que. - empezó, aún masticando, para hacer una pausa, tragar, y mirar a Arion a la cara.- Has heredado de un pariente rico. Una pena que tus tierras estén al otro lado del mundo. ¿Estás disfrutando tu estancia en Estados Unidos?- le dijo para meterse el otro canapé a la boca. La mermelada de tomate se depositó en su comisura, que limpió con el dedo pulgar mientras terminaba de masticar con la boca cerrada. Tragó, lamió su dedo introduciéndolo entre los labios, brillantes de saliva, y después los relamió metiéndolos hacia dentro y asomando después un poco la lengua , para asegurarse de que no quedaban restos. Repasó el interior de su boca con la lengua, y tras chasquearla y asegurarse de que no quedaban restos de comida, agarró a Arion por la pechera de la túnica, para atraerle más cerca de ella, a una distancia en la que pudieran hablar en voz baja.

- Venga, cuéntame el secreto del tenedor. Seguro que tiene algo interesante. - comentó soltándole y apoyando ambas manos en el cinturón cerca de la hebilla, mientras le observaba con atención, y a su vez vigilaba por el rabillo del ojo las cercanías de sus contrincantes. Muchos de ellos le eran conocidos del entorno de su padre. Pero no tenía el menor interés en perder tiempo saludándoles. Esa noche no.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime14th Octubre 2017, 00:31

- Ni siquiera sé lo que es Atlanta, mi señora -respondió el mago para, seguidamente, atender a sus explicaciones.

A medida que la subasta se continuaba le iba resultando más claro su funcionamiento; al final resultaba que no era nada complicado, simplemente algo que le había resultado inusual en un principio.

Por más que su ingenuidad podría dar la impresión equivocada al conocerle, lo cierto era que Arión era un hombre observador e inteligente, así que se dedicó durante todo el tiempo a mirar, escuchar y aprender, sin perderse detalle cuando su compañera decidió participar a su vez de la puja, tomando nota mental de la manera en la que había incrementado sustancialmente la cifra final. Lo que Arión había observado era que normalmente las cantidades no se elevaban demasiado de una puja a la siguiente, a menos que el comprador tuviese realmente mucho interés en el objeto en sí y no quisiera correr riesgos, pero si no era así no tenía sentido ofrecer 6000 cuando a lo mejor podrías llevártelo por 5000. ¿Qué habría visto la Sheriff en aquél viejo cinturón? Ni siquiera era mágico.

La pugna entre los dos continuó hasta que el sureño ofreció 8500, momento en el que la vaquera decidió recular.

- Vaya con el viejo. ¡Tiene mas ímpetu que Caballo Loco! -en otras circunstancias quizás le habría preguntado acerca del tal Caballo Loco, pero en aquél momento tenía otras cosas más agradables en mente, como la vista que la vaquera había colocado inadvertidamente ante él y que dibujó sin querer una sonrisa en sus labios-.  ¿Vas a esperar a tu tenedor, vaquero?

- Bueno... no tengo prisa, ¿y vos? -inquirió, divertido ante su gesto de aburrimiento.

La paciencia era una cualidad necesaria para un mago, especialmente si dicho mago era inmortal. Todas las experiencias nuevas y desconocidas que estaba viviendo en aquella era le resultaban interesantes, así que le causaba curiosidad observar el proceso en su totalidad.

Cuando se produjo el descanso la siguió hasta la zona en la que los camareros estaban sirviendo el catering y se hizo con una pequeña tosta que llevaba una gamba sobre un nido de lechuga bañada en salsa rosa mientras la vaquera conversaba con el camarero.

- ¡Hm! -exclamó, impresionado. Nunca había visto servir comida en porciones tan exiguas. Por lo general los alimentos en el palacio del rey se servían en enormes bandejas durante los banquetes. Tampoco había probado nunca la salsa rosa, y su sabor le resultó refrescante y original-. A mí póngame una copa del mejor tinto que tengáis -le dijo al camarero cuando ya se alejaba con el pedido de Rebecca. Arión no era dado a beber alcohol, pero últimamente no le hacía ascos a una buena copa de vino de tanto en cuanto.

- Ashi que -empezó la rubia devorando a su vez un canapé a su lado-. Has heredado de un pariente rico. Una pena que tus tierras estén al otro lado del mundo. ¿Estás disfrutando tu estancia en Estados Unidos?

- Pues... no llevo más de 24 horas, pero diría... que lo estoy pasando bastante bien... -musitó mientras observaba la manera voluptuosa en la que Rebecca daba cuenta del segundo canapé.

Siguió el recorrido de la gota de tomate y del dedo que empleó para limpiarla, hipnotizado por el movimiento concupiscente de su lengua y por el brillo rojo de sus labios húmedos, teniendo una imagen mental muy clara de otras cosas que se podrían lamer con esa boca. Su mirada se enturbió ligeramente a causa del deseo, demorándose un tiempo en sus labios cuando ella le atrajo hacia sí, preguntándose a qué sabrían.

- Bueno... se llama "trishula" y simboliza las tres funciones de la tríada: la creación, dominio de Brahma, el mantenimiento, propio de Visnú, y la destrucción, obra de Shiva. Cuando se encuentra en la mano de Shiva indica que los tres aspectos están bajo su control. Como arma, el tridente representa el instrumento de castigo al malhechor en los tres planos: espiritual, mental y físico. Otra interpretación del tridente es que representa el pasado, el presente y el futuro. Pero decidme, Sheriff... ¿tenéis algo que hacer... después de la subasta? -sus ojos esmeralda se prendaron en los suyos al tiempo que sus dedos subrayaban la pregunta recorriendo de manera muy superficial, casi sin tocarla, la lazada que mantenía cerrado el escote de la camisa, dejando claro que sus palabras eran únicamente una oferta lanzada al aire, no una imposición. Jamás la tocaría a menos que ella quisiese-. Así podríamos seguir hablando de mitología... o dedicarnos a actividades más placenteras, lo que prefiriera mi señora.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime31st Enero 2018, 22:20

La vaquera sonrió cuando le preguntó. Ese modo de hablar le hacía mucha gracia. En cierto modo, para el observador externo, resultaría muy extravagante. Era como ver dos épocas distintas conversar en un salón futurista que no encajaba con ninguno de los dos.

- Yo lo único que quiero es animarles a que continúen con el gatillo fácil. Así, me aseguro de que para cuando salga mi diana, estén sin cartuchos. - comentó en voz baja.

No era cuestión ir exponiendo las estrategias para que cualquiera pudiera oírlas. De hecho puede que tampoco comentarlas con el extranjero fuese del todo buena idea. Actuaba de un modo galán y encantador, y por experiencia, hay pocos hombres que se comporten así a menos que pretendan sacarte algo. Puede que sólo se estuviese haciendo el tonto para que no le viera como una amenaza. Para comprobarlo tendría que ver cómo se comportaba una vez el tenedor saliera a escena. Pero para eso podía quedar mucho tiempo que matar, y hasta entonces, era mejor tener a alguien divertido y excéntrico, que a un montón de viejos babeantes que le preguntarían por su padre para tener una excusa con la que asomarse unos segundos a su canalillo.

- Por las 58 muescas de Jhon Wesley Hardin. ¿Y lo primero que se te ha ocurrido para pasar el rato es meterte a buscar pepitas de oro en este meadero de ciudad?- preguntó sorprendida. Al terminar de tragar asintió con la cabeza. Entendía que no era el mejor sitio para estar, pero lo cierto era que si quería ese tenedor viejo con la misma fuerza con la que ella añoraba esas reliquias de la época dorada, no le extrañaba que su primera parada hubiera sido esa porquería de ciudad. Es habitual que el potro que más coces da sea también el que salta mas alto.

A medida que el hombre le explicaba todo el simbolismo y la jerigonza que traía consigo el tenedor, más alzaba las cejas la vaquera. Comprendía ese lenguaje, y había hecho bien en hablar con ese hombre. Sin duda se trataba del tipo de explicaciones retorcidas que le habían dado de vez en cuando en el B.P.R.D. Hellboy había hecho mucho hincapié en que debía entender el motivo por el que la ingenua explosiva dañaba a las criaturas por la madera con que se había realizado al mango. Al parecer provenía de la cruz de cristo. Al principio se había tomado eso como una bravuconada, hasta que había descubierto todo lo que guardaban bajo esa supuesta planta de reciclaje de basuras. Allí tenían multitud de artefactos, a cual mas raro, capaces de supuestos prodigios que el Sheriff había presenciado con sus propios ojos. Armas capaces de cortar la piedra de una gárgola, o de lanzar aire cortante, o incluso de invocar al trueno, al hielo y al fuego. Empezaba a preguntarse si ese hombre sería capaz de alguna de esas cosas, y si era el tridente el que poseía esas fuerzas extrañas o por el contrario, se trataba de una herramienta mediante la cual hacía uso de esos prodigios. Igual que lo era para ella un arma de fuego.

Estaba pensando en ello, pero la mano de él se dirigió al cordón de la lazada de su camisa, paseándose fugazmente, al tiempo que la miraba a los ojos al hacer su siguiente pregunta. No era una maestra en la seducción, de hecho, ignoraba la sensualidad de sus propios gestos. Quizá se debiera a la juventud, a su carácter fuerte, o a su físico que era atractivo según los cánones. Pero de lo que si sabía era de la tensión sexual, de rituales de apareamiento, y de la sensación de anticipación que el gesto de él había producido. Lo bastante como para olvidar el hilo de sus pensamientos.

- Nada mas allá de una buena cabalgada bajo las estrellas. - sonrió, dejando un claro doble sentido flotando en el aire. Era lo más a lo que la Sheriff podía aspirar respecto a sutilezas. - Pero si tu no tienes nada que hacer, podrías acompañarme. Mi rancho no está muy lejos. - alargó la mano hacia una de las bandejas, y masticó de un solo bocado otro de los canapés. Uno de gamba con salsa rosa. Pero en esta ocasión, no lamió su dedo, si no que lo posó sobre los labios de él, con la pretensión mas que clara de que fuera Arión en esta ocasión quien se ocupara de limpiar los restos de la salsa. - Lo único que espero es que tu no seas de gatillo fácil. - sonrió con picardía, antes de recuperar su dedo. - Otra cosa. Vas a tener que endurecerte un poco si quieres seguirme el ritmo...- se acercó a él, sin dejar de mirarle de una manera penetrante a los ojos. Sus labios lo bastante cerca para notar la respiración de él.- Así que olvida el royo ese de vos. - añadió entreabriendo los labios...

- Ejem. - la vaquera desvió la mirada para encontrarse al camarero azorado, y no sólo a él. Si no a un buen conjunto de gente que acto seguido retiró la mirada. El Sheriff adoptó una expresión endurecida, con el ceño levemente fruncido. Alargó la mano hacia la bandeja y cogió la copa de vino y el Whisky. El camarero, sonrojado, se retiró para continuar con su tarea.

- Tienen un don para sacarme de quicio. - aseveró, alargando a Arión su copa. Alzó ambas cejas y le ofreció el vaso de cristal grueso. - En esta segunda tanda tenemos que estar atentos. Es casi seguro que esta subasta será en dos tiempos. - comentó mirando el reloj de la pared. Parecía de nuevo la mujer que elucubraba con la pala en la mano cuánto podría exprimir a sus compañeros de puja, y no la seductora dominante que había visto segundos antes. Fué tan drástico que casi parecía un espejismo. Pero lo hizo por una buena razón. No le gustaba dejar las cosas a medias. En ningún caso. Pero cuando se trataba de un acto cometido con pura impulsividad, apetito o deseo, quería tener la certeza de que iba a llegar hasta el final. Pero de momento tenía que centrarse en su objetivo. Primero la ganancia, luego la celebración. - Así que sin duda, lo que buscamos va a estar en esta mitad. Prepárate y no seas muy obvio. Con un poco de suerte habremos terminado antes de que puedas decir: "Oh si, así, mas fuerte". - sugirió, con un entrepunto extraño entre la lascivia y la impasibilidad. En ese momento, avisaron de que la subasta comenzaría en quince minutos, y que debían acabarse el ágape para volver a los asientos, ya que no estaba permitido pasar ni comida ni bebida a la zona de subastas. En ese momento, la Sheriff recibió una llamada. Pidió disculpas a Arión con un gesto quedándose atrás, y escuchó la voz de sus trabajadores al otro lado, en una llamada a tres bandas. La vaquera dio unas cuantas explicaciones. Cuando colgó el teléfono, supo que en cierta manera, estaba a punto de invertir el dinero en un gran incentivo.

A pesar de la sorpresa de sus trabajadores, las órdenes habían sido muy claras: "Conseguidme ese tridente".

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime14th Febrero 2018, 12:51

Sabía lo que eran los cartuchos porque Razor se lo había explicado y había visto a Hellboy usar su pistolón, por lo que pudo entender el símil que estaba aplicando la vaquera y asintió, sonriendo. Era la mejor opción que tenían en aquella situación a la que poco a poco estaba empezando a habituarse.

La siguiente expresión, totalmente genuina de la Sheriff, sí que le pilló más por sorpresa. No sabía quién era el hombre al que citaba y la pintoresca y florida manera que tuvo de describir la ciudad le resultó extraña.

- Hmmmm... No estoy seguro de haberos entendido... -respondió enarcando una ceja en una leve muestra de extrañeza-. Mi residencia habitual se encuentra en París y hasta ahora lo único que conocía de Estados Unidos es Nueva York, California y Metrópolis. He pasado brevemente por Louisiana antes de venir hasta aquí, pero se trataba inicialmente de un viaje de negocios, no de placer. No tengo intención de visitar la ciudad; sólo he venido porque me enteré de que se iba a llevar a cabo la subasta y deseaba adquirir ese tridente. ¿Tan horrible es Gotham, mi señora?

Una vez expuestos sus objetivos, ella reveló los suyos, que pasaban por una sugerente imagen a cielo descubierto bajo las estrellas seguida por un comentario que indicaba que todavía la noche podía acabar mejor si la cosa iba bien.

- Me encantaría -dijo con una sonrisa-. Hace décadas que no disfruto de una buena cabalgada.

Quizá tendría que haber añadido la palabra "voluntariamente".

Llevaba muchos años guardando luto por su mujer fallecida, pero, por alguna razón ahora el tiempo transcurrido se le hacía más pesado que nunca, y el consejo que le había dado Trykhun hacía tan sólo dos días regresó a su mente: salir de los confines de la mansión, relacionarse con otras chicas... Su viejo mayordomo opinaba que hacer vida normal y divertirse sería la mejor manera de... olvidar lo que le había ocurrido en China.

Una ligera sombra surcó su semblante al recordar lo impotente que se había sentido, la frustración de saberse un juguete en manos de otra persona, y se acabó de un sólo trago la copa de vino que tenía en la mano. Las viejas lágrimas de rabia pugnaban por aflorar de nuevo, pero se las tragó de la misma manera que había hecho con el alcohol y una quemazón amarga le descendió por la garganta.  

Se acordó de Rydia, la joven doncella con la que la fortuna le había hecho coincidir aquella misma noche a causa de un trágico acontecimiento en París. Ya se habían encontrado un par de veces con anterioridad, y en una de ellas habían hecho un buen equipo combatiendo juntos. Por algún enigmático capricho del destino se sentía atraído hacia ella, y había tratado de comprobar si el sentimiento era mutuo invitándola a cenar, pero no había obtenido los resultados esperados, y ahora se sentía... No sabía muy bien cómo se sentía, pero lo que sí tenía claro era que algo como lo que la vaquera le ofrecía era justo lo que necesitaba para sentirse mejor. Desde lo de Viper tenía la necesidad de sentir que controlaba aquél aspecto de su vida; que podía acostarse con quien él escogiera, de manera voluntaria y libre y sin que le forzaran a nada. Y sentía que hasta que no lo consiguiese no podría sentirse del todo bien consigo mismo.

El dedo femenino se posó sobre sus labios devolviéndole a una realidad llena de promesas mucho más satisfactorias que las pasadas experiencias vividas, y el mago no dudó en lamerlos, dirigiendo a la vaquera una mirada cargada de pasión y deseo. La salsa era dulce, y combinaba bien con el sabor del alcohol que aún tenía en la garganta dejándole con ganas de más... y no precisamente comida.

- Oh, créeme, no lo soy -cuando ella se acercó, le pasó el brazo por la cintura haciendo que sus cuerpos se aproximaran lo bastante para que ella pudiera notar su erección cuando sus labios casi se unieron a los suyos-. Y tampoco creo que vayas a tener motivo de queja acerca de mi dureza... o de mi capacidad para seguirte el ritmo -añadió con una sonrisa maliciosa, totalmente recuperada la confianza en sí mismo. Arión no tenía ninguna duda acerca de sus cualidades como amante, pues habían quedado demostradas en innumerables ocasiones en el pasado, y no era tampoco ningún novato en el arte de la seducción, no a aquellas alturas. Sabía lo que Rebecca estaba haciendo al provocarle, pero él también sabía jugar a ese juego con sus mismas armas y se aseguraría de que la mujer ansiaba tanto ese momento a solas como lo deseaba él.  

