¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
Años de Omega
¿Quién está en línea?
En total hay 116 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 116 Invitados :: 1 Motor de búsqueda
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 190 durante el 8th Noviembre 2024, 02:38
Tema: Agua y polvo (Selina Kyle) [Noviembre de 2019] 20th Febrero 2024, 01:33
La nieve ha llegado pronto éste año a Gotham. Llega fuerte, en violentas oleadas que golpean los ventanales con tanta furia como la tormenta que se agita en mi interior, invisible a ojos del mundo.
En el silencio frío y lóbrego de la mansión contemplo el anillo que me devolviste hace meses.
Llevo fuera de casa casi dos años ya. Lo que en un principio iba a ser una cuidada misión quirúgica de extracción planeada para llegar a ésta nueva dimensión, recuperarte y regresar a nuestro propio mundo en un período de tiempo no superior a unas pocas semanas, se descontroló a niveles estratosféricos antes de que pudiera siquiera poner un pie en Omega.
Al parecer, cualesquiera que sean las leyes que rigen en éste lugar, salvo casos excepcionales, no permiten la existencia simultánea de dos huellas biológicas idénticas en el mismo lugar, así que de alguna manera me mantuvo en una suerte de limbo más allá del espacio y el tiempo durante todo un año hasta la muerte del Batman que había prevalecido en ésta dimensión, haciéndome aparecer en mitad de un conflicto demoníaco a escala mundial. Quedé atrapado en la India durante casi diez días, y nada más llegar a Gotham, Ivy nos encerró en su laberinto y tuve dos semanas para comprobar que la Selina Kyle que había resultado ser la más resiliente de entre todas las dimensiones fusionadas no eras tú.
Por desgracia, en la batalla que siguió a nuestra salida del laberinto resultó dañado el aparato que me permite caminar, quedando parapléjico y posibilitando que Joker pudiera capturarme. Estuve tres semanas cautivo, y, después, me vi envuelto en mitad de un conflicto que me traía demasiadas reminiscencias de lo que había ocurrido en mi universo y del que no podía desvincularme.
Llevo demasiado tiempo fuera de casa. Son demasiadas las cosas que pueden suceder en dos años. Superman podría haber escapado de su prisión. Le prometí a Dick que no volvería a abandonarle, y no tengo intención de hacerlo. En éste mundo he recuperado la felicidad que creía haber perdido para siempre en el mío, a pesar de estar empañada por tu ausencia, pero necesito comprobar que Batgirl y Supergirl se están desenvolviendo bien sin mí. De hecho tengo que admitir que lo he estado demorando, ansioso por recuperar algo del tiempo que perdí con mi familia, y ya no puede esperar más. El peso de mis responsabilidades es demasiado fuerte. Nuestro mundo quedó muy debilitado tras la guerra; con la mayor parte de sus héroes y heroínas caídos en la batalla no hay mucho que puedan hacer en el caso de una amenaza grave, y no sería propio de mí desentenderme.
Vuelvo a mirar la caja con el anillo. Nevaba de manera similar el día que tomé la decisión de buscarte. Recuerdo que era primeros de marzo, y acababan de darme los análisis de lo sucedido en Star Labs. La Colisión de Universos no había engullido directamente el nuestro, pero la onda expansiva de la explosión nos había alcanzado de manera tangencial, llevándose consigo edificios, monumentos, personas... y tú habías sido una de ellas. Me dijeron que tenía que despedirme porque ya no volvería a verte. Yo salí, cogí el avión privado y me dirigí hacia la pequeña cabaña de montaña en el este en la que habíamos pensado pasar la noche de bodas.
El fuego ardía en la chimenea. El interior estaba caldeado, preparado para recibirnos. Pero yo no llegué a entrar. Me quedé fuera, en la colina nevada durante horas, mirando el anillo que no tuviste ocasión de ponerte. En un momento determinado, alcé la mano y me dispuse a hacer lo que me habían pedido: despedirme. Arrojando la caja con el anillo colina abajo, a la nieve, donde quedaría perdido y olvidado.
