Vayas donde vayas... [Lilith Belmont - Alice Delaney] (30-11-2018)

Iba paseando con Ifrith por las calles de Nueva York una mañana en la que Sloan se había ido a "trabajar". Bueno, en realidad, era trabajo pero... Patear culos... En fin, matices. El caso es que iba paseando con Ifrith cuando un estruendo enorme unas calles atrás me sorprendió y me hizo soltar la correa sin querer. Me giré a ver qué había pasado y se estaba levantando una columna de humo en un edificio.

-Joder... ¿Qué habrá...? ¡EH! ¡IFRITH!- le grité al perro, porque estaba con pinta de querer salir corriendo. Normalmente no me importaría llevarle suelto, pero te podías encontrar a gente muy variopinta por esas calles y no a todo el mundo le ilusiona un perro grande que ande suelto.

Ni caso. Ese perro se había ganado no tener premio a la vuelta a casa. Él vería. Fui hasta él de un salto pero él fue más rápido y se apartó, dando comienzo a una carrera bastante bochornosa en público. Genial. Pero tenía que admitirlo, estaba siendo divertido. Hasta que... ¿Un árbol y un mapache? ¡Hala! Me quedé algo embobada mirándolos, cualquiera sabría quiénes eran, no todos los días ves a un árbol que camina ni a un mapache llevando un arma con pinta de peligrosa. Y para peligrosa la cercanía de Ifrith con Groot.

-Uhoh...- dije en bajito. Matemáticas básicas: perro + ramas... -¡IFRITH QUIETO!- le ordené y por suerte se paró, pero seguro que había llamado la atención de esos dos. Llegué a donde estaba mi perro y le sujeté de nuevo, asegurando las piernas del árbol.

-Perdón...- me disculpé igualmente, tanto si se giraban como si no.

Nueva York se había convertido ya en un lugar de paso frecuente para la mutante. De algún modo, mudarse a aquél país le había abierto las puertas a más conocimiento del que jamás había podido soñar residiendo en su pequeña ciudad británica. Dichos descubrimientos resultaban a veces angustiosos y pasaba largas horas en su habitación, su mente vagando por las infinitas posibilidades que varios mundos y realidades ofrecían. Cuando tanto cavilar se le subía a la cabeza, terminaba por huir a la ciudad, donde de algún modo la sensación de agobio se iba apaciguando, como si alguien estuviera aflojando los nudos de su pecho lenta y pacientemente...

Un grito la sacó de su ensimismamiento y buscó a su alrededor la fuente de la voz. Una joven gritaba algo y corría por las calles, y sin saber muy bien porqué, como activada por un resorte, Alice empezó a correr por la superpoblada ciudad. Nunca se había lanzado a la carrera en plena ciudad, esquivando a la gente a su alrededor, en un paso frenético para ¿qué?, ¿qué?... ¿Un perro? Estaba logrando ponerse a la altura de la joven de cabello rosa níveo, - cosa que podía considerarse un verdadero logro teniendo en cuenta lo rápida que se movía la mujer, claramente más preparada físicamente que ella - e intentó apretar el paso para ayudarla a detener a su mascota, cuando ésta grita nuevamente... Y el perro se detuvo.
Alice a duras penas logra detenerse sin perder el equilibrio y... ¿Un mapache, un árbol? Sus labios entreabiertos son la expresión de una sonrisa a medio camino entre la alegría y el gozo y la curiosidad. Incapaz de mudar la expresión de su rostro, Alice se lleva ambas manos a los bolsillos de la chaqueta en un vano intento de dissimular, puesto que su pecho oscila visiblemente intentando recuperar el aliento tras haber intentado seguir el ritmo de la pelirosa, que ha perseguido a una total desconocida por las calles de Nueva York inútilmente. Pero algo la impide irse. ¿Qué serían aquellas extrañas criaturas? Era la primera vez que veía algo así. ¿Tal vez... aliens? ¿Mutantes con el cuerpo alterado debido a sus poderes? ¿Entes divinos? Aunque el pequeño mapache poco tuviera de divino, debía admitir que a su modo le parecía adorable...

Controló su expresión facial, consciente de que mirar fijamente a alguien con semejante mirada de fascinación podía incomodar incluso al pequeño... ¿Animal? No sabía en absoluto cómo debía tratar aquella criatura y su curiosidad mantenía sus pies arraigados al suelo. Como un arbol. Aunque el árbol que tenía delante de ella no parecía arraigado al suelo... Su mirada se posó entonces en la criatura ent, sonriéndole con timidez.
Lejos de todas las películas que se montaban en su cabeza cuando pensaba en todas aquellas dimensiones y mundos paralelos, conocer este tipo de criaturas no le parecía tan terrible. Más bien... le gustaba.

Agarré del cuello a Ifrith en un abrazo un poco para que no mordiera nada que no debía y un poco por defenderle de ellos, a saber cómo reaccionaría el mapache. Para mi sorpresa, reaccionaron bien, aunque no sabía qué esperaba a decir verdad, los Guardianes no eran unos matones sin sentido. Groot se quedó mirando al perro y Rocket se dirigió a mí.

-Pues... Bueno, sí. Algo así. ¿No lo parezco?- le contesté con una sonrisa de ligera incredulidad. A ver si tenía aspecto de alien y no lo sabía, si bien eso podría explicar por qué le gustaba a Sloan... Me incorporé soltando a Ifrith dándole un toque que él tenía entendido que era "estar tranquilo". Cogí aire recuperando el aliento y me llevé una mano a la cara. -Es que mi perro casi le muerde y... Bueno, los "árboles" y ramas son su pasión- les expliqué, excusando mi disculpa.

-¿Esa explosión es cosa vuestra?

Entonces me percaté de los jadeos que tenía a mi espalda y me giré para comprobar qué eran o por qué. Eran de una chica. ¿Por qué jadeaba?

