[Mini Evento] De robos, secuestros y traiciones - Todo cambia (31-01-2019)

Mire el ojo y prendi el comunicador, intentando entablar una linea con Arion. Nada, no habia respuesta. La batalla me habia cansado, pero aun tenia suficiente vigor para seguir pateando traseros de gente de HYDRA si seguian molestando. Observe a Hellboy, asintiendo ante sus halagos. Estaba agradecida por contar con un compañero que luchara como el en este momento, y despues hice un gesto con la mano. Tenia razon, debia de abandonar la batalla para buscar a Arion y ver que le paso. No tenia una buena espina, y sentia que algo malo estaba pasando, como que de algo no me estaba enterando. ¿Sera un simple mal presentimiento o estaba en un verdadero problema?

-Esta bien, voy a entrar. Si necesitas ayuda, saldre tan rapido como entre. Trata de seguir vivo, ¿Vale? -Mencione en un tono de broma. Corri hacia la base, dando un salto de unos varios metros para despues elevarme en el aire y pasar a toda velocidad sobre los refuerzos y la tropa en retirada. En unos cuantos segundos, tenia a unos palmos de mi a la esfera de Arion que me guiaba hacia el lugar del mago.

Estaba dentro de la montaña. Y estaba muy preocupada.

Apenas entre, aterrice en el suelo con mi espada lista y empece a correr por los pasillos. Mi complexion atletica me permitia correr grandes distancias en pocos segundos, sumado a la gran velocidad que me dio Hermes al nacer, todo iba relativamente bien... hasta que cambiaron las sirenas. No sabia que demonios pasaba, pero el sonido de las explosiones me llego rapidamente. Estaban autodestruyendo la base, y probablemente, escapando del lugar. Podria dedicarme a buscar a los hechiceros y al Craneo o buscar a mi compañero. Al demonio, era mas importante salvar al atlante que buscar a esos villanos.

Por fin, tras un rapido avance, el ojo atraveso magicamente una puerta cerrada. De un puñetazo, la puerta salio volando por los aires, y pude ver a Arion en el suelo, tirado y con un aspecto de haber sido derrotado. No me gusto lo que vi, senti que algo malo le habia pasado.

¡Arion! -Corri hacia el, arrodillandome. Me dolia ver a mis compañeros heridos, pero sobretodo el, parecia como si lo hubiesen torturado o de alguna manera hecho sufrir. Lo mire a los ojos y sabia que me estaba mintiendo, no era facil engañarme cuando eres la Diosa de la Verdad y mucho menos, cuando eres mi amigo. Pero me calle, quizas su orgullo no le permitiese mostrar lo sufrido que estaba y aceptar la derrota nunca es facil. -Te voy a sacar de aqui. Esperame un momento. -Y le coloque la mano en la mejilla, en un gesto de verdadera preocupacion. Vi la puerta a la derecha y en una milesima de segundo ya habia saltado frente a esta con los puños por delante para tumbar la puerta.

Ahi estaba, un caliz brillando en una especie de fulgor rojizo. Inscrito en una especie de pequeño altar, no habia nada ni nadie absolutamente mas que yo en esta habitacion. Gruñi, y camine a toda velocidad hacia el caliz. Mi espada cortaba casi toda clase de metales, e inclusive, podria cortar atomos si tenia la suficiente precision. Todo esto, gracias a Hefesto, me habia salvado bastantes veces. En este momento, nos iba a salvar a todos.


Levante la espada y en un corte vertical, corte el caliz en dos partes. El fulgor se acabo, aunque senti como una especie de chispa saltara sobre mi. Me le quede viendo, y sin mas, volvi a cortarlo por la mitad. Tome las cuatro partes y las ensarte en mi cinturon. Parecia que ya no habia nada mas que hacer por aqui...

-¡Listo! ¡Vamonos! -Colgue mi espada a mi cintura y corri con Arion, levantandolo en volandas para salir corriendo. Mientras corria por la salida, recorde que estaba con ella una niña. ¡¿Donde estaba?! Concentre todos mis sentidos en encontrar alguna pista, y mi sentido de caza me dio una pista de donde estaba. El instinto maternal, mas que otra cosa, me hizo buscarla. Corri por todos los pasillos con Arion en mis brazos, hasta que la vi. No sabia que estaba haciendo, ni porque se habia separado, pero apenas me vio, ya tenia una mano agarrandola por la camisa de una manera un poco incomoda por tener que cargar al atlante y a la niña al mismo tiempo. -¡Alla va! -Y levante a Mia casi como en una pirueta para que cayese sobre Arion, cargandolos a los dos como si fueran unos sacos encima uno de otro.

Corri con mis aliados hacia la salida, esquivando las explosiones y las piedras que salian por los aires, hasta que por fin, salimos de la montaña. Hellboy estaba en apuros, pero podia retirarse con nosotros hacia el Jet.

-¡Hellboy! ¡Vamonos, tengo el Jet por aqui!

Y salimos en retirada hasta donde tenia mi Jet. No consideraba que habiamos ganado, pero al menos, detuvimos el ritual. Llevaria este Caliz a la Atalaya para tenerlo en buen recaudo, sin embargo, lo primero seria ir a un lugar mas seguro lejos de China para darles atencion medica.

