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Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019]
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Diana de Themyscira DC Universe
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Tema: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 8th Marzo 2021, 21:15
Desierto de Mojave California
Para la suerte de la amazona, el calor no resultaba asfixiante en esa época del año, de hecho, si alguien quería pasar desapercibido por un desierto, mejor hacerlo en el frío invierno, sin turistas ni visitantes de las excursiones veraniegas a los desiertos estadounidenses. Había dejado hace menos de 24 horas su residencia en la embajada de Themyscira y se había preparado para una incursión rápida. Si lo que había llegado a sus oídos era cierto, podría localizar una carga de tráfico infantil que iría cruzando los desiertos desde Arizona hasta Los ángeles aprovechando el desierto para pasar desapercibidos y evitar así los agresivos controles de las carreteras nacionales.
Según sus cálculos, había aproximadamente 11 horas de trayecto en coche siguiendo esa ruta, había más millas pero lo más probable era que no quisieran arriesgarse. Suponiendo que llevaban el cargamento, deberían llevar algún vehículo pesado y quizá eso le dejase más margen para esperarles. Además habrían salido de Arizona en plena noche para no tener problemas en la ciudad, lo que le dejaba al amanecer del día 1 en pleno desierto ya que se encontraba a medio camino.
Así que ahí estaba con el amanecer de las siete de la mañana, aguardando paciente, sobrevolando el cielo con su característico traje mientras observaba a las carreteras de alrededor, poniendo especial atención a uno de los caminos más escondidos por los que podría caber un vehículo. De hecho dudaba sobre si esa carretera no sería de uso exclusivo para el mantenimiento del parque. Se centraba en sobrevolar esa localización pero no perdía de vista las carreteras colindantes por si veía que alguno de los pequeños puntos que veía a distancia sobre las carreteras era tan grande como para poder transportar las vidas de decenas de niños inocentes que se enfrentaban a un destino atroz.
Acorde a su informante, se trataban de traficantes vitales que se dedicaban a trasladar al “producto”. Podían ser niños para la explotación laboral, inmigrantes para diferentes motivos o mujeres jóvenes, incluso niñas, dispuestas a enfrentarse a la trata de blancas. Una ligera náusea se apoderó del vientre de la amazona.
El calor retomaba el desierto con los primeros rayos de sol y aún luchaba por apaciguar sus nervios. ¿Y si se le habían adelantado?
Pero justo cuando dudaba, lo vio. Dos camiones de transporte ganadero a dos coches de distancia entre sí, aún con las luces encendidas y a una velocidad calmada pero constante. ¿Por qué, teniendo permisos de transporte de mercancías, se meterían dos camiones en el interior del desierto? ¿Estarían intentando hacerse pasar por veterinarios o algún refugio de animales?
Mientras les seguía a una distancia prudencial por el cielo despejado, algo la sacó de sus deducciones.
Un disparo seco impactó la rueda del camión que iba por delante. El conductor, alterado por el ruido, dio un volantazo que provocó que la cabina empezase a girar en bruscos giros opuestos, sacudiendo violentamente el resto del tráiler. La griega lo vió y no dudó ni un solo instante, descendió en lo que dura un parpadeo a la parte trasera de la carga y agarró los laterales de la propia caja metálca, plegando el metal bajo sus dedos sin pretenderlo. Clavó sus pies en el suelo, agrietando el camino en el proceso y haciendo que una densa humareda se levantase mientras terminaba de deslizarse impulsada por el camión, que frenaba drásticamente en pocos metros.
Cuando por fin el vehículo se detuvo, recuperó su postura, sin soltar su agarre. Los quejidos infantiles se podían escuchar a través de la ventilación, ensordecidos. Como si estuviesen amordazados. La amazona apretó con más fuerza inconscientemente. El conductor volvió a poner en marcha el motor, acelerando las ruedas a toda marcha, pero esta vez el tráiler no se desplazaba. Lo único que consiguió fue levantar aún más polvareda que forzó a que la heroína cerrase los ojos con fuerza y tuviese que contener una tos que le escocía en la garganta.
Furiosa, levantó el camión inclinándolo lo menos posible, indicando a los criminales que sus intentos eran nulos. Pero ahora la amazona tenía dos problemas.
Los cinco traficantes estaban armados y acababan de asomarse por las ventanillas.
Y el otro camión les había adelantado continuando su camino.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 8th Abril 2021, 00:50
Os preguntaréis: ¿qué clase de hombre en su sano juicio recorre de una sentada las 2564 millas que le separan de Gotham City, en Nueva Jersey, hasta el desierto de Mojave en, literalmente, la otra puta punta del puñetero país sin detenerse prácticamente más que para mear y comprar bocadillos y red bull? Posiblemente hayáis acertado la respuesta: Jesse Custer.
Y, os volveréis a preguntar, ¿qué podría ser tan importante como para hacerle abandonar todo cuanto estaba haciendo para emprender aquél viaje demencial sin tomarse ni un segundo para descansar después de la aventura con Rebecca en Gotham? Tranquilos, la respuesta llegará pronto.
Gray Fox, que, como ya sabréis los que hayáis estado siguiendo las andanzas del Predicador, se había convertido en algo así como la compañera de andanzas del buen pastor, había conseguido sonsacar información (junto con algún que otro diente) a un fulano en un bar de mala muerte acerca de un cargamento muy particular que iba a atravesar el desierto en dos días: niños. Y, posiblemente, mujeres. Como a éstas alturas Gray ya conocía de sobras a Jesse, supo, sin ningún género de duda, que aquella era la clase de información que a su amigo le encantaría conocer, así que le había llamado utilizando el teléfono que él le había comprado para que pudieran estar en contacto. Era un cachivache resistente, de los de antes, y sólo tenía un número grabado para que a la anciana no le resultase complicado de utilizar, especialmente con sus problemas de visión.
Había tres cosas que Jesse consideraba sagradas: las mujeres, los niños y los animales. Así que, cada vez que veía a algún malnacido maltratando a una mujer, abusando de un niño o pateando a un perro, los nudillos le empezaban a picar. Era como una alergia que solía terminar con el cabrón en cuestión sangrando en el suelo. Y fue esa misma alergia la que le hizo despedirse precipitadamente de Rebecca Logan para montarse en su vieja pickup y conducir durante prácticamente dos días completos, descansando lo mínimo, para poder estar a tiempo en el desierto al amanecer del día 1, apostado junto a Gray tras una loma alta vigilando el camino que, según le habían dicho a la anciana, iban a utilizar los traficantes.
Se había cambiado las ropas de predicador por otras más cómodas: pantalones vaqueros, camiseta ajustada negra y chaqueta de cuero. Estaba muerto de cansancio, pero el frío gélido del amanecer de febrero ayudaba a mantenerle despierto y concentrado. Tenía en sus manos un rifle de francotirador que Gray había cogido "prestado" del grupo de criminales después de la trifulca del bar. Ella no podía usarlo por sus problemas de visión, pero Jesse había tenido siempre muy buena puntería, pues Jody le había enseñado a disparar desde muy pequeño, y, aunque ahora sólo tenía un ojo, no resultaba ningún impedimento a la hora de disparar el rifle, ya que, de todos modos, habría tenido que cerrar uno para apuntar por la mirilla.
