¿Es que nadie va a pensar en los niños? (Amanda, Kaine)

<<....tiroteo, dos sospechosos en un coche verde oscuro. Parecen llevar con ellos a  un niño. Solicitamos refuerzos en la tercera con...>>

Giré bruscamente el volante de mi coche, en una maniobra de lo más temeraria sobretodo teniendo en cuenta el tráfico que había a esa hora. La calle de la que habían hablado a través de la emisora de la policía que había intervenido en mi radio portátil estaba a unos 10 minutos de donde me encontraba. Apreté los dientes y pisé a fondo, ganándome algún que otro pitido más del resto de conductores, a quienes iba esquivando y adelantando como si me persiguiera el mismísimo diablo.

Tenían que ser ellos. Estaba segura. Se trataba solo de un pálpito pero mi instinto pocas veces me fallaba y ya podía notar la adrenalina erizando mi pelo.

Habían pasado ya tres días desde que aquel hombre viniera a verme y contratara mis servicios. Tres días en los que no había conseguido encontrar ninguna prueba, ninguna pista que seguir sobre el secuestro del hijo de mi contratante.

El niño en cuestión se llamaba Jerry, un niño conflictivo que ya se había fugado de casa en alguna ocasión aunque tarde o temprano terminaba regresando al hogar. Por esa razón, su padre no se alarmó hasta que recibió la primera llamada.

Ya había pagado en dos ocasiones el rescate exigido por los secuestradores, aunque seguía sin recuperar a su hijo... y como le habían dejado bien claro la suerte que correría el chico si se le ocurría llamar a la policía, el señor Hickfang tuvo que buscar ayuda y discreción en el sector privado.

Muy discreta no estaba siendo en ese momento, pero el tráfico era condenadamente denso y tenía que llegar antes de que el coche, con sus ocupantes y Jerry, se esfumaran de nuevo.

Tras la cariñosa advertencia de Cazadora me pregunte cómo sería aquella ciudad tan famosa por sus criminales.

Había pasado tres días mirando apartamentos cuando por fin encontré uno que podría permitirme. Era una calle un tanto conflictiva pero una de sus ventanas daba a un oscuro patio interior...ideal para salir sin ser visto. Tampoco daba muchos problemas salir sin ser visto desde que Peter me regalo este ultimo uniforme pero siempre estaba bien tenerlo en cuenta.

El piso era pequeño pero barato y estaba cerca del bar en el que había encontrado trabajo de camarero. No era lo ideal pero muy pocas veces había conseguido lo ideal en mi vida.

Paseeba por el barrio escuchando a mis pequeñas amigas aracnidas cuando como alma que lleva el diablo un coche dio un giro brusco estando a punto de llevarseme por delante. Por suerte reaccione a tiempo de esquivarlo. SIn embargo tal nivel de celeridad en un giro me hizo sospechar.

Una rapida carrera entre calles oscuras me permitió emerger con el uniforme puesto siguiendo al veloz coche.

-¡Vete al carajo, Pendejo!- musité rabiosa ante un coche que, tras habérseme atravesado en la vía al querer adelantar a otro, empezó a pitarme de forma compulsiva.

Di otro volantazo y por fin encontré una calle menos transitada. Aproveché para acelerar de nuevo, ya casi había llegado. De improviso, un coche verde oscuro giró en la intersección frente a mi y esta vez no pude esquivarlo. El choque no fue brutal pero si lo suficientemente fuerte para que notara un crujido doloroso en mi cuello y que mi frente se golpeara contra el volante. Mi viejo cadillac tenía parte del morro aplastado y la luna agrietada. El otro coche, de color verde oscuro, iba a tal velocidad que prácticamente había pasado por encima de mi, tumbándose hacia la derecha al perder las ruedas el contacto con el suelo.

Solté un quejido y me llevé la mano a la cabeza, intentando librarme del aturdimiento. Noté que estaba sangrando. Tenía que empezar a acostumbrarme a llevar el cinturón.

Frente a mi, las puertas del coche tumbado se abrieron y vi salir dos hombres. Las sirenas de la policía sonaban cada vez más cerca.

Y dicen que los neoyorkinos conducimos mal....conducen.

Desde lo alto del edificio no tardé ni cuatro segundos en caer sobre el coche. Una mujer estaba atrapada.

Me acerque dejandome ver. No tema señorita la sacare de ahí.

Agarrando la puerta tengo que hacer una leve presión, lo justo para undir mi mano y tener de donde agarrarla. Un tiron seco fue suficiente para arrancar la puerta.

Los susurros de las arañas cercanas me tenían confundido....secuestro...cuidado...no te fies....lo malo de esos extraños poderes que habían aparecido tras la evolución es que no venían con manual de instrucciones y la comunicación con las arañas era más facil cuando mi mente arácnida estaba activada por completo. CUando mi mente humana...o clon dominaba los mensajes eran más bien sensaciones.

Observe a la mujer y viendo que no llevaba el cinturon le ofrecí mi mano para sacarla de allí.

-No tema señorita la sacare de ahí.

La voz me pilló desprevenida y giré la cabeza con brusquedad. Gruñí con un gesto de dolor al sentir de nuevo el pinchazo en el cuello. Parpadeé, aun aturdida, hasta que mi visión se aclaró.

-¿Spiderman?-musité

Aun a contra luz, sin duda era el trepa-muros, ofreciéndome su mano. Con su capucha de ojos enormes y sus mallas ajustadas marcando...

Un disparo, lo suficientemente cerca como para que el sonido rebotara en mi dolorida cabeza, me sacó de mis pensamientos. Uno de los hombres del coche verde había sacado una pistola que ahora humeaba, tras disparar hacia Spiderman. ¿Le habría dado?

Tomé rápidamente su mano, desenfundando mi pistola con la otra.

El disparo podría habermer sorprendido de no ser por aquella Aranea Sephilis que tenía tanto miedo de que me aplastaran los hombres con pinchos metalicos.

Spi....bueno no era tan raro ¬¬

De un salto llegue al tercer piso donde la enrede de la cintura dejandola colgada. Al momento me lance sobre los hombres trajeados. En unos pocos segundos ambos estaban inconscientes. Me gire hacía el coche buscando otros más. Un par de redes inutilizaron a los tipos....¿pero había alguien dentro del coche?

El movimiento fue tan brusco que tuve que cerrar los ojos por el mareo. De pronto sentí una superficie a mi espalda, contra la que me aprisionó unos segundos. Mis dedos agarraron con más fuerza mi pistola. Antes de poder reaccionar, escuché un ruido extraño y me sentí suspendida por una especie de cuerda. Estaba atada. Con una telaraña. A la pared. En un tercer piso.

La adrenalina me ayudó a espabilarme y, furiosa, apunté a Spiderman.

-¡Eh! ¡Tu! ¡Trepador de la chingada! -me detuve y eché un vistazo a los coches de policía que se acercaban, aunque no dejé de apuntarle. Volví a gritarle, alzando de nuevo la voz- ¡¡SACA AL NIÑO DEL COCHE!! ¡¡RÁPIDO!!

Una vez vi a Jerry en sus brazos, disparé cerca del pie de Spiderman para asegurarme de tener toda su atención. El tendría telarañas, pero yo seguía teniendo mi 9 mm.

-¡Trae aquí al niño, suéltame y aléjanos de esta calle!- exigí, con el tono autoritario que había aprendido de mi padre.

Primero me había confundido con mi afamado....hermano y ahora me llamaba trepador de la chingada...si no fuera por aquella temporada que pasamos Ben y yo en Mexico ni siquiera habría entendido que me insultaba.
¿Niño?....vaya, tal vez era una policía y estaba buscando a ese niño. Salté entre las ventanas y saque al joven que permanecía inconsciente. Estaba comprobando sus constantes cuando escuche de nuevo esa voz clavandose en mi cabeza.

Araña Transeunte: Ella también tiene un pincho de acero te va a disparar.

Vi con nitidez el trayecto del disparo y estuvo cerca de darme en el pie. Maldita sea....acababa de sacarla de un coche estrellado salvado al niño por el que  tan preocupada estaba y encima me gritaba y me disparaba. Deje al niño en una improvisada amaca de telaraña para lanza una hebra de red a la pistola. Danto un tirón de ella subí a su altura.

La sangre se agolpaba en mi cabeza y comencé a escucharla....no a ella sino ....a la araña....rasgando desde mi interior. NO era fuerte pero si constante recordandome lo diferente que podía llegar a ser.

En un segundo dejé de sentir el arma en mis manos, dejándome con un gesto de consternación. ¿Que demonios haría ahora, colgada de un tercer piso y desarmada? Los coches de policía ya habían llegado y los agentes habían bajado y tomaban posiciones para asegurarse de que la situación estaba controlada.

Spiderman trepó hasta mi y se quedó observándome en silencio. En ese momento me fijé en que su traje era distinto. ¿Solía cambiar Spiderman de vestuario... o se trataba de otro tipo? Con la locura y el caos que se había apoderado de Gotham (más que de costumbre por los extraños acontecimientos interdimensionales) no sería de extrañar que empezaran a aparecer imitadores.

Tuve que respirar hondo antes de poder hablar. El "Spiderman" seguía observándome en silencio.

-Escucha... es muy importante que tanto el niño como yo nos vayamos de aquí. Soy... soy detective. Llevo mi identificador en el bolsillo. Si los agentes se lo llevan perderé el caso. -estuve a punto de atragantarme al suplicar- por favor... ayúdame.

Si la policía se llevaba al niño, lo identificarían y terminaría regresando con su padre. Pero, ¡mierda! yo no cobraría. Y necesitaba el dinero. Ahora aun más que tendría que reparar mi pobre cadillac.

Enseñamela. La identificación.

Permanecí quieto esperando la identificación. Una vez me la mostro comencé a preguntarme porque era más importante si poner al chico a salvo o que ella se llevara su pico de dinero.

Seguro que no tienen ningún problema en explicarselo a esos amables agentes Gothamitas.

Con un suave gesto comenzo a deslizar la telaraña hasta depositar a Amanda en el suelo juto a la amaca que guardaba al niño.

Por cierto soy La Araña Escarlata.

Deje la pistola junto a ella y me eleve evitando incomodos contactos con la policía. Pero desde lo alto del edificio....miré su comportamiento.

Alcancé la placa y se la enseñé, sintiendo una nueva descarga de adrenalina al sentir el balanceo de la red. No le tengo especial miedo a las alturas, pero estar suspendida de esa forma a la altura de un tercer piso era bastante alarmante.

Tras unos segundos pareció tomar una decisión y me hizo descender poco a poco, sujetando la tela como si de una cuerda se tratara.

- Seguro que no tienen ningún problema en explicárselo a esos amables agentes Gothamitas.- dijo. Maldecí mi mala suerte. Los agentes ya se acercaban a los coches siniestrados... y yo me quedaría sin cobrar.- Por cierto soy La Araña Escarlata.

-Lo recordaré- repuse en tono agrio.

Suspiré cuando por fin sentí mis pies de regreso al suelo y bajé la mirada cuando escuché un pequeño repiqueteo junto a mi. Me había devuelto la pistola. Sin perder tiempo me agaché para recuperarla, pero el grito de un agente me hizo cambiar de idea y permanecí quieta con las manos en alto.

-Soy detective. Iba en el otro coche. Tengo licencia de armas.- recité de mal humor- Si me lo permiten les enseñaré mi iden...

¡BANG! El disparo hizo que me agachara de forma instintiva. Incrédula, vi como uno de los policías disparaba dos veces más matando a los tres compañeros que iban con el. Su gesto era de perplejidad absoluta... pero se convirtió en terror cuando se colocó la pistola en la sien.

Disparó.

¿¿Qué demonios??

-Tu no eres policía.- afirmó una voz infantil junto a mi.

Jerry se había despertado en su hamaca de telaraña y me miraba sin miedo, sin nerviosismo. Sin ninguna reacción que se espera de alguien que ha sufrido un secuestro.

-Tu conduces.- añadió el chico.

Empecé a caminar sin darme cuenta de ello. Traté de frenar mis pies pero sentí una fuerte punzada en la cabeza. Me acerqué a uno de los coches de policía, con Jerry siguiendo mis pasos, y me senté en el asiento del conductor.

Atónito ante los actos de los policías me limite a saltar de tejado en tejado siguiendo el coche con sus nuevos propietarios. Si no lo hubiese visto con mis propios ojos no habría creído que los mismos policías habían acabado son su vidas. Algo raro estaba ocurriendo ahí y debía acercarme con cautela. Por suerte, en las ciudades antiguas hay muchas arañas y Gotham....era muy antigua.

Les egui durante varios kilometros hasta que por fin pararon en una estación de servicios. Vi como la Detective salía del coche temblorosa y empapada en sudor y entraba en la gasolinera. Dentro sacó el arma que le había devuelto apuntar con ella al tendero. Me deslice por uno de los conductos de ventilación hasta caer sobre ella. Sujetandola al suelo la mire para contemplar un profundo sentimiento de terror en ellos.

Una de las arañas que poblaban el lugar me susurro que dirigiera mi atención hacia el tendero. AL girarme vi al joven gasolinero apuntandome con una recortada.

¿Qué estaba pasando aqui?. En el suelo tras de mi la detective parecía sufrir un pequeño sofoco y justo en frente la recortada que invitaba a apartarse. Calcule mis movimientos. Solo cogiendola y girandome podría esquivar el disparo, al menos el gruso del fuego pero mi experiencia me advertía de que la recortada tenía mucha dispresión.