Ficha de Curt Connors PNJ

Nombre: Curtis "Curt" Connors.

Alias: El Lagarto.

Edad: 40 años.

Universo de Origen: Marvel

Nacionalidad: Estadounidense.

Raza: Mutante.

Mentor: Ninguno.

Bando: Héroe como Connors; Villano como Lagarto.

Ocupación: Médico cirujano y biólogo como Connors; criminal mutante como El Lagarto.

Descripción Física: Curt Connors es un varón caucásico de estatura media, cabello corto castaño y lentes redondas que reflejan una expresión serena.  Es normal verle ataviado con la bata blanca de médico, pues prácticamente no hace vida en otro sitio que no sea un quirófano o un laboratorio. Su rasgo más destacable es su ausencia de brazo derecho, teniendo la manga siempre recogida para no dejar visible el muñón. En definitiva, es un hombre que inspira confianza pero no llama demasiado la atención.

El Lagarto es una historia muy diferente. Es una pavorosa bestia humanoide escamosa de dos metros de alto, provista de una larga y gruesa cola, garras en sus cuatro extremidades y unas mandíbulas anchas y fuertes cargadas de dientes afilados como cuchillas. Donde Connors resulta simpático y algo anodino, el Lagarto es aterrador y feral.  



Descripción Psicológica: Connors es el perfecto arquetipo del buen hombre que no rompe nunca un plato. Es un hombre paciente, dedicado a su trabajo y amante de su familia, que tiene curiosos e inoportunos momentos de humor flemático en contra de lo que se esperaría de su aspecto de genio despistado. Es un hombre convencido del valor de la ciencia como plataforma para ayudar al progreso de la humanidad, y desprecia cualquier uso de sus conocimientos o los de cualquier otro filántropo para enriquecimiento personal de algunos o para dominar a las masas en vez de servirlas.

El Lagarto, en cambio, es un ser tan cruel y despiadado como su aspecto sugiere. Desprecia a los mamíferos, en particular a los seres humanos, y vuelca todos sus esfuerzos en devolver a los reptiles a su estado original de depredadores en la cima de la cadena alimentaria. Es primario y no le tiembla el pulso a la hora de matar o devorar víctimas humanas, para horror de su alter ego.

Historia: Curt Connors era un célebre cirujano de Florida que se alistó en la guerra para ofrecer sus servicios sanitarios en el frente, pero durante una contienda fue alcanzado por una granada, y aunque sobrevivió perdió el brazo derecho. La experiencia fue muy traumática para Connors: no sólo había quedado lisiado, sino que había sido testigo de la faceta más oscura del ser humano. Connors sintió una profunda animadversión hacia el género humano, pero por fortuna no se permitió a sí mismo que prosperara, sino que decidió ejercer la medicina con renovada pasión para ofrecer esperanza a las víctimas de la violencia como él mismo. Al regresar a los Estados Unidos se reincorporó a su vida civil, donde se casó con su prometida Martha y se volcó en su profesión como médico, alternándola con su puesto de profesor de cirujía en la Universidad de Nueva York.

Connors fue un pionero en el campo de la biología aplicada a la medicina, pero muy especialmente en el estudio de los reptiles. A Connors le fascinaba la capacidad de regeneración de estos animales, que sacrificaban la cola o una extremidad para salvarse del ataque de un depredador, y poco después regeneraban el miembro perdido. En parte movido por su propio trauma por la pérdida de su brazo, Connors pensó que si conseguía aislar las propiedades genéticas del ADN de los reptiles y sintetizarlo como un suero, lograría crear una medicina que restaurase las extremidades amputadas y cualquier herida de gravedad, algo que sin duda revolucionaría la medicina moderna. Obsesionado con su idea, Connors trabajó sin descanso durante meses, reelaborando la fórmula una y otra vez, hasta que creyó dar con la definitiva. Tras hacer diversas pruebas con éxito sobre cobayas animales, Connors creyó que era la hora de probar el suero con un sujeto humano. ¿Y qué mejor sujeto que él mismo?

Inicialmente, la fórmula fue un éxito. El brazo perdido de Connors se regeneró por completo, e incluso su masa muscular pareció mejorar. El cirujano no cabía en sí de gozo, y corrió a casa a celebrarlo con su familia. Pero apenas abrió la puerta de casa, su esposa no pudo contener un grito de horror. La fórmula había hecho algo más que devolverle el brazo a Connors: lo estaba mutando. Su piel adquirió escamas, le creció una cola, sus uñas se convirtieron en garras, y un apetito insaciable creció en su interior. Connors huyó de su hogar por miedo a hacerle daño a su familia y se refugió en las alcantarillas. Allí la mutación se completó, y el buen cirujano se convirtió en un monstruo al que los neoyorquinos apodaron el Lagarto.

