Una noche de Walpurgis en la Plantacion Mirtle (arion:22 de febrero de 2019, Platacion Mirtle Lousina:)

Arión descendió volando hasta posarse con un suave crujido sobre el lecho de hojas muertas que se extendía ante la lúgubre plantación y se permitió algunos segundos para contemplar el lugar. Francamente, todavía se estaba preguntando la razón de su presencia allí, y no era para menos, pues realmente no tenía la menor certeza de lo que se iba a encontrar.

Había recibido una carta de Rip, la odiosa adoradora del demonio a la que había conocido la noche de la fiesta de fin de año de Stark. La había perseguido entonces, pero no había sido capaz de localizar su rastro, como si se hubiera desvanecido en el aire. Había vuelto a encontrarla casi un mes después, en la reunión convocada por Extraño, pero al tratarse de un lugar neutral no había podido tomar medida alguna contra ella. Después había ocurrido su... "accidente" y le había costado casi veinte días recuperarse por completo. Y ahora, apenas 48 horas después, se encontraba a sí mismo acudiendo al encuentro de la que podría ser su Némesis, recién restablecido de sus heridas y sin haber recuperado aún sus cotas máximas de poder. ¿Era una locura? Hacía dos meses habría perseguido a la hechicera hasta el fin del mundo, pero en aquellos momentos...

- Seguro que podría estar haciendo algo mejor con mi tiempo que contemplar estas ruinas -masculló para sí.

Además, aquella ruina en particular parecía especialmente húmeda y fría aquel mes de febrero. Estaba a punto de darse la vuelta y regresar a la comodidad de su hogar, cuando una chispa de su antiguo ser le contuvo.

Ésto es ridículo. Soy el Sumo Mago de Atlantis, el hechicero más poderoso del reino; ¿acaso no debería utilizar ese poder en beneficio del pueblo? Y aquello incluía acabar con las criaturas malignas como Rip. Ése era el precio de su poder, así se lo había dicho Caculha.

Sin embargo, en aquél momento las antiguas lecciones del que otrora fuera su padre sonaban vacuas a sus oídos, y comprendió, con un curioso desinterés, que no le importaba en lo más mínimo. Es decir... él no era el guardián de todo el universo, ¿no era cierto? ¿Por qué tenía que preocuparse por proteger a los mortales? Bastante tenía con ocuparse de su feudo en París como para andar pensando también en las pobres almas que habitaban aquél extraño continente.

Sí... Haría mejor en volverse a casa. Al infierno con Rip, la hechicera podía hacer lo que le viniera en gana mientras no tratara de operar en sus dominios. La última vez que había tratado de proteger a la gente había salido bastante escaldado y no tenía el menor deseo de...

Las puertas de la vieja casa parecieron abrirse solas como en respuesta a sus pensamientos, justo cuando empezaba a darse la vuelta.

Ya era tarde, pues. La hechicera se había apercibido de su presencia y le esperaba en el interior. Bien... el atlante ansiaba respuestas y esperaba que ella se las diera.

Cruzó con paso altivo las puertas, enfundado en su larga capa de forro carmesí, y su mirada se encontró directamente con la de Rip.

- ¿Cuál era el objetivo de tu misiva? -le preguntó directamente-. El hedor a magia negra y nauseabunda maldad impregna el aire -comentó, atraídos sus ojos por el extraño espejo que presidía la entrada y las almas que parecían estar encerradas en su interior, arañando la superficie del cristal con las manos en un vano esfuerzo por escapar-. No me agrada, y exijo respuestas ahora. ¿Qué es lo que pretendes al hacerme venir hasta aquí, mujer?

De modo que tan sólo quería hablar... En el pasado, todos sus intentos de parlamentar con villanos habían terminado con intentos de ataque hacia su persona, pero la hechicera tenía razón; podía presentir su nivel de poder, y aún a pesar de sus recientes heridas creía ser capaz de contrarrestarla si intentaba atacarle. Siempre y cuando no hubiera dispuesto alguna clase de trampa mágica como en la montaña... Pero su Sentido del Peligro le indicaba que en ése aspecto no tenía nada que temer... por el momento. Y ya que se había tomado la molestia de viajar hasta allí, le inspiraba cierta curiosidad oír lo que la mujer tenía que decirle, de modo que se sentó, pero no probó el contenido del plato que el espíritu le trajo, ya que en aquél momento, toda su atención estaba focalizada en su interlocutora. Aquella velada no tenía nada que ver con la que había mantenido con Rydia hacía dos noches; no estaba allí por motivos de placer, así que no podía relajarse.

- "El Cazador Furtivo" -tradujo de las palabras de la alemana, reclinándose levemente en la silla-. Lamentablemente, la música romántica no está entre mis favoritas... Demasiado... "moderna" y convencional para mi gusto. Prefiero la música renacentista o la barroca, como las misas de Tomás Luis de Victoria, las canciones de Thomas Tallis, las piezas para violonchelo de Bach...