Gracias al cielo, la polvareda que levantaban los camiones se dejó ver antes de que se le congelaran los dedos con los que sostenía el arma. Jesse se tumbó boca abajo en la loma, apoyó el rifle contra una piedra y apuntó con paciencia. Cuando el objetivo fue lo suficientemente grande como para verle las ruedas, apretó el gatillo. El disparo retumbó ruidosamente por las amplias explanadas del desierto, haciendo derrapar al vehículo. Sin embargo, antes de que Jesse tuviera ocasión de preocuparse seriamente por los niños que debían de ir en la caja, algo increíble ocurrió: una mujer apareció volando de la nada como si fuera un maldito ángel, y, anclando los pies en el suelo, agarró la parte trasera del vehículo con las manos desnudas y consiguió frenar el camión.
- ¿Qué diab...? -de la sorpresa, estuvo a punto de caérsele el cigarrillo de entre los labios. ¿Otra de esos súper tipos? Parecía que había más que piedras en el desierto. En cualquier caso, no tenían tiempo para detenerse a admirarla; parecía bastante ocupada con lo que tenía entre manos, y, de mientras, el segundo camión parecía a punto de escapar. Ya no tenía tiempo para apuntar, y, de todas maneras, no quería arriesgarse a hacerlo derrapar también, así que, deslizándose a toda prisa por la loma, le hizo una seña a Gray para que le siguiera y logró plantarse a escasos metros de distancia del segundo vehículo. Alzándose en mitad del camino exclamó una simple y potente orden al conductor-. Alto.
El tipo al instante apretó a fondo el pedal de freno, obligando al camión a detenerse con un tirón violento que hizo saltar los airbags de la cabina, justo antes de impactar contra el moreno. Jesse no perdió un segundo; aprovechando el aturdimiento de los hombres después del brusco parón, abrió la portezuela del conductor, agarró al tipo por la solapa y le estrelló la cabeza contra la ventanilla, haciéndole atravesar el cristal. Uno menos.
Ahora sólo tenían que preocuparse por los otros cuatro.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 8th Mayo 2021, 01:41
Como era costumbre, la buena de Gray estaba de parranda en un bar de carretera de los estados unidos, uno de esos en los que solo se mete “gentuza”, aunque si a ella la dejaban en paz, ella no se metia en los líos de nadie… claro que a veces, una escucha cosas y justo lo que escuchó le pareció de las cosas más horribles que había escuchado en su vida; trafico de personas. No lo escucho todo, pero lo suficiente como para levantarse de su mesa, ir a la de los hombres, partirla por la mitad de un puñetazo ante la atónita mirada de todos los clientes del bar y mirar a los dos hombres, con una mirada que podría haber derribado montañas enteras, para preguntarles
-Weno, weno, ziquilloh… que esho que deshi de uno niño
Resumiendo; la anciana se enteró de todo su plan y de donde se iba a producir. Si hubiera sido cualquier otra cosa le hubiera dado igual; tráfico de droga, de armas, de lo que sea… ¿Personas? No, eso ya no, no podía permitir que hubiese gente a la que se le robaba la libertad sin ella hacer algo por evitarlo. Pensó en ir sola, a lo comando, derribar todo lo que estuviera a su paso y salvar a esa pobre gente… por muy divertido que podría haber llegado a ser eso, pensó que lo mejor sería pedir ayuda o al menos alguien con quien compartir la diversión de apalizar a los que trafican con personas.
Sacó su móvil, un Nokia de los antiguos con los números bien grandes y con todo preparado para ella solo tener que pulsar un botón y ale, aunque desde que se lo regaló su amigo se reencontró con muchos viejos amigos, o sus familiares, y a todos les dejo su teléfono para que apuntasen su número en el, que ella no sabía hacerlo, pero como estaba programado para que al pulsar un numero, saliese el numero al que quería llamar, no tenía que pensar mucho para utilizarlo.
Hablando del amigo que le regaló el teléfono, justo a él iba a llamar; Jesse Custer. Así es como ella y su colega acabaron apostados en un monte, con el arma que la anciana consiguió robar a los tipejos, buscando la mejor oportunidad para atacar… que al parecer eso de ir a lo bestia no le gustaba tanto a Jesse, que demasiadas veces vio a la anciana arriesgar su vida. Todo estaba listo, solo tenían que esperar a que Jesse diera en el blanco y ¡BOOM! Para la anciana fue difícil describir lo que sintió cuando el estruendo del francotirador disparando llegó a sus orejas, lo que sí sabía describir es lo que le quiso decir a Jesse después
-Cago en die Jesse, t’isho que mavise cando… coño- la mujer dejó de hablar y se golpeó la oreja, ya que lo único que escuchaba era un pitido -queo que m’e quedao zorda
Aunque el pitido dejó de sonar momentos después y todo volvió a la normalidad. Bueno, normalidad; que acababa de ver a una mujer voladora aparecer y frenar el camión, no podía engañar a nadie si decía que no le impresionó la fuerza de la mujer… estaría bien tener una pelea amistosa con ella, claro que no estaban allí para el mejor combate de boxeo de la historia, estaban ahí para salvar a los chiquillos de los camiones. Los dos corrieron hacia los coches, cuando Jesse se plantó delante de uno de ellos, asustando por unos segundos a la anciana que ya estaba viendo a su compañero aplastado por el vehículo, menos mal que tenía aún ese poder y Gray pudo respirar con tranquilidad, de verdad que ese hombre iba a acabar con ella algun dia de estos… aunque ella no podía decir que no hacía pasar por lo mismo a Jesse, siendo tan temeraria como era ella.
Cuando su colega se deshizo del conductor, los demás salieron y la anciana se dirigió a por los que tenia mas cerca; de un derechazo se deshizo de uno de ellos, pero el otro tuvo más suerte que su compañero y consiguió preparar su arma, disparando a la anciana en la pierna antes de que ella pudiera darle un puñetazo en toda la tripa, haciendo que se agachara del dolor, para rematarle con un fuerte gancho en toda la nariz. A pesar de haber acabado con esos dos, los demás aún seguían en pie y no dudaron en ponerse a disparar a la anciana, que consiguió refugiarse tras el coche junto a Jesse
-Toy maio pa eto
Bromeo con una sonrisa, ocultando con la mano la herida de la pierna que le sangraba, que ya sabía cómo se ponía Jesse al verla así y no quería darle el disgusto. Aunque al estar tras el camión, se le ocurrió una idea que podía resultar; agarró el capo y lo arrancó a la fuerza, lanzándolo con fuerza hacia los hombres que aún seguían disparando que, al no esperarse tal hazaña, se dieron en toda la boca con el capo volador. Gray salió de detrás del camión y saltó a por ellos, dándole a uno una patada en sus partes y al otro se subió encima de él y le empezó a dar puñetazos en la cara, uno, dos, tres… cuatro… cinco….
