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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018
3 participantes
Autor
Mensaje
Noah Hayden Marvel Universe
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 15/01/2016
Tema: Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018 16th Junio 2016, 11:53
- Estás de coña.
Se dijo el doctor a sí mismo, contemplando a través de la ventanilla del Taxi el lugar que se extendía en el horizonte. El Castillo de Hohenzollern se alzaba imponente en lo alto del monte que le brindaba el mismo nombre. Si las guías que había consultado no estaban equivocadas, este se encontraba a 850 metros de altitud.
Ese día, Eileen no le acompañaba, aunque le hubiera encantado. Estar en Inglaterra, sóla, sin siquiera poder visitar a su madre la estaba matando. Pero Noah, con sus… recientes habilidades, tampoco estaba en la mejor situación para ayudarla. No sabía cómo educar a su hija, ya no solamente como padre, si no como mentor en las artes mágicas… Y es que su hija había nacido con un don, pudiendo abrir portales a otros mundos, o a cualquier parte de este planeta. Y tras varios meses de investigación, había dado con unas siglas.
MKL.
Esas tres letras le habían animado a preparar sus mochilas, y tras darle un beso en la frente y asegurarse treinta veces de que los Belerithes se encargarían de ella, — Como habían hecho anteriormente, cuando Noah Hayden se había visto transportado por error a otro mundo durante varios años. — y había viajado hasta Europa, esperando encontrar respuestas y, tal vez, si tenía suerte, una mano amiga que le proporcionara algo de ayuda.
Ataviado en un traje negro, con sus guantes y sus gafas de sol, esperaba sentado en el copiloto de un amplio taxi de color crema, y acompañado por el único Alemán que se había dignado a chapurrear algo de inglés. El británico esperaba, mirando por la ventanilla y entornando los ojos al reflejo del sol, que le dañaba los ojos incluso a través de las oscuras lentes, deseando llegar a su destino. Con suerte, una organización encargada de tratar con casos especiales, tendría al menos una persona que pudiera comunicarse con él en un vocabulario más extendido que “A dónde” y “¿Tiene euros?”.
~~~
Cuando al fin llegó a pies del castillo, algo le impedía entrar. La imponente estructura cubría el sol, y de no ser tan sensible, incluso se hubiera retirado las gafas para poder contemplar directamente la belleza del edificio. Era como estar viviendo una película, y una parte de él temía que de entrar, no podría volver a salir al exterior. Y si lo hacía, vería los campos verdes y las casas en los árboles de los Belerithes… El dedo anular empujó el puente de las gafas para acomodarlas en el puente de su nariz. De su bolsillo retiró un pequeño bote con pastillas, y alzando la cabeza, hizo caer dos, garganta abajo, y suspiró.
Le dolía la cabeza. Su experiencia con los Belerithes le había aportado cosas buenas y además él era un tío de lo más positivo. Pero las migrañas, la fotofobia, y su propia alergia a veces lo hacían todo algo más complicado. Así que cuando al fin decidió cruzar el umbral, llevaba el cabello rubio suelto sobre los hombros, las gafas de sol y los guantes, con las manos en los bolsillos.
El interior era tan impresionante como el exterior, y no pudo evitar suspirar. Lejos de tener el ambiente cargado con la antiguedad de los años, el castillo se mostraba cuidado y era evidente que se hacía una vida diaria en él. Tras pasear por él y buscar información en las zonas expuestas en puertas abiertas, descubrió que este era en realidad el tercer castillo, y que databa en el siglo XIX, aunque el primero fuera del siglo XI.
Con calma, siguió paseando por todas las zonas abiertas al público, inseguro de qué hacer a continuación. ¿Debía esperar a que alguien saliera a su encuentro? Dudaba que fuera al caso, pues al fin y al cabo, ¿Cómo iban a saber ellos que necesitaba asistencia? Así que debería buscar a alguien de la MKL… O tal vez, pensaba divertido el rubio, ver a alguien completamente vestido de negro y con gafas de sol en el interior del edificio, les llamaba la atención lo suficiente como para acercarse a preguntar.
En cualquier caso, no tenía prisa para irse, al menos no hoy. Así que decidió disfrutar de la visita, y más adelante, ya se preocuparía de encontrar alguna forma de contacto con cualquiera de los trabajadores que hubiera allí.
