Dos minutos, diecisiete segundos y catorce milisegundos, era el tiempo que tenía para desplazarme por aquel angosto y claustrofóbico conducto de ventilación, que, parecía ser, hacía años que nadie limpiaba, el Gotham General era el hospital principal de la ciudad, construido durante los 80, un ambicioso proyecto que buscaba una sola cosa, romper la desigualdad entre los barrios ricos y pobres de la ciudad, creando un lugar céntrico y bien ubicado para que todo el mundo pudiera asistir a tratar urgencias médicas, eso también lo convertía en un lugar ideal para otro tipo de visitas.
Una bifurcación, observé los dos caminos posibles y me desplacé con rapidez, todo lo que mi situación me permitía, por el de la izquierda, en aquella dirección el aire se notaba menos pesado, lo que indicaba que no había tantas partículas de polvo, y alguien se había movido por ellos hacía relativamente poco…Si estaba en lo cierto, ahora mismo debía encontrarme sobre la sala de descansos del hospital de la tercera planta, aproximadamente en el centro del edificio, de forma que cuando hubiera alguna urgencia los médicos pudieran desplazarse rápidamente hasta dónde hiciera falta.
Un minuto, cuarenta y seis segundos y siete milisegundos, el tiempo empezaba a ser justo, pero todo iba según lo calculado, no estaba lejos, un destello rojo a unos dos metros por delante me indicó que estaba cerca: - ¡Cállate la puta boca! – Un grito que se filtraba a través del material del conducto de ventilación me puso en alerta, ahora debía ser más cuidadoso y procurar no hacer ningún ruido: - Sois unos corruptos, por vuestra culpa mi hija…Mi pequeña Eugene…- Rodhney Lewis, antiguo combatiente en Irak, trece años de historial militar impecable, experto artificiero y especialmente hábil con armas de pequeño calibre, un hombre condecorado con la medalla al mérito militar y una estrella de plata, un soldado ejemplar…
Si algo me había enseñado este trabajo era que hasta el hombre más intachable podía convertirse en un monstruo, solo necesitaba un mal día, y Rodhney tuvo varios, su hija, Eugene Lewis, contrajo una neumonía, su mermado seguro médico no cubría los gastos y para cuando consiguió el dinero para pagar el tratamiento, empeñando sus medallas y todo lo que alguna vez significó algo para él fue demasiado tarde…Su hija falleció en la cama de su hogar, en una cama de un apartamento maltrecho en el East End…
El siguiente paso lógico era obvio para una mente martirizada como la de aquel hombre, vengarse, el primer lugar del ataque fue la compañía de seguros ‘Healthcare Medical Insurance’, un explosivo activado mediante un detonador DPC eléctrico extremadamente preciso, la pista que nos había llevado a Bruce y a mi hasta él había sido el uso de Amatol como compuesto principal en el explosivo con el que hizo volar en pedazos el edificio de la aseguradora, una mezcla de TNT con Nitrato de amonio especialmente potente y abrasiva, un tipo de explosivo utilizado por las unidades militares destinadas al extranjero, lo siguiente fue bastante sencillo, bastó con un simple rastreo de la base de datos de la compañía para determinar quién había sido el posible culpable.
Para cuando fuimos a su piso lo único que encontramos fueron planos del Gotham General y restos de explosivos, y ahora allí estaba, arrastrándome por un conducto de ventilación mientras Batman se infiltraba en el edificio para derribar al hombre, que estaba atrincherado en la sala de descanso con diez médicos, tres enfermeras, cuatro practicantes y una empleada de limpieza, había tapiado las ventanas para evitar que le disparasen por ellas y controlaba la única puerta de entrada, llevaba el detonador del explosivo en una mano y un Desert Eagle del calibre 45 en la otra: - Pronto nos reuniremos todos con ella…- No había hecho demandas a la policía, por lo que una cosa estaba clara, no pretendía salir con vida de allí.