-Oye... ¿Estás bien?- le pregunté con amabilidad, tenía pinta de estar embobada con los dos guardianes que paseaban por Nueva York.

Alice se sobresalta al escuchar la voz de la mujer dirigirse a ella. Asiente con la cabeza lentamente, para finalmente dar una cabezada más firme, y alzar un pulgar. Hace ademán de señalar al perro y gesticular, pero a medio camino se le escapa un suspiro de hastío y se pone a revolver su mochila, hasta sacar un cuaderno y anotar una simple frase en él.

"Disculpame por haberte perseguido. Te vi cruzando las calles tras el perro y traté de seguirte para hecharte una mano, aunque desde luego no hizo falta."

El trazo de las letras es algo tembloroso, pues la chica todavía se debate por recuperar el aliento aunque poco a poco esté logrando normalizarlo. Le entrega la libreta a Lilith, con una sonrisa de disculpa y vuelve a mirar al pequeño mapache, esta vez controlando su expresión para no parecer tan embelesada.
Desde luego no le parecía una deidad, y tampoco estaba segura de que fuera un mutante, a juzgar por cómo había hablado a la chica pelirosa. Un místico tampoco encajaba en el cuadro, teniendo en mente la imagen de su profesor, el señor Wetzler, el único místico que conocía. ¿Un alien entonces?

Ese planteamiento era de lo más interesante. Miró a Groot, inclinando la cabeza con genuina curiosidad. ¿Aliens? ¿Era eso lo que eran? Al final decide dar el paso y señala levemente hacia Groot y Rocket, la curiosidad mostrándose en su rostro cual libro abierto.

-Oh... Entiendo- le contesté al mapache devolviendo una mirada a la explosión y después a él. Me agaché y quedé a su altura cuando se presentó.

-Me llamo Lilith, encantada, Rocket- me presenté, dejando unos pequeños golpes en su cabecita. Después, me levanté para ponerme a la altura -si es que me permitís la expresión- de Groot y presentarme de igual forma, dándole la mano. Era una criatura fascinante, un ser sin igual y, mataría por saber lo que pasa por su cabeza. Seguro que era un ser muy culto, que había vivido mucho. Lo que se suele decir "un hombre de mundo", un árbol, en este caso.

En cuanto a la chica, parecía maja, y más aún cuando leí su nota. Mi cara debió transformarse en un gesto de "aaaaawww", como cuando ves algo super mono y adorable, como lo era la chica: quiso ayudarme desinteresadamente y sin si quiera conocerme.

-Oye, muchas gracias. Era todo un detalle pero... al final ¡no ha hecho falta!- le dije mirándola a los ojos, riendo. Me llamó la atención que escribiera en vez de hablar, pero no dije nada al respecto.

El mapache afirmó ser el causante tras un "desacuerdo" con las fuerzas del orden. ¿La policía? ¿Entonces eran criminales? Tratando de que dichos pensamientos no se reflejen en su rostro, Alice vuelve a mirar al árbol, sin poder evitar pensar que no encajaban -ninguno de los dos, de hecho- en lo que ella juzgaría como criminales o problematicos, y aunque por su padre y su propia moral tuviera tendencia a ponerse del lado de "las fuerzas del orden" el encontronazo con los aliens le parecía una situación lo suficientemente importante como para pecar de precavida.

Respiró lentamente, llenando sus pulmones de todo el aire que estos fueran capaz de contener. El árbol se acercaba a ella y el asombro era palpable mientras observaba el paso lento y majestuoso del ser. No hubo asomo de duda en Alice cuando respondió al gesto de Groot, encajando su pequeña y suave mano a la suya grande y nudosa. La morena no pudo evitar bajar la mirada a sus manos, sintiéndo el tacto de Groot, con la mano que tenía libre, acarició su dorso con delicadeza unicamende rozando su... corteza, con dos dedos, sus yemas a duras penas haciendo contacto con el árbol, tratando de no ofenderle ni molestarle. Sus ojos eran incapaces de ocultar la fascinación que sentía en ese momento. Los mutantes y los místicos eran algo excepcional, pero esto estaba fuera de su liga. El pequeño peludo le indicó que el árbol se llamaba groot, y sus labios repitieron la palabra , aunque no articularon sonido alguno, y finalmente se separo del ser-árbol, dedicándole una sonrisa. ¿Valdría la pena escribir su nombre en la libreta? ¿Hasta que punto el árbol y el mapache sabían leer? Pero al fin y al cabo él había preguntado, así que valía la pena intentarlo.

Mientras buscaba entre las páginas de su libreta una que ya tuviera su nombre escrito, escuchó a Rocket presentarse... Y cómo decía que eran los Guardianes de la Galaxia. Alzó la mirada para observarles tratando de memorizar el nombre para intentar descubrir más tarde de que se trataba. Encontró la página, escrita casi un mes antes durante su primera clase de música, y giró la libreta para mostrarla a todos, aunque no sabía seguro si podrían entenderlo...

"Alice Emily Delaney"

Tal vez podría decirlo ella en voz baja... Descartó ese pensamiento casi al instante, regalando una sonrisa a la joven, quien la miraba, (segun creía Alice) con agradecimiento. Cuando Lilith, efectivamente le agradece el detalle, asiente abrazándo la libreta contra su pecho.

Miré a Rocket con una sonrisa picarona cuando vi cómo se contenía. Lo noté porque reconocí ese movimiento en su hocico. Por mucho que quiera, hay expresiones animales que no puede evitar. No lo hice por molestarle, pero sentía mucha curiosidad. Le eché una mirada a Groot más contenida que la de Alice, y les dejé tranquilos, cogiendo bien la correa de Ifrith para seguir con mi camino.

