Desconocidos en casa. (Rocket Raccoon, Elysia Stavridis, Libre). 25 de Abril.

25 de Abril de 2018.
18:00 de la tarde.
Quinta avenida, Nueva York.

Caminaba con pasos pesados por una de las calles más concurridas de la Gran Manzana. Llevábamos un mes y medio en Terra y nos había pasado de todo. Que si estrellarnos en la Atalaya, que si los Vengadores no nos recordaban, que si estrellarnos en un rancho y casi palmar, que si la nave estaba averiada y teníamos que esperar a que el cuerpo Nova nos mandase una nueva... Un auténtico desastre. Menudo comienzo de vida en este universo. Parecía que todo se hubiese puesto en nuestra contra. Era verdaderamente molesto a decir verdad. Negué con la cabeza ante un nuevo civil que gritaba y se alejaba de nosotros con los brazos en alto. La verdad es que, quitándome a mí, los Guardianes cantábamos de lo lindo. Echaba de menos la estación de Knowhere donde daba igual cómo fueses, nadie te miraba ni te rechazaba por el físico. Vale que ver un árbol de tres metros y pico fuese raro, o que una mujer tuviese la piel verde cantaba como un gorila en un centro comercial, o un tipo lleno de tatuajes y de casi dos metros, o un pequeño mapache que hablaba... Pero joder, ¡éramos de los buenos! A saber la cantidad de veces que habíamos librado ese planeta de amenazas o de ser destruido. Pero no, el mérito y los aplausos para los pijos de los Vengadores o la Liga de la Justicia. Señor.

Doblamos una esquina, callejeando un poco, buscando un sitio donde parar a tomar algo. Era casi la hora de dormir. El tema del dinero había sido la leche. Tuvimos que mover cielo y tierra para que nos diesen dólares. Apenas me acordaba de los dólares. Después de todo, yo era un jovenzuelo cuando abandoné Terra. Aunque parecía que no había cambiado mucho el tema de los precios y demás. Iba distraídamente mirando los escaparates cuando vi una tienda llena de pequeños juguetitos y lo que parecían comics. Y entonces, la luz.

"Las aventuras de los Guardianes de la Galaxia.
¿Conseguirán tus héroes favoritos frenar al malvado Thanos de nuevo?
¡El último tomo ya a la venta!"

Los ojos se me iluminaron con el cartel. Estábamos todos. Gamora, Rocket, Drax, Groot y yo, y detrás de todos nosotros Thanos con su mano extendida como si nos cubriese. Sonreí como un idiota y entré a toda velocidad, apenas escuchando a mis compañeros llamarme, sorprendidos por la velocidad con la que me había metido en la tienda. Mi llegada fue anunciada con un timbre que resonó por todo el pequeño local, y me dirigí a toda velocidad al tipo que estaba tras el mostrador.

- ¡Hola! Perdona por las prisas. He visto que tenéis cómics de los Guardianes de la Galaxia, ¿cierto?- Sin embargo, el tipo no tuvo tiempo de responderme, ya que me lancé a toda velocidad a por un pequeño muñequito mío con la cabeza sobredimensionada que descansaba en un estante. Lo cogí con una sonrisa de oreja a oreja. La verdad es que estaba muy bien conseguido. Le toqué la cabeza, la cual tembló un poco como si estuviese asintiendo. Miré entonces el pequeño cartelito que tenía la propia caja, y mi sonrisa y alegría desaparecieron al instante. "El legendario Starprince". El párpado me tembló ligeramente, y volví a leerlo.- Starprince... Starprince... ¿Le habéis puesto a mí persona el nombre de Star príncipe en serio?-

Me acerqué al mostrador hecho una furia, con el muñeco en la mano. Lo planté casi de un manotazo y señalé al tipo.

- ¿Qué clase de broma es esta? ¿Star príncipe? ¡Starlord tío! ¡Me llamo Starlord! ¿¡Qué demonios es esta chorrada de Star príncipe!?-

- Oiga, yo solo vendo los muñecos. No soy el que los hace. ¿Quiere que se lo envuelva para regalo?-

- ¿Envolver? Esto, colega, es un atropello y un insulto. ¿Qué mierda de Star príncipe? ¿Quién demonios iba a querer comprar esta porquería?-

- ¡Mira mamá! ¡Ese señor va disfrazado de Starprince!-

- ¡Sí, la verdad es que se parece! Anda, espera en la cola y deja que Star príncipe pague.-

- "Soy el legendario Starprince, el mejor policía de toda la galaxia. Nadie puede competir contra mí".-

- ¿Policía? ¿Pero qué demonios? ¡Forajido! ¡El legendario forajido! ¿Qué es eso de policía? ¿Acaso tengo pinta de pitufo espacial?-

- Oiga mire, si no lo va a comprar deje al resto de clientes coger lo que quieran. Si no le gusta puede dejarlo en su sitio, pero no lo rompa o tendrá que pagarlo.-

- Esto es increíble... ¡Atención todo el mundo! ¡Este muñeco es una copia mala, barata e irreal del verdadero Starprince... Starlord, que soy yo! Este hombre vende objetos falsos que no reflejan la verdadera identidad de mi persona y...-

- ¿En algún momento dejas de hacer el ridículo, Peter?- El resto de mi grupo había entrado detrás de mí en la tienda y me miraban como si estuviese chalado. Me acerqué a ellos con el muñequito en las manos y se lo enseñé.

- Mira esto. ¡Mira este timo! ¿Star príncipe?-

- Hombre tiene su gracia...- Dijo mientras se aguantaba la risa y me miraba con los brazos cruzados.

- ¡No... Te atrevas! ¡Esto es una chatarra y un insulto y un...!- Pero no pude terminar. En ese momento, Drax cogía un pequeño peluche de Rocket que parecía sacado de unos dibujos japoneses y lo apretaba, y de su interior, sólo pudimos escuchar una frase. "Dame un abrazo fuerte".

- Me llevo todo esto... - dije poniendo sobre la mesa del dependiente varios tomos de Batman y Robin, Nightwing: Annual 2# y la segunda parte del origen de Lobezno. Ya había aprendido la lección después de haber acompañado al malvado Edward Nigma a que tuviera su propia línea de cómics. Tendría que empezar a documentarme si no quería encontrarme más sorpresas del otro universo.

Mientras el hombre me cobraba, eché un vistazo a la estantería que tenía a mi derecha y sonreí orgullosa al ver los nuevos títulos de los X-men con mis portadas. Había sido un buen trabajo, mal pagado para los tiempos que corren pero un trabajo al fin y al cabo. Tenía dos bocas que alimentar, y no hablaba de Lycos. Ese perro nunca me pidió nada de comida gracias a dios. Hablaba del Elissa Stavridis mi doble de una dimensión paralela y que cobraba más que yo por escuchar a los locos personas con problemas mentales. Elissa era conocida como la psicóloga de héroes y villanos, bastante famosilla en el mundo de las personas con poderes, y yo era la dibujante que le daba la cara a todos ellos pero que nadie se había para leer mi nombre en las portadas de los cómics.

En fin, nuestra vida nunca había sido normal, ni siquiera podíamos referirnos a nosotras mismas como gente normal, pero eso ya no importaba. Había aprendido a empezado a aceptar que todos los días de mi vida iban a ser igual de...

¿Pero qué hace ese tío gritando en medio de la tienda? ¿De qué narices van vestidos todos?

Nada, otro grupo de frikis cosplayeados de los Guardianes de la Galaxia. El que iba de Peter Quill se acercó a gritarle al dependiente todo indignado sobre no se qué rollo de "Starprince". Menuda panda de tarados. Tras la colisión, los fans del cómic americano se habían vuelto demasiado extremistas.

Salí de la tienda sin darle más importancia al asunto cuando pasé por al lado del mapache que se estaba tronchando de la risa. Espera, hay algo mal en esa frase. El mapache se estaba tronch... ¡era un maldito mapache de verdad! Lo miré de arriba abajo y la caracterización me pareció tan real que no podía creerme lo que estaban viendo mis ojos.

Cogí el primer cómic de los guardianes de la Galaxia y miré la portada con detenimiento. Salían todos ellos, y Peter Quill estaba en primera plana. El hombre que iba disfrazado de Starlord seguía gritando al dependiente así que coloqué el cómic en el aire de tal forma que sus caras encajaban más o menos. Quité el cómic, volví a ponerlo. Lo volví a quitar. Lo volví a... No puede ser.

"Dame un abrazo fuerte"

Mierda.

Salté fuera de la tienda en menos de un segundo, a tiempo para ver desenfundar al mapache con la mala leche de mil demonios. Desde afuera podía maniobrar mejor.

Las estanterías que quedaban delante de Rocket habían quedado destrozadísimas por las primeras balas. Cuando el mapache abrió los ojos escuchó los aplausos y vítores del resto de clientes que se habían quedado sorprendidos ante el espectáculo, incluso algunos niños señalaban al mapache y les decían a sus mamás si podían acariciarlo. Imagino que Rocket no entendería porqué había tantas mariposas y confetti revoloteando por la tienda. Así es, había podido convertir el resto de las balas en objetos inofensivos para que no afectaran al resto de la tienda ni a los clientes. Era magia algo avanzada para mí, pero al ser cosas tan pequeñas no había sido difícil.

Solo me quedaba la diplomacia para poder sacar a los verdaderos Guardianes de la Galaxia de la tienda sin más desperfectos.

- Ey, Rocket ¿quieres que vengan los Vengadores a meterte en chirona? Será mejor que guardes el arma antes de que le saques un ojo a alguien. Y tú, Starlord, deja de molestar al dependiente que sólo está haciendo su trabajo.

Sailor Elysia, la defensora de los cómics había llegado a poner orden.

- Y... ¿dónde dices que está Lyz?

- Me ha dicho que iba a la tienda de cómics. A hacer unas compras. - N, siempre tan servicial, respondió a la pregunta de Elissa casi antes de que terminara de formularla.

La psicóloga suspiró. Su otro yo se quejaba continuamente de lo lamentable de su sueldo, pero no había manera de que no se dejara la mitad de él en cómics... según ella, porque era documentación. Sí, claro, Elissa también iba a empezar a comprarse todos los números de ese morenazo de ojos azules vestido con lycra ajustada...

- ¡Kevlar, se llama kevlar!

... para "documentarse".

- La tienda está en Lefferts Boulevard, 80 - continuó N, esbozando su sonrisa más encantadora.

- Gracias, N. Iré a buscarla.

- De nada. Vuelve pronto, Lissa. Estás preciosa esta mañana.

La psicóloga puso los ojos en blanco. Sería el hombre perfecto, pero tenía que dejar de colocar cumplidos aleatorios en momentos aleatorios. Especialmente cuando se referían a la mañana, y eran casi las seis de la tarde.

En fin... Lyz había tenido buena intención, pero el pobre N había salido algo defectuoso. Eso sí, era un GPS estupendo.

Elissa llegó a la Comic Den justo a tiempo para ver a su hermana tratando de razonar con un grupo de... potenciales clientes, suyos o de Arkham, eso aún no lo tenía claro. El menos raro era un hombre de bastante buen ver, que sostenía un muñeco curiosamente parecido a él como si estuviera hecho de algún tipo de material radiactivo. Y el más raro... bueno, podría haber una competición para decidir cuál de los otros era el más raro, a ser posible con premio en metálico para el ganador. Lissa podría haber votado por el árbol andante, aunque...

Pensándolo bien, votaría por el mapache de la pistola de confetti.

"¿De veras? Ni siquiera estoy en la consulta. ¿Por qué siempre tengo que encontrarme gente rara... hasta fuera del trabajo?"

En fin, tenía que alejar a Lyz de aquellos tipos, o lo próximo que haría sería invitarlos a tomar algo en casa.

Pero primero, a lo mejor habría que solucionar aquella situación tan incómoda, porque todo el mundo los estaba mirando... no sólo a aquellos tipos, sino también a su gemela.

- ¡Elysia! Menos mal que os encuentro... - empezó, tratando de ignorar la forma en que una de las estanterías estaba llena de boquetes que aún humeaban. Por los dioses, ¿tendría Lyz que cubrir los desperfectos? Dime que no. - - ... llegamos tardísimo a... - ¿al psiquiátrico más cercano? - A la fiesta de disfraces...

Demasiado tarde. En cuanto Rocket escuchó las palabras que salieron de ese pequeño peluchillo con su carita estalló el Apocalipsis... Vale, no fue tan exagerado, pero vamos, que media tienda salió por los aires. Yo me agaché y cubrí al chaval que había estado diciendo lo de que era un policía y esas mierdas de la explosión para evitar que le pasase nada, y obligué a la mujer a tumbarse junto a mí. La explosión me retumbó los oídos y sentí como libros y juguetes caían sobre mi espalda con fuerza. Curiosamente fue bastante menos de lo que habría imaginado. Rocket era un poco animal a veces (¿lo pilláis?) y cuando le daban uno de sus ataques más te valía estar a cubierto si no querías acabar como un colador. Sin embargo, no fue tan grave como otras veces. Me levanté con cuidado y miré al chaval, quien parecía estar muerto de miedo, al igual que su madre.

- ¿Estáis bien? ¿Os habéis hecho daño?- Negaron con la cabeza, alegando que tan solo había sido el susto y algunas cosas que le habían caído por encima. Me sacudí el polvo y demás de la gabardina e hice lo mismo con el jersey del chaval. Ayudé a la mujer a levantarse y luego me volví a ver al tío de la tienda. Estaba con el cómic que le había alcanzado de los "Guardianes" esos tó falsos que intentaba colar a la gente totalmente arrugado y espachurrado entre las manos, y más blanco que una pared de yeso.- Tranquilo, ese cómic no valía una miseria. Toma, cinco pavos... Por las molestias.-

En realidad eran por el muñequito que se suponía que era yo. Vale que el nombre y demás estaba mal, pero el traje y la máscara estaban muy conseguidas a decir verdad. Lo tiré hacia arriba y lo cogí al caer, como si se tratase de una pequeña pelota de beisbol. Me dirigí al resto de mis compañeros, viendo que lo que tenía entre las manos Rocket era un cañón de confeti. Curiosamente, a pesar de que casi vuela la tienda entera había gente gritando y aplaudiendo. Tal vez pensasen que era algún tipo de publicidad o algo por el estilo, ya que algunos miraban en todas direcciones, probablemente buscando una cámara o algo. Y, como no podía ser menos, sonreí a mi... A nuestro público, activando mi máscara y poniendo una de esas poses de machote que tanto gustaban a las nenas.

- Damas y caballeros, ¡esto que acaban de ver ha sido una actuación real y en vivo de los Guardianes de la Galaxia! Cuando el mundo peligre por cualquier amenaza externa, allí estaremos para protegeros y cuidar de que podáis volver a vuestras casas sin ningún rasguño.- Vi entonces a una chica bastante guapa que se dirigió a Rocket y luego a mí, diciéndonos que nos iban a detener los Vengadores y que yo dejase de molestar al dueño de la tienda. ¡Una admiradora! Me dirigí a ella con paso sensual y desactivé mi máscara, dejando ver mi sonrisa profident que brilló con los rayos de sol que me golpearon en la cara (os prometo que fue así, fuera de coñas).- Hola encanto. Creo que no nos han presentado. Starlord para servirla, aunque creo que eso ya lo sabías.-

Hice una pequeña reverencia guiñándole un ojo. Entonces escuché a otra chica acercarse a nosotros. Era prácticamente igual a la primera, la cual deduje que se llamaba Elysia por las palabras de la segunda.

- Elysia... Precioso nombre.- "Vamos loco, gemelas. Una para cada brazo. ¡Y encima admiradoras! Ah, como me gustaba Terra!".

- Gracias, señores, sí se ha acabado el espectáculo, gracias.- y con un par de señas indiqué a los verdaderos Guardianes de la Galaxia que abandonaran la tienda pacíficamente. El par de señas se redujo a empujones únicamente con el "Legendario Starlod", que se había quedado quieto en medio del pasillo de los cómics de Marvel y DC con una postura estúpida, como si estuviera intentando impresionar a alguien.
 
Una vez fuera de la tienda, miré a Peter Quill con cara de pocos amigos y después a Rocket.
 
- Ahórrate los cumplidos, legendario estrellado. Claro que sé quiénes sois, y os vais a meter en un follón como sigáis causando disturbios por las calles. ¿Qué hubiera pasado si una de las balas de Rocket hubiera dañado a un civil? ¿Eso es la clase de "héroes" que os hacéis llamar? Si queréis juerga iros a algún otro planeta del espacio que no sea "Terra". Creo que llamabais así la Tierra, ¿no?. Da igual, el caso es que como volváis a...
 
Y me quedé con la frase en la boca al ver a Lissa.
 
- ¿Elissa? ¿Qué haces aquí? ¿A la fiesta de disfraces? ¿Qué fiesta...de? Ah... la fiestaaaa, claroooo. - le contesté mirándole de reojo. No tenía ni puñetera idea de lo que me estaba hablando, pero supuse que con su cara de "siempre te encuentro en medio de algún lío", quería sacarme del apuro.
 
- Vale, sí, ahora nos vamos. Sólo una cosa más... - dije mirando a Rocket.- Lo explicare lo más rápido y breve posible. Todo el mundo está al tanto de la colisión de los mundos, ¿no? Bueno, pues uno de esos mundos tenía una enorme colección de cómics que contaba vuestras historias. De ahí es que os conozco, he leído algunas cosas de la serie de cómics de los Guardianes de la Galaxia. ¿Qué ha pasado? Pues que ahora Disney ha comprado Marvel, que es la editorial que os estaba publicando anteriormente. ¿Y qué es lo primero que han hecho en la re-edición de vuestros personajes? Pues cambiaros el nombre y volveros adorables. Starprince, ya sabes, para que encajaras mejor con el estilo de las princesas Disney.
 
Esbocé una ligera sonrisa divertida mientras miraba a Peter Quill. No pude evitar imaginarme a ese rubio cachas embutido en una traje de princesita Disney.
 
- Ahora sí, nos vamos antes de que lleguen más problemas... - cogí el brazo de Lissa y tiré de ella para alejarnos del grupito de los Guardianes de la Galaxia. Ya no había más remedio, siempre que salíamos a la calle era como una nueva aventura de superhéroes.

- Oye, ¿de qué fiesta de disfraces hablabas? - le susurré a Lissa una vez nos alejamos un poco.

- ¿De veras? ¿Tengo que explicar la excusa de la fiesta de disfraces? - susurró Elissa, mirando alternativamente a su "hermana" y a los tipos a los que acababa de llamar "Guardianes de la Galaxia". Vale, puede que fueran extranjeros (¿"extraterrestres" sería más adecuado?), y que no hubieran oído jamás la excusa de la "fiesta de disfraces", pero Lyz tendría que haberle seguido el rollo un poco más deprisa - - Bueno, digamos que se usa cuando intentas normalizar una situación en la que tooodo el mundo se queda mirando a un grupo de gente vestida de forma... - rara - ... poco convencional. Como ahora. De hecho, sirve para que los primeros se tranquilicen un poco, y los segundos escapen del momento incómodo lo mejor que puedan.

Lissa no creyó que fuera necesario señalar, cual azafata de vuelo, quiénes eran "todo el mundo" y quiénes "grupo de gente vestida de forma poco convencional". Estaba lo bastante claro en su opinión. Y hubiera sido un poco violento.

- Lyz, ¿por qué te encuentro metida en algún lío cada vez que sales de casa? - continuó la psicóloga, mirando a su otro yo.

Lo cierto era que aquel grupo hubiera sido más amigable si no fuera por el mapache armado. O la mujer con la piel verde. O el tipo musculoso. El rubio no parecía demasiado peligroso, y el árbol gigante... bueno, esperaba que invirtiera todo aquel tamaño en la fotosíntesis. Por su parte, Elysia parecía tranquila, como si ninguno de ellos fuera realmente peligroso. Lissa no se fiaba demasiado; a aquellas alturas, nunca se sabía.

- ¿Y quién se supone que va a pagar los desperfectos de la tienda? - terminó, al ver que a nadie más parecía preocuparle un tema que ella consideraba relevante. Sería mejor que se fueran lo antes posible de allí, si querían evitar al dependiente una vez se recuperara del susto.

- Bueno, bueno, está bien. He pillado la directa encanto...- Dije con un guiño de ojo y una sonrisa de las mías. ¿Así que a Elysia le gustaba jugar duro, eh? Perfecto, me encantaban los retos. Cuanto más se resistan mejor. Además, de no haberle importado un mínimo no nos habría ayudado a salir de allí, aunque debo decir que cuando su gemela le dijo lo de la fiesta de disfraces y se quedó un poco empanada me dejó un poco... Sorprendido. Tío, hasta yo borracho sabía disimular mejor. Bueno, tampoco debíamos enfadarnos con ella. Y la gemela Elissa... Eso complicaba las cosas. Los nombres eran muy parecidos y por tanto llamar a una con el nombre de la otra aumentaba exponencialmente, y por tanto disminuía mis posibilidades alcanzado un punto de esos. Pero no adelantemos acontecimientos. Todo se andará. Por lo pronto seguir a las chicas era una buena idea. Sin embargo, lo que dijo Lyz me cambió la sonrisilla por un fruncimiento de ceño y una cara de sorpresa total.- Espera, espera... ¿Qué? ¿Cómo que Disney tiene nuestros derechos? ¿Me estás diciendo que ahora soy un principito Disney de esos?-

- Yo no veo la diferencia.-

- Ja, ja, ja. ¡Claro que hay diferencia! Los príncipes de Disney son unos moñas y sosainas que se enfrentan a un dragón de na y ya se creen los más guays del mundo.-

- Pues eso, ninguna diferencia.- Resoplé negando con la cabeza y poniendo los ojos en blanco.

- Tú nunca te has enfrentado a un dragón.-

- No, pero me he enfrentado a cosas peores, como a Thanos o a mi padre.- Gamora se río con esto último y le pregunté qué le hacía tanta gracia.

- Nada, nada. Me resulta gracioso que pienses que enfrentarte a tu padre es algo peligroso. Él nunca ha ido a hacerte daño. Tiene más interés en mantenerte con vida que en matarte.-

- Eh, eso no es cierto. Una vez me puso un cepo en la cabeza que me iba a hacer olvidaros a todos. Eso es muy cruel.-

- Oh, vaya, el pobre Peter iba a olvidar a sus amigos. Qué horror. Seguro que dolía muchísimo.- Mi compañera se estaba relamiendo del gusto al tenerme en esa situación. Abrí la boca para replicar, pero me callé. Cualquier cosa que dijese sería usada en mi contra y lo sabía. A Gamora le gustaba demasiado tocarme la moral, y más aún cuando le entraba al trapo, así que decidí actuar de forma indiferente, aunque por dentro me moría de ganas de decirle tres cosas. ¡Claro que me preocupaba olvidarles! Ellos eran mis amigos, mi familia. Habría dado la vida por cualquiera sin dudarlo ni un segundo, y aunque estaba convencido de que ellos pensaban lo mismo no lo dirían. Era más divertido que yo fuese el único que expresase sus sentimientos y reírse todos.

La pregunta de Elissa... Creo que era Elissa, sí. Ahora no estoy seguro. Mierda Peter, ¿la vas a cagar desde tan pronto? El caso, la pregunta de una de las chicas me pilló por sorpresa y tras mirar lentamente a la tienda humeante y luego volver la vista a ella, quien todavía esperaba una respuesta, sonreí rascándome la cabeza.

- Bueno... Podemos pasarle la factura a Tony. Es colega, ¡no le importará en absoluto! ¡Si está mega forrado!- Más nos valía que Tony nos echase un cable, porque estábamos más pobres que las ratas. Lo poco que teníamos lo usábamos para comer y dormir donde podíamos antes de que nos trajesen una nueva Milano. ¡Ay, mi milano! Mi preciosa nave hecha fosfatina de nuevo. Al menos me quedaba el consuelo de que estábamos vivos y teníamos algún que otro conocido. Y que el día todavía no había acabado y ya tenía a dos gemelas que me iban a estar vigilando para no hacer nada malo hasta que acabase. Eran muchas horas y yo nunca me doy por vencido.

- Aaaaahhhh, claroooo, ¡la fiesta de disfraces! ¿Cómo se me ha podido olvidar? - dije con un tono más alto y después volví a acercarme al rostro de Lissa para susurrar. - Perdona, es que con el estrés de antes no estaba por la labor...

Me giré para mirar al "grupo de gente vestida de forma poco convencional" y les repasé a todos con la mirada. La verdad es que no me extraña que la gente se nos quedara mirando si había una tía con la piel verde, un hombre armario, un árbol andante, un papache parlante... y un idiota estrellado. Definitivamente estar en la misma acera que los Guardianes de la Galaxia nos iba a traer problemas.

- ¿Yo? ¿Metida en algún lío? ¡Eso díselo a Nueva York, que se ha vuelto loco! Además... te recuerdo que esto nos viene de familia... - le dije a mi "hermana" con una sonrisa pícara en los labios.

De fondo pude escuchar la conversación que tenían los guardianes, y Starlord no había tardado ni un minuto en echarse flores diciendo que era mejor que un príncipe Disney porqué él se había enfrentado a Thanos y bla bla bla yoyoyoyoyoyoyo. Lo mejor fue que sus amigos ponían en duda sus hazañas y empezaban a meterse con él. Sí, así de gratis. Supongo que se lo tenía ganado.

- Oye... las editoriales están forradas... ya pagarán ellos los desperfect...-

Me quedé en blanco, mirando a la tienda en ruinas que por suerte ya no quedaba ningún civil dentro a excepción del dependiente, que nos miró con los ojos abiertos como plato y la cara negra y chamuscada.

-¡Corredinsensatosquenosvanamatarporesto!- agarré la muñeca de Lissa y empecé a correr, siguiendo al grupo de "Los Guardianes que siempre la lían". Nos detuvimos a varias manzanas de la tienda de cómics y cogimos aire en una de las esquinas de la calle, esperando a que el semáforo se pusiera en verde para poder cruzar.  

- Vale...creo...que...no...nos...siguen... - dije cogiendo un poco de aire y después mire a Elissa. - ¿Y ahora dónde comparé yo el resto de cómics de Nightwing? Menudo chasco...

El semáforo se puso en verde, y cruzamos a la manzana de en frente, instintivamente estaba yendo en dirección a casa... pero claro, no podíamos meter a tanta gente en el piso ¿no? ¿Y qué dirían los vecinos? ¡Sobretodo ESA vecina que siempre está en todo!

Central Park quedaba a nuestra derecha, así que propuse ir al parque a descansar... con suerte al menos uno de ellos podría pasar desapercibido con tanto árbol a nuestro alrededor.

 - ¿Estamos todos? - dije mientras señalaba a cada uno de ellos y repetía sus nombres en un susurro. - Sí, estamos todos. Y ahora decidme... ¿qué hacéis en Terra? ¿No se supone que vivís en el espacio o algo así?

Estupendo, aquel día estaba teniendo más explosiones que una película de Michael Bay.

Elissa tenía un miedo visceral a las explosiones que no había hecho más que agravarse con su breve pero intensa carrera en el Escuadrón Suicida. Por suerte, no tuvo tiempo de entrar en un ataque de pánico; Lyz la había cogido de la muñeca y empezado a tirar de ella en la dirección contraria. La psicóloga se dejó arrastrar, con los ojos muy abiertos, hacia Central Park.

Maldito mapache asesino en masa. Esta gente estaban como cabras; Arkham empezaba a necesitar una sucursal en el espacio.

Mientras Elysia pasaba lista a los Guardianes (¿por qué diablos se llamarían "guardianes" si desde que los conocía no hacían nada más que romper cosas?), su otro yo apoyó la espada en un árbol, cerrando los ojos y respirando hondo para recuperarse de la descarga de adrenalina. Bueno, Lyz tenía algunas preguntas para ellos, y Elissa se dispuso a escuchar... al menos un rato, hasta que su mente la obligara a auto-imponerse una orden de alejamiento de aquellos enemigos del orden público.

Sí, a ella también le interesaba por qué estaban en la Tierra. O más bien, cuándo tenían pensado marcharse de allí, y cuántas bajas podían haber en el proceso...

La explosión hizo que me agachase ligeramente y volviese el rostro calle atrás, donde el tipo de la tienda salía con cara de pocos amigos, seguramente buscándonos. Gamora apretó los puños hasta que los nudillos casi se le volvieron blancos y gruñó con fuerza.

- ¿Acaso no puedes estarte quietecito con las bombitas? ¡Al final vas a hacer daño a alguien Rocket!- En el fondo sabía que Gamora tenía razón, aunque el hecho de que ese timo de tienda volase por los aires tampoco me molestó tanto. Las chicas nos llevaron al galope para alejarnos lo más posible de la escena del crimen, y casi lo encontré divertido. Corriendo para salvar el pellejo. La verdad es que hacía tiempo que no lo hacíamos y lo echaba de menos. Una vez lejos y a salvo recuperaron el aliento mientras yo seguía mirando por encima del hombro para comprobar que no nos habían seguido. Al fin y al cabo cantábamos más que un canario enamorado entre toda la multitud de Nueva York. El semáforo se puso en verde y cruzamos, al tiempo que... ¿Lyz? Sí, creo que era Elyssia la que lo dijo, habló acerca de unos cómics de Nightwing.

- ¡Eh! Nosotros conocemos a ese tío. A Nightwing. Es amigo de los de la JLA, ¿verdad? Nos estrellamos en su nave cuando llegamos aquí. Muy majo y buen tío. No como la amazona esa que quería colgarnos del palo mayor... ¿Hacen cómics de él? Mira, lo mismo me leo alguno por curiosidad...- Entramos en el parque más famoso del mundo y nos situamos alrededor de unos árboles tranquilamente. A nuestro alrededor había gente que paseaba, niños que jugaban a lo lejos, algún que otro atleta en busca de la operación bikini... Un poco de todo. Lyz captó mi atención con sus preguntas y me encogí de hombros.- Bueno, sí, vivimos en el espacio. Realmente donde pillamos. Protegemos la galaxia de los peligros que la amenazan, pero alguna vez hemos venido a Terra para echar una mano a los Vengadores y demás. Aunque sí que es cierto que generalmente pasamos nuestro tiempo ahí fuera. Con respecto al por qué estamos aquí... ¿Habéis oído hablar de la colisión de mundos? Pues básicamente eso. Decidimos venir a hablar con los Vengadores para comprobar qué sabían acerca de esto y qué pretendían hacer al respecto, así como echarles una manilla con lo que se pudiese... ¿Y vosotras? ¿Por qué habéis decidido echarnos una mano con el tipo de la tienda?-

-¿Qué conocéis a quién? ¡Venga ya! ¿En serio? – al principio pensé que Peter Quill me estaba tomando el pelo, pero al ver que el resto de los guardianes empezaban a verificar su teoría mi cara pasó al rojo tomate. ¡No podía creérmelo! ¿De verdad habían conocido a un tío tan guay como Nightwing? Desde que Lissa me habló de Batman me había vuelto muy fan de las historias que sacaban de ellos dos. Una de las versiones que más me gustaba era la de Rodrigo Hernández. Por el día era un humilde mayordomo que trabajaba para un villano millonario psicópata. Por las noches, Rodrigo se vestía como Batman e intentaba desbaratar los planes de su amo. En uno de los cómics Rodrigo tenía un hijo llamado Ricardo García, al que instruyó para combatir el crimen. Su nueva identidad era Robin, pero en uno de los cómics Robin crecía y se convertía en adulto. Se peleaba con su padre y dejaba de ser Robin para convertirse en el enmascarado Nightwing. Sus historias en solitario se volvieron más oscuras y duras, la verdad es que eran muy interesantes. Me iba a quedar con la intriga si no encontraba otra tienda dónde las vendieran. 

- Así que… protegéis la “Galaxia” pero hacéis volar una tienda de la Tierra. Tenéis un sentido de la justicia bastante curioso… - dije con un tonillo de broma mientras me cruzaba de brazos.- Ya… me imagino que esto de la colisión ha sido un buen marrón para todos.

Dejé que lo de la fiesta de disfraces lo explicara Elissa, que estaba apoyada en un árbol todavía con cara de susto y respiración agitada. Pobrecilla, me sentía un poco mal por haberla hecho correr de esa manera. Pero es que menudo susto nos dio la explosión de las narices.

- En realidad no hacemos nada aquí. Lo mejor sería que volviéramos todos nuestros quehaceres, yo tengo que sacar al perro y… - entonces me quedé mirando las variadas e interesantes expresiones faciales de Rocket y su brillante pelaje. Era de pelo medio y parecía muy suave. Tenía delante de mis narices a un mapache antropomórfico de verdad ¡Era alucinante!. Y por no hablar del hombre que era una planta andante, parecía muy pacífico y se había quedado ensimismado mirando las hojas de los árboles. Y Gamora, esa mujer tenía una expresión dura y fuerte, pero a la vez la hacía muy hermosa… Y Drax, era un tio con una masa muscular muy bestia y exagerada, perfecta para esbozar. No pude resistirme.

- Esto… ¿Os importaría si tomo un par de apuntes? Soy dibujante y me vendría bien hacer unos cuantos bocetos de vuestra anatomía… si no os sabe mal. Serán solo diez minutos… - pregunté con timidez mientras sacaba el estuche y la libreta del bolso.

El mapache no había prestado ninguna atención a la primera explicación de Elissa acerca de la supuesta fiesta. La psicóloga suspiró. ¿Tenía que explicarlo de nuevo?

- Era una excusa. La fiesta de disfraces era una excusa para que dejaran de miraros raro. Aunque seáis famosos, la gente normal... como el dueño de la tienda de cómics que ya no existe... bueno, esa gente no está acostumbrada a ver... - un eufemismo adecuado, por favor - formas de vida como las vuestras. Así que lo mejor es que crean que vamos a una fiesta, así no se asustan y dejan de mirarnos como si estuviéramos locos. - Pausa. - O ésa era la idea original. Ahora da un poco lo mismo.

La psicóloga dejó hablar a Lyz, que propuso que cada uno se fuera por su lado, lo cual no dejaba de ser una buena idea. Pero entonces... Se le ocurrió una idea mejor.

Bocetos de su anatomía. ¿En serio?

Menudo momento para dibujar...

- Oye, que una pequeña tienda vuele por los aires no tiene nada que ver con el sentido de la justicia. De hecho, esos cómics y figuritas sí que eran un atentado contra la justicia de lo que verdaderamente somos.- La verdad es que estar en ese parque era bastante agradable. El sol brillaba, la delicada brisa me golpeaba la cara sin ser molesta, los niños correteaban y gritaban mientras jugaban... No entendía esa manía que tenían los kreed, los badoon, los skrull... Todos de invadir Terra y reducirla a cenizas. Lo que me recordó que, ya que estaba ahí, tal vez pudiese ir a hacer una visitilla a un lugar que hacía tiempo no veía. Las palabras de Lissa... ¿Esa era Lissa? Mierda, otra vez dudando. A ver... Creo, creo que la del pelo largo es Lissa, eso es... Y que la chica del pelo corto es Lyz... Madre, que alguien les pregunte porque me he vuelto a olvidar. El caso es que la hipotética Lissa dijo lo de las criaturas como nosotros, y yo me reí.- Supongo que lo dices porque dos de nosotros son de color verde, uno de ellos con tatuajes rojos, un árbol que anda y un mapache que habla. Ya, bueno, en Terra no es lo habitual, pero fuera de aquí hay de todo.-

- Los humanos son unos egocéntricos, creyéndose la mejor o única raza del universo. Miran por encima a los demás sin darse cuenta de que ellos son los raros que aún no han salido de su planeta.- Gamora no lo dijo en un tono borde ni desagradable, sino más bien informativo, mostrando que le importaba bastante poco. Los únicos humanos que habían tenido algún tipo de relevancia para ella habíamos sido Richard Rider y yo. Con el primero tuvo una relación bastante... Ya sabéis, no apta para todos los públicos, pero ella era feliz, o eso siempre intuí. Por mí sentía aprecio y odio al mismo tiempo, y no habría sabido decir cuál de las dos partes predominaba más. Pero era una amiga o aliada fiel, y eso contaba mucho para mí.

- Bueno, a ver, tampoco es para tanto. Los humanos hemos conseguido cosas bastante impresionantes.-

- ¿Como qué?-

- Bueno, han sido capaces de vencer a Thanos y a Galactus. De algún modo eso tiene que contar.- Gamora chistó y se apoyó contra el árbol más cercano a ella, estirándose y acomodándose en él. Me encogí de hombros y suspiré.- Bueno chicos, no nos desanimemos. El cuerpo Nova ya nos ha dicho que tendremos una nueva nave dentro de poco, y Cosmo se ha ofrecido a informarnos de todo lo que vaya sucediendo. Hasta entonces, por orden directa de la Nova Prime tenemos que intentar encontrar evidencias o señales de nuestro cometido. Así que...-

Un momento... ¿Lyz nos acababa de pedir lo que creo que nos había pedido? Gamora frunció el ceño y Drax hizo lo mismo. Yo sonreí de lado a la chica y alcé una de mis cejas, acercándome para que sólo me oyese ella.

- ¿Sabes? Es la forma más original que han tenido nunca de ligar conmigo... ¿Te apetece ir a tomar algo después, nena? Mientras puedo ofrecerte un poco de mi anatomía. El resto me lo guardo para después...-

Miré a mi hermana, no parecía muy contenta con la idea de quedarnos allí en el parque durante más rato. La entendía bastante bien, pero no podía desaprovechar una oportunidad como esta.

-¡Solo serán diez minutos! ¡Te lo prometo!.- le supliqué, colocando las manos en forma de rezo y mirándola con cara de gato con botas.

Estaba tan enfrascada sacando la libreta del bolso y buscando el estuche con los lápices y los pinceles de tinta, que no me di cuenta de lo que hacía Starlord. El hombre se acercó a mí con una sonrisa boba en la cara y me susurró a diez centímetros de mi oído. Di un respingo y acto seguido me giré alarmada con la libreta en alto, dispuesta a estampársela en la cara.

- ¿Qué? ¿Qué demonios estás diciendo?- fruncí el ceño. - ¡No estoy tratando de ligar conti…

Pero no terminé la frase. En vez de mi libreta, lo que Peter Quill se comió fue el brazo de Groot. El árbol andante apartó al rubio hasta colocarse delante de mí y sonreír con cara de bonachón. No sabía que podía ser tan expresivo un árbol, incluso me pareció la mar de adorable. Llevaba al hombro al mapache que siempre estaba de mal humor, y no parecía muy contento con la idea de que le dibujara pero no protestó.

- Gracias Groot.- le sonreí con una dosis extra de amabilidad (raro en mí) y le indiqué que posaran de la forma más natural posible.

La proporción de su cuerpo era totalmente diferente a la humana, pero las articulaciones estaban en su sitio y parecían moverse de la misma forma. En vez de músculos, el cuerpo de Groot estaba hecho de  raíces y ramas, y la textura de su piel era la mar de interesante de dibujar. Parecía dura, áspera, al contrario que Rocket, que parecía un ser blandito y achuchable. El pelaje le hacía un animal inofensivo, pero su postura y el rostro indicaban agresividad y acentuaban su lado más salvaje. Fascinantes criaturas, la verdad.

- ¿Puedo acercarme y tocaros los brazos? – pregunté con educación. Yo era la primera en sentirme incómoda cuando un desconocido me tocaba, así que siempre preguntaba en estos casos. El dibujo me convertía en una persona más social.  

- ¿Así que habéis perdido vuestra nave? ¿La Princess Milano? – pregunté, recordando lo poco que sabía de los Guardianes de la Galaxia.

- Bueno, sí... la Galaxia sigue aquí - reconoció Elissa - De hecho no he tenido nunca la sensación de que fuera a irse. ¿Por qué no nos contáis alguna de esas veces en las que la habéis salvado? - preguntó. Ella también sentía curiosidad.

Lyz la miró con cara de súplica y le prometió que dibujaría sólo un rato.

- Claro... - le dijo, con una sonrisa leve y encogiéndose de hombros. Lo cierto era que ya no los perseguían, hacía un buen día y se encontraba bastante cómoda en aquel parque. De hecho, todo el ambiente estaba cambiando; el árbol (que, por si no se habían enterado, era Groot) y el mapache con tendencias homicidas estaban posando; el lenguaje corporal del rubio (y el de Lyz) indicaban que trataba de ligar con su hermana, la mujer verde había dejado el tema de los humanos y ahora se apoyaba en un tronco...

Elissa se sentó en la hierba y sacó un libro de su bolsa, dejándolo sobre su regazo. Mientras Lyz dibujaba, la psicóloga fue alternando entre leer, observar cómo trabajaba su hermana, escuchar las historias de los Guardianes y hacer sus propios comentarios. Así fue como se fue enterando de los verdaderos apodos de Starprince y sus amigos, y de paso de su nave, que no era "Princess Milano". ¿La habrían perdido de verdad?

Y, aún más importante; ¿sería posible acariciar a Rocket? Su pelo parecía tan suave y blandito...

Sentí un golpe seco que me empujó de delante de la chica. Miré a ver quién o qué era el causante y vi a Groot con cara de alegría, como si lo de pintarles fuese algo increíble y que jamás creía que podría vivir. Sacudí la cabeza y sonreí, acercándome de nuevo a la del mechón azul.

- Tranquila, lo de quedar era una broma. Pero lo de dibujarnos podría ser divertido. Eso sí, llámanos por nuestros verdaderos nombres, nada de Star-Príncipe ni esas cosas.- Me resultó gracioso ver a Rocket subido en el hombro de Groot, como tantas veces hacían a la hora de pelear para que mi compañero pudiese tener una posición elevada y disparar mejor. Me trajo recuerdos de situaciones que habíamos vivido, y con ese porte serio que pusieron ambos (Groot en realidad menos, ya que estaba con una sonrisa de oreja a oreja) estaban de foto, o dibujo en este caso. Lyz preguntó si podía tocar los brazos de Groot, lo que provocó que me encogiese de hombros.- Es como tocar un tronco. Solo que se mueve.-

Lissa nos pidió que les contásemos alguna de nuestras batallitas, y a decir verdad había muchas. Pero entonces Lyz llamo a MÍ nave "Princess Milano". ¿Princess Milano? ¿De qué van? Abrí la boca cogiendo aire pero sin decir nada, poniéndome muy tieso.

- ¡¿Princess Milano?! ¡Se llama La Milano! ¡La... Mi-la-no! ¡Nada de princesitas ni gaitas! ¿Pero a qué Guardianes conocíais vosotras? Madre mía... Casi me alegro de que no nos reconozcan...- Me pasé la mano por la cara, resoplando cansado. Que si yo era Star-Príncipe, que si era un policía, que si mi nave tenía nombre de princesa... Madre mía, a saber qué hacían esos antiguos krutakin Guardianes. Seguro que tomar el té o alguna tontería de esas. Estúpido y flarknard Star-Príncipe... Negué con la cabeza y suspiré, juntando mis manos en un aplauso e intenté sonreír con naturalidad, mirando a ambas.- Bueno, ha habido varias. Muchas veces hemos frenado a algunos dictadores o malos que querían destruírla. Thanos seguramente sea la amenaza más peligrosa a la que nos hemos enfrentado, si no contamos a Galactus. Aunque este segundo lleva tiempo tranquilo. Supongo que no tendrá hambre. También nos enfrentamos un par de veces a los kree, especialmente a Ronan, quien tiene la pequeña manía de acusar a cualquiera de crímenes contra su raza... Y bueno... Luego está J'son de Spartoi. Un imbécil krutakin que se cree el mejor del universo y el más guay.-

Dije con cierto rentintín.

- Es su padre.- Sabía que Gamora era de las pocas personas que podía entenderme con lo de mi padre, pues ella había sido adoptada y entrenada por Thanos desde que, de niña, el titán loco destruyó su planeta y a toda la población, convirtiéndola en la última Zen Whoberi. Aunque Thanos no era su padre carnal, siempre le había tratado como a una hija propia, y Gamora detestaba eso. Lo que más detestaba era cuando la gente le acusaba de los crímenes de su padre, cuando ella hacía años que luchaba en el bando de los buenos. Supongo que la ignorancia es la raíz de muchos prejuicios.

Había leído muy poco de los Guardianes de la Galaxia, y al parecer, las cosas que había aprendido de ellos en los cómics no tendrían porqué acercarse a la realidad. No había ninguna Princess Milano, ni un Star-Prince. Y Peter no parecía el mismo Don Juan que se llevaba a todas las extraterrestres de calle. Me había puesto nerviosa por un segundo, no solía llevar bien que los extraños se acercaran tanto a mí sin apenas conocerme. Pero había dicho que estaba bromeando, ¿no? Eso me relajó lo suficiente. Parecían simpáticos estos Guardianes de la Galaxia.

Escuché atentamente las historias de batallas contra los malos que amenazaban el universo mientras dibujaba. Thanos, Galactus, Kree… no entendía ni la mitad de las cosas, me sonaban a cuentos chinos. Pero eran reales, o al menos eso creía. Con la Colisión de los Mundos brotaban nuevas amenazas y criaturas mágicas misteriosas. ¿Vería algún día a ese Thanos? ¿O a ese J’son? Seguramente tendría que conformarme con escuchar las buenas historias en boca de otros. Yo siempre había soñado con ser alguien admirable, convertirme en uno de los protagonistas de mis cómics y defender a los débiles de los malvados. Pero cuanto más lo pensaba… más me echaba hacia atrás. No tenía el valor suficiente, no podría ser nunca una guerrera, una heroína. El miedo de cagarla, de hacer daño a los demás, de perder el control de mis poderes… todo eso siempre había controlado mi vida… y era mucho más fuerte que cualquier sueño que pudiera tener. Así que seguiría siendo una pacífica ciudadana de Nueva York y me conformaría con el sueño.

- Espera… ¿qué? ¿Tu padre es uno de los malos? – parpadeé incrédula y me salté una línea del brazo de Rocket. Me sentí como si alguien me hubiera chafado el argumento de un cómic con un Spoiler. Después analicé otra vez la frase en mi cabeza. “Se cree el mejor del universo y el más guay”. ¿Eso no sonaba muy Starlord?

- Y…eum…¿Cómo lo llevas?- pregunté, intentando reconfortar la situación de alguna forma. Cuando era más joven, pensaba que sería muy infeliz por no tener a mi padre a mi lado. Pensé que era una niña desgraciada porqué nos hubiera abandonado a mí y a mi madre. Pero supongo que siempre hay situaciones peores. Es mejor que tu padre desaparezca de tu vida a que vuelva convertido en un malo maloso.

Elissa, que había permanecido algo ausente durante los últimos minutos, sintió que sus ojos azules regresaban a Star-Lord tras el seco comentario de Gamora. "Su padre". Por su posición en la lista de "los más malvados", el tal J'son no parecía una buena pieza. Y, ya que Star-Lord era un autoproclamado héroe del bien, Lissa se preguntó si habían tenido que enfrentarse alguna vez el uno al otro.

Un héroe enfrentándose a su propio (y malvado) padre; un épico combate en pleno espacio. Por alguna razón, le veía posibilidades a un argumento así en la gran pantalla.

Y no podía negarlo, un interés en aquella historia, que era (a la vez) personal y profesional, acababa de instalarse firmemente en ella.

Lyz había hecho la primera pregunta en voz alta, y ella la matizó.

- No debe de ser nada fácil... - repuso - ¿Vuestra relación es... hostil? Quiero decir... de forma habitual... Debe de ser complicado tener como enemigo a tu propio padre.

No había forma más delicada de plantear la cuestión; aún así, Lissa procuró que su tono fuera lo más suave y neutro posible. Se había formado lo justo en la corriente psicodinámica como para no burlarse del peso que podía tener la figura paterna en la vida de alguien. Ella misma era un bonito ejemplo de inseguridad, sentimientos de abandono y preguntas sin respuesta.

"Peter, tu sitio es a mi lado, no en una nave vagando por la galaxia como si fueses un vulgar crío. Ya tienes una edad. Deja de comportarte como un maldito adolescente. Hay cosas mucho más importantes y grandes que tú y que yo, y tu sitio es a mi lado, como el príncipe de los spartax. Así que deja a esos a los que llamas amigos guardianes y vuelve al sitio que te corresponde." Estúpido flaknard. Los Guardianes éramos mucho más que simples amigos. Éramos prácticamente una familia a estas alturas, por muy distintos que fuésemos unos de otros. Y me importaba bien poco si no era capaz de entenderlo. Las palabras de Lyz llegaron a mi y me devolvieron a la vida real, preguntándome cómo era la situación. Yo permanecía con los brazos cruzados y la espalda apoyada contra el árbol. El ceño fruncido y un enfado patente en mi rostro. Antes de que pudiese contestar Lissa dijo que no debería ser fácil tener a alguien así, y si nuestra relación era hostil.

- Es un completo gilipollas.- Dije en tono seco y borde, acorde con mi humor en ese momento. Gamora chasqueó la lengua pero no de una forma desagradable ni de recriminación, sino más bien de empatía. Fue un "chsst" como el que haces cuando un amigo te cuenta los problemas que tiene y sabes que no puedes ayudarle más allá de una buena charla o una cerveza fría. Ellos sabían mejor que nadie todo, y desgraciadamente habían sufrido también la tiranía de mi padre en el pasado. La mirada de Rocket también me sirvió. Todos sabían que ese era un tema delicado, como el de Gamora con Thanos, y tras un resoplido negué con la cabeza.- Es... Simplemente es un tirano. Un tipo con mucho poder y mucho dinero que pretende hacer el mal y que constantemente quiere que vuelva con él. Es todo lo que necesitáis saber de momento.-

No me apetecía hablar del tema con unas personas a las que acababa de conocer. Tal vez si aquella charla se convertía en una amistad algún día puede que les contase todo, pero aquel no era el momento ni el lugar. No lo dije en mal tono ni mucho menos, pero si lo suficientemente serio como para que entendiesen que esa sería toda la información que obtendrían de mí aquel día con respecto a mi padre. Decidí cambiar de tema dando una nueva palmada frente a mí e hinchando mis carrillos con aire para después soltarlo poco a poco.

- Bueno, y... ¿Qué tal por la tierra? Es decir, después de todo el fenómeno este de la colisión de mundos y demás... ¿Alguien sabe algo? Nosotros de momento no... Pero claro, estábamos muy lejos, flotando en mitad del espacio cuando pasó todo esto, así que tampoco sabemos muy bien cómo ha influido en la gente de a pie... ¿Cómo está la situación aquí en Terra? ¿Qué comenta la gente o qué se dice en las noticias y demás?- La verdad es que la Liga de la Justicia y los Vengadores no habían dicho demasiado al respecto, sólo que tenían muchas cosas con las que lidiar y organizar. Ya, bueno, como todos, y nosotros además en toda la galaxia, así que como nos tocase ir puerta por puerta preguntando qué tal estaban nos iba a dar un algo de aburrimiento.

Fue curioso, Peter había sido el primero en sacar el tema de su padre. Ahora que se había dado cuenta de que estaba hablando más de la cuenta cambió completamente de tema. Me sentí como si hubiera metido la pata, yo solo estaba tratando de empatizar con él. Es cierto, para él éramos dos chicas completamente desconocidas, es normal que no quisiera seguir hablando de algo que le hacía daño. Yo hubiera hecho lo mismo. Bueno, directamente no habría sacado el tema. No suelo hablar con los desconocidos que me encuentro por la calle, y menos contarles mi vida personal. A nadie le importa, y cada uno se saca las castañas del fuego como puede. No suelo ir dando pena por ahí o contarle a todo el mundo lo desgraciada que soy. Pero por alguna razón, estar con los Guardianes de la Galaxia me hacía sentir segura, como si fueran amigos míos de toda la vida. Supongo que eso era un efecto secundario de haber leído sus aventuras, y compartir desde forma unilateral sus vivencias en los comics…

- Lyz… ¿en qué narices estabas pensando? – fruncí el ceño y me recriminé a mi misma desde el interior de mis pensamientos.

Cuando Peter habló de la colisión de los mundos, yo me quedé concentrada terminando de dibujar a Groot y a Rocket, y dejé que Lissa tomara la iniciativa. Estaba muy callada, y ella era la que normalmente sabía hablar con los demás y era capaz de entablar una conversación diplomática. Yo me expresaba mejor con los dibujos que con las palabras.

- ¿Conocisteis a Ala Nocturna y a la Mujer Maravilla? – aquello me sorprendió todavía más. Sabia que ahora existían en el mundo real, y habían salido un montón de veces en las noticias, pero no había tenido el placer de toparme con ninguno de los dos. No solía salir de la ciudad de Nueva York, y esos héroes solo se movían por ciudades muy específicas.- ¡Qué pasada! Bueno, la verdad es que sus trajes son un poco… umh… indecentes. Pero tengo entendido de que el material de sus ropas es muy resistente, pueden detener hasta las balas. ¡Y Wonder Woman es la caña! Esa mujer si que sabe repartir de lo lindo…

Diana de Themiscyra era la princesa de las amazonas, la protectora de la humanidad y la reina del feminismo. Era una tía fuerte, independiente, noble, buena persona… había oído tantas cosas buenas de ella que me moría de ganas de que me firmara un autógrafo. Ojala la editorial me pidiera hacer cómics sobre ella, ¡sería una pasada dibujarla!

- ¡Listo! Siento haber tardado tanto… -dije enseñándoles a Groot y a Rocket los dibujos.- ¡Espero que os guste! Siento si os ha parecido algo raro que os pidiera posar y me disculpo si os ha molestado. – No lo había pensado hasta ahora, pero seguramente deban de estar hartos de los fans les paren cada dos por tres para hacerse “selfies”. Es lo que tiene ser un superhéroe famoso.- Muchas gracias por los dibujos y la charla. ¡Sois geniales!

Hay pocas cosas que me entusiasman de verdad, y una de ellas era dibujar. Se notaba en mi cara de felicidad y en mi sonrisa de oreja a oreja. Era de las pocas cosas en las que no me reprimía, pero a veces olvidaba que eso puede incomodar a los demás. Por eso me cuesta acercarme tanto a las personas y suelo ser más reservada cuando me conocen. Pero una vez genero cierta confianza, soy un torrente de emociones extremas. Que se lo digan a Elissa.

Elissa sintió la forma en que el rubio se cerraba en banda, justo después de mostrar una apertura. No pudo menos que entenderlo, y guardó silencio. No era la primera vez que lo veía. Podía haber sacado él mismo el tema, pero estaba claro que no quería hablar de él. "Sí, mi padre es un tirano y un hijo de perra, pero lo llevo bien". Claro que no lo llevaba bien. Nadie lleva bien algo así.

Al menos no era de esos que utilizan la trágica historia de sus vidas para seducir a las chicas. Claro que ella no era la más indicada para decir nada. A veces se había sentido atraída por gente así. Hizo un gesto con la cabeza a Star-lord, en señal de disculpa. Para ella no era raro tocar aquellos temas, pero no era su terapeuta, por no decir que un parque público no era el mejor sitio para hablar.

Así que miró cómo Elysia terminaba su dibujo, fascinada por la forma en que su otro yo plasmaba los nudos y las irregularidades de la corteza de Groot. Sonrió levemente al ver su entusiasmo, y espero con educación a que terminaran de hablar. Aunque no podía quedarse mucho rato más; en un rato tendría que salir para la consulta, porque tenía un paciente que ver.

Las chicas parecieron recular un poco cuando dije que no quería hablar más de mi padre, lo cual en parte agradecí. Tampoco quería que sintiesen que habían metido la pata. De hecho era yo el que había empezado a hablar de él, pero era un tema que me tocaba la fibra sensible, y teniendo en cuenta que desde que habíamos llegado a mi planeta natal había ido todo cuesta abajo y sin frenos, perdiendo nuestra nave y sin que nadie de ahí nos recordase no estaba siendo nuestra mejor racha. Las habíamos tenido peores, sí, pero en cualquier caso seguía siendo bastante mala... Pero bueno, tocaba apechugar un poco y hacer de tripas corazón a ver qué se dignaba la vida a lanzarnos a la cara la próxima vez que nos pasase algo y a digerirlo como pudiésemos.

Captó la atención de la que dibujaba los nombres que dijimos. Parecía ser una fan o algo así a juzgar por cómo habló de ellos, y no pude evitar soltar un pequeño bufido en parte de enfado cuando dijo lo de que la mujer repartía que daba gusto.

- Si, sí que les conocimos. Nightwing me cayó bien. Parecía un tío legal. La Mujer Maravilla casi me rompe el cuello... Qué carácter que tiene la tipa.- Gamora no dijo nada, aunque sabía que por dentro le había caído bien ella. Le gustaba la gente luchadora, gente que no dudaba en partirte la cara si tenía que hacerlo, pero también se puso un poco histérica. Fue un accidente que nos estrellásemos contra su estación espacial, no éramos terroristas ni nada. Cuando alguien se chocaba contra la estación Sapiencial le echábamos un cable y veíamos si estaba bien o si le había pasado algo, no les apuntábamos con pistolas y cañones y nos preparábamos para volarles los sesos en cuanto no mirasen.- Con respecto a lo de las licras... Bueno, cada uno viste como quiere. Si les va bien y les gusta ir marcando adelante. También conocimos a un tal Batman creo que se llamaba. Un tío serio y vestido entero de negro. Me resultó curioso eso de disfrazarse de murciélago... No sé. No es algo típico de lo que vestirse.-

- Los murciélagos son seres pequeños e inofensivos. Lo peor que puede pasarte es que te muerdan y te contagien alguna enfermedad. Pero nada más. No dan miedo.-

- Tal vez no lo haga para dar miedo, sino simplemente porque sale de noche, qué se yo. El caso es que estuvimos hablando con ellos y parecían majos. Quedamos en mantenernos al corriente de las cosas que puedan hacer peligrar la Tierra que vengan del espacio. Ya sabéis, aliens y esas cosas.- Lyz dijo que había acabado y me asomé a ver el dibujo. La verdad es que la chica tenía buena mano. Había plasmado muy bien a mis dos compañeros incluso a pesar de todas las veces que Rocket se había movido y Groot le había increpado. Gamora y Drax asintieron también aunque no les importase demasiado un dibujo. Miré entonces a la otra chica, a Lissa, que estaba muy callada y fruncí el ceño.- Oye, ¿va todo bien? ¿Hemos dicho algo que te ha molestado? Lo digo porque te veo muy callada...-

-¿En serio casi te zurra Diana de Themyscira?- La siguiente frase me la callé, pero por mi mente vagaba la frase de “algo le habrías hecho”. Luego Rocket empezó a discutir algo de una bomba con Groot y entendí a medias porqué se habían peleado con la JLA en su visita Express a la Atalaya. Me hubiera gustado verles por un agujerito, una situación así era chicha para un divertido guión de cómic.

Cuando hablaron de Batman desvié la mirada en dirección a Lissa por un instante. Ella le había conocido, y el hombre murciélago era mucho más temible de lo que aparentaba. Puede que para ellos solo fuera un psicópata disfrazado de murciélago, pero yo veía a un gran justiciero al que no había que cabrear. Podía haberme pasado la mañana explicando la simbología del murciélago en diferentes culturas, y el porqué Batman, según los cómics, lo usaba como su símbolo. Pero no había tiempo para explicaciones.

El concepto de los Aliens todavía me chocaba. Aún me costaba aceptar que había mutantes, dioses y demonios entre nosotros. La colisión de los mundos había traído a muchas personas increíbles… ¿o era yo la que había acabado en un mundo de locos? Me sentía como la protagonista de uno de esos libros de ficción y fantasía que tanto me gustaban. Como si de repente las historias hubieran salido directamente de los cómics y hubieran cobrado vida... ¿También existiría Narnia?

Entonces todos se acercaron a mí para ver el dibujo de cerca y por un instante me sentí violenta. Nunca había tenido a tanta gente desconocida a mí alrededor y menos que me soltaran aquellos halagos. Pude notar el enrojecimiento leve de mis mejillas, pero mantuve mis emociones impasibles. Nunca supe como encajar las adulaciones, así que me quedé en silencio mirándolos de reojo y sujetando con fuerza la libreta.

De pronto, Rocket me quitó el cuaderno de las manos y Groot y él se quedaron mirando el dibujo durante un buen rato. Tuvieron otra de sus conversaciones-monólogo, y el señor corteza de árbol me hizo enrojecer más todavía. ¿Invitarme a viajar con ellos? ¡Eso sería alucinante! ¡Una auténtica pasada! Claro que soy la persona menos social del mundo y jamás había trabajado en equipo. Aunque si era solo para dibujar, hubiera sido bastante divertido. ¿Se sorprenderían si les enseñaba lo que era capaz de hacer con mis dibujos? Y no pensaba precisamente en el truco del confeti de hace un rato. Pero quien sabe, quizás se lo mostraría en otra ocasión.

- ¡Muchas gracias! Podéis quedaros el original, os lo regalo… -arranqué el dibujo de la libreta y se lo di a Groot con una sonrisa complaciente. Era quien mejor me había caído de ese grupo de aventureros.- Sé como repetir algo que ya he dibujado, tengo muy buena memoria visual.

Entonces noté el silencio de Elissa. Casi me había olvidado. Me mordí los labios sintiéndome fatal.

- ¡El trabajo! Es verdad, siento haberos entretenido tanto rato. Nos tenemos que ir ya, chicos. Me alegra haber conocido a los Guardianes de la Galaxia, sois más guays que en los cómics esos que venden.- volví a sonreír, recordando al bello Starprince y a la Princess Milano.- ¡Tened un buen viaje! ¡Adiós!

Caminé hasta mi hermana gemela y le acaricié la espalda hasta casi empujarla en dirección a nuestro piso. Por suerte, nuestra casa estaba muy cerca de Central Park, y no tardaríamos nada en llegar y ponernos con la faena. Esta noche tenía que entregar cinco páginas de Lobezno, y no se de dónde iba a sacar el tiempo…

Y… ¿Volvería a ver algún día a los Guardianes?

FDI: Por mi cerramos el temita ya si os parece bien. Me he divertido mucho… ¡ahora a por lo siguientes!