Revisión de expediente - Gabriel Leblanc (29/03/18)

Mientras el héroe de América revisaba a los agentes de su propio bando, Gabriel estaba ocupado justo con la tarea contraria. En la pantalla que tenía delante se encontraban las imágenes de varios sujetos potencialmente peligrosos del otro Universo. Había un poco de todo: Mafiosos, seres superpoderosos... Y psicópatas. Muchos psicópatas. La cantidad de información que habían recabado sobre la realidad con la que se habían fusionado era del todo insuficiente, y eso era algo que no se podían permitir de ningún modo. Pero lo poco que tenían indicaba que el otro Universo no había sido una realidad agradable.

En esos momentos, Gabriel estaba organizando la información e investigando para completarla dentro de lo posible. La prensa del otro Universo no resultaba todo lo fiable que debería, y muchas bases de datos habían resultado dañadas o estaban muy bien protegidas, por lo que la tarea de conseguir los antecedentes de todo el mundo iba a ser muy lenta, y eso tenía exasperados a todos los agentes. Casi tanto como a los científicos, pero por razones muy distintas: A ellos les preocupaba qué narices  había pasado, más que las consecuencias que pudiera traer. Todo eso estaba muy bien, pero quizás lo descubrieran dentro de un año, dentro de un siglo, o nunca. Pero ellos necesitaban respuestas ahora mismo. Suspiró y se apartó de la mesa cuando escuchó pasos entrando en la sala. A pesar de que no era el único agente en la habitación, le dió la impresión de que iba a por él, y la recién llegada lo confirmó caminando directamente hacia su sitio. Nada más y nada menos que Dorothy Watson, la secretaria del mismísimo Capitán América. ¿Qué quería?

-¿Es usted el agente Leblanc, cierto? El señor Rogers desea hablar con usted.-Aquello lo intrigó un poco. Los grandes no se solían interesar por los agentes corrientes normalmente, a menos que hubiera pasado algo malo. Y que él supiera, todo estaba en orden. Siguió a la mujer por los pasillos, hasta llegar a la puerta del despacho. Llamó, y cuando le dijeron que pasara, lo hizo.

Steve Rogers estaba vestido con su icónico traje de combate, lo que chocaba con el ambiente de oficina. Llevaba la cara descubierta, y leía algo en un portátil. Sobre la mesa, una taza vacía y una pila de carpetas con expedientes de agentes de SHIELD añadían normalidad a la escena. Era la primera vez que Gabriel veía en persona al Capitán América, y no  había imaginado que cuando lo conociera (Si llegaba a conocerlo) sería así. -¿Me ha llamado, señor?-Era el máximo responsable de los agentes de campo, debía de ser algo grave, y esa intuición mantenía a Gabriel tenso como la cuerda de un violín bien afinado.

Se sentó cuando el Vengador se lo pidió. Su sorpresa fue mayúscula cuando Rogers puso sobre la mesa su expediente, y empezó a explicarle que había un problema con sus datos. Nada raro... En principio. ¿Por qué iba a estar protegido su perfil? Aunque lo que más le extrañó fue lo que dijo justo a continuación.-¿Cómo que Valjean?-Frunció el ceño, confundido. ¿De qué le sonaba ese nombre...? -Debe de ser un error, yo soy Leblanc. Gabriel Leblanc.-No recordaba haber usado ese nombre como identidad falsa... Quizás perteneciera a otro agente y se habían confundido. -Veamos... Soy un mutante, un telépata. Nací en París, ya con mis poderes, pero no se activaron hasta que tuve unos ocho años. Entones, los ojos se me pusieron rojos, y empecé a poder leer la mente de otras personas.-Quizás, si le explicaba todo, se convencería de que no tenía sentido ocultar información sobre él. -Me enviaron a una academia militar en Estados Unidos, y me incorporé a SHIELD después de que mis padres y mi hermano murieran en un accidente de tráfico. No he hecho mucho más aparte de misiones a cargo de la ONU por todo el mundo. -En comparación con los Vengadores, no tenía mucho que contar aparte de eso. Sus habilidades eran útiles para conseguir información, y esa era una gran parte del trabajo que realizaba.