Cuando escucho la voz de Jesse, había perdido la cuenta de cuantas veces golpeó al tipo ese, pero su cara hecha un cristo demostraba la violencia con la que la mujer le estuvo atacando; un ojo ensangrentado y el otro que parecía, la nariz prácticamente desaparecida, los dientes la mayoría rotos, los labios partidos… si no se hubiera detenido, si no la hubiera parado la voz de Jesse, tal vez, solo tal vez, habría… con la mano temblado, una mezcla de la edad y de la adrenalina que sentía ahora mismo, por haberse descontrolado, se sacudió la sangre e intentó suspirar para tranquilizarse
-Peon Jesse, que zama io la cabesa
Ahora solo quedaba esperar que la mujer voladora hubiera sido capaz de deshacerse de los cuatro de su vehículo… que visto lo visto, no cabe duda de que era más que capaz.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 22nd Julio 2021, 17:52
Los músculos del cuerpo de la amazona resaltaban cuanta más resistencia hacía el camión, hasta que en el último acelerón, un ruido extraño acompañado de un atragantamiento en el motor hizo que el vehículo dejase de acelerar. Diana aprovechó su oportunidad y salió de la esquina con un brazalete en alto dispuesta a detener las balas. Un disparo, fallido, otro disparo, fallido. El hombre que asomaba por la ventanilla llevaba una escopeta y era lento disparando, pero contundente. Antes del tercero, la mujer deslizó sus dedos en los huecos de la llanta de la rueda trasera, lo que le permitió arrancarla con un tirón sin apenas esfuerzo y lanzarla contra la primera rueda de ese mismo lateral, inutilizando el camión por completo si es que había alguna opción de que volviera a ponerse en marcha.
Ya con ambos brazaletes repeliendo los disparos corrió en línea recta hasta la puerta, que arrancó igual que hizo con la rueda, lanzándola a cualquier lado del desierto. Los otros tres hombres intentaron salir por la otra puerta del camión, dispuestos a huir. Ella se centró en el hombre que acababa de intentar matarla y con un simple gesto agarró la pechera de su camiseta y le levantó por los aires, volando de camino a por los otros tres que corrían inutilmente.
El lazo de Hestia brilló con intensidad y en cuanto la griega lo tocó, proyectó el látigo hacia el cuello de uno de ellos. Conexión que utilizó para atraerlo hacia sí y agarrarlo con la otra mano, teniendo así dos delincuentes en un solo puño.
Ya van dos…
Con un amplio movimiento del lazo por encima de sus cabezas que bajó de golpe a ras del suelo consiguió derribar a los dos hombres que quedaban. Y tras una brebe pausa, otra bala esquivada y muchos insultos después, los cuatro hombres estaban anudados en el interior del lazo que refulgía un dorado intenso con el sol del desierto.
Cuando todo había terminado, escuchó un disparo proveniente del otro camión que, de algún modo, se había detenido. Escuchaba los golpes y los cristales rotos, pero se acercó con cautela hasta vislumbrar la situación. Una anciana y un pastor acababan de “solucionar” con unos métodos muy particulares la problemática del otro vehículo. Con los delincuentes al final del lazo como si fuese un perro en el mejor de sus paseos, les alcanzó y preguntó -¿Estáis bien? He oído otro disparo- Observó entonces a los hombres que ellos habían dejado fuera de combate. Respiró hondo y lo dejó correr. Estaban inhabilitados y eso era cuanto importaba. Localizó sangre en la mano y la pierna de la mujer, y se acercó con delicadeza. Primero examinó su mano, que salvo por los nudillos recién utilizados no parecía tener lesiones. Luego se agachó sobre sus talones y analizó la herida que descansaba sobre la anciana. Diana frunció el ceño y sonrió. La herida no sangraba. Ni siquiera se veía la bala. Las capas musculares apenas estaban dañadas y parecían… cada vez mejor.
La amazona bufó una sonrisa. -Qué útil-
Una vez la situación estaba más calmada, se detuvo a observar bien a sus compañeros. Una mujer anciana de unos setenta u ochenta años mortales, parecía nativa americana por el peinado y el tono de su piel. Había dado el 200% en esa pelea o eso parecía. Apenas reaccionaba al dolor, lo cual la convertía en una guerrera muy tenaz. Además su complexión y porte contaban que la mujer era dura de roer.
Luego miró a Jesse. Su aspecto americano le delataba por completo, aunque el parche le despertó curiosidad. ¿Qué batalla habría detrás de esa herida de guerra? Seguramente no llegase a los cuarenta años y estaba en muy buena forma para que fuese simple entreno ocasional en un gimnasio. -Disculpad mis modales, soy Diana, de Themyscira- extendió la mano a ambos para hacer las presentaciones pertinentes pero cuando terminó de fijarse en él se percató de que el polvo anaranjado había dejado huella en su oscuro vestuario. -Deja que te ayude- Extendió el brazo y sacudió sus ropas de forma superficial.
Pero entonces uno de los hombres heridos que estaba aprisionado en el lazo, habló - Por favor déjame irme… si no me matas tú me matará él. A mí, a todos… Yo no quería meterme en esto… - Los otros hombres parecían igual de consternados que él. Diana dedicó una mirada clemente y luego giró su rostro hacia sus nuevos conocidos. - Creo que es prioritario devolver a los niños a sus casas… Luego nos preocuparemos de la información y de entregar a estos hombres a las autoridades-
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 1st Agosto 2021, 18:36
-Cago en die Jesse, t’isho que mavise cando… coño... queo que m’e quedao zorda
El hombre se giró hacia su compañera con una de sus irresistibles sonrisas en la cara antes de replicar con un guiño cómplice:
- Ah... ¿pero no lo estabas ya, abuela?
El tono era de broma, pero había también un matiz de cariño que sólo ella sabría captar. Gray había sido, literalmente, la primera persona que Jesse había conocido al aterrizar en Omega, y, después de tanto tiempo juntos, y tantas aventuras vividas, compartían un vínculo sólido. Puede que John Wayne se jactara de ser un lobo solitario, pero Jesse no lo era. Las circunstancias le habían obligado a estarlo, pero siempre había sido desgraciado en esas etapas de su vida. Tampoco era de tener muchos amigos, pero con los pocos que tenía desarrollaba siempre lazos muy profundos.
Entonces apareció de la nada la superheroína y Jesse y Gray tuvieron que bajar para ocuparse de que no escapara el segundo vehículo. Mientras él se ocupaba del conductor, su amiga dejó fuera de combate a otros dos incautos, pero los que aún restaban no dudaron en sacar las pistolas y ponerse a disparar, obligando a los dos compañeros a parapetarse detrás del vehículo.
-Toy maio pa eto -bromeó la anciana, y Jesse se echó a reír con despreocupada alegría.
Le encantaba la sensación de peligro, el bombear de la adrenalina en sus músculos y la excitación del combate; era muy adictivo. Era la misma razón por la que disfrutaba de una buena pelea de bar contra capullos que abusaban de su superioridad amedrentando a los demás; le hacía sentirse vivo.