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#66CC99
Decibelio
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 12 Fecha de inscripción : 20/12/2015
Ficha de Personaje Alias: Decibelio Nombre real: Omar Minué Universo: Marvel
Tema: Re: Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018 29th Junio 2016, 21:19
- ¡Cuidado! ¡Paso que voy! ¡Omar por los pasillos a toda velocidad! ¡Sí señor! ¡Ey Janna, te veo bien! ¡Woa, cuidado con esos libros chicos! ¡Y... Tirabuzón invertido! ¡Siiiii! ¡Vamos gente, todo el mundo con los ánimos para arriba! ¡No quiero ver ni una cara larga!- Cruzaba los pasillos a toda velocidad con los patines, esquivando a la gente con una gracilidad y agilidad dignas del mejor patinador del mundo. Hasta el mismísimo Tony Hawk habría asentido al ver mis movimientos. Pero claro, cuando usas eso para moverte todo el día acabas cogiéndole el truquillo y le das un ritmo a tus movimientos que más que patinar casi parecía que bailaba. Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda. ¡Hola! Probablemente os estéis preguntando por qué iba patinando a toda velocidad por el interior de la MKL un día como aquel, un lunes donde todo el mundo llevaba las caras largas y estaba agotado. Pues de eso se trataba. Le daba a la gente un poco de energía mañanera para aguantar bien el día y el arranque de la semana. Al fin y al cabo no todos tenían mi energía ni mi vitalidad. Algunas personas ponían los ojos en blanco, mientras que otros me saludaban y sonreían, y en cuanto mis poderes les hacían efecto al pasar a su lado ya tenían una media hora de energía renovada. Pues más o menos de eso iban mis poderes, de cambiar la actitud de la gente gracias a ellos y al irrefrenable ritmo de la buena música que resonaba en mis oídos a través de mis cascos.
Ese día lo tenía libre. Curioso, ¿verdad? Tener un lunes libre. En realidad el tema es que ya estaba con las rotaciones de guardias y demás en el hospital, y como por cada guardia tenía unos días de descanso y el viernes y sábado había tenido jornada doble intensiva, ahora me tocaba poder tomármelo con calma. Además, las clases que daba a los chavales de primero de biología y medicina no empezaban hasta las cuatro de la tarde, de manera que aún tenía tiempo para "vaguear". Era hora de tomármelo con calma y tal vez pasar a tomarle un poco el pelo a Loren o algo por el estilo. Hacía casi un mes que no nos hacíamos alguna de las nuestras, y ya empezaba a tocar. Solo esperaba que esta vez las bromas pasasen desapercibidas y la jefa no se enterase o me sé de un par que iban a pasar mucho tiempo recogiendo el castillo, limpiando los baños y yo en concreto haciendo guardias extra. No es que las guardias fuesen un martirio chino, pero cuando no tienes ni un solo fin de semana de descanso en un mes acabas un poco reventado. Fuera como fuese, tenía que pensar algo divertido y cabroncete al mismo tiempo que hacerle al petardo español. Si no le hacía una faena yo que era francés, ¿quién lo iba a hacer?
Pasé por la puerta principal para ver a los nuevos que anduviesen por ahí, ya fuese para ver la zona turística del castillo como los que se habían perdido. Más de una vez venían divertidas excursiones de colegio con niños con los ojos grandes y las bocas más aún que se quedaban atónitos al ver el tamaño de aquel lugar. Y no les podía culpar. Cuando yo llegué a la MKL cuando apenas acababa de cumplir los trece me pareció un lugar mágico e impresionante. Y ahora fíjate, era mi hogar y hasta me parecía pequeño teniendo en cuenta que me movía a toda velocidad por los pasillos. Vi a un grupo distraído que miraba las paredes y techo del edificio. Con una sonrisa me acerqué a ellos hasta ponerme en un sitio donde todos pudiesen verme. Hacían fotos y miraban mapas o pequeñas guías que habían comprado tanto en la propia tienda del castillo como en alguna agencia turística.
- ¡Hola! ¡Buenas tardes! ¡Bienvenidos al castillo de Hohenzollern! Mi nombre es Omar. Encantado. Espero que su estancia aquí sea de su agrado. Si necesitan algún tipo de información ahí tienen el punto de la misma. Recuerden no tocar las pinturas ni armaduras. Su valor es incalculable y son bastante frágiles. Por lo demás cualquier duda que tengan no duden en hacérsela saber a su guía o a cualquier miembro de la seguridad que encuentren. ¡Espero que pasen un día estupendo!- Y seguí patinando por la zona, mirando distraído a todas las personas que se habían juntado ese medio día en el hall principal.