La inoportuna intervención del camarero por lo general le habría hecho retroceder avergonzado, pero eso era antes... Antes de lo de China. Ahora, la presencia oscura y despótica que estaba comenzando a germinar en su interior se agitó, molesta, y le hizo encararse con quien con tan mala fortuna había interrumpido su momento.

- La señorita y yo no tenemos más necesidad de sus servicios -dijo con sequedad en cuanto la vaquera hubo cogido las copas de la bandeja-. Así que no vuelva a acercarse a menos que así lo requiramos.

- Tienen un don para sacarme de quicio.

- No hay duda de que saben ser inoportunos -con una sonrisa plena de confianza, el Sumo Mago alzó su copa para brindar con la de ella y asintió a su consejo-. Regresemos pues -dijo, sin poder contener una sonrisa maliciosa ante su siguiente comentario-. Espero que termine pronto para que podamos retomar lo que habíamos empezado... Porque te aseguro que lo de después va a ser muuucho más largo. Y quien sabe... -se inclinó para retirarle un mechón de cabello tras la oreja y le mordió leve y fugazmente el lóbulo antes de susurrarle al oído-: quizá seas tú la que termine gritando...

En ése preciso momento sonó el teléfono de la vaquera, así que Arión simplemente se encogió de hombros y regresó a su asiento.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime17th Abril 2018, 20:57

La sheriff ladeó la cabeza, alzando una ceja. Dejó pasear su mirada acerada de un intenso azul cristalino entre la multitud que la rodeaba. Para Ahrión no era más que personas. Personas que además en su mayoría parecían estar en posesión de grandes capitales, capaces de vivir de una manera más que acomodada, con saber estar, educados en un protocolo que parecía reservado a la realeza y con el mundo a su alcance, sólo con que alargaran la mano para cogerlo. Individuos aceptados por una sociedad que alentaba ser quienes eran, e invalidaba a todos aquellos que no eran capaces siquiera de soñar con acceder al selecto círculo al que ellos pertenecían. El sistema clasista en el que no había que probar nada de uno como individuo. No importaba las perversiones, la moral o la decencia. Bastaba con comprar la imagen que ellos querían dar de si mismos para que se les tratara como tal. A ella todo ese mundo le asqueaba. Pingüino había ayudado a que se hiciera soportable. En este caso, también Ahrión estaba cumpliendo con ese propósito. Pero ella veía mas allá de los nombres, los apellidos, los negocios y las marcas a las que representaban. Veía hombres que sabía que ambicionaban lo que otros tenían, y cómo estrechaban sus manos con una sonrisa ladina, que sólo hacía más sorprendente la puñalada para quien la recibía. Olía el olor de la sangre de los que habían construido sus imperios sobre los cadáveres descompuestos de los demás. A sus ojos, ningún traje o perfume caro podía encubrir eso. Ni siquiera quería empezar a asomarse a los vicios que conocía de algunos de los caballeros y señoras que mas reconocimiento tenían en ese tipo de fiestas. Todo eso estaba allí, llenándose con sus canapés. y bañándose en vinos de mas de quinientos dólares la botella. Arrugó la nariz con desagrado y devolvió una mirada afilada al mago atlante. Luego, le regaló una sonrisa que anunciaba el misterio de unas experiencias que no parecían corresponder a la de una joven de su edad.

- Gotham es la ciudad mas oscura del mundo, Arión. Lo es porque nadie quiere que se vea lo que pasa en sus recovecos, sumideros y fosas. - dijo tan sólo haciendo un sutil gesto hacia la multitud. - El mundo es feo aquí. - añadió con dejadez, regalándose la vista con el cuerpo de su interlocutor de nuevo. Le inquietaba el motivo por el que un hombre como él la había atraído, cuando era obvio que no era su tipo habitual. Antes de darse cuenta estaba haciéndole algún que otro comentario picante. Pero no dejaba de parecerle algo atípico, y la parte mas juguetona de ella lo encontraba intrigante. - Gotham no es el tipo de ciudad a la que se va por placer. - bebió un suave trago de su Whisky. - Pero ya veremos.- comentó, dejándolo en el aire.

Su aire atrevido le sorprendió, sobretodo en una situación como esa. Pocos hombres de los presentes habrían tenido un gesto como ese a menos que se supieran en la intima privacidad de sus propias mansiones. La Sheriff sonrió satisfecha. Posó las manos sobre los anchos hombros de el por encima de su extravagante atuendo, paseándolas hacia su espalda con los dedos extendidos, a medida que él cerraba el agarre de su cintura acabando con las distancias. Una de las manos de ella se dirigió derecha a la nuca de él, y la otra se afianzo a su media espalda, convirtiendo ese acercamiento en súbita posesión. Se ladeó levemente para que sus caderas encajaran, haciendo el mayor contacto posible, y una de sus piernas se dobló con mucha suavidad para poder sentir con claridad y sin recato la erección de él entre su ingle y su muslo, denotando un comportamiento más que posesivo y muy sexual.

Cuando trató con esa sequedad al camarero, tuvo que contener una suave risa. Le encantaba ver que un hombre tan educado y cortés también tenía un contrapunto un tanto implacable. Para ella, era tan necesario que la hicieran sentir deseada como el hecho de que a ella le apeteciera la otra persona. Por eso esa pequeña salida de tono tajante le creó una sensación aún mas creciente de excitación que lo que ya había conseguido ese primer contacto físico interrumpido.

Cuando la voz de el se coló en su oreja, seguida de un mordisco, si que rió con una carcajada suave. No hizo ademán alguno de disimular el placer o la diversión que sentía por las atenciones del Atlante. Cuando se separó, pudo comprobar que ella se estaba mordiendo un lado del labio, tenía un sonrojo evidente en las mejillas, y soltó un suspiro complacido.

- Eso espero, vaquero. - dijo, mientras le daba un último repaso, apuraba la copa soltando un suave gruñido al tragar, y luego agarraba del brazo a su acompañante para volver al salón de subastas. - Es un mal atuendo para tener una erección. - comentó divertida inclinándose hacia él. - Esperemos que no se asome por debajo de la falda. - añadió con picardía en un claro tono de broma, mientras le permitía el paso y se le escapaba una carcajada desenfadada.

La subasta comenzó con un par de artículos insulsos, pero por los que la gente pujó sin cuartel. Alzó la ceja, tratando de admirar el motivo de esa lucha encarnizada. Un pequeño jarrón chino de la dinastía Ming y un juego de escritorio de ébano y marfil. Las cifras alcanzaron porcentajes astronómicos en un instante, y las cifras pasaron a tener un tono agresivo a medida que los competidores se ansiaban. Rió entre dientes. ¿Así que esa era la estrategia, empezar con los artículos mas fuertes en la segunda mitad? No podía decir que era una jugada poco inteligente. Cuando muestras a solas un pura sangre contra una mezcla, la mezcla tiene las de perder. Pero si enluces un par de mezclas dentro de un lote de sementales, de pronto pasan a ser tratados con reverencia. El pensamiento es simple. Si merecen estar con los campeones, algo bueno deben tener. A veces no era mas que una herramienta de la venta. Pero ella la conocía bien. Cuando los objetos de menos calidad salieran a la palestra, pagarían mucho mas por ellos de lo que habrían pagado si no los hubieran posicionado en el lote fuerte. De pronto, el viejo Childhood dejó de ser sólo un viejo hermitaño, para convertirse en un hombre de notable inteligencia, al menos en lo que se refería a esa subasta. Bien jugado, viejo.

- Mil

- Mil doscientos.

-Mil quinientos.

- Mil setecientos.

- Dos mil.

-- ¡Dos mil quinientos! - levantó la pala, viendo como uno de sus competidores la dejaba reposar en su regazo. Sonrió para si. Uno de sus competidores estaba fuera.

- Dos mil seiscientos.

-- ¡Dos mil ochocientos! - exclamó de nuevo.

Miró hacia el hombre, que no le remitió la mirada. El subastador volvió a vender el lote. Dos hachas de sílex y roca de la tribu comanche y la Sioux, con la funda de pielconservada, el atillo chamánico y los adornos de la empuñadura en casi perfecto estado. toda una belleza de la historia. El hombre entonces le remitió una mirada, a la de dos. Hubo desafío, pero no levantó la pala. Ella le remitió un asentimiento, y él le devolvió otro. Un hermoso duelo. Pero las hachas eran suyas. Con un aplauso ambiental, pasaron al siguiente objeto. Aún se alargó cuarenta minutos, en los que ella adquirió dos de las cuatro armas que eran de su interés. La sensación creciente de triunfo estaba empezando a embargarla los sentidos, y sentía un calor que se había extendido por todo el cuerpo, a causa de la emoción. Si conseguía marcharse con las cuatro armas, las hachas, y el tridente, su noche estaría más que completa.

Y hablando de billy el niño.

- Nuestro siguiente artículo: El tridente de Shiva. Es una pieza de colección proveniente de asia, de origen hindú. Como pueden ver, los grabados están en perfecto estado...

La vaquera se inclinó hacia Ahrión, apoyándose en su hombro y aproximando sus labios a su oído.

- Ahí está tu campeón. - sonrió, confiando en que sus chicos harían el trabajo que les había encomendado, pujando en el último instante por medio telemático. Ella no tenía ningún especial interés en el tridente, a diferencia del atlante. Pero se le había antojado utilizarlo como un elemento más del juego. No conseguirlo no era el fin del mundo, pero hacerlo añadiría sabor a la experiencia que se había prometido en la sala exterior durante el convite. - Buena suerte. - añadió, con un suave retintín juvenil, que dió paso a una sonrisa enigmática. Ahrión se había abstenido de pujar durante toda la noche, así que no tenía idea de su estrategia, si es que se había formado alguna. Ahora podría hacerse una idea de cuánto lo quería, y qué estaría dispuesto a hacer por él.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime28th Abril 2018, 00:29

Sí, el mundo era feo en esa nueva realidad a la que había sido transportado, pero no sólo en Gotham. Los edificios, simples bloques gigantescos de hormigón hacinados sin ningún criterio estético, la aglomeración de gente, la casi total ausencia de vida vegetal y naturaleza, la manera en la que las personas se obcecaban en cubrir sus cuerpos como si se avergonzaran de ellos... ¡Era todo tan distinto a su gloriosa Atlantis!

Pero no ella. La mujer que rápidamente pasó a tomar el dominio y el control de la situación no tenía nada que envidiar a las orgullosas guerreras de su patria. Arión admiraba a las mujeres fuertes, razón por la que le resultaba mucho más excitante cuando una mujer pasaba a manejar las riendas como estaba haciendo ella. Aquélla era la clase de carácter que le gustaba ver, y cuando la rubia se estrechó tan sugerentemente contra él no pudo evitar deslizar una mano osada sobre su muslo, acariciándolo mientras un suave jadeo se escapaba de entre sus labios al notar el contacto con el cuerpo femenino, del que tan sólo le separaba una fina capa de ropa que de repente deseó poder arrancar para gozar así de la exquisita sensación sin ninguna clase de impedimento o barrera. Pero no podía, así que tuvo que contentarse con unir su frente con la suya para susurrarle:

- Yo podría enseñarte lugares hermosos... La clase de lugares a los que sí se va por placer...

Fue entonces cuando se produjo la interrupción y ella le hizo un chiste que él, inicialmente, no entendió.

- No es una f... -empezó, pero entonces la escuchó reírse y comprendió que había sido una broma, lo cual, ahora sí, le produjo un leve sonrojo. A veces, su ingenuidad y desconocimiento del mundo actual le jugaba malas pasadas.

La subasta continuó sin que el atlante prestara apenas la menor atención, sin ser capaz de quitarse de la cabeza lo que había sido capaz de intuir durante el breve instante en el que sus cuerpos se habían conocido. Sin contar la violación (que realmente no podía contar porque no le había reportado el menor placer sino todo lo contrario), llevaba décadas sin mantener relaciones con nadie, y se trataba de algo muy difícil para alguien tan sexual como él. Cuando se limitaba a estudiar encerrado en su torre no lo notaba, pero después de lo que acababa de pasar era como tener un volcán en su interior y no encontrar la forma de apagarlo. Gracias a los dioses ella no volvió a insinuarse durante el resto de la puja, de lo contrario le habría costado horrores continuar allí hasta la llegada del tridente.

Absorto en el dulce tormento en el que le tenía sumido su fértil imaginación, fue sólo vagamente consciente del duelo que estaba teniendo lugar entre la vaquera y su competidor, así como del resultado. Sólo regresó nuevamente a la realidad cuando el objeto codiciado salió a la palestra. Ella se inclinó para llamarle la atención sobre ello y él asintió, cerrando momentáneamente los ojos mientras invocaba el poder del Ojo de Ra. De inmediato, la forma de un ojo egipcio se dibujó sobre su palma izquierda, suceso que posiblemente no pasaría desapercibido para la vaquera a causa de su proximidad, pero Arión no podía estar pendiente de eso, pues toda su concentración se dirigió a tocar una por una las mentes de los presentes en aquella sala para anular su voluntad y apaciguar sus deseos de pujar. Si alguno de ellos llegó a experimentar en algún momento un mínimo interés por aquella pieza de colección, se desvaneció al instante, como si lo que tenían delante no fuese más que un simple objeto sin valor. Nunca había entrado en sus planes competir con nadie por algo que debía ser suyo.

- ¿Nadie está interesado? ¿Nadie? -repitió, atónito, el subastador. Algo como aquello no le había sucedido nunca.

Ante la pregunta, el mago se levantó sin prisa y se encaminó hacia el atril de madera en el que se apoyaba el hombre.

- Yo lo estoy -anunció.

- ¿Cuánto ofrece el señor vizconde?

- Por lo general no acostumbro a llevar dinero encima, y tampoco sé cuál es la moneda de éste reino... -dijo, terminando de llegar frente al atril. Su mano de esbeltos dedos se posó sobre el armazón de madera y éste comenzó rápidamente a transmutarse en oro macizo-, pero confío en que ésto será suficiente.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime24th Mayo 2018, 12:30

Ese hombre estaba consiguiendo que la noche tuviera algo más de interés. En realidad para la vaquera la única diversión que reportaban ese tipo de divertimentos que en las altas esferas resultaban en realidad encubiertas demostraciones de fuerza, de soberbia o de poder adquisitivo, era poder romper la dinámica. Claro que ambicionaba algunos de los objetos, pero conseguirlos tampoco era de extrema necesidad. Era el empujón que le hacía falta para encontrar la motivación que la hiciera acudir al evento. Si no, ni siquiera se plantearía abandonar el rancho para algo así. Pero ahora, el aumento de su colección estaba pasando a un segundo plano, salvo por su obcecación en conseguir el tridente. No era la primera vez que encontraba hombres que parecían muy decididos que llegado el paso se echaban atrás, y aunque dudaba que ese fuera el caso, el tenedor le daba una buena ventaja si quería conseguir la atención del atlante, que estaba centrado en adquirirlo. Si era capaz de quitárselo de las manos, además de la pura sexualidad habría un componente interesante de rivalidad que marcaría claramente el desequilibrio de poder. Claro que existía la opción de que el hombre se enfadara, pero teniendo unos modales tan finos consideraba difícil que dejara entrever esos sentimientos en su presencia.

Había algo en él que invitaba a sacar el lado más incisivo y taimado de la vaquera. Ese extraño contrapunto de presenciar como todo un hombre con un claro apetito sexual y una decisión difícil de aplacar podía menguar con un comentario pícaro, mostrando a la vez la ingenuidad de un niño y la timidez de un adolescente inexperto. Como tener lo mejor de cada una de las etapas por las que pasaba un hombre hasta hacerse adulto.

Cuando el tridente apareció en escena percibió cómo su cuerpo se ponía en alerta, y su piel se erizaba delatando su anticipación. La sheriff había desarrollado una capacidad de observación que superaba con mucho la de una persona normal. En base a su instinto, sus experiencias, y lo mucho que había agudizado sus sentidos para poder tener un control del perímetro que le permitiera detectar los problemas de un sólo vistazo, y juzgar situaciones a gran velocidad, se preparó para presenciar la lucha encarnizada que tendría lugar. Aunque no eran de su gusto, sabía que muchos de los presentes coleccionaban cosas de ese estilo, y que sería un objeto muy codiciado. Nada de eso se dió. Pero tampoco el ojo que se había dibujado en las manos de aquel hombre pasó desapercibido. Su gesto se endureció de repente, de una forma sutil, apretando la mandíbula y entrecerrando los ojos. ¿Acaso habría cometido el mismo error que con su ayudante? ¿Se habría sentido atraída hacia otro ser extraño cubierto por un bonito envoltorio? Era pronto para aventurarlo. Igual que con Sloan, empezaría una labor de investigación perspicaz hasta que esclareciera ese detalle. Sólo cuando él se levantó, se percató de que seguía sin haber pujas de ningún tipo. Frunció el ceño. Aquello era muy extraño. Sus chicos tenían orden de conseguir el tridente, pero si no se daba una primera puja, era posible que continuaran esperando. Siguió la varonil figura de Ahrión con los ojos mientras se dirigía hacia el atril.