-¿Eh? ¿Mucho dinero en un día? Roba un banco- dije riéndome, aunque dejé de reírme cuando me di cuenta de que lo harían si era necesario. -Oye, no lo hagáis. Robar está mal. ¿A que sí, Alice? También podéis ir a ver a algún grupo organizado que tenga alguna misión de por medio pero... No tengo ni idea de esas cosas, la verdad- le contesté a Rocket, sincera.

OFF:

Bajó la mirada, cavilando la respuesta del pequeño y adorable mapache. ¿Qué sitios podían proporcionar mucho dinero en poco tiempo? Inicialmente, pensó concursos televisivos, de talentos o cosas similares. ¿La lotería? Al fin y al cabo se acercaba navidad, pero dudaba que ese fuera un buen plan para ellos dos. ¿Ser guardianes de la Galaxia no les daba un buen sueldo? Parecía un trabajo noble... O si no...

- Roba un banco.

...sí, robar un banco era una buena opción, rápida directa y... Alice se sobresalto mirando a Lilith justo a tiempo para ver cómo esta dejaba de reír. Cuando se dirije a Alice, esta asiente sonriendo aliviada. Siguió pensando en otras opciones mientras anotaba en su libreta.

"La gente trabaja porque no hay una manera de amasar fortuna rápidamente, pero hay varias formas que usan para intentar añadir un extra del trabajo, el único problema es que no sé si servirán también para gente de fuera del planeta. Un humano podría optar por la plasmaférisis o...

Durante un instante duda si añadir óvulos y esperma a la lista, aunque finalmente decide pasarlo por alto. Porque dudaba que el de Rocket funcionara o si iban a aceptar frutos... Si es que Groot podía reproducise mediante ese sistema. Cuando al final decidió pasarlo por alto, se percató de que había usado el nombre técnico que había aprendido de su madre y lo tachó, reescribiendo el final de la frase.

plasmaféresis donación de plasma o... vendería las cosas que tiene y ya no usa, compraría lotería o intentaría entrar en un concurso televisivo. O, apostaría en un casino."

Se imagino al pequeño mapache y al gran árbol vistiéndo smoking y jugando a la ruleta rusa, y no pudo evitar sonreír.

"Lo siento, no se me ocurren muchas más ideas. Como ha dicho Lilith, buscar un grupo y alistarse como mercenarios o guardaespaldas, sería otra de vuestras opciones. Lamento no poder ayudaros más."

Tras terminar de escribir, vuelve a arrodillárse ante Rocket, mostrándole la libreta y dedicándole una sonrisa de disculpa.

¿Estaba oyendo lo que estaba oyendo? ¿Ir a un casino? ¿Se había planteado hacer de mercenario? ¿Cuerpo Nova? Demasiado información junta. En cualquier caso, yo primero debía dejara  Ifrith en casa. Miré a la que parecía ser mi nueva compañera y me encogí de hombros. Iba a ser una experiencia más y nadie me esperaba en casa ese noche por lo que...

-De acuerdo. Pero primero debo ir a mi casa, y después vamos al Casino Fremont Street. No queda muy lejos de por aquí- y para ser sinceros, estaba relativamente cerca de mi casa. Puestos a estar obligados a ir a un lugar, que al menos esté cerca de casa, ¿no?

-Alice, puedes acompañarme si quieres. ¿Vamos?- la invité a venir a mi casa, pero pronto caí en la cuenta de que aquella extraña pareja de Guardianes también vendría, por lo que... -Y vosotros, claro. Pero esperadme abajo- aclaré. Miré a Alice de manera que quería decirle que ella podía subir a mi casa y no bajar nunca si no quería ir al casino, pero ella misma vería.

Ya en mi casa, dejé a Ifrith, cogí algo de cambio, me puse una blazer para estar más mona y otra para Alice y volví hasta donde estaba la extraña pareja.

-Cuando gustéis.

Se quedó inmóbil mientras el árbol volvía a acercarse a ellas en lo que Rocket más tarde tradujo en una invitación a acompañarlas y que más tarde fue casi una obligación por parte de Rocket. Se ajustó las mangas del jersey con nerviosismo, y miró a Lilith cuando escuchó su voz, ofreciéndole acompañarla a dejar al perro.

De camino a casa de Lilith, Alice camina junto a Groot, sin quitar ojo encima del ser. De vez en cuando mira a Rocket con la misma curiosidad inocente en la mirada, sonriendo con aire servicial cada vez que la pillan mirándoles.
Cuando finalmente llegan al piso de Lilith sube con ella al apartamento con una sonrisa. Aunque normalmente rechazaría meterse en el hogar de una persona totalmente desconocida a la que acaba de presentarse minutos antes, Lilith le había parecido una persona de lo más agradable y si se metía en problemas... Bueno, ella era una mutante. ¿Una humana no podría serle problematica, no?
Empezó a sentir que se le volvían a agolpar sus propias obsesiones y repitió sus compulsiones con metódica rigidez, uno tras otro. Desató y ató los cordones de sus botas, se deshizo el peinado y trenzó su cabello, jugueteó con las mangas de su abrigo e inconscientemente recolocaba las pequeñas cosas que encontrara por el hogar de Lilith, ya fuera un cuadro levemente torcido o lo que fuera.

Cuando Lilith vuelve se aparta de los muebles, volviendo a colocarse el flequillo tras las orejas y recolocándose las mangas. Ésta le ofrece una blazer y Alice la mira con los ojos muy abiertos y sonriendo, entonces busca a ambos lados algo nerviosa y finalmente se descuelga la mochila y busca la libreta en su interior para dejar un pequeño mensaje a la pelirosa antes de guardar su chaqueta en ella.

¡Gracias! <3

Una vez abajo, Alice casi va dando saltitos de alegría embutida en la chaqueta de Lilith, bajo la cual llevaba una camiseta blanca lisa y sencilla, sus tejanos azules y las botas negras. Mira a Rocket y alza ambos pulgares, sonriendo, como muestra de que ya está lista, justo en el momento en que Lilith también indica que está preparada.

De acuerdo, Alice y yo íbamos al menos presentables para entrar en un casino, pero... aquellos dos... Antes de darme cuenta me estaba riendo sola delante de todos, pues me había imaginado al mapache con un traje de perro imitando a un esmoquin y a Groot con luces de Navidad. Si llegan a enterarse lo mismo no me vuelan la cabeza allí mismo, ¿no?

-Perdón, perdón...- me disculpé llevándome una mano a la boca para tapar mi risa y la otra la puse delante de mí con movimientos que indicaban que no le dieran importancia, aunque ya se me empezaban a humedecer los ojos. Sacudí mi cabeza un segundo para centrarme, respiré hondo y me serené. -Lo siento. Creo que podemos ir a una tienda de ropa que hay por aquí cerca. Venden ropa más o menos elegante, que es lo que os hace falta para poder entrar en el casino. Aunque si queréis ir clásicos hay otra tienda cerca del casino que está puesta ahí para los clientes con prisas como vosotros- carraspeé. -Pero creo que tenéis algo de prisa, así que iremos a la última que he mencionado, alquilamos vuestros esmóquines y entramos a amasar una fortuna de la cual, por cierto, espero llevarme algo- sentencié sin titubear. Era verdad que no tenía nada que hacer esa noche salvo hacerle compañía a Ifrith ya que Sloan no estaba en ese momento, pero no estaba mal tampoco intentar sacar tajada.

---

Ya en la tienda de esmóquines, el dependiente se nos quedó mirando como si tuviésemos monos en la cara, y estuve a punto de llamarle la atención, pero después recordé que miraba a Rocket y a Groot y me pareció una reacción de lo más natural.

-Alice, ¿ayudas tú a Groot?- le propuse acompañando la pregunta de un giro de cabeza. Sabía que a ella le iba a encantar la idea de ayudar a Groot, no había más que verla: no le quitaba el ojo de encima, parecía estar alabándole con cada respiración. Era monísima. Yo me llevé a Rocket a la zona de niños a por un esmoquin de su talla. Esperaba que no se ofendiera, pero no había muchos más sitios no insultantes donde le dieran un esmoquin para él y tan barato. Miré por los burros de ropa y escogí uno clásico y que parecía ser de su talla, con fajín y todo.

Ten, toma: pruébate este. Y no me gruñas por traerte a la zona de niños que iba a llevarte a una tienda de animales...- bromeé sacando un poco la lengua. Era divertido picar al mapache a pesar de su mal humor.

Alice sonríe ante el ataque de risa de Lilith, sin poder evitar que parte de ella se le contagie y se ría ella también de manera algo más discreta. Aunque no tenía ni idea de qué habría pasado por la mente de la pelirosa, no podía evitar sentirse cómoda a su lado. Tal vez porque llevaba demasiado tiempo anhelando hacer amigos, ahora sentía una creciente emoción por unirse al variopinto grupo y pasar más tiempo con ellos. Lilith nos indicó la mejor dirección para ir a comprar unos trajes para Groot y Rocket y juntos iniciamos la marcha, mis ojos fijos en los dos aliens. Especialmente en Groot, puesto que Rocket parecía no estar tan cómodo con las atenciones de Lilith y me daba más miedo incomodarle.


Una vez en el local, la pelirosa se llevó a Rocket a la zona infantil y Alice se quedó a solas con Groot, mirando todo a su alrededor con curiosidad, y luego contempló la alta figura de Groot, dudándo si podría encontrar un traje de su talla... Tal vez deberían conformarse únicamente con la parte superior del torso.

Guió a Groot hasta la zona de tallas grandes buscando un traje de esmóquing que pudiera cubrir la envergadura de los hombros del ser árbol y siguió buscando e incluso le hizo probar algún que otro traje hasta que lograron dar con uno tipo chaqué que le quedaba la mar de elegante. Intentando ayudar a Groot a enderezar la pajarita se sintió como si estuviera intentando colocar correctamente la parte superior de una cortina y se rió con dulzura cuando al final lo logró, apartándose de Groot para contemplar la obra y sonriendo de puro gozo. Luego juntó la punta del dedo índice y el pulgar formando un círculo y dejando sus otros tres dedos tendídos, guiñándole un ojo a Groot en lo que esperaba el Alien supiera entender en un gesto de aprovación para su aspecto.

Entonces, acompañó a Groot al mostrador... ¿Quién debía pagar el alquiler del traje? Insegura de qué se suponía que debía hacer, Alice buscó dentro de su mochila hasta que encontró su cartera, y entonces comprobó cuanto dinero llevaba consigo. El suficiente. Pagó el traje de Groot y se giró hacia él con una sonrisa, mientras caminaba de nuevo a la entrada de la tienda, esperando reunirse con Rocket y Lilith.

Ahogué una risa tapándome la boca con la mano cuando vi salir a Rocket del probador. Su aspecto no era tan malo, pero con su forma de andar que indicaba que se sentía claramente incómodo con todo aquello y su forma de hablar...

-Bueno, hay que reconocer que estás adorable... Y muy apuesto- me reí con suavidad sin emitir ningún ruido y negando con la cabeza. Escuché la replica del mapache acerca de que, más o menos, echaba de menos la abertura de su pantalón para la cola y alcé las cejas, pues no había caído en ello, pero Rocket descartó la idea cuando el vendedor dijo que tendríamos que comprarlo si queríamos hacer la abertura.

