A tomar por culo (10 de marzo del 2018) OMEGA - Teddy Altman

Las vibraciones empeoraron, y llegó tal punto en el que ni siquiera podía pensar con claridad, todo era... bueno, el mundo se había reducido para mí a simples vibraciones, y no podía pensar en otra cosa que no fuera en sentir dolor y miedo, un miedo atroz, porque ni siquiera un terremoto podía provocar algo así en mí.

El edificio se movió, escuché como todo comenzó a desquebrajarse, y después de que Teddy me dijese algo que no escuché, me enganchó y sacó sus alas de golpe. Me hice una bolita, todo lo que pude, y todo se volvió negro. Notaba como un peso enorme estaba aplastándonos, y un olor extraño nos inundó. Pues morir así no me hacía gracia. Ninguna. Maldita sea. Tenía ganas de llorar, muchísimas, me sentía tan mal que... Dios, esto era una mierda. Me pegué todo lo que pude a Teddy y cerré los ojos con fuerza. Al menos no estaba solo, y me alegraba que fuera él quien estuviera allí. Me metería mucho con él pero... bueno... en fin... mariconadas varias.

Pero poco a poco las vibraciones cesaron, y el dolor mitigó de golpe. Si nos habíamos muerto no había notado ningún cambio. Es más, todo seguía igual, con la sensación de que nos habíamos quedado encerrados vivos incluida. Y se supone que si te mueres todo es paz y tranquilidad y un estado zen que flipas, ¿no?

– ¿Teddy? – probé a hablar, a escuchar mi propia voz, y parecía también totalmente normal –Oye... ya no vibra nada, y estar en sitios tan cerrados nunca me ha gustado... – tosí un poco. El olor había cambiado, ahora era como polvo, arena, algo así. Me moví lo suficiente que podía estando aún entre los brazos de mi cuñado. Cuñado que, por cierto, ahora era como una especie de Hulk chetado –¿Crees que puedes sacarnos de aquí?