El principio- [Autoconclusivo]

25 de febrero de 2019
Isla de Themyscira.
10:30 pm

Bajo del avion, en silencio, con un gesto ausente de toda emocion salvo una, la que mas me caracterizaba: determinación. Se habia acabado las tonterias acerca del amor, la paz y la negociacion. Estaba cansada ya de todo lo que habia visto en mi vida en este mundo putrefacto que era el mundo de los hombres, y sabia que solo podia tomar una decision si queria cambiar este mundo: llegar a los extremos. No me importaba que tan radical sonase, ni que podria pasar o no. Yo iba a liberar a la mujer del sistema opresor que el mundo habia aceptado y les haria volver a la sociedad ideal que los dioses habian pensado para los hombres.

Todo habia empezado esta mañana, cuando me desperte con ese sentimiento tan raro que rara vez habia tenido, pero que todo este mes me estaba molestando: la duda. Todo este mes estaba llena de dudas, de conflictos, me sentia fragil e insegura. Pero todo fue un vaticinio, una profecia de lo que realmente tenia que haber hecho desde hace años: llevar el modelo amazonico de gobierno, de vida y de decision al mundo de los hombres. En realidad, no tenia motivos, hasta que hoy en la mañana prendi mi televisor. Despues de la dosis de misoginia y machismo en la que la publicidad bombardea a todos los habitantes del pais, llego el programa de noticias, donde tras dar las noticias acerca de medio oriente, relataba como una mujer habia muerto por lapidacion por "adulterio". No habia sentido tanta colera desde hacia mucho tiempo, y no fue para menos decir que destrui totalmente el televisor hasta que no quedo mas que cristal y cables sueltos.

-Juro ante todos los dioses que no descansare hasta acabar con todos los opresores de la mujer en este mundo -Repeti, varias veces, mientras recogia mis cosas. Era mi nuevo lema, mi nueva filosofia, mi nuevo codigo. Era una mujer de palabra, y sabia que los dioses me escucharian y aplaudirian mi decision en cuanto decidiese actuar. Sin embargo, sola no lo podria hacer, necesitaba mas, necesitaba respaldo, poder, influencia.

Y el unico cargo que por derecho podria ocupar es el de Reina de Themyscira. El unico cargo que realmente velaba por el interes de la mujer del mundo, y no el de un pequeño grupo de corruptos politicos que solo miran los valores economicos y no a la gente que sufre. Era el unico cargo honorable que existia en este mundo, y ser la sombra de este no era algo que cupiese dentro de mis planes

Por eso estaba aqui, para reclamar mi derecho y exigir una abdicacion inmediata. Por eso, baje del Jet Invisible y empece a caminar en silencio hacia las puertas del palacio. Las amazonas estaban dormidas, mientras las calles de Themyscira se mantenian iluminadas con antorchas constantes. La guardia patrullaba con calma, gracias a la constante calma del reino, asi que me saludaron al pasar. Pero no me detuve. Tenia que llegar al palacio, ahora mismo.

A grandes pasos pase por la calle principal que corria del Palacio al Templo, hasta que llegue a las escaleras de la residencia de la Reina, la cual subi rapidamente. Las guardias de la puerta la abrieron antes de que yo llegara a arriba y saludaron con diligencia, cerrando apenas pase. El silencio se cernia sobre el palacio, donde unicamente se oia el crespitar de los braseros arder, iluminando los amplios salones de marmol sobre los cuales se eregia el poder de la Isla.

A juzgar por las horas, mi madre estaria en su habitacion. Asi que camine hacia alla, sin hacer ningun comentario durante el viaje. Lo que iba a hacer ahora no era lo mas correcto, pero si lo necesario para estos tiempos violentos que se cernian sobre el mundo. Themyscira necesitaba una reina con mas fiereza y con menos paciencia para soportar los crimenes que los propios humanos han cometido sobre Gaia. Hasta una misma raza tenia el momento de ser juzgada y pagar por sus pecados.

Al llegar a las habitaciones de la reina, indique a las guardias que se retiraran. Me miraron con un poco de extrañeza, pero lo hicieron. A fin de cuentas, eran leales a la Corona y su familia, por lo que tenia todos mis poderes en comparacion a ellas. Las amazonas se fueron, y en ese momento, abri la puerta para entrar. Ahi estaba mi madre, ataviada con una bata tejida en seda purpura, con el pelo suelto y unas sandalias de cuero de primera calidad. Se encontraba como siempre viendo por su telescopio hacia las estrellas, tomando apuntes y haciendo predicciones. Al voltearse, me vio y solto una sonrisa.

-Hija, que bueno verte. -Se separo de su aparato y se acerco a mi- ¿Que te trae por aqui? Hacia un tiempo que no venias...
-Bueno, madre, sere bastante directa... Quiero que abdiques a la Corona, en este momento.

El silencio se hizo en la habitacion. Hipolita se me quedo viendo, como si le hubiese dicho una broma de mal gusto, con un gesto de incredulidad. Carraspeo, y volvio a su tono firme, al tono que usaba para gobernar esta Isla.

-Diana... No se que tonteria acabas de decir, pero voy a omitirla. Retirate a tu habitacion y piensa lo que has dicho.
-No me voy a ir de aqui hasta que dej...
-¡Vete a tu habitacion! -Levanto la voz. Su voz retumbaba de una manera terrible, como la voz de guerrera ancestral que era - ¡No se que demonios te pasa, pero no pienso tolerar estas faltas de respeto!
-... No queria llegar a esto, per... -Sabia que iba a venir el golpe. Una bofetada, con su superfuerza, habria roto el craneo de cualquier mujer comun y corriente. Me hizo girar la cara, dejandome una marca roja que dolia bastante. - Pude haber detenido ese golpe, porque eres mi madre, pero ahora... -Me agache a gran velocidad y le di un puñetazo en el vientre. Ella era superesistente, y tambien superfuerte, pero no tenia la cantidad de dones con la que a mi me habian bendecido.
-Augh... -El golpe la doblo, parece que le saque el aire. Le di un rapido puñetazo en la cabeza, tirandola al suelo, mientras su diadema que sostenia el moño caia al suelo. -Diana... ¿Que demonios... te pasa?
-He tomado una decision, Hipolita, y no me interesa quien se ponga en mi camino. -Espere a que se levantara, y cuando lo hice, mi pierna fue a dar directo a su hombro, echandola contra un ropero y estrellandola contra la pared. -Tranquila... no te va a pasar mucho. Nunca maldeciria nuestro linaje eliminandote... Pero... -Tome mi lazo y la ate de las manos y los pies, mientras arrancaba un pedazo de su bata para hacer una mordaza.- Ahora yo soy la Reina.


Una hora mas tarde.


Las campanas retumbaban desde lo alto del palacio, llamando a las amazonas a que se reunan en la puerta del palacio. Todas las amazonas, tanto niñas, jovenes como adultas, tenian que asistir cuando las campanas retumbaban tres veces sobre el palacio. Normalmente era para dar anuncios o algo que fuese relevante para toda la Isla, y en este caso, lo era.

Cuando todas estaban reunidas, cuchicheando que mensaje podria tener la Reina, pude notar el gran silencio cuando la que sali fui yo. Tenia la corona real puesta sobre mi cabeza, acompañada de la indumentaria de la Reina, algo que nunca se habia visto.

Al llegar frente a ellas, empece a hablar.

-Amazonas de la Isla Paraiso. Agradezco que hayan venido en estos momentos, pues hace poco tiempo, la Reina Hipolita de Themyscira ha hablado conmigo. Ha decidido ceder su corona a su hija -dije, al tiempo que mostraba un documento firmado por el puño y letra de mi madre, junto con el sello real-, yo. Diana de las Amazonas, sere ahora su monarca y espero su maxima fidelidad en nombre de mi madre, y en nombre de nuestro reino, al cual le acontecen tiempos muy, muy oscuros. Debemos mantenernos fuertes, comprender la mision que nuestros dioses nos dieron, y por supuesto, reafirmar nuestro valor como mujeres en este mundo de hombres. Por favor, amazonas, preparense para cualquier amenaza, y empiecen a trabajar mas duro. -Hice una pausa de unos momentos- Todas las amazonas afiliadas al ejercito directamente deberan de preparar su armas esta noche, y el resto de nuestras ciudadanas libres debera enlistarse a labores especializadas. ¡Por gracia y bendicion de Hera, las mujeres gobernaran este mundo antes de que sus pecados lo consuman! ¡Nunca mas veremos a una hermana secuestrada por su sistema sufrir! ¡Nunca mas olvidaran que Themyscira estuvo mucho antes que ellos, ni que lo femenino es lo correcto! -El tono de mi voz, mi firmeza, la seguridad con la que continuaba mi oratoria, hicieron que algunas de las amazonas que reconocia por pertenecer a la guardia (la parte mas radical de la Isla) aplaudieran. Seguidos de ellas, empezaron a aplaudir las demas, que parecian convencidas de mi vision del mundo.

Todo iba perfecto, sin ningun contratiempo. Justo como deseaba que pasase.