Proceso de selección. (Adam Schrödinguer) [22/07/2018]

Ese año, el verano había resultado frenético. A causa de la colisión, los cambios repentinos habían afectado al buen funcionamiento de la MKL, que se había descubierto en problemas para cuantificar los daños y efectos que un suceso como ese había causado en la institución. Habían acabado el curso con muchas bajas, la aparición de nuevos seres y criaturas que aseguraban que habían estado viviendo allí durante años, y que hasta ese momento, la escuela no estaba, por no mencionar todos los alumnos de nuevo ingreso que como una marabunta habían poblado las aulas haciendo de la ampliación de la plantilla se convirtiese en una emergencia de carácter indispensable. Ese año esperaban una gran crecida de afluencia, y sin contar con el desequilibrio de números que había causado el acontecimiento Omega, ya habían planteado contratar a unas cuantas caras nuevas. Pero ahora el proceso de selección se había ampliado, habían estado buscando entre aquellos que tenían mejores referencias, cualificaciones, recomendaciones y todo tipo de baremaciones que les ayudaran a hacer una preselección con relativa rapidez. Así, a finales de julio, en una fecha un tanto extraña, habían enviado las respuestas e invitaciones, habían llevado a cabo la repartición de entrevistas previas, habían acordado fechas de entrevistas online, y ahora, sólo faltaba la formalidad de la entrevista personal, y la posible contratación. Si bien habían pedido a la gente que reservara ese día, ellos se habían hecho cargo de los traslados, tanto si estaban dispuestos a hacerlos a través de traslación mágica de algún tipo, como si por preferencias habían preferido tomar algún tipo de transporte. Esos gastos no suponían un gran problema, ya que del mismo modo en que los alumnos se habían multiplicado, así lo hacían sus ingresos, sus subvenciones y también los clientes de los sectores más polémicos de su departamento de I+D.

En el inmenso y despejado Hall se agruparon los aspirantes, regalándose la vista con la imagen grandiosa de la entrada principal del castillo, que dejaba ver su magnífica piedra amarillenta, sus exquisitos arcos interiores iluminados por las lámparas de araña aderezados de tonos azules en las secciones previas a las cúpulas, y su suelo de baldosa encerado con esmero que reflejaba la luz ofreciendo a todo el conjunto un toque luminoso y amplio, que dotaba el edificio de una magnificencia destinada a la realeza, muy bien conservada. Invitados a pasar a un salón contiguo, donde se les agasajó con un pequeño desayuno de bienvenida, en el que se sirvió un ágape digno de un hotel de cinco estrellas: Café, infusiones de todo tipo, leche, cacao y zumos naturales de varias frutas, así como una suerte de pequeño buffet caliente con delicias nacionales, como varios tipos de salchichas, embutido, pan de varios tipos y huevos pasados por agua. También había algunas internacionales, como huevos revueltos y a la benedictina, croisants, ensaimadas, rollos de canela, torrijas, tostadas con tomate o mantequilla y mermelada, y otro tipo de bollería que esclarecía de un modo muy gráfico el matiz multicultural que defendía la institución. A todos los presentes se les entregó un mapa de la institución, el horario de acontecimientos, y la localización y turno de su entrevista personal.

Comenzarían, tras el desayuno, con una serie de Tours guiados a través de las entrañas del castillo de Hohenzollern, pero no era para nada una muestra turística al uso. Se trataba de una visita para mostrar las instalaciones, y empezar una toma de contacto en la que los aspirantes podrían comprobar si cumplía con sus expectativas. También les permitía un acercamiento previo a los diferentes tipos de alumnos que tendrían en sus clases. Era sorprendente comprobar cómo unas pocas horas en ese lugar convertía al más escéptico en creyente, y al hombre de mente más abierta en un vulgar extremista. Durante sus comienzos ya habían tenido malas experiencias con profesores cuyos prejuicios habían acabado costándoles su puesto de trabajo. Ahora los procedimientos habían mejorado para evitar en gran medida ese tipo de situaciones bochornosas. A medio día, antes de la comida, todos debían acudir al salón de actos para el discurso de bienvenida. Su tamaño no era nada desdeñable aún más teniendo en cuenta que en todo el palacio existían otras cuatro salas preparadas a efectos similares. En el salón de actos principal era donde se solían hacer los eventos de bienvenida, y algunos de los conciertos o actuaciones que preparaban los diferentes clubs y actividades extraescolares. En ese momento, no eran necesarias las plateas, de manera que todos podían sentarse en la zona del patio, donde podrían ver el escenario con total claridad desde sus asientos forrados en tapicería de terciopelo rojo. Sobre el escenario había un foco que daba a un atril que permanecía vacío por el momento. Poco a poco, la sala se fué llenando, dando la bienvenida a todos los candidatos, que en la puerta debían enseñar la placa identificativa que se les había entregado, para asegurarse de que no faltaba ninguno. Las puertas se cerraron, una vez todos ocuparon su lugar. Los focos del escenario se encendieron, ofreciendo una imagen del amplio encerado, antes de atenuarse por completo, dejando tan sólo un aura muy tenue. Como si ocupara un lugar tras el atril, Woodrow AH dejó ver su silueta construida de pequeñas luces que como gotas de lluvia lentas se precipitaban hacia abajo, volviendo a aparecer desde arriba una y otra vez.