Su compañera se alzó entonces, arrancando el capó para arrojárselo inesperadamente a sus atacantes. Aprovechando la sorpresa fue contra ellos y los terminó de rematar... Y parecía que, si no intervenía, sería literal.
- ¡Por el amor de Dios, Gray! ¡Para! -exclamó, yendo a por ella, pero la mujer parecía no escucharle, enfrascada en castigar el rostro del hombre una y otra y otra vez. Jesse conocía ese oscuro lugar en el que ella se encontraba. Había estado allí más de una vez, pero por eso tenía que sacarla antes de que fuera demasiado tarde-. ¡Gray, para! -ordenó.
La anciana se detuvo entonces, observando con horror lo que había hecho, y él avanzó hasta apoyar las manos sobre sus hombros, tratando de confortarla.
-Peon Jesse, que zama io la cabesa
- Perdóname tú... Sé que te dije que nunca utilizaría mi poder sobre ti, pero sabía que preferirías que lo hiciera antes que permitirte acabar con su vida... No pasa, nada, entiendo...
Sólo en aquél momento reparó en la sangre que cubría la pierna de la mujer.
- Maldita sea, Gray... ¿por qué no has dicho nada?
- ¿Estáis bien? He oído otro disparo -el predicador se volvió hacia la voz, viendo cómo la misteriosa mujer se acercaba llevando envueltos en un lazo dorado a los otros criminales como si se tratara de perros, lo cual, ciertamente, parecía adecuado. Ahora que la veía bien, le quería sonar... Creía haberla visto por la tele alguna vez.
- Mi amiga ha recibido un tiro, pero se cura rápido -la observó hacer mientras analizaba la gravedad de las heridas, retirándose para dejarle hueco hasta que por fin cayó, chasqueando los dedos-. ¡Ah! Tú eres esa... Wonder algo, ¿no? Wonder Woman. Estás con la Liga de la Justicia. Ha sido bastante impresionante lo que has hecho ahí atrás.
-Disculpad mis modales -respondió ella extendiendo la mano a los dos-. Soy Diana, de Themyscira.
- Encantado, yo soy Jesse Custer y ella es Gray Fox. Oh, no te preocupes, de verdad -dijo al ver cómo ella sacudía el polvo de sus ropajes-. De bastantes peores cosas me he ensuciado.
Resultaba curioso, observar tanta humildad en una mujer que poseía poderes cuasi divinos. Que se rebajara a limpiarle las ropas a él, un ser humano normal y corriente, le recordó al episodio del lavatorio de los pies de Jesús de Nazareth. La mirada clemente que le dirigió a uno de los bastardos que traficaban con niños le confirmó que debía de ser una persona realmente especial. Él no tenía la suficiente pureza de espíritu como para sentir piedad por escoria como aquella.
- Me parece bien -asintió ante la sugerencia de la mujer maravilla-. Gray, ocúpate de atar a éstos hombres y mételos dentro de la cabina del camión para que los niños no los vean. No queremos que se asusten -pidió, señalando los tipos de los que ellos se habían encargado. Después, procedió a abrir las puertas de ambas furgonetas, invitando a Diana a acercarse con él-. Tranquilos, estáis a salvo. Ésta es Diana de Themyscira, Wonder Woman, de la Liga de la Justicia. Ella se ocupará de que no os pase nada malo -dijo, apelando a la sensación de maravilla y seguridad que todo superhéroe inspiraba en los niños, esperando que, de ése modo, quedara mitigada la sensación de miedo y angustia por lo que habían pasado y ayudara a tranquilizarlos.
Además, por lo que había visto, seguro que la heroína tenía buena mano con los niños.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 30th Agosto 2021, 17:52
-Eh, un repeto a tu maiore, jovenshelo
Devolvió la anciana la broma a su compañero con una sonrisa, si hubiera sido otro el que le llamó abuela puede que le hubiera dado un puñetazo de esos que te sacan todos los dientes y te los ponen de adorno en la tráquea, pero ella y Jesse tenían una amistad muy especial y se podían permitir este tipo de chascarrillos el uno con el otro, la verdad es que la anciana echaba esto de menos, antes conocía a mucha gente con la que podía estar así, pero poco a poco sus antiguos amigos se hacían mayores… tener a Jesse le reconfortaba.
Cuando a Gray se le fue la cabeza… si no fuera por el poder de su colega, puede que no la hubiera podido detener; la anciana, que tenía una actitud pasote más que otra cosa era, no tan en el fondo, una persona violenta que sobrevivió durante tanto tiempo en la calle encargándose de sus problemas a pura torta y a veces, muy pocas veces, cuando algo le cabreaba la lo suficiente, como estos cabrones que traficaban con *niños*, algo dentro de ella se activaba y… bueno, el “pobre” hombre que recibió sus puñetazos sabía lo que pasaba cuando eso sucede.
-Tranquio, ze que no lo abria utilisao zi no fera nesesario- se giro hacia el hombre en el suelo y suspiro -y tene rason, prefero no carga con la muete de otra pezona ma...
Gray dejó la conversación ahí, no queriendo seguir con el tema. Cuando volvió a mirar a Jesse suspiró para, a continuación, mostrar en su rostro una media sonrisa
-Pero cuiato con ashemelo otra ve, no vaia a se que te de un coiejon
Soltó una leve carcajada; si ella se controlaba y no volvía a ser cegada por la ira, estaba segura de que Jesse no volvería a utilizar su poder con ella, pero en fin, era mejor avisar aunque fuera un poco en broma. Cuando Jesse vio su herida, que la anciana no pensaba que fuera nada porque claro, para ella si no te pegaban diez tiros o mas no era una herida ni era nada, aunque entendía que a su colega no le gustase verla herida, por eso intentó ocultarla todo este tiempo.
Justo cuando iba a responderle a Jesse, la mujer voladora llego asta ellos preguntando por el disparo que escucho, mirando a la mujer de cerca a Gray le entraron ganas de invitarla a una pelea amistosa, parecía tener los músculos y el porte para aguantar unos buenos golpes, sería divertido tener una pelea amistosa con ella… aunque la anciana era demasiado mayor como para enfrentarse a una mujer “joven” como ella que estuviese en buena forma física.
Cuando la mujer se le acercó, Gray dejo que la examinara sin problema mientras Jesse explicaba sus poderes
-Tranquia, eto no e ni de lejo lo peo que ma’pasao- dirigio la mirada a Jesse -¿A que no, compare?
La de historias que podía contar, bueno, su cuerpo entero era una historia; cada cicatriz una historia, una pelea, todas ellas un tapete, un cuadro de la vida de la “legendaria”, antes Red Fox, ahora Gray Fox. No reconoció el nombre de la mujer, de hecho lo unico que entendio fue lo ultimo, Woman, al igual que tampoco entendió lo de “Liga de la justicia”, a ella le sonó como a un grupo de rock o algo asi
-¿Liga de la jutisia? ¿Eso que eh?- pregunto, mirando a Jesse y luego a la mujer, asintiendo cuando Jesse elogio a la mujer -La veda e que zi, ere dura de roe, ezo me guta
Y cuando la mujer les dijo su nombre… los oídos de la anciana no habian escuchado una palabra tan complicada en sus años, frunciendo el ceño en una expresión de confusión en el rostro, mientras la mujer se dedicaba a limpiarle el polvo a Jesse
-Diana de… ¿Temequera?- preguntó, pronunciando horriblemente mal el nombre para segundos después sacudir la cabeza en forma de negacion -Mejo te iamo Diana y ya ¿Te parese?