Escuchó con atención lo que su superior decía sobre la ética, la justicia, la paz... Entretanto, le invitó a levantarse, y continuó hablando mientras andaban por los pasillos del Helitransporte.  -¿Pruebas? ¿Para qué? ¿Qué pone en ese informe?-De acuerdo, su instinto estaba empezando a dar la alarma. ¿Que podía poner en esos papeles que Rogers había cogido, que le hacían dudar de su salud física y emocional? Si fuera algo que se hacía a todos los agentes, habrían avisado. Además de que el hombre de azul había dado a entender que era algo particular, no que simplemente había una contraseña y luego tenía que hacerse los test reglamentarios... Pero no, aquello debía de ser largo, por que le dijo que quedaba apartado de todo lo que tuviera entre manos en ese momento. Iba a responder un "Sí, capitán" o algo parecido, cuando se dio cuenta de a dónde estaban llendo. El laboratorio.

Tragó saliva. Sabía perfectamente que no le sentaban muy bien esa clase de lugares, aunque ignoraba el por qué. "-Por favor, que no se note mucho..."-Aún se le hacía un nudo en el estómago al recordar lo que le pasó en una de sus primeras misiones sobre el terreno, hace ya años. Cuando entró en un laboratorio con Elektra, y algo pasó, que lo dejó paralizado. Disimuló lo mejor que pudo la expresión de miedo al entrar tras Steve. Respiró hondo, tratando de calmarse. De pronto, escuchó un sonido. Pasos y golpes de metal contra metal que parecían venir de su derecha. Miró hacia allí rápidamente, pero no había nada extraño. Steve acabó de hablar con los científicos, y fue entonces cuando reparó en que tenía que sentarse ahí. Se acercó despacio, y se subió la manga. por sus gestos, casi cualquier persona deduciría que tenía pánico a las agujas, cosa que era parcialmente cierta. -Bien... Respira hondo, va a ser un momento.-Debió ser ser un momento, pero a él se le hizo más largo de la cuenta. Se llevó un algodón al brazo cuando el doctor retiró la aguja para vertir su contenido en una probeta. -Denme un momento...-Gabriel asintió sin añadir nada más. -¿Alguna otra prueba?-Quería salir lo antes posible de esa habitación. Había empezado a escuchar el ruido que suele hacer un objeto pesado al ser arrastrado por el suelo, acompañado de una respiración pesada, cansada. Y no quería girarse a comprobar quién lo producía, o si era algo así como los golpes de antes. Nada.

Aunque no me quedaba claro porque me salia un nombre en los archivos y el respondía únicamente a uno, no decidí investigar mas. Tenia que mantener una postura firme, y mas si estaba con un telepata, pues siempre se corría el riesgo de que ellos vigilaran tus pensamientos aun antes de que tu te des cuenta de eso. Quizás la única excepción era Charles Xavier, pero porque el líder de los X-Men era una institución en cuanto a la forma de comportarse dentro de la comunidad norteamericana. ¿Leblanc estará vinculado de alguna manera con los X-Men o su formación habrá sido totalmente autodidacta? Necesitaba averiguarlo lo mas pronto posible.

Mi cuerpo se quedo recostado contra la pared, mientras me mantenía expectante a como reaccionaba el agente ante las circunstancias. Desde que entro al laboratorio parecía que tenia algún problema, como si estos sitios no le gustasen o algo. Arrugue un poco la frente cuando vi que ante la aguja, parecía especialmente compungido. Estos miedos ya deberian estar registrados en los expedientes para sus perfiles psicológicos, aunque... este expediente era bastante inusual, mucho mas de lo normal. Los científicos vertieron la sangre en una probeta, la etiquetaron y me quede un momento en la puerta, pensativo, mientras miraba a los presentes en el gran cuarto. -Vamos, aun hay cosas que hacer. -Sonreí y abrí la puerta para que el agente saliese primero y yo le acompañase. -Muchas gracias -Comente a los científicos antes de salir y cerrar la puerta, para caminar por los pasillos del helicarrier.

-Me llama mucho la atención su expediente, parece especialmente hecho para no dar mucha información, sin embargo, voy a confiar en usted. -En realidad, no confiaba totalmente de el. Pero era mi agente, y tenia que poner mis esperanzas en que si seria un gran defensor de la forma de vida democrática y de los valores de paz y fraternidad que necesitaba el mundo para estas épocas tan peliagudas. - Como usted bien sabrá, tenemos varias organizaciones nuevas pululando por ahí, acercándose a todas las esferas de poder en todos -hice énfasis en esa palabra- los significados que eso tenga. S.H.I.E.L.D esta vigilando que ninguna se salga del redil y sea una amenaza por sus excesos de poder... ¿Ha oido hablar de La Liga de la Justicia? Sus integrantes se han acercado a muchos miembros de los Vengadores y de S.H.I.E.L.D, pero no me dan ningún aspecto a fiar por el momento.