- Por la maldita fiebre del oro. - susurró la vaquera mientras se levantaba despacio de la silla, incapaz de creer lo que veía. Sólo con tocarlo, el Atlante convirtió el atril en oro. De entre los presentes se elevó una exclamación que llenó el salón, y un suave grito de sorpresa que el subastador no pudo omitir. Se quedó observando la mágica aparición, mientras su torso subía y bajaba intentando recobrar el aliento.

Se veía en su rostro desencajado la avaricia, que hizo eco en los espectadores. Quienes no ambicionaban el poder del que Ahrión acababa de hacer gala, lo recriminaban entre gruñidos a sus allegados como una injusticia. La vaquera centró su vista en el subastador. Su deseo era más que evidente, pero en el fondo de sus ojos había un titubeo. Uno que hizo sonreír de medio lado a la vaquera.

- Yo, yo… - tragó saliva, forzándose por todos los medios a recobrar la voz aunque estuviese rota. - Me… me temo que será imposible admitir esto como pago, Señor Vizconde.- cada una de esas palabras pesó en su corazón como una palada de arena que cavara su propia tumba. - Las normas de la subasta impiden pujar con bonos, propiedades u objetos. Para saber el valor tendríamos que tasar el objeto, y es imposible interrumpir la dinámica. Ha de pagarse mediante cheque, transferencia o efectivo en moneda americana. - devolvió una mirada afectada al mago. - Lo siento muchísimo, Señor. - lo dijo desde el fondo del corazón codicioso que tenía que despedirse de la parte porcentual de ese atril de oro macizo que habría ganado a comisión por la venta del tridente. - ¿Nadie mas desea pujar por este artículo? ¡El precio de salida son diez mil dólares! - exclamó el subastador, desesperado. Era uno de los objetos con los precios de salida más elevado. Había apostado fuerte por él, intercediendo para sacarlo en la segunda mitad, puesto que había visto mucho interés en la recepción previa. Ahora nadie parecía quererlo. El hombre parecía realmente apurado.

- ¡Diez Mil!- exclamó entonces la vaquera, desde donde estaba, alzando la pala. Acto seguido, dos informaciones nuevas llegaron hasta ella. Mientras uno de los encargados de pasar los mensajes telemáticos gritaba desde un lateral de la sala, ofreciendo doce mil quinientos de golpe, un mensaje hizo vibrar su móvil. Bien. Al menos podía confiar en la rápida respuesta de sus chicos. Por un instante había creído que debía aplicarles un correctivo. No dudaba de que la puja había sido suya, ya que de haber una emergencia, habrían llamado. - Ahrión. Vuelve aquí, muchacho. - sonrió, saliendo al pasillo, y alcanzándole de unas cuantas zancadas, para cogerle de la muñeca y tirar de él. - Ya has oído al caballero. No hay nada que puedas hacer. Volvamos a ensillar. - añadió, con una expresión descarada en el rostro. Todo había salido a su gusto, si bien no según lo planeado. De no haberse debido a un tecnicismo, la vaquera habría pasado tremendas dificultades para igualar la puja del atlante, incluso contando con todo su dinero. El paso rápido y el firme agarre con el que le mantenía cogido, así como su actitud segura avasallaron a Ahrión, hasta que se hubieron sentado de nuevo. - Tranquilo vaquero, no merece la pena encabritarse. Estas cosas son así. A veces las apuestas no las gana la mejor mano, si no el mejor jugador.- sonrió, confiada y con complicidad al mago. - Además, no lo des todo por perdido. - susurró, inclinándose hacia él.

El subastador trató de alargar la puja, pero ni los teléfonos sonaron, ni los presentes elevaron las palas.

- ¿Doce mil quinientos a la una?- esperó. Ahrión estaría pensando en esos momentos que la vaquera estaba a punto de interceder, para aumentar la puja. Ignoraba que el segundo pujador a través de teléfono actuaba en su nombre. Aguardar al último segundo era una táctica que le había visto repetir a lo largo de toda la subasta, así que era posible que estuviera pendiente de su jugada. - ¿Doce mil quinientos a las dos?- la urgencia se tradujo en una sonrisa que se amplió aún más. Los segundos se sucedieron, y el hombre alzó el mazo. Cuando golpeó, a Ahrion le costaría mucho creer el silencio en el que se había mantenido la Sheriff, que se limitó a recostarse en la silla, cruzando las piernas y los brazos con una expresión plenamente satisfecha. - No te alarmes, vaquero... - le calmó enseguida, apoyando una mano sobre su hombro con una mirada profunda directa a los ojos del Atlante. - Ese tenedor ya es todo mío.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime6th Junio 2018, 19:59

- En ese caso.... -el mago volvió a tocar el atril con gesto casi desdeñoso y al instante el oro se redujo a polvo arenoso. Para él el dinero no significaba absolutamente nada, pero sabía que para los humanos el oro era valioso y no se le había escapado la expresión de codicia del hombre. No pensaba regalar nada si no obtenía a cambio lo que deseaba.

Rebecca le asió entonces de la mano obligándole a regresar a su asiento. Inicialmente le costó entender de dónde surgió la puja que acababa de superar la de la rubia, pero entonces se acordó de los dispositivos electrónicos de los que le había hablado Tony Stark y un destello de alarma se asomó a sus, hasta ahora, tranquilos ojos. Podía controlar las mentes de los asistentes a la subasta, pero aquello escapaba totalmente a su control y no podía permitirse perder el tridente. Había llegado demasiado lejos como para eso. Pero Rebecca volvió a insistirle en que mantuviera la calma y eso hizo, con el ceño ligeramente fruncido y los brazos cruzados en señal de desasosiego. Cuando el subastador dio por terminada la subasta se volvio a mirar a la vaquera con incredulidad, pero entonces vio su expresión y una sonrisa ladina asomó a su semblante al comprender cuál había sido su juego.

- Vaya, vaya, ¿de verdad, señora? ¿Y cómo ha podido ser? -inquirió apoyándose en los reposabrazos de su asiento para acortar las distancias entre los dos- Creía que el mago era yo, pero esto parece arte de magia... -sus labios se acercaron levemente a los suyos, besando suavemente la comisura- ¿Qué os parece si recogemos el tridente y después vamos a algún lugar tranquilo donde podáis decirme como debo pagaros? Está claro que tengo grandes lagunas en lo que respecta al funcionamiento del sistema de transacciones de éste país... Quizá queráis darme alguna lección práctica.... -añadió con toda la intención.

Para qué negarlo, el último y osado movimiento de la vaquera le había puesto a cien...
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime13th Junio 2018, 13:53

Ese hombre... tendría que continuar indagando. Ya era mas que obvio que no se trataba de una persona corriente al uso. En cierta manera, eso lo había sabido desde que había posado sus ojos en él. A pesar de lo mucho que se alejaba de su estereotipo habitual, había atraído su atención de forma inmediata. El modo que tenía de vestir, de expresarse, el único objeto que le había interesado en la subasta, podría llegar a decir que hasta el modo que tenía de respirar transmitía algo que, si bien la vaquera no llegaba a adivinar, si transmitía esa sensación de inquietud que le palpitaba en las sienes. Como un instinto que le decía que no era del mismo mundo que ella. Por primera vez en mucho tiempo, un pensamiento le remitió a su infancia, al grupo de catequesis, la búsqueda del vestido de comunión, y la misa de los domingos. Había conocido, a la fuerza, muchas criaturas que se escapaban a su entendimiento, mutantes capaces de alterar el mundo como Ivy, de cambiar su forma, como fauna, y también seres sobrenaturales que eran capaces de las cosas mas disparatadas. A pesar de eso, la única idea que le venía a la cabeza respecto a lo que acababa de ver, era milagro. Como el supuesto hijo de Dios convertía el agua en vino, o multiplicaba panes y peces, él había sustituído la madera del atril por oro, y luego, tal como había venido, se había desvanecido en una nube de polvo. A cristo se atribuía la capacidad de movilizar a la gente, y ahí estaba él, con ese ojo furtivo dibujado en la superficie de su mano, que del mismo modo estaba presente en la representación cristiana, obrando algún tipo de ardid que había impedido que nadie mostrara el menor interés por el objeto. Cada vez estaba más convencida de que en todo eso, Ahrión había tenido algo que ver. Ningún objeto había pasado sin puja hasta ese momento. Absolutamente ninguno.

Por otro lado, llevaba demasiado tiempo mezclándose con seres y entidades sobrenaturales. Había tenido que replantearse sus creencias, sus percepciones, e incluso el sistema de justicia. A regañadientes, y por mediación de muchas de las personas que ahora consideraba parte de su familia; como Fauna, Ivy, pingüino y los componentes del B.P.R.D; había acabado por aceptar que debía modernizarse un poco, mantenerse más receptiva, y ejercitar puntos de vista que hasta entonces no había necesitado.

De algún modo, le resulto divertido encontrar al hombre perfecto sentado a su lado, con los brazos cruzados y un ademán adusto e inquieto en el rostro de ceño fruncido. Cuando por fin le comunicó que el tridente ya se consideraba de su propiedad, observó en su rostro un instante de estupefacción que pasó a ser uno malicioso, al prever la jugada que la vaquera había llevado a cabo para conseguirlo. Puede que él, fuese quien fuese, fuera capaz de obrar milagros. Pero en la vida, la vaquera se había hecho con sus propios trucos y artimañas, y se alegró de comprobar que en ocasiones, la astucia y el conocimiento seguían siendo capaces de enfrentarse a esos dones que no estaban al alcance de todo el mundo.

- La previsión nunca debería tomarse a la ligera. Recuerda siempre eso, vaquero. - respondió, apoyando el codo en una parte del posabrazos donde luego él se apoyo, acortando las distancias. Le llegó un suave aroma almizcleño, incluso a esa distancia, proveniente de él. Hasta su olor resultaba embriagador. - ¿Así que a eso se deben tus milagros? - comentó dejando caer suavemente la cabeza hacia él, con una sonrisa tan curiosa como pícara. - ¿Es magia? - como toda respuesta, recibió el roce de sus labios en la comisura. Su textura era delicada y suave. Aunque aún con cierta reticencia interna, ese gesto provocó que su piel se erizara y su imaginación se disparara. Había sido un beso suave, amable. Ya se encargaría ella de transformarlo en algo mucho más salvaje. - Aún hay algo que tengo que acabar aquí, vaquero. Pero te dejaré claro un par de cosas que debes entender con mucha claridad. La primera, es que jamás me marcho sin tener lo que quiero. - de manera no intencionada, aquella frase cobró un sentido sugerente.- La segunda, jamás he pagado el sexo con dinero. - con un ademán osado sujetó la barbilla de Ahrión, y tras una pausa premeditadamente lenta, lamió un suave camino desde su barbilla hasta sus labios. - Si quieres ese tenedor tuyo, tendrás que ganártelo. - clavó su mirada afilada en los ojos del mago, con un claro desafío.

- Siguiente objeto, dos revólveres de la historia americana...- el juego comenzó de nuevo.

- ¡5.500!- exclamó levantando la pala, dispuesta como buena millonaria a llevarse, sólo con desearlo, todo lo que quería.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Junio 2018, 00:22

Ciertamente la previsión no era uno de sus puntos fuertes. Tendía a ser demasiado distraído y a pecar de un exceso de ingenuidad y confianza en los demás, lo cual solía favorecer que le pillaran con la guardia baja, como Rebecca acababa de hacer. Aunque, para ser justos, en éste caso en concreto el absoluto desconocimiento que tenía el mago de las tecnologías actuales había facilitado bastante el éxito de la jugada de Rebecca. De no haber sido por eso, el atlante habría tenido la situación bastante más controlada. Pero había sido más lista que él, eso tenía que concedérselo.

Escuchó su pregunta mientras inclinaba la cabeza coquetamente hacia él y recordó que en aquella época la magia era algo aún más raro y precioso de lo que lo había sido en la suya, y eso que ya en sus tiempos se trataba de un bien codiciado y escaso.

- ¿Tan difícil resulta de creer en ésta época de ciencia y progreso? -su mano se alzó para rozar su antebrazo con la yema de sus dedos y la vaquera pudo experimentar una suerte de cosquilleo, una sensación electrizante que partía de donde la había tocado el mago y se extendía por todo su cuerpo, causando un efecto muy placentero-. Magia -susurró junto a su oído.

Sus condiciones le recordaron poderosamente a cuando Chian, cansada de que el mago nunca pareciera darse cuenta de lo que sentía por él, había entrado en su tienda de campaña una noche, metiéndose en su cama sin pedir permiso e ignorándole cuando le ordenó específicamente que se marchara. Chian tampoco era de las que renunciaban fácilmente a lo que deseaban, y también conseguía siempre cuanto se proponía. La había amado por eso, y, si no se encontrara bajo la influencia del demonio del Mundo Oscuro y no estuviera ya perdidamente enamorado de Rydia posiblemente se habría preguntado si no podría también amarla a ella. Pero los atlantes, aunque muy abiertos y liberales en lo que a sexualidad se refería, eran monógamos, y el corazón del mago ya tenía dueña aunque aún no fuera consciente de ello.

Contuvo el aliento cuando ella continuó con el suave tormento con el que llevaban castigándose mutuamente desde que habían iniciado el juego, un juego que nada tenía que ver con la subasta que se estaba llevando a cabo en la mansión.

- Lo contrario me defraudaría -contestó, con la voz ronca por el deseo-. Oh, me lo ganaré, no os quepa duda.

La subasta continuó, y la vaquera rápidamente desvió su atención, volviendo a la puja, pero el atlante ya no podía continuar por más tiempo allí. Estaba demasiado acalorado y tenía la sangre acumulada en la parte de su cuerpo que no le permitía pensar en aquellas trivialidades. Ya había conseguido lo que había venido a buscar y ya no pintaba nada allí. Por un momento se planteó la idea de ayudar a Rebecca a conseguir lo que deseaba con su magia, de la misma manera que la había utilizado para conseguir su propósito, pero lo descartó de inmediato. Si la vaquera se parecía en algo a Chian (y todo parecía indicar que así era), preferiría conseguir sus objetivos por sus propios medios, sin ayuda de nadie. No sería él quien le privara de aquél gusto.

- Si me disculpáis, necesito tomar el aire un rato -le susurró antes de levantarse-. Os veo fuera.

* * * *

El jardín resultaba inquietante y lúgubre a aquellas horas. Una niebla fantasmagórica se deslizaba por entre los matojos descuidados y abandonados donde las estatuas se erguían entre la bruma como si fueran la única presencia viviente.

Por un momento, Arión pensó en otro jardín palaciego, éste bien cuidado e iluminado por el sol, con rosales trepando por las columnas de los gazebos y pavos reales paseándose sobre la hierba mientras Chian y él hacían el amor.

Chian... Pronto, muy pronto, la tendría de nuevo a su lado.

Con la mente en otro sitio, el mago apoyó la mano en la corteza vieja de uno de aquellos árboles olvidados y resecos por el sol y se quedó de piedra al distinguir una fea tarántula subiendo por sus dedos. En un acto reflejo la sacudió para hacerla caer; entonces, se produjo una suerte de relámpago, y lo que tenía delante ya no era una tarántula, sino algo mucho más horrible; Una criatura monstruosa con la mitad inferior de su cuerpo perteneciente a una araña y la superior recordando a un cadáver humano descompuesto y putrefacto.

- ¿Eh? ¿Qué locura es ésta? -exclamó retrocediendo para sacar su espada corta, pero la criatura se movía tan rápido como los arácnidos de los que tomaba parte de su cuerpo; Antes de que pudiera llegar a hacer nada había llegado hasta donde estaba y, proyectando un brazo que era mucho más fuerte de lo que cabría esperar de una extremidad tan esquelética, le atenazó la garganta y le empujó hasta golpear con la espalda en el árbol en el que había apoyado la mano hacía un momento, asfixiándole.

- Arión de Atlantis -dijo, con una voz cascada y chirriante. Su aliento apestaba a podredumbre y muerte-. He venido a predecirte algo: Cuando tus ambiciones se desplomen, el infierno te estará esperando, y será una muerte que no podrás evitar. El destino ya está fijado.

Un relámpago destelló de nuevo y llenó sus ojos, cegándole. ¿Era éste el rostro de la muerte... o simplemente el regreso a la cordura?

La luz se desvaneció y volvía a estar en el jardín... sólo y como si nada hubiera pasado.