Como tuviera que intentar pronunciar la última parte de su nombre cada vez que tuviera que referirse a ella, le iba a dar algo. A pesar de su extraño nombre, su plan tenía sentido por lo cual asintió cuando Jesse le mandó atar a los tipejos esos que ellos dos derrotaron porque tenian peor pinta que los que Diana tenía en su… extraño lazo dorado. Como si fueran bolsas de patatas, Gray se los colgó por los hombros y los que no pudo los llevo en brazos, llevándolos hasta la cabina del camión donde, entre algunas herramientas de las que se deshizo destrozandolas con la mano con su superfuerza, encontró una cuerda lo suficientemente larga como para atarlos a todos y los dejó en la cabina del camión, lejos de la mirada de los niños.
Una vez terminó su faena, dejando a los tipejos bien atados de forma que incluso si recobran el conocimiento no podían ni moverse, la anciana volvió junto a Diana y Jesse, sonriendo al ver a los niños
-Ola xavalines ¿Tai ben?
Su tono de voz fue… cálido, casi como el de una abuela cuando habla con sus nietos, transformado a Gray, que de primera vista podría parecer una persona intimidante con sus musculos y su rostro recio y duro en una adorable ancianita que abría su corazón a los niños. Aunque claro, lo que importaba ahora era llevar a esos niños a sus casas, mirando Gray a sus dos compañeros, esperando que ellos tuvieran un plan para llevar rápido a estos niños y niñas a sus padres… o a algun lugar seguro si, como ella, “no tenian” padres.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 11th Octubre 2021, 13:09
Diana mostraba el orgullo que afloraba en su pecho. Tenía ante ella dos guerreros fuertes, veteranos, considerados y de buen corazón. Habían participado en detener a los traficantes con un desinterés que parecía genuino, sin llevarse nada a cambio más que la satisfacción de saber que es lo que se debía hacer. Sin duda además eran únicos y pintorescos. Cualquier otra persona con la edad de la mujer no consideraría ese ritmo de vida a esa edad, aunque en Themyscira la experiencia siempre es considerada un grado en el mundo de los hombres no siempre era así. Y el hombre, pastor católico podía haber optado por cualquiera de las opciones más tranquilas, como ser padre de parroquia o educar en la catequesis. -Gracias por toda la ayuda y vuestra presencia en un sitio como este - terminó justo antes de escuchar la duda de la anciana -Es una organización de héroes de mi mundo… Trabajamos juntos para intentar conseguir la paz-
Agradeció el cumplido de Jesse y de Gray con una reverencia desde el cuello -Viniendo de vosotros es un honor, sois fieros y excepcionales- Tras las presentaciones, la griega no pudo evitar fijarse en el gesto desencajado de la mujer. Con una carcajada tímida la tranquilizó -Diana está perfecto- y le puso una mano en el hombro.
Fueron entonces a la parte trasera del primer camión, dispuestos a abrir la puerta, antes de que se abriera, detuvo a Jesse apoyando la mano suavemente sobre su brazo, esperando a que la humana se reuniese con ellos. -Procura que no vean la sangre, los niños se asustan muy fácilmente de ella- Dijo fijándose en los puños y en la pierna de la mujer. Era un trabajo muy delicado… y lo último que quería era que esas criaturas sufriesen más aún por el shock del momento. Le tranquilizó ver que la versatilidad de esa mujer le hacía parecer una abuela cariñosa de voz dulce con ellos.
Abrieron la puerta y una veintena de niños de entre seis y diez años esperaban sucios, sentados con las manos y los pies retenidos en bridas de plástico. Algunos no habían podido esperar al siguiente retrete y estaban manchados de lágrimas. Diana sonrió en un gesto controlado que pretendía ser puramente afable y tranquilizador - Tranquilas, tranquilos… Ya no tenéis nada de lo que preocuparos, ¿vale? Sé que algunos no me conocéis, pero voy a ser quien os lleve de vuelta a casa.- giró el rostro y señaló al predicador -Este es mi amigo Jesse, ¿A que su parche es precioso?- poco a poco los niños se desperezaban atreviéndose a vivir de nuevo, a mirar quién les hablaba. La griega señaló a Gray -Y esta es mi amiga Gray, ¿habéis visto que grande y fuerte es?- Súbitamente del fondo del camión se escuchó un grito ilusionado de una niña morena- ¡¡WONDER WOMAN!!.- se intentó poner de pie, pero las bridas la entorpecían.
-¡Quieta, pequeña! Te harás daño... - como si hubiese sido un impulso físico de instinto maternal, Diana voló dentro del camión y tomó a la niña en el aire sentándola sobre su brazo. Una vez estuvo colocada partió con dos dedos las bridas de sus muñecas y tobillos. La niña había roto a llorar todo lo que le quedaba por llorar. -Tranquila… ya está- le apartaba el pelo de la cara con mucho cuidado y le limpiaba las lágrimas hasta que la pequeña se abrazó a su cuello. Voló fuera del camión hasta volver a apoyar los pies en tierra. Sentó a la morenita en el borde del camión. -Oye, creo que tus compañeros están aún un poco asustados, ¿crees que puedes ayudarme a que se acerquen un poco y les soltamos?- La niña hacía todos sus esfuerzos por dejar de llorar, se sacudía la cara y se frotaba fuerte el rostro con la palma de las manos. Se puso en pie y fue al fondo del camión de nuevo, viniendo con un pequeño un par de años menor que ella en brazos. - Es mi hermano... - Se nota, sois muy guapos y muy fuertes - Dijo sonriendo la amazona mientras le soltaba las bridas con dos pellizcos sobre el plástico. -Si alguien más quiere que le quitemos esta cosa de las manos o los pies, mis amigos y yo os ayudaremos- dijo orgullosa mientras los pequeños hermanitos se abrazaban de nuevo.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 28th Octubre 2021, 00:05
Si algo podía entender Jesse, era la necesidad de callar cuando no se deseaba seguir ahondando en un tema, así que, en cuanto notó que la anciana era reticente a continuar, simplemente sonrió a su último comentario y le pasó una mano afectuosa por encima del hombro.
- Tranquila, "abuela" -bromeó en tono cariñoso.
Jesse había visto tanta mierda en su vida, y había sido testigo de tantísima violencia (mucha de la cual había sido infringida por él mismo) que podía permitirse el lujo de reír como si no hubieran estado a punto de matar a golpes a varios tipos. De hecho, considerando a lo que se dedicaban Jesse ni siquiera los consideraba seres humanos.
- Sí, es un hueso duro de roer -asintió a la pregunta que le hizo su compañera cuando la mujer voladora se detuvo a inspeccionar su herida-. Ésta mujer tiene más cicatrices que la falla de San Andrés.