Hellboy nunca había sido un buen tirador, pero cuando tienes entre manos una ametralladora con más de dos mil balas en el cargador eso no te importa mucho. Lo que él buscaba era más acojonar que dañar a los soldados. Más de uno se llevaban unos impactos de las gruesas y potentes balas, y si les golpeaban en un brazo o una pierna se los desgarraban con un chorretón de sangre que bien podría haber aparecido en una película de Tarantino. Los cartuchos salían volando del armatoste, cayendo alrededor del demonio, el cual avanzaba a paso lento mientras obligaba a los soldados a replegarse y retroceder ante su lenta pero fuerte marcha. El humo del puro salía de las comisuras de sus labios así como de su nariz, y sus ojos amarillos refulgían con fuerza mientras permanecían entrecerrados, dándole un aspecto casi de Clint Eastwood en las pelis del oeste. A decir verdad, cualquiera que hubiese visto al enorme demonio se habría pensado muy mucho si enfrentarse a él. Después de todo, tenía la gabardina destrozada, los ojos brillaban como dos pequeños faros, el humo sobresalía de su boca y cientos de balas se dirigían hacia ellos a toda velocidad destrozando todo a su paso, todo eso en medio de una enorme nube de polvo y fuego.

Los soldados cayeron ante él o huyeron de nuevo hacia la entrada de la enorme base. Unas fuertes explosiones provocaron que el demonio cesase su avance y los disparos y se volviese hacia ella, para observar como enormes llamaradas salían de las puertas y ventanas de ella. Lo más probable es que hubiesen activado el sistema de autodestrucción. El demonio sonrió levemente, volviendo a mirar de nuevo al frente, solo para ver como dos enormes vehículos blindados surgían de mitad del polvo. Hellboy apretó los dientes y descargó una nueva nube de balas contra ellos. Sin embargo, tan pronto se hubiesen acercado a ellos se estrellaban en un campo de fuerza invisible, protegiéndolos de cualquier proyectil. Uno de los cañones apuntó contra él y disparó un rayo azul que derritió una roca que un segundo antes había estado tras de él, y que le habría derretido a él de no haber sido por el rápido salto que pegó.

- ¡Oh, mierda!- Por fin las cosas se ponían verdaderamente feas. Diana aún no había salido con Arión, de manera que tenía que darle más tiempo antes de salir por patas. Agarró un coche que había cerca de él y lo lanzó contra los tanques. Este explotó al estrellarse contra el campo de fuerza invisible, y los vehículos avanzaron en medio de las llamas hacia el demonio, disparando nuevas ráfagas de rayos contra él. Había tirado la metralleta al suelo ya que no tenía sentido alguno seguir cargando con ella, y ahora se movía a toda velocidad a través de los escombros, cubriéndose como podía de aquellos rayos que de buen grado le habrían hecho bastante pupa. En un momento determinado los dos tanques dispararon casi a la vez, provocando que el demonio tuviese que protegerse con su mano de piedra del rayo. Una potente explosión le cegó momentáneamente, dejándolo ciego durante un par de segundos. Cuando recuperó la vista su brazo estaba intacto, pero su gabardina ardía levemente en un par de sitios. Se la arrancó con fuerza y siguió corriendo, con los oídos pitándole como si una bomba acabase de explotar a su lado.

De repente, a lo lejos, escuchó una voz femenina, que se le antojó familiar. Volvió la vista para ver a Diana cargando con Mía y con Arión, gritándole que huyesen de ahí a la de ya. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ellos, justo en el momento en que un nuevo rayo impactó en el sitio donde estaba, mostrando una enorme llamarada a su espalda, más típica de una película de acción que de un rescate en mitad de la jungla. Les alcanzó y corrió como nunca hasta estar junto a la amazona.

- ¡Ya era hora! ¡Estos hijos de puta ya estaban empezando a joderme a base de bien! ¿Habéis conseguido acabar con todo? ¿Arión está bien?- El demonio pudo ver como el atlante permanecía colgando del hombro de la princesa. Parecía exhausto pero no herido. Era duro de pelar. Ya había luchado codo con codo con él. Solo esperaba que, fuese lo que fuese lo que le pasaba, no fuese más que un susto en medio de aquella misión que había terminado en prácticamente una guerra.

La situación era apurada para los héroes, Diana estaba al límite de sus fuerzas y Arión seguía sin poder hacer prácticamente nada, mientras que Hellboy se las veía con unos tanques contra los que sus tácticas habituales no parecían servir demasiado, la opción más inteligente era la retirada, el ejercito de HYDRA estaba derrotado salvo por un puñado de soldados y esos malditos blindados, ya no contaban con ninguna fuerza aérea, la base se derrumbaba sobre si misma y pronto solo quedarían escombros, pero la sensación reinante no era precisamente la de una victoria cuando se subieron al jet para escapar de allí.

Mientras aún quedaba alguien en el interior de la base, alguien al que poco daño podían hacer unas simples rocas al derrumbarse, alguien, o más bien algo que tenía en sus manos algo que llevaba eras codiciando, Ahora Arión empezarás a conocer el verdadero dolor, empezarás a pagar por haberte enfrentado a mí y desearás no ser eterno, la risa del Demonio trascendío la barrera del tiempo y el espacio de la gema que tenía en sus manos, el anciano Arión de su interior pudo escucharla claramente y comprendió que había caido en la trampa de su enemigo, que estaba literalmente en sus manos, mantente despierto y mira bien todo lo que ocurre a partir de ahora, pues voy a jugar contigo hasta que destruyas todo aquello que amas y una vez lo hayas hecho, una vez no quede nada por lo que te merezca la pena vivir te liberaré, cuando tu preciado orden haya sido destruido y solo quedes tú para recordarlo seras libre para sufrir por lo que habrás hecho hasta el fin de tus incontables días.

OFF:

Un gran trozo del techo se derrumbó donde se encontraba el demonio, pero este había desaparecido, regresando a su cubil, allí atesoraría la gema del alma de Arión, drenando su poder y buscando nuevas formas de hacerlo sufrir mientras planeaba su siguiente paso, le había gustado la actuación de la mujer, era delicioso como había torturado al joven atlante, quizás cuando muriese pudiera hacerse con su alma y utilizarla, un talento así no debe ser desperdiciado...