FICHA DE VIGRULFR
Nombre: Vigrulfr.
Alias: No tiene ninguno oficial, al ser una valkiria, pero tiene recibido nombres como Winged Wolf, Goddess of War, etc, dependiendo de quién y cuándo logra verla.
Edad: Antigua.
Universo de origen: Leyendas nórdicas.
Nacionalidad: Nórdica.
Raza: Entidad (Valkiria).
Mentor: Ninguno.
Bando: Neutral.
Ocupación: De momento, ninguna. Ni falta que le hace el dinero.
Descripción Física: El aspecto de Vigrulfr es prácticamente como el de una humana, a excepción de las blancas y emplumadas alas que sobresalen de su espalda. Su tez es pálida, de hermosos rasgos y cuerpo de generosas curvas femeninas, aún así trabajado y de fuertes músculos. Sus cabellos largos son rubios, pero tan claros que casi parecen blancos, y sus ojos son de un curioso color amarillo anaranjado, como los de un ave rapaz.
Suele llevar prendas vaporosas, cómodas y que no molesten a sus alas, pudiendo así moverlas libremente. También es común que cubra su cabeza con una capucha. Cuando no está en una guerra o batalla, gusta de faldas y vestidos holgados, la espalda siempre al descubierto, por el motivo anteriormente mencionado. En la lucha, los bordes de sus alas se encuentran protegidos por una especie de coraza ligera de metal, que puede servir también a modo de arma cuerpo a cuerpo improvisada. También porta su lanza, de un blanco nacarado, con fuerte y robusto filo.
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Descripción Psicológica: A pesar de su apariencia cálida, incluso angelical, Vigrulfr es realmente una persona fría y calculadora. En su momento obedecía a sus superiores sin rechistar, pero hechos del pasado han enfriado su corazón y su lealtad, hasta el punto de buscar su propia libertad. En sí no alberga odio hacia nada ni nadie, pero su naturaleza hace que vea a los mortales, especialmente a los humanos, no como seres inferiores, sino como niños fuera de control por no tener a alguien controlándoles. No va a ser ella, sin embargo, la que se encargue de tan ardua tarea. El único momento en el que no tiene más opción que tomar un bando es en una batalla o guerra, donde se encarga de las almas de aquellos a quiénes les llega la hora. Por lo demás, no es de las que desenvuelven un lazo afectivo con nadie, al menos no más allá de aquellos animales que la ayudan en su ardua tarea, a quienes trata con especial mimo.
Historia: La historia de las valkirias es larga, con numerosos poemas e historias que se escribieron en la antigüedad sobre ellas. Al principio se consideraban demonios, después aliadas e, incluso, diosas. Lo que sí es cierto, es que parecen poseer cierto control sobre el destino de los mortales, decidiendo en los combates quién muere y quién no, y llevándose las almas de los caídos al Valhalla. Se las solía ver en la antigüedad de los países nórdicos, apareciendo en las guerras y grandes eventos, e inclinando así la balanza en favor de un bando o del otro. Algunos las veían como mujeres aladas, otros cabalgando sobre caballos voladores.
Vigrulfr es una de esas valkirias. En su momento fue de las más jóvenes, siguiendo a las más veteranas al propio fragor de la batalla, asistiendo tanto en combate como en el transporte de las almas de los fallecidos que habían elegido, a veces usando animales psicopompos para ello, y siendo los favoritos de la rubia los lobos y los cuervos. Y así habría seguido por el resto de la eternidad, de no ser por un suceso que cambiaría el curso de su longeva vida.
No era la primera vez que una valkiria se enamoraba de un mortal, e incluso algunas habían llegado a elegir la mortalidad y casarse, aunque muchas nunca abandonaron el campo de batalla. Por tanto, en principio no hubo nada malo en que Vigrulfr desarrollase ese tipo de sentimientos hacia un varón que había conocido en una de muchas batallas, el hijo de un rey. Prácticamente fue amor a primera vista, como se dice, y no pasó mucho tiempo hasta que Áki pidió su mano. En ese momento era relativamente joven en comparación con otras de su especie, y estaba ciega de amor, así que Vigrulfr no dudó en renunciar a su inmortalidad para poder vivir una breve existencia al lado de su amante. Acordaron casarse en una semana, donde recibirían los votos y la valkiria pasaría a ser mortal.
Sin embargo, había una batalla más por librar antes de que aquél día llegase, y ambos amantes lucharían juntos hasta el final, o eso pensó Vigrulfr. No obstante, lejos de ello, recibió órdenes del dios Odín de matar a Áki, y decantar entre todas la batalla en favor del otro bando. Hasta ahora fiel, la mujer alada tuvo un conflicto de intereses, finalmente decantándose, ya en el fragor de la batalla, por desobedecer y, en su lugar, matar al príncipe del ejército contrario. Por supuesto, aquello no gustó a las demás valkirias, y menos a Odín. Fue una de sus hermanas la que acabó matando a Áki, y Vigrulfr desterrada al Valhalla.