Prefirió dejar que fuese la propia heroína la que definiese la Liga de la Justicia. Después de todo eran su grupo y él se sentiría demasiado ridículo hablando de aquella clase de gente como si fuesen algo normal cuando hasta hacía un año jamás había visto a un superhéroe.
- ¿Qué te parece? "Fieros y excepcionales" -repitió, dándole a su amiga un codazo amistoso en las costillas antes de volverse de nuevo hacia Diana-. Viniendo de una amazona es todo un honor.
Le resultó enternecedor ver la otra faceta de la anciana, aquella que rara vez llegaba a atisbar la superficie, y presenció con una sonrisa el tacto con el que la griega se ocupaba de los niños.
- Se lo robé a Willy el Tuerto -abundó en la presentación de Diana, señalándose el parche en alusión al esqueleto que aparecía en una más que conocida película infantil.
Mientras Diana se ocupaba de la adorable niñita y sus hermanos, Jesse y Gray fueron ocupándose de liberar y atender al resto de niños. Cuando estuvieron todos, llamaron a la policía y se ocuparon de conducir los vehículos hasta el centro de visitantes de Kelso; básicamente la única edificación que había en todo el Mojave.
Las dunas se elevaron majestuosas a su izquierda al descender a un valle desértico y boscoso. La vía del ferrocarril dividía el suelo del desierto frente a un grupo de palmeras que rodeaba el elegante edificio antiguo como un oasis en mitad del desierto. Se trataba del Union Pacific, la línea principal que conectaba Los Ángeles con Las Vegas.
Con las furgonetas cruzaron las vías y rodearon el centro de visitantes hasta la entrada principal. Dentro, Jesse se encontró con una de las edificaciones más bonitas que había visto en su vida. Construida al estilo de una misión antigua de 1920 con la finalidad de servir de apoyo para los trabajadores del ferrocarril, proporcionándoles comida y alojamiento para los empleados del Union Pacific Railroad, tenía originalmente una sala de conductores, una oficina de telégrafos, dormitorios para el personal, salas de embarque para los tripulantes del ferrocarril, una sala de billar, una biblioteca, una taquilla y un comedor. El edificio había sido recientemente restaurado y adaptado a las nuevas necesidades, pero el comedor-cafetería aún permanecía, y fue allí a donde llevaron a los niños para que el personal se ocupara de ellos y les diera de comer mientras llegaba la policía. El menú era bastante básico, sándwiches y perritos calientes fundamentalmente, pero era todo cuanto necesitaban para atender a los pequeños. Por su parte, Jesse estaba hambriento, y una vez se hubieron asegurado de que los niños estaban bien tratados, se coló en la cocina para pedir un perrito caliente gigante, no sin antes preguntar a sus compañeras si querían algo de comer. Como autores del rescate, tenían la responsabilidad de permanecer allí hasta asegurarse de que los niños quedaban en buenas manos, y, ya puestos, bien podían hacerlo con el estómago lleno, ¿no?
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 13th Enero 2022, 22:42
Jesse y la anciana tenían ya una confianza que solo se tenía entre un buen par de amigos, viéndose claro cuando la anciana soltó una risa cuando la llamo abuela; si hubiera sido cualquier otro le habría, por ejemplo, metido la cabeza dentro del culo, o no, depende de cómo le iba el dia. Al acercarse a la mujer de cabello negro de nombre impronunciable, Gray no pudo, ni quiso, evitar su muestra de desagrado ante el concepto del que Diana les hablaba; la paz estaba bien, pero si de algo le servían sus años de experiencia, era que muchas de las personas que querian “paz” y, por ende, “justicia, lo hacían encerrando a todos aquellos que no siguieran unas “aburridas y pedantes” normas
-No ze zi me guzta co’zuena ezo, peo tu paeshe wena gete, azi que me da igua
Gray Fox, conocida en todo Estados Unidos por su tacto al hablar. Se rió ante la respuesta de Jesse, le hizo gracia la expresión utilizada, sobre todo porque conocía el lugar al que se refería su colega… y la verdad es que fue muy acertada la comparación. Su rostro se alegró un poco cuando la llamaron fiera, aunque no sonrió con la otra palabra que utilizó, nada más que porque no la entendió, aunque sí que sonrió cuando la repitió Jesse, como si al decirla él la hubiese entendido… que no era el caso
-Ta genia… ¿Que e una “amesona”?
Al parecer hoy era el día de palabras raras y cosas que Gray no entendía, arqueando una ceja al escuchar lo de Willy el tuerto ¿Jesse había robado su parche a un tío llamado Willy? Era algo nuevo y no entendía porque no se lo contó antes, claramente no entendiendo la referencia que su colega hizo a los niños… y puede que ellos tampoco, ya que la película tenía sus años ya y los chiquillos podrían perfectamente no haberla visto. Cuando la amazona la presentó, Gray flexiono los músculos, intentando impresionar a los niños para que se rieran un poco, aunque al parecer era Diana la que atraía más atención.
Cuando la mujer dejó a la niña de nuevo en el camión, no pudo evitar soltar un comentario sobre su demostración de vuelo
-¿Como co- se interrumpió a sí misma, recordando que estaba rodeada de niños -como ashe eso?
La respuesta a su pregunta tendría que esperar, pues llegó la hora de llamar a la policía para que ayudaran a los niños. Menos mal que la época de “fama” de Gray ya pasó, porque sino ya tendría que ir despidiéndose de los chiquillos y de su colega, bueno a quién quería engañar, si los policías desearan arrestarla, acabarían en el hospital. No fue el caso y el procedimiento transcurrió de manera normal, llevando a los niños y a ellos a un lugar en el que podrían pillar algo de comer. Gray miró a su alrededor; recordaba este sitio cuando estaba nuevecito, hace… muchos años, mas años que las edades de aquellos niños combinadas y hablando de ellos, una niña, con el pelo de color cobre, se le acerco
-Se… señora- preguntó algo tímida, moviendo la punta de los pies de lado a lado -¿Cómo se ha hecho tan fuerte?
Gray, algo curiosa de que la chiquilla se dirigiera a ella y no a Diana, que pareció ser mas conocida, se agachó hasta estar a su altura, poniéndole la mano en la cabeza, acariciándola con suavidad
-Weno… ashendo ejersisio y zacudiendo a to er mundo que me daba ordene
La niña levantó los ojos de debajo del brazo de la mujer
-"¿To er mundo que me daba ordene?"- repitio la niña -¿Eso no lo hace la gente mala?
Gray negó con la cabeza
-No, ezo e zer libre, toma tu propia deshisione no que arguien la tome po ti, zi arguien lo intenta ashe- le quito la mano de la cabeza e hizo el gesto de un puñetazo al aire -en toa la cara
Aunque claro, a veces hace excepciones, como con Jesse, pero era mejor no confundir a la niña, que ahora, al quitar Gray la mano de su cabeza, la miraba emocionada
-En… entonces- levantó los puños hasta media altura de su cuerpo, los ojos brillándole con un fulgor típico de la infancia -¿Si yo hago lo mismo, seré igual de fuerte que tu?
