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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018)
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Sloan Jenkins Marvel Universe
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Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
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Tema: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 15th Marzo 2015, 16:19
El sol de la mañana, tan puntual como siempre. Asomaba por las ventanas como un niño chico que se hubiera perdido por el monte, buscando una cabaña que no estuviese ocupada para pasar la noche. Pero por desgracia para el bueno del señor sol, esa cabaña ya estaba ocupada y bien ocupada. Por tuvo que contentarse con asomar sus largos brazos e iluminar los cuerpos desnudos de la pareja que reposaba sobre la cama. Con los primeros rayos de sol las piernas de la mujer se movieron como si fueran las hojas de una flor, y a medida que el sol entraba en aquella habitación, se iba escondiendo más y más tras el cuerpo del hombre. Bajar las persianas habría sido una buena idea, la verdad. Sloan por su parte no había dormido. No podía, y se había pasado la noche entera con los ojos cerrado, reposando y esperando a la mañana siguiente. Cuando el sol entró por la ventana supo que ya sería hora de levantarse para él, pero no para Lilith. La noche anterior terminaron agotados, y tras devorar un poco de comida, lo único que querían era echarse sobre la cama para descansar. Claro que, al hacerlo solo llevaban unas míseras toallas, por lo que tocó amanecer como dios les trajo al mundo.
Los verdes ojos del moreno se abrieron, y observaron una dormida pelirosa a su lado, pegada a su pecho y con una pierna por encima de las suyas, como diciendo "ésto es mío, y nadie me lo quita". Tenía el brazo bajo su cabeza rosada, y para levantarse tuvo que hacer malabares para no despertarla y poder sacarlo. Joder, se le había dormido y lo notaba raro, así que tuvo que bombardear de nuevo la sangre para que el dormilón levantara cabeza. Se aseguró una vez más que la doctora estuviera aun dormida: el sol le estaba dando de lleno ahora que Sloan se había levantado y frunció el ceño, escondiendo la cara en la almohada. Antes de salir de la habitación bajó la persiana y cerró la puerta, para que el perro no entrara a despertarla. Lo peor de ser lo que era Sloan eran esos momentos del día donde no sabía qué hacer para entretenerse. Armado tan solo con los gallumbos que había rescatado del dormitorio, se acercó al sofá con la intención de sentarse y hacer algo para no hacer absolutamente nada. Ifrith también se había despertado y lo tenía bajo su punto de mira, como si lo vigilara para que no le hiciese nada raro a su ama (tarde chico...).
- Supongo que podría mirar algo en la tele. - Cogió el mando y la encendió, llegando a tiempo para ver el trailer de la reemisión de una serie de hacía algunos años que había tenido un éxito rotundo: Breaking Bad. Justamente en ese momento se pudo escuchar la mítica frase de Heisenberg diciendo "¡Yo soy el que llama! ¡Yo soy el peligro!". Sloan la había seguido ya que era bastante interesante y no le defraudó. Claro que tenía que espiar desde la parte de atrás de un sofá de una familia americana. Qué tiempos aquellos... aunque ahora, con la oferta de Lilith ya no tendría que volver a colarse así en locales y las casas de otros, ¿verdad? - Espera... ¿y eso? - Se acercó un poco más a la tele, como si así pudiera escuchar o ver mejor la pantalla o meterse dentro del programa. El zapping le condujo a un programa de cocina, donde estaban preparando un pastel de chocolate de los que se te cae la baba tan solo al verlo. - Hmmm... creo que ya tengo algo para hacer.
Satisfecho con la televisión, la apagó una vez se levantó y se dispuso a hacer sus "compras".
...
Unos cuantos minutos después, Sloan se materializó de nuevo en el comedor de Lilith (ahora compartido) llevando dos bolsas de papel con la "compra" del día y vistiendo un sencillo pijama de verano, con unos pantalones finos a rayas grises y blancas y una camiseta de tirantes gris con un montón de números y fórmulas impresas en el pecho derecho, como si fuera el pijama de un matemático. Esparció el contenido de las bolsas por encima de la mesa de la cocina, pudiéndose ver una bolsa de harina, chocolate, nata, fresas y un libraco de postres de cocina.
- Bien, vamos al tajo.
Durante los siguientes minutos lo único que vio el perrete de Lilith fue a un Sloan trajinando por la cocina, probando de errores a aciertos, llevando ésto aquí y eso allá, batiendo sin parar, montando eso, metiendo eso en... donde fuera... El perro no entendía de cocina pero era evidente que, fuera lo que fuera lo que estuviese haciendo ese tipo que no le caía pero nada bien, era claramente su primera vez.
Bastantes minutos después, los cuales sumaron de las ocho de la mañana que había empezado a las diez y media que eran, Sloan quedó tirado en una silla, con un delantal puesto lleno de harina y chocolate, con algo de nata aquí y allí, el pelo blanco por la harina y un rastro de chocolate por la cara. Por suerte, había terminado el pastel, y lo había guardado en la nevera.
- Claramente, necesito más práctica... - Se intentó mirar la mejilla, pasó un dedo por el chocolate y lo probó. - Pues no me ha quedado mal...
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Última edición por Sloan Jenkins el 18th Marzo 2015, 00:09, editado 1 vez
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 15th Marzo 2015, 22:39
Hacía mucho calor ese día, pero lo cierto es que era un día perfecto para estar veraneando en la playa y bañándose en el mar. El sol hacía trucos de magia con las gotas de agua salada que cubría mi pequeño cuerpo y me hacían brillar como si estuviera hecha de miles de cristales diminutos. Y como si tal cosa, empecé a desmoronarme poco a poco, como la arena que agita el viento. Aparecí caminando en un porche mientras jugaba, y se oían gritos. ¿Por qué no dejaban de gritar y discutir? Me hervía la sangre cada vez que lo hacían y empecé a tener mucho calor. Fui a mirar por qué discutían y si podía hacerles callar, pero cuando llegué hasta donde estaban ellos mi madre me ofrecía una caja que olía muy bien, como a chocolate, y lloraba. Me sonrió como pudo y recibí un golpe, y todo se volvió oscuro y frío.
Abrí mis ojos de golpe: estaba sola en mi cama. Cuando pude enfocar bien y razonar vi que mi persiana estaba bajada y no dejaba entrar el sol, yo no llevaba ropa puesta e Ifrith no dormitaba a mi vera. Tenía frío así que cogí una camiseta ancha y grande (comprada en la sección de hombres) y me la puse junto con unas braguitas. La puerta estaba cerrada y eso era raro, yo nunca cerrab-
Oh.
Pues claro, Sloan. ¿Dónde estaba? Y, ¿dónde estaba mi perro? Más le valía no haberle hecho nada. Subí la persiana dejando que entrara algo de luz y abrí la puerta obteniendo una respuesta: Ifrith, emocionadísimo, se me tiró encima haciendo que cayera de culo en el suelo. -¡Ay!- me quejé al caer, para después reírme ante la muestra de cariño que me estaba regalando mi precioso amor. Le calmé y cuando me levanté percibí un olor a pastel y chocolate que no dudé en seguir: venía de la cocina. ¿Habría tomado prestado Sloan algún bollo de alguna pastelería? No. Qué va. Cuando llegué a la cocina me encontré con un moreno de ojos verdes vestido (sí, lo comento porque el que estuviera vestido me ayudaba a pensar con más claridad, y más después de la noche que me hizo pasar) con mi delantal lleno de manchas, el pelo lleno de harina que parecía gris más que moreno y chocolate en la cara. Lo cierto es que estaba adorable ahí sentado en mi cocina, y me tome unos minutos para observarle desde el silencio. Me acerqué a él por detrás y le pregunté susurrando en su oído qué tal había dormido, le sonreí y, segundos después, mis ojos debieron ponerse inquisitivos con los restos que había en la encimera de hacer el pastel: harina por todas partes, chocolate y trozos de fresas... ¿Un pastel? ¿De chocolate? -¿Has...? ¿Dónde...? Y-yo quiero. ¡Dame de eso que has hecho que lleva chocolate!- Me indicó que estaba guardado en la nevera y cuando lo abrí... Mmmm qué pintaza y... qué... olor. Dioses, este moreno tenía suerte de que estuviera el pastel ahí porque con el hambre que tenía me lo hubiera comido a él. Cogí un cuchillo del tercer cajón del mueble de la cocina y puse el pastel sobre la encimera. Estaba apunto de cortar un trozo, pero me detuve un segundo y le pregunté a Sloan si podía hacerlo. Asintió con la cabeza y puede que con una sonrisa de suficiencia.
-Mmmm... qué pinta tiene esto, Sloan...-le dije antes de probarlo, y una vez me metí un trozo en la boca, no pude evitar gemir. Estaba delicioso: chocolate, fresas, vainilla del bizcocho, azúcar, chocolate otra vez, diabetes... Le miré fijamente con aprobación y seguí devorando aquel pedazo de pastel. Cuando calmé mi ansia y volví a ser persona le hablé con más raciocinio-. Tenías que haber venido aquí hace muchos años, moreno. ¿No quieres probar?- empecé, y le guiñé el ojo cuando le llamé por su color de pelo-. ¿Has dormido bien? ¿Has notado algo desde anoche? Algún espasmo, algo raro...- y me quedé mirando sus pintas: necesitaba una ducha el pobre, y mi cocina una limpieza profunda. Me reí ante mi pensamiento de adorabilidad hacia su persona y continué.
-¿Por qué no te duchas y te quitas de encima todos esos potingues, mientras yo limpio aquí? Te ha quedado estupendo el pastel, ¿por qué lo has hecho? Podemos hablar sobre tu situación mientras paseamos a Ifrith... que el pobre necesita salir un poco. ¿Te parece bien? Y a la vuelta nos ponemos... a trabajar en ti y lo que te ocurre.
Pobrecillo, cuántas preguntas le había hecho en un segundo. Cuando se fue a la ducha me puse a limpiar la cocina, el suelo, la encimera, el plato que había usado... Y cuando terminé me fui a mi cuarto a por algo de ropa; con el caluroso día que hacía abrí la ventana y elegí mi vestimenta de ese día: unos pantalones cortos rotos servirían, una camiseta de tirantes blanca y unas converse negras. Cuando me hube vestido Sloan ya había terminado de ducharse, así que entré en el cuarto de baño para lavarme los dientes y arreglarme un poco la cara. Me recogí el pelo en una coleta alta dejando algún que otro mechón suelto, para que quedara como un peinado despreocupado. Una vez hecho eso, me giré sobre mí misma y me quedé mirando al moreno. -¿Nos vamos?
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 16th Marzo 2015, 01:47
Si Sloan pudiera mover la oreja (bueno, en realidad podría, pero bah) como los perros, las habría puesto hacia atrás al escuchar el "¡Ay!" de Lilith y el perro tirándose encima. Eso significaba que la doctora se había levantado ya, y también implicaba que se había terminado el tiempo del recreo (¡al fin!). Volvió a lamerse parte del chocolate de la cara sin ayuda ésta vez de su dedo (estaba rico, y no podía desperdiciarlo) mientras esperaba que la pelirosa apareciera y viera el desastre. Cuando lo hizo y le susurró al oído, se le dibujó una sonrisa de complicidad, con la cual no hizo falta que le contestara.
Cuando vio lo que había hecho en la cocina y averiguó que era algo con chocolate (obvio) se puso como una moto, como si hubiera vuelto a la infancia y saltara por que le dieran un trozo de la tarta de los mayores. Sloan señaló la nevera cuando preguntó y se fue directa, abriéndola y sacando el pedazo de pastel que había hecho. Al abrir el tercer cajón y sacar un cuchillo el moreno fusiló el cajón con la mirada. ¡Había tenido que cortarlo todo con una espátula porque no encontraba los cuchillos, y cuando se dice todo se refiere a TODO! Asintió cuando le preguntó si lo podía cortar, y al hacerlo se llevó un trozo a la boca. Gimió de placer casi con tanta intensidad como la noche anterior, y si no fuera por dicha noche se le habría levantado una ceja y dibujado una sonrisa pícara: con una sonrisa de aprobación y el recuerdo de la noche anterior en su mente ya fue más que suficiente.
- Perdona: estaba perdido en el tiempo y el espacio - le contestó a su pequeña "reprimenda", levantándose para acercarse a Lilith y el pastel. Necesitaba a alguien que lo probara por él, para que se cerciorara que el sabor era el adecuado. Él podría comerse el pastel tranquilamente aunque tuviera sabor a tabasco, por así decirlo, que la sensación sería más o menos la misma. Cogió la mano de Lilith, la que sujetaba el pastel y la levantó hasta su boca para darle un tiento al trozo que había cortado, directamente de su mano. Estaba... fresco, hacía cosquillas y era agradable. Le había salido bastante bien en verdad. - ¿Algún espasmo? Pues mira si, ahora que lo dices... por la noche das patadas y puñetazos, ¿lo sabías? Estuve toda la noche parándote los golpes. - Se rió porque dicho así hacía bastante gracia, pero por un momento pensó que quería echarle fuera de casa. Luego resultó que tan solo se estaba peleando con alguien en sus sueños.
- Una ducha, ¿eh? Me parece correcto, aceptable e incluso, apetecible - le contestó con un tono que emulaba a un lord inglés pomposo y con mucha cultura en su lengua. - Entonces me ducho en un pis-pas y salimos a que el perrete le de el aire. ¡Ah! Y con respecto al pastel... ¿y por qué no? Me apetecía hacer algo. - Le dejó un beso en los labios que si no los tenía ya pintados de negro, los tendría después del beso, y se largó hacia la ducha.
Una buena repasada bajo la ducha consiguió quitarle toda la harina, el pegamento de la mantequilla y el chocolate fundido y algo que no supo como llegó a su pelo: una de esas mini-espátulas de madera para moldear postres dulces. Cuando ya estaba terminando y cerró el chorro de agua, pudo escuchar a Lilith cambiándose a pocos metros de él. Al salir de la ducha con una toalla tapándole de cintura para abajo y abrir la puerta del baño, se cruzaron para cambiarse las tornas, y la saludó dándole una palmada en el trasero. Sloan se puso la misma ropa que llevaba la noche anterior. Total, a parte de ese pijama, no tenía nada más que ponerse. El perro Ifrith no apartaba la mirada del moreno: cada paso que daba, él lo vigilaba; cada vez que el moreno lo miraba, le gruñía; cada vez que se acercaba a Lilith, apretaba los morros. Tendría que convivir con eso...
El sol brillaba con fuerza esa mañana. Lilith llevaba al perro sujeto de su correa mientras Sloan se mantenía a una distancia cercana de Lilith pero lejana del perro, para que no le diera un chungo. Durante el paseo la doctora se pudo dar cuenta del comportamiento del perro hacia el moreno, y éste le explicó que era algo normal, ya que su presencia volvía nerviosos a los animales a su alrededor, y para demostrárselo se acercó a un gato que estaba durmiendo, el cual se le tiró a la cara en cuanto se le acercó y entre los dos tuvieron que apartar al gato antes de que le hiciera más daño al moreno con Ifrith ladrando como loco desde el suelo. El siguiente tramo del paseo estuvo lleno de risas. Para ser más exactas las de Lilith, ya que pasado el susto había sido una anécdota bastante divertida. Además pudo ver de primera mano la rapidez con que se curaba Sloan de las heridas, ya que no le quedaba ni una sola cicatriz de los arañazos del gato. Durante un buen rato se olvidaron de lo que tenían entre manos con respecto al moreno, y se podría considerar que eran una pareja más que sacaba a pasear al perro por el parque.
Al volver la realidad volvió golpeando con fuerza. Con el perrito durmiendo en su sitio era hora de ponerse a trabajar, así que Sloan se sentó en el sofá junto con Lilith, para contarle su vida.
- Te advierto que seré bastante explícito, para que puedas conocerme mejor, y que si tienes que ir al baño, ahora es un buen momento. Mantenga su móvil apagado o en silencio, y permanezca en todo momento con los brazos dentro del sofá. ¿Alguna pregunta antes de empezar, o sugerencia?
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 16th Marzo 2015, 02:43
Al final se vistió con la ropa de anoche y salimos a pasear. Aprendí varias cosas de él en ese paseo, y me reí mucho. Nota mental: si te enfadas con él, ve a saco. Que se cura rápido. Cuando llegamos a casa Ifrith se había relajado y se fue a dormir, y Sloan y yo nos fuimos al sofá. Sloan fue rápido, claro y directo. Bueno, yo no iba a ser menos, ¿no?
-Claro. Haz y di todo lo que tengas que hacer y decir. Estoy aquí para escucharte... Ah, mi móvil está en mi cuarto sin batería, así que no te preocupes por él. Y estoy bien, no necesito ir al baño, gracias- creí que había terminado, pero no era así. Tras unos segundos de silencio, hablé al fin-. ¡Una cosa más! Sé todo lo honesto que puedas-. Tras lo cual le di un beso en los labios y le hice un gesto con las manos como dándole luz verde para que empezara.
Comenzó por el principio: una noche de verano del año... Y me perdí. Me perdí en sus palabras, los adjetivos, las frases, el vocabulario que usaba, cómo organizaba su vida... Primero pensé que hablaba con alguien de hacía mucho tiempo; luego con alguien que era como de los años 20 (por su forma de hablar de los acontecimientos, las modas, los sucesos reales que se conocían); y así en adelante. Pero... haciendo cuentas... Madre, Sloan había vivido muchas cosas. Esto se ponía interesante. Mientras él hablaba yo le miraba, no le apartaba la mirada y casi ni pestañeaba, procurando recordar todo lo que pasaba en esos momentos. Levanté una mano en un momento dado y me dio la palabra educadamente.
-Voy a por un poco de agua, porque no sé tú, pero estoy sedienta- dije en tono de disculpa. ¿Cuánto tiempo llevaba hablando? Miré el reloj de la cocina y aluciné. ¿Desde cuándo habían pasado tres horas? Me tuvo embaucada en su historia y dudaba que él fuera consciente de ello. Era ya bien entrada la hora de comer, y en ese momento que me di cuenta, me sonó el estómago en forma de queja. Pero no iba a interrumpirle, estaba muy concentrado y ensimismado. Cuando llegué a su lado le di el vaso de agua y le di un beso en la mejilla, me senté en mi sitio y le animé para que siguiera. Siguió por unas horas más, pero tampoco me percaté del todo porque estaba totalmente metida en su historia y me sentía ávida de conocimientos: quería saber más. Quería que me contara más. Como persona era muy interesante, pero como ser... era ya un nivel superior. Al final llegó mi turno para hablar y eran ya las 18pm. Dioses, y nosotros sin comer. No me lo pensé dos veces y le ofrecí comer algo. -Creo que deberíamos comer algo. Podemos seguir hablando mientras tanto, o seguir después, como prefieras. Pero, por favor, comamos algo. Estoy hambrienta- le dije un poco avergonzada. No quería que pensara que me aburría, o que se ofendiera... Estaba inmersa en su historia y aún así... el hambre apretaba que daba gusto. Así pues, pedimos comida china a domicilio. Pedimos cinco platos diferentes (de los grandes, de esos que alimentan familias) para dos personas porque aquel moreno tan impasible por el tiempo me confesó que lo cierto era que también tenía hambre, para así aprovechar el tiempo para que me siguiera contando. Cuando llegó el pedido me levanté y pagué yo, dejé las bolsas en la mesa del comedor y nos trasladamos allí. Por un rato comimos en silencio devorando la cena, pero al rato hablamos de temas normales: al día siguiente tenía que hacer compra para la semana venidera, hacer la colada y... hablando de colada, si Sloan iba a vivir aquí, necesitaría algunos enseres y ropa de cambio. Aunque sólo fueran un par de conjuntos, pero... algo. Tras llenar ambos estómagos, uno más que otro, tomamos un poco del pastel que hizo el hombre de la casa y volvimos al sofá.
Era hora de seguir trabajando.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 16th Marzo 2015, 14:39
Sin móvil, sin baño y sinceridad al cien por cien. Bien, en ese caso estaban listos para empezar la sesión. Sloan se desnudaría ante los ojos de Lilith sin dejarse nada por el camino (no, otro tipo de desnudez). Era muy posible que necesitaran más de un día para narrarle la totalidad de su historia pero, a fin de cuentas, iba a ser por un bien mayor, porque como a Sloan se le fuera la pinza y se dejara llevar por su ahora alterado instinto, aquí no quedaba ni el apuntador.
- Bien, empezaremos por el principio: años veinte en una granja perdida en lo profundo de los Estados Unidos. Allí es donde yo nací. - Sloan narró las vivencias de su niñez y el anómalo crecimiento de su persona. Tres meses de gestación, un año para hablar, correr y escribir. Cinco años para entrar a la pubertad y un año más para ser lo que por esa época era un hombre. No le habló nada de su madre y de su padre bien poco, pero si le comentó lo que fue su escasa niñez. - Encerrado tras puertas y ventanas, observaba pasar a los niños de las granjas cercanas, levantándose a primera luz para marcharse al colegio. - Las pocas veces que podía salir de aquella granja lo hacía como si fuera un animal encerrado, con la frontera de su valla como límite. No conocía más mundo que su casa y los libros que le obligaba a leer su padre. - Fue un año después cuando se produjo la llamada. La "unión". Me sentí arrastrado. Recuerdo estar en el cielo, observándome mientras desde abajo podía ver una nube de extraños colores acercándose al mundo. Quería llorar, quería gritar, pero estaba mudo. Quería correr, quería cerrar la llamada y así devorar, consumir, sobrevivir... pero algo pasó y todo acabó mal. El círculo de sectarios al completo murieron, entre ellos mi padre, y yo estaba en éste cuerpo, mucho más joven y cubierto de sangre. Era dos en uno y todo a la vez. Aclarado el inicio de su "aventura" en éste nuevo mundo, prosiguió con un resumen de lo que fue su vida después de aquella unión: un mundo nuevo que descubrir para dos y no una mente. El pueblo cercano, la gente, la ciudad... Oh si, la ciudad. Su ritmo de vida frenético y a la vez tan pausado. La introducción de los automóviles, las fiestas nocturnas, el alcohol... Él no lo sabía pero estaba viviendo una post-guerra victoriosa tras la Gran Guerra, y no por nada se conocieron como los locos años veinte. Su metabolismo aun no había terminado de desarrollarse y en cuestión de dos años o casi tres llegó a ser el hombre que tiene delante, pero con una mente humana aun muy joven para los conocimientos que albergaba. - Busqué un empleo con lo que poder sacarme unos cuantos dólares. Así es como se hacían las cosas me dijeron, y yo quería formar parte de ese nuevo mundo. - Al principio hizo de contable para un hotel debido a su adaptabilidad para hacer cálculos, pero duró poco debido a sus repentinas amnesias selectivas. Después descubrió que podía aumentar sus capacidades físicas, y se hizo matón. Tampoco duró mucho, pues su instinto de depredador despertó y terminó matando hasta su jefe. Para conocer ese nuevo mundo primero debía conocerse a si mismo, así que tuvo que apartarse durante un tiempo. - Llegó el crack de la bolsa, y con eso la Gran Depresión. Lo viví muy de lejos: no quería saber nada de aquel desdichado nuevo mundo... pero no iba a durar para siempre. - Con la atenta mirada de Lilith puesta en sus palabras, Sloan siguió relatando su vida tras la Gran Depresión y tras haberse conocido mucho mejor a si mismo. Entonces llegó el mundillo de las mafias y lo clandestino. Era un submundo que Sloan conocía bien y que desde ahí podría conocer mejor la forma en que vivía la gente.
La doctora levantó la mano para pedir una pausa e ir a por algo de beber. Sloan no vio por qué no debía hacerlo, así que no puso ninguna objeción. Mirando el reloj se dio cuenta que habían pasado horas desde que empezaron. Una parte de si mismo le recordó que el tiempo tan solo era una dimensión mas, y que como tal era voluble, que no tenía la misma importancia que le dan los humanos. A su vez otra parte de su yo le recordó que el tiempo es efímero, y que todo el mundo lo aprovecha al máximo. Lilith volvió con dos vasos de agua y un beso para su mejilla que agradeció. Se humedeció la garganta con la frescura del agua e intentó retomar el hilo de su historia. ¿Por dónde iba? Ah si, la mafia; los años treinta y sus locuras. Prosiguió por donde lo había dejado, retomando su rol como pequeño matón de un grupo de mafiosos de Atlanta. Desde primera instancia lo veían como un tipo raro, haciendo preguntas extrañas y conclusiones lógicas pero para nada humanas. ¿De dónde había salido ese tipo? se preguntaban sus compañeros de profesión, pero a sus jefes no parecía importarles. Se centraban tan solo en los resultados, y Sloan daba buenos resultados. Su vida en Atlanta fue breve pero intensa: allí descubrió lo que era divertirse, lo que era socializar. Allí descubrió el placer de la bebida y la carne. ¡Dios, sobretodo la carne! Al ser miembro de una mafia tenía ciertos privilegios que otros no tenían, y una de sus peticiones fue meterse una noche en la biblioteca de Atlanta. Con esa simple noche tuvo suficiente, pudiendo trasladarse cada vez que le diera la gana para leer y almacenar información sobre la historia de la humanidad, a pesar que dicha historia o dichos conocimientos muchas veces eran erróneos y él mismo los corregía en su cabeza. Se vio obligado a emigrar de Atlanta cuando hubo una revuelta dentro del grupo mafioso y se dispararon entre todos, tomando a Sloan de por medio, y al ver que no murió con semejante salva de plomo se descubrió el pastel, llamando a las autoridades. Para cuando llegaron ya estaba corriendo hacia una nueva ciudad. Pasó así las horas, narrando a Lilith sus vivencias dentro de la mafia y conociendo a gente de renombre como Mickey Cohen o Al Capone. Pero de nuevo tuvo que parar porque hacía demasiado tiempo que hablaba y Lilith tenía que comer... y Sloan también. Hubo una competición de rugidos de estómago a ver quién sonaba más fuerte, lo que les hizo partirse la caja.
- Entonces paremos, que me parece a mí que también necesito algo que zampar. Me muero del hambre.
Llegó su pedido y se trasladaron a la mesa. Comieron en silencio con ansia viva, tal cual si hubieran estado días sin probar bocado. En la mesa la conversación fue algo más mundana, diciéndole Lilith que al día siguiente tendría que salir a comprar la comida para la semana venidera.
- Pero oye... ¿mañana no es domingo? ¿Tu pase VIP es tan popular que hasta te abren los mercados? - bromeó el moreno tras lo cual le quitó un poco de salsa de la mejilla a la pelirosa con el pulgar y se la comió él. - Hmmm... ropa nueva... Tienes razón, ya que voy a vivir aquí contigo, podría traerme algunas cosas. - La idea de compartir techo de nuevo... cada vez que lo pensaba le parecía que no podía ser verdad. ¿Por qué? Tal vez parezca raro viniendo de Sloan, pero después de lo que venía a continuación en su relato...
Volvieron entonces a la conversación. De nuevo en el sofá Lilith estaba preparada para escuchar de nuevo su relato, pero Sloan se veía algo más... pensativo y callado. Estaba buscando la mejor forma de empezar con esa etapa de su vida, pero no encontró otra mejor que ir directo.