Sonreí, abrí una sala que a mi me gustaba llamar como "La Armería" y entre con Gabriel. Distintos tipos de armas, gadgets y cuanto aparetejo moderno podía imaginarse. Habían tantas cosas que no sabia en que momento los agentes habían aprendido a usarlas, pero a mi me gustaban, recordándome mis tiempos en el ejercito cuando veíamos a los espías que viajaban a todos los frentes para ayudarnos en la batalla.

-Usted y yo vamos a ir a Washington y vamos a hacer una visita a esos "héroes". Quiero que los tengamos catalogados por nuestros propios ojos y no por los informes que los cerebritos sacan de Internet y de ciberespionaje. Nosotros vamos a ir, tomar fotografías a su salón, y si tenemos suerte, contactaremos con los suyos. He escuchado que una de sus fundadoras vive en la Capital, la embajadora de las amazonas. Si todo sale bien, pasaremos con el que esta en Gotham City... Y después con el de la capa roja. Esta misión puede sernos peligrosa, pero es necesaria.

Asenti con firmeza y le indique que agarrara lo que considerara, aun teniamos que hacer varias fases de planeación.

(OFF: Bueno, como te habia comentado por la CB, me gustaria hacer una especie de mision de campo contigo para espiar a la JLA)

El alivio de Gabriel al salir del laboratorio se unió al de saber que el Capitán había empezado a confiar en que él de verdad no tenía nada que ver con el estado de su expediente. No sabía a qué conclusiones llegarían los científicos con su sangre, y tampoco le importaba demasiado. ¿Qué iba a haber? Más de lo que él pensaba. En la probeta había una extraña mezcla de sangres de distintos tipos, con más glóbulos de los que sería lo normal. Como si le hubieran hecho varias transfusiones, sin preocuparse mucho por qué le hacían. Unos niveles de adrenalina muy altos y unos leucocitos demasiado bajos completaban un cuadro clínico que les daría más de un dolor de cabeza a los médicos.

Pero ahora el mutante tenía otras cosas en mente, mucho menos científicas, y que poco tenían que ver con su salud. Escuchó con atención al Capitán, asintiendo. Había oído hablar de la Liga de la Justicia de América, una organización sospechosamente parecida a los Vengadores procedente del otro universo. Aunque sus miembros diferían bastante a los del grupo reunido por Furia. Los había visto por televisión: Eran bastantes, aunque tres sobresalían sobre el resto. Un hombre vestido de negro, con capa y máscara sobre los ojos llamado Batman; otro vestido de azul con capa roja que se hacía llamar Superman; y Wonder Woman, una mujer de pelo negro, con un traje rojo, azul y dorado. Bastante poco práctico, por cierto. Pero qué iba a decir él, las superheroínas no parecían darse cuenta nunca de que un traje como los que SHIELD proporcionaba era mucho más cómodo que cualquier bañador.

-Algo he oído. Desde que descubrimos que estaban ahí, hay gente investigándolos. Pero resulta casi imposible, sus datos están muy bien protegidos. No nos bastan. Pero... ¿Cree que podremos hablar tranquilamente, sin más? No parece que confíen en nosotros. Ni en nadie. -Confirmó lo que él héroe decía: Aunque la tecnología había demostrado ser muy eficaz antes, hoy en día era una herramienta rota. Muchas comunicaciones habían sido destruidas, gran cantidad de información permanecía pero ya no tenía utilidad por que trataba de algo que ya no existía.... Habían retrocedido, el cierto modo, a la época de Rogers, en la que había que hacer muchas más cosas personalmente. Aunque algo había cambiado drásticamente, y era lo poco claros que estaban los bandos. Antes, estaban los buenos y los malos. Ahora, seguían estando ahí, solo que disfrazados. Y no podían permitir que eso siguiera así. Pero eso implicaba también actuar a la vieja usanza, lo cual implicaba disparar más. En el almacén, Gabriel se aprovisionó a conciencia: Un par de pistolas de las que solía usar, una Night Pistol, no letal; munición más que suficiente, micrófonos, una pequeña cámara, gancho con cuerda por si había que salir del edificio por alguna ventana... Y su traje de siempre. Por mucho que fuera una misión pacífica en principio, no estaba de más ir bien preparado. Se encaminaron al hangar, y tomaron uno de los aerodeslizadores que allí les esperaba. Washington no quedaba lejos, así que llegarían pronto. -Llevaremos apoyo de algún tipo, ¿No? Parece ser que muchos miembros de la Liga tienen capacidades sobrehumanas, y si no quieren hablar civilizadamente...-Había visto un vídeo de Superman peleando, y se le habían quitado las ganas de meterse en su camino si por lo que fuera los agredía. Mientras duró el viaje, se entretuvo mirando por la ventana, pensando. En el qué se suponía que significaba lo de su expediente, y qué les esperaría en el Salón de la Justicia, ese edificio que hacía no mucho había aparecido en el centro de la capital del país.

