El origen del mal. [Slyferius] 11/11/2018

Después de un buen paseo en taxi, Dalae y Slyferius habían llegado al aeropuerto. Era un lugar lleno de gente, pero todo el mundo se apartaba de su camino en cuanto los veían pasar.

Era muy gracioso, por que la gente huía descaradamente de
aquel extraño chico de pelo blanco y de ella, sin saber por qué. Aún así, intentaban disimular su temor como podían.

La casi inagotable fortuna de Dalae les había permitido viajar con todos los lujos: El avión era casi tan cómodo como el hotel en el que habían dormido aquella noche.

Complacida, la chica se sentó en uno de los sofás de cuero negro que había en la estancia.

- Espero que no te moleste irte de Estados Unidos, Slyferius, pero no queda más remedio.- Dijo tranquilamente.

- La base que mi jefe ha preparado está en Alemania, en un castillo que se supone que está abandonado. Nadie molestará mientras estemos allí, se supone que está a punto de derruirse y es peligroso.- Dalae sonrió, pensando en lo fáciles de engañar que eran los humanos.

Después de explicar eso, se puso cómoda en la butaca, contemplando las nubes. Le recordaban vagamente a Asgard. Pero aquello había pasado hace mucho, había sufrido mucho desde aquello.

Se giró, intentando quitarse de la cabeza esos pensamientos amargos, encontrándose con la mirada de Slyferius por un instante.

Apenas duró un segundo, por que una voz metálica anunció que iban a aterrizar.

El aparato se hundió en el mar de nubes, conduciendo a sus dos ocupantes hacia su nuevo hogar.

Después de un largo viaje en un lujoso avión , por fin llegamos a nuestro destino , Alemania.
Me contó que no habría problemas y que nadie molestaría en aquel lugar , se suponía que era un castillo en ruinas abandonado.

-No me molesta en lo absoluto , solo tendré que acostumbrarme al lenguaje por si las dudas-

Dije sarcásticamente , ya que ni me importaba el lenguaje , no estaba ahí para fraternizar sino para ver que tenia Dalae para ofrecerme.
Apenas aterrizamos buscamos un taxi para que nos lleve a nuestro destino , en el viaje en el coche pude apreciar Alemania , todo tan exótico y ordenado , se nota que estábamos en un país totalmente mejor desarrollado.
El viaje habrá durado una hora y media , era en las afueras de la ciudad , desde lejos pude mirar un castillo con poco cuidado , casi en ruinas , así que era esto a lo que se refería Dalae.
Entramos por una entrada ``secreta´´ por así decirlo , una puerta en medio de ladrillos y escombros , al entrar era todo TOTALMENTE DIFERENTE.

El interior del castillo era gigante , totalmente lleno de distintas cosas , armas , aparatos y cosas electrónicas de las que yo no sabia mucho.
Deje mis cosas tiradas por ahí mientras tenia la cara perdida admirando la Base , era algo totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado , mire a Dalae por un momento moviendo los hombros y le dije.

-Guau , no me imagino cuanto habrás gastado en todo esto.. Simplemente es demasiado-

Dije mirando arriba y abajo a ver si encontraba alguna otra cosa con la que impresionarme.

-Bueno.. ¿Ahora que sigue?-

Le dije acercándome lentamente a ella , mirándola , esperando una respuesta. Esto es exactamente como una película , pero mas real obviamente. Lo que me resultaba raro era que solamente estábamos Dalae y yo , no podía ver a nadie mas , bueno , el castillo era inmenso , pero supongo que estábamos en la Sala Principal , y aun así no vi a nadie ,  ¿sera que estará ella sola?

Sonrió. Que cuánto... ¿Se había gastado? Ni un céntimo, en realidad. Todo aquello había sido comprado en la Tierra manipulando los sistemas electrónicos de los vendedores, haciéndoles llegar un dinero que antes no existía.

También había cosas de otras dimensiones, armas de planetas lejanos... Un auténtico tesoro.

- Podemos acabar de explorar el castillo, miramos en qué habitación nos quedamos cada uno y luego ya veremos.-Dijo, recorriendo con la mirada el salón. Las paredes, de color blanco purísimo, destacaban con el suelo de madera oscura.

Había un sofá negro en un rincón, haciendo la forma de la esquina, que tenía en frente una enorme televisión de pantalla plana.

Por las ventanas se filtraba una luz dorada, y cuando Slyferius apartó las cortinas, se dieron cuenta de que estaban llenas de vidrieras que representaban paisajes.

-Es... Precioso.- Dijo Dalae, saliendo al balcón de la sala principal. El palacio estaba al borde de un acantilado, y aquel balcón estaba suspendido sobre el vacío. La chica miró hacia abajo, y deseó no haberlo hecho. Bajo sus pies, había como 100 metros de caída libre, completamente en vertical.

Se agarró fuerte a la barandilla, apartando la mirada. Aquello daba muchísimo vértigo. Además, allí hacía mucho viento, que le revolvía la ropa y el pelo.

Era un espectáculo fantástico. El cielo era de color azul pálido, un cielo que anunciaba nevadas y niebla. El sol brillaba tenuemente, blanquísimo; y unas urracas volaban sobre un bosque cercano.

Urracas. Una de ellas voló hasta la asgardiana, posándose en su hombro. Dalae la acarició, distraída, mientras el ave la miraba con sus penetrantes ojos verdes.