- ¡Sean bienbenidos a la MKL! Soy Woodrow, Asistente Holográfico. Durante su estancia, pueden acudir a mi para el planteamiento de dudas, búsqueda de información, localización de personal o resolución de incidencias. Tal y como les han indicado los guías durante el tour, pueden acceder a través de los diferentes terminales que encontrarán dispersados por las paredes del castillo. - expresó el asistente, con una voz mucho más cálida de lo que se esperaba de cualquier tipo de proceso mecanizado. - A continuación, les presentaremos al resto del equipo que conforma el tribunal de contratación de la MKL. Omar Minué, Jefe de estudios de la sección mutante. - un foco se encendió, iluminando al joven que vestía un atuendo formal, pero no exagerado para alguien de su edad. - Lorenzo de Borgia, Jefe de estudios de la sección Magica. - la silueta del español se adivinó bajo el foco enseguida, por su gran tamaño. - Björn Vorgrimler, Subdirector del centro. - Cuando el foco se encendió, parecía un haz de luz demasiado grande para la figura espigada envuelta en una camisa blanca y pantalones de algodón negros. Una mano estaba metida en el bolsillo del pantalón, mientras la otra acariciaba con recurrencia el nudo de la corbata. - y por último, Sieglinde Vorgrimler, Directora del centro. - finalizó, desapareciendo, y permitiendo que el foco sobre el atril volviera a iluminarse, desvelando mi figura cubierta por la ilusión, ataviada con un vestido elegante de confección de sastrería color azul oxford bajo una chaquetilla de manga de tres cuartos con estampado geométrico blanco. Se trataba de una pequeña presentación sencilla, pero efectista. En la mayoría de los casos, sobretodo para los alumnos, conseguía captar su atención.

Tras el golpe de efecto, la sala de actos quedó en silencio con la única salvedad de un suave murmullo que consideré una buena señal. Era normal que si algunos de los aspirantes se conocían entre ellos cambiaran impresiones acerca de la impresión que les hubiéramos podido generar. Tomé aire en silencio a través de la nariz, repasando en mi mente el discurso breve que había preparado, las indicaciones, y también tratando de imaginar las caras que se escondían mas allá del haz de luz que me iluminaba. De hecho, en ese momento, eran mas sombras y una especie de rumor difuso. Si apagaran las luces y no hubiera nadie al otro lado no me habría quedado mas remedio que creerlo. Con una expresión severa me incliné apenas hacia el micrófono, mirando a las supuestas personas sentadas frente a mi.