Otras valkirias, y había ocurrido algunas veces, acababan muriendo de pena tras la pérdida de su amante, ambos reencarnándose para volver a encontrarse bajo diferentes identidades. Pero no Vigrulfr. Sintiéndose dolida, y traicionada a la vez, su corazón se fue enfriando y endureciendo a medida que iba dejando atrás la pena y la agonía. Y se prometió varias cosas: Que no volvería a dejarse influenciar por los sentimientos o un mortal. Que no volvería a ir en contra del destino y a dejar vivir o matar a quién no debía... Pero no volvería a estar bajo las órdenes de alguien. Aquella transformación fue silenciosa, a medida que se encargaba de servir las bebidas y comida a los guerreros del Valhalla, sin haber vuelto a ver a Áki desde que, posiblemente, éste se había reencarnado una y otra vez.
Pero su prisión no duró eternamente, y un día fue arrancada de su plano en contra de su voluntad. De algún modo, un poderoso místico había logrado invocarla, quién sabe si a conciencia o por error, aprovechándose de un momento de debilitamiento entre las diferentes realidades. Aquél hombre buscaba el poder sobre la vida y la muerte, y necesitaba tener a una valkiria bajo su control para ello. Por desgracia para él, su hora había llegado, por lo que Vigrulfr no tuvo problema alguno en matarle allí mismo. Se dio cuenta entonces de que se encontraba en la Tierra, pero una ligeramente diferente a la que había dejado atrás. Y no por los siglos que habían pasado. Incluso el universo era diferente. No queriendo desaprovechar la oportunidad de haber recuperado su libertad, la valkiria no ha dudado en comenzar a adaptarse y a vivir en aquél universo, sin sospechar que, muy pronto, aquél y otros chocarían entre ellos.
Poderes: Como cualquier valkiria, Vigrulfr puede saber, incluso antes de ver a alguien, si su hora ha llegado. Sin embargo, por su naturaleza, esto sólo se aplica a los guerreros o aquellos que se encuentre en el fragor de una batalla. No haciéndoles nada si todavía les queda por vivir, encargándose de matarles si les ha llegado el momento. Aparte de eso, se encarga de ayudar a aquellos bandos que estén destinados a ganar en ese mismo momento. Por supuesto, al tener alas, puede volar, y posee una fuerza y resistencia mayores a las de una humana normal.
El hecho de que pueda guiar a las almas de los guerreros al Valhalla significa que tiene control limitado sobre éstas. No las puede manipular, pero sí puede resucitar a los muertos durante un breve periodo de tiempo, realizando esta acción sólo en momentos extremos cuando, en un combate, su influencia no es suficiente para decantar la batalla a favor de aquellos a los que está ayudando.
Habilidades: Además de su entrenamiento como combatiente con lanza y con espada (aunque suele usar exclusivamente la primera), Vigrulfr tiene, curiosamente, una magnífica voz para cantar. Sin embargo, al haber perdido motivos para ello, no lo ha vuelto a hacer en siglos, de modo que es un dato que muy pocos conocen realmente.
A pesar de su frialdad, tiene mucha empatía con los animales, especialmente con los psicopompos, siendo los cuervos y los cánidos sus favoritos, aunque también le gustan los gatos.
Como ser inmortal que es, no necesita de comer ni de dormir. Aún así, aprendió a cocinar debido a que se aficionó a algunos sabores, resultando ser una cocinera competente.
Defectos: A pesar de su longevidad y de su resistencia y fuerza sobrehumanas, Vigrulfr puede morir a base de heridas sufridas en batalla, si éstas son lo suficientemente graves. Además, a pesar de tener empatía con los animales, con seres más racionales como los humanos es todo lo contrario. No sabe bien cómo hablar a la gente, ni cómo relacionarse o consolar a una persona cuando lo necesita. Le cuesta, en resumen, meterse en la piel de otros. El hecho de que no desee encariñarse con nadie en ningún sentido no mejora la situación, precisamente. Por ello, tampoco se encuentra en ningún bando, y el hecho de que sus alas sean visibles no hace más fácil que los humanos acepten su presencia.
Equipo y recursos: Su lanza de batalla, y una casa abandonada que no duda en ocupar cuando necesita o le apetece estar en un sitio guarecido, y donde guarda también sus escasas posesiones. Ya que no ha dado problemas en los alrededores, ni se mueve por el vecindario a menudo, yéndose volando a otros pueblos y ciudades, no ha sido denunciada, ni los policías han intentado echarla ni acusarla de okupa. No aún, al menos.