Exploramos el castillo por un buen rato , y parecía Alicia en el país de las maravillas . Era una estructura total mente mágica , llena de sorpresas , cada cuarto tenia un ambiente diferente.
Por mas oscuro y siniestro que sea este lugar , al saber que es tu nuevo hogar te sentís distraído y solamente querer contemplar el lugar. Es muy poco probable que en un lugar tan tranquilo y pacifico como este llegue a descontrolarme , hasta ahora hice un muy buen trabajo respecto a mi Frenesí , y espero seguir así , pasaron años desde mi ultimo incidente.
Si iba a quedarme aquí tendría que contarle a Dalae de este problema mio , este demonio dentro de mi.
Pero por ahora no , no hay motivos para que yo me enfadase y tampoco hay alguna razón que este lugar puede llegar a darme en algún caso , así que por ahora lo mantendré en secreto.

Después de varios minutos de reconocer el lugar , deje de caminar , distrayendo a Dalae , la mire y le dije.

-No quiero ser grosero pero , antes de ver mi habitación, podrías decirme de una vez el verdadero motivo del porque estoy aquí , ya me canse de caminar para decir verdad-

Con una cara un poco agotada y cansada de caminar , moví los hombros .
Esperaba una respuesta definitiva , para que de verdad analice si quedarme acá o no , depende de lo que me diga Dalae lo pensare y después me fijo si decirle hogar a este lugar o volver a New York.
Era un muchacho impaciente , quería hacer algo o irme a un lugar donde pudiera hacerlo , no me gusta que anden con muchos rodeos , menos con este tema tan delicado.

La chica sabía que aquel momento llegaría.

Le convenía mentir lo menos posible, pero quizás la pura verdad también fuera peligrosa.

- Mi mentor me ha pedido que te traiga para que te entrenes y mejores tus poderes.

Aquello era cierto, le habían pedido que buscara seres con dones especiales, que los llevara a aquel sitio y que los ayudara.

- A cambio, Loki sólo nos pide que trabajemos para él. Son cosas fáciles: Llevar documentos de un lugar a otro, buscar piezas o material, espiar a cierta persona...Se está preparando para reconquistar Asgard.-

Mientras hablaban, iban paseando por un corredor lleno de puertas, cada una más extraña que la anterior.

De unas parecía salir música, y otras estaban llenas de máquinas de Midgard, cada vez más y más raras.

También pasaron junto a una puerta de hierro y madera, muy antigua. Estaba entreabierta, así que se podían ver unas estrechas escaleras de piedra que se perdían en la oscuridad. Las mazmorras, seguramente.

- Si quieres volver a Nueva York no te lo impediré, es decisión tuya. Puedes coger un avión hacia Estados Unidos que sale en dos horas.- Dijo, mirando su reloj.

- Pero si te quedas aquí, conmigo... Me aseguraré de que no te arrepientas nunca de tu decisión.

Dalae miró a los ojos a Slyferius, muy seria. Sabía que se lo estaba jugando todo a una carta, y no podía permitirse perder esa partida.

Así que deseó que los sentimientos de desesperación y la necesidad de estar con alguien vencieran a la desconfianza que anidaba en el corazón del mutante.

Con que entrenar y mejorar mis poderes , era algo que estuve haciendo toda mi vida , por controlarlos por completo , y en algún futuro espero cercano , poder controlar mi frenesí sin tener que perder el control.

Cuando pienso en poder , algo dentro de mi se vuelve vicio de este , tengo ganas de controlarlo todo y ganas de volverme mas poderoso aun , mi vida cotidiana no me dejo hacer esto ya que estaba muy ocupado , pero con esta nueva vida todo puede ser posible , sobre todo volverme mas poderoso que antes y darle la importancia que merece a mi don.

Después de varios segundos de silencio y con mi mirada maniática mirando al piso por un instante pensando en esta cosa dentro mio que me decía que quería mas poder dije.

-Si.. Lo haré , me quedare contigo-

Le dije sonriente con una cara desafiante , con mis ojos rojo llenos de energía. Mi actitud pasiva , buena onda y poco interesada cambio por una , desafiante , un tanto malvada y llena de odio.
Esto fue por un momento hasta que recobre mi sentido común , pero ya tenia en mente mi meta , controlar mi poder al máximo y dar un giro drástico en mi vida , un giro demasiado drástico.

Aquello recordó a Dalae otra situación que había vivido, hacía no mucho tiempo.

Solo que ahora era ella la que ofrecía el trato, no la que se vendía. La última vez, la desesperación la había obligado a pactar con Loki.

Pero ahora, ese chico irradiaba ambición. Sed de poder. En sus pupilas rojas, Dalae consiguió incluso descubrir una chispa de locura. Y sonrió, satisfecha.

- En ese caso... Bienvenido a casa, Slyferius. Será mejor que empecemos a mirar dónde dormiremos. Creo que las habitaciones estaban en la torre norte. -Dijo, acercandose a un pasillo.

Ante ellos se abría un enorme pasillo, pintado como el salón pero lleno de puertas. Todas ellas eran diferentes, y despedían sonidos, luz y olores extraños. Investigar todo el castillo les iba a llevar un tiempo.

Por fin, llegaron a la torre, y cada uno entró en una habitación diferente.

Era impresionante. Aquel lugar estaba decorado con ese estilo moderno y elegante que reflejaba todo el castillo.

La mirada de la chica pasó del balcón con decoraciones plateadas a el enorme vestidor, lleno de ropa tanto asgardiana como midgardiana; para luego posarse sobre la soberbia cama doble con dosel, blanca como la nieve.

Con un suspiro, se dejó caer en la cama. Por fin se sentía en casa.