- En los años cincuenta me casé. Fue después de mi etapa con la mafia, cuando lo dejé definitivamente por petición de ella. La conocí en uno de los locales de los jefes como una camarera. Mi parte "exterior" al unirse con mi parte terrícola hizo algunas modificaciones para mi supervivencia, y una de ellas fue sustituir el impulso de los sentimientos por un impulso instintivo. Por ello sería raro decir que me enamoré de esa mujer porque me es imposible, pero si que hubo algo... diferente. Por decirlo de alguna forma, es como un instinto de atracción superior al habitual, mezclado con la protección y la conservación. Algo así como un lobo para con su manada.... Es decir, no tengo sentimientos pero a la vez... Mierda, es complicado de explicar con mi actual mente. Perdona, dame un segundo... - Necesitó unos minutos para calmar el mar bravío que se había instalado en su cabeza. Momentos después, prosiguió. - La conocí, nos conocimos y me atrajo del mismo modo en que tu me atrajiste anoche cuando nos conocimos mejor. Ella se enamoró de mí y yo quería estar con ella. La quería como mi pareja así que la decisión estaba clara. Abandoné el mundo de la mafia por ella, porque me lo pidió, y juntos nos mudamos a Washington. Allí busqué un nuevo trabajo y, aunque te parezca raro, me hice policía. Ella quiso abrirse una mercería, así que trabajé duro para conseguirlo. Dos semanas después de casarnos, quedó embarazada. Creo que, en toda mi existencia, jamás había cometido un error tan grande como aquel. Cuando dio a luz los médicos nos comunicaron que había nacido muerto. La madre lloró y yo la abracé, perdido porque había sido padre y había perdido mi único hijo. Pero entonces, aquella cosa cobró vida y adoptó una forma abrupta y horrenda, saltando sobre los médicos y matándolos. La madre gritaba mientras lloraba y yo intenté detenerlo, pero fue inútil: escapó por la ventana y desapareció. Gracias a mi parte humana, puedo controlar los instintos más básicos de mi ser, pero supongo que mi hijo aun no había desarrollado dichas capacidades mentales. Le seguí la pista pero me encontré con que un grupo de agentes federales dieron caza al "monstruo" y lo mataron, quemándolo. Poco después supieron lo que pasó en el hospital y quisieron hacernos unas cuantas preguntas. Mi mujer quedó catatónica, perdida dentro de su mente, totalmente demente. Yo no pude hacer nada por ella y los federales derribaron la puerta abajo de nuestra casa buscando respuestas. Tuve que alejarme, salir corriendo y esfumarme. A mi mujer la encerraron en un manicomio y murió allí, de vieja. Fui a verla varias veces, pero dejé de hacerlo cuando vi que al verme se ponía peor y se hacía daño a si misma. Desde entonces decidí que jamás tendría un hijo... por eso te dije anoche que no te preocuparas por si quedabas embarazada, ya que controlo a los soldaditos para que no salgan de zafarrancho.
Sloan hizo una pausa bien larga para que Lilith asimilara lo que acababa de contarle. Era una historia que no le gustaba mucho de contar ya que se podría decir que fue el mayor error de su existencia. Miró el reloj y marcaban tranquilamente las once de la noche. Se les estaba pasando el día a toda castaña, y dentro de poco tendrían que comer algo de nuevo o iban a desfallecer.
- ¿Quieres que siga, o mejor lo dejamos para mañana?
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 16th Marzo 2015, 15:48
Después de cenar Sloan cambió un poco. Su actitud se volvió algo fría, pensativa. A lo mejor mi propuesta de quedarse aquí y tener un sitio donde caer muerto le estaba agobiando, pero sólo lo dije porque pensé que haría de toda historia algo más fácil de llevar. Aunque después de lo que me contó... Vaya. No tenía ni idea, no... no pude haberlo imaginado ni de lejos. Su experiencia tuvo que ser traumática, y ahora estaba viviendo algo "parecido" conmigo... Grabé esta conversación en especial a fuego en mi mente para tener más cuidado a la hora de tratar ese tema. En su lugar yo no sé cómo hubiera seguido hacia delante, supongo por el instinto de supervivencia que tanto le caracterizaba él pudo hacerlo, y aún así...
Me lo contó con prisa y angustia, y pude palpar lo mal que se sentía al respecto. Pero no fue culpa suya... Él no pudo saber qué pasaría si tenía hijos con la mujer con la que quería compartir todo aquello. Me dejó ver lo destrozado que se quedó después de aquello y le agradecí su sinceridad. No sé cuánto tiempo estuvimos en silencio porque yo estaba encerrada en mis pensamientos, dándole vueltas a todo lo que me había dicho... Era mucha información, muy buena, y muy triste. En un momento dado noté cómo casi se me escapa una lágrima que aparté con mi mano. Uf, ese último relato me había tocado la fibra sensible y se me notaba en la cara: miraba hacia abajo y a la nada.
- ¿Quieres que siga, o mejor lo dejamos para mañana?
Su pregunta me pilló desprevenida y me hizo mirarle a los ojos verdes, ahora más profundos y más transparentes. Miré a un lado pensativa y me acerqué a él para darle un abrazo bastante significativo. -Está bien. Por hoy está bien, ha sido enriquecedor todo lo que me has dicho- le dije apartándome del moreno, pues no quería que él pensara demasiado en su última y única mujer, y tampoco sabía si se sentiría agobiado por mi contacto después de haber rememorado todo aquello. Me levanté y puse algo de música desde el equipo para relajar el ambiente: sonaba "I see fire", y fue casualmente oportuna para mi gusto.
-Ven, piquemos algo antes de acostarnos. ¿Te apetece?- decidí no hacer ninguna pregunta hasta que me lo hubiera contado absolutamente todo. Escucharía atentamente, no le quitaría el ojo de encima, y haría lo que fuera necesario. Pero no preguntaría hasta tener toda la información. Le llevé hasta la cocina cogido de la mano, y una vez allí le solté y me puse a cortar un poco de lechuga para mí (porque su malestar me quitó un poco el hambre) y a él le preparé una buena ración doble de pasta a la carbonara, para que se llenara y no pasara hambre. No quería tratarlo de manera diferente de como le estaba tratando hasta ahora, pero en ese momento me resultó muy difícil: no podía evitar mirarle con lástima, ser cautelosa, estar callada, pensar y repensar cada palabra que iba a salir de mi boca... Yo sabía que eso no era justo y que precisamente cuando alguien te cuenta algo así, lo último que busca es lástima y compasión. Comimos en la cocina mientras le comentaba a qué mercado iba yo los domingos para que estuviera abierto, pues era uno callejero de verduras y frutas frescas; le insistí en que se pusiera cómodo a su ritmo, que fuera trayendo a la casa sus cosas sin prisa... Y le dije que había que pasear a Ifrith porque cambiar de aire nos vendría bien. Me acompañó y durante esos minutos, se fue despreocupando, como si el aire fresco se llevara los malos recuerdos, dejando los buenos y su buen humor. Me alegró volver a ver al bromista de esta mañana, y cuando llegamos a mi casa le di un largo beso en los labios, acercándole a mí con pasión, pero me corté un poco y me separé de él. Quería acariciarle y decirle que estaba bien y que nada de lo que pasó era culpa suya, que no se sintiera mal. Así pues, apagué el equipo de música que nos dejamos encendido y nos fuimos a la habitación, donde empecé a desvestirme para acabar vestida solo con braguitas y la camiseta ancha de esa misma mañana y él en calzoncillos. Nos acostamos él boca arriba y yo apoyada en su hombro, acariciándole el pecho para que se relajara hasta quedarme dormida. Ifrith también se nos unió, y tranquilo, se durmió a los pies de la cama.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 16th Marzo 2015, 18:27
El relato sobre su ex-mujer y su hijo muerto la afectó bastante hasta el punto de lanzarse sobre el moreno para abrazarle. Sloan cerró el círculo, abrazándola también. Podía entender por qué lo hacía, por qué quería darle su apoyo, calmarle... Podía entenderlo pero no experimentarlo. Dentro de su cuerpo pudo notar una desagradable sensación, como pesada y plomiza. Le pasaba cada vez que recordaba lo sucedido con su segunda familia, pero por suerte ésta vez la sintió menos... quebrantadora. ¿Sería por la presencia de Lilith? ¿Por su apoyo? Una parte de su ser gritaba en su interior. Podía notar como lloraba en brazos de Lilith. Otra parte se quedaba quieta, observando y analizando. La suma de ambos extremos culminó en el susodicho abrazo, dejando que su cara reposara sobre el hombro de Lilith.
Se sentía agradable...
La pelirosa puso algo de música mientras picaron algo antes de irse a la cama. Sloan se sentó en la mesa, observando como cocinaba. Se dio cuenta que ella tan solo se estaba preparando una ensalada. ¿Estaba a dieta o era el pesar de su historia lo que le estaba encogiendo el estómago? Fuera como fuese comieron un poco, hablaron también poco y sacaron a pasear el perro. Una vez fuera las cosas cambiaron bastante. Tal vez fue el sentir el aire fresco en la cara o repetir un agradable recuerdo como el de esa mañana lo que despertó de nuevo al antiguo Sloan, pero fuera como fuese funcionó. Al llegar a casa de nuevo le besó, con pasión, pero con una cautela que no la había sentido antes en aquella mujer. Estaba claro que su relato le estaba haciendo mella. Sloan quería decirle que no se preocupase, que esa no había sido su vida sino la del moreno y que todo estaba bien, pero con los años uno aprende que hay cosas que es mejor no decirlas, o te tachan de inhumano... aunque lo seas. Así pues, de nuevo en la cama, descansaron los dos dándose caricias mutuas hasta que Lilith se durmió y Sloan cerró los ojos para descansar.
Como la noche anterior, Lilith se movió como si estuviera en un brasero. Ésta vez la pudo escuchar hablando con alguien. ¿Se peleaba? ¿Discutía? Algo pasaba por su cabeza porque estaba inquieta. No daba esos golpes y esas patadas, sino que simplemente se movía de un lado a otro, como una salchicha en la sarten. Al salir el sol ésta vez no molestó a la pareja, pues se aseguraron de bajar la persiana durante la noche. Ésta vez Sloan no se movió de la cama. Permaneció en ella con los ojos semiabiertos, observando el cabello de Lilith y el sol intentando entrar por las pequeñas rendijas de la persiana. Se había pasado la noche entera pensando en la forma de devolver a la Lilith de siempre, de demostrarle que su historia era eso, historia, y que no necesitaba ir con tanto cuidado con él. Cuando la escuchó moverse y remugar por lo bajo, miró la hora que era en el reloj de la mesita y decidió la forma de demostrárselo.
- Eh... - le susurró tras girarse y ponerse a su espalda, pegando su pecho y rodeándola con el brazo. Lilith estaba también de costado, de espaldas a Sloan. Éste apartó unos mechones que cubrían su cuello y lo besó. Bajó la mano hasta sus caderas y metió la mano bajo la goma de sus braguitas, bajándoselas. - Te despiertas, o te despierto yo... - volvió a susurrarle. Sonrió cuando vio que Lilith giraba su rostro devolviéndole la sonrisa, acercándose más al cuerpo del moreno y besándolo lentamente. Volvieron a hacer el amor. Una forma rápida y directa de demostrarle que estaba bien... no como Ifrith, que sus ronquidos no eran ni normales.
Aquella mañana salieron temprano a pasear al perro, ya que tenían que ir a comprar la comida para la semana siguiente, tal como le dijo Lilith. Durante aquel paseo y el viaje al supermercado, Sloan comenzó a llamarla Lil, demostrando que le estaba cogiendo cada vez más confianza. Volvieron a encontrarse al gato de antes, pero ésta vez Sloan se mantuvo alejado. Terminado con el paseo fueron de compras, y en más de una ocasión Lilith perdió de vista a Sloan, el cual llevaba el carro y se perdía por aquellos pasillos abarrotados de gente y de comida. ¿Cómo se podían orientar por aquel condenado laberinto? Se encontraron de nuevo cuando el moreno pasó justo delante de Lilith, cruzando un pasillo montado en el carrito e impulsado como si fuera un crío de siete años, perseguido por uno de los reponedores del supermercado.
De vuelta a casa Sloan llevó toda la compra (se ofreció a llevarlo, así que... además, no le fue ninguna dificultad hacerlo) y una vez dentro del piso ayudo a colocar toda la comida en su sitio. Se sirvió un trozo del pastel de chocolate y se sentó en el sofá: tocaba otra sesión con la doctora, y ésta vez sería menos... trágica, por así decirlo.
- Resumiré un poco más porque lo siguiente que viene está bastante vacío, ¿te parece? Así no se nos hacen las tantas como ayer. En fin, lo siguiente: Segunda Guerra Mundial. - Tras lo de su familia Sloan le contó que quiso abandonar un poco el mundo humano para aprender más sobre si mismo. Estudiarse por así decirlo, pero entonces estalló la Segunda Guerra Mundial. El moreno había leído sobre las anteriores guerras y sus consecuencias, pero jamás las había vivido de forma tan cercana. No sabía que la humanidad podía llegar a hacer semejantes atrocidades, y fue en ese período cuando decidió dejarse llevar y aprender algo más de si mismo. Obvió los detalles porque si ya de por si la guerra puede ser una pesadilla para una persona, si le contara las cosas que hizo al dejarse llevar podrían destrozarla por dentro, así que hizo un salto hacia delante, cuando la guerra hubo finiquitado. - Ya no hubo conflictos, pero yo había experimentado una parte de mi tan intensa y que desconocía que me fue muy difícil volver a ser el Sloan de antes. Fue cuando empezaron a circular los rumores sobre los aliens, los avistamientos, desapariciones... En mi universo yo estaba relacionado con todas esas noticias, ya que era un Sloan muy, pero que muy diferente al que tienes aquí delante. Más... primal... Pero entonces empezaron las persecuciones, el seguirme la vista, querer capturarme, estudiarme, aniquilarme... Fue salvaje, visceral... Me di cuenta que si quería sobrevivir no podía seguir así, y volví a recluirme para cambiar de nuevo. Para cuando salí la sociedad había vuelto a cambiar. Todo era diferente para mí y por lo que pude descubrir, nadie me perseguía ya. Llegaron los ochenta, los noventa... Yo vagabundeaba, descubría mundo, lo que siempre había querido desde que era pequeño, aprender, ver cosas que jamás había visto... Así lo hizo durante todos éstos años hasta que me sentí bastante solo. ¿Era el único como yo que vivía en éste mundo? ¿Habría otros? Con la colisión de mundos se expandió mi universo, y desde entonces no me han dejado de pasar cosas: me pillan los de SHIELD, trabajo con ellos. Te conozco, a ti y a la otra doctora. Me meto en líos, la sheriff Logan me convierte en su ayudante. Conozco a Hellboy y su agencia, a otras personas con poderes, lo de Gotham... Esa por así decirlo ha sido mi historia hasta ahora. Sé que me he dejado muchas cosas por contar, pero tal como tengo la cabeza, me cuesta mucho recordar de forma voluntaria, ¿sabes? Por todo eso del conocimiento universal en un solo cerebro y lo imposible que resulta sostener semejante carga mental.
Esa fue la meta, la casilla final de su historia. Todo lo demás ya lo conocía Lilith, más o menos, o lo sabría, porque lo bueno de la historia es que siempre sigue. Nunca se detiene.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 00:38
Volví a tener pesadillas esa noche, pero nada del otro mundo que no hubiera experimentado antes. Lo que fue de otro mundo fue el despertar que me regaló mi ahora moreno favorito: empezó dándome suaves besos en el cuello y mientras me besaba de forma lenta y pausada, explorando toda mi boca, siguió el contorno de mi cuerpo hasta desnudarme y hacerme el amor. ¿Dónde había que firmar para que a una la despertasen siempre así? El caso es que nos levantamos y nos duchamos, desayunamos, etc. Sacamos a pasear a Ifrith e hicimos la compra, la cual Sloan se ofreció a llevar a casa (cosa que le agradecí enormemente) y me ayudó a colocar todas las cosas en su sitio.
Había que seguir trabajando en el moreno y nos fuimos al salón a disfrutar de la comodidad de mi sofá, pero está vez fue algo diferente: empezamos acurrucados, los dos juntos y con el brazo de Sloan rodeándome los hombros; luego pasamos a estar otra vez frente a frente y más tarde él hablaba y yo miraba por la ventana mientras el sol acariciaba mi piel. Hubo varias cosas que me llamaron la atención, entre ellas lo poco que me habló de sus padres (se suponía que iba a ser sincero conmigo) y lo siguiente fue a toda la gente tan diferente que conocía: en especial me llamó la atención que conociera a Rebecca Logan y fuera su ayudante. Ya tendría una oportunidad para hablar con él de eso, pero ese no era el momento indicado. Decidí pues abordar el tema sin miramientos y me giré para clavar mis ojos en los suyos.
-¿Qué puedes contarme de tus padres? Pero de verdad, no como hiciste ayer- no fui muy cuidadosa al preguntárselo porque se suponía que estábamos así porque él quería mi ayuda, pero si él no ponía de su parte yo no podría hacer nada. No estaba enfadada ni muchísimo menos, pero seamos honestos, ¿no?- Me has dicho la infancia que te dieron, la cual fue bastante precaria. Pero dime, ¿qué pasa con tus padres, Sloan?- Era evidente que aunque hubiera pasado hace muchos años la herida seguía latente en el moreno que tenía delante. Si no le contaba eso, que evidentemente era la clave de todo, no avanzaríamos nunca. Al ver en sus ojos verdes la confusión por mi ataque supe que me había pasado, era un tema difícil para él y yo fui muy brusca, así que me acerqué a él y le cogí de la mano y empecé a animarle. -Sloan... yo...-comencé, pero cambié de táctica- A ver... Confío en ti ya, aunque hace poco que nos conocemos, confío en ti. Confío en que me has sido sincero al 100%, pero has evitado contarme tu historia con tus padres. Si quieres que esto funcione tendrás que pasar por ahí... Y sé que no será fácil, a mí personalmente no me gusta hablar de mi relación con mis padres, pero es necesario si quieres pasar página y dar con lo que te está... Bueno, molestando. Llamémoslo así. Inténtalo...
Seguía con su mano entre las mías y le acariciaba con cautela: después de lo que le había dicho bien podría haberse levantado para marcharse, pero no lo hizo. En cambio, suspiró pensativo, supongo que luchando contra sus propios demonios.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 00:55
Cuando Lilith le preguntó por sus padres, Sloan se puso tenso, casi pálido. No era porque la doctora lo hubiera asustado por su repentina pregunta, por la contundencia con que le hizo la pregunta o la ferocidad de sus ojos. En realidad agradecía esa contundencia: si uno tiene un problema el moreno siempre ha sido del parecer que hay que afrontarlo cuanto antes, de frente y sin miramientos. Sin embargo los años y la experiencia le enseñaron a ver que no todos estaban hechos de la misma pasta, y que algunos sucumbían a sus propios temores antes de enfrentarse y superarlo.
Lilith le tomó de la mano, acariciándosela e increpando de nuevo con un tono más meloso y amable, pero pidiendo lo mismo: habla de tus padres Sloan. Cuenta cuanto sepas de tus padres que no has querido revelar.
- Lil... - comenzó el moreno, agarrando su mano con las suyas. - No es que no haya querido hablar de mis padres. Simplemente, no puedo. Cuando pienso en mis padres me vienen a la cabeza cosas borrosas; me veo a mi mismo leyendo un libro con alguien a mi espalda observándome, pero no sé si es mi padre; veo a una mujer que me cuida, que me trata bien, pero no sé si es mi madre. Son... trozos... retazos de mi memoria que no consigo recopilar. Al pensar exclusivamente en mi madre no me viene nada, pero cuando lo hago con mi padre... - Sloan se concentró, ¡vaya si se concentró! Por costumbre su amnesia selectiva hace que le cueste o le sea claramente imposible recordar cálculos imposibles o explicaciones racionales que desbaratan la realidad tal y como la conocemos. ¿Pero aquello? Aquello era distinto. Con los ojos cerrados y la mandíbula apretada, el moreno intentó recordar una imagen clara de su padre, un sonido, su voz. Empezó a sudar por el esfuerzo, a cerrar con más fuerza los párpados y apretar más la mandíbula. - Nada - exhaló cansado. Abrió los ojos de golpe, como si no recordara dónde se encontraba durante escasos segundos.
En un impulso se levantó del sofá y se fue directamente a la cocina. Abrió la nevera y quiso coger un trozo de pastel para darle un mordisco, pero algo le hizo virar la mano y agarrar la botella de whisky. Se sirvió un vaso hasta arriba y se lo bebió entero. Luego volvió a rellenarlo, pero ésta vez, como si despertara de un sueño sacó otro vaso y se lo sirvió a Lilith, por si le apetecía un trago. Por su parte, algo le hizo darse un lingotazo, para volver a sentarse en el sofá.
- ¿Quieres que te diga una cosa curiosa? No sé por qué he ido a buscar el whisky. Ni tampoco sé por qué quería beber whisky, pero me apetecía. O más bien... ¿lo necesitaba? - Miró a Lilith como si ésto fuera nuevo para él. - ¿Qué crees que es? Es la primera vez que recuerdo sin recordar. Es decir... hasta hoy nunca jamás había pensado en mis padres y... - Se le notaba algo confuso. Volvió a beber de su vaso y miró el fondo del mismo. Se miró en el reflejo del licor y por un momento no fue capaz de reconocerse.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 01:21
¿No lo recordaba? No lo recordaba todo. Tiene vagos recuerdos de su infancia y sus padres, pero no lo consigue. Algo le bloquea. Todas las veces que le había visto cerrar los ojos para concentrarse en algo la respuesta de Sloan era inmediata, y esta vez se estaba esforzando de veras. Sudaba y todo.
-¿Nada?- Y se levantó de golpe y se largó del salón. ¿Pero qué...? No me dio tiempo a reaccionar y seguirle, porque cuando quise hacerlo él estaba dirigiendose al sofá de nuevo con un par de whiskys. Y uno era para mí. Gracias, moreno: e hice el gesto de un brindis en su dirección a la vez que le miraba con precaución. ¿Y eso a qué venía? ¿Necesitaba el whisky? Estaba claramente confuso y nervioso; la falta de costumbre de que las cosas no salgan como uno quiere... Por mi parte el hecho de ir en busca de alcohol me pareció un mecanismo de defensa ante algo desconocido, pero que lo aprendió de algún sitio. Si pudiera meterme en su mente de nuevo, y ver algo. Lo que sea: uno de esos fragmentos borrosos sería suficiente... pero su otro yo tenía que dejarme. Me bebí mi copa de un trago largo, pues la copa estaba más llena de lo que se suele llenar y lo usé como empujón para darle rienda suelta a mi insensatez.
-¿Crees que... podría entrar en tu mente? Tengo varias soluciones de lo que te inyecté la otra vez, por si las cosas se pusieran feas. No lo sé, piénsalo: tú no tienes acceso a esos recuerdos, pero yo tal vez sí-. Me acerqué a él para que notara mi seguridad recién adquirida por un líquido mágico. -¿Me dejarías?
Si decía que sí sólo tendría que ir hasta el mueble de la entrada y coger dos o tres soluciones (no sabía hasta dónde podría llegar hoy el control del moreno) y tendría que meter a Ifrith en mi cuarto para que no se pusiera más nervioso de lo que se iba a poner.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 15:08
Sloan levantó la mirada del whisky, confuso, al escuchar la petición de Lilith. ¿Lo decía en serio? Tras lo que sucedió la otra vez sería una sentencia más que clara para cometer suicidio. Tal y como estaba ahora sería bastante difícil controlar uno de sus espasmos. Durante los últimos días se había sentido en calma, en paz. Estaba bien consigo mismo por así decirlo, a gusto. Incluso había podido reducir el hambre que sentía cada dos minutos por... ¿por qué? ¿Por tener un hogar? ¿Por compartirlo? ¿Por ella? Tendría que pensarlo detenidamente el por qué de sentirse así porque sería importante para su futuro. Pero la idea de que volviera a su mente...
- Está bien - se decidió, claramente contradictorio de lo que realmente estaba pensando, pero había que hacerlo. - Estoy pensando que tal vez ésta vez sea diferente. La primera vez no te conocía y eras una intrusa. La segunda, en tu despacho, lo mismo. Mi instinto te vio como una amenaza y quiso acabar contigo. Ahora que te conozco más... tal vez consiga mantener a mi instinto más quieto, calmado y "razonable" - levantó las manos para meter dos comillas a la palabra razonable. Uno no podía ser razonable con el instinto, y mucho menos con el de Sloan, que estaba todo el día en tensión y atento.
Lilith se levantó del sofá y salió de su vista. La escuchó abrir un armario, trastear con algo y llamar a Ifrith, seguramente para encerrarle en algún cuarto por si acaso. Sloan por su parte se acomodó un poco más en el sofá, tendiendo su espalda contra el respaldo y cruzando las manos sobre su vientre. Cerró los ojos y exhaló. Inspiró y expiró, con calma y regularidad. El que lo viera pensaría que estaba haciendo alguna de esas técnicas de relajación que a veces funcionaba y otras tantas tan solo hacías el tonto durante un rato. La doctoro volvió a su vera y el moreno abrió los ojos, girando la cabeza para ver una última vez el rostro de la pelirosa antes de meterse en esa aventura para nada segura.
- Antes de que te metas, quiero advertirte: ve directa a mis recuerdos de pequeño. No te entretengas con el resto de mi pasado. En mi cabeza hay puertas que es mejor no asomarse. He visto cosas que volverían sabia a una persona e irremediablemente loca. No me gustaría que te pasara nada malo, ¿comprendes? Ve directa al grano, por favor.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 15:34
Aceptó mi propuesta, así que me moví con rapidez hasta el mueble y cogí tres soluciones, volví al sofá y las dejé preparadas en la mesita del café. Si algo llegaba a pasar sólo tendría que despertar, clavárselas al moreno y esperar. Miré a Sloan con seguridad y le sonreí. Siguiente parada: encerrar a Ifrith. Le llamé mientras caminaba hacia mi cuarto y él, como de costumbre, me siguió. Entramos los dos a la habitación y cerré la puerta, me agaché y le abracé. Parecía una despedida, pero no era del todo así... Sloan no me haría daño y yo volvería a jugar con Ifrith -aunque el riesgo estaba ahí, latente. -Te quiero mucho, pequeño- le dije a mi perrete mientras le acariciaba la cabecilla pelirroja. Salí de mi cuarto y volví a sentarme junto a Sloan.
-Todo irá bien, ya lo verás- le dije en respuesta a su petición. Estaba muy preocupado, y ...¿asustado? No quería que me pasara anda malo... Maldito seas, moreno. Le besé con pasión consciente de que a lo mejor no volvía a hacer nada más en mi vida, porque podía despertar muerta. Cuando me separé de sus labios le miré directamente a los ojos estando a escasos centímetros de su cara y sonreí de nuevo; cerré mis ojos y me puse cómoda en el sofá con la mano cerca de las soluciones.
-¿Confías en mí?- le pregunté para terminar. Entré en su mente con una sonrisa en los labios y volví a la oscuridad de su mente.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 16:27
Correspondió a su beso con la misma pasión. Maldigo cuando tuvieron que separarse porque en verdad, si todo salía mal, podría ser la última vez que se besaran. Pensar en ello lo asustaba, lo ponía nervioso. No, debía calmarse, debía estar sereno. Debía controlar sus impulsos, o todo habría sido para nada y entonces tendría que sumar otro error fatal más en su lista, carcomiéndose por siempre jamás.
- Si - contestó firme y directo. - Confío en ti. - Le regaló una sonrisa sincera antes de que ésta cerrara los ojos y se sumergiera en las tenebrosas cavernas de la mente de Sloan.