En realidad, todos éstos eran conocimientos que él no poseía, pues procedía de una época muy anterior, 45.000 atrás en el pasado, pero su otro yo se había encargado de transmitírselos al principio de su llegada a aquél tiempo. Sin embargo era cierto que el anterior Arión no había tenido una predilección especial por la música del período romántico, y mucho menos de la ópera alemana, por lo que ignoraba la historia del tal Kaspar. Aún así le llamó la atención que la hechicera le hablara tan abiertamente de sus pecados. Decirlo así, implicaba reconocerlos, y eso era algo poco común en los adoradores de demonios. La miró con cierto interés mientras disfrutaba de la pieza.

- Pero imagino que no me habrás hecho venir desde el viejo continente para hablar sobre mis gustos musicales...

Había quien podía pensar que la Nigromancia era algo inevitablemente asociado al mal, pero quienes así pensaban se equivocaban. Arión, como maestro en las artes arcanas, dominaba tanto la magia de vida, que le permitía hacer florecer una semilla, como la de muerte, que le permitía arrancar las almas del reino de Mammon, aunque su dominio no era completo. Al no ser un verdadero nigromante, sólo podía efectuar ese control de manera temporal, y al tener que luchar continuamente con el espíritu, que ansiaba regresar a su lugar de descanso, nunca podía mantenerlo durante demasiado tiempo, por no hablar del esfuerzo que le suponía. Como todo en ésta vida, el verdadero mal no residía en el arma, sino en la mano que la empuñaba, y aunque no dudaría en desentrañar aquél pergamino, pues la búsqueda nuevos conjuros y fuentes de poder era una constante en su día a día, no permitiría que un hechizo así terminase en las manos de Rip. A sabér qué pérfidos fines podría perseguir con ello. Arión seguía siendo un guardián del Orden, y sabía que un uso indebido de semejante conjuro podría acarrear una ruptura seria del sagrado Equilibrio.

- No estoy seguro de entenderte bien -dijo, alzando la mirada momentáneamente del pergamino para fijarla en ella-. ¿Dices que el Cáliz de Judas es uno de los objetos necesarios para realizar éste ritual? ¿Dónde está ahora?

La mujer continuó hablando y él enarcó levemente una ceja, inseguro acerca de la implicación de sus palabras.

- ¿Me estás diciendo que alguien usó el Cáliz de Judas para algo malo en contra de tu voluntad y que te arrepientes y por eso me entregas éste pergamino? ¿Deseas enmendar tus errores?

¡Ojalá fuera tan fácil de creer! Arión había pecado de ser excesivamente ingenuo a lo largo de su vida, y eso le había llevado a ser repetidamente engañado por malvados que afirmaban haber cambiado, sólo para acabar atrapándolo en alguna enrevesada trama que tenía por único objetivo hacerle más daño, como cuando su hermano había fingido haberse redimido y había utilizado un hechizo de control mental para seducir a su mujer. No estaba muy seguro de que las intenciones de Rip fuesen honestas, aunque tampoco tenía tantos motivos para desearle mal, aparte de los evidentes.

- Es... perturbadora -respondió a la pregunta de ella acerca de la pieza. Y en verdad lo era, parecía la obra de una mente desquiciada o severamente trastornada.

Poco podía sospechar Arión que el Cáliz al que se refería la rumana era el mismo bajo cuya influencia habían caído tanto Wonder Woman como él 22 días atrás, pues nunca había llegado a averiguar su nombre. La amazona lo había destruido durante su huida, pero él se había visto obligado a guardar cama desde entonces, y justo el primer día de su recuperación había tenido que detener a Superpredador en París, y el día siguiente, la carta de Rip le obligaba a atravesar volando medio mundo, por lo que aún no había tenido ocasión de investigar lo que ocurrió o la naturaleza del artefacto místico al que se habían enfrentado en la montaña.

La expresión en el rostro de Rip mientras le hablaba de su arrepentimiento parecía... real. ¿Podría ser cierto? Por un momento recordó a Icestarr, la villana que se había redimido en el último momento y que había muerto entre sus brazos tanto tiempo atrás.

- Está bien -dijo, enrollando el pergamino para mantenerlo a buen recaudo-. Cuidaré de que ésto no caiga en malas manos. ¿Mmm? -prestó atención al cambio de la música cuando ella se lo indicó-. Pintoresco, sin duda -asintió, y es que representaba un cambio bastante radical con respecto a la anterior melodía. ¿Quién habría podido decir que aquella mujer era toda una experta en música?-. ¿Hay algo más de lo que desees hablarme, Rip?

La Sociedad de Thule. Había leído información sobre ellos en la biblioteca de la mansión. El anterior Arión se había interesado por ellos porque afirmaban proceder de la Atlántida. Así, según la mitología griega, Thule era la capital de la Hiperbórea, que habría sido el primer reino fundado por los supervivientes de Atlantis luego de la destrucción y hundimiento de su continente.

El viejo Arión había sostenido la creencia de que Thule podría referirse en realidad a Thamuz, la capital atlante en la que gobernaba su perverso hermano, el mago loco de Mu. En la antigua Atlántida, los Homo Magi eran venerados como si fuesen dioses, y de la misma manera que Arión había cosechado un grupo de seguidores cada vez más amplio a lo largo de los siglos, también los tenía su hermano, y los miembros de la Sociedad de Thule podrían ser, según dicha teoría, los descendientes de dichos seguidores.