Pero no llegué a hacerlo, y bajé mi brazo.
En el transcurso de los últimos años, los años de la guerra, pasé miedo en infinidad de ocasiones. Fueron demasiadas las veces en las que tuve que afrontar el peligro de ir al encuentro de un hombre que podría matarme con tan sólo una mirada. Cuando tuve que regresar a la batcueva para sintetizar las píldoras verdes aún a sabiendas de que sería el primer lugar donde me buscaría; cuando salí de mi escondite para vengar el asesinato de Alfred sabiendo que él lo estaría esperando; cuando tuve que entretener a Clark para darle a Kate y a Bárbara el tiempo que necesitaban para traer a la Liga de la Justicia de Tierra Prime. En todas y cada una de esas veces tuve miedo. Sabía lo que Clark era capaz de hacer. Había torturado a mi homólogo de Tierra Prime y no sabía lo que podría hacer con el hombre que le había antagonizado durante años. No hubo ni una sóla de todas esas veces en la que no afrontara mis miedos y encarara de frente el peligro.
Sin embargo, aquella vez me encontraba asediado por un nuevo tipo de temor, un temor que no me veía capaz de afrontar:
Temor a dejarte ir, Selina.
Había perdido a demasiada gente, demasiada... No estaba preparado para dejarte ir a ti también. No podía. Si había una posibilidad, por mínima que fuera, de que pudieras aún estar ahí, tenía que buscarte.
Incluso ahora, aún me resisto a pensar que te he perdido. Incluso ahora, me resisto a dejarte ir. Por eso he decidido intentarlo una última vez. Sólo una vez más. Si no funciona, me marcharé de inmediato a solucionar los asuntos que puedan haber quedado pendientes en mi mundo, ahora que las cosas se han calmado en el tuyo.
Cojo una hoja de papel y una pluma. Me siento en el escritorio bajo el ventanal, y, mientras observo la tormenta de nieve arreciar fuera, escribo:
Carta:
Me tomo un momento para releer lo escrito. No puedo ser más concreto, ni dar detalles específicos, porque la Selina que conocí en el invernadero de Ivy no es la misma que bailó conmigo en los tejados durante tantas y tantas noches. Para ella, no soy más que un desconocido. No puedo forzar en ella un sentimiento, ni imponerle mis deseos. Lo único que me queda es esperar que mis palabras evoquen algo en ella.
_________________
Última edición por Bruce Wayne el 23rd Octubre 2024, 23:20, editado 1 vez
Alfred Pennyworth DC Universe
Bando :
Familia :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 10 Fecha de inscripción : 23/06/2014 Localización : Gotham Empleo /Ocio : Mayordomo Humor : Ironico
Ficha de Personaje Alias: Alfred Nombre real: Alfred Pennyworth Universo: DC Universe
Tema: Re: Agua y polvo (Selina Kyle) [Noviembre de 2019] 1st Octubre 2024, 11:48
La penumbra envolvía la mansión Wayne con su manto habitual de melancolía. Era una de esas noches en que el viento apenas susurraba a través de las ventanas altas a pesar de los gruesos copos que caían. La casa, antigua y vasta, parecía contener la respiración como solo ocurría cuando el amo Bruce me necesitaba. Mientras caminaba por los largos pasillos, mis pasos amortiguados por las alfombras desgastadas, me dirigí hacia el estudio de Bruce. Esa habitación que rara vez abandonaba cuando Gotham no lo reclamaba, cuando el murciélago no estaba en otra más oscura.
El pasillo que llevaba a su santuario personal estaba desprovisto de ruido, salvo por el leve crujido de la madera bajo mi peso. Con una suavidad ensayada durante años, abrí la puerta apenas unos centímetros. No necesitaba más que eso. La luz cálida de una lámpara bañaba la estancia con un resplandor amarillento, revelando la figura de Bruce, sentado frente a su escritorio, inclinado sobre un trozo de papel. La pluma en su mano se movía con precisión, pero había algo más en la rigidez de sus hombros, en la manera en que sus dedos parecían, por momentos, vacilar. Aquella suave hoja de papel parecía estar derrotando al héroe de Gotham.
