La era de Ultron [Mini-evento] Promethea y Anastasia Lavrov

Africa, montaña del vibranium, 20 de enero de 2019

La montaña del vibranium, así era conocida una montaña repleta del mineral llamada Vibranium. Un irrompible metal capaz de absorber las ondas sonoras
No se me hizo difícil que mi base de datos super avanzada localizara esta montaña, pues muchas organizaciones del mundo estaban enteradas de esto. De modo que decidí hackearlas con facilidad y hacerme de esta informacion, des-habilitando cualquier tipo de interrupción en aquel pueblo.
Estaba en medio de un pueblo africano, lleno de inservibles personas que solo eran un estorbo en mi camino. Debía someterlas o eliminarlas, y decidí hacer lo correcto, eliminarlas.
Pero no sin antes cooperen conmigo, haré que absolutamente todos en ese pueblo extraigan el mineral de esa montaña, una vez acabado su cometido serán ejecutados.

Enviando coordenadas...
Androides de África, ejecutar orden 13...


Recibiendo coordenadas...
Ejecutando orden 13...

Mas de 200 Androides salieron de la tierra en distintos puntos de encuentro en Africa y se dirigieron al pequeño pueblo.



Pueblo localizado...
Orden 13 en proceso...

Los androides acapararon las luz del sol al llegar volando a la ciudad. Todos los habitantes entraron en pánico, se podía sentir el terror en el aire, mis androides eran sumamente amenazadores. Rodearon en forma de circulo todo el pueblo, emitiendo un mensaje.

Humanos... Este es un mensaje de advertencia a todos ustedes, sigan estas las siguientes indicaciones y luego de haberlas concretados serán evacuados.

Hablaron todos los Ultron a la vez, sus ondas sonoras eran de tal magnitud que podían romper los tímpanos de los habitantes, pero desde mi sistema de datos los calibre, para que los habitantes escucharan a mis robots como si los tuvieran al lado. Humanos muertos no me servirían de nada.

Luego de unas pocas horas, luego de emitir el mensaje a todo el pueblo, mis Androides ya estaban sometiendo al pueblo, obligandolos a trabajar a la fuerza para que absolutamente todos, incluidos niños extraigan el mineral de la montaña.
Mientras tanto los Ultrons hacían guardia por todo el pueblo, se podía apreciar de lejos las luces de sus trajes metalizados, todo un pueblo cubierto por cientas de estas luces.
Todo estaba saliendo perfecto, en pocas horas tendría el suficiente Vibranium para completar la mejora en cuanto a las creaciones de mis próximos Ultrons.

Mientras tanto, me dirigía a New York, donde tenia infiltrados bajo tierra y mar a cientos y miles de mis avanzados robots, a hacer el golpe que lo cambiaría todo.

África era un lugar que siempre había querido visitar. De alguna forma lo encontraba romántico a la par que duro. Bill había tenido la suerte de encontrar trabajo como dibujante, es más, iba a sacar las aventuras de Promethea, tal y como hacía en su universo natal. Realmente aquello era una suerte. Ahora se encontraba en aquel país para documentarse con fotografías que el mismo sacaría y ver las costumbres y tradiciones para luego poder aplicar toda esa información en el próximo comic que estaba en proceso.

Había alquilado un yeep para poder recorrer el lugar e ir de pueblo en pueblo. Lo cierto es que hacía calor, incluso portando gafas de sol y sombrero le resultaba insuficiente para alejar aquella temperatura de su cabeza. Pero al menos podía soportarlo. Tomó un poco de agua de la cantimplora que tenía en el asiento del copiloto para refrescar su garganta y luego desplegó el mapa que compró del lugar para poder orientarse.

-Veamos dónde está ese pueblo de la montaña…dicen que es una zona rica en minerales y que tienen un dulce tradicional muy suculento.

Una vez que quedó clara su ruta, siguió el camino mientras cantaba canciones de los ochenta al ritmo de la cinta de radiocasete que tenía el coche. Le gustaba que aquel coche fuera una antigualla, ¡aún no se acostumbraba a las cosas de aquella época!

Cuando ya quedaba poco para llegar, vislumbró a lo lejos un montón de lucecitas que rodeaban en apariencia al pueblo.

-Uy… ¿y eso? Quizás estén celebrando algo.- decía mientras achinaba la mirada a ver si podía discernir algo con más claridad.-No tengo muy claro que sean farolillos eso….

Spoiler:

Como si un ejército de luciérnagas perfectamente dirigido se tratara, un grupo de aquellas lucecitas que no era farolillos se encaminaron hacia el yeep donde iba el dibujante. A medida que se acercaban podía discernir mejor sus figuras, unas figuras humanoide y que pronto descubriría que sus luces eran artificiales entre reflejos metálicos. Eran robots o androides, como quiera que lo llamasen en esa época. Golpeó el freno con fuerza ante el inesperado recibimiento y, asustado, miró a su alrededor, como aquel mini ejercito lo encaraba por todos los flancos.