La oscuridad lo envolvió todo. Ese negro tan opaco que ni eres capaz de verte las manos. Una negrura que devoraba las sombras y las convertía en parte de su cuerpo. Lilith ya debía estar acostumbrada a ese trance entre la realidad y el mundo inmaterial de la mente. Ese camino que uno debe recorrer si quiere indagar en los recuerdos ajenos. A su alrededor voces e imágenes se deshacían en volutas de polvo y humo, pasando cerca de sus ojos, de su oído. Gritos, risas, palabras extrañas. Una mano y un rostro desconocido. Una silla, un coche. Una casa en llamas. Un camino, un lugar sin puertas ni ventanas. Un rostro conocido. Al final de aquel inmenso túnel de puertas sin llaves ni marcos, de cacofonías incesantes sordas y mudas, una figura la esperaba, vestida con su traje, el cigarro en la mano y su mirada oculta tras una maraña de sombras que convertían su cabeza en un hervidero de tentáculos que se retorcían sin parar. La otra vez que lo vio tuvo que salir corriendo de vuelta a la realidad, pero ahora parecía más... calmado. Tranquilo. La observaba sin moverse, como la bestia que se limita a evaluar su posible presa, si dejarla partir o abalanzarse sobre ella. La figura se movió, dejando ver una luz a sus espaldas que cegó por unos momentos a Lilith. Cuando sus ojos se adaptaron, ya no estaba en aquel pasillo repleto de oscuridad: estaba en una granja.
Llovía a mares. El suelo estaba húmedo, correoso. Los pies se le hundían en el fango y su cabello quedó empapado al instante, así como su indumentaria. Era una noche de mil truenos, pero aun así no era peor que la sensación que tuvo la doctora en cuanto se acercó a la casa principal. A simple vista parecía una granja normal y corriente, con su granero, su terreno de cultivo y sus vallas. Pero en el aire se sentía un ambiente enrarecido, inquietante; La madera de las vallas parecía estar carcomida pero se mantenía en pie; Los árboles se mecían sin una simple brisa que los moviera; Los brotes que sobresalían del suelo crecían enredados, retorcidos y de colores para nada saludables. Una granja como aquella... ¿dónde se había criado Sloan? Una única luz mantenía aquella casa con vida. Provenía de la planta baja, cercana a la propia doctora. Llevada por la curiosidad y el deber profesional, Lilith se acercó a la casa y asomó por aquella ventana. Dentro, para su sorpresa, el ambiente estaba menos cargado, y parecía ser un hogar más, con un montón de muebles, cajas y libros por doquier. Y en el suelo, en medio de todo aquel desorden, un niño jugaba, dibujando figuras de monstruos en el suelo.
Vestido con harapos, el pequeño Sloan se divertía como cualquier niño normal de su edad, solo que, teniendo en cuenta la historia relatada por el moreno, aquel niño que aparentaba tener entre cinco y diez años tal vez tuviera muchos menos. Otra cosa que pudo llamar la atención de la pelirosa era lo flaco que estaba. A simple vista no lo parecía, pero si uno se fijaba bien podía notar la desnutrición en su cuerpo, marcándose las costillas bajo la ropa y los brazos y piernas flacos. Desde el otro lado de la ventana no podía escucharle, pero Lilith podía imaginarse al muchacho tararear alguna canción, ya que parecía distraído, pronunciando palabras y mostrando que tenía algún que otro diente roto.
- Chico. Ven.
La voz se escuchó incluso fuera de la casa. Era una voz ronca, profunda y contundente. Parecía proceder de la puerta que tenía Sloan a sus espaldas, pues en cuanto la escuchó giró la cabeza hacia dicha puerta, dejó lo que tenía entre manos y la abrió, caminando sin muchas ganas hacia la oscuridad de aquella granja. ¿Sería el padre el dueño de aquella voz?
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 17th Marzo 2015, 22:39
Me encontré de nuevo con el hombre del traje. No me quitaba el ojo de encima y me sentía un poco incómoda con su penetrante mirada atravesándome, pero es lógico porque si lo piensas la última vez que estuve ahí en la mente de Sloan la cosa no salió del todo bien. Le sostuve pues la mirada, sin moverme; quería que viera que no tenía malas intenciones y esperé paciente a que se apartara y me diera paso a mi objetivo. En cuanto se apartó, una luz cegadora apareció en la oscuridad como un rayo que partía en dos la estancia cegándome momentáneamente.
Cuando recobré la vista estaba en una granja. Debía de ser el lugar donde nació y se crió Sloan pero... No era lugar para un niño, era más bien un escenario digno de una película burtoniana o de terror: llovía a mares, los rayos caían sin descanso mostrando flashes de la granja que se me abría delante para dar paso de nuevo a la oscuridad. Empecé por adentrarme de lleno en aquel recuerdo, llenándome los pies de barro, dejando que la lluvia me calara por completo llenándome las zapatillas de agua, haciendo que parecieran piscinas. Los árboles estaban raquíticos, con ramas rotas convertidas en posibles armas mortales para cualquier descuidado, sus raíces eran traicioneras y erráticas y me hicieron tropezar más de una vez, con sus formas curvas e impredecibles en la oscuridad. Poco a poco fui acercándome a la única luz proveniente de la casa, en el piso bajo, con lentitud para que todo el que me observara dentro Sloan pudiera ver mis movimientos. Salté la valla carcomida por el tiempo y la intemperie, haciendo que algún pequeño trozo cayera al suelo a mi paso, y llegué a la ventana iluminada empapada y llena de barro y puede que un poco de sangre gracias a las dichosas raíces. Me asomé por un lateral primero para poder ver los alrededores de la habitación y luego me fijé en un pequeño niño moreno, de ojos verdes, delgado y desnutrido. Dibujaba sentado en el suelo, sin más preocupación que la de no salirse del papel al pintar. ¿Sería ese niño Sloan? Mientras le observaba una voz le llamó, una voz fría y distante, pero muy sonora que me asustó al principio. ¿Quién era el dueño de esa voz? En respuesta el niño alzó la vista y por un momento pensé que me había visto, pero se levantó y fue hacia la voz que le llamó. Entonces entré en la casa simplemente dando un paso, atravesando la pared y volviendo a estar seca y limpia, y me agaché para ver lo que el pequeño Sloan tenía en esa cabecita: eran monstruos, demasiado tétricos para un niño como él, sabiendo que mentalmente tenía menos años de los que aparentaba físicamente. Me detuve a observar el ambiente en el que se encontraba el chico, y era un poco deplorable, con mucho desorden, pero al menos era más cálido que el exterior. Pero igual de triste.
-Dioses...- Habiendo visto esto podía imaginarme por qué Sloan es, en parte, como es. Pero... Decidí pasearme por el resto de la estancia. Fui hasta el granero y volví a estar bajo la lluvia y sobre el fango, recorrí cada centímetro de la finca, pero tal como dijo Sloan: no pude salir más allá de las vayas que delimitaban el recuerdo de aquel niño grande. Cuando estiraba la mano algo me impedía ir más lejos, así que volví pensativa a la habitación donde encontré al pequeño de ojos verdes. ¿Era esa voz autoritaria del padre de Sloan? ¿Qué clase de padre le habla así a su hijo, siendo éste tan pequeño?
Al final, seguí los pasos del moreno saliendo de su habitación, pero entonces aquel hombre de traje apareció de nuevo a mi lado. Le miré a los ojos o a donde yo creía que tendría los ojos, porque su cabeza era na masa de oscuridad informe y levanté mis manos de forma lenta y sin hacer ningún movimiento brusco en señal de "paz" o de "no estoy haciendo nada malo", y esperé de nuevo con paciencia para que me dejara seguir los pasos del pequeño niño de ojos verdes.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 18th Marzo 2015, 00:09
La figura entrajada "observaba" a la pelirosa, sin acercarse. Mantenía siempre la misma distancia, siempre quieto y siempre atento. Era como el vigilante que se aseguraba que nadie se llevara nada a casa y que los niños fueran buenos niños. Con el humo emergiendo de su cigarrillo, consumido por la eternidad y aun así intacto, la extraña aura que rodeaba su presencia no hacía más que perturbar la visión mente de Lilith. ¿Qué quería? ¿Que siguiera? ¿Que parara? ¿Que me fuera? Esas cuestiones jamás tendrían respuesta pues aquel ser no quería nada en absoluto. Tan solo, existía.
La luz de las escaleras iluminó toda la estancia por completo, alargando las sombras del marco de la puerta y engullendo a la doctora. La arrastraron hacia sus fauces, hacia la oscuridad de nuevo imperecedera, para después ser escupida en una habitación desconocida y siniestra. La única luz de aquella habitación era la que la luna proyectaba por encima de las nubes y la lluvia contra los enormes ventanales. Una simiesca sombra se erigía en medio de la sala, sentada en una silla, con su largo, ondulado y grasiento cabello ocultando su rostro, así como una barba hosca, poblada, acabada blancas puntas cuarteadas y secas. Sloan el niño estaba justo delante de Lilith, de pie, recto como una escoba e igual de tambaleante. Un rayo iluminó de más la habitación, y los oscuros ojos del hombre brillaron. Miraba al pequeño sin pestañear, con la extraña sensación de estar muerto en vida. Sus grandes manos, callosas y duras permanecían en sus rodillas, formando parte de aquella escultura de hombre que, sin embargo, desprendía una aura viva y mancillada. A las espaldas de Lilith volvía a estar aquel vigilante eterno y callado. Su cabeza bailaba como el humo y se agitaba intranquila. ¿Por qué? ¿Qué le alteraba de aquel recuerdo?
- Ven, chico - retumbó de nuevo la voz de aquel hombre. El niño obedeció a la primera, acercándose. La mano del hombre abandonó su rodilla, agarrando la barbilla del niño. Agachó la cabeza levemente. Lo observó, callado y serio. Sus ojos seguían abiertos de par en par: parecía no tener párpados. - Vamos bien. Creces... Dame el trece.
Sloan no asintió, sino que simplemente se alejó del hombre, acercándose a la mesilla más cercana donde una pila de libros descansaba burlándose de la gravedad. Con cautela sujetó uno de esos libros y sacó el de abajo, de tal forma que la inmensa torre no se desmoronara. Le tendió el susodicho libro al hombre barbudo, el cual era grande y viejo, y había sido remendado unas cuantas veces. Aquellas manazas lo sujetaron y lo examinaron.
- Chico - Su voz sonó más grave y amenazadora que antes - me has dado el doce. He dicho trece. - Perdóneme, padre.
El libro dibujó un arco ascendente, propulsado por la mano del hombre, chocando con la mandíbula del niño con un sonoro golpe seco. El chico se derrumbó, cayendo al suelo de rodillas. Se llevó una mano a la boca y sangró. Sus ojos emanaron lágrimas de dolor tras escupir sangre y lo que parecía ser un trozo de diente roto.
- No aprendes, chico. Mis lecciones. Aprende mis lecciones. Otra vez: ¿qué decías? - Lo siento mu-mucho... pa-padre...
La cabeza del chico chocó contra el suelo cuando el libro se estrelló contra su sien. Se despegó con la misma facilidad con el reverso de aquel golpe, levantándolo y haciendo que chocara contra la mesa donde estaban todos aquellos libros apilados. Uno a uno y todos de golpe cayeron sobre el menudo cuerpo del niño, el cual intentó cubrirse para evitar que los más pesados le hicieran más daños. Gritó de dolor cuando tres le cayeron sobre la mano y ésta se dobló en un ángulo extraño y antinatural. Se la agarró y se la escondió bajo la axila, pero aquel hombre al que había llamado padre lo había visto todo.
- Señor - pesadamente se levantó el hombre sombrío, y se acercó con paso firme y extraño hasta donde estaba el niño. Alargó el brazo y le asió de la mano que se le había doblado. El niño gritaba de dolor, pidiendo perdón una y otra vez, una y otra vez mientras para su desgracia, intentaba deshacerse del monstruoso agarre de su padre. - Debes llamarme señor. ¡NO PADRE! - Apretó la muñeca del niño, desgarrando el sonido de la lluvia con el grito de su hijo que se movía como un pez intentando escapar, llorando y llorando pues era lo único que podía hacer. El hombre soltó al niño, que tocara el suelo, se agarró a la mesa con sendas manos y coceó al chico con la punta de su zapato. - ¡SEÑOR! ¡SEÑOR! ¡SEÑOR! ¡SEÑOR!
Cuando paró, el niño no se movía. Burbujeaba espuma sanguinolenta, con la cabeza reposada contra el frío suelo de madera de costado, las rodillas encogidas y los brazos casi muertos. Aun estaba vivo, y de no ser por los experimentos de su padre, habría muerto en el acto.
- ¿Qué son las personas? Monstruos chico. Monstruos. ¿Qué hay más allá de ésta granja? Monstruos. Aberrantes y peligrosos. ¿Qué soy yo para ti, chico? - .............................. Ma....... maes....tro......................... - Bien. - Se agachó para coger el libro que tenía Sloan bajo su cuerpo, con el cual le había golpeado tres veces. Lo sujetó y lo abrió. - Era el número trece. Que no se te olvide: los monstruos siempre son monstruos.
El sombrío padre avanzó hacia la salida de la habitación en dirección a Lilith. Cuando ésta pudo ver de nuevo aquellos ojos desencajados, el recuerdo se difuminó, desapareciendo en una nube de humo negro. Solo quedaron Lilith y el guardián, quien observaba a la mujer, esperando que decidiera qué otro recuerda quería ver.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 18th Marzo 2015, 01:08
Cuando el hombre de traje me dio permiso, me trasladé a una sala oscura sólo iluminada por los rayos de luna que las nubes dejaban brillar y los rayos que poblaban el recuerdo. En el centro de todo había un hombre oculto por su pelo, su barba, su suciedad. La oscuridad le abrazaba como si fuera su dueña, y volvió a hacer que todo retumbara con su voz. El pequeño Sloan estaba delante de mí, quieto, en el umbral de la puerta, casi podía tocarlo; entonces el pequeño se movió sin dudar y avanzó hacia aquella figura sombría, la cual le observó con detenimiento y aprobó su crecimiento. ¿Qué?... La voz le pidió el número trece. ¿Qué era el número trece? No podía ver nada, todo estaba oscuro, todo estaba sumido en las sombras, parecía que sólo existieran la ventana, la luna y los rayos; sin embargo, el morenillo fue a un lugar de la estancia y cogió un libro: el último de la pila de libros, el que estaba abajo, el que soportaba todo el peso; lo cogió y no tiró nada, y se lo tendió a aquel hombre.