Gabriel miraba por el rabillo del ojo al Vengador. Nunca había imaginado compartir misión con él, y menos aún que esta fuera de espionaje. Y menos todavía que los sujetos sobre los que tenían que informarse fueran una organización recién llegada de otro universo. La memoria colectiva había atribuido al Y era algo muy, muy serio, por lo que pudo deducir de sus palabras. Gabriel cogió una cuerda con gancho, por si tenían que escalar el edificio desde fuera, un pendrive que contenía la el programa para eliminar las posibles contraseñas que sus ordenadores pudieran tener, una pistola con silenciador, y munición. En teoría, no iban a necesitar mucho más. -¿Han declarado algo? ¿Qué sabemos de sus intenciones?-Estaban en un punto estratégico, y eso ponía los pelos de punta a mucha gente. Cualquier movimiento de la autoproclamada Liga de la Justicia de América podía terminar en desastre. Además, los primeros informes indicaban que había seres sobrehumanos entre sus filas, y eso sólo hacía aumentar la desconfianza de la ya de por sí paranoica organización. Pero esa paranoia había demostrado ser buena en muchas ocasiones, por lo quites se había convertido en parte de las señas de identidad de SHIELD. -Y quizás sería buena idea asegurar tanto la Casa Blanca como el Congreso, al menos hasta que logremos sacar algo en claro.-Quizás de momento se hubieran mantenido tranquilos, organizándose, pero pronto empezaran a actuar. Y sería mejor estar preparado para ello.

A diferencia del Capitán, el rostro de Gabriel no era conocido, por lo que no necesitó apenas camuflaje. Únicamente unas lentillas de color azul para ocultar el rojo de sus pupilas, y ropa corriente para no llamar la atención. Guardó en los bolsillos de su chaqueta todo lo que iba a llevar, y acompañó a Rogers al exterior de la armería, en dirección al hangar. A Gabriel le gustaban mucho esos aviones: Le recordaban a aves pequeñas, moviéndose por la ciudad sin ser vistas. Como gorriones, como él.

Cuando estuvieron dentro el francés escuchó el plan de acción, mientras la tensión de iba acumulando en su cuerpo. Era sencillo, en principio. Llegar con calma para hablar. Y si no, tocaría perder la diplomacia. Gabriel esperaba no llegar a ese punto, sinceramente. Obtener información por la fuerza probablemente causaría una reacción no demasiado amable entre los supuestos héroes. Y un enfrentamiento solo traería problemas, que no era precisamente algo que escaseara en esos momentos.

-De acuerdo.-Asintió, algo nervioso. Miró por la ventana, se estaban acercando rápidamente al Observatorio Naval, y el Capitán hizo descender el avión para posarlo en la parte superior. Cuando bajaron, Gabriel pudo ver que Washington también había cambiado mucho, igual que Nueva York. Había estado antes de la Colisión, y ahora, había muchos edificios diferentes, que habían sustituido a los originales. Uno de ellos se venía a mi lejos, de color blanco... Gabriel estaba por apostar que era la susodicha base del objetivo. No tardaron mucho en llegar a la calle, y fueron caminando por ella. Había bastante gente, por lo que no era difícil confundirse entre la multitud. Finalmente, llegaron al lugar. Era un área despejada, como un parque. Bastante grande, constaba de una fuente con una estatua y zonas de césped alrededor. Pero la construcción en sí era lo más espectacular. Un edificio con el techo semicircular, flanqueado por dos torres llenas de grabados.



Aquello solo daba una idea de lo que podían encontrar dentro, pro eso ya era suficiente para el agente. No parecía haber mucho movimiento... Pero sin embargo, tenían que estar atentos por lo que pudiera pasar.