La habitación estaba impregnada de un silencio que hablaba más de lo que cualquier palabra podría. El fuego en la chimenea crepitaba levemente, ofreciendo una tenue calidez que no alcanzaba a disipar la frialdad que emanaba de su semblante concentrado. Las paredes, cubiertas de estanterías con libros que nunca había visto abrir, permanecían como mudos testigos de este ritual nocturno que había aprendido a reconocer a lo largo de los años. No era la primera vez que lo veía escribir en silencio, perdido en pensamientos que jamás se atrevía a compartir. A veces lo hacía para sí mismo, para ordenar sus ideas. En otras ocasiones lo hacía simplemente para dejar instrucciones ordenadas de como debía hacerse algo. Este no era ninguno de esos dos casos.
Esta noche, había algo distinto en el aire. Era la forma en que Bruce, siempre tan seguro y meticuloso, parecía vacilar en sus movimientos. Me acerqué con la misma discreción que tantas veces había practicado. Limpié una repisa cercana, pasando el paño por encima de marcos y libros que habían acumulado una ligera capa de polvo, a pesar de mis esfuerzos constantes por mantener la casa impecable. Mientras trabajaba, mis ojos se desviaban hacia él. No necesitaba leer el contenido de la carta para saber a quién estaba dirigida. Selina. Siempre Selina. Lo más parecido a una carta de amor que mi niño podía escribir era un acertijo irresoluble.
Selina Kyle. Un nombre que flotaba como una sombra entre ambos desde hacía años. La mujer que nunca había pertenecido del todo ni al mundo de Bruce ni al suyo propio, y que sin embargo siempre lograba encontrar un camino de regreso a su vida. Observé en silencio, permitiéndome un leve suspiro interno. ¿Cuántas veces había visto esta misma escena, aunque bajo diferentes circunstancias? El hombre que, frente a cualquier adversario, jamás titubeaba, se encontraba ahora frente a un simple trozo de papel, con la carga de sentimientos que jamás podría expresar en voz alta. Podía sentir sus dudas, su dolor, su miedo. Yo también lo sufría con él.
Se dice que el servicio tiene un don especial para desaparecer cuando así se requiere. Es cierto, he pasado años siendo invisible cuando lo deseo, y hoy no fue la excepción. Ni siquiera el mejor detective del mundo parecía advertir mi presencia, absorto en su tormento interior. La pluma seguía moviéndose, dejando un rastro de palabras que seguramente nunca leería en voz alta, ni a sí mismo. Limpié en silencio, moviendo pequeños objetos de un lado a otro con la misma precisión de siempre, permitiendo que él creyera que estaba solo. Yo pertenecía a aquella sala tanto como el propio escritorio o aquellos libros.
Sin embargo, tras un largo rato, sentí que el momento había llegado. Bruce se había detenido, la pluma descansando sobre el papel, y sus hombros caían con el peso de la reflexión. Releía la carta ya terminada, seguramente evaluando si su destinataria sería capaz de descifrarla, dudando de que pudiera hacerlo pero sin atreverse a revelar más, a exponerse más. Me acerqué por fin a él con paso firme pero silencioso, y, posando suavemente mi mano sobre su hombro, rompí aquel silencio por primera vez.
"Bruce", dije omitiendo intencionadamente el tratamiento debido, mi voz calmada, como si llevara años ensayando estas palabras, como si las hubiera dicho mil veces, y, en cierto modo, así era. "Parece que hay cosas que nunca cambian. Un hombre puede enfrentarse a una docena y no tener miedo, pero una mujer... es algo completamente distinto".