- Buenos días, damas y caballeros. Si están aquí, se debe a que todos ustedes se han informado como es debido acerca de nuestra institución. Como sabrán se han ofertado varios puestos de trabajo correspondientes a las mas variadas cualificaciones. A causa del gran número de aspirantes presentados para ciertos puestos y a pesar de que van a tratar con nosotros de manera personal, algunos se someterán a entrevistas grupales previas. - informé con un tono cordial en perfecto inglés. Todos los presentados debían tener un alto nivel del mismo, ya que era uno de los requisitos principales para dar clase en la institución puesto que en ella se hablaban los más diversos idiomas. -Las entrevistas personales comenzarán con aquellos de ustedes que han sido llamados, reclamados, trasladados de otros centros o que han traído recomendaciones y cartas del personal actual del centro. Pasarán a una de las salas contiguas a esta por orden de llamada, una vez realizada, podrán permanecer en la institución hasta que se haga la criba previa. Todos aquellos que aún aspiren a los puestos deberán quedarse, es por eso que les hicimos saber que debían tener una semana disponible. Los gastos correrán a cargo de la institución, por supuesto, así como sus traslados de vuelta a sus hogares si los puestos quedan cubiertos. - tomé aire un momento para permitir que la gran cantidad de información entrara en sus cerebros y tuvieran tiempo para procesarla como es debido. Acto seguido, elevé la mano izquierda hacia uno de los laterales en un gesto cortés. - Quienes accedan a las entrevistas personales, por favor diríjanse a las primeras filas a la derecha de la sala. El resto, diríjanse hacia el final de la sala, donde Woodrow AH les indicará el lugar en el que se realizarán las entrevistas grupales. Se encargará de generar los grupos y turnos. Muchas gracias por su interés y den lo mejor de ustedes mismos. - en su momento había valorado una frase más alentadora como "que tengan suerte" pero la descarté cuando volvía a releer el discurso. Al fin y al cabo no necesitaba suerte, si no que las personas que contratáramos estuvieran cualificadas para el puesto que fueran a desempeñar. Por raro que pudiera parecer, mi principal interés poco tenía que ver con que fueran eminencias en sus campos, o que se tratara de excelentes maestros. Mi principal preocupación era su calidad humana. Nadie que tuviera ni un ápice de prejuicios, o que los tuviera y no tuviera intención de cambiarlos iba a pasar su tiempo bajo el techo de la Metahuman Kraft Ligue.

- Richard Mckenzie. Por la puerta de la derecha. - sugirió la voz robótica de mi hermano a través de la megafonía, antes de dirigirnos todos hacia el lugar en cuestión. Una puerta lateral bien disimulada daba a un conjunto de habitaciones que en otras ocasiones servía como camerinos para los invitados a las ponencias. Se había acomodado una mesa en el salón común central con cuatro sillas donde todos tomamos asiento. Omar y Enzo a los extremos, mi hermano y yo en el centro. Había una mesa interior amplia, con útiles que nos permitirían tomar notas, carpetas para guardar las referencias, y cuatro botellas de agua fresca preparada. Los asistentes tenían un sillón sencillo pero cómodo, y una mesa auxiliar en la que podrían servirse agua, café o zumo que había en otra pequeña mesa auxiliar a la entrada. Máxima atención a los detalles. La misma pulcritud que les exigirían a ellos. El hombre diminuto cargado de una carpeta que portaba bajo la axila y llegaba hasta las rodillas se sentó con ayuda del pequeño cajón auxiliar, dejando colgar sus pequeños pies de duende del sofá. Depositó la carpeta sobre la mesa y Enzo la abrió al tiempo que se cerraba la puerta.

Sería una mañana muy, muy larga...

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- Adam Schrödinguer. Por la puerta de la derecha. - Björn no cambió su expresión ni un ápice. Estaba apoyado con los dos codos en la mesa, y los dedos entrelazados, apoyando los labios en ellos, y manteniendo la mandíbula sujeta con el pulgar. Parecía aburrido, pero sabía que hacérselo notar sólo empeoraría todo con una explicación de porqué era legítimo que él se posicionara de ese modo si eso le permitía un mejor punto de vista de los entrevistados. Conocía lo bastante a mi hermano para eso.

El hombre me causó una buena impresión de primeras. Siempre he considerado que juzgar por la apariencia es absurdo, pero es cierto que había quien mostraba una atención al detalle que me agradaba. El hombre tenía una buena postura corporal, que transmitía seguridad. Vestía con gusto, de una manera elegante y formal. Su expresión tenía un rictus demasiado severo, pero quizá sólo tratara de ser lo más objetivo posible a la hora de responder, respaldado por su aptitud.

- Sírvase algo de beber si quiere y tome asiento por favor. - indicó Enzo, al tiempo que dejaba uno de los papeles que había terminado de rellenar a un lado. - Bien, ¿Puede responderme por favor, cómo ha sabido de la institución, y qué puesto ha venido a reclamar? - preguntó, pluma en ristre, dispuesto a rellenar la información. - Bien. Ahora quiero que nos explique con brevedad lo que conoce de la institución, el puesto que le gustaría ocupar y los motivos por los que cree que esta institución es una buena opción profesional. - dijo, mirando hacia el hombre.

Cada uno de nosotros mostraba una expresión distinta. Enzo era cálido, Björn displicente, yo severa, y Omar tenía una expresión de velada curiosidad. Quizá por que cada uno de nosotros tenía una manera de juzgar dispar, trabajar en equipo funcionaba para nosotros. Lo que era innegable era que cubríamos un amplio espectro.