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¡Eh! ¡Qué temazo! color: limegreen
Lorenzo Borgia Omega Universe
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Mensajes : 134 Fecha de inscripción : 09/11/2016
Tema: Re: Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018 9th Diciembre 2016, 21:50
Era una mañana preciosa de lunes, genial para iniciar con buen humor. Abrió los ojos en cuanto sonó el despertador, apagándolo en el acto, y aprovechó el estiramiento de su brazo para estrechar la silueta apoyada junto a él sobre la cama. Su delicada cubierta metálica estaba templada a causa del contacto con el calor de su propio cuerpo. Abrazó con delicadeza su cintura y la atrajo hacia él, para poder oler el aroma de su pelo. Ella agarró entonces su mano, entrelazando sus dedos robóticos con él. Lorenzo dibujó una suave sonrisa, que se fue ampliando a medida que se perdía en su aroma, tan dulce como ningún otro. Sopló en su cuello, produciéndole un escalofrío que la hizo reír, y por contagio a él también. El cuerpo de ella giró sobre sí, para quedar de cara.
- Buenos días, Mi Estrella. - le susurró con ternura, mientras posaba sus labios sobre su frente, para besarla.
Se levantó, y realizó una pequeña rutina de estiramientos y ejercicios. Se dirigió al baño, se pesó, se midió con la inestimable ayuda de los enemiguillos, y después se dió una buena y tonificante ducha. Miró el calendario, dándose cuenta de que era el día libre de Omar, por el tema de las guardias, así que escogió su atuendo para que fuera presentable, por si acaso tenía que hacer las veces de anfitrión. Ahora que Sieglinde se había marchado a américa, uno de los dos tenía que recibir a los posibles visitantes, invitados e inspectores. Había sido bastante exigente en el tema, y hasta Omar se lo estaba tomando en serio, con que imaginad si les había dejado claro el protocolo. Después de un desayuno de claras de huevo, pavo, tostada integral y un zumo de naranja, puso rumbo al taller. Al entrar, chasqueó los dedos, encendiendo toda la maquinaria. No es que tuviera un sensor, que va. Era que los enemiguillos ya sabían cómo encender las máquinas y cuándo. Los láseres se calentaron, las máquinas de peso se calibraron, las cortadoras estuvieron listas. Se dirigió a una mesa en la que había una gran pila de lo que cualquiera habría tomado por basura.
- Vamos a ver que tenemos por aquí. - dijo sentándose, colocándose unos guantes de piel, y unas gafas especiales que él mismo había diseñado.
Desmontó pieza por pieza todo lo que era útil, mientras los enemiguillos jugueteaban o se peleaban por clasificar y catalogar las piezas metiéndolas en sus respectivos cajones.
- Ey, Woodrow. - llamó, pulsando el botón, haciendo que el holograma se proyectara donde quisiera en el taller, gracias al terminal de 360º del que disponía en el taller.
- Hola, Lorenzo. Buenos dias. ¿necesitas algo? - preguntó, como siempre educado.
- Hazme un favor, pínchale a Omar lo que esté escuchando, y ponlo en el hilo musical. A esto le hace falta un poco de ambiente. Gracias, Woodrow. - le sonrió, antes de que el holograma asintiera, y luego se desvaneciera.
Tardó unos cuantos segundos, pero luego, la música, alegra y dicharachera, sonó a través de los altavoces. El español soltó una suave carcajada, y luego continuó a su trabajo, dejando siempre en una zona visible su llamador. Todos los profesores y el personal tenía uno. Servía como localizador para Woodrow, por si hacía falta que encontrase a algún miembro del cuerpo docente, pero también les mantenía en contacto. Así, si alguien llegaba preguntando por un representante, siempre podían ubicar a quien fuera necesario. De momento, el día parecía bastante tranquilo. La verdad es que la MKL tenía otro humor desde que Sieglinde se había marchado. Puede que por que él y Omar eran algo más desenfadados. El caso es que se respiraba el buen humor, y eso era lo importante.
-. ¿alguien me alcanza el soldador de acetileno?- preguntó extendiendo la mano, mientras un grupo de enemiguillos corría atropellándose mutuamente, en busca de la herramienta.
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Tema: Re: Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018
Una mano amiga - MKL, Alemania (Decibelio, Lorenzo Borgia) - 5 de Noviembre 2018