Chico, me has dado el doce. He dicho trece. Sloan se disculpó muy educadamente, tratándole de usted, y llamándole padre. Pero eso no fue suficiente, y el padre le pegó con el libro, grande y costroso, en la mandíbula, tirando al pequeño al suelo. Me llevé las manos a la boca y ahogué un grito a la vez que me sobresaltaba. Sloan lloraba y sangraba. El hombre le recriminó que no aprendía, que tenía que aprender, y le preguntó que qué estaba diciendo. Sloan se disculpó de nuevo como pudo, desde el suelo, llorando, sujetándose la cara, y pobre de él, fue lo peor que pudo haber hecho: le golpeó de nuevo con el libro, estampando la cabeza del niño contra el suelo, para levantarle de un golpe dándole de revés, llevándole hacia la pila de libros, que se le cayeron encima. Cuando el pequeño intentó protegerse algunos de los libros hicieron que su mano se descolocara y que su muñeca tomara una dirección equivocada, provocando que un grito descorazonador saliera del moreno: se cogió la muñeca y la escondió, pero fue en vano, pues su padre lo había visto y se levantó de su asiento, yendo a por Sloan y retorciéndole la muñeca rota, mientras le gritaba encolerizado que tenía que llamarle "Señor", no "Padre". Sloan chillaba, gritaba, lloraba, pataleaba, pero era incapaz de librarse de las ataduras que la mano de su padre habían creado en su muñeca. Era horrible. ¿Qué clase de padre se consideraba el de Sloan? Le apretó la muñeca una vez más haciendo que el niño gritara de forma ensordecedora, visceral. Tuve que apartar la mirada un segundo antes de seguir mirando, respiraba con dificultad y tenía la garganta seca.
Pero él fue a por más, y aprovechando que el niño estaba tirado en el suelo, indefenso, dolido, magullado y casi inconsciente, se dedicó a lanzarle puntapiés a Sloan allá donde aterrizara la punta de su zapato. Y no paraba de gritar ¡SEÑOR! ¡SEÑOR! ¡SEÑOR! cada vez más alto y más encolerizado. Pude ver sus ojos completamente abiertos, observando conscientes lo que hacía, e inyectados en sangre. Cuando se dio por satisfecho paró y le dedicó unas palabras al niño que yacía en el suelo, sin moverse:
¿Qué son las personas? Monstruos chico. Monstruos. ¿Qué hay más allá de ésta granja? Monstruos. Aberrantes y peligrosos. ¿Qué soy yo para ti, chico?
Maestro, susurró Sloan desde el suelo, como pudo, entre respiraciones costosas. El hombre le felicitó en esa ocasión y recogió el libro con el que había maltratado a su hijo. ¿Monsturos? ¿Maestro? ¿Qué...?
Que no se te olvide: los monstruos siempre son monstruos.- y vino hacia la puerta, quedando frente a mí, mostrándome esos oscuros ojos llenos de maldad y odio. Llenos de una monstruosa oscuridad.
En cuanto se esfumó del recuerdo, me quedé mirando hacia donde estuvo el niño tirado. Miré al hombre trajeado que no dejaba de observarme y me dirigí a él. -Quiero ver qué le pasó a Sloan después de aquello- le dije con cierta intensidad y mucha decisión. Me devolvió a la sala de los libros, y volví a ver al pequeño niño moreno de ojos verdes. Caminé despacio hacia él y cuando llegué a su altura me agaché y le acaricié el rostro lleno de lágrimas, magulladuras y sangre.
-¿Por qué te hace esto?- le pregunté enjugando mis lágrimas con el dorso de mi mano, y él me miró. Nos quedamos así largo rato, hundiéndonos en la profundidad de la mirada del otro, mientras seguía acariciándole suavemente. Me dirigí de nuevo al hombre de traje, y le dije que quería ver más, quería saber quién era el padre de Sloan. Quién era ese monstruo que se escondía tras la fachada de un Protector.
¿Qué clase de monstruo era tu padre, Sloan?
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 18th Marzo 2015, 19:09
El cuerpo del vigilante se mantuvo inmerso en la quietud y el silencio. Tan solo el humo de su eterno cigarrillo y los oscuros y efímeros tentáculos de su cabeza daban la sensación de no estar hablando con un simple cuadro o una reminiscencia sin vida de un recuerdo imborrable. Ante su petición el ser mantuvo absoluto silencio, roto por el susurrante repiqueteo de varios objetos metálicos cayendo al suelo, o esa fue la sensación que dio aquel extraño sonido. Poco después, la oscuridad no era oscuridad, sino otra habitación: una con más luz, envuelta en antorchas encendidas y velas por todas partes.
Estaban en un sótano, amplio y descuidado. Las antorchas y las velas teñían aquel lugar de un ambiente cálido y diabólico, pintando de rojo las paredes y el pequeño círculo de piedras que estaba dispuesto en medio de la sala, con la figura oscura y opaca del padre de Sloan en su centro. Permanecía en una posición de súplica, con las rodillas hincadas en el suelo y las manos abiertas, expuestas hacia el techo, al igual que sus ojos. Por ningún lado se encontraba el pequeño Sloan pero, entonces, ¿no era ese un recuerdo del moreno? Y si era así, ¿dónde estaba? ¿Por qué no podía verlo? Sin embargo la figura del traje si que estaba, siempre a espaldas de Lilith, observando en total silencio.
- Si... puedo ver... - La voz del padre retumbó por las paredes de la sala como de costumbre. Parecía que le hablara a alguien que no estaba pero a la vez si. ¿A quién le hablaba? ¿Qué...? Y entonces, la doctora lo vio: justo encima de la cabeza del hombre, algo se movía. A simple vista la oscuridad de la sala podía hacerle alguna mala pasada que otra a la visión de la pelirosa, pero en cuanto se centró un poco más y agudizó la vista, pudo verlo. - Lo veo. Lo veo todo...
Era como una bruma, oscura y de colores violáceos, verdes y azules que no dejaban de cambiar. Las volutas se dispersaban y se congregaban, siempre en continuo movimiento, en mudo silencio. Varios y pequeños montículos permanecían inmutables, y tal vez fuera su imaginación, pero bien parecían ser ojos sin párpados, dotados de varios iris que se movían en múltiples direcciones. Y el montículo más grande, el ojo central, mantenía su mirada fija en aquel hombre barbudo.
- Os ofreceré un sacrificio. Os prepararé vuestra entrada, mi señor. Que el conocimiento fluya.
Una atronadora onda sónica perturbó la inquieta tranquilidad del sótano, apagando varias antorchas y velas, retumbando la madera de las paredes, retirando el polvo del techo que cayó sobre la cabeza de Lilith. Aquella extraña llamada aumentó de fuerza, se estaba volviendo insoportable, y entonces el recuerdo se desvaneció. Aun así, una extraña sensación permaneció en la joven, la cual podría achacarlo a los nervios, a las náuseas o el desconcierto, pero podría jurar que aquel ojo, antes de desvanecerse el recuerdo, la miró directamente. De la oscuridad a la luz de nuevo, encontrándose de nuevo en el despacho del padre donde momentos antes había castigado a su propio hijo, solo que ésta vez no había ni niño ni libros: era un despacho normal y corriente, con un escritorio bajo los grandes ventanales y varias mesas distribuidas por la sala, de tal forma que muy pronto fueran utilizadas para algún propósito. El hombre de la barba estaba sentado en su silla junto a su escritorio. Al verlo más de cerca Lilith apreciaría que no parecía ser el monstruo que había visto antes: su aspecto mostraba a un hombre mayor, curtido, de barba poblada pero cuidada, el cabello azabache peinado hacia atrás y los ojos centrados, parpadeando. Escribía algo en un libro, posiblemente un diario. A causa de su corpulencia y la cercanía de las mesas la joven le costaría ver por encima del hombro del padre, y ya fuera por casualidad o por sus poderes, se levantó, dejando la pluma en el tintero y se giró hacia la puerta, desapareciendo del recuerdo. Al ya poderse acerca a lo que había escrito, Lilith pudo leer éstas palabras en la última página del diario.
- ... presente, y sin embargo lo llamo. Siento que me observa detenidamente. Ruego a Dios que sostenga mi cordura, pues la sola presencia de éste ser me horroriza en demasía. Tal vez nunca debí aceptar la invitación de tan ilustre miembro de la comunidad como era el señor J., que en el seno de nuestro señor encuentre la paz. Aun así, me odio a mí mismo por no querer cortar el vínculo con dicho poder, sino lo contrario, que aun viendo como merma mi fe en la humanidad, acepto los susurros que me ofrece sin rechistar, pudiendo encumbrarme como un erudito de nuestros tiempos. Sé que nada bueno puede traer semejante criatura, y aun así, la acepto. ¿Será éste mi destino? ¿Convertirme en el siguiente profeta, o decaer en un simple demente, viejo y decrépito?
Las últimas palabras del diario quedarían grabadas en la mente de Lilith con la misma intensidad que el fuego abrasador, marcándolas en sus retinas.
- He visto a la mujer de cabellos claros, observándome, en ésta misma sala. ¿Qué quiere de mí? ¿De qué me advierte "él"?
Las letras se volvieron borrosas de golpe. ¿No la iban a dejar leer más, o simplemente se estaba agotando el tiempo de aquel recuerdo? Como respuesta a su pregunta, un silbido, agónico y perturbador, continuo, llegó a sus oídos desde arriba. Al levantar la cabeza volvió a ver aquella nube extraña en el techo, con sus ojos de múltiples iris, con el gran observador en medio, desvaneciéndose como si jamás hubiera estado ahí.
De nuevo la oscuridad, y de nuevo, ella y el guardián, solos.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 19th Marzo 2015, 00:13
Ahora estaba en una sala más iluminada, con muchas velas, antorchas y fuego. Era una estancia sin ventanas, sólo paredes vacías y descuidadas de color rojo. En el centro estaba sucediendo lo que parecía un rito de libro: piedras dispuestas de una forma concreta, el fuego, un ser en el centro de las piedras... Parecía un verdadero rito satánico. Cuando reconocí la figura que se encontraba en el centro ahogué de nuevo un grito, pues el padre de Sloan parecía rezar o suplicar a algo. A algo oscuro que estaba justo encima de la cabeza del padre: una bruma de sombras y oscuridad, que no para de moverse, como si su movimiento continuo le permitiera estar suspendido en el aire, reflejando colores violáceos y verdes; tenía miles de ojos, y todos miraban en la misma dirección y en especial el más grande. El del centro no apartaba la mirada ni por un segundo del padre de Sloan.
Os ofreceré un sacrificio. Os prepararé vuestra entrada, mi señor. Que el conocimiento fluya.- dijo entonces el padre de Sloan.
¿Un sacrificio? ¿Dónde...? ¿Dónde estaba Sloan? ¿Por qué podía ver ese recuerdo, sin el pequeño Sloan presente? No me percaté hasta ese momento de que el moreno no estaba allí, pero me ayudó a conocer más sobre su historia. Acto seguido una explosión invisible hizo que el fuego de las velas y antorchas se apagaran y quedara todo sumido en la negrura, pero justo antes, justo cuando el recuerdo se desvanecía, aquel ojo grande me miró. Me miró como si me hubiera reconocido. Como si supiera que había estado allí todo el tiempo. ¿Sería esa sombra informe lo que Sloan lleva dentro? Tras esa oscuridad momentánea, aparecí de nuevo en la sala donde minutos antes estuvo un niño tirado en el suelo, pero ahora no estaba Sloan, ni los libros, y todo lo sustituían muchos escritorios aún sin dueños. El padre de Sloan estaba sentado en su sitio, en su escritorio, y guardaba sus pensamientos en un cuaderno. Era como un diario. No pude ver lo que escribía hasta que se levantó y se desvaneció del recuerdo. Pero preferí no haberlo visto jamás. Aquel monstruo se debatía entre su falta de voluntad y la poca cordura que le quedaba, no sabía si hacía bien o mal, pero sabía que no podía hacer nada con respecto a sus acciones. ¿Considerarse un nuevo profeta? Por favor... Pero eso no fue lo que me marcó e hizo que mi pulso se acelerara. Lo que me bloqueó por un instante fueron las últimas palabras que escribió.
<<He visto a la mujer de cabellos claros, observándome, en ésta misma sala. ¿Qué quiere de mí? ¿De qué me advierte "él"?>>
-¿Qué demonios...?- toqué las hojas del diario y me faltó el aire. Miré en la dirección hacia donde se fue el padre de Sloan y en dirección del trajeado que fumaba sin apartar su misteriosa e inexistente mirada de mí, y le hablé, puede que con un tono de pánico en la voz. -¿Qué significa esto? ¡¿Por qué me has enseñado esto?!- y acto seguido obtuve mi respuesta. Debí quedarme más pálida que la nieve, me paré en seco: no respiraba, no movía ni un músculo, ni si quiera pude temblar. Un silbido venía de encima de mi cabeza, y cuando tuve el valor de mirar, esa cosa negra me miraba con todos sus ojos y con el grande en especial. Creo que se me paró el corazón durante unos segundos, pero se desvaneció en cuanto tuvo contacto visual directo conmigo. Yo no me desvanecí. Ojalá lo hubiera hecho. En cambio, fui con decisión hasta el observador y le tiré el pitillo que siempre tenía encendido. Estaba enfadada. Muy enfadada.