-Y... ¿tardáis mucho en hacerla?- pregunté una vez llegamos a la caja para pagar, apoyándome en el mostrador con los codos. Dejé que Rocket hablara con Groot, el cual estaba sorprendentemente bien con esa chaqueta, mejor de lo que había imaginado para ser un árbol con un esmoquin.
-No, lo haríamos en el momento. Se trata de una abertura pequeña, sería cortar y coser. Cuestión de... cinco minutos, quizás- me contestó el vendedor. Me giré hacia el mapache y miré de nuevo al vendedor, sopesando comprar el traje. No era muy caro, así que tampoco supondría un drama gastarme el dinero que estaba sacando de la cartera... menos aún cuando Rocket saltó hasta donde estaba yo, me quitó el dinero de las manos y dijo que lo pusieran a la cuenta de Tony Stark. Sonreí.

----

Fue coser y cantar, o cortar y coser como dijo el hombre de la tienda. Tres minutos después teníamos el traje adaptado a Rocket y estábamos todos aceptables para entrar en el casino. Les guié con tranquilidad hasta el lugar, cogiendo a Alice del brazo, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora.

-Bien, ya hemos llegado. Recordad las normas: comportarse correctamente, que no os pillen haciendo trampas y... ¡a ganar mucho dinero!- dije, antes de acercarnos a la puerta del casino y de espaldas a este, por si me leían los labios desde las cámaras de seguridad. Que esa gente es una paranoica.

Cuando finalmente tuvieron los trajes, Alice aprovechó que Lilith la llevaba del brazo para utilizar su teléfono móvil para navegar por internet, buscando así familiarizarse con los juegos que podían encontrar en su interior y tras unos minutos de búsqueda dio con una página que resumía y explicaba las principales atracciones de todo casino. Pasó por alto las tragaperras, y leyó por encima la ruleta y el poker, para centrarse principalmente en leer todo cuanto pudiera sobre BlackJack.

Para cuando alzó la mirada de la pantalla, se encontraban ya a las puertas del casino, y dedicó una última mirada sosegada a Rocket y a Groot. Estaban los dos la mar de encantadores, y no pudo evitar reposar su mano un instante en el pecho, conteniendo un suspiro y le dedicó una breve sonrisa a Lilith, como una madre orgullosa de su hijito… Aunque inmediatamente cambió el semblante para que el pequeño mapache no se sintiera ofendida.

Juntos entraron al interior del casino y cruzaron la hermosa entrada. Era una sala circular, de altas paredes decoradas con columnas y en cuyo techo entre cenefas se mostraba una escena angelical, todo ello en tonos azules muy palidos y marrones que se mezclaban con armonía al dorado que las cálidas luces parecían proyectar sobre las paredes. El suelo inmaculado mostraba unas cenefas a juego con las que se podía seguir en el relieve del techo y brillaba tanto que podían ver en él su reflejo.
Una de las caras de la sala redonda, tenía un seguido de taquillas donde intercambiar dinero por fichas y viceversa, y la otra tenía una puerta pequeña que daba entrada al bar / restaurante y los servicios. Y frente a ellos, una apertura mucho más grande daba paso a la zona de casino, con largas filas de máquinas tragaperras, y decenas de tapetes donde se jugaban las distintas modalidades de juego de azar que ofrecía el lugar. Usando de nuevo el movil Alice tecleó la pantalla unos instantes, antes de mostrarle a Rocket un bloc de notas, para más tarde mostrarlo también a Lilith.

Seguí de cerca a Groot y a Rocket con una sonrisa algo maliciosa dibujada en mi cara, querían empezar por el Blackjack y allá que fueron. De cabeza. No se lo pensaron. Dirigí una mirada al crupier para que no se impactara demasiado por los dos personajes que se le habían acercado, cruzándome de brazos.

Qué hartada a reír. Con la entrada triunfal y tan bonita que habían hecho, caminando con seguridad, con el pecho bien alto llenos de orgullo, para esto. Me doble sobre mí misma unos segundos intentando controlar mis carcajadas y cogí a Alice de la mano.

-Vamos... E-es por aquí... Pfffjajaja- continué riéndome menos llamativamente, limpiando alguna que otra lágrima que se me escapaba de la risa. Les llevé a la caja y dejé que pidieran el número de fichas que quisieran jugar. Yo por mi parte me limitaría a observar, no era muy buena en los juegos de azar.

De vuelta en la mesa de Blackjack me quedé tras ellos, de pie, observando lo que hacían. Le dediqué entonces una mirada a Alice que preguntaba si estaba bien, algo preocupada de que se sintiera raptada o forzada a estar allí.

Entonces la voz del crupier me llamó la atención: ya se había llenado la mesa y todos habían hecho sus apuestas... El juego iba a comenzar.

-Bien, si esas son todas las apuestas. Game on!

Tras indicar que quería empezar por el BlackJack Rocket no perdió un sólo instante en dirigirse a la mesa de juego. Alice señalo la taquilla alzando la otra mano para intentar indicarle a Rocket dónde debería dirigirse, pero el mapache se había obcecado en ir directo a la mesa. Alice miró apurada a Lilith, quien se limito a sonreír y cruzarse de brazos esperando ver la reacción del pequeño alien. Y aunque la situación le resultó divertida - y más todavía con el ataque de risa de Lilith - no pudo evitar sentir un leve pinchazo de culpabilidad y lástima.

Cuando Rocket estuvo suficientemente cerca, Lilith pasó a reír de un modo menos descabellado y se dirigieron a la taquilla y hicieron el intercambio por las fichas. Alice dejó que fueran los demás los que hablaran, pero buscó en su cartera y colocó unos pocos billetes sobre el tablero de la taquilla, haciendo patente su intención de participar en los juegos. Recogió las fichas que le tocaban y se acercó de nuevo a la mesa de juego.

