Choque de reyes (Virginia Potts y T´Challa).

A diferencia de Tony, T'Challa jamás había soñado con ser el líder de ningún país. Ambicionar el poder normalmente conduce a usarlo de manera egoísta, y ese es un motivo más que suficiente para impedir a quien fuera obtenerlo. Era sólo una de las inumerables razones por las que Stark jamás debería poner un pie en ningún despacho oval. La segunda era su proverbial irresponsabilidad. El Tony que había conocido en su dimensión había encontrado el fin de sus días demasiado pronto, postrado en una camilla del mejor hospital del mundo gracias a esa desafortunada faceta de su carácter. Al final, ni el dinero, ni sus armaduras, ni su genio le habían salvado de su propia insensatez. Por fortuna, sus sueños de tener una nación a sus pies nunca habían abandonado el territorio de lo imaginario.

T'Challa se consideraba un hombre realista, así que no se esperaba gran cosa del millonario que, de la noche a la mañana, volvía a estar sano y salvo. Por eso había acordado con él una hora tan temprana: Seguramente, Stark se retrasaría. Con lo que no contaba, era con que él también llegaría tarde. Si bien sabía que el tráfico de Nueva York era un obstáculo a tener en cuenta, no podía haber calculado el inmenso atasco que la limusina había tenido que afrontar poco después de salir del aeropuerto. Quizás deberían haber ido directamente en jet a la Torre Stark. Pero eso habría llamado demasiado la atención, y no era necesario hacer saber a toda Nueva York que el Vengador tenía invitados lo bastante importantes como para permitirse viajar así.

El rey de Wakanda no había venido solo. Con él estaban Okoye y Nareema, dos de las Dora Milaje. Suponía que no iban a ser necesarias, pero... Nunca estaba de más contar con la compañía de las Adoradas. Ambas habían prescindido de su atuendo como guerreras, cambiándolo por sendos vestidos rojos que contrastaban vivamente con su piel oscura. T'Challa había adoptado la misma estrategia: A pesar de que no se había quitado el manto de la Pantera, había preferido cubrirlo con un traje que se confundiera más fácilmente con la ropa que cualquier hombre de negocios llevaría para ir a visitar a Stark.

Tambolireó con los dedos sobre el cuero del asiento, mirando el desfile de transeúntes que hacían su camino por la acera. Parecía haber pasado una eternidad desde la última vez que había visitado los Estados Unidos... O había salido de su reino, en general.

Apenas unos minutos después, el chófer anunció que estaban a punto de llegar a la Torre Stark. Hacía un rato que sus pasajeros ya lo sabían: La Torre era lo suficientemente llamativa como para verse desde el otro lado de la ciudad. Sin embargo, nadie respondió. Dos de las tres figuras que aguardaban detrás se limitaron a asentir, y salieron tan pronto como el motor se paró, seguidas de su rey. De esta manera entraron en el inmenso rascacielos, en busca de Tony. No fue ninguna sorpresa encontrar a Pepper en su lugar. -Buenos días, señorita Potts... Es un placer verla de nuevo.-Le tendió la mano, sin variar su permanente expresión de seriedad y profesionalidad-Han surgido ciertos imprevistos por el camino... Espero que pueda disculparme.-Era una mera formalidad, por supuesto: Ya empezaba a intuir que tendría que esperar un poco más.

Debido a la inactividad de Tony y Pepper, comunícate con el staff para saber cómo actuar. Si mandarlo a la papelera o cerrarlo para que cuente en tu crono.