- ¿Perteneciste a la Sociedad de Thule? -si eso era así, podría implicar que la mujer tenía en sus venas sangre de los antiguos atlantes-. ¿Qué es eso del "Último Batallón?". Si necesitas que esté preparado debo saber exactamente contra qué nos enfrentamos.

El hecho de que Rip, a pesar de su apariencia juvenil, hubiera formado parte de los terribles hechos que acontecieron durante la Segunda Guerra Mundial, no le sorprendía demasiado, pues sabía que la magia, especialmente aquella de naturaleza demoníaca, podía volver inmortal a una persona, aunque siempre solía venir con un precio, que en éste caso podía estar relacionado con la chiquilla de la fotografía que le mostró. ¿Qué podía decir? Entendía perfectamente cuando alguien se sacrificaba por un ser querido; él lo había hecho en numerosas ocasiones, y hasta Garn, con lo oscuro y podrido que era su corazón, había llorado por la muerte de Majistra.

- En todo momento pareces dar a entender por tu forma de hablar que no te resta mucho tiempo en éste mundo -comenzó-. ¿Por eso me enseñas ésta imagen? ¿Quieres que cuide de ella? ¿Dónde está ahora?

¿Un ejército que combinaba las artes místicas y tecnológicas? Aquello le traía terribles recuerdos del oscuro pasado de Atlantis...

- Permite que me remonte a muchos eones atrás, a los días anteriores a mi segundo nacimiento. Por aquél entonces existía una ciudad cuyo nombre ya nadie recuerda, habitada por gente noble y honorable, poseedora de grandes conocimientos en ciencias y artes. Amaban el saber y la justicia, pero algo sombrío y siniestro se filtró en la ciudad... un poder que corrompía a sus habitantes. En lugar de buscar el conocimiento y la verdad, prefirieron correr ciegamente tras el placer, y según los placeres perdían su atractivo, buscaban emociones más intensas y distintas, y se inclinaban rápidamente hacia las prácticas más depravadas. Los reyes de aquél antiguo reino profundizaron en el conocimiento de lo oculto y comenzaron a practicar sacrificios humanos y rituales abominables. Ya en plena decadencia, los reyes-brujos descubrieron un proceso para transformar a los hombres en bestias y les complacía ésta crueldad. Era un juego embriagador. Llegaron a idear una diabólica competición entre los príncipes para ver cuál creaba la monstruosidad más atroz, y finalmente a alguien se le ocurrió la idea de utilizarlos para crear ejércitos, pues no sólo heredaban el físico de las bestias, sino que la magia también alteraba sus mentes, otorgándoles las capacidades y cualidades de los animales a los que encarnaban.

>>Aquella civilización pereció hace mucho, milenios antes de que resurgiera la gloriosa civilización atlante que yo conocí en mis días, pero según mis fuentes, Thule es el nombre de la capital del primer reino fundado por los supervivientes del Cataclismo, y existe la posibilidad de que alguno de esos supervivientes conservara los escritos referentes a tales experimentos, y que con el paso de los siglos y milenios los miembros de la Sociedad de Thule pudieran haber perfeccionado y mejorado la fórmula, sin necesidad de alterar las características externas de los soldados. Si eso es así, me aseguraré de que la historia no vuelva a repetirse, Rip. Te agradezco mucho la información -le ofreció su mano a modo de despedida y agradecimiento.

>>Sí, lo comprendo... -añadió a la luz del último comentario de la hechicera-. A menudo la inmortalidad supone más una maldición que una bendición. Yo también estuve casado, y tuve un hijo, y éste tuvo descendencia a su vez, mas yo tuve que presenciar cómo todos envejecían y morían... Hubiera dado cualquier cosa por evitarlo -añadió con tristeza, poniéndose en pie-. Sólo queda una cosa por aclarar... ¿conoces la localización exacta de ese batallón oculto?

¿Quizás habría sido diferente? Arión observó a la muchacha de aspecto desgarbado y bonitos ojos azules que tenía ante sí, y sin poder evitarlo pensó en Icestarr y en cómo se había redimido entre sus brazos en el momento de su muerte. En ese momento, Arión había sentido que la amaba... cuando ya era demasiado tarde.

Sí, quizás habría sido diferente.

- Me gustaría mantener ésta alianza -le dijo a la mujer.

Por lo general, jamás habría accedido a algo así con un siervo del demonio, pero algo en las palabras y la actitud de la hechicera le decía que era sincera, y, por otra parte, últimamente también era bastante menos estricto en los asuntos de moral que hacía unos meses.

- Poseo una mansión a las afueras de París... Todo el mundo conoce allí al vizconde d'Arión, si me necesitas, no tienes más que venir a buscarme. Adiós, Rip... Que Deedra te acompañe en tu destino, sea éste cuál sea.

Y con ésta nueva alianza ya forjada, aunque sólo los dioses sabían cuánto duraría, se entregó de nuevo a la oscuridad de la noche americana.