Mis palabras flotaron en el aire, más allá de lo que se decía. No esperaba respuesta, no hacía falta. Era un comentario que llevaba años gestándose, una observación que él, en su fuero interno, sabía que era cierta. Bruce Wayne, el hombre que desafía a la misma muerte noche tras noche, temía, en lo más profundo de su ser, a aquello que no podía controlar ni vencer con fuerza o estrategia: el corazón. Bruce, Batman, el Cruzado de la Capa, el Caballero Oscuro, el Hijo de la Noche... ninguno de ellos podía hacer algo tan simple como aceptar sus sentimientos.
Retiré mi mano con la misma suavidad con que la había colocado. Observé por un momento más la carta inconclusa, sabiendo que probablemente nunca sería enviada, o al menos no en los términos que Bruce desearía. Y me situé a su lado, limpiando la propia lámpara a pesar de que no era necesario para darle tiempo. Tiempo para que asimilara de verdad lo que acababa de decirle. Bruce seguramente no me pediría ayuda ni consejo, por mucho que ahora los necesitara. Pero, a pesar de todo, siempre estaría ahí para él, como su sirviente, como su amigo y como un padre.
Quiero decirle que estoy orgulloso de él, que el mero hecho de haber conseguido enfrentarse a su lógica conducta habitual y haber escrito aquella carta ya es una victoria en si misma. Pero espero, espero a ver su reacción antes de hacerlo. Quiero mucho a Bruce y se que él siente lo mismo por mí, pero le cuesta demasiado gestionar sus sentimientos, su férreo control los mantiene siempre a raya, pero cuando eso falla se desbordan como si una presa estallara. No está preparado para oír esas palabras, todavía no.
_________________
A Bruce Wayne le gusta esta publicación
Bruce Wayne DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 124 Fecha de inscripción : 04/04/2014
Tema: Re: Agua y polvo (Selina Kyle) [Noviembre de 2019] 24th Octubre 2024, 01:16
Apoyo la barbilla sobre el mentón, reflexionando. No sólo en lo dicho por Alfred, sino en las palabras de la carta, que releo una y otra vez en mi mente.
Una parte de mí, la parte que siempre permanece alerta y consciente, registra su entrada en la habitación, pero la otra parece olvidarlo. Alfred es la única persona en el mundo que conoce todos mis secretos, entonces, ¿qué sentido tendría tratar de ocultarle esto? Es curiosa la rapidez con la que he vuelto a acostumbrarme a su presencia en éstos lóbregos pasillos, después de haber tenido que vivir tanto tiempo sin él, luego de su asesinato. Resulta... natural. Como si ésta casa no pudiera ser considerada un hogar sin su silenciosa y reconfortante compañía.
- Ojalá fuera tan fácil, amigo mío... -musito al fin, soltando el bolígrafo sobre la mesa del escritorio-. Pero no es... lo que te imaginas.
Me giro en la silla para mirarle mientras finge limpiar la lámpara del escritorio.
- No hemos hablado mucho de cómo era mi vida en... el lugar del que provengo. Sé que he estado evitando el tema. Era una realidad... muy distinta a ésta -condenso, zanjando así el tema. No quiero tener que hablar de su muerte, de las de Dick, Tim y todos los demás, o de las traiciones de Damian y Clark-. Lo único bueno que tenía allí era Selina.
>>Ésto no es... la vacilación tímida de un enamorado renuente a dar el primer paso -explico dirigiendo una mirada a la carta-. En el lugar del que procedo, Selina y yo ya éramos pareja desde hacía más de diez años. Prácticamente desde el principio... Los tres últimos años habíamos estado incluso viviendo juntos en la mansión. Íbamos a casarnos... Pero el efecto Omega me la arrebató la noche de la boda.
>>La Colisión no impactó en mi mundo directamente, pero la onda expansiva nos golpeó de pasada, llevándose consigo todas las personas que encontró a su paso. Selina fue una de ellas. Por eso vine aquí, rastreando las energías residuales de los universos desaparecidos, buscándola. Y la encontré, pero ella ya no me recordaba. Según todos los datos que he recabado hasta ahora, la Colisión fusionó todas las versiones de las personas de diferentes universos que tenían la misma huella biológica, dejando sólo una de éstas personalidades, la más resiliente, como la principal y absorbiendo todas las demás. La Selina que sobrevivió, por decirlo de algún modo... no es la que iba a ser mi esposa.