- Humanos, bajar de los vehículos de manera pasiva y no problemática, serán llevados a un pueblo de concentración donde se le darán unas indicaciones que deben cumplir si no quieren ser sometidos y ejecutados, sus cosas serán confiscadas.

Sus voces metalizadas resonaban al unísono como si compartieran una mente colmena y fuera un solo ser. Bill maldijo para sus adentros, ¿Cómo era posible que para un viaje que hace, un viaje de placer para recopilar información, se encontrara con semejante percal? Estaba claro que los súper héroes nunca tenían vacaciones.

Tomó algo de aire en sus pulmones y lo soltó con calma y bajó del vehículo pausadamente, atento. Ahí no podía transformarse en Promethea, tenía que buscar el momento adecuado. Además, necesitaba ver mejor que estaba sucediendo allí exactamente.

Los androides le escoltaron hasta el pueblo donde le guiaron hasta unas canteras del lugar donde se extraía algún tipo de mineral que al parecer ellos buscaban. Tenían a los pueblerinos trabajando para ellos como esclavos. Alcanzó a ver una fosa donde tenían algunos cuerpos. Qué horror, debía ser allí donde acababan los que se oponían resistencia.

Una vez dentro de la cantera, le dieron instrumental necesario para ponerse a trabajar con el resto de personas. No opuso resistencia y accedió a lo que se le ordenaba observando en silencio la situación e intentando tener una mejor visón del panorama. Allí había niños y personas mayores, no discriminaban a la hora de poner a todo el pueblo a trabajar. ¿De dónde venían esas máquinas? ¿Los matarían a todos cuando no les hicieran falta?

Procuró ir a lo más hondo de la cantera mientras meditaba que hacer y cómo poner a salvo a aquellas personas.

Le hicieron bajar junto a otras personas a la mina de donde extraían un mineral que el desconocía. Al parecer el objetivo de aquellas máquinas era sustentarse de aquel material, no fue muy complicado deducirlo, pero lo que le preocupaba a Bill eran sus cualidades, las cuales desconocía. Quién sabía que podían hacer con aquello, podía ser algo realmente peligroso y estaba claro que no podía permitir que cayeran en sus manos tan fácilmente.

Estaba extrayendo el mineral con el pico hasta que vio a un niño que lo hacía con las manos. Le entregó el instrumento con amabilidad para que no se destrozara más las manos. Los robots no parecieron objetar nada pues aquello no impedía que siguieran haciendo su labor así que no interfirieron. Bill se agachó he hizo como si usase sus manos para cavar, pero lo que hizo fue hundir su dedo en la tierra y dibujar con el algo. El niño observó curioso que hacía el extranjero: era el rostro de una hermosa mujer.

Fue algo extraño y rápido, el hombre se vio envuelto en estrellitas azules y de golpe apareció aquella mujer. Era real y parecía una superheroina con un trajecito corto griego y símbolos egipcios, como el escarabajo verde a su espalda. Los robots a su alrededor se alertaron y se dispusieron a echarse encima de ella para eliminar la amenaza pero ella agrandó sus manos como si fuera un dibujito animado y los aplastó como si fueran hormigas.

-Mis queridos, seguidme, y siempre detrás de mí. Os voy a sacar con vida de aquí preciosos.- dijo coqueta mientras le guiñaba un ojo de forma confidente al chiquillo que la miraba alucinado.

Como se había cargado a los robots de la cueva, no encontraron más hasta que salieran. La diosa guiaba a los pueblerinos. Antes de salir se paró y les hizo un gesto de silencio. Cubrió a los humanos con una capa protectora mágica que solo podía deshacerse con magia, así estarían a salvo de los androides y luego los hizo invisibles, a ellos y a sí misma. Les indicó que salieran de la cueva y que salieran del pueblo con cuidado. Que no se preocupasen pues aunque los localizasen, estarían a salvo. Estos asintieron y en silencio y protegidos por la magia de la imaginación fueron a intentar salir del pueblo.

Mientras, la mujer inventada localizó donde tenían el metal los robots. Los escucho decir que iban a teleportarlo. ¿Que sí? Pues les iba a dejar un regalito. Manipuló con su magia el material de forma que sin que los robots lo supieran pues era un cambio mágico que no podían detectar, había hecho que aquel metal fuera una bomba mágica con cronómetro. Poco después desapareció de su vista.

Entonces escuchó algo, un ruido fuerte y vio como unos robots eran destrozados. Entonces otros se autodestruyeron y escuchó como ordenaban ejecutar no sé qué de una orden. Parecía que iban a por las personas pero por suerte ella ya los había puesto a salvo, así que se empezaron a  cargar las casas. Cabreada, Promethea apareció ante su vista deshaciendo así su invisibilidad.

-¡¡¡VOSOTROS CHATARRA!!! ¿¿¿ME BUSCAIS A MÍ???

Y entonces empezó a crecer, y crecer, y crecer. Hasta que la diosa medía unos 15 metros. Alzó su pierna y aplastó a un grupo de tres robots.

-Habéis cabreado a la diosa equivocada guapos, así que sed buenos y venid a recibir vuestro castigo, unos buenos azotes en vuestro metálico trasero.

Off Rol: