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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon]
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Dick Grayson DC Universe
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Ficha de Personaje Alias: Nightwing Nombre real: Richard John Grayson Universo: DC Universe
Tema: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 7th Enero 2016, 18:17
Gotham, Torre del Reloj
27/1/2019 a las 2:16 AM
Había estado demasiado ocupado este último mes poniendo en orden las cosas que había dejado a medias en la ciudad de Blüdhaven. No fue una gran acogida, la verdad, intentaron matarme varias veces… (¡Qué novedad!) y mis mayores enemigos mortales que creía muertos y/o desaparecidos (Blockbuster y Deathstroke) habían vuelto para partirme la cara. ¡Que orgulloso estoy de volver a casa! Aunque a pesar de tener mi pisito en el ‘Haven y haberme reincorporado a la policía de la ciudad… era cierto que nada de lo que hiciera a partir de ahora cambiaba mi pasado. No podría liberarme nunca las antiguas ataduras, y menos arrancar a Gotham de mi corazón. Pero si tanto amaba esta ciudad no era por mi infancia en la mansión Wayne, ni por las patrullas al lado del murciélago. No. Es porqué es la ciudad dónde nació Barbara.
Y ahí es dónde me dirigía, a la oscura y tétrica ciudad de Gotham, concretamente a su torre del reloj, a ver a mi pelirroja favorita.
Aquella noche estaba de misión, pero mi destino era la ciudad del murciélago por una sencilla razón: Oráculo era los ojos y los oídos de la ciudad, nada pasaba sin que la pelirroja se enterara antes. Y su red de informadores me venía de perlas para algo que llevaba entre manos estos días… pero bueno, también es que pillo cualquier excusa para ir a verla.
Dejé la Wing-cycle aparcada a dos manzanas de la torre del reloj y escalé los edificios contiguos hasta llegar al reloj gigante. Eran las dos de la mañana, y Gotham estaba únicamente iluminada por las tétricas farolas de la calle y los faros de los coches. Todo un espectáculo. Entré sin muchos problemas, aunque me dediqué a desactivar unas cuantas trampas que Barbara había puesto en el piso de abajo para repeler a posibles intrusos. Quería hacerle una entrada de las mías.
La pillé de espaldas (como siempre), completamente absorta en el ordenador, tecleando a la velocidad de la luz algo que parecía importante (pero nunca es más importante que yo), y llevaba los cascos puestos, enfrascada en una conversación con alguien. Esperé a que colgara y entonces…
- ¿Te has cortado la melena, pelirroja? Te veo más guapa… - dije con una sonrisa en los labios y saliendo tranquilamente de la penumbra para que ella me viera, enfundado en el traje de Nightwing. El bote que había pegado del susto fue realmente divertido.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 14th Febrero 2016, 14:44
Los últimos meses, mi vida había dado un giro de 180º, y aún me estaba costando habituarme. O tal vez era que mi vida había empezado allí, tras el disparo, cuando se había hecho la oscuridad tras un fogonazo de luz.
BANG.
Aquella noche me habían matado. O, al menos, así me había sentido, mientras mi nuevo yo - el yo que no podría andar, ni correr, ni bailar nunca más - parpadeaba y miraba el mundo como si lo contemplara por primera vez. Todo lo de siempre adquiría nuevos y complejos significados, mientras yo trataba de reinventar mi existencia.
¿Agente Gordon? No.
¿Batgirl? No.
¿Congresista Gordon? No.
¿Barbara...?
Siempre.
Pero... ¿quién era Barbara?
Todo lo que había sido - o querido ser - tenía un punto en común. Luchar contra el crimen. Ayudar a la gente. ¿Por qué? Porque podía. Porque era la hija de un policía, la hermana de un asesino y la discípula de un justiciero.
Porque un maníaco homicida me había atado para siempre a una silla de ruedas.
¿Significaba aquello que no podía hacer nada más? Eso había creído. Pero Crane me había demostrado que estaba equivocada.
La paralítica había salvado Gotham.
No sola, claro. Pero las grandes cosas no podían hacerse en solitario. Aquello lo había sabido toda mi vida. Incluso cuando podía andar había necesitado tenerlos a mi lado. Batman, Robin; los Titans, papá.
Bruce tenía razón, no era el final del camino. Yo era algo más que un disfraz. Tenía que encontrarme a mí misma. Descubrir quién era ahora.
El gas del miedo de Crane nos había mostrado un destino desolador para Gotham. Lo había visto, y no me había gustado. Lo habíamos cambiado. Y allí, sentada frente al ordenador en aquel hospital, la pantalla se había convertido en mi ventana al mundo. Durante unas horas, lo había visto todo. Lo había oído todo. Como el Oráculo que contempla el futuro.
Batgirl nunca había sido la mejor luchadora, ni la mejor acróbata. Podía permitirme perder eso. Podía convertirme en...
- Oráculo - le había dicho a Bruce.
Y él ocultó una sonrisa. Supuse que era su forma de aprobar mi decisión.
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Gotham, Torre del Reloj
27 de enero de 2019 2:17 AM
- ¿Recuerdas el tipo por el que preguntaste? Nada de "Harry Pearce". Su nombre real es Palmer Coker. Asesino a sueldo, trabajó para Echo Initiative. Si sus visitas al psiquiátrico son indicativas de algo, diría que no es muy estable.
- La historia de mi vida. ¿Dónde estará ese tipo normal que me invitará al cine y a una cena romántica? - respondió la voz de Dinah desde el otro lado del comunicador.
- En algún punto intermedio entre el Conde Vértigo y Ra's Al-Ghoul - bromeé. Casi pude verla poniendo los ojos en blanco. - Ten cuidado, Canario. Oráculo fuera.
Interrumpí la comunicación y tecleé un comando. Al instante, tenía la imagen por satélite del hotel en que se encontraba infiltrada Dinah. Si había problemas, sería la primera en saberlo.
- ¿Te has cortado la melena, pelirroja? Te veo más guapa…
Me sobresalté visiblemente al oír la voz detrás de mí. Cuando mi mente hubo procesado quién era, maldije en silencio el sistema de seguridad.
- ¿El concepto "entrar por la puerta" te resulta familiar, Grayson?
Hice girar la silla para poder mirarlo. Dick sonreía abiertamente, muy orgulloso de sí mismo. Iba vestido con el traje de Nightwing que, por una vez, no estaba decorado con sangre o arañazos. No era la primera vez que se colaba así en la Torre del Reloj, pero decirle que dejara de hacerlo era tan inútil como pedirle a Bruce que celebrara San Valentín. Si el Chico Maravilla no convertía cada una de sus visitas en un show, no era feliz.
Y, por mucho que odiara que entrara por la azotea, me encantaba tenerlo aquí.
Aunque no hacía falta que él lo supiera.
- ¿Y bien? ¿Noche aburrida en Blüdhaven? ¿O necesitas algo de mí? - sonreí ligeramente, cruzándome de brazos.
Saltaba a la vista que Dick estaba "de servicio"; si no, hubiera venido vestido con la camiseta y los vaqueros. No es que tuviera quejas del uniforme de Nightwing; nadie a quien yo conociera (y eso incluía a Dinah, a Artemis, e incluso a Kara) tenía ningún problema con el traje ajustado de Dick. Y yo no iba a ser la excepción a la regla.
La cuestión era: ¿había venido a por información? Y, en ese caso, ¿por qué no usar el canal directo, y ahorrarse unos kilómetros?
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 28th Febrero 2016, 17:41
-¿Entrar por la puerta? ¿Qué es eso? - esbocé una sonrisa divertida y me acerqué a la pelirroja, sentándome encima de la mesa dónde estaba tecleando tan concentrada. Me miró con una cara escéptica y después añadí - Perdona, no quería molestar... termina lo que estabas haciendo.
La observé curioso mientras ella terminaba de enviar la información y me sentí ligeramente fascinado por verla trabajar. Recordé aquellos años que habíamos luchado codo con codo contra el crimen. Las piruetas innecesarias en el aire, los deslizamientos con la Batgarra, los puñetazos y las patadas... y a pesar de todo ella seguía al pie del cañón. Es verdad que ya no puede patear traseros malvados, pero eso no la hace inferior a nosotros. Batgirl se había convertido en Oráculo, los ojos y oídos de la ciudad. Todo lo que pasaba ella lo sabía al instante, y no se le escapaba nada de nada. Siempre supe que era la mujer más lista que he conocido, pero jamás imaginé que llegaría a convertirse en lo que es ahora. Quise decirle algo, unas palabras de apoyo, una frase amable... pero su pregunta me interrumpió.
- ¿Y bien? ¿Noche aburrida en Blüdhaven? ¿O necesitas algo de mí? - dijo la pelirroja cruzándose de brazos.
- Ambas cosas.- respondí levantando los dos hombros a la vez, de forma despreocupada.- La noche ha sido bastante aburrida la verdad... dos atracos, un intercambio de contrabando y un camión lleno de droga... vamos, lo normal de cada noche. - Blüdhaven era conocido como el estercolero de Gotham. Todo lo malo de la ciudad del murciélago acababa en mi ciudad, y encima multiplicado por diez. Había momentos que incluso me planteaba tener un Robin, pero no se me dan bien los críos. (Aunque a Bruce menos).
- Yyyy... tenía ganas de verte. - sonreí divertido, sabía que lo siguiente sería unos ojos en blanco por parte de Barbara.- Escucharte y verte por el ordenador no es tan divertido... además, quería comentarte algo en privado.... - mi rostro se relajó y me puse algo más serio. Saqué del compartimento del guante una fotografía y se la dejé en la mesa. En ella estaba retratada una mujer esbelta, de rasgos asiáticos y pelo largo negro. Era la fotografía que había dentro de la carta de Deadshot.
- Esta es Natsuki Aoki, presidenta de la farmacéutica Byocite. Lleva cerca de un año en la ciudad de Blüdhaven y gracias a sus inversiones en el 'Haven se está recuperando económicamente. Las constructoras se han puesto a trabajar y ha conseguido arreglar casi todos los desperfectos causados por el atentado de Deathstroke... - expliqué con un deje amargo en mis palabras. Aquella noche fue como una pesadilla interminable.- No sé cuándo ni cómo llegó a la ciudad, ni a qué se dedicaba antes... no encuentro ninguna información privada de esta mujer y me tiene bastante escamado. Hará un par de noches que la conocí en persona, estaba vigilando una concentración de políticos de la ciudad como agente de policía y hubo un atentado que mató a dos de ellos. Deadshot - confirmé- el tiro era preciso y la misma bala había atravesado la cabeza de los dos hombres. Cuando encontré el edificio dónde disparó estaba una carta con esta foto, su siguiente objetivo era ella. Esa misma noche me colé en una villa que se ha montado ella solita a las afueras de la ciudad. Los japoneses estos son muy egocéntricos... - sonreí divertido.- todas las casitas tenían techos japos, armaduras de samuráis, lamparitas rojas... esas cosas. El caso es, que cuando llegué allí me estaba esperando Deathstroke. Consiguió escapar de Belle Reve tras la colisión y me había tendido una trampa... ¿pero sabes lo mejor de todo? Trabaja para Blockbuster. Si, como lo oyes... yo también pensaba que estaba muerto. Y ahora se ha creado una guerra de bandas en la ciudad. Blockbuster quiere la cabeza de Aoki y la mía, pero no tengo ni puñetera idea de dónde se esconde ni que mercenarios más trabajan para él. Así que necesitaría que... me echaras un cable con esto, Babs. A ver si puedes encontrar algo de Aoki y Blockbuster...
Es verdad, había ido a verla para pedirle un favor importante. La guerra de mafias en el 'Haven y la intromisión de Aoki en la ciudad empeoraban cada vez más las cosas, y la ciudad se estaba quedando muy grande para mí solo. Pero podría haberle explicado todo eso desde casa, encender el ordenador y charlar tranquilamente mientras me tomaba los cereales en calzoncillos. Pero no, también era una excusa para estar más cerca de ella...
Desde la noche en que la dispararon me prometí una cosa. No volvería a apartarme más de mi familia ni de la gente a la que quería. Y si encontraba algún hueco libre entre patrulla y patrulla no dudaría en estar con las personas importantes para mí. No sabía qué día podrían arrebatármelos de nuevo.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 11th Marzo 2016, 20:47
- Ambas cosas.- Dick respondió a mi pregunta tras acomodarse en la mesa- La noche ha sido bastante aburrida la verdad... dos atracos, un intercambio de contrabando y un camión lleno de droga... vamos, lo normal de cada noche.
Arqueé ligeramente las cejas. Aún no terminaba de entender qué le veía a aquella ciudad; el índice de criminalidad superaba al de Gotham, olía fatal, y ni siquiera la salvaba su arquitectura.
- Yyyy... tenía ganas de verte. - añadió Dick, y no pude resistirme a poner los ojos en blanco - Escucharte y verte por el ordenador no es tan divertido... además, quería comentarte algo en privado...
- Dispara, Chico Maravilla.
Dick sacó una fotografía y me la mostró.
- ¿Tu nueva novia? - pregunté, aproximándome a la mesa para verla mejor.
Era una mujer asiática que tenía un aspecto impoluto, vestida con su traje chaqueta de varios cientos de dólares. Lucía una expresión completamente neutra en el rostro. ¿La verdad? No parecía el tipo de Richard, pero cosas más raras había visto.
- Esta es Natsuki Aoki, presidenta de la farmacéutica Byocite. Lleva cerca de un año en la ciudad de Blüdhaven y gracias a sus inversiones en el 'Haven se está recuperando económicamente. Las constructoras se han puesto a trabajar y ha conseguido arreglar casi todos los desperfectos causados por el atentado de Deathstroke... No sé cuándo ni cómo llegó a la ciudad, ni a qué se dedicaba antes... no encuentro ninguna información privada de esta mujer y me tiene bastante escamado.
Dick continuó hablándome de lo que sabía hasta ahora; objetivo de Deadshot, trampa de Deathstroke, parecía un desfile de viejos conocidos. Hice una mueca cuando mencionó a Blockbuster. ¿Aquel tipo era inmortal, o qué?
- ¿Otra guerra de bandas? - repetí. Definitivamente, la gente se aburría sobremanera en Blüdhaven. No pensaba ir allí en mis próximas vacaciones. - Muy bien, veré qué puedo encontrar.
Hacer favores a Dick no me molestaba en absoluto y, de momento, Dinah parecía estárselas apañando bastante bien sin mí. Podía permitirme buscar a su japonesa misteriosa.
- ¿Me puedes explicar por qué siempre terminas rodeado de femmes fatales? - pregunté al cabo de unos minutos, medio en broma, medio en serio, mientras me apartaba ligeramente del ordenador para poder mostrarle lo que había descubierto acerca de Natsuki Aoki.
La pantalla estaba presidida por una foto de la muchacha saliendo de un coche de cristales tintados, justo debajo del logo de la Asahikage y las palabras "información clasificada".
- Según los archivos de la Policía japonesa, es la heredera del Clan Aoki, una de las principales familias del crimen organizado. Tiene una larga trayectoria de intentos de asesinato fallidos a sus espaldas, supongo que tendrá que añadir el de Deadshot a la lista. - moví la rueda del ratón, mostrándole el resto del expediente - Es normal que Blockbuster no se lo haya tomado bien. Blüdhaven era su coto de caza, y ahora tiene que compartirlo... Dick, ¿estás ahí?
Nightwing llevaba un buen rato en silencio, y tenía la sensación de que hacía bastante que había dejado de prestar atención a la pantalla del ordenador. Era relativamente frecuente que se perdiera en sus pensamientos, pero últimamente lo hacía más de lo normal. ¿Estaría durmiendo lo suficiente? Aún no entendía cómo era capaz de mantener aquella doble vida; policía de día, justiciero de noche. ¿Cuántas horas dedicaba a descansar y reponerse? Por mucho que quisiera negarlo, en algunas cosas era idéntico a Bruce.
Claro que tal vez yo no fuera el mejor ejemplo de sueño saludable...
- ¿Todo bien? - pregunté, al final, clavando mis ojos en él.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 31st Marzo 2016, 13:44
- ¿Tu nueva novia? – preguntó Barbara con cara de póker.
- No es mi tipo- sonreí divertido ante la pregunta. La pelirroja siempre tenía que hacer algún comentario sarcástico cuando se trataba de mujeres.- No he vuelto a salir con nadie desde lo de Kory…
Esta vez me puse algo más serio. Mi relación con Starfire terminó el día en que Wally murió, eso fue la gota que colmó el vaso. El accidente no tenía nada que ver, pero quería estar solo, necesitaba alejarme de la gente a la que quería. De Bruce, de Barbara, de Artemis, de Kory… Llevábamos tiempo que no estábamos bien, yo tenía mis dudas y ella era demasiado dependiente de mí y de nuestra relación. Me complacía, me hacía feliz, pero no necesitaba a una mujer que me dijera a todo que si. Era un amor ciego, dependiente, tóxico… y no era lo que yo buscaba. De alguna manera quería hacerle saber a Barbara que no había estado en serio con otras chicas desde que Wally desapareció, y que no había vuelto a ver a Koriand’r. Por alguna razón ellas dos no se llevaban muy bien.
- ¿Me puedes explicar por qué siempre terminas rodeado de femmes fatales? – la voz de Barbara me sacó de mis pensamientos y me centré en la información clasificada que mostraba su pantalla.
-¿Pero qué…? ¡La made que la…! – exclamé con los ojos bien abiertos mientras leía los archivos de la policía japonesa y escuchaba la explicación de Barbara. El logo de la Asahikage y la fotografía de Natsuki Aoki se me quedaron grabadas en la retina.
- Si… es ella… ¡y parecía una mosquita muerta! No me puedo creer que sea la heredera de un clan del crimen tan importante y que encima esté forrada hasta las cejas… hija de perra… me la ha colado como a un imbécil… - mi rostro se endureció por momentos. Cuando creía que tenía un aliado en el ‘Haven las cosas daban un giro inesperado. Todo empezaba a tener sentido. Blockbuster la quería muerta porqué Aoki era ahora quien manejaba el cotarro en Blüdhaven, y conociendo al gigante idiota no pararía hasta retorcerle la cabeza y dejársela al revés…- Genial… ahora tengo más trabajo. Impedir que Blockbuster se la cargue y desbaratar los planes malvados que tenga Aoki con el ‘Haven... es verdad, ¿porqué ha venido justamente a los Estados Unidos? ¿Por qué no se ha quedado en Japón? Tendré que ir a hacerle una visita de cortesía…
Barbara clavó su mirada en mí, sabía lo que eso significaba. Estaba preocupada.
- Sí… todo bien. – No sonó muy convincente y Babs tampoco pareció tragarse mis palabras.- No, bueno… solo que… - no podía luchar contra su mirada penetrante y esos grandes y hermosos ojos azules… ella era la única capaz de hacerme hablar.- Oye… ¿no crees que trabajas demasiado? – cambié totalmente de tema, eso si que se me daba bien.- Deberías tomarte un descanso, ¿qué tal si tomamos algo? ¿Has cenado?
Sin que pudiera impedírmelo, agarré su silla de ruedas y la aparté del ordenador. La llevé en una corta carrerilla a donde tuviera la cocina y la dejé al lado del mármol. Trasteé en la nevera y vi que tenía un par de pizzas y varias bolsas de patatas fritas. ¡Todo esto serviría! Calenté las pizzas en el microondas y luego hice un popurrí de snacks con varios platos. En un plis plas serví la cena.
- ¡Buen provecho! – sonreí mientras alargaba un trozo de pizza de cuatro quesos en dirección a Barbara – ten cuidado, está muy caliente todavía…
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 30th Diciembre 2016, 14:31
- No es mi tipo-Dick pareció tomarse bien mi comentario, aunque continuó con un atisbo de seriedad- No he vuelto a salir con nadie desde lo de Kory…
- Gracias por el update de tu vida amorosa. Lo necesitaba. – respondí, intentando mantener el tono divertido. No quería una conversación formal acerca de aquello. Al menos, no en aquel momento.
La investigación de Natsuki Aoki volvió a colocarme en terreno seguro. Dick miraba la pantalla con incredulidad.
- Si… es ella… ¡y parecía una mosquita muerta! No me puedo creer que sea la heredera de un clan del crimen tan importante y que encima esté forrada hasta las cejas… hija de perra… me la ha colado como a un imbécil… - Quise poner los ojos en blanco. Como si fuera la primera vez que se la jugaba una cara bonita.
- A riesgo de sonar como cierta figura paterna común, creo que confías demasiado en la gente. – señalé, sin apartar la mirada del ordenador.
- Genial… ahora tengo más trabajo. Impedir que Blockbuster se la cargue y desbaratar los planes malvados que tenga Aoki con el ‘Haven... es verdad, ¿porqué ha venido justamente a los Estados Unidos? ¿Por qué no se ha quedado en Japón? Tendré que ir a hacerle una visita de cortesía…
- ¿Con uniforme, o con el traje? – pregunté - Si necesitas cobertura, puedo encargarme a cambio de un par de litros de café... – mientras hablaba, realicé un barrido por satélite de la última dirección conocida de Aoki; una villa japonesa en el mismo Blüdhaven. No me dejé engañar por el aspecto zen. Nadie sobrevive a tantos intentos de asesinato con un jardín de piedras o una colección de bonsais.
- Sí… todo bien. – para ser alguien que se había criado en un circo, Dick mentía muy mal. Aparté los ojos de Villa Aoki para clavarlos en él, inquisidores. - No, bueno… solo que… -dijo, dándose cuenta de que no había sido convincente en absoluto. Pero no llegué a saber qué venía después del "sólo qué".- Oye… ¿no crees que trabajas demasiado? – Cambio brusco de tema. Odio cuando hace eso.- Deberías tomarte un descanso, ¿qué tal si tomamos algo? ¿Has cenado?
- Richard Grayson... – empecé, pero tuve que interrumpirme con una exclamación de sorpresa en cuanto empezó a mover la silla - Espera. ¿¡Qué estás...!?
En un abrir y cerrar de ojos, Nightwing me había llevado a mi propia cocina, y estaba preparando lo que en Blüdhaven debían de considerar una cena.
- Dime que no comes eso todos los días... – musité.
- ¡Buen provecho! – exclamó, tendiéndome un trozo de pizza. Iba a rechazarlo con total dignidad, pero el vacío en mi estómago se encargó de recordarme que hacía mucho desde la última vez que había comido. – ten cuidado, está muy caliente todavía…
- Esto no va a hacerme olvidar la pregunta de antes – repliqué, cogiendo el pedazo con la punta de los dedos y manteniéndolo a una distancia prudencial de mi boca mientras esperaba a que se enfriara.
Observé mientras Dick se sentaba al otro lado de la mesa. Se había librado de la máscara para cocinar; aquellas ojeras no formaban parte del traje de Nightwing, y tenía un moratón desvaído en uno de los pómulos. Lo miré con severidad. No era la única que no dormía demasiado. Y, al menos, yo no me había llevado recientemente ninguna paliza.
- ¿Cuándo te hiciste eso? –pregunté, llevando a su mejilla los dedos de la mano libre. No podía evitarlo: a veces sonaba como su madre.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 6th Febrero 2017, 23:36
Barbara tenía razón. Yo era de ese tipo de gente que creía que en todas las personas había un lado bueno. Los humanos no nacen siendo malvados. Las malas personas se hace con el tiempo, y por eso siempre trato de encontrar esa pizca de bondad que hay en cada uno. Hay gente que la ha perdido; como el Joker y el resto de presos del Asilo Arkham. Pero siempre trato de ser positivo, y prefiero pensar bien de alguien antes de escoger la peor opción. Sí, soy un confiado, y eso me ha traído más de un problema. ¿Pero qué le voy a hacer? Si fuera un desconfiado y además obsesivo... sería Batman.
- Con el traje, evidentemente.- sonreí a Barbara. - Aunque la señorita Aoki me ha conocido con los dos. Obviamente, no sabe que el Agente Grayson y Nightwing son la misma persona. Uno la escoltó en una fiesta de ricachones de Blüdhaven y el otro… - mientras lo iba diciendo en voz alta, los recuerdos me vinieron como un golpe a la cabeza. Instintivamente me llevé las manos al vientre. Todavía llevaba las vendas debajo del traje.
¿Qué podía decir sin preocupar a Barbara? ¿Que Deathstroke me estaba esperando en Mansión Aoki para darme una paliza? ¿Que casi muero por su culpa? ¿Qué se me derrumbó el edificio encima y quedé atrapado bajo los escombros? ¿Que una de las maderas casi me atraviesa el pecho? ¿Qué tuve suerte de salir vivo en esa ocasión?
- y Nightwing le salvó la vida sacándola de su mansión, mientras tenía una emocionante batalla ninja de esas que solo salen en las películas… - era un buen resumen de lo que había pasado hacía dos noches. Claro que me salté todos los detalles importantes. Tampoco le iba a explicar que ayer ni siquiera salí de casa por todo lo que había pasado. Estaba hecho polvo.
- Estaría bien que me echaras un cable. ¿Tengo que pagarte con café? porqué se me ocurren cosas mejores… - la insinuación en mi última frase era muy evidente, aunque no esperaba que Barbara me hiciera mucho caso. Siempre que hacía esas cosas hacía rodar sus ojos como si hubiera dicho algo estúpido y cambiaba de tema.
Observé como la pelirroja estiraba el infinito queso de la pizza con los dientes. Estaba muy graciosa comiendo pizza, y esbocé una sonrisa divertida mientras la miraba comer.
- Te prometo que como más cosas aparte de pizza. Como por ejemplo… hamburguesas, salchichas, patatas fritas… los sitios de comida rápida están hartos de verme.- dejé escapar una pequeña carcajada. Sabía perfectamente a lo que se refería Barbara. Ella esperaba que le dijera que llevaba una dieta equilibrada en frutas y verduras, pero la verdad es que siempre acababa comiendo las sobras del día anterior. Con mi ritmo de vida, casi no tenía ni tiempo para hacer la compra ni para cocinar.
Y tras el momento de distracción… Barbara Gordon volvió al ataque con su mirada inquisidora. La ex-Batgirl estaba decidida a sacarme alguna respuesta normal aquella noche.
- ¿Cuándo te hiciste eso? –sus cálidos dedos rozaron mi mejilla y sentí un agradable cosquilleo en el rostro. No había duda de que su expresión mostraba preocupación. Me mordí ligeramente el labio inferior mientras buscaba una respuesta rápida.
- No es nada… -dije tratando de quitarle importancia.- me… peleé con Deathstroke hace dos días...
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 14th Febrero 2017, 18:51
- Con el traje, evidentemente. Aunque la señorita Aoki me ha conocido con los dos. Obviamente, no sabe que el Agente Grayson y Nightwing son la misma persona. Uno la escoltó en una fiesta de ricachones de Blüdhaven y el otro…
Se interrumpió, y yo aparté la mirada de la pantalla, a tiempo para ver el gesto delator. Dick acababa de llevarse las manos al estómago.
- ...y Nightwing le salvó la vida sacándola de su mansión, mientras tenía una emocionante batalla ninja de esas que solo salen en las películas… -terminó.
- ¿Ésa es la versión censurada, Grayson? – repliqué, con ese tono de hermana mayor que tantas veces me obligaba a poner - Sabes que podría hackear las cámaras de seguridad de Villa Aoki y ver qué ocurrió en realidad – dejé que la amenaza flotara un instante en el aire antes de atacar mi cena otra vez.
- Estaría bien que me echaras un cable. ¿Tengo que pagarte con café? porqué se me ocurren cosas mejores…
Reconozco que estuve a punto de atragantarme con la pizza. Dick Grayson acababa de hacerme una insinuación sexual. Y no es que fuera algo tan raro; el Chico Maravilla solía flirtear conmigo cuando era un adolescente, e incluso en el presente tonteaba de vez en cuando, como para no perder la práctica; más un juego que otra cosa. Dick era un Don Juan; sólo tenía que sonreír para que la mitad de Gotham cayera a sus pies. Coquetear le salía de forma natural. No me sorprendía que fuera tan popular.
- Silla de ruedas, ¿recuerdas? – mi crudo sentido del humor acudió en mi ayuda. Barbara Gordon, la eterna realista. Podía empezar a imprimirlo en mis tarjetas de visita.
Por suerte, volvimos al tema de la comida.
- Te prometo que como más cosas aparte de pizza. Como por ejemplo… hamburguesas, salchichas, patatas fritas… los sitios de comida rápida están hartos de verme.
Puse los ojos en blanco.
- Alfred va a matarte.
Y, hablando de matar...
- No es nada… -dijo él, cuando señalé sus magulladuras- me… peleé con Deathstroke hace dos días...
Ajá. Deathstroke. Até los cabos en mi mente, dando forma a una teoría.
- ¿No será la misma pelea a la que he oído referirte como... "una emocionante batalla ninja de ésas que sólo salen en las películas"... hace un momento, verdad? - lo presioné, y me pareció que en su cara aparecía la palabra "culpable" escrita con letras de neón. - Lo sabía. - continué, frunciendo el ceño- Estás herido. Y no has ido a ver a Leslie.
Presioné muy levemente su abdomen, recordando su gesto de hacía unos minutos, y fui recompensada con un gemido de dolor. Tal vez no quedara una vacante para "mejor detective del mundo", pero yo era la hija del Comisario de Gotham... Y él, el peor mentiroso de toda América.
- Richard John Grayson - dije, en tono acusador - Será mejor que me dejes ver eso. Ahora.
Dejé a un lado la pizza. Reconozco que estaba preocupada por él. Sabía cómo era: situando siempre a los demás por delante de sí mismo, poniéndose en peligro continuamente. Desde su llegada a Blüdhaven, había visto a Nightwing recibir más palizas de las que estaba dispuesta a contar. Bruce tenía razón. El mundo había cambiado; era más peligroso, más oscuro, que cuando Dick se ponía los calzoncillos verdes, la capa amarilla y los zapatitos. Aquel mismo uniforme había sido, no hacía tanto, salpicado por la sangre de Jason Todd.
Mi madre se había casado con un policía. Cualquiera pensaría que llega un momento en que te resignas a vivir con el peligro y la incerteza de la muerte. "Nunca te acostumbras", decía ella. Y tenía razón.
Sabía que Dick protestaría, pero terminaría por hacerme caso. Se puso en pie para retirar la parte superior del traje. Y, aunque seguía preocupada, inquieta y molesta, aquello no evitó que un pensamiento absurdo me pasara por la mente.
¿Sabéis la otra mitad de Gotham? ¿La que no se desharía ante su sonrisa?
Se rendiría, sin dudarlo, al verlo con aquel traje ajustado. O sin la mitad de él.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 20th Febrero 2017, 00:34
Entorné los ojos ante la primera réplica de Barbara. Si ya mentía muy mal de base, sobretodo cuando hablaba con gente que me conocía bien, ella que era muy buena detective sabía cómo buscarme la verdad. En este caso venía en versión de amenaza, insinuando que podría Hackear las cámaras de seguridad de Villa Aoki. Cosa de la que era realmente capaz sin duda alguna.
- Puedes hacerlo si quieres… pero esas grabaciones son para +18 y no te las recomiendo…- bromeé, intentando echarle tierra al asunto para restarle importancia. Barbara podía ponerse muy pesada con el tema si se lo proponía.
El comentario de mal gusto de la silla de ruedas amargó el sabor de la pizza. Desde que Barbara había tenido el accidente se había vuelta más cínica, y las bromas macabras le salían de forma natural, como si se pasara las noches leyendo libros de chistes de humor negro. Me hubiera gustado poder contestarle a aquello, pero rápidamente la pelirroja cambió de tema, cortando el hilo de la conversación.
- ¿No será la misma pelea a la que he oído referirte como... "una emocionante batalla ninja de ésas que sólo salen en las películas"... hace un momento, verdad? - te ha pillado, tío. - Lo sabía. - te ha pillado pero bien- Estás herido. Y no has ido a ver a Leslie.
- ¿Qué? ¡No! Estoy bien, de verd... ¡AU! -gemí de dolor al sentir la presión de los dedos de Babs sobre mi abdomen. La muy bruja me había hecho daño apropósito para confirmar su teoría.
- Richard John Grayson - cuando Babs decía mi segundo nombre en voz alta es que estaba muy, pero que muy cabreada... - Será mejor que me dejes ver eso. Ahora.
- A sus órdenes, sargento Gordon…
Con aire resignado me aparté de la mesa dónde estábamos comiendo y me retiré primero el antifaz del rostro, para después pasar la licra de kevlar por encima de la cabeza y quitarme la parte de arriba del traje de Nightwing, dejándolo descansar sobre de la mesa con un lanzamiento. Mi cuerpo estaba lleno de cicatrices, moratones y otras heridas recientes y antiguas. Lo más destacable era la venda ensangrentada que trataba de proteger mi costado, donde casi había sido atravesado por un tablón de madera afilado.
- ¿Ya estás contenta? - pregunté con resignación, dejando que Babs me observara con esos ojos verdes que tanto me gustaban. Me sentía nervioso y no era por la bronca.
Ojalá pudiera tener su mirada siempre para mi… ser el único dueño de sus ojos.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 27th Febrero 2017, 19:27
- A sus órdenes, sargento Gordon…
- Subcomisaria Gordon para ti, Zapatitos - dije, con un deje burlón.
Bromear me iba bien para relajar la tensión; una tensión que ahora mismo era un 50% preocupación y un 50% anticipación adolescente. Sí, ya sé que no soy ninguna adolescente. Pero él no me ayuda.
Dick empezó a quitarse el traje. Así que yo hice acopio de toda mi madurez, ignoré el eco de la voz de Dinah en mi cabeza ("¿Sabes, Oráculo? Yo convertiría en una de mis prioridades descubrir su identidad secreta") y empecé a repetirme mentalmente mi nuevo mantra: míralo a los ojos. Míralo a los ojos. Míralo a los ojos.
Y a las heridas, claro. Se suponía que todo iba de eso. A efectos prácticos, mi labor médica era el opuesto literal de mi lema. Dick tenía el cuerpo lleno de ellas. De hecho, podría haber servido como una enciclopedia ilustrada de heridas. Cubría todas las entradas: desde la "A" de "arañazo" hasta la "Z" de "zurcido de emergencia"; pasando, por supuesto, por la "C" de "cicatriz", la "M" de "moratón", y una decena de sinónimos más. ¿Dónde diablos se había metido mi Robin favorito en las últimas setenta y dos horas?
Mis ojos se detuvieron enseguida sobre la nota discordante: un vendaje que arrancaría un indignado alzamiento de cejas a Alfred y haría gemir a Leslie Thompkins de pura frustración. Era evidente que Dick había intentado tratar la herida en su costado, pero el ángulo y el dolor no le habían ayudado con la tarea de vendarla. Lo único que había mantenido las gasas en su lugar era el traje de Nightwing; una vez fuera, el vendaje se deshacía por momentos.
- ¿Ya estás contenta? - preguntó él.
- Lo estaré en cuanto arreglemos esto - suspiré.
Dick estaba fuera de peligro, y aquello era evidente. ¿Cómo iba a haber entrado por la ventana si no? Pero, aunque estuviera sanando, la herida era más profunda y peor situada de lo que debería. Rodé hasta ponerme a su lado y retiré las vendas para estudiarla con ojo crítico. Buenas noticias. Estaba limpia, los bordes se habían aproximado correctamente, y sólo necesitaba un poco más de tiempo para cicatrizar.
Un poco más de tiempo, y un vendaje decente.
- Vuelvo enseguida - le dije - Y no te muevas. - le advertí. Sabía que intentaría ayudarme. Y sí, todo sería mucho más rápido si fuera él mismo hasta el botiquín, pero ya estaba harta de que todo el mundo tratara de ayudar a la pobre paralítica. Podía hacerlo sola.
Apenas tardé un minuto en reaparecer con crema reepitelizante y vendas nuevas. La herida no necesitaba mucho más.
- Listo - anuncié, apretando el tubo para poner un poco de su contenido sobre la palma de mi mano. Entonces recogí un poco con la punta de los dedos y los deslicé suavemente por el borde de la herida, intentando no tocarlo apenas. La crema estaba fría; aquello ayudaría a que doliera menos, pero no lo evitaría por completo.
Dick aguantó estoicamente mientras embadurnaba la piel restante. Cuando terminé, me lavé las manos y pasé a las vendas. Le pedí que se fuera girando para ayudarme; era mucho más fácil que moverme yo para rodearlo con la silla una y otra vez. Mi preocupación, ya satisfecha, empezaba a pasar a un segundo plano... Y empezaba a ser consciente de otras cosas; como su cercanía, la calidez de su piel, la firmeza de su cuerpo bajo mis dedos. Sus ojos azules parecían estudiar los míos de vez en cuando, como si buscaran algo. Luché porque mi expresión no traicionara lo que estaba sintiendo.
- Creo que ya está - murmuré, al terminar, hablando más bajo de lo que pretendía. Tenía la boca seca. - No le diré nada a Leslie... si me prometes que la próxima vez que pase algo así, irás a verla.
Sabía que “la próxima vez” no tardaría en llegar. Si algo coleccionábamos en la Batfamilia eran heridas de guerra. Yo misma tenía una cicatriz en la columna que lo atestiguaba.
Me eché un poco atrás, tanto para contemplar mi obra como para darle espacio para que se vistiera. En realidad, terminé contemplándolo a él y deseando que no lo hiciera. Pero aquello no era lo suficientemente relevante como para que Dick lo supiera.
- ¿Sigue doliendo? - pregunté, mientras apartaba la mirada de la lección de anatomía y la fijaba en algún punto intermedio entre él y la alacena.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 15th Marzo 2017, 19:00
–¿Tienes pensado suceder a tu padre algún día? Porqué al GCPD le vendría bien una ayudita de la segunda mejor detective del mundo...– Barbara clavó su mirada verde en mí, y yo la correspondí con un rostro lleno de burla. –Por si te estás preguntando quién es el primero, no, no es Batman…
Esperaba arrancarle algún tipo de sonrisa, llevaba un buen rato mirándome con cara muy seria y sabia que en parte era por mi culpa. No me gustaba preocuparla, porque cuando lo hacía siempre apretaba mucho los labios y arrugaba la nariz. Estaba graciosa así, pero me gustaba mucho más cuando la veía sonreír. Pocas veces lo hacía de verdad desde que ocurrió el accidente...
Cuando me quité la parte de arriba del traje de Nightwing, las vendas cayeron por sí solas, rodeando pobremente mi torso y mis brazos como si hubiera intentado hacerme un disfraz de momia de los chinos. La pelirroja dio un rodeo con su silla de ruedas mientras me quitaba el enredado vendaje. Me miró analizando mi herida con toda la tranquilidad del mundo, como si estuviera en una clase de biología y yo fuera un pajarito herido.
– Vuelvo enseguida– concluyó tras examinarme. Se alejó con la silla de ruedas hasta una habitación cercana y yo decidí seguirla por el mero hecho de que era incapaz de estarme quieto en el mismo sitio. – Y no te muevas. – sentenció la paralítica. Me quedé congelado en el sitio ante la orden y volví a colocarme dónde estaba. Era muy aburrido tener que esperar a que volviera. Me apoyé un poco en la mesa y esperé impacientemente. Una de mis piernas golpeaba el suelo como un tic incontrolable.
No tuve que esperar mucho más hasta verla aparecer con un bote de crema blanca y unas vendas nuevas. La mujer seguía con ese rostro impecable y su mirada inquisidora. Decidí no decirle nada más mientras realizabamos en silencio la “operación vendar al pajarito”. La crema estaba condenadamente fría, y sentí un leve escalofrío recorrer mi columna hasta erizar los cabellos de la nuca. Sus manos también estaban heladas, pero cuanto más acariciaba mi torso más me gustaba su tacto. Hubiera deseado que no se detuviera, que siguiera tocándome con sus delicadas manos.
–Me voy a marear– no pude contenerme y rompí el silencio cuando di la tercera vuelta sobre mi mismo. Barbara pasaba con delicadeza la venda por mi torso y mi brazo para que se pudiera aguantar con firmeza. Eso ya era otra cosa, no la chapuza que había hecho esta mañana solo para salir del paso.
– Creo que ya está – murmuró cuando hubo terminado.
– Gracias.– Me quedé unos segundos mirándola y después busqué la otra pieza del traje para volvérmela a poner.
–No le diré nada a Leslie... si me prometes que la próxima vez que pase algo así, irás a verla.
–Está bien...pero ten en cuenta que Leslie me queda muy lejos del ‘Haven. Y si me estoy muriendo, no me sale a cuenta viajar a Gotham para verla a él o a Alfred. En todo caso te haré una llamada y ya si eso avisas a una ambulancia...
– ¿Sigue doliendo? – preguntó la pelirroja medio ausente. Había estado evitando mi mirada desde hacía rato. ¿Qué le pasaba?
Me acerqué a ella para buscar sus ojos y le dediqué una sonrisa divertida. No quería preocuparla más esta noche, había venido a verla para animarla y pasar un rato juntos. Lo de Aoki era tan solo era una excusa.
– Sólo un poco, pero gracias al nuevo tratamiento de Barbara Gordon me recuperaré en un periquete.– De pronto, me di cuenta de que había algo encima de un mueble que había detrás de ella que llamó mi atención. Me aparté un segundo y me acerqué a la repisa. En ella descansaba una caja de madera llena de botones y cilindros que servían para regular el sonido de los altavoces incorporados. Cuando la abrí, vi que todavía había un disco de vinilo en su interior.
–¿Tienes un tocadiscos? Parece de los años cincuenta… ¿Puedo ponerlo?
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 3rd Abril 2017, 22:00
–Me voy a marear– había dicho él. Y yo había puesto los ojos en blanco.
– Menudo trapecista- había replicado.
Tras dejar las vendas sobrantes y el tubo de crema en el botiquín, regresé al salón, y al presente. Dick ya se había vestido, y volvía a mostrarse como el eterno optimista que era. De nuevo tenía aquella sonrisa en la cara, la que venía en el "pack Dick Grayson: ojos azules, cuerpo de atleta, sonrisa de anuncio".
– Sólo un poco, pero gracias al nuevo tratamiento de Barbara Gordon me recuperaré en un periquete.– dijo, respondiendo a mi pregunta.
Abrí la boca para responder algo, pero no tuve tiempo de hacerlo. Nightwing estaba fisgoneando entre mis cosas, y ya había encontrado una en la que focalizar su atención.
–¿Tienes un tocadiscos? Parece de los años cincuenta… ¿Puedo ponerlo?
– Setenta- le corregí, divertida, para luego asentir a su petición– Es de papá. - añadí, al tiempo que una melodía antigua emergía del aparato y empezaba a flotar en la habitación.
Sonreí al reconocerla. "Save the last dance for me", todo un clásico, al que mi mente asociaba decenas de recuerdos. Tenía diez años y me subía descalza a los zapatos de mi padre, y él me hacía girar y girar por la habitación. Tenía catorce, y el joven heredero de Bruce Wayne tropezaba con mi pie en su fiesta de presentación. Tenía diecisiete, y llevaba puesto mi vestido de gala, mientras mi padre y yo ensayábamos unos pasos de vals antes del baile de fin de curso. Mi cuerpo deseó moverse, balancearse al ritmo de la música. Pero, aunque mi mente dio la orden, mis piernas no respondieron.
No fue inesperado, sólo decepcionante. Sentí la inevitable punzada de amargura, que decidí ignorar. Y, en lugar de seguir rescatando recuerdos, me aproximé al tocadiscos y a Dick, con la esperanza de acallar la tristeza.
– Fue la primera canción que sonó en la boda de mis padres- le expliqué.
Por supuesto, no tenía forma de saberlo por mí misma. Yo sólo era un proyecto por aquel entonces. Pero el Comisario Gordon me lo había contado más de una vez, y podía jurar que se ponía nostálgico al hablar de ello. Sonreí, con un deje de tristeza. Lo entendía muy bien.
– ¿Te acuerdas del día en que Bruce te presentó en sociedad?- continué; aquél recuerdo era mucho menos doloroso, y decidí que seguiría por ahí. – Bruce le pidió a los músicos que la tocaran. Y la viuda Bowyer secuestró a papá, y estuvo bailando con él casi toda la noche... - me reí. Tenía la sensación de que había pasado una eternidad, y en cierto modo así era. Más de diez años.
Era curioso como tantas cosas habían cambiado y, sin embargo, Dick seguía aquí. Igual que siempre.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 26th Abril 2017, 14:04
A Barbara siempre le gustaba corregirme, aunque fuera solo para decirme que su tocadiscos no era de los años cincuenta. Era parte de su encanto, siempre sonreía divertida cuando lo hacía.
En el momento en el que obtuve su permiso, apreté el botón y la música empezó a salir por los altavoces de la máquina. Conocía la canción, era la famosa “Save the last dance for me” de The Drifters. Tenía buen ritmo, y la había escuchado muchas veces durante mi adolescencia.
Empecé a agitar la cabeza a ritmo de la canción. Mis labios cantaban silenciosamente la letra, me la sabía de memoria. Entonces me giré para ver a Barbara, y la miré con una sonrisa. Descubrí que ella también había sido encantada por la mágica canción, y agitaba los dedos de sus manos al son de la música. Su sonrisa era más apagada, su mirada se había ido bien lejos, como si estuviera recordando algo. Entonces, se acercó con la silla de ruedas hasta dónde yo estaba y me habló de su padre.
–¿De veras? A Alfred también le gusta esta canción. La pone muchas veces en las fiestas de la Mansión Wanye. -expliqué, recordando los bailes, el champán, la multitud de ricachones alabando a Bruce Wayne. De pronto sentí llegar la nostalgia. Eran recuerdos felices, pero también tristes. Los añoraba y los atesoraba.
Barbara también se acordó de la noche de mi cumpleaños. Bendito año 2009. Viví demasiadas cosas para ser solo un niño; la muerte de mis padres, la adopción de Bruce Wayne, el secreto de Batman… mi vida cambió totalmente en aquella época, me hizo convertirme en lo que soy ahora. Si no hubiera conocido a Bruce Wayne, ¿Dónde estaría a estas alturas? ¿Qué habría hecho con mi vida? Quizás habría vuelto al circo, a seguir con el legado de mis padres, los Grayson Voladores.
Siempre me ha gustado ser el centro de atención y vivir mis experiencias al límite. Pero no hubiera sido lo mismo. Nada es comparable al momento en el que alcanzas al villano y desbaratas sus malvados planes, o la adrenalina que sientes al zarandearte por el cielo con tan solo una cuerda desaceleradora, o cuando esquivas una y otra vez la muerte disfrazada en balas, proyectiles u otros artilugios mortíferos, o la satisfacción que sientes al saber que cada día estás haciendo algo bueno por la ciudad, que estás luchando por la gente y provocas un cambio positivo en sus vidas… sin duda, ser vigilante no tiene nada que ver con ser un trapecista.
–Como olvidarlo… ¿qué tenía? ¿Doce años? Era un crío, y me sentía totalmente perdido… - comenté, intentando acordarme de lo que había pasado aquel día.- Estaba muy nervioso de que me presentaran en sociedad, y cuando nos conocimos me puse muy contento de tener alguien con quien huir un rato de la fiesta para jugar.. Fue muy divertido, y los canapés de Alfred estaban tan buenos… ¡Oh! ¿Te acuerdas de cuando me sacaste a bailar? Estaba muy nervioso, y no paraba de darte pisotones…no había pegado el estirón todavía ¡y eras más alta que yo!
De pronto fui consciente de las diferencias. Ahora ya no era un niño tímido que se avergonzaba cuando una chica le sacaba a bailar. Habíamos crecido, y le sacaba a Barbara por lo menos ocho centímetros de altura. Recuerdo que cuando me convertí en Robin y Babs era Batgirl, pensaba en ella casi como en una hermana mayor. Una chica en la que podía confiar y que siempre tenía un buen consejo para mi. Cuando entré en la adolescencia todo cambió. No recuerdo el día en el que dejé de pensar en ella como a una hermana y la empecé a mirar con otros ojos. Barbara era capaz de agitar mi corazón, de detenerlo, de hacerme suspirar con esa ardiente melena pelirroja. Recuerdo el día en que me declaré, y mi discurso de enamorado fue en vano. Babs se había quedado dormida en el sofá y yo no había pasado más vergüenza en toda mi vida… Dios, y cuando conocí a Kori pensé que se me pasaría, que sería un capricho de adolescente, una etapa. Pero todavía seguimos aquí, uno al lado del otro, sigo pensando en ella como el primer día, como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotros.
– Barbara...– susurré, despertando de mis recuerdos dulces. La noche del 11 de noviembre de 2009 terminó con una promesa. Creí que después de lo que había pasado no podría cumplirla, pero se me ocurrió en aquel instante como hacerla realidad.
– ¿Me concedes este baile?–Me incliné hacia ella, saludándola con una sonrisa, y le ofrecí mi mano. Me acordé de cuando ella me replicaba por no conocer el protocolo, pero ahora lo había hecho bien, así que no debería tener ninguna queja al respecto.
La miré a los ojos con total convencimiento, esperando a que ella me estrechara la mano con la suya. Barbara Gordon me gustaba. Me gustaba muchísimo. Y tenía la certeza de que aunque nuestras vidas tomaran caminos diferentes, siempre podríamos contar el uno con el otro. Y yo siempre iba a estar ahí cuando me necesitara.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 5th Mayo 2017, 21:14
–¿De veras? A Alfred también le gusta esta canción. La pone muchas veces en las fiestas de la Mansión Wayne.
– No sé si debería preocuparme que mi padre y Alfred tengan los mismos gustos- señalé.
–Como olvidarlo… ¿qué tenía? ¿Doce años? Era un crío, y me sentía totalmente perdido… - Dick hizo memoria, y yo con él. Sus palabras evocaron el sabor de los canapés, la actuación de los músicos, el discurso de Bruce- Estaba muy nervioso de que me presentaran en sociedad, y cuando nos conocimos me puse muy contento de tener alguien con quien huir un rato de la fiesta para jugar.. Fue muy divertido, y los canapés de Alfred estaban tan buenos… ¡Oh! ¿Te acuerdas de cuando me sacaste a bailar? Estaba muy nervioso, y no paraba de darte pisotones…no había pegado el estirón todavía ¡y eras más alta que yo!
– Claro que me acuerdo- dije – Pero no me importó. De hecho, te dije que...
– Barbara...
Había algo en su tono, algo que pedía que lo escuchara, algo que me hizo interrumpirme y aguardar. No me di cuenta de que contenía el aliento.
Lo vi hacer una reverencia y tenderme la mano. Se acordaba de la promesa. Después de todo aquel tiempo.
– ¿Me concedes este baile?– preguntó.
Lo miré a los ojos durante un largo silencio. Ninguna palabra acudió a mis labios; todas se agolpaban en el interior de mi cabeza, sucediéndose sin orden ni sentido. ¿Bailar? ¿Yo? ¿En qué estaba pensando? ¿Bromeaba? ¿Lo decía en serio? ¿Por qué se acordaba de aquella promesa de críos? ¿Qué tenía que responder?
Por alguna razón, mi mente se negó a construir un comentario divertido, una frase elocuente. No pude coger la mano que me ofrecía. Lo que salió de mí fue una simple enunciación de la realidad. Y, lo que se quedó en mi interior, un nada bienvenido deseo de llorar.
– Yo... me encantaría, pero...
Una pausa. Tragué saliva, despacio, y ensayé una sonrisa que no se llegó a formar. Ambos sabíamos lo que estaba a punto de decir. Dick podía seguir fingiendo que no existía, pero yo no.
– Ya no puedo bailar.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 26th Junio 2017, 12:05
– ¿Me concedes este baile?–
– Yo... me encantaría, pero…- su sonrisa fue amarga, y la felicidad que había alojada en sus ojos desapareció en un instante. - Ya no puedo bailar.
Sentí una profunda y amarga punzada en el pecho. Quise abrazarla, estrecharla entre mis brazos con fuerza y susurrarle al oído que todo iba a ir bien. No pretendía hacerle daño, no pretendía recordarle con mi propuesta que no volvería a usar las piernas nunca más. Sé que ha sido muy duro para ella empezar a convivir con una incapacidad permanente, saber que cada mañana cuando te levantes va a seguir ahí y no va a desaparecer por mucho que se olvide o no piense en ello. Dios, mentiría si dijera que soy capaz de saber cómo se siente. Puedo imaginarlo, hacerme una ligera idea de lo difícil que es el no poder caminar de nuevo, el no poder saltar por los tejados de Gotham, el no poder subirse a un trapecio o hacer acrobacias, el no poder correr, nadar, volar… pero nunca seré capaz de ponerme al cien por cien en su lugar. No eres consciente de esta clase de cosas hasta que te pasa a ti.
Me gustaría compartir su peso, aliviar su dolor, pero sé que es algo que no puede mejorar de la noche a la mañana. La única solución para seguir con tu vida es volverte más fuerte, aceptar lo que ha ocurrido y procurar vivir lo mejor posible con ese dolor. Por eso quiero demostrarle, ahora mismo, que a pesar de que su cabeza le diga una cosa, ella aún es capaz de hacer cosas increíbles en su estado. Que el disparo del Joker no se lo ha quitado todo...
- Sí, sí que puedes. Claro que puedes.- antes de que ella me lanzara otra negativa, yo fui más rápido y la cogí por la cintura con fuerza hasta levantarla de su asiento. Su reacción para no caerse sería agarrarse a mí aún más fuerte, entonces la tendría a mi merced.
Con una sonrisa traviesa, la arranqué de su silla de ruedas y la alcé por toda la habitación como si acabara de ganar un premio. Lentamente, la fui bajando hasta dejar que su cuerpo se apoyara cómodamente contra el mío. Cuando Barbara estuvo cerca de tocar el suelo, moví sus piernas agarrándola suavemente de los muslos hasta que sus pies desnudos se posaron encima de mis botas. La cogí fuertemente de la cintura con un brazo, y con el otro busqué su mano derecha, creando así la postura de baile.
-¿Lo ves?- le sonreí con dulzura, esperando a que ella se animara cuando se diera cuenta de mi malvado plan. Una vez los dos estuvimos cómodos con el abrazo, empecé a balancear mi cuerpo siguiendo el ritmo de la canción.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 27th Agosto 2018, 12:59
Mentiría si dijera que recuerdo bien lo que ocurrió. El tiempo ha respetado la imagen de la pistola y el fogonazo del disparo, sí; pero lo demás son imágenes, sensaciones triviales, que me vienen a la mente sin ningún orden. Los colores de una camisa playera, el sonido del obturador de una cámara fotográfica, el olor de la pólvora y el café, mis manos tocando algo espeso y caliente. No me acuerdo bien del dolor, ni de la cara del Joker, aunque a veces me despierto empapada en sudor y sé que he soñado con ambos. Pero eso es todo. Es como si mi cabeza hubiera relegado las cosas a un lugar lejano y remoto, como si las hubiera transferido de mi disco duro a la nube. Puede parecer algo bueno, pero no creo que eso signifique que lo haya superado, ni olvidado de verdad. Aún está ahí, como el monstruo de debajo de la cama, esperando a que el adulto que no ha sabido verlo apague la luz y se marche de la habitación.
No hablaba de ello con Bruce ni con Dick. No hablaba de ello con papá. El único sitio donde me atrevía a abrir ese cajón era en terapia, y a Andrea le había costado meses que confiara lo suficiente en ella. No era que los demás insistieran en el tema. Pasaban siempre de puntillas, como si temieran romper algo al preguntar. Había llegado a pensar que Dick prefería no saber. Comportarse como siempre, como si nada hubiera pasado. En mis peores momentos, dudaba si lo hacía por mí o por él.
Por eso, me sorprendió que aquella noche se lanzara al vacío así, sin más. Que ignorara todas las barreras de seguridad que habíamos construido alrededor de aquel tema para cogerme en volandas y arrastrarme por toda la habitación.
- Sí, sí que puedes. Claro que puedes.
Me sentí bien y mal al mismo tiempo, una sensación que no soportaba, pero que me sucedía con demasiada frecuencia desde el disparo. Sabía de dónde venía el malestar. Odiaba con todo mi ser que me llevaran de un lado a otro como si fuera un objeto. Odiaba sentirme la inválida que se suponía que era. Pero también sentía otra cosa. Ahora que mis brazos rodeaban a Dick, sentía esa extraña seguridad que venía de la solidez de su cuerpo contra el mío; aquella confianza antigua nacida de las largas noches de patrulla sobre la silenciosa Gotham. Salta sin miedo, Batgirl, porque Robin está al otro lado. Nada va a salir mal.
El latido asustado de mi corazón fue remitiendo mientras él me dejaba descender y acomodarme, aunque el pulso siguió resonando en mis oídos, rápido y firme. Mis ojos se encontraron con los suyos y vi esa sonrisa, marca Dick Grayson, estampada en su cara. No tenía ningún derecho a sonreír así, y menos a contagiarme, cuando una parte de mí se moría de ganas de llorar. No noté nada cuando mis pies se asentaron sobre los suyos; simplemente dejé de bajar. Mi mirada quedaba ahora a la altura de su cuello.
-¿Lo ves?- dijo, y yo negué con la cabeza mientras él nos recolocaba.
- ¿Qué se supone que estamos haciendo? - pregunté, aunque en aquel momento la posición de nuestros brazos no dejaba lugar a dudas. Dick empezó a balancearse al ritmo de la música, y no consideró necesario aclararme la situación.
Cerré los ojos con fuerza un instante, intentando no sentirme como una muñeca desmadejada, ni imaginar el ángulo extraño en que estarían colocadas mis piernas. Me sentía ridícula a su lado, me ahogaba en su optimismo y en la fluidez de sus movimientos. Pero él no pretendía hacerme sentir mal; al contrario. Lo conocía demasiado bien. Por eso me tragué mis pensamientos, y sentí su regusto amargo cuando descendieron por mi garganta.
- ¿De dónde sacas estas ideas?
Pero la sonrisa, de alguna forma, había conseguido quedarse grabada en mi rostro. Y notaba algo extraño en la boca del estómago, algo que no debería sentir, dadas las circunstancias. Por mucho que Robin me hubiera admirado en el pasado, las tornas habían girado. Ahora había muchísimas pelirrojas con piernas funcionales entre las que podía escoger.
- Me imagino qué diría Bruce si pudiera vernos. - dije, tratando de llevar el foco de mi atención a otra parte.
Quería disfrutar lo que pudiera de aquel momento, de aquella danza improvisada en medio del invierno.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 30th Diciembre 2018, 20:59
Por un instante, tuve miedo de que Babs se sintiera incómoda con el abrazo y aquel improvisado baile. No quería que me apartara de su lado y me pidiera devolverla a su zona de confort, esa silla de ruedas que la aprisionaba y le recordaba cada día que ya no era la misma Barbara Gordon.
Por suerte esbozó una pequeña sonrisa y se dejó llevar por el lento balanceo de nuestros cuerpos, al ritmo de una canción de los sesenta. Quería que se sintiera lo más cómoda posible a mi lado, que por una vez se olvidara de pensar y simplemente se permitiera sentir.
— Estas ideas sólo se me ocurren contigo...— esbocé una traviesa sonrisa y le guiñé el ojo. Sé que Barbara siempre se ríe cuando trato de ser coqueto con ella y le resta importancia a mis intenciones. La de veces que la he visto poner los ojos en blanco cuando le he dicho alguna tontería. Pero quería hacerla reír, o al menos arrancarle una verdadera sonrisa.
El ritmo de la canción descendió, y mis movimientos lo hicieron con él. Moví las piernas lentamente, bailando en pequeños círculos por la estancia, y el brazo que apretaba la espalda de Barbara descendió con suavidad hasta su cintura, rozando peligrosamente la cadera de la pelirroja. Lo hice a propósito, quería que ella sintiera ese agradable roce por su espalda, como un cosquilleo…
Le solté la otra mano y acaricié la cabeza de Barbara hasta enterrarla contra mi pecho. A pesar de que seguíamos bailando, la nueva postura parecía un abrazo en toda regla, y esperaba que mi gesto cariñoso la reconfortara de alguna manera. A mi por lo menos me hacía mucha falta… aunque quizás me estaba pasando, porque sentía como mi corazón empezaba a latir más rápido de lo normal…espero que no se de cuenta.
— Me imagino qué diría Bruce si pudiera vernos.—
Sonreí, divertido. Por un momento me imaginé a Bruce apareciendo por la ventana vestido de Batman, escandalizado de vernos tan cerca el uno del otro. Seguro que saltaría en nuestra dirección y nos separaría de inmediato, con la excusa de que hay que algo importante que hacer o que Gotham vuelve a estar en peligro.
— Yo sé lo que diría… — mi sonrisa se acentuó aún más imaginándome a Batman exclamando — ¡Menos flirtear y más justicia!
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 10th Agosto 2019, 12:42
Hubo un tiempo en que me sentía cómoda cerca de Dick Grayson. Una época en la que podía masticar con la boca abierta mientras compartía una hamburguesa con él, sentados uno al lado del otro en una azotea, vestidos con nuestros trajes de colores y comentando entre risas las proezas de nuestros villanos favoritos. ¿Quién no sonreiría al recordar al Rey Condimento? ¿O al imitar a Polilla Asesina? En aquella época, hubiera bailado con él o lo hubiera abrazado sin pensarlo dos veces; éramos críos, niños que soñaban con salvar Gotham a tiempo para la hora de la cena, y las muertes en la familia y las sillas de ruedas quedaban muy, muy lejos.
Algo había cambiado, y ahora los bailes y los abrazos me hacían sentir vulnerable. Admito que no de la peor manera. Admito que había algo dulce, algo atrayente en la forma en que mi corazón aumentaba las revoluciones, en que mi mente olvidaba cómo respirar. Reconozco que no todo lo que sentía con la cercanía de Dick era malo. Me gustaba su firmeza, la calidez de su cuerpo; adoraba la forma en que sonreía, como un niño que acaba de robar el bote de las galletas. Confiaba en él. Era la única persona con la que hubiera saltado de una azotea sin dudarlo, porque sabía que...
— Estas ideas sólo se me ocurren contigo...
Resoplé en lugar de responder con palabras; era la forma más gráfica de decirle que no me creía nada de lo que acababa de oír.
Y fue una suerte que ahorrara palabras, porque en los momentos que siguieron, mi mente se quedó en blanco.
Es curioso como una canción puede volverse lenta tan deprisa.
¿En qué estás pensando, Dick Grayson? Si podemos jugar al juego de coquetear es porque hay una línea que nunca cruzas. No me hagas esto ahora. Sabes que no está bien. ¿Qué es lo que quieres de mí...?
Cerré los ojos y contuve el aliento. Sentía la caricia que descendía por mi espalda con demasiada nitidez, como si mi cuerpo hubiera decidido subir el volumen sin consultarme. Dick me soltó, sólo para abrazarme más fuerte. Notaba el latido de su corazón retumbando en mis oídos. ¿O tal vez estaba oyendo el mío?
— Yo sé lo que diría… — su voz resonó en alguna parte, cerca— ¡Menos flirtear y más justicia!
Y rompí a reír, una mezcla entre risa sincera y puro nerviosismo contenido. Sí, me estaba imaginando a Batman, con su voz cavernosa; pero también estaba procesando la situación, tratando de no abandonarme a ella. Una parte de mí quería revertirla, volver a nuestro intercambio de pullas inicial y huir de aquella trampa. La otra sólo quería que siguiera abrazándome.
De alguna forma, hablaron ambas.
— Así que admite que está flirteando conmigo, Señor Grayson — dije, levantando la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Mi expresión era algo desafiante; con una medio sonrisa y las cejas levantadas. Por dentro, estaba muriendo; Dick estaba mucho más cerca de lo que yo podía tolerar en aquel momento, y mi voz tembló un ápice entre la y griega y la ene.
Unos centímetros y hubiera podido besarlo.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 22nd Agosto 2019, 11:27
Barbara soltó una carcajada realmente sincera, y yo me sentí aliviado de ver que por fin se liberaba de aquella tensión que la mantenía en constante mal humor. Aunque los comentarios irónicos eran difíciles de arrancar de raíz.
— Así que admite que está flirteando conmigo, Señor Grayson.
Me miró a los ojos, desafiante, y yo contuve el aliento cuando me di cuenta de lo cerca que estaban nuestros rostros. Mis labios se encontraban a tan sólo unos centímetros de los suyos, y el hormigueo dulce de la excitación empezó a bajar desde mi cabeza hasta asentarse en mi vientre.
Había estado esperando aquella oportunidad toda mi vida. Sólo tenía que inclinarme un poco más y... sería mía. La besaría, con la misma intensidad en la que lo había hecho en mis sueños. La estrecharía entre mis brazos con fuerza, hasta que sintiera que nada podría separar nuestros cuerpos. Enterraría mis manos en sus cabellos rojos como el fuego y acariciaría su cuello con mi nariz, bajando lentamente hasta besar su clavícula. La alzaría en mis brazos y la llevaría al dormitorio. Llevaría todo el cuidado del mundo. No tenía ninguna prisa, podría dedicarle todo el tiempo que ella necesitara. Haría que se sintiera bien. Le demostraría que la amo y la deseo con cada fibra de mi ser. Le enseñaría que no todas las cosas importantes se las había arrebatado la silla de ruedas...
El deseo y la excitación recorrieron mis venas, haciéndome arder por dentro. Mis manos se estrecharon de pronto en su cintura en una manera de contener mi impulso primario de abalanzarme sobre ella sin su consentimiento. Ante todo, yo era un caballero, y quería estar seguro de que Barbara sentía lo mismo que yo en aquellos momentos. Ya había sido rechazado por la pelirroja varias veces durante mi adolescencia. Pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que le había confesado mis sentimientos, y quizás ahora que los dos éramos adultos algo habría cambiado en ella.
— ¿Qué pasaría si lo hiciera…? — susurré con la voz llena de excitación, y sostuve la mirada de sus ojos esmeralda con determinación. Mis labios se movieron para buscar los suyos, lentamente, dándole el tiempo suficiente a apartarse si no quería mi beso.
No estaba seguro de querer volver a escuchar la misma historia de siempre. ¿Cuántas veces me había roto el corazón aquella mujer? ¿Por qué era tan difícil demostrarle que ya no era ningún crío? Barbara era la mujer de mi vida, la persona a la que más quería en el mundo. Y si volvía a rechazarme… yo…
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 2nd Septiembre 2020, 22:57
— ¿Qué pasaría si lo hiciera…? - preguntó Dick, sosteniéndome la mirada.
Sentí que mi corazón se saltaba un latido. El sonido sordo de las pulsaciones se estableció en mi garganta, en mis oídos. No respondí. No sabía qué decir.
No hice nada por apartarme del roce de sus labios.
Durante unos segundos, no hubo más que eso. Una proximidad imposible, intoxicante, estática; como si ninguno de los dos se atreviera a concretarla, no todavía. Su aliento acariciaba mis labios; cálido y entrecortado. Las alarmas sonaban en alguna parte de mi cabeza, lejanas. Estaba a punto de equivocarme, lo sabía, y no me importaba.
Conocía bien a Dick Grayson. Siempre había sido encantador. Ya de niño se salía siempre con la suya. Era un soñador... nunca tenía los pies en el suelo. Literal y metafóricamente. Lo había visto enamorarse docenas de veces. Probablemente sabía más de su vida romántica de lo que él quería que supiera.
Habíamos sido amigos y compañeros mucho tiempo. Confiaba en Robin; confiaba en Nightwing. Y tenía miedo de enturbiar aquella confianza con…
¿Con qué? ¿Con una noche en la Torre del Reloj? La simple idea bastaba para que me estremeciera. No era la primera vez que imaginaba el cosquilleo de su flequillo en mi frente, el roce de sus dedos sobre mi espalda, el tacto de sus labios sobre mi cuello... Pero ni siquiera en mis pensamientos me atrevía a completar el recorrido. Porque mi mente siempre se detenía a medio camino, en la cicatriz que había dejado la bala del Joker.
Todo se detenía para mí en aquel parche de piel blanquecina.
Sabía que Dick quería hacerlo funcionar. Yo quería hacerlo funcionar. Pero… ¿cuánto duraría? ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que el Chico Maravilla se diera de bruces con la realidad? Y yo… ¿podría soportar ver desaparecer de golpe esa mirada soñadora en sus ojos azules? Estaba segura de que aún veía en mí a Batgirl, la chica que saltaba con él de tejado en tejado; la que luchaba con él y con Batman codo con codo. Pero yo ya no era esa chica. Tarde o temprano, Dick descubriría que no podía seguir su ritmo. Que no podía volar a su lado.
Que el peso de mi cuerpo, aún ahora, mantenía sus pies anclados al suelo.
El miedo se anudó con las otras emociones que se arremolinaban en mi interior, cerrándome con fuerza la boca del estómago. Dick y yo. No podía ser, y aún así...
Aún así, mis labios estaban sobre los suyos, apenas una caricia. Mis brazos rodearon sus hombros, mis dedos se hundieron en su pelo.
La alarma en mi cabeza se volvió más intensa, más nítida… insistente. Una luz parpadeaba en la periferia de mi visión, obligándome a volver a la realidad. Y entonces lo comprendí. No estaba sonando en mi mente, sino fuera. Un pitido cercano, real.
El comunicador de Nightwing.
—Dick... — musité, y mi voz sonó ronca. Él me ignoró; tenía los ojos azules entrecerrados, sus manos seguían en mi cintura. Nuestros labios se rozaron de nuevo, y yo volví a entornar los párpados, y…
El maldito sonido se repitió.
Y abrió una rendija en mi mente, lo suficientemente amplia como para que la lógica regresara a mí.
¿Qué estás haciendo, Barbara?
—Grayson — repetí, más fuerte, y él emitió un murmullo de protesta, atrayéndome de nuevo hacia él —¡Grayson! - insistí.
Alguno de los dos tenía que parar aquello. Y, maldita sea, no quería ser yo.
Pero tenía que ser yo.
Cada sílaba, cada centímetro de separación, me costó un esfuerzo real. Me aparté ligeramente de Dick; jadeando, luchando por recuperar la respiración. No podía irme más lejos sin caer al suelo. Sus manos seguían en mi cintura y, por debajo de ellas, mi cuerpo aún se apoyaba en el suyo para mantenerse en pie.
Intenté sonar divertida. Profesional. Cualquier cosa menos asustada, o excitada. Cualquier cosa que no fuera lo que realmente sentía.
—¿Qué pasa si es urgente, Chico Maravilla?
Y, entonces, mirándolo a los ojos, activé su comunicador.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 28th Octubre 2020, 13:37
Aquel momento se me hizo eterno. Nuestros labios, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo… y es que ninguno de los dos se decidía a dar el paso final. Esperé, ya que yo había lanzado la primera moneda. Y esperaría, sí, esperaría hasta que ella se diera cuenta de que mis intenciones de besarla eran reales. Pero también tenía miedo. Tenía mucho miedo de estar metiendo la pata, de creer que quizás tenía una oportunidad con ella después de todo lo que había pasado entre nosotros. Y lo que más me aterrorizaba; darme de bruces con la realidad y ser rechazado por el amor de mi vida por enésima vez.
Barbara era sensata, lógica y siempre sabía mantener la cabeza fría incluso en situaciones como esta. Seguramente me diría lo mismo que me decía siempre. Que dejara de bromear, que ella me seguía viendo como un crío, como un amigo, como su hermano… cualquier otra cosa menos lo que yo deseaba de nosotros. Entonces yo me apartaría, le diría que tendría razón y que tan solo le estaba tomando el pelo, como siempre. Que comprendía que no quisiera a alguien tan inconstante y voluble como novio, y haría ver que no me importaba. Que lo había superado y que ya no pensaba en ella como lo hacía antes.
Pero no sería verdad. Le mentiría, seguramente para no preocuparla. No me gustaba preocuparla. Y así también dejaría de parecer tan patético por no ser nunca correspondido por ella. ¿Pero sería capaz de mentirme a mí mismo durante otros diez años más? ¿De tener que vivir una vida a su lado sin poder tocarla? ¿De seguir viendo cómo otros desconocidos entraban en su vida como si nada? ¿Hombres que apenas la conocerían como yo, que apenas la amarían como yo, pero que serían suficiente para ella? ¿Podría seguir viviendo con la certeza de que Barbara y yo jamás estaríamos juntos a pesar de estar hechos el uno para el otro?
— Babs, yo… — empecé, con los ojos ligeramente humedecidos tras darme cuenta de lo miserable que sería el resto de mi existencia si no pudiera estar a su lado. Y de pronto, sus labios rozaron los míos en una agradable caricia. Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendidos ante la suave entrega de su cuerpo contra el mío, sus manos enterrándose en mis cabellos y sus ojos del color del zafiro, entrecerrados por la excitación....
No podía creer lo que estaba pasando, pero mi cuerpo se movió solo, reaccionando rápidamente, como si no quisiera perder más tiempo del que ya había perdido hasta ahora. Aproveché cada segundo de aquel beso, de sus caricias, como si fuera a dejar de existir en cualquier momento. Mis manos se aferraron a su cintura, apretando a Barbara contra mí con fuerza. La besé, con una intensidad que llevaba tiempo contenida, como una bestia enjaulada durante años y que acaba de ser liberada.
Besar a mi pelirroja favorita era como un sueño, uno tan placentero del que no quería despertar. Por fin se me había concedido la oportunidad que tantos años llevaba pidiendo, y no iba a permitir que nada ni nadie me lo estropeara. Barbara sería mía aquella noche, y probablemente muchas otras más…
—Dick...
—¿Umh…?
—Grayson
— ¿Qué?
Y entonces me di cuenta de que había una llamada entrante en el comunicador del guante. Pero poco importaba en aquel momento. Yo sólo quería seguir besando a Barbara…
—¿Qué pasa si es urgente, Chico Maravilla?
— Esto es mucho más urgente…— casi tanto como si hubiese llevado toda la vida esperando este momento. Cualquier otra cosa podría esperar. Pero la mirada de Barbara me indicó que pensaba todo lo contrario, y supe lo que estaba a punto de hacer...
— No serás capaz… — Y sí, tuvo que apretar el maldito botón— ¡No me...!— pero mi frase fue interrumpida por la reconocible voz de mi jefa.
—¿Novato? ¿Grayson?
— Ah... ¡Hola, Amy! Yo… — contesté a duras penas, sorprendido de la mala jugada y sin apartar la mirada de Barbara.
— Menos mal ¡Al fin respondes! Ya estás moviendo tu trasero ahora mismo a la comisaría. ¡Es una emergencia!— exclamó la agente Rohrbach al otro lado del comunicador, y tan pronto como me echó la bronca, colgó el teléfono. Dejé escapar un largo suspiro de resignación.
— ¿Tan malo ha sido ese beso? — miré a mi pelirroja con cierta decepción en los ojos, antes de alzarla con la fuerza de mis brazos para dejarla descansar en el asiento de su ordenador. Me acababa de cortar el rollo totalmente, igual que si me hubiese tirado una jarra de agua fría en la cabeza...
— No creas que esta conversación ha terminado...— dije, amenazando a mi pelirroja favorita con una sonrisa en los labios. Y con conversación, me refería a seguir besándola hasta dejarla sin aliento.— Te vendré a ver otro día…
Me incliné para darle un cálido beso en la mejilla a modo de despedida y abandoné la Torre del Reloj de la misma manera por la que había entrado.
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Tema: Re: Shall we dance? [Privado Dick Grayson y Barbara Gordon] 10th Diciembre 2020, 20:57
Dios.
No me había sentido tan Bruce en toda mi vida.
Y odiaba sentirme Bruce, después de todas aquellas veces en las que le había recriminado que antepusiera su trabajo a absolutamente todo lo demás. Después de repetirle que tenía que dejarse vivir. Que tenía que dejarnos vivir.
Y ahora era yo la que actuaba de forma fría, lógica, racional. La que hacía lo que debía.
Quería darme de cabezazos contra el escritorio.
Sí que era urgente, ¿cómo no iba a serlo? ¿Acaso se acababan las emergencias en algún momento? Blüdhaven necesitaba a Dick, tal vez tanto como yo.
No.
No creía que tanto.
¿Qué estás haciendo, Babs? ¿Qué se supone que quieres?
Quería… que siguiera besándome. Los labios, el cuello, los hombros. Que descendiera poco a poco, hasta que su tacto se fuera apagando. No importaba. Donde mi cuerpo terminaba, mi mente se sentía despierta. Estaba segura de que podría llenar los espacios.
Y si quieres eso, ¿por qué lo estás apartando?
Era tan irracional empezarlo como no terminarlo. ¿Por qué detenerme ahora? Total, ya estaba hecho. Ya había cruzado la línea. Sería impulso sobre impulso: Provócalo - bésalo - para. PARA.
Odiaba ser Bruce, pero admiraba su capacidad para no empezar. Él sabía lo que hacía. Y yo no. Porque no iba a poder quitarme de la mente ni el sabor ni el tacto de Richard Grayson sobre mis labios.
Para.
Cuanto activé el comunicador, Dick se apartó, tal y como yo pensaba. Todo mi cuerpo pareció gritar en respuesta. Eso fue casi inesperado. ¿Cómo lo hubiera llamado Batman? Daños colaterales.
Dile que se olvide de la emergencia.
No… Demasiada impulsividad por hoy.
Evité los ojos de Dick. ¿Qué mostrarían en aquel momento? ¿Fastidio? ¿Decepción?
Fuera lo que fuera, no quería verlo. Y no quería que él leyera el deseo en los míos.
Nunca en la vida, Chico Maravilla.
JA.
- ¿Tan malo ha sido ese beso? - preguntó él. Intentaba bromear, pero había tensión en su voz.
- ¿Siempre haces una encuesta al terminar? - pregunté, evitando la respuesta.
- No creas que esta conversación ha terminado... Te vendré a ver otro día...
Esbocé una sonrisa, muy a mi pesar, ante su amenaza.
-Tampoco es que vaya a irme muy lejos - bromeé, mientras él me daba un beso en la mejilla.
Se volvió para irse.
Me requirió toda mi fuerza de voluntad, pero lo logré.
Logré no maldecir en voz alta ni hundirme en la silla hasta que se hubo marchado.
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