Cincuenta y seis segundos y trece milisegundos, el explosivo estaba al lado de una rendija de ventilación, era un paquete algo voluminoso, debía haber casi dos kilogramos de explosivos, lo suficiente para hacer estallar toda la planta…
Un detonador con un temporizador en la parte de arriba indicaba que los cálculos eran correctos, aún me quedaban cincuenta segundos…Suficientes.
Busqué en mi cinturón y saqué unas tenazas pequeñas, examiné el explosivo, había tres cables, uno rojo, otro amarillo y otro azul, uno era el que generaría la explosión cuando el tiempo se hubiera terminado, el otro, accionaría la detonación mediante el uso del control remoto del hombre, el tercero, nos haría saltar por los aires si me equivocaba: - P-Por favor...Nosotros no hemos hecho nada malo…- ¡No! ¿Qué hacía ese idiota? Intentar razonar con alguien en aquel estado mental era, cuanto menos, peligroso, un disparo confirmó mi teoría…Mierda…Solo esperaba que la bala no hubiera penetrado ningún punto vital…
‘Céntrate Drake, si no desactivas el explosivo no podrás ayudar a este hombre ni a nadie’ Volví a enfocar la mirada en mis asuntos, el cable azul iba conectado del explosivo al detonador, sin embargo, el tipo de soldadura era diferente a las otras dos, más precisa, se había hecho con más cuidado aunque también era más irregular, la persona que la había hecho estaba más nerviosa ¿El motivo? Era la parte más delicada a la hora de montar este tipo de artefactos…Sonreí en gesto de victoria y corté los otros dos cables y cuando la cuenta atrás indicaba que quedaban doce segundos y cuarenta y siete milisegundos esta se detuvo…Suspiré aliviado, ahora solo quedaba una cosa por hacer, llevé el dedo índice a mi oreja para activar el comunicador que llevaba y murmuré en un susurro casi imperceptible:
-Está hecho. Inicio maniobra de distracción Alfa 17. – Bruce y yo habíamos categorizado hasta setenta y ocho maniobras de distracción en grupo para todo tipo de situaciones, las habíamos clasificado en Alfa, Beta y Landa en función de si venían desde el aire, bajo tierra o si se ejecutaban al mismo nivel que la amenaza, no necesitábamos más palabras, nuestras mentes eran un catálogo enorme de estrategias y tácticas…
Guardé las tenazas y saqué en su lugar dos esferas negras, bombas de humo, estaba seguro de que Bruce ya había ubicado a todo el mundo en la sala, el sólo tenía que crear una distracción que le diera a a mi mentir dos segundos para entrar en la habitación y derribar al atacante, suficientes: - En cuatro segundos estaremos con ella…- Era el momento, dejé caer las dos esferas por la rendija, repiquetearon contra el suelo: - Tres…Dos…Uno…- Las esferas estallaron, la gente gritó con terror pensando que su vida había llegado a su fin, se oyó un fuerte golpe, Bruce había derribado la puerta, un disparo, otro…Lo siguiente fue la calma.
Después de que Gordon y sus hombres se llevasen a Rodhney detenido y hubieran evacuado el edificio para desarmar la bomba, Bruce y yo estabamos sentados en el borde de un tejado, no teníamos muchos momentos así, sin embargo, los pocos que teníamos eran…Ideales: - Has hecho un buen trabajo hoy, Robin. – Sonreí, sabía que no iba a sacar muchas más palabras de afecto, pero eso no era lo que buscaba cuando me uní a aquella lucha: - Tu también, Batman. – Me crucé de brazos y observé como la luz de la luna se mezclaba con el brillo de un foco proyectado sobre el cielo, la batseñal, parecía que su trabajo aquella noche no se había acabado, nunca lo hacía: - ¡Veamos quien llega antes! – Y me precipite al vacío, durante unos instantes, para luego utilizar mi garfio y adherirlo a una cornisa para balancearme.
Me llamo Tim Drake y, ahora y siempre, soy Robin.