La anciana se rió y asintió… que fuera buena con los niños no significa que fuera un buen ejemplo, en absoluto; si ella llegó tan lejos fue gracias a sus poderes y no pensaba que haría daño alguno “inspirando” a una niña a querer ser libre al igual que ella. Cuando Jesse fue a preguntarle si quería algo de comer, tenía a la niña encaramada a la espalda y a cuatro niños colgando dos cada uno de sus brazos, flexionados con los músculos apretados
-Pue trame lo ma grande que aya de carne, que tego un jambre que no vea, me via tene que empesha a come a lo shiquillo
Bromeo, haciendo muecas de mordiscos hacia los niños mientras levantaba un poco mas los brazos, estos gritando y riendo con la anciana
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 25th Mayo 2022, 21:54
La amazona frunció el ceño extrañada, dándole vueltas a qué era exactamente de las palabras “justicia” “héroes” “organización” y “paz· era la que había desagradado a la anciana. Sin embargo con la pregunta de después sonrió ampliamente y contestó - Somos una especie más que habita la tierra, similares a las mujeres humanas pero con unas capacidades más potentes.- Sin embargo el hombre del parche sí parecía conocerlas y contestó a ese “honor” con una reverencia desde el cuello - El honor es todo mío… - Diana se sintió fascinada por la genuinidad de la anciana y las buenas intenciones del hombre. Por su relación, el modo de hablarse y el contacto físico que no les intimidaba pudo deducir que se conocían de antes y no de un modo simplemente profesional.
Con la presentación en el camión muchos niños rieron con el comentario de Jesse, acercándose despacito hacia él y otro puñado de niñas sintieron fascinación por Gray y por sus músculos. Formando un grupo diverso fueron arremolinándose hasta que estuvieron libres, seguros y a salvo.
Ya en el edificio los niños ocuparon parte de las mesas que había un poco alejadas de la barra, repartieron comida para todos y Diana pagó la cuenta. Con los niños ubicados pudo ver cómo un par de rezagados alargaron el juego colgados de los brazos de Gray - Perfecto, en seguida volvemos - Diana alzó la mano a modo de despedida momentánea y acompañó al predicador a la barra, pidiendo el perrito caliente más grande y con más bacon que encontró en la carta. Ella se pidió un sandwich de atún y un té helado y esperó a que el hombre realizase su pedido. Se dio la vuelta y apoyó los codos en las barras mirando hacia Gray mientras les servían - Ella es… realmente única. No puedo decir que sea muy correcta pero desde luego es de las personas más genuinas que he visto nunca - sonrió amable mientras la veía jugar con los niños. - ¿Hace mucho que os conocéis? - Esa pregunta desde el incidente y la fusión de universos parecía absurda, pero era una de las maneras que tenía de preguntar sin asumir el tipo de relación que tenían, amistad, familia, romance…
Una vez les sirvieron las bandejas, Diana tomó la suya y la de Gray para colocarlas extendidas a lo largo de la barra desde un sitio donde pudiesen tener controlados a los niños y le hizo una seña para que se acercase. Debían estar pendientes, pero la conversación que iban a tener a continuación no debían escucharla aquellas criaturas.
La griega dio un sorbo al té helado y esperó a que comiesen los demás para probar bocado - Hemos detenido un cargamento… pero los responsables detrás de esta red siguen en libertad… ¿Sabéis algo de la Bratva como organización? ¿Cómo supisteis de este desplazamiento? - Preguntó mientras sus ojos se peleaban por mirar a los ojos a los dos estadounidenses y a los niños a la vez.
Después de preguntar intercambió toda la información que conocía. La ruta de transporte habitual, su destino en los Ángeles, que el inicio de la actividad criminal siempre comenzaba en Arizona. - Temo que esto forme parte de alguna trama de secuestro de personas y trata de blancas para algún tipo de magnate… si fuese por cuestiones de dinero o gente con pocos no irían a los ángeles… pero deberíamos reunir más pistas para continuar… - suspiró agotada emocionalmente. ¿Qué clase de depravado sería capaz de organizar algo así? - ¿Os suena el nombre de Kingpin? - Preguntó recordando la mención en uno de los testimonios que consiguió hace días.
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 1st Junio 2022, 21:02
Al contrario que a Gray, a Jesse no le sorprendió que la niña fuera a preguntarle a la anciana. Después de todo, era universalmente conocido que Wonder Woman era una amazona y que portaba sangre divina en sus venas. No podía ser más que natural verla realizando hazañas propias de la mitología. En cambio, no era precisamente habitual ver a una persona de la edad de Gray arrancando como si nada el capó de un coche.
- Bueno, calma, pequeña -le dijo riendo a la niña-. Gray te está hablando de sus propias experiencias, pero ella es una persona adulta, ¿de acuerdo? Apoyo totalmente que cada uno tenga la libertad para vivir su vida como le de la gana sin molestar a los demás, pero para eso tienes que esperar a cumplir como mínimo los 18, ¿vale? -le dijo con gesto cómplice ayudándola a bajar de la espalda de la mutante y revolviéndole el cabello cariñosamente en el proceso-. Gray no es precisamente el mejor modelo a seguir -continuó guiñándole el ojo a la anciana-. Ninguno de los dos lo somos. Y escucha -añadió, arrodillándose a su lado-. Está muy bien que quieras entrenar y esforzarte mucho para superarte a ti misma, pero es probable que no puedas ser tan, tan fuerte como ella, y no pasa nada. No importa cuánto peso puedas levantar, igualmente vas a hacer cosas asombrosas, estoy seguro de ello. Sólo espera unos pocos años antes de hacerlo, ¿vale? Disfruta de tu infancia, pequeña, porque no volverás a tenerla.
Aprender a valerse por sí mismo era importante, pero también lo era ser niño. A él le habían arrebatado ese derecho en el momento en que asesinaron a sus padres y le obligaron a entrenar y a formarse desde muy temprana edad, sometiéndole a toda clase de rigores. Jesse habría dado cualquier cosa por poder ser niño otra vez y vivir todo aquello que no pudo experimentar con sus padres. No había que apresurarse en crecer.
Tras dejar a los niños con Gray, se fue con Diana a hacer el pedido de la comida y se sentó a su lado en la barra mientras esperaban.
- Sí... -asintió, mirando a su compañera jugar con los niños con una sonrisa en los labios-. Gray es... única. Pues -respondió en respuesta a su siguiente pregunta, palpando los bolsillos de la chaqueta por reflejo para buscar el paquete de cigarrillos, costumbre que tenía adquirida para cada vez que tenía que esperar por un tiempo-, fue prácticamente la primera persona a la que conocí cuando llegué a éste universo -confesó-. Justo después del fenómeno Omega -fue a sacar un cigarrillo, pero entonces recordó que el lugar estaba repleto de niños y se lo pensó mejor, devolviéndolo al bolsillo de la chaqueta-. Había parado a almorzar en una estación de servicio en Texas cuando una panda de moteros gilipollas empezaron a liarla parda y a romper cosas, amenazando a los clientes... Entre ella y yo nos pusimos a hacer limpieza de basura, y así nos conocimos. Desde entonces prácticamente no nos hemos separado. Resulta que congeniamos muy bien juntos. Cuando te pasas la mayor parte del tiempo viajando es importante encontrar un buen compañero para el camino. Y no son fáciles de encontrar, ¿sabes? -su expresión se enturbió ligeramente por una sombra de melancolía que disipó dando un sorbo al vaso de agua que le habían puesto por delante mientras esperaban.
