Confianza y alevosía (Virginia Potts y Garnet Brooks).

Durante todo el proceso, me mantuve inexpresiva. No dejé que volviera a aflorar la sonrisa, ni les miraba desafiante. Analizaba sus movimientos, a la espera, sintiendo la emoción bullir en mi pecho, saboreando la victoria prematura, que mi rostro se esforzaba en no exteriorizar.

Tendí el brazo y tomé el recipiente que Pepper me ofrecía, y pensé que era una lástima. Elegante, directa y con carácter, sin dejar de ser sexy. Pepper me gustaba. Y pensé que era una lástima haber llegado a conocerla en mi trabajo. Le sonreí con prepotencia cuando me entregó la pila.

— Si es tan sencillo que sólo necesita dos ingenieros, seguro que Stark puede crearlo y patentarlo. A mi no me importaría entregarlo dos días tarde… no soy tan mala. — la estaba provocando. No porque quisiera molestarla, si no porque me gustaba cómo podía seguirme el juego, y ya que no volvería a verla, qué menos que llevarme un buen recuerdo. — Es una lástima que no quieras volver a verme… Estoy segura de que acabaría gustando.

Fue la reacción de Tony la que más llamó mi atención. Me giré a atenderle, con el pequeño reactor en mis manos, escuchando su sermón. La de cosas malvadas que se podían hacer con ese aparato… Y me lo daban sin más, con tal de no volver a verme. Antes se las verían con un Iron Man maligno que con una ladrona. Antes se la verían con un villano destruyendo orfanatos estadounidenses que pagar 8 millones… Dinero que estoy segura no costeaba uno de aquellos brillantes trajes rojos.

Me reí. Apreté el reactor contra mi pecho y reí de buena gana, para luego dirigirme a Tony, de nuevo fingiendo la voz afectada de Shade.

— Se te da de pena actuar, Stark. Podría ayudarte con eso y enseñarte un poco… Pero creo que tu secretaria me echará a taconazos si me acerco de nuevo. — alcé la caja de cristal, buscando analizarla en la escasa luz, y la comparé con el dibujo. Era lo suficientemente bueno para convencerme. — Dudo que ninguno de los dos fuera a entregarlo tal cual si fuera verdaderamente tan peligroso. Mis opciones son; no es tanto como tu dices, y tu secretaria tiene razón, y no vale el dinero que me ofrecen, ni vale las molestias de pararme por él, pero entonces dudo que montaras un drama. Eres el puto Tony Stark, fabricarías otro y te quedarías tan tranquilo. No pareces un tio sentimental, más bien materialista, o eso dicen todas las revistas. — Ni puta idea, la verdad. No es como si yo las pudiera leer. Pero solía ser cierto con gente como él. — O bien, sí que lo és. En cuyo caso no me lo entregaría. Creo que pagarías antes ocho millones a tener nuevos IronMan en malas manos volando por vuestras calles. Por lo que… o bien no tiene valor, o bien no es el original. ¿Me he acercado? — Ahora sí, sonreí, sintiendo que había llegado al fin de un trabajo bien hecho. — Pero eso no es asunto mío. Me han enviado a por el aparato del dibujo, y sea una copia o uno falso, estoy cumpliendo mi parte del trato, y cobraré por ello. Así que tendré mis dedos cruzados para que sea esta última.

Me giré, intentando no bajar la guardia pese al gesto despreocupado y darles la espalda. ¿Dónde había dejado la sombrilla? En cuanto la localicé, caminé hasta ella y la apoyé en mi hombro. Volví a mirar el reactor, sonriendo con el orgullo que, supongo, tendrán las madres con sus hijos. Me planteé entonces si valía la pena robarlo. Tal vez podía hacer una última buena obra y dejar el reactor sobre su mesa, antes de disculparme por las molestias e irme. Pero siete millones, eran siete millones. Con ese dinero, podía hacer desaparecer a Shade. Con ellos, mis ahorros me darían para vivir una buena vida durante años, manteniendo el piso de Brooks… Podía intentar cambiar mi vida.

No soy tan buena persona. Pero tampoco soy tan mala.

— Eliezer Stane. Igual el nombre no te suena. Igual es un mote. Pero es quien me contrató. Tal vez descubras algo interesante. — Les dediqué una última sonrisa, que pretendía ser cordial.

Siempre había sido extremadamente cuidadosa con Shade. Hasta ahora nunca había llegado hasta Garnet a través de ella. Tan sólo Jota, a quien yo había abierto las puertas de mi casa. Si este era mi último trabajo… Poco me importaba traicionar a mi último empleador. Una vez entregado el objeto, pensaba quemarlo todo, la ropa, la peluca, las lentillas. Y si realmente el reactor era tan importante, al menos sabía que había dado una oportunidad a los buenos de pararlo a tiempo. La punta del parasol dio un par de golpes sordos contra el suelo, y les dediqué una profunda reverencia.

— Gracias por ser tan pacientes y colaborativos. De acuerdo a los deseos de la señorita Potts, esta habrá sido la primera y última vez que contéis con mi presencia. Ha sido un verdadero placer conocerle, señor Stark~

Debido a la inactividad de Tony y Pepper, comunícate con el staff para saber cómo actuar. Si mandarlo a la papelera o cerrarlo para que cuente en tu crono.