¿Qué acababa de suceder? ¿Realmente había recibido una amenaza de una criatura de pesadilla o lo había soñado? ¿Se trataba de su don de Dotes del Oráculo? Solía tener visiones con arañas cuando estaba a punto de sucederle algo malo, pero las visiones normalmente acudían a él durante el sueño, no en el transcurso de la vigilia. ¿Debía darle importancia o atribuirlo al agotamiento producido por su reciente gasto mágico? Se secó el sudor frío de la frente; ya lo pensaría más tarde. La gente estaba empezando a salir de la mansión, lo cual quería decir que la subasta había terminado, así que se encaminó al encuentro de la vaquera.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime20th Julio 2018, 21:24

La tensión sexual ya se había instaurado entre ambos, y se estaba convirtiendo en algo tan intenso que resultaba casi palpable. Sin embargo, y por mucho que la vaquera hubiera recobrado un deseo sexual que durante la posesión de Victoria había perdido por completo, tanto su raciocinio como sus objetivos continuaban estando meridianamente claros para ella. La guinda de la noche no podía ir antes que el resto del pastel, y en ese momento, los pedazos salían poco a poco en forma de revólveres antiguos, hachas sioux y otro montón de objetos que la joven Sheriff ambicionaba. Pero el joven mago le habló con cierta condescendencia en la voz, como si fuera una descreída. Aquello le sonó a desafío, pero de un modo delicioso. Por que al fin y al cabo los mayores placeres no se sienten domesticando a un potro sumiso por completo, si no a uno que, aunque sepa que acabará rindiéndose, denota las suficientes ganas de pelear como para presentar algo de resistencia. Así siempre se sentía que se había trabajado para obtener el premio. Aunque ella basaba en esa dinámica de poder en toda sus relaciones, le gustaba que hubiera al principio esa suave lucha por el dominio. Siempre era mas satisfactorio.

Los dedos de él surcaron su antebrazo, y una extraña sensación que jamás había sentido de ese modo le produjo un escalofrío que erizó el pelo de su cuerpo. Era como si pudiera sentir una señal de placer recorriendo sus terminaciones nerviosas, como si en la huella del rastro que él había pintado bajo las yemas de sus dedos hubiera hecho brotar una zona erógena que antes desconocía por completo. Ella se mordió en un impulso los labios y siseó, ahogando un gemido que de no ser así, se habría fugado de su garganta. "Magia" había dicho. Aunque aún sentía reticencia por sus orígenes, esta se iba diluyendo en un poso de curiosidad. En cierto modo sentía eso como si fuese una trampa, y sin embargo, había sido una sensación de lo más curiosa. Si era capaz de hacerle sentir eso con un mero contacto, estaba deseando saber qué mas trucos podría guardar un hombre con sus capacidades bajo la manga. Aunque eso no cambiaría que todo se llevaría a cabo bajo sus condiciones, y a su propio ritmo, un poco de exploración para satisfacer su curiosidad no estaría de más. Al fin y al cabo tanto Ivy como Fauna, y sus camaradas del B.P.R.D habían insistido en que le diera una oportunidad a aquello que se escapaba a su entendimiento. Ahrión parecía una buena opción para empezar a estudiarlo con detenimiento.

- Mas te vale. - sugirió, siguiéndole con ojos helados, con una extraña combinación de deseo y amenaza, cuando él le pidió un momento de espacio, mientras ella terminaba te pujar por sus anhelados objetos.

La pelea por ellos fué encarnizada, y en uno de los casos, había mostrado sus deseos por uno de los revólveres antiguos que habían aprovechado para subirle la puja. Aunque pagó más dinero del que probablemente correspondía, malentendieron bastante de cuánto llevaba pujado la Sheriff durante la noche. La habían visto pujar con recurrencia de manera muy activa, pero no habían tenido en cuenta el detalle de que salvo el tridente, no había adquirido mucha más mercancía a lo largo de la noche. Así que como la subasta estaba tocando a su fin, fue muy capaz de gestionar todo lo que deseaba de entonces en adelante, procurando mantener sus emociones al mínimo. Quizá se había dejado llevar por el calor del momento, algo que teniendo al hombre al lado tampoco habría sido extraño. Entre los dos se había creado una atmósfera que había trascendido del mero disfrute insulso que una subasta de esas características podía reportarle a la Sheriff.

Pasó unos instantes realizando los trámites pertinentes, y mientras todos se despedían con pomposos saludos, ella puso rumbo a la salida con paso decidido haciendo que sus tacones de montar resonaran a través de los lustrosos suelos enlucidos, aderezados por el suave tintineo anacrónico de sus espuelas. La única manera de definir ese jardín era la idea de que lo habían trasladado de un hermoso lugar, y que al posar cada uno de sus brotes en la tierra revuelta de esa penosa ciudad, la garra de Gotham había asfixiado cada uno de sus tallos con la delicadeza concienzuda del peor jardinero del mundo. Ivy habría sentido arcadas. De hecho quizá debería comentárselo algún día. Arbustos crecían de maneras que no parecían naturales, repletos de hojas secas y marrones, y otra mitad verdes, como si la planta se hallara entre la vida y la muerte, pero no supiera cual de los dos estados adquirir de modo definitivo. Algunos tallos trataban de abrirse paso entre restos de malas hierbas cuya presencia no parecía importar a nadie. Los rosales habían sido podados como si alguien detestara la flor, y todas sus puntas estaban seccionadas y secas. Cuando vivías tanto tiempo viendo los especímenes de Pamela, el resto de flores te parecían burdas imitaciones de las que ella conseguía. Como si toda tu vida hubieras montado un asno viejo pensando que era un corcel de categoría, y de repente alguien te mostrara un pura sangre árabe. Ese jardín ni siquiera era capaz de acercarse al asno.

Encontró la silueta inconfundible del hombre con el que había flirteado durante toda la noche, regresando por uno de los caminos anexos que daban a un lateral del jardín. Caminó sin prisa hacia él, y cuando encontró sus ojos con su rostro, los entrecerró.

- ¿Te encuentras bien, vaquero? Tienes la pinta de un dueño de diligencias al que han robado el oro del Banco de Deadwood. - sugirió, posando una mano sobre su hombro con firmeza y dando un apretón efusivo que trataba de serle de consuelo.

El joven se había encontrado bien al salir. Esperaba que no se tratara de algo que pudiera arruinarles la noche. Quizá hubiera comido o bebido demasiado, aunque con el tamaño minúsculo y vergonzoso que tenían las raciones en esos lugares lo dudaba mucho. Quizá hubiera recibido malas noticias. Lo único que podía hacer la Sheriff al respecto ya estaba hecho. Compartirlo o no sería decisión del mago.

- Será mejor que te lleve al rancho. El buen paseo te despejará las ideas. - sugirió, palmeando su hombro antes de soltarlo y dirigirse hacia el lugar en el que había dejado amarrado a su animal. - Sabes subir a un caballo, ¿verdad?- preguntó, alzando una ceja, mientras soltaba el nudo de las riendas y hacía que el animal se separara de una sección de hierba por la que había curioseado, aunque no había comido nada. La sheriff rebuscó en los bolsillos de su gabardina y sacó un trozo de zanahoria que le ofreció al animal. - Sentado o al estilo amazona, tú decides. - sugirió mientras colocaba una bota en el estribo, y con un empujón experto ensillaba al caballo, al que hizo girar a medida que subía, en una maniobra experta, para quedar de cara a Ahrión, ofreciéndole una mano, y dejando libre el estribo cercano para que lo utilizara. Sin embargo, era más que obvio quién iba a ser la mano que guiara a la montura. La amazona había hecho un nudo a las bridas y sujetaba el pomo de la silla con firmeza. Desde esa posición de estatura superior, le dedicó una sonrisa satisfecha al atlante. No había nada como cabalgar de noche para abrir el apetito... de cualquier tipo.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime27th Julio 2018, 20:26

La visión de la joven hizo aparecer una sonrisa en el rostro del mago, ayudando a disipar los sombríos pensamientos a los que decidió no dar mayor importancia. Ya investigaría sobre ello más adelante; la noche aún era joven.

- Sí, no es nada -respondió ante su pregunta-. Había demasiado bullicio allí dentro, sentí la necesidad de estar un momento a solas, en la tranquilidad del jardín. Creo que nunca me acostumbraré al ruido y la masificación de los tiempos modernos. No os preocupéis por mí y centrémonos en vos: ¿cómo os ha ido en vuestra pugna? ¿Me he perdido algo importante durante mi ensoñación? ¿Cuándo podremos recoger el tridente?

Cuando ella le puso la mano en el hombro, él la tomó suavemente por la cintura y la acercó hacia sí, no de manera sexual o agresiva, sino como una manera de corresponder la gentileza de su gesto. Todavía estaba demasiado afectado como para volver a pensar en esos términos, pero no era nada que un paseo a caballo no pudiera arreglar.

- Sé hacer algo más que subir a un caballo -respondió, acariciando con verdadero aprecio y respeto los flancos del animal-. En realidad soy un jinete consumado. De hecho nunca había cabalgado a la grupa de nadie, pero no seré yo quien proteste -añadió con una sonrisa.

Aguardó a que ella se subiera al animal, y, cuando le ofreció la mano, la apartó con amabilidad, se agarró de las correas traseras que sujetaban la silla al animal y subió con una agilidad que denotaba su excelente forma física. Rebecca ocupaba la única silla, lo cual le dejaba a él en una precaria posición sobre los cuartos traseros del equino. Un jinete menos ágil y experto posiblemente no hubiera aguantado mucho antes de resbalar y caer, pero él tenía piernas largas y fuertes y siglos de experiencia en equitación, todo lo cual no habría servido de nada si no se hubiera agarrado con firmeza a la cintura de la vaquera, cosa que hizo con gusto.

- Así que os gusta montar... -comentó una vez iniciaron el camino-. Me habría encantado mostraros los animales fabulosos que teníamos en la Atlántida. Mi montura era un unicornio pardo, pero también he cabalgado sobre dinosaurios, y sobre unos animales que eran una especie de mezcla entre reptil, caballo y jabalí. Oh, creo que habríais disfrutado allí. La evolución os ha traído increíbles avances tecnológicos y científicos, pero se ha perdido la magia, y, con ella, sus múltiples maravillas...

Sus hábiles manos apartaron la molesta barrera del abrigo y se embarcaron osadamente en una incursión por debajo del colorido fajín de la amazona, levantando los bajos de la blusa para entrar en contacto con su cálida carne, avanzando hasta llegar a su bien formado vientre al tiempo que sus labios se acercaban a su cuello para depositar suaves besos en él.

- Hay quien diría... que éste no es el momento adecuado -musitó entre beso y beso. Sus labios y su haliento dejaban un reguero de fuego sobre su piel-. Pero es inevitable... estar tan cerca de vos es como un afrodisíaco... Además... en mi opinión personal, siempre es momento para ésto. ¿Qué decís?

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime1st Octubre 2018, 19:12

En cierto modo, le entendía. Ella tampoco estaba nada habituada al bullicio, o mas bien, a ese tipo de aglomeraciones. Sitios donde todos se juzgaban entre ellos, mientras contaban secretos a voces que luego, en cuanto cruzaban las puertas, olvidaban por su propio bien. La hipocresía hecha carne. La avaricia consumada. Para eso iban allí. En muchos casos no tenían, como ella, un interés en adquirir esas posiciones. Mas bien deseaban despertar los sentimientos de aquellos que las querían, pero no podían tenerlas. Así era como se crecían, como se creían mejores que el resto. No por desear, si no por ambicionar las envidias de los demás. Era un nivel de retorcimiento en el pensamiento que sólo se daba en aquellos que ignoran el valor de lo que cuesta la vida en un mundo inhóspito. Cuando el hombre la encontró pareció centrarse, pero si que parecía alterado.

- Donde pongo el ojo, pongo la bala. No ha sido difícil, aunque una de las armas se me ha escapado. Que se pudra en el infierno. - comentó gruñendo, pero sin darle mas importancia. - Mas de lo mismo. Todos los objetos serán supervisados esta misma noche. Como estamos dentro de la ciudad, podremos recogerlas en unas pocas horas. Mandaré a mi capataz a buscarlas. - respondió sonriendo ante el gesto de aproximación. - Aún debemos aclarar qué pensáis darme como pago, forastero. - comentó, dejando en el aire una posibilidad para el misterio.

Cuando llegaron hasta su montura, Ahrión le proporcionó una caricia que hizo que por un instante fugaz la expresión voraz que la Sheriff había mantenido todo el tiempo se tornara en otra mucho mas dulce. Ganó un toque de inocencia que parecía difícil de compatibilizar con su carácter impetuoso y directo. Sintió un suave hormigueo en todo el cuerpo, mientras veía la mano del mago repasar el suave pelaje cepillado de los flancos pintos de Polina.

Se acomodaron sobre ella, recibiendo solo un ronquido grave por parte del animal, cuando el hombre se montó a su espalda con una agilidad sorprendente. Desde luego parecía habituado a montar en animales de esa envergadura. Sintió como rodeaba con sus brazos su cintura, y como las piernas de él se tensaban en torno al vientre del animal para poder sostenerse en una posición que, teniendo en cuenta que llevaba la silla, resultaba bastante precaria para él.

- ¿Porque hemos retomado todo eso del "vos"? Pensé que habíamos quedado en hablarnos con franqueza, vaquero. - dijo recordando la intimidad que habían adquirido en su instante de asueto durante la pausa. - ¿Sabes qué? Hace unos meses habría pensado que eras un loco, y que solo decías todas estas cosas para tratar de tomarme el pelo. Pero tras todo lo que he vivido estos meses... que me arranquen la cabellera si no te creo. - hizo un gesto con la cabeza, mientras su cuerpo se movía en las sinuosas curvas que producía la marcha calmada de Polina al avanzar hacia la salida. - Hasta me produce cierta envidia. Yo sólo he llegado a ver algunas de las criaturas que estaban reservadas a las leyendas. Pero me habría encantado ver un unicornio real. - su tono aún era socarrón, pero tenía un suave matiz fantasioso, como el de una anciana que relata los sueños de una niña. - ¿Crees que aún habrá alguno? ¿Estoy a tiempo? - preguntó ladeando la cabeza para poder mirar sobre su hombro, y encontrando el perfecto rostro de pelo castaño que le aguardaba al otro lado. - Yo no puedo ofrecerte unicornios, ni criaturas mágicas. Pero algunos de mis sementales son los más cotizados del mundo, y siempre están disponibles para un buen paseo. - le sugirió, dejando el ofrecimiento hecho.

No tardaron en alejarse mucho del bullicio de las carreteras, ya que se trataba de una zona bastante alejada. Mientras las limusinas, coches de importación y otros vehículos a cada cual mas ostentoso y pintoresco regaban sus rastros del humo de los motores sobre el asfalto, los cascos de Polina repicaron contra el camino de tierra y piedra que ascendía hacia los territorios de la vaquera.

Los movimientos de su amazona no pasaron desapercibidos a la jinete. Sus dedos reptaron abrasadores sobre la tensa piel de su cintura, apretada por la firmeza de sus movimientos al cabalgar. Su cadera y su cintura, acorde a la marcha de su montura se movían con la misma maestría con la que él se mantenía sujeto a su espalda, en un punto privilegiado para aprovechar las ventajas que no tener que dirigir la marcha le proporcionaban. Una sonrisa se abrió paso en el rostro de la Sheriff, y aunque Arión lo ignoraba, su mirada se afiló tornándose afilada y peligrosa. Los labios del mago recorrieron la piel de su nuca, al contacto con la fría noche de Gotham, su aliento era como el fuego. Un escalofrío elevó la sensibilidad de su piel, haciendo que se erizara. Algo que pudo notar al tacto, mientras maniobraba bajo su camisa. La vaquera entonces soltó una de las manos de las riendas. Se ladeó levemente sobre la silla, y agarró la mandíbula del hombre entre el índice y el pulgar.

- Eres impetuoso. - sugirió alzando una ceja, con una expresión de superioridad. Entrebrió los labios acercándose y obligando al joven a ladear la cabeza con la mano. - Eso me gusta. - añadió, apretando las bridas con la otra mano, durante un instante. sus narices se rozaron con suavidad. - Si tu apetito no puede esperar, será mejor darse prisa. - sus labios apenas llegaron a rozarse. - Agarrate fuerte, vaquero...- susurró, haciendo que su aliento impactara sobre los labios de él, a una distancia tan corta que casi podía paladear su sabor. Entonces la mujer cortó el contacto de manera repentina, y arreó al caballo, aumentando el ritmo, con rapidez, Polina comenzó un trote que le permitiría a Ahrión reaccionar para agarrarse mejor, y pronto se convertiría en una cabalgada frenética. El viento helado acariciándoles el cuerpo, el sonido de los cascos, y la noche cerrada. No se detendría hasta llegar al símbolo del caballo en llamas, que marcaba la entrada de Relinchos al Rojo.

Al llegar, descendió la marcha. El lugar estaba tenuemente iluminado por las luces que salían desde las ventanas de la casa, de los establos y algún que otro foco dispersado por la zona. Polina piafó, en la distancia hasta la puerta de los establos, recuperando las fuerzas. Un joven estaba de guardia al fondo de las cuadras, sentado en una mesa, aparentaba trabajar. Dejó que desmontara él primero, y luego bajó del caballo de un salto. Las piernas con un dulce hormigueo que le encantaba sentir, ahora que había recobrado la sensibilidad en las piernas.