Dejó que las primeras rondas se jugaran sin ella, observando a los jugadores de la mesa. Había leído toda la teoría tras el juego pero quería observar cómo era el juego real. Y aunque había leído algo sobre contar cartas, a la morena le parecía más un juego de probabilidad y predicción. Ver las mesas destapadas en la mesa y actuar ante la posibilidad de que saliera una que pudiera servirte, sin dejar de intentar adivinar qué cartas había cubiertas según si los jugadores se arriesgaban o no a jugar. Lilith le dedicó una mirada preocupada, y la morena respondió con media sonrisa y un guiño de ojo, gestos que destacaban en su personalidad tímida para quienes acababan de conocerla, aunque en el fondo no fueran tan raros en ella. Además, quería demostrar a Lilith que estaba bien y mostrar un poco de seguridad a veces obraba milagros. Volvió la mirada a la mesa, y contempló un par más de juegos, mentalizándose de que iba a participar en ellos. Y con esa premisa en mente, se sentó en la mesa, preparada para arriesgarse a perder algo de dinero.

Al poco se acercó un camarero con una bandeja llena de copas y Alice negó la cabeza con vehemencia, pensando que, aunque no le habían pedido el DNI al entrar en el casino -probablemente por el hecho de ir acompañada de tan variopinto grupo - se sentía demasiado joven como para beber según qué tipo de bebidas. Y más todavía cuando desconocía el contenido del interior de estas. Tras la siguiente mano, Alice alzó la mirada de la mesa para comprobar cómo lo llevaba Rocket, algo preocupada por el temperamento del pequeño Mapache y, para qué negarlo, algo nerviosa al pensar en los problemas que se nos podían echar encima si éste perdía los estribos.

Las partidas se sucedían y Alice se mantuvo serena, jugando sin arriesgarse demasiado al principio y aunque casi se quedó sin fichas en las primeras bazas, había logrado mantenerse en la partida. Había rondas en las que seguía perdiendo dinero, pero al cabo de un rato pareció que la morena ganaba un par de manos, volviéndose más atrevida a medida que pasaban las rondas. Y con el riesgo llegó la recompensa... De modo que el balance al final de la noche podía mostrarse bastante positivo para el bolsillo de la joven mutante.

Desde atrás podía observar el juego de mis improvisados compañeros con mucha tranquilidad, con mucha calma. No hablaba con ellos en ningún momento consciente de que quizás las cámaras nos tuvieran más fichados por... motivos obvios, y pensaran que estábamos haciendo trampas. Recordaba cada carta que salía en mesa y en las manos de mis compañeros, echaba cuentas y contaba las cartas que quedaban. Lo tenían ganado. Demasiado ganado. Rocket y Alice iban bien, lo normal. Pero Groot. Ese alien debía ser todo un genio. Le estaba yendo estrepitósamente bien, y cuando quise darles un toque para que se cortaran, Rocket se percató de lo mismo que yo y, por desgracia, la seguridad del casino también.

Mierda.

Intervine con rapidez con la esperanza de que me escucharan y no hicieran de aquello algo más grande de lo que ya era.

-Señores, no es necesario. ¿No le han reconocido? Él juega a otro nivel... Los casinos de su mundo son mucho más complicados...
-Cállese. Usted también viene.
-¿Yo?- pregunté atónita señalándome con el dedo índice, flipando con el mal humor de ese hombre.
-Cállese.
-¿Has probado a desayunar All-Bran?- le dije de manera sarcástica al cretino que comenzaba a cogerme del brazo con más fuerza de la que era capaz de hacer frente sin usar parte de mis poderes.

Miré a Alice brevemente, no parecía que le hubieran dicho nada a ella y lo cierto era que lo prefería así. Yo no iba a meterla en el trapo sólo por rebajar la cantidad de palos que íbamos a recibir, así que me limité a llamar la atención del hombre trajeado tirando de su agarre para que me soltara y no mirara a Alice.

-Sé caminar sola- sentencié, arrugando mi nariz ante el hombre, con muy mal genio.

Alice contempló en silencio como se llevaban a Groot, Rocket y Lilith, y sintió cómo se le aceleraba levemente el pulso, preparada para lo que fuera que iba a suceder a continuación.
Pero no pasó nada. Los de seguridad no repararon en su presencia y el croupier se dedicaba a repartir una nueva mano, para después girarse a retirar las fichas de Groot.

- ¡Espere! - Comentó la morena, llevandose una mano a los labios inmediatamente después. Todos los rostros se giraron a contemplarla, y supo que todos le habían escuchado. Bajo la mano despacio hasta su regazo y se alzó, encarándose al croupier. - Esas fichas son del... de... no son de la banca - finalizó, aunque no se sentía del todo segura. Demasiada gente observando, demasiadas personas que podían salir perjudicadas si ella se ponía nerviosa. Eso la puso en tensión, y decidió acercarse al croupier con tal de minimizar los afectados. - Yo vine con el mapache y el árbol. Esas fichas les pertenecen, si sea lo que sea por lo que se les han llevado se descubre que son inocentes... Este dinero seguirá siendo legalmente suyo. - Su voz sonaba todavía más convencida, y retiró la mochila de su espalda para empezar a depositar en ella todas las fichas de Groot y Rocket, ante la mirada atónita del resto de la mesa. Sintió su respiración todavía acelerada y de algún modo también se percató del poder que poco a poco se despertaba. - Voy a llevarme todas nuestras fichas a donde sea que se han llevado a mis amigos. Si les declaran culpables, vendré a devolverlas, - Alice alzó una ficha entre dos dedos, alzándola para mostrarla en la cámara. - el casino sabe que están en mi poder, podrán quitarmelas si lo ven conveniente. - Rezó para que su mano no mostrara el ligero temblor que ella sentía y terminó de hacer caer la inmensa cantidad de fichas dentro de su mochila, tras lo que volvió a su mesa, y guardó las suyas propias en un bolsillo distinto. - Sin embargo estas las he ganado yo misma, así que dudo que haya problema alguno en que me las lleve, ¿verdad? - "Espero que sí..."

El croupier negó con la cabeza, atónito y escuchó algún que otro murmullo procedente del resto de gente en la mesa, pero lo ignoró deliberadamente. En cuanto hubo cargado la mochila hasta los topes, Alice dio media vuelta y anduvo a paso ligero intentando reconocer la rosada melena de Lilith... aunque fue la tosca cabeza de Groot quien finalmente le hizo localizar al pequeño y variopinto grupo. Cuando se plantó junto a ellos, les siguió en silencio hasta que llegaron ante una puerta que seguramente conducía a las oficinas, lugar en que el guardia se percató de la presencia de la morena.

- ... ¿Y tú de dónde has salido niña? - El guardia contempló a Alice con una buena mezcla de desconfianza y rudeza a partes iguales. - Si esto no tiene que ver contigo, es mejor que te larges. - Alice negó con vehemencia y señaló a Groot, Rocket y Lilith, para luego alzar la mano y flexionar el pulgar, mostrando cuatro dedos en alto. - ¿Vas con ellos? Perfecto, pues tu también te vienes.

Pues perfecto, ella también iba, pensó con algo más de calma. Al fin y al cabo, la morena prefería estar con esos cuatro individuos que sóla en mitad del casino, sufriendo por si hablaba y se le escapaba su poder. De algún modo confiaba en... Vale, no en Rocket, quien parecía mostrar ser de mecha corta, pero sí en Lilith, quien se había mostrado afable y maternal con la mutante en todo momento. Y desde luego, le relajaba Groot, tal vez porque se sentía identificada con la incapacidad de comunicarse del hombre árbol. Miró a Lilith sus ojos teñidos del verde de la hierba en lugar del dulce color miel que la había acompañado durante todo el día, y le sonrió, mostrando una pequeña hilera de dientes blancos.

Podía meterse en problemas, pero prefería estar ahí. Rodeada de alienígenas y sintiéndose la protagonista de una película.

Cuando vi a Alice a mi lado no pude evitar poner los ojos en blanco y soltar aire, aunque después le dediqué una sonrisa. Era cierto que me hacía gracia que hubiera querido venir, y me gustaba ese espíritu, pero era una insensata.

-Ibas a buen ritmo, boba...

-Ya se lo he dicho, estaba ahorrándoos trabajo. Sois un poco lentos de reflejos, ¿eh?
-Mira bonita no tengo tiempo para tu actitud de mierda, dinos lo que sepas. ¿Les ayudabas a contar las cartas? Vimos cómo observabas el juego.
-Llámame bonita de nuevo, preciosa, y vamos a tener problemas. Claro que contaba las cartas. Ya le dije al gorila de tu amigo que son de otro planeta, salta a la vista, pero parece que vosotros no lo veis. Ellos van por delante, por todos lo dioses, aunque quieran jugar mal no pueden. ...Al menos el árbol.
-*Golpe en la mesa* ¡Cállate! Eso ya lo has dicho!
-*Golpe en la mesa* ¡Pues pareciera que no me escuchas!

*boom* *boOM* *BOOM*

Me cubrí con los brazos la cara, viendo cómo un agujero se había abierto en la pared del confesionario, revelando a mis compañeros, los cuales miraban todos al foco del desastre: Rocket. Cómo no. Di una palmada divertida.

-¡Así se hace, Rocket!


-Bueno, ¿qué pasó allí dentro? ¿Quisieron adoptarte o cómo va la historia?- lo cierto es que adoraba picar a aquel mapache bípedo. Era la mar de divertido, y me ponía la adrenalina a mil. -¿Y a vosotros? Alice, no debiste haber venido, ¿y si te fichaban o algo? En las escuelas no ven muy bien esta clase de comportamientos, te lo digo yo. Pero bueno, al menos nos han dejado llevarnos el dinero. ¿No? Todos salimos ganando: vosotros la pasta y yo me llevo un buen recuerdo.

Cuando les separaron en distintas celdas, Alice empezó a plantearse si realmente había sido tan buena idea seguirles. Tal vez canjear las fichas y esperar fuera hubiera sido mejor idea. Pero ya era tarde y estaba metida en el percal, así que no le quedaba otra que salir de aquello lo mejor posible, haciendo uso de su poder si era necesario. Lo mantuvo activo, para que seguridad no sospechara nada al ver su iris cambiando levemente de color y se centró en no formular edicto alguno, aunque no dudó en colmar de calma y compansión su voz... Eso no podía hacer daño a nadie.

- Tus... compañeros estaban haciendo trampas en el BlackJack. Aun si tu estabas fuera de nuestras sospechas, vamos a revisar los videos para comprobar también tus acciones, pues no descartamos que nos pasaran por alto por culpa de tus amigos.

- No es el caso - afirmó con una tímida sonrisa la morena. - De hecho ni siquiera sé si es verdad que han hecho trampas. Al fin y al cabo son nuevos en nuestro planeta, tal vez el Black Jack se juega distinto ahí.

- Aunque eso fuera verdad, no es excusa para contar cartas.

- Tal vez no lo hacían - se encogió de hombros, con total sinceridad - o tal vez sí. Claramente no son humanos, tal vez su mente funciona de un modo distinto al nuestro. Y al fin y al cabo... Tampoco les conozco tanto, ¿sabe? Pero a mi me parecían muy buena gente. Parece que son miembros de uno de estos grupos de justicieros.

- Justicieros no andarían estafando - afirmó el guarda, aunque fruncía el ceño y no parecía estar del todo seguro.