-¿Qué o a quién va a sacrificar ese monstruo? ¿Y por qué me has traído aquí?- pregunté con rabia. Necesitaba respuestas para Sloan, pero esto ya empezaba a ser algo personal.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 19th Marzo 2015, 12:19
El cigarrillo cayó al suelo, se desvaneció en la nada y volutas de humo surgieron de la mano del guardián, de nuevo con aquel cigarrillo que se consumía eternamente entre sus dedos, como si jamás se lo hubiera quitado. La cabeza del ser tembló y emitió un sonido parecido a unas maracas de metal, y su mano se lanzó a por el cuello de la pelirosa. Ese era su mundo, su reino, y se lo quiso hacer entender con aquella mano que al tacto era rugosa y extraña, dura y tenebrosa, pese a tener el aspecto de una mano humana. El ser apartó la mano y se calló. Su mundo volvió a cambiar, apartando la negrura para mostrar una escena bastante habitual: un padre y una madre con su niño, solo que ésta vez, también había un monstruo de por medio.
La habitación era pequeña pero espaciosa. La luz de un farolillo eléctrico iluminaba las paredes, la cuna que había en mitad de dicha sala y el pequeño bulto que se movía en su interior, envuelto en sábanas blancas. Aquel niño tenía los ojos abiertos, de un verde profundo, y miraba a través de la reja de su acolchada prisión hacia el pasillo, con el brillo de la comprensión en su mirada. En el umbral de aquella habitación estaban su padre y otra mujer, que le gritaba al hombre con rabia y desesperación. Era una chica bastante joven, con el cabello castaño y recogido. Vestía como una pueblerina pero no era analfabeta juzgando por su forma de hablar y de expresarse. Tenía lágrimas en los ojos e ira en su lengua.
- ¡¿Qué le has hecho a nuestro hijo, monstruo?! ¡¿Qué le has hecho?! - Calla mujer, y cuida tu lengua: ese no es tu hijo, ni mi hijo. Es el descendiente de un ser superior al que está destinado ser su portador en éste mundo, así que despréndete de tus sentimientos de matrona. Tus servicios ya no son necesarios. - ¡¿PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO?! ¡ESE ES MI HIJO! ¡DEVUÉLVEMELO!
La bofetada fue sonora, y tumbó a la mujer con la mejilla marcada y un hilo de sangre saliendo de la comisura de sus labios.
- ¿No te das cuenta? Ese chico será un ser superior. Ese ha sido su destino desde antes de nacer. ¿O crees que su crecimiento es el de un humano mundano? No he trabajado durante meses para que mi labor se eche a perder. Las pócimas que mezclé con tu comida dieron su fruto, emergiendo su semilla a los tres meses de gestación y creciendo con una salud de hierro. Tu lo viste: lloró por su cuenta, abrió los ojos y se con naturalidad antes de tiempo. Es un recipiente digno de mi señor. - ... Estás loco... Estás loco, Edgar... Ese es tu hijo. Yo soy su madre. Tu pusiste tu semilla en mí y yo le di a luz. Me dijiste que me amabas, que me necesitabas... ¿Qué te ha hecho cambiar? ¡¿QUÉ?! - Estúpida mujer. Solo necesitaba tu útero para mi labor. Como he dicho ya no eres necesaria. Vete.
Aquel hombre, Edgar como le había llamado la mujer, se giró y se dirigió hacia la cuna. La mujer se levantó con pesadez, llorando desgarrada. Su corazón estaba roto, destrozado. Se lo sujetaba con ambas manos mientras maldecía el nombre de aquel hombre.
- ¡ÉSTO NO QUEDARÁ ASÍ! ¡IRÉ A LA POLICÍA! ¡RECUPERARÉ A MI HIJO! - No será necesario. - Se escucharon vehículos acercarse a la casa, aparcando cerca del porche. - He llamado a la policía yo mismo. Tengo una mujer loca en casa que necesita tratamiento. Te pasarás el resto de tus días encerrada en un manicomio. Grita todo lo que quieras entre sus paredes.
Ante la una mujer que de repente había perdido hasta el alma y las ganas de vivir, Edgar cerró la puerta de aquella habitación. El pequeño Sloan vio por última vez a la que había sido su madre, con los ojos rojos de tanto llorar, los labios rotos sangrando y con la mejilla roja, y esa expresión vacía en sus ojos. La puerta se cerró... pasos que subían por las escaleras... la voz de un hombre llamando a la mujer... la mujer grita, se resiste... un cuerpo cae al suelo, el grito de la mujer... se la llevan a rastras entre patadas y maldiciones...
El recuerdo se disuelve, pero no en la negrura como se habría esperado, sino en lo que parecía ser un bosque de árboles secos y maltrechos, tan enfermos como los que había visto alrededor de la granja. Más allá de éstos, un montículo se elevaba por encima de sus copas deshojadas. Se veían luces titilantes. El guardián llevó a Lilith hasta ese montículo. Era noche encapotada, con las nubes tapando un cielo estrellado que no se podía ver. Bajo las nubes, un grupo de personas con túnicas rodeaban el pequeño montículo, todos con una vela en la mano y un cuchillo en la otra. Entonaban cánticos extraños e irreconocibles. Encima del montículo se levantaban unas rocas blancas que sostenían una plataforma alzada también de piedra blanca que recordaba a una mesa. Dando vueltas alrededor de aquel altar, otro encapuchado se movía recitando un cántico distinto al de los demás sectarios que allí se congregaban. Entonces se paró, extendió una mano hacia Lilith y habló.
- Chico. Ven. - Era la voz de Edgar, el padre de Sloan y, justo por la izquierda de Lilith, uno de los encapuchados se acercó al padre, subiendo por la cresta del montículo. Al descubrirse la capucha la mujer pudo reconocer a un Sloan crecido, mayor que el niño de los recuerdos pero menor del que conocía. Se quitó el resto de la túnica, llevando debajo algo parecido a una camisa harapienta y unos pantalones rotos. - Aquí - señaló el padre la base blanca de aquel altar, en el cual se tumbó el chico. Cuatro sectarios subieron y ataron las extremidades del chico con cuerdas y estacas al suelo. Estaba inmovilizado y mirando hacia el cielo. Pese a que mantenía un semblante indefinido, en sus ojos se podía ver el miedo y la intranquilidad. Estaba claro que no quería estar allí, que no quería ser partícipe de todo aquello, pero había subido, se había tendido y ya no podía moverse. Empezaron de nuevo aquellos extraños cánticos con más fuerza, con más ímpetu. Por su parte Edgar hacía lo mismo, alzando su tronadora voz por encima del resto, en una lengua que no era para nada humana. Sloan lo miró, como si de repente no lo reconociera.
- ¿Señor?
Un trueno restalló por encima de sus cabezas. Se iluminaron partes de las nubes con colores amarillos, violáceos y grises. Sloan miró al cielo y pudo ver como aquellas nubes se arremolinaban alrededor de un punto que estaba justo sobre el altar. Con lentitud pero sin pausa, aquellas luces orquestaban una danza macabra que modificaban el cielo, abriéndolo de par en par, dejando entrever un gran ojo rodeado de tentáculos que no dejaban de girar y girar y girar.
- ¿Señor? - insistió Sloan, quedándose horrorizado ante aquella presencia, aquel ser que se disponía a traspasar la frontera entre su mundo y el suyo. Relámpagos azules y violetas cruzaron el cielo. - ¡Padre! - persistía Sloan aterrado como estaba, pero aquel hombre no le hacía caso. Estaba inmerso en su canto, en su llamada. Levantó las manos hacia la criatura que se cernía sobre sus cabezas y gritó en una lengua desconocida. Su voz retumbó como tambores roncos por el cielo, hizo que los árboles se agitaran y la hierba bajo sus pies se quedara quieta y muerta. De los cielos algo se quebró, y una masa informe descendió con la velocidad de un cometa. Se enroscaba en si misma alrededor del gran ojo, siendo atraída por el cuerpo del chico que intentaba sin éxito alguno desatarse de sus amarres. Pero ya era demasiado tarde. - ¡PADREEEEEEEEEEEEEE!
Lilith no vio nada más: una mano cubrió sus ojos y le impidió ver. Por más que se resistiera aquella mano continuaría allí, pero no era rugosa y dura, sino... familiar. Agradable. Una mano que ya conocía por haberla sentido en su rostro, en sus manos, en su cuerpo... Una mano que la estaba protegiendo de ver lo que no debía ver y que su mente no podría superar. Escuchó el sonido de una tormenta, el silbido del viento y el atronador retumbar de los truenos. Y entre aquella sinfonía, le pareció escuchar gritos humanos. La mano se apartó cuando llegó la calma, y la visión de aquel recuerdo cambió: no había nubarrones, ni truenos ni aquel ser que descendió del cielo. Tan solo había sangre, manchando la hierba muerta. Las túnicas estaban despedazadas así como los cuerpos de los sectarios, y bajo el altar Edgar se arrastraba, sin piernas y cubierto de sangre, con el abdomen abierto.
- ...No... no se suponía... que debía ser así... Un error... Un error... - ¿Quién eres? - le preguntó Sloan al moribundo, ahora sin ataduras, intacto pero cubierto de sangre. Sus verdes ojos resplandecían con un destello dorado y macabro mientras observaba como aquel hombre que había sido una vez su padre exhalaba su último aliento.
Y de nuevo, la oscuridad.
- Monstruos - Por vez primera, Lilith escuchó la voz de aquel ser. - Los humanos son monstruos. Los monstruos son monstruos. Nada es seguro. Todo es un peligro. Los monstruos acechan. Los monstruos atacan. Los monstruos consumen. Sobreviven. Yo, sobrevivo. - Y por un momento, aquel ser apartó las sombras que le cubrían medio rostro, mostrando al padre y al hijo en uno. [/b]
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 19th Marzo 2015, 19:16
La respuesta que obtuve por parte de aquel ser fue su mano alrededor de mi cuello, ahorcándome, levantando mis pies ligeramente del suelo. Su mano al tacto era desagradable, duro, parecían unas manos curtidas por los años. Hacía ruidos extraños que me inquietaban más, mientras iba quedándome sin aire, pero me soltó y caí al suelo. Mientras recobraba el aire el ser me llevó a otro recuerdo: parecía una escena bastante familiar, si no contabas los gritos de histeria de la madre de Sloan y la pasividad del padre ante la situación. El pequeño estaba envuelto en sábanas blancas y podía ver y oír todo lo que ocurría.
¡¿Qué le has hecho a nuestro hijo, monstruo?! ¡¿Qué le has hecho?! Calla mujer, y cuida tu lengua: ese no es tu hijo, ni mi hijo. Es el descendiente de un ser superior al que está destinado ser su portador en éste mundo, así que despréndete de tus sentimientos de matrona. Tus servicios ya no son necesarios.
¿De qué iba ese tío? ¿Que sus servicios ya no eran necesarios? Pero, él... ¿de qué? Sentía unas ganas irrefrenables de hundir mi puño en su cara, de verle sufrir. La madre de Sloan cada vez estaba peor: decía que llamaría a la policía, que él estaba loco, que le devolviera a su hijo. El marido, por su parte, con toda la pasividad que le estaba caracterizando en ese momento, le dio una bofetada a la mujer. La hizo sangrar y le marcó la cara, se podían ver los asquerosos dedos marcados en su cara, llena de lágrimas.
¿No te das cuenta? Ese chico será un ser superior. Ese ha sido su destino desde antes de nacer. ¿O crees que su crecimiento es el de un humano mundano? No he trabajado durante meses para que mi labor se eche a perder. Las pócimas que mezclé con tu comida dieron su fruto, emergiendo su semilla a los tres meses de gestación y creciendo con una salud de hierro. Tu lo viste: lloró por su cuenta, abrió los ojos y se con naturalidad antes de tiempo. Es un recipiente digno de mi señor.
Pero, ¿este tío iba en serio? ¿EN SERIO? La mujer le llamó loco de nuevo, seguía hablando con rapidez expresando su incomprensión; expresando su convicción de que ese hijo era suyo, de los dos. Le llamó Edgar. Edgar. Ese monstruo tenía nombre. El padre de Sloan le dijo entonces que se largara, la llamó estúpida, la menospreciaba, y ella pudo sentir ese odio. Yo pude sentirlo, y también pude ver cómo su corazón se partía en mil pedazos diferentes. Ella estaba destrozada: lloraba, desgarrada, mientras veía cómo su "marido", su "amor"... se acercaba a su hijo. Le gritó muchas cosas, entre las que decía que iba a llamar a la policía. Pero no fue necesario... Sirenas de policía comenzaron a sonar alrededor del recuerdo, ocupándolo todo.
No será necesario. He llamado a la policía yo mismo. Tengo una mujer loca en casa que necesita tratamiento. Te pasarás el resto de tus días encerrada en un manicomio. Grita todo lo que quieras entre sus paredes.
¿QUÉ? Tenía que hacer algo, necesitaba hacer algo al respecto, pero el ser que no dejaba de fumar no me lo permitía. Llegó la policía y se escucharon más gritos por parte de la mujer, golpes, súplicas, ropa que se rompe... Edgar le había arrebatado todo. Y entonces, el recuerdo cambió. Estábamos en un campo, en un claro en mitad de muchos árboles de peor aspecto que los primeros que vi. Era todo muy tétrico. Fui llevada hasta el punto más alto del claro por el observador, y la cosa fue a peor: gente con túnicas, velas encendidas, cuchillos, un altar... Las nubes se arremolinaban en torno a esa zona, siendo cada vez más oscuras y más opacas. Estaban todos ellos dispuestos en círculo alrededor del altar blanco hablando en un idioma extraño, y uno de ellos estaba en el centro, y me tendió la mano cuando dijo <<Chico. Ven.>> y un hombre encapuchado se acercó a él desde mi lado. No sabía que había alguien ahí. Y cuando llegó a su lado, y se quitó la capucha... Un Sloan un poco más joven que el que conocí yo se mostró tranquilo, pero lleno de miedo en la profundidad de sus ojos.