Cuando llegaron las bandejas, se sentaron un poco más apartados junto con Gray y la amazona retomó el tema que ya creía finiquitado. No podía ni imaginar cuán equivocado estaba.
- No sé nada de la Bratva -admitió mientras se limpiaba los labios con una servilleta-. No suelen actuar por las carreteras rurales de Texas que es por donde más me muevo. Éso te lo tendrá que responder Gray; fue ella la que me pasó el aviso a mí.
Entonces la amazona procedió a explicar lo que empezaba a temer... Que aquello no se había tratado de algo aislado sino de todo un entramado criminal. Un entramado criminal que implicaba NIÑOS. Y SEXO.
Carraspeó ligeramente para ayudar a tragar el trozo de carne que se le había quedado atravesado en la garganta.
- No... No sé quién es ése tal Kingpin... pero algo me dice que lo voy a saber muy pronto... -concluyó en un ominoso tono gélido que hacía juego con la frialdad que de repente destilaba aquella amistosa mirada marrón. No quedaba rastro alguno del hombre cordial y afable que había hablado con ellos los últimos minutos. De repente había sido sustituido por otra cosa... Algo aterrador...
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019] 15th Septiembre 2024, 18:02
Gray tuvo que asentir con una sonrisa a lo dicho por Jesse; incluso ella sabía que no era el mejor ejemplo a seguir, pero eso no la detenía de decir lo que quisiera o lo que sentía. Así era ella, libre hasta las medulas. Tras haber dicho lo que deseaba para comer, siguió jugando un rato con los niños recordando así su tiempo en el orfanato. No siempre fue la más mayor, pero su reticencia para ser adoptada y su afán por salir al pueblo incluso estando prohibido le hizo ser, poco a poco, la más mayor del centro. Eso, acompañado de su fuerza, le hizo ser la maestra de juegos del orfanato.
¿Que el tobogán estaba abollado? Ella lo solucionaría ¿Que necesitaban un nuevo balón? Ella rompería a cachos una rueda de coche y les haría uno nuevo ¿Que querían jugar a algo nuevo? Ella siempre tenía mil ideas para entretenerse
Estar en presencia de los niños le era muy disfrutable, al igual que comer. Por eso, cuando le avisaron de que su comida ya estaba en la mesa, se acercó a la barra ajena a la conversación que acababan de tener Diana y Jesse, dejando que los chiquillos se entretuvieran entre ellos. Agarro el perrito con una mano y comenzó a engullir con la poca clase que ella solía mostrar.
Volvió a asentir; fue ella la que averiguo lo de este traslado de personas gracias a la conversación de unos matones. Pero ella sabía cómo vestían las personas que dirigen el cotarro en cuanto a criminales se refiere y aquellos tipos no tenían pinta alguna de liderar ninguna operación.
- Zi, creo que era en la que taban lo tipejo a lo que apalise pa descubrí to eto
Escucho atentamente a la amazona y cuando llego al punto de… Jesse parecía haber tomado un tono frío y gélido, pero Gray… ver a una persona que solía estar relajada, despreocupada y feliz poner la cara que estaba poniendo ahora era, por decir poco, tenebroso. Sus puños se apretaron a tal punto que parecía escuchar cómo crujían sus huesos y la barandilla del bar parecía estar a punto de ceder bajo la presión que estos ejercian
- Yo tampoco ze quien, pero… a lo tipejo eso tamben le escucha deshi un nombre; “Lucky Benny”, pue que zi lo encontremu utra ve lo tio ezo espn deshime quien e eze tio y cual er zu pape en to eto
Acto seguido, les indico el bar en el que escucho todo aquello y también que cerca de ahi solo habia un centro clínico al que podían acudir para curarse las heridas
- No ta mu lejo de aji, poemos ir a ve que saben
Antes de irse a por la pickup, Gray llamó a Jesse para que se reuniera con ella en privado. Una vez encontraron un sitio en el que poder conversar, la anciana le puso una mano en el hombro y con una seriedad que no le habia dicho nunca antes proclamo
- Cuando temo ahi… voy a necesita que use tu pode eze para controlame, po que zi no - apreto el puño, cerrando los ojos y aspirando con suavidad para relajarse - no he zi pode conteneme
No quería matar a nadie, por muy hijo de puta que hubiera sido o que fuera, no podía permitirse quitarle la libertad así a alguien. Ella tenía un dicho; todo el mundo merecia la oportunidad y la libertad de cambiar ¿Y quien era ella para negarles esa libertad? Este fue el motivo de que le pidiera eso a Jesse, que le pidiera trastocar su propia libertad con su poder para así evitar lo que pensaba hacer a esos hijos de puta.
No a los pobres que había apaleado, porque si; eran miembros de la operación pero no era nadie importarse, simplemente unos mataos que necesitaban dinero y se metieron en un trabajo que les daría ese dinero. Aun así seguían siendo unos capullos asquerosos que no les importó que fueran niños y niñas lo que estaban ayudando a transportar, por lo que no estaban excusados de recibir otra paliza si así era necesario para hacerles hablar.
Cuando llegaron al centro clínico, Gray se hizo pasar, con su típico carisma sureño, por una amiga de aquellos hombres y les indicaron la habitación en la que reposaban. Junto a Jesse y Diana, se dirigió a la salita.
La habitacion era pequeña y de color azul, con dos camillas puesta una contra la otra. Había muebles y aparatos médicos por aquí y por allá. Los hombres, uno moreno y el otro pelirrojo, reaccionaron negativamente a la aparicion de la anciana; intentaron levantarse para escapar, pero sus vendas, cabestrillos y cuellos ortopedicos le impidieron realizar esta acción.
Gray comenzó a hablar mientras se crujia los dedos y apretaba los puños
- Tranquios mushasos, zi olo engo a pregunta quien coño e eze Lucky Benny y onde pueo
Y sin ni siquiera poder terminar la frase, el pelirrojo comenzó a hablar
- Es Benny, el dueño del casino “Tops” en Las Vegas, lo único que sabemos es que el casino es una tapadera y en el sótano lleva a cabo toda sus operaciones criminales
El moreno miró a su compañero con una mirada que decía “¿Pero qué coño haces macho?” mientras que el respondió con otra que daba a entender “¿Es que acaso quieres que te vuelva a dar una paliza la basta esta?”. Al final, ambos les dieron una descripcion del hombre que buscaban; alto, guapo, con cabello negro y bien peinado y siempre ataviado de un traje blanco a cuadros negros.
- Weno, po ya zabemo a donde ir; a Las Vegas, al casino Tops
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Tema: Re: Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019]
Evitando nunca jamás (Gray Fox, Jesse Custer) [1 de Febrero de 2019]