A eso, no tenía respuesta. Tampoco podía hablar tanto por ellos, cuando en el fondo no les conocía. Alice se mordió el labio inferior y el guardia suspiró. Una vez comprobado su DNI y al darse cuenta de la edad de la adolescente, el hombre había rebajado notablemente el tono de su voz, convencido de que la chica se había visto envuelta sin ser del todo consciente de dónde se estaba metiendo.

- Deberían darles una oportunidad de explicarse. Entiendo que están haciendo su trabajo, pero si les tratan con respeto verán que son buenos. Estoy convencida de ello. - Esta vez dejó sí que dejó que la convicción se transmitiera al guarda, intentando inclinar la balanza a su favor.

- Veré que puedo hacer - suspiró al fin el guarda, y Alice le dedicó una sonrisa de oreja a oreja.

Sonrisa que no tardaría en desaparecer.

En cuanto el encargado de seguridad le daba la espalda para salir del compartimento y poner la situación en orden, se escuchó una tremenda explosión y Alice se cubrió la cabeza con los brazos, protegiendo su rostro de los escombros que saltaban de la pared. Lentamente bajó los brazos, asomándose al boquete con timidez para contemplar el rostro del mapache, del árbol, de Lilith y su mirada se dirigió hacia el guardia, perpleja y avergonzada.


Cuando se reunieron fuera, Alice había logrado que le devolvieran el dinero de las fichas del casino, aunque la mayor parte (todas las gananacias de Groot) se las había quedado el casino para arreglar los desperfectos en las paredes que había causado Rocket. Aun así había quedado una cantidad para nada menospreciable de dinero. Cuando estaban fuera rebuscó entre su mochila y retiró el dinero, recuperando la misma cantidad que había invertido para ganar fichas y jugar en un primer momento. Sacó la cartera, y tras guardar el dinero se la colocó en un bolsillo de los tejanos. Luego buscó su movil y también lo guardó en uno de sus bolsillos, para finalmente quitó la libreta y su estuche, agachándose junto a Rocket y ofreciéndole la mochila. Sus ojos eran nuevamente del color de la miel y sonrió al mapache.

- No es mucho, puesto que se ha quedado una parte el casino para cubrir gastos. Diría que la parte de Groot al completo. Pero pensé que era una lástima que os fuerais con las manos vacías, así que he conseguido que nos dejen quedarnos con el resto.

Dentro de la mochila no había únicamente el dinero que había ganado Rocket. También estaba la parte de Alice, quien sonreía a la criatura, ofreciéndole que se quedara la mochila, con todo su contenido incluído.

Me reí por la contestación de Rocket pero paré de hacer las bromas alzando ambas manos en señal de paz.  

-Está bien... Es evidente que no eres sólo una mascota, como quien dice. Eres bastante divertido- le sonreí y seguí caminando hasta que Alice sacó su mochila con el dinero, dándosela a Rocket y hablando probablemente por primera vez. Me quedé gratamente sorprendida con aquella chica, parecía muy frágil pero no lo era en el fondo: llevó muy bien el tema de irse con tres desconocidos incluso siendo menor de edad y con lo que estaba pasando esos días que el mundo se había vuelto loco...

Rocket flipó en colorines y nos los agradeció a las dos, aunque en el fondo yo no había hecho nada. Le sonreí de vuelta y le guiñé un ojo a Groot. Después nos dieron un teléfono para contactarles si necesitábamos ayuda, y dijo algo de un tipo que querría ligar o no sé qué. Bueno, que lo intentara, sería divertido hacerle creer que funcionaban sus tácticas de ligue. Me reí y les despedí con un movimiento de la mano, quedando a solas con la morena.

-Así que... hablas- no se lo dije como echándoselo en cara, sino con simpatía y algo de sorpresa. -Toma, mi número, por si lo necesitas algún día, o si tan sólo quieres tomar algo. ¿Quieres que te acerque a algún sitio?

Cuando Groot le dio la flor a Alice esta no pudo evitar acercarse al gran ente y rodear su cuerpo con sus brazos, en un abrazo que esperaba diera las gracias por ella. Al separarse, sonreía como un crío al despertar el día de reyes y ver el comedor lleno de regalos. Entonces Rocket le dio el pedazo de papel y se sintió tentada a agacharse y besarle la peluda frente, pero pensó que tal vez sería mejor no hacerlo, y así restó de pie, sonriendo a Rocket con la misma ilusión con la que había recibido el regalo de Groot, sin poder evitar sentirse algo desanimada mientras contemplaba la espalda de los dos seres alejarse.

Fue entonces cuando Lilith se acercó a ella, sorprendida de haber oido la voz de Alice y ella bajó la cabeza tímidamente.

- ...No hablo mucho. De pequeña tardé mucho en aprender a hablar así que me educaron como si fuera muda, y ahora ya es costumbre - menciono en voz baja, casi susurrando. - En lo de acercarme...

No podía decirle a Lilith que la llevara a la mansión mutante. Estas cosas eran delicadas y Alice siempre había intentado ser discreta y cuidadosa con esa clase de información. No podía arriesgarse a que Lilith reaccionara negativamente ante su condición de mutante, o más bien le daba miedo... Pero, alguien que había tolerado alienígenas, ¿porqué no iba a aceptarla a ella?
En cualquier caso, tenía miedo y la precaución la llevaron a negar la cabeza con suavidad.

- Iré sóla dando un paseo, no es tan tarde todavía. Pero, gracias. - sonrió, apretando el papel con los números contra su pecho. - Tal vez te tome la palabra y te llame otro día, para vernos.

Tras despedirse, Alice emprendió de nuevo el camino hacia la mansión. Todavía no se atrevía a pensar en Groot y Rocket como amigos, pero sí se había sentido cercana a Lilith... Y guardaría como un tesoro los dos papeles y aquella pequeña y preciosa flor blanca, recordandole siempre que estaba un poco menos sola.