-No...- no podía dejar que pasara. Pero tampoco podía alterar el recuerdo, el daño estaba hecho. Quise llegar hasta él para evitar que terminara de quitarse la túnica y se colocara donde le estaba indicando su padre, pero el observador nunca me dejaba llegar, siempre me devolvía a mi sitio, a la zona de los espectadores. La impotencia me hizo llorar, y mientras yo no podía hacer nada, Sloan se estaba colocando en el altar y unos hombres le ataban para que no se moviese. Empezaron a cantar en un idioma extraño, todos a la vez, y Edgar se dedicaba a llamar a algún ser, en el mismo idioma, pero con la voz aún más alta. Sloan se impacientaba, llamaba a su padre pero no obtenía respuesta y ya era demasiado tarde. Un ojo empezó a emerger de las nubes, el mismo ojo que había visto en el sótano, el mismo ojo que vi encima de mí, el mismo ojo que veía cada vez que entraba en la mente de Sloan. Se retorcía sobre sí mismo mientras avanzaba lentamente hacia el niño que gritaba a su padre. El último grito de Sloan me partió el corazón: era un grito de terror, de auténtico terror, de odio, de impotencia, de súplica, desgarrador por todas partes. Pero no pude ver más. Unas manos que supe reconocer como las del Sloan que estaba en ese mismo momento en mi sofá, me taparon los ojos. Luché por ver, grité, pataleé, mordí, clavé mis uñas, pero fue imposible; gritaba que no, que me dejara, que no; podía notar el viento revolver mi pelo... Y cuando un sonido agudo recorrió el lugar y se escucharon gritos de dolor humanos... vino la calma, y pude ver de nuevo. Caí de rodillas, llorando y contemplando la masacre que se abría ante mí: sangre, muertos, fragmentos de cuerpos, túnicas rasgadas y rotas... Todo estaba muerto, excepto el chico moreno del altar y su padre, que se arrastraba sin piernas y abierto casi en canal murmurando que no tenía que haber sido así. Sloan se levantó y con sangre por todas partes le habló a su padre.
-¿Quién eres?- algo había cambiado en él. Era frío, sus ojos no eran los mismos y se limitó a esperar a que Edgar desfalleciera desangrado. Se acabó el recuerdo y todo volvía a estar oscuro. A mí me faltaba el aire, el corazón se me iba a salir del pecho, todo eso había sido muy intenso y se me paró el corazón al oír una voz que no conocía a mi espalda. Era la voz del observador, que se había quitado la máscara.
Monstruos. Los humanos son monstruos. Los monstruos son monstruos. Nada es seguro. Todo es un peligro. Los monstruos acechan. Los monstruos atacan. Los monstruos consumen. Sobreviven. Yo, sobrevivo.
-Dioses...- susurré, casi sin aire, al ver su aspecto real. Me acerqué con cautela y levante mi mano visiblemente despacio para tocar la cara de Sloan, la mitad de su cara. Porque la otra mitad, era la de su padre. Lágrimas corrieron por mis pómulos, cayendo por mi mandíbula hasta mi cuello. -¿Qué significa esto?...- le pregunté a Sloan, esperando que arrojara algo de luz a todo aquello, a toda esa sombra que nos rodeaba.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 20th Marzo 2015, 15:43
Solo fue un fragmento de segundo, pero Lilith pudo notar que aquella cara, pese a tener parte, no era la de Sloan: el tacto no era el mismo, ni la sensación de sentir algo vivo detrás de aquellos ojos. Cobró un instante volver a envolver aquel rostro en las tinieblas que tenía acostumbrada a la joven, para luego estancarlas y mostrar unos ojos en medio de aquella neblina que no dejaba de agitarse. Unos ojos amarillos, profundos y llenos de conocimiento. Unos ojos fríos y opacos.
- El conocimiento es poder - respondió el guardián con una voz suave y atronadora. - Aquel que se llamaba a sí mismo maestro, conocido como señor, como padre, como Edgar creía tener dicho poder. Pero tan solo tenía una ínfima parte: la suficiente para influir a la joven mente que era mi parte humana. Lo que ves es su influencia; los monstruos son monstruos. Así es y será.
La oscuridad que les rodeaba comenzó a girar y a girar, tornándose las sombras en pequeñas luces apagadas y mortecinas, desgarrando el velo hasta volver al montículo del sacrificio, donde ya no había nada ni nadie. Lilith y el guardián se encontraban frente a frente, con el altar del sacrificio separándolos.
- Tu tienes influencia - prosiguió - Los seres humanos os componéis de estímulos y reacciones. No siempre un estímulo produce la misma reacción. Sois ilógicos. Sois complicados. No se os puede categorizar de forma racional ni grupal. Compartís, odiáis, amáis, matáis, y jamás por un fin lógico. Os dejáis llevar por vuestros impulsos. Os apareáis cegados por lo que vuestros ojos ven y creen ver. Os engalanáis para engañar y luego os compadecéis de vosotros mismos por no ser capaces de aceptar que sois lo que sois. Avariciosos, comprometidos, viles, amables. Yo eliminé todos esos estímulos de éste cuerpo cuando nos hicimos uno. Los cambié para que mi supervivencia en éste mundo fuera eficaz. Devoro cuando tengo hambre. Como todo cuanto pueda aportarme las energías que necesito: minerales, líquidos, vegetales, carne. Dejar la compasión era un error. Dejar la empatía era un error. Dejar el amor era un error, así como el odio, la avaricia, el resentimiento. Todo cuadra si un impulso obtiene una reacción lógica: si te atacan, atacas, te defiendes. Si tienes hambre comes. Si te sientes incómodo, huyes. La supervivencia es la lógica por supremacía.
El ser dejó caer el cigarrillo sobre el altar, y éste se resquebrajó. El suelo se abrió a su alrededor, formando grandes fallas que se cerraron al instante, extendiendo ramificaciones por el suelo, bajando de aquel montículo y abriendo siete grandes agujeros en la base del mismo, saliendo de ellos piedras talladas con extraños símbolos que, al verse unas con otras reaccionaron con un aullido, vibrando y despidiendo una luz violeta hacia el cielo.
- "Errar es humano". Es un dicho de vuestra raza. Edgar, el maestro, el señor, el padre quiso acercarse a un conocimiento que no sería capaz de dominar. Yo se lo enseñé y le inculqué, pero era incapaz de comprenderlo. - De la mano del ser surgió un cuadrado, y éste empezó a girar, a descomponerse, como si fuera un cubo de rubik. - Le enseñé la importancia de los ángulos, de las dimensiones. Él seguía creyendo que tan solo existían tres y que eran inamovibles, pero se equivocaba. Y por equivocarse, por errar, nací yo, una paradoja: soy la perfección del conocimiento y sin embargo, también soy un error. De haber conjurado bien la llamada, yo habría llegado a éste mundo a través de éste cuerpo, y me habría extendido por todo el globo, devorando, subsistiendo. Sin embargo no ocurrió así y me convertí en prisionero y carcelero. Las has visto, mis barrotes y mis llaves. - En la mente de Lilith, como si lo llamara una extraña voz, acudió el recuerdo de los extraños tatuajes en la espalda de Sloan y el tacto a cicatriz. - ¿Qué significa ésto?... - se repitió una y otra vez su voz por aquel extraño paisaje que comenzó a temblar, como si no se sostuviese. - Mi padre murió, pero su legado permanece vivo. He respondido a tu pregunta, y ahora te haré yo la mía: tienes influencia. Tienes el poder. ¿Podrás usarlo?
El recuerdo se desvanecía. La mente se cerraba poco a poco. El guardián se mantuvo impasible, esperando la respuesta de Lilith antes de que ésta volviera de nuevo a su cuerpo y dejara el reino del terror que componía la mente de Sloan. Y cuando abriera los ojos, se encontraría con el rostro de Sloan, con los ojos cerrados pero llenos de lágrimas: pese a no ser capaz de sentir aquel dolor, Lilith había despertado un recuerdo en su mente que entristecía a su cuerpo.
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Tema: Re: Yo soy el peligro +18 [Lilith Belmont] (04-07-2018) 20th Marzo 2015, 17:34
Después de tocarle, supe que no era el mismo Sloan de mi sofá. La sombras empezaron a surgir de nuevo al rededor de su cabeza hasta dejarlo como siempre estuvo, solo que ahora dejaba que le viera los ojos con esa tonalidad dorada y fría.
El conocimiento es poder. Aquel que se llamaba a sí mismo maestro, conocido como señor, como padre, como Edgar creía tener dicho poder. Pero tan solo tenía una ínfima parte: la suficiente para influir a la joven mente que era mi parte humana. Lo que ves es su influencia; los monstruos son monstruos. Así es y será.
Mientras el observador hablaba me transportaba al montículo del sacrificio envolviéndolo todo en sombras que no paraban de moverse, hasta quedar los dos frente a frente con el altar blanco entre nosotros.
Tu tienes influencia. Los seres humanos os componéis de estímulos y reacciones. No siempre un estímulo produce la misma reacción. Sois ilógicos. Sois complicados. No se os puede categorizar de forma racional ni grupal. Compartís, odiáis, amáis, matáis, y jamás por un fin lógico. Os dejáis llevar por vuestros impulsos. Os apareáis cegados por lo que vuestros ojos ven y creen ver. Os engalanáis para engañar y luego os compadecéis de vosotros mismos por no ser capaces de aceptar que sois lo que sois. Avariciosos, comprometidos, viles, amables. Yo eliminé todos esos estímulos de éste cuerpo cuando nos hicimos uno. Los cambié para que mi supervivencia en éste mundo fuera eficaz. Devoro cuando tengo hambre. Como todo cuanto pueda aportarme las energías que necesito: minerales, líquidos, vegetales, carne. Dejar la compasión era un error. Dejar la empatía era un error. Dejar el amor era un error, así como el odio, la avaricia, el resentimiento. Todo cuadra si un impulso obtiene una reacción lógica: si te atacan, atacas, te defiendes. Si tienes hambre comes. Si te sientes incómodo, huyes. La supervivencia es la lógica por supremacía.
No paraba de hablarme, de responderme. Dejó caer su eterno cigarrillo en el altar, haciendo que éste se resquebrajara junto con el suelo abriendo acantilados por todas partes. Me moví un poco al verlo, con el impulso de salir corriendo antes de caer, pero esos agujeros se cerraron al instante dejándolo todo como estaba. Lo que no se cerró fueron las grietas, que siguieron bajando hasta la base del montículo, abriendo siete agujeros más de los que emergían piedras que cuando llegaron a un punto en concreto pareció que se reconocieran e hicieron un ruido, se iluminaron y proyectaron una luz violeta al cielo. Después de eso, siguió hablando:
"Errar es humano". Es un dicho de vuestra raza. Edgar, el maestro, el señor, el padre quiso acercarse a un conocimiento que no sería capaz de dominar. Yo se lo enseñé y le inculqué, pero era incapaz de comprenderlo. Le enseñé la importancia de los ángulos, de las dimensiones. Él seguía creyendo que tan solo existían tres y que eran inamovibles, pero se equivocaba. Y por equivocarse, por errar, nací yo, una paradoja: soy la perfección del conocimiento y sin embargo, también soy un error. De haber conjurado bien la llamada, yo habría llegado a éste mundo a través de éste cuerpo, y me habría extendido por todo el globo, devorando, subsistiendo. Sin embargo no ocurrió así y me convertí en prisionero y carcelero. Las has visto, mis barrotes y mis llaves. Mi padre murió, pero su legado permanece vivo. He respondido a tu pregunta, y ahora te haré yo la mía: tienes influencia. Tienes el poder. ¿Podrás usarlo?
Mientras él hablaba, un cubo se materializó en su mano y empezó a hacerlo girar, como si no existiesen las leyes de la física. Pero me inquietó su pregunta y lo que ella implicaba. <<Tienes el poder. ¿Podrás usarlo?>> Esa pregunta retumbó en mi mente mucho tiempo, el recuerdo se desvanecía, el cigarro volvía a la mano del observador y me echaba de la mente de Sloan, y tardó lo que me pareció una eternidad. ¿Poder? ¿Tengo el poder? ¿Qué poder? Entre tantas preguntas desperté y abrí mis ojos al moreno que había en mi sofá con los ojos cerrados llenos de lágrimas. Estaba nerviosa y confusa. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Influencia para qué? Me moví del sofá y fui directa hacia Sloan, que seguía con los ojos cerrados. Me senté a horcajadas encima suya cogiéndole con ambas manos su cara, sintiendo esa barba incipiente que tenía. No esperé a que reaccionara y le besé. Aún no sé por qué tuve ese impulso, por qué pensé que eso sería buena idea, pero lo hice. Necesitaba besarle y darle amor, estaba convencida de que él no era un monstruo por mucho que se empeñase el hombre que tenía dentro de su mente. Empecé a quitarme la camiseta y, cuando vi sus ojos verdes potenciados por la rojez de haber llorado, volví a besarle con más impaciencia. No quería hablar, si hablaba rompería a llorar y eso no iba a ser ni profesional ni bueno. Aunque, bueno, mi reacción del momento tampoco era demasiado profesional, pero sí clara. ¿Por qué estaba haciendo eso, entonces? Quizá no quisiera admitirlo, pero era posible que el moreno me hubiera marcado más de lo que los dos pensábamos. Metí mis manos bajo su camiseta con ansia y noté de nuevo esos tatuajes, los barrotes de la cárcel que era su cuerpo.
Inconscientemente, mientras los tocaba, proyecté en mi cabeza el recuerdo del observador y le dije bien claro clavando mis uñas en las cicatrices que se quedaría ahí, encerrado, por mucho tiempo.
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