>> De hecho, Alfred, estuve a punto de abandonar, de tirar la toalla, pero en el transcurso de los últimos meses he observado en ella ciertas actitudes y comportamientos que encajan con la teoría de que pueda estar recordando cosas. Recordándome a mí. Y, si ésto es así, yo... -le miro, sintiéndome impotente y vulnerable-. Los momentos más felices que soy capaz de recordar los he pasado a su lado.
Mis manos vuelven a la hoja de papel y la releo por enésima vez antes de plegarla en pulcros dobleces e introducirla en un sobre.
- Tengo previsto viajar a mi antiguo mundo próximamente. Sólo para comprobar que todo sigue bajo control. Lo dejé al cuidado de manos muy capaces, pero les dije que sólo me ausentaría el tiempo que necesitara para traer de vuelta a Selina. No esperaba... -le miro fugazmente antes de apartar la mirada-. No esperaba encontrar aquí un hogar. Necesito regresar allí aunque sólo sea para informar de todo y comprobar que todos están bien. Pensaba darle una última oportunidad a lo nuestro antes de marcharme.
Poniéndome en pie voy hacia el perchero para recoger mi abrigo introduciendo la carta en el bolsillo. Mi mano se apoya en el pomo de la puerta unos instantes, sin llegar a abrirla.
- A ti siempre te gustó, ¿sabes? -digo al fin, sin volverme-. Los demás... no la aceptaban por su pasado criminal, no podían entender que hubiera decidido confiarle mis secretos más profundos. Pero tú... A ti siempre te gustó. Nunca me dijiste nada bueno de Talia, ni de ninguna de las mujeres a las que alguna vez traje a casa. Pero ella... No la conocías de nada, pero te cayó bien desde el principio. Supiste ver... lo especial que era. Todo el bien que me hacía. La echo de menos, Alfred... Echo de menos... el sonido amortiguado y apenas perceptible de sus pasos en la casa. Su conversación ágil y ocurrente durante las patrullas. El confortable silencio de las cenas en su compañía. ¿Qué es peor: haber tenido algo y haberlo perdido sabiendo lo que has perdido... o no haberlo tenido nunca y ser feliz en la ignorancia?
_________________
A Apollo le gusta esta publicación
Alfred Pennyworth DC Universe
Bando :
Familia :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 10 Fecha de inscripción : 23/06/2014 Localización : Gotham Empleo /Ocio : Mayordomo Humor : Ironico
Ficha de Personaje Alias: Alfred Nombre real: Alfred Pennyworth Universo: DC Universe
Tema: Re: Agua y polvo (Selina Kyle) [Noviembre de 2019] 24th Octubre 2024, 12:31
Mientras escuchaba sus palabras, continué mi labor fingida con la lámpara, dejando que cada una de sus frases calara hondo. El tono de su voz, cargado de una vulnerabilidad rara en él, me llevó a un silencio aún más profundo, una quietud que sólo se siente cuando el peso de lo no dicho llena la habitación. A medida que desgranaba su relato, me resultaba imposible no recordar cómo lo habíamos perdido aquí, en nuestro propio mundo. Y ahora, frente a mí, había vuelto un hombre transformado, con las cicatrices de otro universo. Con un peso que había quebrado finalmente su espalda, lisiándolo permanentemente, pero que aún así había vuelto a levantarse, como siempre hacía.
Mis manos, que habían pasado por la superficie de la lámpara con un paño de manera casi automática, se detuvieron al escuchar sus palabras sobre Selina. El detalle de cómo la Colisión se había llevado su felicidad, arrebatándole lo más amado. Cómo había visto desaparecer su futuro en una noche que debía ser de celebración, resonaba profundamente en mi pecho. Esa boda, que nunca llegó a celebrarse, se entrelazaba con el mismo destino cruel que parecía seguirlo, incluso en este lugar ¿Acaso no había sufrido ya bastante? ¿Acaso no merecía ser feliz? ¿Aún no se había ganado ese derecho? ¿Aún no se había sacrificado lo suficiente?