- Peter, te dejo aquí a Polina. - indicó, atándola a un poste a la entrada, y señalando después con la cabeza hacia la casa. Durante el trayecto, Rebecca no dijo nada. Se dedicó a andar con mucha tranquilidad, haciendo sonar a cada paso las espuelas. Los perros levantaron la cabeza al verla en el porche, pero volvieron a dejarse reposar sobre las mantas en las que dormitaban a esas horas de la noche. - Bienvenido a mi hogar. - dijo mientras abría la puerta de la casa con las llaves. En la entrada podía verse el pequeño recibidor. A la izquierda había un suelo a doble altura que daba paso a tres puertas. Un amplio salón dejaba ver la cocina, el salón y una amplia mesa de comedor al fondo. También había unas escaleras que llevaban hacia el piso de arriba, y una puerta de fondo que dejaba entrever el baño.

La mujer se quitó el abrigo y lo colgó en uno de los ganchos con forma de herradura en la pared. Se quitó su sombrero y lo dejó en otra de las perchas. Le echó un vistazo al interior, tomó aire, y luego, en un gesto rápido, se giró sobre sus pies, recortó con un par de pasos la distancia entre ella y Ahrión, posando una mano en el pecho de él empujándole hacia atrás. Dejó que su espalda impactara contra la puerta, y luego, aplastó su cuerpo contra el de él buscando sus labios con una avidez que había contenido durante gran parte de su encuentro. La mano que había posado sobre su pecho se deslizó hacia su mandíbula, mientras la otra se perdía en su cabello, aferrándose a su nuca. No hubo roce, si no impacto. Los labios de ella aprisionaron los de él, y su temperatura se disparó en un instante. La lengua de ella se filtró en su boca, en una búsqueda frenética de contacto y sabor. Con un suave empujón, aplastó aún mas el cuerpo de él, casi como si eso fuese a permitirle ser capaz de bucear bajo la piel del mago. Sintió con sus dedos su nuca, y la mano de su mandíbula descendió a través de su cuello, despertando suaves surcos rojos allá por donde arrastraba las uñas con un cuidado que parecía difícil de creer. Cogió aire en un gruñido, y luego dejó que sus dientes oprimieran con apetito el labio inferior del mago tirando un poco de él, y dejándolo escapar después de entre sus propios labios. Solo entonces se separó un instante, buscando encontrar sus ojos con los de él. Un sonrojo evidente había encendido la expresión deseosa en el rostro de la Sheriff.

- Joder...- jadeó sin más, antes de soltar su nuca, y agarrarle de la cadera, hundiendo su rostro en su cuello. Sembró un par de besos rápidos, y luego lo mordió con delicadeza, succionando suavemente, lamiéndolo después.

Deseo, viejo amigo. Considérate bienvenido.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime7th Noviembre 2018, 12:22

Sonrió cuando Rebecca le hizo el resumen de la jornada.

- Qué curioso... No os hacía por alguien que renuncia a aquello que se ha propuesto conseguir, mi señora -comentó con un gesto cómplice, prolongando durante unos segundos más el contacto entre sus cuerpos antes de permitir que se alejara para ir a por el caballo-. Lo cierto es que desconozco qué forma de pago sería más de vuestro agrado, pero tenemos toda la noche por delante y estoy seguro de que podremos llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.


Pretendía encontrarse bien después del "incidente", pero no lo estaba, y dado que el arte del fingimiento no se encontraba entre sus fuertes, inevitablemente se le notó cuando volvió a recurrir al uso del "vos" sin darse cuenta mientras cabalgaban, con su mente divagando en piloto automático repasando lo ocurrido en el jardín.

- Lo siento, tengo la cabeza en otra parte -reconoció-. Pero no voy a dejar que mis preocupaciones nos amarguen la noche, mi señora -añadió, en un tono de voz cálido como el terciopelo mientras sus dedos se entrelazaban por entre los dorados cabellos de la sheriff que caían por su espalda, apartándoselos suavemente de la oreja en una caricia que resiguió el perfil del lóbulo y la nuca, depositando un ardiente beso en la parte inferior-. Ésta noche soy todo tuyo...

Arión era más conocido por su capacidad de saber escuchar que por su facilidad de palabra, así que continuó acariciando el cabello de la amazona con la mano libre mientras se sujetaba a su cintura con la otra y escuchaba sus palabras con una expresión tranquila y serena en sus bonitos ojos esmeralda.

- No lo sé -admitió con mirada soñadora-. Hace menos de un mes tuve ocasión de cabalgar un Qilin en China. Los Qilin son unicornios asiáticos con cuerpo de león, piel de pez, cuernos de ciervo y fuego en lugar de pelo, pero son muy majestuosos a pesar de la rara mezcla, y muy hermosos. Están en continuo movimiento, como los delfines, sus cuernos son tan brillantes que desafían el límite de la visión humana y son muy pocos los que los han visto, pues pocas veces necesitan inmiscuirse en los asuntos de los hombres. Al igual que sus primos occidentales simbolizan la pureza, y sólo aquellos poseedores de un alma blanca pueden llegar a atraerlos.

>>Si los Qilin han conseguido sobrevivir en éstos tiempos modernos, estoy convencido de que también lo habrán hecho los unicornios. El año pasado me enfrenté contra un kraken en las profundidades abisales de la Atlántida, el rey Arthur tiene bajo su mando ejércitos de crustáceos gigantes y su gente cabalga sobre delfines. Eso, al menos, sí que podría enseñártelo si quieres venir a visitarme uno de éstos días a mi ciudadela. Por mi parte, aceptó tu invitación. Siempre me ha gustado montar a caballo, y desde que llegué a éste tiempo no he tenido a nadie con quien compartir ese deporte.

Repentinamente ella se ladeó sobre la silla para atrapar su mandíbula entre sus dedos, pillándole por sorpresa.

- Eres impetuoso -dijo, haciendo que él se perdiera en sus labios entreabiertos, olvidándose de todo lo demás-. Eso me gusta. Si tu apetito no puede esperar, será mejor darse prisa. Agárrate fuerte, vaquero...

Con la misma brusquedad con la que le había capturado le liberó, iniciando un trote frenético que obligó al mago a sujetarse con fuerza, sin tiempo para hacer o pensar otra cosa que no fuera concentrarse en los accidentes del terreno y en los abruptos botes para no caerse. Una vez superado el sobresalto inicial, la adrenalina recorrió todo su cuerpo, inundándole con una sensación de euforia difícil de superar mientas se enfrentaban al envite del viento y Polina parecía volar sobre las rocas en el frescor reconfortante de la noche.

Cuando finalmente llegaron a los terrenos del rancho y la Sheriff aminoró la marcha, Arión ya se había olvidado por completo de lo ocurrido en los jardines.

Descendió del caballo con energía, completamente vigorizado, y se peinó el desordenado cabello hacia atrás, despejando el rostro. Tenía las mejillas enrojecidas a causa de la adrenalina, incluso a pesar del frío, y sonreía cuando Rebecca le indicó que le siguiera.

Pasó de largo sin apenas mirar a los perros, más interesado por el enorme edificio en sí. Nunca había visto una construcción de aquellas características. Era grande, como sólo alguien rico se podía permitir, pero no tenía la ostentosa apariencia de una mansión o un palacio. Era más... sencillo, en cierta manera, más... rudo.

La curiosidad que sentía se trasladó al interior, observándolo todo como si nunca en su vida hubiera estado en un rancho, cosa que era cierta.

- Es... diferente. Acogedor -comentó, pensando en su propia mansión o en su ciudadela; grandes, solitarias y frías-. Encaja contigo; tiene personalidad y es cercana. Me gusta.

Se quitó la casaca, colgándola del perchero al igual que había hecho Rebecca. La chupa dorada que llevaba debajo no tenía mangas, dejando al descubierto las de la camisa.

Estaba empezando a darse la vuelta cuando de repente se encontró con la vaquera encima de él, empujándole sorpresivamente contra la puerta y buscando sus labios con toda la pasión que habían estado conteniendo a lo largo de aquella noche eterna, sujetándole la mandíbula con una mano mientras con la otra le sostenía por detrás como si quisiera asegurarse de que no escaparía, cosa que de todos modos no pensaba hacer. El sonrojo de sus mejillas se hizo aún mayor por el fuego que se disparó de inmediato en su interior, y, aunque hubo un breve momento de aturdimiento inicial, no tardó en seguirle rápidamente el ritmo a la frenética danza, correspondiendo a su beso mientras sus manos tomaban a su vez el rostro de ella, acariciándola. La mano que estaba en su mandíbula descendió por su cuello dibujando surcos rojos que aumentaron la excitación del mago, especialmente cuando le mordió el labio inferior.

Cuando la muchacha se separó para buscar los ojos de él los encontró enturbiados por el deseo. Rebecca hundió el rostro en su cuello y le mordió. Con un gruñido sordo, Arión aprisionó la mano que la vaquera había tenido en su pecho y la empujó hasta la primera superficie que encontró, que resultó ser la mesa de madera que estaba en el recibidor. Cogiéndola por las caderas la levantó hasta sentarla en la mesa, situándose entre sus piernas abiertas. Le abrió de un tirón la parte de la blusa que quedaba por encima del fajín y enterró la cabeza entre sus pechos, mordisqueando la piel que quedaba al descubierto mientras con su peso la obligaba a tumbarse sobre la mesa, sujetándole con una mano una de las muñecas con fuerza contra la madera.

De un manotazo tiró algo que estaba en la superficie para hacerles hueco. No llegó a ver lo que era pero hizo un sonido como de cristales rotos al estrellarse contra el suelo. ¿Una botella? ¿Vasos? ¿Un jarrón? ¿Algo decorativo? Por los dioses que no había nada que pudiera importarle menos en aquellos instantes.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime6th Mayo 2019, 02:21

Si había tardado en seguirle las intenciones, la vaquera no lo había percibido en absoluto. En cuanto se vio acorralado contra la puerta su reacción no se hizo esperar, y la acarició respondiendo a su beso mientras ella se dedicaba a probar la consistencia de sus labios, su espalda y su cuello. Notó a su acompañarse estremecerse cuando le mordió el labio y se sonrió complacida cuando observó en sus ojos esa mirada que había estado a punto de olvidar. Unos ojos sucios, obscenos y salvajes que prometían olvidarse de la caballerosidad y la razón para dejar sólo al hombre hecho de mordiscos, saliva y piel.

En general sus preferencias eran claras, y aunque Ahrión era apuesto y masculino, podría considerarse la excepción a la regla. Buscaba hombres altos, anchos de espaldas y con cuanto más pelo mejor. A menudo con apariencia campestre, aunque no es que fuera indispensable, solo que la mayoría de ellos acababan llegando a ella por su entorno y era donde se movía. En conclusión, le atraían los machos de apariencia varonil y masculina no por nada. Era un gusto personal en el que nadie podía meterse a debatir, pero la realidad era bien sencilla: Era el prototipo de hombre al que le cuesta ceder el control. En sus mentes el ego y la dominancia están soldados, y cuando consigues que se den cuenta de que no piensas ceder ni un ápice, ellos lo hacen. Al final siempre lo hacen.

Si la Sheriff no tuviera tan separados ambos conceptos, habría sido capaz de compararlo con domar un animal salvaje, hasta conseguir doblegarlo a voluntad. Al final nunca era pura dominación. Era la obstinación, la subyugación y resistencia, hasta que al final existía la simbiosis. Esa confianza adquirida y aprendida que se tornaba inquebrantable.

No es que tuviera un comportamiento asociado al sadismo durante el sexo. No iba en busca del dolor cuando arañaba la espalda o mordía el cuello. Eran gestos que acudían por su cuenta, por el más primario y puro instinto. Si bien es cierto que cumplía una serie de pautas que en ningún caso quebrantaba, pues para ella eran ley: Nunca se follaba a pelo. No había mamada a no ser que se la ganaran. Jamás se desprendía de sus botas. Bajo ningún concepto podía correrse la primera.

Era una cuestión de principios. El orden natural de las cosas.  Así seguiría siendo.

Tampoco es que se negara en redondo a admitir otro tipo de parejas sexuales. Al final era una cuestión de apetencia carnal. Pero todo el mundo tenía un “tipo” hacia el que se sentía mas atraído. No es que nunca se hubiera tirado al típico que decía más que hacía, pero para ella era mucho, pero MUCHO más divertido cuando se enfrentaba a alguien activo y peleón. Alguien que por ejemplo llevado por el deseo la cogiera en volandas y la subiera contra la mesa sin importar nada más, tirando todo en el proceso, incluido un jarrón horroroso que su madrastra le había regalado. No pudo evitar reírse, justo antes de que él agarrara su camisa y abriera la zona del canalillo de un tirón. Su ropa interior era sencilla, blanca y de una tela de algodón fuerte que servía para sostener sus atributos de manera que no le afectaran demasiado al cabalgar. La tumbó a duras penas sobre la mesa, sosteniéndola por una de sus muñecas y hundiendo su rostro entre sus pechos, mordiendo la zona, haciéndole sentir un cosquilleo creciente en el interior de sus muslos. Jadeó, mientras la mano libre se hundía en el pelo de su nuca. Hizo fuerza con las piernas elevándolas y doblándolas agarrando con tal firmeza las caderas del hombre con las rodillas que a cualquiera le habría impresionado su fuerza. Arqueó la espalda sin tapujos, ofreciéndole más superficie que morder.

Le permitió hacer hasta que clavó deliberadamente las espuelas en las caderas del hombre, liberándo a causa de su sorpresa la mano aprisionada y le dio un suave pero preciso tirón de pelo, retirando así el rostro de sus pecho. Se irguió, volviendo a bajar las piernas al suelo, y dio un fuerte empujón a la cadera de él con la propia levantándose.

Volvió a verse inmersa en sus labios saboreándolo como si fuese lo único que merecía la pena probar, mientras sus dos manos agarraban la casaca y la abrían a tirones con tal determinación que no parecía opcional que la tela cediera, de una manera o de otra. Por el abotonado, o por las costuras. En cuanto acabó y el trozo de tela cayó al suelo con un ruido sordo, cualquiera habría dicho que lo lógico era continuar con el resto de la ropa, pero en lugar de eso se separó de él, y agarró con una mano el cuello de la camisa de Ahrión para luego echar a andar decidida hacia el sillón. Su osadía era tal que casi podía convencerse de que lo habría llevado a rastras de ser necesario.

- Siéntate ahí. - dijo apartando con una pierna de un empujón la mesa,  llevándolo delante del gran sillón de piel y colocándose frente a él para "ayudarle" de un suave empujón a que se sentara. Ella a su vez retiró el fajín antes de sacarse las botas. Era una parte delicada de la situación. Por eso prefería no dar lugar a preguntas y hacerlo ella. De un tirón sacó el pantalón y su ropa interior, quedando desnuda de cintura para abajo. Se sacó los calcetines con rapidez y volvió a colocarse las botas. - Sácatela. Vamos. - dijo al tiempo que destapaba una bombonera de cristal templado gris que parecía llena de caramelos. Sacó un puñado de preservativos y los dejó sobre la mesa. No quería tener que pensar en ello después. Se quedó con el sujetador y la camisa, de la que asomaban sus muslos y según sus movimientos, también su sexo. Sabía que a la mayoría de hombres les gustaba participar de ese ritual preliminar que era desnudarse, pero ella no podía permitirse que lo hicieran por completo. Para eso llevaba las botas.

Sin dilación, se aproximó a él y tomó posición sobre el sofá, cara a cara. Colocó una rodilla a un lado de una de sus piernas, y la otra entre ambas con extremo cuidado de no aplastar nada que quisiera usar después. Se sentó a horcajadas sobre su muslo y metió la mano en el interior de su camisa, palpando su torso. No había pelo, pero su musculatura era envidiable. Lamió su clavícula, se elevó por su cuello paseando por él los dientes sin morder, y luego jugueteó con el lóbulo de su oreja, regalándole suaves succiones y un delicado mordisco. Estaba deseando pasar al plato principal, pero no tenía que anticiparse.

A veces le podía el apetito, y más si tenía en cuenta que acababa de recuperarlo. Tenía que disfrutar aquello como se disfrutaba un cuatro de julio, con cada bocado y cada trago.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime15th Mayo 2019, 11:49

Las circunstancias que rodeaban a Rebecca, sus experiencias vividas y su forma de ser, determinaban la manera en la que entendía y concebía el sexo. Para entender cómo lo vivía Arión había que tener en cuenta dos factores importantes; el primero era que había fallecido siendo un adolescente, y que su padre le había concedido el privilegio de un cuerpo adulto, lo cual, unido al favor de los dioses del bien y el orden, había hecho de él un hombre extremadamente tímido, ingenuo y cándido que de por sí jamás iniciaba acercamientos de naturaleza romántica con nadie. Sin embargo, el segundo factor, la belleza sobrenatural con la que había sido bendecido, hacía que no pasara inadvertido allá donde iba. En conclusión, aquellas mujeres que eran tímidas o de naturaleza apocada como él, se sentían a su vez intimidadas por el cargo que el Sumo Mago ostentaba como consejero del rey y se negaban a dar el primer paso. En cambio, las que eran lanzadas, decididas y seguras de sí mismas, como Chian, se sentían exasperadas por la absoluta falta de astucia del mago a la hora de entender sus señales, y, al final, terminaban optando por abandonar cualquier asomo de sutileza para pasar a la acción directa y clara.

