-Yo soy Groot-
Los humanos siempre temen a lo que no conocen, la falta de información y el desconocimiento de la gente lo único que provocaba era un temor que se traducía finalmente como agresividad, violencia y crueldad, y todo para provocar el sufrimiento de la propia especie humana. Groot se encontraba en las afueras de un pequeño pueblo de Albuquerque, era una aldea tranquila, perfecto para el alienigena humanoide de 3 metros de altura llamado Groot pudiera descansar, aunque no en la propia aldea, eso causaría mucha conmoción entre la gente, sino en las afueras, en un pequeño bosque en el que se respiraba tranquilidad, calma, paz y armonía. La luna estaba en cuarto menguante, y el alienígena ayudaba a un pequeño pajaro a construir en su hombro una especie de nido, y a pesar de que pudiera construirlo en menos de 10 segundos creando ramas que imitaran aquella forma, bien sabía que aquel pequeño pájaro no iba a aceptar eso como su hogar si no lo hacía él mismo, así que en completo silencio para no asustarle, creaba pequeñas ramas que él mismo le regalaba al pajarito para que el propio ave lo pusiera en su hombro y así construir su nido ideal. Finalmente lo consiguió, ayudó a generar un lugar donde el ave pudiera instalarse con los huevos que traía la madre de los futuros pequeños pajaritos, y mientras los traían uno a uno, llegando al numero de 3 huevos para calentar, Groot generó unas especies de luciernagas artificiales alrededor de su cuerpo, con el único proposito de ayudar a aquel animal fantástico a incubar a sus hijos proporcionanle calor desde el propio nido. Los animales poco a poco se acercaban a él, aquella temperatura cálida y agradable que el cuerpo del gigante de madera producía atrajo a diversos tipos de pequeños seres, los cuales él recibió con una amplia sonrisa tierna en sus labios, proporcionandoles calor para que pudieran descansar y relajarse, la temperatura en el bosque era practicamente congeladora, rozando la nulidad de los grados Celsium, aunque Groot no podía saberlo del todo puesto que su cuerpo no constaba con células como las de los animales o los terranos. Toda aquella paz y tranquilidad se vio de pronto interrumpida, los conejos que se encontraban cerca de Groot, elevaron las orejas y uno por uno fueron huyendo, y los ciervos siguieron a los pequeños animales mientras al fondo una luz roja se acercaba peligrosamente hasta el gran árbol viviente; los aldeanos del pueblo habían logrado descubrir al alienígena y se habían reunido en las afueras del pueblo con antorchas y horcas, buscando con aires amenazadores y al unisono al pobre Groot, el cual no trató de huir, ni siquiera de esconderse, simplemente se quedó mirando como poco a poco todos los aldeanos masculinos de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años se situaban delante de él -Monstruo. Hay que quemarlo- Groot entendía perfectamente lo que decían, siempre le ocurría igual pero lejos de enojarse ni de evitar una lucha, sabía que así funcionaban los terranos, que el desconocimiento provocaba su ira y la violencia; los terranos le rodearon e intentaron prenderle fuego, cosa que no podían conseguir puesto que él mismo era resistente a aquel elemento, los miembros del Planeta X habían evolucionado para ello -No se prende, es un monstro, matemosle- No era la primera vez y seguramente no sería la última que le ocurría, pero esta vez los humanos fueron más lejos aún; una de las llamas de las antorchas prendió el nido de su hombro, por el simple hecho de no haberlo creado él de su propio cuerpo sino haber creado simples ramas como si fuera un árbol en otoño, y mientras el pajarito pudo lograr escapar, los pequeños huevos que ahí se encontraban no tuvieron la misma suerte, Groot tomó en su mano el nido mientras se incendiaba y se levantó, acercandose a un humano que se notaba que ahora que tenía a Groot delante, le temía: piernas temblando, mirada perdida, boca entreabierta y sostenía una pala en su mano, la cual parecía que tenía una función de vibración, pero eran las propias manos las que hacían este efecto. Groot se acercó y extendió su mano lentamente, sosteniendo el nido; los huevos aún se podían salvar, si el humano superaba su miedo, los tomaba en la mano y los guardaba para que crecieran los pollitos, pero el joven no se movía, ni siquiera miraba el nido sino al ser de 3 metros que estaba enfrente suya, el silencio era abismal, solo se escuchaba el crujir de las cortezas de Groot y el chisporroteo de las llamadas de las antorchas, y unicamente se rompió aquel silencio cuando el propio alien dijo la única frase que sabía en