Mi mente se detuvo en un solo pensamiento: él había encontrado a Selina aquí, pero no era la Selina que él conocía. Y aun así, no había abandonado la esperanza. Las palabras que pronunciaba estaban teñidas de dolor, pero también de una persistente obstinación, esa misma voluntad férrea que lo había definido siempre. Y, sin embargo, vi algo que rara vez mostraba: miedo. Miedo de que, incluso si ella empezara a recordar, las piezas no encajaran como antes. Miedo de haber perdido el único refugio real que jamás tuvo, una intimidad que él mismo apenas admitía.
"Los momentos más felices que soy capaz de recordar los he pasado a su lado."
Mis dedos se tensaron levemente sobre el paño. Le escuchaba hablar de los recuerdos de un amor perdido, pero también de un hogar que aún no había decidido si aceptar. Bruce, mi Bruce, estaba suspendido entre dos realidades. En ese instante, comprendí que su lucha no era sólo contra la pérdida, sino contra el propio concepto de pertenencia. Aquí, había encontrado un hogar de nuevo, un lugar al que regresar; y sin embargo, su corazón seguía atado a un pasado que, de alguna forma, le había sido arrebatado de la manera más cruel posible.
Cuando él mencionó mi aprobación de Selina, una pequeña sonrisa, casi imperceptible, cruzó mi rostro. Era cierto, desde el primer momento supe lo que ella significaba para él. No era algo que se pudiera fingir o ignorar, y lo había visto en sus ojos cada vez que la mencionaba o cuando ella entraba en la mansión. Selina, a pesar de todo su pasado, le había dado algo que ninguna otra persona, ni siquiera las más cercanas a él, podían ofrecerle: una verdadera compañía en la oscuridad, una sombra que comprendía la suya. Lo especial de su relación no estaba en lo que compartían a plena luz, sino en lo que se entendían en la penumbra. El hecho de que esa aprobación fuera importante para él me llenó de una alegría que no creí posible antes de recuperarlo.
"¿Qué es peor?" me preguntó finalmente, su voz baja y rota. Era una pregunta que no podía contestar con facilidad, no en ese momento. No con palabras al menos.
Me acerqué a él mientras permanecía inmóvil junto a la puerta, su mano aún en el pomo, la carta escondida en el bolsillo de su abrigo. Me detuve a su lado, permitiendo que el peso de mi presencia hablara en lugar de las palabras. Me tomó un momento, un breve respiro, para considerar lo que debía decir y cómo decirlo.
"Bruce...", dije finalmente, manteniendo mi tono lo más sereno que fui capaz. "Lo único peor que haber tenido algo y haberlo perdido, es no permitir que aquello que alguna vez le dio felicidad encuentre su camino de vuelta a usted".
Levanté la vista hacia él, notando cómo la tensión de sus hombros aún no había cedido del todo. "Selina fue parte de su vida, de su verdadero hogar, y si aún hay una posibilidad, por pequeña que sea, de que ella también recuerde... entonces, quizás no haya nada más que decir". Sabía que mis palabras no borrarían su dolor, pero también sabía que, en ese momento, necesitaba un ancla. Algo que le recordara que la lucha por lo que amamos es siempre digna, incluso si parece imposible.