Poseído por un hambre insaciable y un cruel instinto de supremacía, el Lagarto sembró el terror en Nueva York. El horror que Connors había desarrollado en la guerra hacia las atrocidades del ser humano se canalizó en el Lagarto en un odio profundo hacia toda la especie humana, con lo que se marcó como objetivo exterminarla y devolver el planeta a sus antiguos amos, los reptiles. Afortunadamente para los neoyorquinos, su amigo y vecino Spiderman estaba allí para defenderles.

En su primer enfrentamiento, Spiderman venció al Lagarto y consiguió devolver a Connors a su estado original. Desde entonces el científico ha estado siempre en deuda con el trepamuros y se ha comprometido a ayudarle siempre que se lo pida. Por desgracia, la cura que le administró Spidey no fue suficiente: el suero se había sintetizado con su metabolismo, por lo que sólo era necesario un cambio químico o una reacción psicológica brusca para despertar de nuevo al Lagarto y que retomara el control de su cuerpo.

La vida de Connors ha sido un vaivén desde entonces. Cuando consigue recuperar la cordura y el control sobre sus actos sigue ejerciendo la medicina y ofreciendo su ayuda y conocimientos a héroes como Spiderman, los Vengadores o los Cuatro Fantásticos, pues sigue creyendo en la buena causa. Pero cuando el Lagarto asume el control tan sólo busca vengarse de sus enemigos, especialmente del lanzarredes, y buscar la forma de exterminar a la raza humana de una vez por todas.

Poderes: El único poder de Connors es la transformación, aunque debido a que no puede controlar el momento en que esto suceda, más bien se puede considerar una debilidad. El cirujano está buscando la manera de inhibir la mente del Lagarto y que, si la transformación tiene lugar, él pueda mantener el control. Hasta ahora no ha tenido éxito.

Una vez transformado, el Lagarto adquiere una gran mejora de sus atributos físicos. Posee fuerza sobrehumana, siendo capaz de levantar hasta 12 toneladas de peso, y tiene tanta fuerza en los músculos de las piernas que puede impulsarse a 4 metros del suelo y cubrir una distancia media de 6 metros con cada salto. Su cola mide 2 metros de largo y posee una fuerza increíble, capaz de abollar una puerta acorazada como si fuese de hojalata.

Además de la resistencia natural qeu le concede su piel escamosa, su metabolismo acelerado le concede una capacidad de regeneración sobrehumana, por lo que puede soportar heridas que matarían a un ser humano corriente. Sus fauces y garras son como cepos de hierro, pudiendo agrietar el cemento sin problemas. Además de esto, las plantas de sus manos y sus pies son adherentes, como las de las salamanquesas y los geckos, por lo que puede trepar por superficies lisas y de rugosidad leve.

El Lagarto puede también comunicarse telepáticamente con cualquier criatura reptiliana (cocodrilos, lagartos, iguanas, serpientes, etc) a menos de 50 metros a la redonda y darles órdenes básicas ("Ven aquí, quédate, ataca"...).

Habilidades: Curt Connors fue el primero de su promoción. Es uno de los mejores cirujanos de Nueva York y un gran conocedor de la biología aplicada y la bioquímica. Aunque su fórmula regeneradora ha sido ya desechada por sus nefastas consecuencias, Connors puede aplicar sus conocimientos a múltiples usos prácticos, siempre buscando la manera más honrada, justa y beneficiosa a nivel general.

El Lagarto conserva las mismas habilidades que Connors, pero por desgracia él tiene otros planes para ellas. No es la primera vez que intenta emular la fórmula que le dio vida para contaminar al resto de habitantes de Nueva York y convertirlos en híbridos reptilianos iguales que él.

Debilidades: Quizás el principal defecto de Connors es que él y el Lagarto son la misma persona. Compartir la misma mente es un gran problema cuando tus mejores amigos y aliados te confían un secreto y tu lado oscuro puede utilizarlo en su propio perjuicio. Aparte de eso, la relación entre los dos lados de Connors es una batalla constante. Ambos se odian por representar lo que el otro desprecia, y hacen lo posible por arrebatarle el control a su contrapartida. A veces vence Connors, a veces vence el Lagarto. Todo depende de las condiciones.

Por su parte, aunque odia reconocerlo, el Lagarto sabe que puede destruir a cualquier humano que se interponga en su camino... excepto a dos personas: Martha y Billy Connors. El vínculo que Curt mantiene hacia su familia es tan fuerte que ni siquiera el Lagarto puede superarlo para acabar con la única liga que le impide mantener el control absoluto sobre su anfitrión. Esto no significa que no pueda hacer nada al respecto. No es la primera vez que el Lagarto ha secuestrado a la familia de Connors y ha intentado convertirlos a ellos en reptiles.


Equipo y recursos: Connors cuenta con su sueldo de cirujano y acceso a material de laboratorio cuando se encuentra en el hospital. Si tiene acceso a un laboratorio más avanzado, como el de la base de los Cuatro Fantásticos, sus posibilidades se triplican, pero ésto sólo se da si es expresamente invitado.

Por su parte, el Lagarto no tiene problemas con el material. Si necesita algo, lo roba. Y si por el camino puede lisiar a unos cuantos monos, mejor que mejor.