cualquier idioma -Yo soy Groot- Pero el remedio fue peor que la enfermedad, y el joven que tenía enfrente reacciono de una forma distinta a lo que el humanoide de 3 metros había esperado; tomó su pala con las manos, aún temblando, y le propinó en la palma de la mano un golpe, intentando que el gigante sufriera. Groot sufrió, pero no era un dolor físico producido por el golpe en su mano, sino un dolor emocional cuando observó como en su palma se encontraba el nido completamente destrozado por el golpe, y con ello, los 3 pequeños huevos que se encontraban allí; Groot cayó de rodillas en silencio, observando de nuevo su mano, esperando un milagro que nunca ocurrió, los huevos habían sido destruidos, y los ojos del árbol gigante se llenaron de lagrimas, que empezaron a caer por sus mejillas mientras los humanos se quedaban completamente atónitos; un único grito hizo que los humanos huyeran despavoridos, las aves que se encontraban en las copas de los árboles elevaran al vuelo, e incluso algunos niños de la aldea pudieron notar un pequeño temblor en sus casas, aquel grito desgarrador constaba de 3 palabras, y en su voz no denotaba enfado, sino tristeza y pena -YO SOY GROOOOT-
Todo el pueblo se encontraba en la plaza, desde los que el día anterior habían huido por el grito de Groot, como las mujeres y los niños; todo el mundo estaba espectante en la calle principal porque no todos los días una nave militar de la agencia americana S.H.I.E.L.D aparcaba en la plaza del pueblo; tampoco todos los días una veintena de agentes de la susodicha organización armados hasta los dientes aparecían caminando entre los propios aldeanos, y lo que definitivamente no todos los días pasaba era que un ser gigante de 3 metros hecho completamente de madera caminaba con las manos atadas con una especie de esposa que ninguno de los aldeanos sentía que fuera a retener al gran ent que caminaba con la cabeza agachada que ocultaba sus ojos llenos de tristeza, no porque lo hubieran atrapado ya que él no puso ninguna objeción a que le apresaran, sino porque el día anterior había visto la crueldad de los humanos por su temor y su miedo, y sentía pena por aquellos seres, los habitantes de la aldea empezaron a tirarle las cosas que les sobraban de sus hogares, desde periódicos viejos arrugados, lechuga podrida, hasta incluso huevos que impactaban en el cuerpo del gigante de madera, pero él ni se inmutaba, ni siquiera por los gritos que le insultaban, llamandole agresivo, monstruo, extraterrestre y muchísimos adjetivos cualificativos negativos; pero lo que si que le hizo girar su cabeza fue lo que instantes después ocurrió. Una de las niñas de la aldea, distraida y algo anonadada por el gigante, se chocó con uno de los agentes de S.H.I.E.L.D provocando que la joven cayera al suelo y terminara llorando; Groot se detuvo en ese momento, ante los gritos de todos, y el temor de los más cercanos, los guardias que tenían alrededor le apuntaron con sus armas y empezaron a gritar -Muevete o disparamos- Aquellas amenazas no afectaban al que estaba hecho de madera, puesto que las balas terranas no le hacían ningún daño, así que simplemente se acercó a la niña que se encontraba en el suelo, cambiando su semblante por una tierna y dulce sonrisa para que la pequeña dejara de llorar, lo cual hizo sin ninguna duda, porque él era bueno con los niños, eran los únicos que de verdad veían a todos con los mimos ojos, unos ojos que no producían ni odio ni miedo, sino ternura de diversión. Todos estaban en silencio mientras la pequeña se levantaba y llevaba su mano a la mejilla del acortezado, y este la dejaba que le acariciara con total suavidad, creando él mismo una pequeña capa de musgo para que en vez de acariciar madera y correr el riesgo de astillarse la mano, acariciara aquella pequeña planta suave; los ojos de Groot se cerraron disfrutando de la caricia, pero sabía que no debía pasar más tiempo en ese lugar disfrutando de la suave mano de la pequeña, debía ir a las instalaciones de S.H.I.E.L.D para que le estudiaran, le gustara o no, era la única forma de que los terranos dejaran de temerle porque creía que el conocimiento de los sabios provocaría menos miedo en la gente, y él no quería causar miedo, sino que todos le vieran con los mimos ojos que la niña que tenía delante -Yo soy Groot- Susurró agachando la cabeza para hacer crecer una pequeña amapola, que la niña tomó de la raíz, cortandola suavemente. Groot se dirigió a la nave de los agentes que le escoltaban, con una multitud enfadada con él la cual le llamaba monstruo, pero con el corazón contento, porque había hecho una amiga.