Observé el perfil de Bruce mientras su mano descansaba todavía sobre el pomo de la puerta, sus ojos perdidos en algún punto más allá de la madera, como si buscara respuestas en la quietud de la mansión. Sabía que lo que iba a decirle requería más que la calma habitual con la que suelo hablarle, porque esta conversación no era sólo sobre Selina; era sobre él, sobre lo que significa vivir entre dos mundos, dos realidades, y seguir aferrándose a lo que nos hace quienes somos. El siempre había vivido así a fin de cuentas. Era Bruce Wayne y era Batman, pero esto era aún más difícil. Su mundo, sus recuerdos, todo era diferente. Había perdido todo y se le presentaba la oportunidad de recuperarlo. Entonces ¿Por qué volver? No, él seguía dividido por dentro y no encontraría la felicidad, o tan siquiera la tranquilidad hasta que no aceptase que no podría permanecer en ambos mundos. Esta vez no.
Di un pequeño paso más cerca, dejando que el peso de mis palabras tomara forma con cuidado. "Señor", comencé, "sé que la Selina que ha encontrado aquí no es la misma que conoció en ese otro lugar. Pero... tampoco yo soy el Alfred que le sirvió en su mundo o el que le crió cuando era niño. Y usted, señor, por mucho que lo desee y me lo niegue a mi mismo, tampoco es exactamente el Bruce que fue en mi mundo".
Hice una pausa, dejándole espacio para que asimilara mis palabras, sabiendo bien que aquello podía remover emociones que él no quería enfrentar. La muerte de sus padres, las perdidas de su universo, mi muerte y la traición de su único amigo, su fracaso al intentar detenerle y todo lo que aún no se había atrevido a contarme.
"Pero lo que sí sé, Bruce", continué, "es que ambos llevamos con nosotros las mismas esencias que nos definen. No importa cuántos universos nos separen, ni cuántas versiones de nosotros mismos existan. En lo profundo de su ser, sigue siendo el hombre que ella amó. Y en lo profundo de su ser, esta Selina, aunque no recuerde cada instante de su vida con usted, lleva dentro de sí lo suficiente como para ser la misma mujer que le hizo feliz".
Me acerqué aún más, ahora situándome justo a su lado. Mi mirada recorrió su figura, marcada por el tiempo y las experiencias, pero seguía viendo en él al joven que alguna vez cuidé, que había perdido tanto pero que, en su esencia, no había cambiado. Instintivamente retiré una leve mota de polvo de su hombro derecho y le ajusté el cuello de la camisa que se había torcido levemente mientras escribía.
"Pienso, amo Bruce", añadí con suavidad, "que lo que realmente importa no es lo que fue, sino lo que todavía puede ser. Incluso si esta Selina nunca llegara a recordar por completo lo que ustedes compartieron, ya lo logró una vez, ¿no es así? Logró que ella lo amara, contra todo pronóstico, contra su natural desconfianza. Y si lo hizo una vez, Bruce, podría hacerlo de nuevo".
Hice una pausa, viendo cómo mis palabras iban calando en él. Sabía que estaba enfrentando más que una simple encrucijada emocional. Bruce no era de los que dejaban las cosas al azar, pero también sabía que, en el fondo, el amor no podía ser siempre una cuestión de lógica y control. Era una batalla que no se libraba con armaduras ni estrategias, sino con el corazón desnudo. Algo en lo que el no sabía como reaccionar. Toda su vida había contenido sus emociones, encerradas en una caja hasta que ya no podía contenerlas, hasta que se rompía por dentro.
"Tal vez, lo que queda por decidir ahora", añadí con cautela, "es si está dispuesto a intentarlo de nuevo. Porque, al final, señor, no es cuestión de encontrar la versión exacta de quien perdió, sino de reconocer que lo que usted siente es tan fuerte que merece ser vivido otra vez, con todas sus imperfecciones, con todo lo nuevo que pueda traer".
El silencio volvió a instalarse entre nosotros, pero esta vez no era una pausa incómoda. Sentía el peso de lo que estaba en juego para él, y también la profundidad de su reflexión. La decisión era suya, como siempre lo había sido, pero al menos ahora, sabía que no estaba solo en este cruce de caminos. Que yo, pasase lo que pasase, siempre estaría a su lado.
_________________
Contenido patrocinado
Tema: Re: Agua y polvo (Selina Kyle) [Noviembre de 2019]