Por esa razón, no podía decirse que el rumbo adoptado por la vaquera le desagradara, ya que estaba acostumbrado a un trato relativamente agresivo en el dormitorio, pero sí que le tomó por sorpresa cuando sintió el súbito aguijonazo de las espuelas. Sin embargo, hay otra cosa que es necesario entender sobre Arión; y es que una excesiva timidez o ingenuidad no resultaban óbice ninguno para el deseo sexual. El Sumo Mago había sido siempre muy activo en lo que a cuestiones amorosas se refería, con una libido elevada, por más que no le importara, en parte por la costumbre y en parte porque realmente le resultaba excitante, permitir que su pareja adoptara el rol más dominante en el lecho. Arión no podía negar que le atraían las mujeres poderosas y seguras de sí mismas, pero había una gran diferencia entre ceder cierto control en aras del disfrute mutuo y ser pasivo en la cama. Arión podría ser muchas cosas, pero si algo se le podía reconocer en el terreno amoroso era la cualidad de ser un amante experto, minucioso y considerado, que siempre anteponía el placer y el bienestar de sus compañeras al suyo propio.

Por eso, el momentáneo sobresalto que había experimentado al sentir el aguijonazo fue de inmediato reemplazado por un deseo hirviente cuando la mujer le abrió la casaca por la fuerza, haciendo que los pequeños botones dorados saltaran despedidos por el aire, y, agarrándole por el cuello de la camisa, le obligó a seguirla hasta el sillón sin darle opción a réplica. Arión no habría sabido definir el torrente de emociones y sensaciones que le asaltaron durante aquél breve intercambio; lo único que podía afirmar con claridad es que se sentía la sangre arder y un oscuro y denso anhelo velaba la claridad de su mirada. La sensualidad de Rebecca sólo podría equipararse a la intensidad del calor de un volcán en erupción.

- Sí, mi señora -bromeó con una media sonrisa maliciosa cuando le ordenó que se sentara, y allí se quedó, observando como la vaquera se desprendía de la parte inferior de su vestimenta antes de volver a ponerse las botas. No hizo preguntas a éste respecto, pues entendía que, en cuestión de sexo, cualquier cosa era válida siempre y cuando los dos disfrutaran, y si a ella le resultaba más cómodo o excitante mantener las botas puestas, entonces, bienvenidas fueran. Quizá le ayudaran a mantener ese rol dominante que aparentemente le gustaba llevar, no lo sabía y tampoco le importaba, y desde luego no se iba a quejar.

La mujer sacó entonces una curiosa cajita de cristal, y de ella extrajo unos extraños paquetitos metalizados que atrajeron su atención.

- ¿Qué son esos pequeños cuadraditos brillantes? -le preguntó cuando se encaramó sobre él, con el aliento entrecortado por la excitación, encogiéndose sólo un poco cuando apoyó la rodilla con decisión a escasos centímetros del lugar donde ya se sentía a punto de explotar. Aquellos calzones ajustados eran magníficos para realzar una figura esbelta, pero eran realmente muy poco prácticos en situaciones como aquella.

La respiración le abandonó por completo en el momento en el que la mano aventurera se adentraba por debajo de los confines de la camisola holgada que llevaba debajo de la casaca, encontrándose finalmente con su piel, aunque, por extraño que pudiera parecer, en ésta ocasión no tuvo nada que ver con la excitación. Y es que, en medio de todo aquél frenesí, había olvidado algo muy importante... y es que apenas habían pasado tres días desde que se había recuperado por completo de las brutales lesiones que le había ocasionado Viper, y la mayoría de las marcas aún no habían desaparecido. Rebecca podría notar, además de una musculatura tan bien definida como si hubiese sido esculpida en mármol, que allí donde la piel debería haber sido tersa y suave, se encontraba un intrincado patrón de cicatrices, pero no podría comprobar hasta dónde llegaba el alcance de la lesión, pues él capturó su mano primero, inmovilizándola al tiempo que le dedicaba una sonrisa encantadora, tratando de desviar su atención.

- Te gusta llevar el control -afirmó, sintiendo cómo el corazón le latía con violencia. Durante un instante, apenas una milésima de segundo, le había parecido que las facciones de Rebecca se transformaban en las de Viper, desagradables y crueles, con el látigo en la mano, pero sólo duró un segundo. Él era Arión de Atlantis, y alguien como Viper no le consumiría. No tardó en recuperar una expresión calmada y segura que se reafirmó con una maliciosa sonrisa-. Quizás deberías subir más arriba...

La sujetó por las caderas con firmeza, alzándola en el aire sin apenas esfuerzo hasta dejarla sentada a la altura de su rostro, con los muslos sobre sus hombros. Con cuidado, apartó la camisola hasta dejar al descubierto su sexo y acercó sus labios, dispuesto a procurarle placer.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime10th Abril 2020, 03:16

La pregunta pilló bastante desprevenida a la vaquera, que dudó por un momento de si lo estaba preguntando en serio o se trataba de un extraño y retorcido sentido del humor. Al fin y al cabo había percibido en él ciertos modos de una época pasada, pero no sabía hasta qué punto disfrutaba con ello, o había vivido tan acostumbrado a esas maneras absteniéndose de participar de cualquier cosa que supusiera un avance que realmente ignoraba lo que era un preservativo. Mientras se acercaba a él de nuevo y le abría la casaca se sonrió de medio lado.

- No me digas que te voy a tener que dar la charla...- le susurró mientras disfrutaba de su gesto sobrecargado de deseo. - ¿O es que eres uno de esos hombres a los que le va el peligro? Porque aquí no encontrarás nada de eso, vaquero. Conmigo, la seguridad es primero. - le aseguró, sin dedicarle por el momento más explicación.

Pudo percibir que llegado el momento, su incursión bajo la camisola quedó inconclusa. A pesar de que era muy consciente de las marcas y el tejido cicatrizado que había podido presentir en esa caricia, no pareció darle la menor importancia. Bien es cierto que Rebecca tenía predilección por los hombres de apariencia viril, sentía atracción física por ellos con mucha rapidez. Si además eran personas sinceras de gustos sencillos aquello solo mejoraba la situación. Sin embargo, había algo que jamás podía achacársele a la vaquera, y es que nunca había sido prejuiciosa respecto a la apariencia de nadie.  Había conocido muchos seres diferentes, aún más desde la colisión. Hiedra, Sloan, Hellboy, Abe, Fauna... hasta aquellos chalados galácticos que estuvieron a punto de destrozarle el rancho. Le había costado mucho abrir su mente y tratar de comprender todo aquello, no lo negaría. Lo que pasó con Fauna y ese mapache había estado a punto de destrozarle los nervios. Hiedra había sido de mucha ayuda en todo el proceso, y de no haber intercedido ella, Fauna habría acabado expulsada del rancho para siempre.

Pero en términos de lo superficial, la vaquera nunca se había considerado exquisita. Al fin y al cabo sus parejas sexuales venían en una gran variedad de caracteres, actitudes, formas y tamaños. Jamás había puesto pegas a su deseo sexual salvo que supusiera una falta al honor o a la profesionalidad. El resto del tiempo, con que la situación fuera propicia y la persona despertara en ella ese deseo, bastaba y sobraba para exprimir al máximo sus pasiones.

El hombre comprendió enseguida su posición, algo que complació a la vaquera, lamiéndose los labios con lentitud para humedecerlos dispuesta a devorarle de nuevo a besos. Sin embargo él tenía otros planes. Fue agradable presenciar ese alarde de fuerza cuando la levantó, y la textura de la camisola contra la piel de sus muslos cuando la apoyó sobre ellos para iniciar el cunnilingus. La vaquera se sonrió, deseosa. No tal vez por lo que el hommo maggi pudiera pensar. Esa manera de proceder estaba delatando un modo de ser muy concreto. Los hombres de temperamento activo, con los que hay que pelear por el liderazgo, suelen esperar algún tipo de gratificación oral primero. Tienen tendencia a las caricias, y la masturbación a sus parejas, pero sólo para conseguir un fin al que acaban invitando ellos. Tan naturalizado lo tienen que en sus mentes todo es un proceso muy claro que acaba incurriendo en una tendencia repetitiva. Tan rutinario para sus esposas que acababa siendo un proceso mecánico y triste. Los hombres que eran como Ahrión... eran pepitas de oro en el lodo fangoso del Mississipi. Escasas, codiciadas por todos, y extremadamente valiosas. Hombres capaces de complacer a una mujer, y llevarse la excitación a casa para acabar masturbándose por desahogarse.

Oh si... podía trabajar con eso.

Algo bueno que tenía cabalgar, por raro que pareciera, es que durante unos buenos momentos la zona se quedaba adormilada. Podía permitirse que trabajara un poco esa zona de su cuerpo siempre y cuando no se permitiera excitarse demasiado. Al fin y al cabo continuaba siendo una lucha de poder, y no iba a permitirle ganar sin pelearlo primero. La sensación de su lengua era resbaladiza, muy agradable. Sus besos atentos y delicados. La vaquera le dedicó tan sólo un suave murmullo que inundó la estancia, elevando su intensidad hacia el final. Hundió su mano derecha, la hábil, en la melena de él, al tiempo que le invitaba a echar la cabeza hacia atrás. Eso le permitió deslizar las piernas hacia delante de manera que la espalda de Ahrión se arqueara un poco, apoyando su nuca en el sillón, y a causa de esa posición sus piernas hicieron contacto con el asiendo. Se mantuvo de puntillas, y entonces fue ella quien movió con sutileza la cadera, adueñándose de un movimiento que hasta ese momento le había pertenecido a él. Fue un intercambio corto pero delicioso, hasta que Rebecca se retiró dedicándole una mirada desde arriba, con una sonrisa depredadora.  

- Ya he estado lo suficiente por aquí arriba. - deslizó la mano de su melena a su rostro, y limpió sin ningún reparo con el pulgar la comisura de los labios del mago. Elevó una pierna y la pasó sobre él para darse la vuelta y bajar del sofá, cogiendo uno de los cuadrados metálicos con la siniestra. - Si de verdad no sabes lo que es esto, te diré que es la única manera de follar tranquila sin pillarte nada. Pero haré que merezca la pena ponérselo. - Se sonrió al tiempo que se aproximó a Ahrión, sentándose a su lado. Rodeó su cuello con el brazo para atraerle de nuevo, dispuesta a saborearlo, mientras su mano derecha se posaba sobre su rodilla, y ascendía por el interior de su muslo. Toda su palma de adueñó de su entrepierna, agradecida de notar la dureza y las palpitaciones pulsando bajo su mano. Localizó el cierre de botones y desabrochó uno a uno, tomándose su tiempo, pero sin necesidad alguna de mirar. ¿Estaba yendo más despacio? Si. La sensación de la excitación se volvía casi insoportable cuando se alargaba el punto justo en el tiempo. No lo bastante para aburrir, suficiente como para hacerle desearlo. Cuando por fin pudo deslizar su prenda lo suficiente para tener acceso a él, abrió el pequeño paquete metálico, se sonrió mientras sus mejillas se coloreaban con un dulce tono sonrosado, le miró a los ojos durante un instante mientras se colocaba el pelo tras su oreja, y metía la punta del preservativo entre sus labios. No medió palabra cuando se arrodilló con una pierna flexionada en el sofá, cogió su miembro con un gesto firme pero cuidadoso y lo encaró hacia sus labios. Presionó sus labios de manera que siguieran la silueta de su zona mas sensible, hizo un levísimo retroceso, y volvió a presionar, desenrollando el preservativo al tiempo que lo abrazaba en la cálida humedad de su boca. Era un truco que le había costado tiempo y práctica perfeccionar, y que si bien no era una mamada, algo que la vaquera consideraba que sus amantes debían ganarse, era una forma excitante y divertida de hacer que sus parejas sexuales fueran mucho mas colaboradoras a la hora de usar protección.

Después de ese breve preludio no permitía que el sexo se demorase más. Tenía tantas ganas de ver lo que era capaz de hacer como de disfrutarlo en su propia carne.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime23rd Abril 2020, 01:21

Arión no entendía nada de lo que le estaba diciendo Rebecca. ¿Qué clase de protección podían brindar aquellos pequeños cuadrados plateados contra el peligro? Si no fuera porque era capaz de detectar la energía que emanaba de elementos encantados habría podido pensar que se trataba de alguna medida de protección mágica, pero aquellos objetos parecían de lo más anodinos... En cualquier caso, tenía otras cosas más importantes en mente como para darles una segunda vuelta, así que se olvidó temporalmente de ellos.

Gracias a Deedra no parecieron importarle las cicatrices que jalonaban su piel, aunque una cosa era percibirlas mediante el tacto, pero el impacto visual podía ser más fuerte, y no sabía lo que le iba a responder si llegaba a hacer la pregunta que tanto temía. No le había contado a nadie lo que le había pasado en Asia... La mujer le había azotado con un látigo hasta desprenderle la ropa a tiras para poder reemplazarle la gema que llevaba al pecho sin que él lo notase... entre otras cosas. El doctor Extraño le había asegurado que la mayoría de las marcas desaparecería por completo gracias al tratamiento que había empleado con él, pero aún era demasiado pronto, y el atlante sintió una punzada de inquietud en la boca del estómago al preguntarse qué diría ella al verle desnudo. Tendría que dar explicaciones de por qué su cuerpo entero aparecía marcado con la mordedura inconfundible del látigo. Saltaba a la vista que habían debido de ser lesiones demasiado graves como para tratarse de alguna clase de retorcido fetiche sexual. Lesiones que habrían podido llevarle a la muerte de no haber sido por la rápida intervención de Wonder Woman. No quería hablar de eso. No quería recordar lo que... No quería recordarlo. Necesitaba recuperar el control sobre su vida y sobre su sexualidad, y la única manera era afrontando sus miedos y superándolos.

La muchacha era dominante en la cama, como demostró en el momento en el que hundió los dedos en su cabello para controlar su movimiento, guiándole hacia atrás hasta quedar prisionero entre el respaldo del sillón y sus piernas, sin poder hacer nada más que lo esencial para complacerla mientras se adueñaba de la situación con sus caderas, dejándole a él reducido a un papel completamente secundario.

Arión no tenía el menor problema con las mujeres dominantes. Es más, le gustaba que tuvieran un rol activo en la cama y que fueran capaces de llevar la iniciativa teniendo claro lo que deseaban y yendo a por ello sin cortapisas ni represiones de ningún tipo. Para él, eran sinónimo de mujeres fuertes y empoderadas, y, procediendo de una época y un lugar en donde no había existido ninguna clase de discriminación, ni en razón de sexo, género, etnia o religión, en donde las mujeres podían ser fuertes guerreras y capitanear ejércitos, se trataba de algo muy importante. Para él, una compañera de cama debía de ser su igual. Alguien a quien pudiera admirar y respetar.

Pero, por otro lado, se consideraba a sí mismo un amante considerado y experto, totalmente entregado a la satisfacción de las necesidades de sus parejas, y eso significaba que, aunque por lo general no le importaba ceder el poder durante el sexo, y que de hecho Chian había preferido siempre estar encima en la cama, cuando era él el que se entregaba a la satisfacción de su pareja, al menos en eso hasta ahora siempre había llevado el control. Rebecca era la primera mujer que se encontraba que tenía tanto dominio sobre su vida sexual que controlaba incluso la manera en la que debía recibir sexo oral de la misma manera que muchos hombres hacían. Y, al arrebatar ese control de sus manos (o su lengua), le hizo sentir que le arrebataban una parte importante de su pericia como amante, porque el placer que le estaba procurando ya no se debía por completo a él... Rebecca era la única dueña y señora del mismo, y él se sentía como una simple herramienta que ella utilizaba para lograrlo. Como si fuese algo prescindible.

Quizá en otras circunstancias no le habría importado tanto. Después de todo, le gustaban las mujeres dominantes en la cama. Pero, en aquella ocasión en concreto, verse sexualmente sometido por una mujer que llevaba las riendas de la situación le hizo recordar a Viper y la manera en la que había abusado de él. Sintió una especie de vértigo al recordar el látigo y el contacto de sus manos sobre su cuerpo cubierto de sangre, pero se obligó a sí mismo a ceder, a tranferirle a ella todo el control de la situación. Necesitaba demostrarse a sí mismo que era capaz de entregarse de nuevo sin reservas a una desconocida, que era capaz de volver a disfrutar del sexo como antaño. De lo contrario, quizá no podría volver a hacerlo, y esa, para alguien tan sexualmente activo como él, no era una opción aceptable.

Por fortuna para sus traumas recientes, la "prueba" duró relativamente poco, permitiéndole superarla sin problemas, pero Rebecca no le dio apenas margen para recuperar el aliento, cogiendo uno de aquellos misteriosos cuadrados plateados al tiempo que le atraía hacia sí y se adueñaba de su boca, tomándose su tiempo para saborearlo sin ninguna clase de reparo hacia dónde había estado segundos antes. Pensó que podría relajarse un poco después del momento de tensión, disfrutar simplemente de aquél beso, dejándose llevar entre los brazos de aquella preciosa mujer durante al menos algunos minutos, pero entonces notó cómo la mano de ella ascendía por su muslo tomando posesión de su parte más privada y su cuerpo se tensó de nuevo. La excitación que le invadía era tan fuerte que el corazón parecía a punto de salírsele del pecho con cada botón que aquellos dedos diestros conseguían desabrochar. Su pecho subía y bajaba a ritmo irregular, y el rubor teñía por completo sus mejillas. Tenía muchísimo calor, y la sensación de que, si ella no desabrochaba los botones pronto, terminarían saltando solos por la presión que albergaban. Por todos los dioses, con lo poco que había tardado en ir a su encuentro se estaba tomando demasiado tiempo en acceder a él. Sus gemidos de excitación y anhelo quedaron ahogados dentro de su boca mientras su mano recorría el brazo de ella hasta cubrir la suya, ayudándola en su empeño hasta que, finalmente, lograron liberarle.

Ella se detuvo entonces para abrir el extraño paquete, y Arión se permitió aquellos segundos para disfrutar de la arrebatadora visión de su rostro arrebolado mientras se metía en la boca la punta de aquella cosa blancuzca, y, si unos minutos antes el corazón le había latido desbocado, en el momento en el que ella se arrodilló sobre el sofá y se inclinó sobre su núcleo pulsante, fue como si se le detuviera por completo.

- Por todos los nombres sagrados -jadeó entre dientes hundiendo los dedos en el sofá.

¿Cuánto tiempo hacía que no sentía la boca de una mujer envolviéndole? Más de un siglo, posiblemente más de 150 años, desde bastante antes de la muerte de Chian... No se dio ni cuenta de lo que estaba haciendo con el preservativo, y tampoco le importaba en lo más mínimo. Llevaba demasiado tiempo sin tener relaciones, relaciones de verdad, consensuadas y placenteras, y el gesto de la vaquera había sido el detonante final que había terminado de desbocar por completo su libido. Con un gruñido atávico y un brillo salvaje en la mirada se incorporó para tomar a la muchacha por la nuca, atrayéndola hacia sí para besarla apasionadamente abriéndose camino entre sus labios como si no existiera nada más, sin importarle el hecho de que no se había terminado de quitar los pantalones ni la camisa. Décadas de abstinencia se hicieron notar cuando, siguiendo el impulso, empujó a la sheriff fuera del sofá sin interrumpir el beso, utilizando el fuerte brazo que la rodeaba por la espalda para sujetarla por la nuca para sostenerla sin que chocara contra el suelo, y el brazo libre para frenar la caída, apoyándose contra la alfombra. Una vez abajo, la depositó suavemente en el suelo, bajo él, y continuó recorriendo un reguero de besos por el cuello, tomando la camisa por el escote y rasgándola hasta dejar al descubierto sus pechos. Arión no había visto en su vida un sujetador; no había un sistema de apertura visible y su cerebro estaba demasiado ofuscado como para detenerse a pensar, así que se limitó a retirar los encajes hasta dejar al descubierto lo que con tanto celo ocultaban, dedicándoles con los labios la misma dedicación que había dedicado a todo lo demás, mientras con sus manos recorría la espalda de la mujer y la parte de su cuerpo que acababa de recibir sus atenciones se posicionaba en su entrada, dispuesto a abrirse paso cuando ella estuviera lista.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime19th Mayo 2020, 02:33

Rebecca nunca había sido prejuiciosa con el tema del aspecto físico, al menos en lo que a comportamiento se refiere. Había visto demasiadas veces a sus padres mostrar una cordialidad falsa hacia personas que les repugnaban, sólo por disfrutar de un estatus que ellos deseaban alcanzar. Había crecido teniendo que cantar canciones para desconocidos que aplaudían con displicencia como si fuera un mono de feria y luego la dejaban marchar con una galleta y una palmadita en la cabeza, para hablar de "cosas de mayores". Había soportado que los viejos le dieran regalos mientras sus padres miraban, y le tocaran el culo por accidente cuando no, poniendo esas sonrisas de inocencia traviesa como si todo aquello no fuese mas que un jueguecito de apariencias para ellos. En su entorno todo eran imágenes construidas sobre espejismos, como un delirio que te resbala por la cabeza cuando el calor te fríe el cerebro como un huevo, haciéndote fantasear con que los indios te rodean, que el pozo de agua clara está cerca, o que esa sombra que ves delante de ti no te apunta con su revólver cargado en las manos. Todo eso no eran más que fantasías, y Rebecca las había odiado desde que había sido consciente de ellas, lo cual había sucedido bastante temprano.

Su padre borracho de día y encantador de noche. Su madre drogada de día, sutil y femenina de noche. Lo único en lo que ella podía decir que mentía, estaba en el interior de su boca. Los dentistas habían tenido que arreglarle los dientes después de que un animal se los partiera de una coz. De hecho le faltaban tres incisivos, y un colmillo se le había partido. No había durado mucho, y sabía que aunque ella lo consideraba algo funcional, a cualquiera de sus padres les habría infartado la idea de tener que mostrar en sus convites una niña con la boca mellada de ese modo. Su sonrisa era tan hermosa como la cantidad de dinero que habían pagado por ella, entre dentistas y cirujanos. Sin embargo, no se avergonzaba. Había aprendido de sus errores, y aquello era un recordatorio de que nunca volvería a ponerse detrás de un caballo.

Había una diferencia fundamental en todo aquello, y que siempre era capaz de percibir en el comportamiento de quienes la rodeaban. Tu aspecto era indispensable para comprender el modo en que el resto de la gente te trataba. En ese mundo repugnante, un hombre feo debía condenar su vida al ostracismo, o destacar en cosas por encima de los límites normales. Oswald confirmaba esa teoría. Había tenido que poseer uno de los clubs mas elegantes de la ciudad para que le dieran cierto crédito. Su inteligencia, su capacidad para los negocios y sus modales eran exquisitos. Pero no bastaba que fueran como la de cualquier guaperas del estilo Bruce Wayne para impresionar a nadie. Tenían que ser destacables, tenían que resaltar en una constante de infalibilidad que acababa por consumir todos y cada uno de sus esfuerzos. Ella nunca había comulgado con eso, todos aquellos que sentían lástima por los ciegos, los tullidos o demás, que actuaban con lástima, y pena, y una falsa solidaridad que sólo mostraba su complacencia de saberse por encima. La sheriff sabía que había ciegos más capaces de ver el peligro que muchas personas con dos ojos, y que había mancos mucho mas capaces de manejar las situaciones que idiotas que iban por ahí sin saber usar ni uno de sus inútiles diez dedos.

En un momento como ese, no quería ni necesitaba interesarse por la historia del hombre que tenía entre las piernas. Si esas marcas eran de guerra, de honor, de horrores o de miserias, no le importaba en absoluto, ni tampoco daría muestra de repudiarlo. Ella había aprendido a no volver a ponerse detrás de un caballo, lo único en que podía pensar era en que si él era inteligente, algo que le había parecido durante su encuentro de esa noche, sabría aprender su propia lección de lo sucedido.

Sintió que la agarraba para descender hacia el suelo. De nuevo complacida por la demostración de fuerza, se sujetó sin vergüenza a su cuello, hasta que su culo hizo contacto, y él se inclinó sobre ella. El sujetador comenzó a ser un problema irritante que el atlante solucionó de una manera rápida. Retiró la sencilla prenda y al estar tumbada sobre su espalda sus pechos se separaron a causa de la posición. A pesar de ser joven, la gravedad y las largas cabalgadas no perdonan a nadie. Aunque llevaba sujetadores potentes para aguantar movimientos bruscos, nada impedía que unos pechos de esa talla acabaran por tener una caída natural, simplemente de existir. El no ser una mujer demasiado preocupada por los estereotipos ni las apariencias le concedía el descanso de tener exigencias que fueran mas allá de lo humano, a la hora de su físico. La mayoría del tiempo ni se depilaba.

Disfrutó cada centímetro de la espalda de Ahrión, excitada por su contextura y su gran ancho. Imaginó la potencia que necesitaba en los músculos para levantarla, y experimentó los movimientos de éstos bajo la piel a medida que él se movía con suavidad dándole todas sus atenciones. Arqueó la espalda y se permitió gemir con naturalidad durante unos segundos, antes de volver a contenerse un poco. Le hizo espacio recogiendo ambas piernas al lado de sus caderas, acariciando con su muslo desnudo su tórax bien construido medio escondido aún entre la ropa, sabiendo que abarcarlo le supondría un esfuerzo delicioso.

Al percibir que él no iniciaba la embestida, le miró frunciendo con levedad el ceño, en señal de confusión. Forzando sus abdominales se elevó, para darle una suave caricia con la nariz en la suya, antes de volver a perderse en su saliva otra vez. Colocó una mano sobre su pecho para que se separara un poco.

- Mnnnh-nnnhespera. - sugirió, al tiempo que miraba donde sus cuerpos hacían contacto, buscándole con la mano, acariciando su entrada sin vergüenza alguna para dejar la postura bien encaminada... y en parte, para comprobar que aún llevaba puesta la goma. No era el primero que entre distracción y distracción intentaba jugársela. - Vale. Eso es.- dijo volviendo a tenderse, y deslizando las manos al lateral de sus caderas, levantó lo que quedaba de su prenda superior, deseando deslizar ambas manos alrededor de su culo perfecto. Cuando lo tuvo sujeto, lo atrajo hacia ella, buscando que entrara de una sola vez. Después de tanto tiempo sin estímulos, la lubricación no era problema. Elevó las piernas todo lo que pudo, procurando hacer el contacto más profundo que pudiera.

Se permitiría unos momentos de desenfreno, antes de recordarse que era ella quien debía dominar la situación.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime24th Mayo 2020, 19:30

Lo bueno de proceder de una época en donde no existían los sujetadores, las operaciones de cirugía estética ni las máquinas depilatorias era que para Arión aquella clase de superficialidades vanas propias de una época en la que se objetificaba y sexualizaba a la mujer no tenían ningún sentido. A Arión no le importaba la caída natural de los pechos de Rebecca ni el suave vello rubio que su mano recorría al acariciarle los muslos porque, sencillamente, era lo natural para él. El mago sólo veía un cuerpo femenino hermoso en su autenticidad. Jamás se le ocurriría pedirle a una mujer que se sometiera a fastidiosos procesos estéticos nada más que por complacerle a él. De hecho, si alguien le contara que era así como funcionaba la sociedad le resultaría bastante injusto.

Rebecca pareció sorprendida de que no la penetrara de inmediato, pero él nunca tomaba a una mujer hasta estar seguro de que era bienvenido. El gesto cariñoso que la vaquera le dedicó con la nariz era toda la confirmación que necesitaba saber, pero entonces le llegó el turno a él de expresar confusión cuando ella le empujó levemente hacia atrás.

¿Qué pasaba? ¿Había cambiado de idea? Esperaba que no fuera así porque estaba tan excitado que apenas podía pensar con claridad. Por fortuna lo único que ella pretendía era facilitarle la entrada, y él no se hizo de rogar, adentrándose dentro de ella en un único movimiento fluido que no encontró ningún obstáculo.

Dioses... se sentía tan bien que casi ni se dio cuenta de que ella le terminaba de desnudar por completo, dejando finalmente al descubierto las cicatrices que surcaban todo su cuerpo.

Aquellas marcas eran claramente obra de un látigo, y para el experto ojo de la vaquera resultaría evidente una vez pudiera permitirse un segundo para pensar en otra cosa que no fuera la abrumadora sensación que la embargaba por completo que no podía ser otra cosa más que tortura.

Las cicatrices no eran demasiado profundas, evidenciando que el objetivo no había sido matarle, y habían curado bien en su mayoría, por lo que era poco probable que le quedaran marcas visibles salvo alguna que otra más profunda que le surcaba el pecho, pero quien fuera que le había hecho aquello se había aplicado a conciencia. Las únicas partes que permanecían libres de castigo eran el rostro, el cuello, los brazos y las manos. Todo el resto de su cuerpo estaba recubierto de verdugones rojizos que recorrían la amplitud de la espalda, el pecho y los muslos. Viéndolo cobraba más sentido que el atlante se hubiera mostrado reticente a mostrarle su cuerpo, aunque ahora lo tenía tan subyugado que habría podido pedirle prácticamente cualquier cosa.

Arión llevaba décadas sin tener relaciones sexuales consentidas, desde bastante antes de que su mujer finalmente muriera de ancianidad. Casi había olvidado el éxtasis y la calidez que proporcionaban la unión voluntaria con otro ser humano.

Totalmente entregado hundió la cabeza entre sus pechos, sembrando un reguero de besos que fue subiendo por el cuello y la mandíbula de la vaquera mientras la veneraba a un ritmo deliciosamente lento pero poderoso, permitiéndose cada segundo para disfrutar del torrente de sensaciones y hacerle disfrutar a ella. De manera reverente le apartó un mechón de pelo sudoroso de la cara y la besó en los labios, deslizando la mano nuevamente por su nuca y su cuello hasta reposar en la espalda, apretándola contra sí, la suave tersura de su femineidad contra la dureza de su torso musculado mientras con el otro brazo se mantenía apoyado contra el suelo para no aplastarla.

La miró a los ojos, dedicándole una muda pregunta que dejaba claro que ella llevaba las riendas. Él podría seguir así eternamente... o hasta que ella deseara que incrementara el ritmo.

Cuando le hacía el amor a una mujer, ella era la total protagonista.

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime15th Noviembre 2020, 19:53

Tuvo una pequeña cuenta atrás en su cabeza. Cuando el hombre comenzó a inclinarse sobre ella sabía que era cuestión de un par de segundos que todo el peso de aquel hombre la cubriera por completo. Eso era lo que quería volver a sentir. Esa inmensa presión, su piel, la dureza tersa de su musculatura por dentro y por fuera. Se deslizó en su interior sin ninguna dificultad. La excitación que ambos habían experimentado durante su encuentro había preparado el terreno facilitando las cosas. Había otro matiz interesante, y era que ahora que había sido capaz de recobrar de nuevo la totalidad de sus emociones y su sensibilidad se percataba de que la ausencia de ese apetito por tanto tiempo habían incrementado sus sensaciones. Sus deseos se habían vuelto muy intensos y aumentaban con mucha más rapidez que antes de haber sufrido todo aquello que habían pasado con Victoria.

Comenzó con la suavidad y galantería que le había caracterizado durante toda la velada. A pesar de que le creía muy excitado, no se precipitó a esa porquería de sexo conejero al que la juventud se había acostumbrado de una forma penosa. Le surcaron la mente durante un instante las experiencias decepcionantes que había pasado durante su adolescencia, donde un muchacho habría hecho o dicho cualquier cosa con tal de tocar teta y dejar una mancha delatora de corrida en sus propios pantalones, causada por la anticipación y el más mínimo roce.

Pero todo aquello se desvaneció de la cabeza de Rebecca en cuanto comenzó a moverse tras esa primera embestida larga y deliciosa. Se adaptó casi de inmediato a los movimientos de él, buscándole con la cadera mientras él llevaba la marcha y ella se deleitaba de las formas de su cuerpo. Notó bajo la caricia de sus dedos el modo en que se deformaban los músculos bajo su piel cuando se contraían y distendían mientras la penetraba en profundidad. Como si el terreno colapsara una y otra vez en la magnífica cartografía cambiante que era su cuerpo. Su mano se hundió en su melena cuando Ahrión volvió a regar de besos su pecho y lo sujetó con una posesividad cegada por la sensación de placer que estaban compartiendo. No era capaz de recordar la última vez que había follado con alguien, y para alguien de su apetito era algo extraño, pero ningún pensamiento podía distraerla de la verdad sudorosa y los golpes de cadera que estaba recibiendo, y que hacía subir un hormigueo por su pelvis que le sacudía la columna y se esparcía hacia sus extremidades.

Se detuvo durante un instante, y ella le miró con lascivia. Creyó durante un instante que sería de esos hombres a los que les gusta escuchar a las mujeres pidiendo más y eso le hizo dibujar una media sonrisa tan extasiada como peligrosa. No iba a permitirle una cosa así. Ella no pedía. No rogaba. Ella tomaba.

Plantó ambas botas en el suelo al tiempo que apartaba la mesa de café de un empujón con la mano, asegurándose el espacio, y empujó con fuerza sus caderas contra él para obligarle a girar hacia ese lado. Su melena rubia dibujó una inmensa bandera dorada ondeando por el movimiento cuando quedó posicionada sobre él a horcajadas. Se inclinó hacia delante aplastando su pecho contra el firme torso de él y arqueó la espalda con cuidado procurando no cortar el contacto por descuido. Las manos de la Sheriff se arrastraron a los laterales de su torso, recorrieron su cuello con los dedos extendidos y reposaron en sus mejillas obligándole con los pulgares a elevar ese firme mentón cuadrado que habría sido espectacular con una barba de dos o tres días. Aquella imagen se convertiría en una fantasía recurrente, aunque no en ese momento claro. Estaba ocupada besando, lamiendo y mordiendo cada centímetro de su cuello, se elevó hacia su barbilla donde dejó un bocado juguetón. Volvió a su boca. Ella sacó la lengua tratando de rescatar la del atlante sin que sus labios hicieran contacto alguno. Su cadera comenzó a resbalar hacia atrás envolviéndole de nuevo con firmeza, dejandole escapar y volviendo a apresarlo entre sus húmedas paredes. Movimientos largos, profundos y tan lentos que amenazaban con prolongarse tanto que le acabarían por volver loco.

Amagó un beso, pero cuando él estaba por responder, se alejó lo justo con una sonrisa, introduciendo aún mas juego en la situación. Su espalda volvió a arquearse, esta vez para levantarse. Sus manos se posicionaron una a cada lado de la cabeza de Ahrion, mientras el movimiento de su cadera se intensificaba. Dobló un poco mas las piernas para que sus rodillas y piernas, su principal apoyo, se afianzaran. La sensación metálica y fría del lateral de las espuelas contra su muslo resultaría refrescante y desconocida. No las clavaba, desde luego. Dada la postura sería imposible. Sus manos acariciaron esos inmensos hombros y descendieron por sus brazos, sujetándole de las muñecas.

- Vas a tener que echarme una mano. - murmuró con una voz teñida de un profundo deseo. Recorrió con las manos de Ahrión su propio cuerpo, desde sus muslos, sus caderas y su cintura hasta llegar a sus pechos y allí las depositó asegurándose de que había entendido la tarea que le había encomendado. Las soltó tras una firme caricia que recorrió sus nudillos y sus dedos. Arqueó la espalda hacia atrás con suavidad, mientras sus manos se apoyaban en los muslos de él para un apoyo extra. Notó el tejido cicatricial de los golpes bajo la piel de sus manos calientes, pero no le dejó distraerse ni un instante. Sus movimientos aceleraron sin previo aviso, buscando sorprender al atlante para darle un instante de descanso justo después. - ¿Estas listo para seguirme el ritmo? - le retó en cierto modo, mientras volvía a introducirlo en ella con menos profundidad y de nuevo con aquella inaguantable lentitud. No iba a permitirle muchos momentos mas de paz porque ella tampoco podría soportarlos.

Quería conseguir el éxtasis de ese hombre, y se aseguraría de hacerlo, aunque tuviera que usar en ese primer encuentro todos y cada uno de los trucos que conocía.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs
Volver arriba Ir abajo
Ahri'ahn
DC Universe
DC Universe
Ahri'ahn


Bando : Héroe

Grupo : Shadowpact

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 2163
Fecha de inscripción : 14/12/2014
Localización : Atlantis
Empleo /Ocio : Sumo Mago
Humor : Melancólico

Ficha de Personaje
Alias: Arion
Nombre real: Ahri'ahn
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime22nd Diciembre 2020, 01:05


Sosteniéndose con sus brazos apoyados a ambos lados de su cuerpo, el atlante la besaba profundamente, explorando el interior de su boca con movimientos lentos y deliberados de su lengua. A diferencia de ella, no estaba pensando en nada, simplemente se dejaba llevar por el cúmulo de sensaciones placenteras y gratificantes que acompañaban al acto sexual. Hacía tanto tiempo desde la última vez que lo había hecho de manera satisfactoria y plena que apenas recordaba lo bien que sentía disfrutar de la unión íntima con otro ser humano. De vez en cuando se apartaba un poco para admirar la perfección de su cuerpo, acariciando cada milímetro del mismo, incluso aquellas partes que no solían explorarse. En un momento dado recogió sus piernas, elevándolas para granjearse un mejor acceso mientras depositaba un suave beso en la parte posterior de una de sus rodillas. Ahora que podía disfrutar de un mejor ángulo, arqueó sus caderas hacia las de ella, haciendo que un intenso calor se extendiera por todo su cuerpo. Dejando libre una de sus piernas, se apoyó la otra encima del hombro y se inclinó sobre la mujer una vez más, peinando sus rubios cabellos hacia atrás para pasar el dorso de sus dedos sobre sus mejillas sonrojadas a causa de la excitación. Sus labios alcanzaron su garganta, donde trazó una delgada línea con su lengua, haciéndola estremecer.

Para Arión, el sexo había sido siempre algo reverente, casi divino, algo que no podía hacerse de manera apresurada y a lo que debías entregarte en cuerpo y alma, porque no se trataba de una actividad individual, sino de placer compartido, una entrega íntima y total de la que también participaba la otra persona. Arión no "follaba", sino que reverenciaba el cuerpo que su amante le ofrecía de manera tan privada, haciendo lo imposible por ascenderla a las mayores cotas de placer que era capaz de otorgar, a la vez que él mismo se entregaba de manera total y absoluta.

De hecho, normalmente no le importaba que fuera la otra persona quien llevara la batuta, y por lo general le resultaba incluso más excitante cuando era así porque se sentía poderosamente atraído hacia mujeres fuertes e independientes. Sin embargo, en ésta ocasión, cuando ella invirtió las tornas dejándole a su merced volvió a sentirse involuntariamente tenso, recordando la manera salvaje en la que Viper le había tomado. Desde aquella posición, las innumerables cicatrices que surcaban su cuerpo quedaban incluso más expuestas, y eso le hizo sentirse particularmente vulnerable. Tenía que agradecer a las estrellas que ella aún no hubiera hecho ningún comentario al respecto, pero dudaba muchísimo que en aquél mundo fuera visto como normal que alguien hubiera sido azotado de aquél modo y temía que llegara el momento de las preguntas incómodas. La mayoría de las heridas habían cicatrizado bien, y posiblemente desaparecerían gracias a los cuidados de Extraño, pero había un verdugón particularmente profundo en su pecho que resultaba especialmente visible entre los esculpidos músculos resplandecientes por el sudor.

Aunque... para ser honestos... resultaba muy difícil pensar en nada que no fuera la abrumadora oleada de placer que le embargaba por completo.

A pesar del cambio de postura, la íntima conexión que les unía no se había interrumpido en ningún momento, y desde aquella posición, las sensaciones eran aún más intensas para él. Las manos de la mujer empezaron a recorrer su cuerpo de manera análoga a como él había hecho minutos antes, evitando tocar las cicatrices mientras se arrastraban por sus laterales, subiendo hasta el cuello y obligándole a elevar el mentón para mirarla, como había hecho Viper mientras se encontraba paralizado por el veneno y recubierto en sangre.

Pero, a diferencia de la húngara que le había torturado, el tacto de aquella mujer era suave y gentil mientras le besaba y mordisqueaba juguetonamente cada centímetro de su cuello hasta llegar de nuevo a su boca, llenándole de tanta pasión que cualquier pensamiento de Viper no tardó en desaparecer arrollado por la oleada de excitación que amenazaba con ahogarle. Su cuerpo se relajó de nuevo bajo las embestidas de la mujer, que le encontró dispuesto para ella, duro y palpitante, permitiéndole reanudar el ritmo a su conveniencia, con unos movimientos tan deliberadamente lentos y profundos que la barrera entre sufrimiento y placer comenzó a hacerse borrosa para el atlante.

- Mmmmm.... Por los siete dioses... -musitó, apretando los dientes como si estuviera teniendo que hacer el mayor de los esfuerzos por no dejarse llevar en aquél mismo instante por el placer que estaba experimentando. No quería terminar antes que ella, pero la mujer se lo estaba poniendo muy difícil...

El contacto frío de las espuelas contra su carne le ayudó a recomponerse, pero entonces ella le sujetó las manos y las empezó a guiar, lentamente, por las zonas erógenas de su cuerpo. Arión entendió muy bien lo que tenía que hacer, y Rebecca no pudo evitar un estremecimiento al sentir cómo la acariciaba allí donde le necesitaba más, su aliento caliente contra su piel cuando se incorporó para seguir el camino que previamente habían trazado sus manos. No le importaba que ella llevara las riendas desde arriba, pero no quería volver a sentirse sumiso e indefenso como había estado a manos de Viper. Su cuerpo le pertenecía a él, y no tenía intención de permitir que nadie volviera a incurrir en el error de pensar lo contrario nunca más.

Su boca viajó por su pecho hasta llegar a sus senos. Su boca caliente encontró la de la vaquera en un instante mientras movía sus caderas para volver a incorporarse al tórrido baile que estaba teniendo lugar en aquél salón. Los dientes del archimago rozaron su cuello mientras cargaba sus manos de magia y las deslizaba lentamente por todo su cuerpo, dejando a su paso una agradable y embriagadora calidez que se extendió hasta el mismo centro de su ser, dejándola sin aliento. El súbito bienestar que la embargó la hizo cerrar los ojos, envolviéndola en una sensación de ingravidez, como si el mundo entero se hubiera desmoronado a su alrededor, y, cuando abrió los ojos de nuevo, descubrió que tanto ella como el mago atlante estaban flotando en el aire. Él seguía moviéndose contra ella, besándola suavemente en la base del cuello y el hombro, a medida que se elevaban más y más hasta que la espalda de la mujer chocó suavemente contra el techo. Arión la sostuvo entonces, más cerca, envolviéndola con sus brazos. La súbita comprensión de que, si él la soltara, caería sin remedio, añadió una deliciosa sensación de riesgo a la ecuación.

- Tan sólo agárrate a mí -le susurró él mientras apoyaba sus manos a ambos lados de ella, recuperando una vez más el control de la situación mientras el movimiento de sus caderas la mantenía aprisionada contra el techo.

La miró con unos ojos verdes ahora oscurecidos por el deseo, y, sin cesar en ningún momento sus embestidas, deslizó su mano diestra hacia abajo hasta llegar a su muslo, y al secreto lugar de placer que se ocultaba entre sus piernas, comenzando a trazar movimientos circulares en aquél preciso punto, irradiándolo con la maravillosa sensación de calor que emanaba de sus dedos y que comenzó a extenderse en ondas por cada fibra de su ser. El archimago notó cómo aumentaba la tensión en ella e incrementó el ritmo de sus caricias mientras buscaba ávidamente sus labios y mantenía aquél perfecto ritmo con sus caderas, amenazando con volver añicos todo su mundo...

_________________
Quién soy        ~       Historia        ~       Cómo llegué hasta aquí        ~        Video

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Fed10f4f-9795-4ac7-af39-c5ffc31c1aab-zps7wnr0lry
Volver arriba Ir abajo
Rebecca Logan
DC Universe
DC Universe
Rebecca Logan


Bando : Villano

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero!
Empleo /Ocio : Criadora de Caballos
Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!

Ficha de Personaje
Alias: Cowgirl
Nombre real: Rebecca Logan
Universo: DC Universe

El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime27th Diciembre 2021, 18:14

Los dos amantes entrelazados parecían llevar a cabo una seductora lucha de atención y poder. A veces el epicentro era él, a veces lo era ella. Manejaban esa especie de furia carnal desatada paladeándose entre ellos con voracidad, haciendo que nada de lo que hicieran pudiese frenar el deseo arrollador de ese apetito por sus cuerpos. Era algo que aunaba las mejores cualidades del ser humano, el instinto mismo que la naturaleza les había dejado mantener como criaturas primarias y la racionalidad que les convertía en seres evolucionados capaces de ir más allá del sexo por procreación. Era la mera idea de controlar el instinto lo que convertía la experiencia en un divertimento perfecto. Al fin y al cabo, eso es lo que era el sexo para ella. No sólo trataba del mero placer, que era un delicioso añadido a la experiencia. Era un momento para recordar que existían sensaciones y entretenimientos a los que parte de sí misma se resistía a ceder. Era la prueba de su autocontrol por excelencia.

Y casi siempre ganaba. O al menos eso creía.

En esta ocasión, una sucesión de acontecimientos jugaron en su contra para convertir la experiencia en algo extremadamente difícil. A saber, hacía poco que había recobrado su propio cuerpo al completo. Aplastada bajo el peso que la posesión de Victoria había surtido en la vaquera, ahora su subconsciente deseaba disfrutar con más intensidad de todo lo que en esa traumática experiencia no le había estado permitido. Durante esa conjunción forzosa, parte de su ser había sido anulado. Sólo había quedado el Sheriff, que no era sino un ideal infalible, al que nada preocupaban los deseos, los placeres o los apetitos. En segundo lugar, su improvisado adversario estaba utilizando varios trucos, y nunca mejor dicho, que nadie había utilizado con ella hasta entonces.

Jamás había estado con un hombre capaz de obrar magia. Una vez había estado a punto de seducir a uno, pero la situación se torció cuando le demostró algo que habría echado atrás al mismísimo Rojo. Un hombre que, sin embargo, ahora tenía para ella un valor diferente, puesto que le había convertido en su ayudante. Algo que no hacía a la ligera con todo el mundo.

Aquel hombre estaba dispuesto a impresionarla, no sólo con sus mejores argucias utilizando su cuerpo, si no también imaginativas maneras de hacerle ceder el control. Cuando el vértigo reptó en su estómago al despegarse del suelo, ella abrió los ojos con sorpresa, pero después los entrecerró en una expresión sibilina mientras lamía sus propios labios, deseosa de comprobar hasta dónde estaba dispuesto a llegar con ese misterio. Agarraba a su cuerpo con la autoritaria firmeza con que había ejercido cada uno de sus gestos, y comprobó como poco a poco ambos se desprendían del suelo. Notó su camisa rozar con la madera del piso superior cuando hizo contacto.

- Vaya, vaya, vaya. Que muchacho más listo. - susurró para sí cuando él la mantuvo contra el techo, haciendo que la gravedad se volviera inconsistente para ambos, pero obligándola a depositar el peso sobre él, de manera que volvía a ser su responsabilidad marcar el ritmo. La suave sensación de ingravidez llenó su cuerpo de un hormigueo que se extendió por sus miembros, siendo consciente de la adrenalina que restallaba por cada centímetro de su piel. La altura era peligrosa. Arriesgada. Algo que en una mujer temperamental y temeraria añadía un matiz aún mas delicioso y picante a la experiencia.

No la dejó descansar. Reinició de nuevo un dulce cadereo, haciendo que no le quedara más remedio que agarrarse a sus hombros para buscar un punto de estabilidad. Lo necesitaba si quería ser capaz de distraerse un poco de la nueva oleada de excitación que sacudía su columna vertebral. Buscaba algo en lo que poder centrarse que la distrajera, algún pensamiento o sensación aislada que la ayudara a permanecer concentrada para evitar correrse antes que él. Siempre procuraba que su pareja sexual lo hiciera antes que ella. Establecía una sensación de poder en la que se sentía deseable y segura. Sin embargo, el Atlante era bastante más hábil que la mayoría de los hombres con los que había compartido su saliva y su sudor. Antes de poder encontrar el elemento que la sirviera como sustento para así medir su deseo, su mano se dirigió entre sus muslos, y estimuló el punto adecuado, sumándolo a sus propias embestidas. La vaquera se lamentó de dejar escapar el largo gemido y el arqueo de espalda que marcó el inicio de la pérdida de su control. Los pocos segundos en los que aún pudo pensar deshicieron sus ideas en un cúmulo de pensamientos aislados que no le sirvieron para mantener sus intenciones. Luego se convirtió en una vorágine de movimientos rendidos al placer. Le buscaba ansiosa por alcanzar el clímax que estaba ya al alcance. El único momento en que sus bocas rompieron el contacto fue para permitirse gemir y jadear sin impedimento, cuando el orgasmo la impactó ofreciéndole esos segundos de gozo puro.

Cuando volvió a su ser, ambos estaban tumbados de nuevo en el suelo por el que habían rodado. No le cabía dudas de que él también había acabado, y sin embargo, no era capaz de asegurar quien lo había hecho primero. Cuando recobró la respiración lo contempló con esos ojos azules que podían ser tan fríos como el acero de un revólver, pero que ahora transmitían el calmo tono de un estanque natural. Llenos de una quietud que sólo sobrevenía un buen polvo.

- Has hecho trampa. - le susurró, como si compartieran un secreto. Se permitió disfrutar de la quietud y el calor de su piel unos minutos, antes de levantarse, ir hacia la nevera, y sacar una jarra fresca con agua y dos vasos.  - Si es así como quieres jugar tu mano, yo también utilizaré mis propios trucos. - Había una sonrisa satisfecha, y a la vez, extrañamente anhelante en su rostro.

A nadie le gusta marcharse con un empate dudoso. Sería una lástima dejarle ir sin sonsacarle al menos unos cuantos trucos más.

_________________
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] 25zjebs

A Bullseye le gusta esta publicación

Volver arriba Ir abajo
Contenido patrocinado





El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Empty
MensajeTema: Re: El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]   El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn] Icon_minitime

Volver arriba Ir abajo
 
El tesoro hundido (+18) [ahri´ahn]
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» Ficha de Gabriel (Ahri'ahn)
» Jugando sucio. [Ahri'ahn] 06/03/2019
» La era de Ultron [Mini-evento] Arthur Curry y Ahri'ahn
» Al otro lado [Dalae Darkle, Ahri'An, Caitlin Fairchild]
» Inscripción al Mini-Evento de "La caída de Camelot" (Ahri'ahn) [CERRADO]

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC :: OMEGA UNIVERSE :: América del Norte :: Gotham-
Cambiar a: